La Investigacion Cientifica

“AÑO DEL DIÁLOGO Y DE LA RECONCILIACIÓN NACIONAL” “FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA” ESCUELA PROFESIONAL DE DERECH

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“AÑO DEL DIÁLOGO Y DE LA RECONCILIACIÓN NACIONAL” “FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA” ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

DOCENTE:

ABG. LUIS HONORIO

CURSO:

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

ESTUDIANTES:

LUNA VASQUEZ , ABIGAIL HUAMAN REGALADO , LUCY KARINA

CICLO :

IX – NOCHE

INTRODUCCIÓN Al día de hoy, a casi diez años de haber cruzado las puertas del siglo XXI, todavía encontramos personas quienes creen que la ciencia define la verdad de las cosas. La ciencia es un proceso el cual se apoya en experimentos para contestar preguntas. A este proceso se le conoce como el método científico. Por otro lado, la investigación científica es un proceso que, mediante la aplicación del método científico, procura obtener información relevante y fidedigna, para entender, verificar, corregir y/o aplicar el conocimiento. Asimismo, se caracteriza por ser reflexiva, sistemática y metódica. Tiene por finalidad obtener conocimientos y solucionar problemas científicos, filosóficos o empírico-técnicos, y se desarrolla mediante un proceso.

La investigación

científica es la búsqueda intencionada de conocimientos o de soluciones a problemas de carácter científico. “...la problemática del subdesarrollo plantea uno de los desafíos intelectuales más grandes que una sociedad haya enfrentado en la historia. Como en todos los grandes desafíos históricos anteriores, las soluciones las pueden dar solamente los protagonistas; y esto es tan cierto en el terreno de la creación científica como en todos los otros campos de la actividad humana”. Amílcar Herrera El método científico indica el camino que se ha de transitar en esa indagación, y las técnicas precisan la manera de recorrerlo. Este método de estudio sistemático incluye técnicas de observación, reglas para el razonamiento y la predicción, ideas sobre la experimentación planificada y los mecanismos más eficientes para difundir y comunicar los resultados experimentales y teóricos. La investigación posee una serie de características que ayudan al investigador a regirse de manera eficaz en la misma. La investigación nos ayuda a mejorar el estudio porque nos permite establecer contacto con la realidad para que la conozcamos mejor, la finalidad de esta radica en formular nuevas teorías o modificar las existentes para incrementar los conocimientos.

La actividad

investigadora se conduce eficazmente mediante una serie de elementos que hacen posible obtener conocimiento. El éxito de la investigación dependerá de la sabia y correcta aplicación del conocimiento adquirido.

1. EL VALOR DE LA CIENCIA El desarrollo de la ciencia es un proceso muy complejo. Sus progresos son realmente fascinantes, pero hay también otros aspectos, debido a sus efectos sobre la marcha del mundo y la vida de las personas, que requieren reflexión crítica. Esta reflexión está relacionada con el hecho de que hoy la ciencia es, de hecho, un activo imprescindible de una sociedad moderna, una cuestión pública de creciente importancia. (HERRERA) nos expresa en el siguiente párrafo, la importancia que la ciencia debe tener para nosotros: “Por primera vez en la historia, la humanidad posee el conocimiento necesario para resolver todos los problemas conectados con las bases materiales de la vida. En otras palabras, el conocimiento científico y tecnológico a disposición de la humanidad, si se usa racionalmente, puede asegurar que cada ser humano, ahora y en un futuro previsible, pueda tener un nivel de vida, que no solo lo provea en sus necesidades básicas materiales, sino que también le asegure la plena y activa incorporación a su cultura. La miseria y privación de gran parte de la humanidad no son el resultado inevitable de un incompleto control de nuestro medio físico, sino del uso irracional de los instrumentos científicos y tecnológicos a nuestra disposición. Esta verdad elemental es bien conocida por todos los científicos que se ocupan de los problemas de subsistencia a nivel mundial; si no ha alcanzado todavía la conciencia de toda humanidad es solo porque es una verdad que puede poner en peligro el mantenimiento de un orden internacional y social básicamente injusto”

2. ANTECEDENTES 2.1.

La ciencia a nivel mundial

En 2013 había aproximadamente en todo el mundo 7,8 millones de personas empleadas a tiempo completo en actividades de investigación, lo que representa un crecimiento del 21% desde 2007. Los investigadores suponen un 0,1% del total de la población mundial. Desde 2007, el porcentaje de personal investigador procedente de países con economías de ingresos bajos y medios aumentó un 5%, llegando a alcanzar un 35,6% en 2013. China, por sí sola, representa más

de la mitad de este porcentaje; lo cual supone el 19,1% de la fuerza laboral mundial empleada en actividades de investigación y equivale prácticamente al porcentaje que representa China en la población mundial: un 19,3%. En este sentido, China ha sobrepasado a Estados Unidos (16,7% en 2012) y cuenta con el mayor porcentaje de investigadores del mundo. Sin embargo, la densidad de investigadores (1.071 por millón de habitantes en 2013) coincide con la media mundial: 1.083. En 2012 Israel tenía la mayor densidad de investigadores del mundo: 8.3337 investigadores por millón de habitantes, lo que supone más del doble de la densidad de EE.UU. (3.984 en 2012) y del Reino Unido (4.108 en 2013). Esta densidad era también muy elevada en 2013 en la República de Corea (6.553) y en Japón (5.195). Los cinco grandes (China, Unión Europea, Japón, Federación Rusa y EE.UU.) todavía representan el 72% de la población investigadora

del

mundo,

pero

la

parte

de

China

ha

progresado

considerablemente desde 2009 en detrimento de Japón, la Federación Rusa y EE.UU. La parte de la Unión Europea (7,1% de la población total) se ha mantenido en un 22,2% en 2011, siendo del 22,5% en 2009. Europa en su conjunto, región que alberga al 11,4% de la población mundial, acoge al 31% del total de investigadores del mundo. Entre 2007 y 2013, la proporción de investigadores progresó más rápidamente en las economías de ingresos medianos altos (31,4% de la población mundial en 2013), pasando del 22,5% al 28%, en gran medida en detrimento de las economías de ingresos altos (18,3% de la población mundial), cuyo porcentaje descendió del 69,5% al 64,4%. Prácticamente desde el Renacimiento hasta mediado el siglo XX los cambios en este sentido fueron comparativamente suaves, siempre dentro de una evolución gradual que, en todo caso, aumentó la situación de privilegio de la ciencia, gozando del respeto de una sociedad que la admiraba sin cuestionarla y de un ritmo de crecimiento superior al de cualquier otro indicador del desarrollo. Por ejemplo, puede estimarse que, desde finales del siglo XVII a nuestros días, la población del Reino Unido ha aumentado en un orden de magnitud, su riqueza en dos y su actividad científico-técnica en tres órdenes de magnitud. En el panorama mundial, si los países más adelantados hubieran mantenido el ritmo de aumento en la fracción del producto interior bruto que venían dedicando a la ciencia por los años 60 del siglo XX, hoy estarían muy cerca de un 5% y en algún

momento de los próximos años treinta este porcentaje tendría que alcanzar el 20%, algo evidentemente impensable. Otro dato que no deja de impresionar es que el número de científicos vivos actualmente es mayor que el número total de científicos, hoy desaparecidos, que han existido en toda la historia pasada hasta nuestros días. Es claro que este ritmo privilegiado de crecimiento no podía seguir indefinidamente, pero además han entrado en juego otros factores de cambio profundo en la relación de la ciencia con la sociedad. A partir del Renacimiento empezó una época en la que la ciencia introdujo la razón donde habían predominado la superstición y el autoritarismo; algo radicalmente opuesto al fundamento de un modo de indagar sobre la naturaleza del mundo que no acepta argumentos de autoridad ni ideas que no se puedan comprobar por la evidencia de los hechos experimentales analizados con argumentos de razón. (BERTOLTH), al que aludimos anteriormente, notó la importancia que el desarrollo de la ciencia tuvo como elemento liberador de las gentes al ayudar a disolver los grumos de prejuicio que abonan el terreno a los autoritarismos y dedicó a esta idea su conocida obra GALILEO. Poco después de la II Guerra Mundial empezaron a tener lugar cambios muy significativos en la percepción pública de la ciencia, que se fueron intensificando y extendiendo hasta modificar profundamente su relación con la sociedad. La ciencia siguió influyendo en el mundo, pero también la sociedad empezó a posicionarse frente a la ciencia; tal vez aún admirándola, pero empezó a escrutarla y a cuestionarla, ejerciendo en consecuencia sobre ella un nuevo tipo de influencia. Al acabar la guerra el prestigio de la ciencia era enorme, pero pronto desde distintos sectores de los ámbitos académicos y sociales se empezó a constatar que las consecuencias de su uso no eran siempre buenas. A ello contribuyeron también muchos científicos distinguidos, inicialmente preocupados, sobre todo, por la estela de consternación que dejó en los círculos científicos y académicos el desarrollo y uso de las bombas nucleares. Pero las preocupaciones de la gente no se limitan al ámbito de la guerra y los armamentos. Muchos empezaron a distinguir entre nivel material de vida y calidad de vida, de cuyo deterioro ya es costumbre culpar a la ciencia, como si las opciones públicas

y privadas no tuvieran con ello ninguna relación. Es cierto que transferir a la ciencia la aversión por las consecuencias indeseables de su mal uso es irracional, más aún porque los científicos no tienen en ello ningún poder de decisión, pero así es el clima de opinión pública que se ha ido generalizando extensamente y eso es tan real como que llueva o haga sol. No podemos neutralizarlo simplemente diciendo que es absurdo y nos disgusta. En un mundo en el que, más bien, predomina el distanciamiento entre la ciencia y la gente es necesario que los científicos hagamos un esfuerzo por establecer un nuevo modelo de relación con la sociedad en la que convenzamos con razones válidas. Hay que insistir en que la ciencia en si no es sabiduría, es sólo conocimiento. Pero si como profesionales hemos contribuido a aumentarlo, también como ciudadanos deberíamos esforzarnos por contribuir a su asimilación y buen uso. Por otra parte, esto es algo que tampoco podemos hacer solos y en esto, una vez más, constatamos la necesidad de un mayor entendimiento entre la ciencia y la gente. Hace ya, más o menos, medio siglo Einstein decía: “La época actual se caracteriza por una perfección en los medios y una confusión en los fines”. ¿Qué diría si viviese hoy? Probablemente reiteraría su mensaje, dramatizándolo un poco más y nos diría que hoy tenemos un empacho de conocimientos y un déficit atroz de sabiduría para asimilarlos. 2.2.

La investigación científica en el Perú

El papel de la ciencia y la tecnología es el de contribuir al desarrollo sobre la base de las capacidades humanas y financieras con que cuenta el país en esos campos, los recursos naturales disponibles y su buen conocimiento, las ventajas competitivas identificadas en el escenario mundial y la red de relaciones institucionales dentro y fuera del país. En el Perú, las actividades de I+D se realizan principalmente en las universidades públicas y privadas y en los centros de investigación del Estado. El sector privado tiene una escasa participación aunque un buen potencial en este ámbito. Hasta los años sesenta, la I+D en el Perú tenía indicadores competitivos entre los países de América Latina, especial, aunque no exclusivamente, en los campos de la agricultura, la medicina, la biología y la geofísica. En los últimos treinta años, la institucionalidad de la CTI se ha

deteriorado seriamente, tanto por políticas explícitas (especialmente en la década de los 90) cuanto por políticas implícitas (desde la década de los 70) que han desalentado el trabajo científico y han desagregado los grupos de investigadores antes existentes en las universidades y en los institutos de investigación. El retroceso de la actividad científica representa la postergación de la modernización social y económica y el estancamiento cultural. El CONCYTEC tiene aún una limitada capacidad de convocatoria en los sectores de la política y el empresariado debido a que, por la situación descrita, la producción científica y tecnológica ha declinado seriamente en los últimos treinta años. El indicador más explícito de las restricciones en que se desenvuelven las actividades de I+D es que, desde 1990 hasta la actualidad (2003), el presupuesto anual (del Estado) destinado a ellas es de unos 35 millones de dólares, habiendo sido de 100 millones de dólares hacia 1980). La nueva ley que el Consejo está proponiendo al país para normar las funciones del sistema nacional de CTI, incluyendo al CONCYTEC como su cabeza, y la definición explícita de las responsabilidades financieras y normativas del Estado, debe permitir la completa transformación del mismo para que pueda, verosímilmente, cumplir su misión en el desarrollo del país. Indicios claros, aunque todavía tímidos, de una nueva visión política sobre CTI en los niveles de decisión del Estado y en la conciencia pública, son la autorización que ha dado el Gobierno para la formulación del Programa de Ciencia y Tecnología BID-PERÚ (36 millones de dólares) y el anuncio de un Programa de Incentivos a la Investigación Científica Universitaria (20 millones de soles) por parte del Ministerio de Educación. De la realización transparente y exitosa de ellos dependerá que se genere en el país un clima de confianza sobre la pertinencia de continuarlos y ampliarlos en el futuro. La responsabilidad de realizar

en

buena

forma

los

programas

nacionales

indicados

recae

principalmente en la comunidad de CTI. ¿Se cultivó la ciencia en el Perú prehispánico? La respuesta a esta pregunta es difícil de formular por la ausencia del testimonio escrito; es posible que el estudio de los quipus, mediante métodos actuales, contribuya a aclarar esta interrogante.

En cambio, el desarrollo de la tecnología agrícola, de construcción y de salud fueron evidentes, como lo demuestran los monumentos existentes, los estudios sobre trepa- 143 naciones craneanas y el uso de plantas medicinales. La conquista destruyó los templos, ídolos y quipus; se abandonaron acueductos, caminos y andenes, para centrar el esfuerzo en la minería con una inhumana explotación del indígena que llevó a la muerte a millones y depredó los recursos naturales, en particular los bosques de las laderas andinas, lo cual produjo cambios ecológicos muy negativos que aún no han sido reparados. En la colonia se prosiguió la explotación minera pero con técnicas primitivas y escasa innovación; se adaptaron las especies europeas al nuevo habitad pero no se tomó en cuenta el disturbio ecológico que ocasionaba el sobrepastoreo y la introducción de las cabras, animales depredadores al extremo. En el siglo XVII visitaron Perú y los países vecinos numerosas expediciones científicas que recolectaron plantas, animales y minerales pero no dejaron discípulos. Las universidades coloniales tuvieron cursos de matemáticas, pero descuidaron otras áreas básicas como la botánica, zoología y mineralogía, es decir, repitiendo la situación de las universidades españolas, de las cuales eran modestísimas réplicas. Los esporádicos aportes de Cosme Bueno, J. de Llano Zapata, G. Moreno e Hipólito Unanue constituyen la excepción de la regla; en cuanto a publicaciones el Mercurio Peruano es una revista que honra al país, y por sus aportes en geografía, estadística y botánica, mereció ser traducida al alemán por disposición de Humboldt. En la república las universidades creadas en Arequipa y Trujillo siguieron el modelo colonial, con casi total prescindencia del cultivo de las ciencias. Después de la Independencia se puede distinguir varios períodos en lo referente a la evolución y cultivo de la investigación científica. Así, en los primeros años destaca nítidamente la figura de Rivera y Ustáriz, naturalista peruano educado en Europa, quien llegó a publicar el Memorial de Ciencias Naturales entre 1827 y 1828, primera publicación dedicada sólo a la difusión de la ciencia y la tecnología, la cual dejó de aparecer porque el Estado no cumplió con dar la ayuda prometida. Transcurre luego un largo período en el cual el país es sacudido por interminables guerras civiles y el cultivo de las ciencias es

esporádico y limitado a algunas personas. En 1850 llega al Perú Antonio Raymondi, quien se suma al grupo de Cayetano Heredia y hacen de la Facultad de Medicina la mejor del continente; pero eso dura corto tiempo y viene luego la debacle económica de 1870, preludio de la trágica guerra del Pacífico, en la cual perdimos no sólo territorio y vidas, sino también el equipo científico que se había adquirido para la recién creada Facultad de Ciencias y aun los libros y colecciones de revistas. Después de la guerra, en la etapa que el maestro Basadre acertadamente denominara de la Reconstrucción Nacional, se reabre la Escuela Nacional de Ingenieros, y se inicia la publicación de la Revista de Ciencias de la Universidad de San Marcos; varios profesores ejercen en ambos lugares, destacando entre ellos José Sebastián Barranca y Federico Villarreal. Fue notable el esfuerzo desplegado por los profesores y primeros graduados en el estudio del país. Cincuenta años son tiempo suficiente para tener perspectiva y juzgar lo realizado por los peruanos de entonces; quienes tuvieron rol activo en las universidades e institutos existentes han desaparecido en mayoría o no tienen la influencia o la posición de otra. De otro lado, es necesario considerar la situación de las universidades, las cuales agitadas por el movimiento de reforma llegado al Perú en 1920, sufrieron recesos hasta en dos oportunidades y sus autoridades fueron cambiadas por el gobierno. No era éste el clima más propicio para realizar investigación o iniciarlas según el caso; sin embargo, al final de esta década se inició en el país el estudio interdisciplinario de la biología andina que ha continuado hasta la fecha, y se describe y analiza al final del artículo. El estudio de la investigación científica peruana en los años veinte se intentará realizar en las páginas siguientes, en base al análisis de las revistas extranjeras existentes, es decir, las fuentes de actualización de la información de la época, y de la producción científica de entonces expresada en las revistas peruanas que se han alcanzado a revisar. Esta labor de suyo, díficil por la amplitud de las materias tratadas no pretende ser exhaustiva.

2.2.1. ¿QUE LEIAN LOS CIENTIFICOS PERUANOS EN LOS AÑOS 20? Es difícil dar respuesta a esta pregunta, pero es necesario intentarlo, dado que una adecuada información sobre al avance de las ciencias es indispensable para realizar investigación original En algunas universidades de Lima, existen las colecciones de revistas científicas de la época, pero en precario estado de conservación y con difícil acceso; a nuestro conocimiento, en el país, sólo hay un Catálogo Colectivo de revistas científicas, el preparado por el Centro de Documentación e Información del Colegio Médico del Perú, CENDIM hace algunos años; de su revisión se extraen las deducciones siguientes: a) Los profesores y alumnos de la Facultad de Medicina tenían información adecuada a su alcance, evidenciada en 129 revistas médico-científicas recibidas regularmente; igual ocurría en el Instituto de Higiene, cuya biblioteca era entonces muy superior a la actual, b) La distribución de tales revistas revela preponderante influencia francesa en la medicina de la época, aunque ya se insinuaba la vigencia norteamericana que sería mayorita ría después de la segunda guerra mundial c) Los médicos peruanos recibían información de los países vecinos, aunque en menor proporción que la proveniente de los europeos y norteamericanos.

2.2.2. ¿QUE ESCRIBIAN LOS CIENTIFICOS PERUANOS? La tarea de establecer cuál era la actividad científica del país en la década del 20 puede intentarse a través de la revisión de las publicaciones de la época; ellas no fueron muchas, y son contadas las bibliotecas que cuentan con colecciones, En las páginas que siguen se hará una aproximación a algunas de las publicaciones científicas del Perú, con las limitaciones determinadas por la preparación del autor y la amplitud de los temas tratados. No se han incluido algunas revistas como el Boletín de la Sociedad de Geología, ni los Boletines del Cuerpo de Ingenieros de Minas, y del entonces Ministerio de

Fomento; tampoco se han revisado las publicaciones de las Escuelas Nacional de Ingenieros y de Agricultura. 2.2.3. BOLETIN DE LA SOCIEDAD GEOGRAFICA DE LIMA Iniciado en 1890 se publicó irregularmente en la década del 20 y contó con las colaboraciones de sus miembros, así como de viajeros y misioneros que describían sus exploraciones en la sierra y selva y su preocupación por encontrar nuevas rutas para comunicarlas con la costa; entre ellos está A Mesones, con un estudio sobre los pongas del Marañón. Otros aportes en la investigación descriptiva de las regiones del país los dieron los geólogos: José Bravo, Jo Portocarrero y C.I. Lisson; destacada el último que en sus artículos sobre la cronología de los Andes, demuestra su versación en el tema y replica con claridad a autores extranjeros que habían escrito al respecto. En botánica colaboraron F. Herrera, con sus estudios en Cuzco y el alemán A Weberbauer, quien describió los hallazgos de la expedición universitaria suecoperuana en el Perené. P. Weiss publicó el informe de la comisión médico científica a Madre de Dios realizada en 1924 por encargo de la Dirección de Salubridad; este detallado informe señala el penoso viaje, las observaciones realizadas y la atención que proporcionaron a los habitantes de Puerto Maldonado los médicos de esta expedición: P. Weiss, E. Guzmán Barrón y N. Rojas. Es interesante apreciar que ellos también examinaron a los animales domésticos, la flora y fauna y posteriormente indicaron a las autoridades del lugar las medidas higiénicas necesarias para mejorar el estado sanitario; concluye el artículo con datos generales sobre la patología de la región. Se aprecia a través del Boletín que la Sociedad Geográfica tenía una biblioteca bien provista y un excelente bibliotecario: C. Arellano Ibañez, quien no sólo publica el catálogo clasificado de las obras, sino que también explica y difunde el sistema de clasificación bibliográfica decimal, en lo que de be constituir uno de los primeros esfuerzos en Perú; él era también el editor del Boletín.

La Sociedad Geográfica recibía numerosas revistas de geografía y otros temas, tanto de la región, como de los otros continentes; mucho de este valioso material se perdió en el incendio de la Biblioteca Nacional en 1940. 2.2.4. LA ASOCIACION PERUNA PARA EL PROGRESO DE LA CIENCIA. Este interesante movimiento se inició en Perú por iniciativa del Médico Julio C. Tello, quien con el Ing José J. Bravo, el médico Ángel Maldonado y el veterinario italiano Marino E. Tabusso invitaron a otras personas dedicadas a estudios científicos a conformar la Asociación. En la directiva de la AP AC, estuvieron además de los iniciadores, Carlos l. Lisson, Honorio Delgado y Cristóbal de Losada y Puga. Asociaciones similares existen en Inglaterra y EE.UU. desde el siglo anterior; en América Latina, Perú fue de los primeros en conformarla, pero no hubo continuidad en la gestión, y la revista que publicaron sólo llegó a dos números cuyo contenido se analizará más adelante. La APAC fue reconocida oficialmente por el gobierno de Leguía "prometiéndole el apoyo del Estado"; se desconoce las causas que determinaron su desaparición, es probable que la anunciada ayuda oficial no fuera otorgada. Por contraste, las asociaciones similares fundadas en Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela han continuado sus actividades contribuyendo así al desarrollo de las 29 ciencias en tales países. De la revisión de los fascículos publicados por APAC en 1921 se pueden hacer algunas deducciones sobre la inquietud y actividad científicas de sus miembros. Carlos l. Lisson, quien reconoció como maestro a Antonio Raymondi , estaba al corriente de los estudios acerca de la paleontología del Perú publicados en el extranjero; así, comenta la comunicación de la Sociedad Geológica de Londres en el año anterior de la presencia de foraminíferos en la formación de Lobitos, provincia de Paita y anuncia por primera vez en el Perú el descubrimiento de foraminíferos pertenecientes al género Nummulites, con material recogido por José J. Bravo, distinguido profesor de la entonces Escuela Nacional de Ingenieros.

2.3.

LA INVESTIGACION CIENTIFICA EN PROVINCIAS.

En la década del 20 fuera de Lima, sólo las Universidades de Arequipa y Cuzco ofrecían estudios en ciencias (la U. de Trujillo los inició en los años 30 con la química). La U. de Arequipa publicó en 1929 un volumen de su revista dedicado al centenario de su fundación, en el cual Edmundo Escamel presentó sus observaciones sobre el aracneismo en el Perú, con algunos experimentos muy sencillos sobre el efecto de la picadura de arañas en cobayos. En cambio, la U del Cuzco evidenció una mayor actividad de investigación científica y publicó regularmente su revista (nacida por iniciativa de su rector, el norte americano Alberto Giesecke de cuya revisión se deduce lo siguiente: En el año 19 20 se matricularon veinte alumnos en la Facultad de Ciencias Naturales y se dictaron diecisiete cursos de ciencias, pero ninguno de matemáticas; un médico desempeñaba las cátedras de Botánica y Zootecnia; ese año se graduaron dos doctores en ciencias naturales. La biblioteca recibía algunas revistas americanas como Anatomical Record, Physical Record, Zoological Anatomy y Record of Morphology. En el año siguiente Fortunato Herrera publicó en la revista "Variedades de las principales plantas alimenticias indígenas cultivadas en el Departamento" y allí describe el maíz, olluco, añu, quinua, oca, papa, camote y propone una clasificación; sin embargo, el artículo tiene escaso comentario y ninguna referencia bibliográfica, corresponde a la investigación de tipo descriptiva. En el año 1924, F. Ponce de León publica su discurso de orden en la clausura del año académico, el cual trató sobre "Fisiografía y antropogeografía de la región del Cuzco" citando nueve trabajos precios, publicados en inglés, acerca del tema. En los años siguientes continúa publicando Herrera sus observaciones sobre la flora del Cuzco, con las características y limitaciones antes descritas. 2.3.1. LA EXPEDICION ANGLO-AMERICANA EN CERRO DE PASCO EN 1921 - 1922.

El 23 de diciembre de 1922, arribaron a la ciudad de Cerro de Paseo ocho distinguidos profesores de las Universidades de Cambridge, Harvard, Edimburgo y el Instituto Rockefeller, dirigidos por Joseph Barcroft, fisiólogo inglés de renombre; esta expedición permaneció durante tres semanas en Cerro (4,300 m.s.n.m.) y realizó diversos estudios fisiológicos sobre los efectos de la altura, tanto en ellos mismos cuanto en los pobladores del lugar. Sus observaciones se publicaron ese mismo año en la prestigiada revista "The Philosphical Transactions of the Royal Society of London" y posteriormente en el libro "Lessons from high altitude" y entre otras cosas afirmaban lo siguiente: a) Que los científicos anglosajones tuvieron un menor rendimiento intelectual en Cerro de Paseo; en particular hubo dificultad en mantener la concentración. b) Que los nativos de la altura no pueden realizar por encima de los 14,000 pies, el trabajo físico que a nivel del maro e) Que el hombre aclimatado a la altura no existe; los habitantes son personas de capacidad física y mental restringidas. Es evidente que las tres semanas transcurridas en Cerro de Paseo no fueron, ni son suficientes, para "aclimatar" a los recién llegados; ·por otro lado, que el desconocimiento del idioma nativo, constituyó una barrera para la adecuada evaluación de los lugareños, sobre todo en los aspectos mentales. Sin embargo, el prestigio personal de los miembros de la expedición angloamericana era muy grande, y sus conceptos fueron aceptados por varios años, hasta su refutación por los investigadores médicos peruanos. 2.3.2. LA COMISION DE LA FACULTAD DE MEDICINA A LA OROYA La publicación de los resultados de la expedición de (BERTOLTH) y colaboradores a Cerro de Paseo, llegó con algún retraso al Perú, y sus comentarios sobre la inexistencia de la aclimatación a la altura determinaron que el profesor Carlos Monge Medrana obtuviera de la Facultad de Medicina la autorización y los fondos para organizar una expedición a La Oroya en 1927; dice Monge al respecto:

"Gracias al apoyo de la Facultad de Medicina, a la que expreso mi más vivo reconocimiento, se ha podido demostrar y resolver problemas científicos que nos atañen íntimamente, Con todo, sólo se ha dado el primer paso, Obra de ensayo, obra de seminario, obra de grupo llevada a buen término, en la que alumnos, ayudantes y maestros vivieron felices la comunidad de días imborrables, de labor intensiva, para la que no bastaron ni el transcurrir veloz, ansioso de las horas, ni el darse mentalmente sin restricción alguna, ni el mantener muy alto el espíritu de todos, en este primer tanteo de colectiva investigación en el Perú Para que la labor futura responda a las necesidades del problema hay que llegar a la organización de un instituto para el estudio de la Fisiología y patología del Hombre de los Andes", Las valiosas observaciones de la Comisión Peruana se publicaron en un volumen de 300 páginas de los Anales de la Facultad de Medicina en el cual se refutan algunas de las afirmaciones de los anglosajones; pero más importante aún, ellas marcaron el inicio de una continua actividad de investigación de la biología andina que se ha mantenido hasta la fecha, y ha dado aportes auténticos al conocimiento universal. Importante rol en la organización y realización de esta expedición tuvo Alberto Hurtado, joven médico peruano, que graduado en la Universidad de Harvard, había retorna do al país poco antes, provisto de bagaje de conocimientos científicos excepcional para el país en esa época, La altura y sus posibilidades de investigación biomédica impresionaron de tal manera a Hurtado, que eligió trabajar en La Oroya para proseguir las observaciones, y así lo hizo por algunos años; fruto de tales estudios son sus trabajos publicados no sólo en revistas peruanas, sino también en excelentes publicaciones extranjeras, Posteriormente, continuó investigando la biología de altura, y tiene numerosos discípulos que continúan la tarea. (MONGE, 1929) por su parte publica en 1929 "Les erythremies de l'altitude" en París en el cual, en base a los resultados obtenidos por la Comisión a La Oroya y a observaciones personales, concluye que la aclimatación determina profundas

modificaciones fisiológicas que dan al hombre de la altura características individuales. El profesor (MONGE, 1929) dirigió el Instituto de Biología Andina por muchos años, y siempre alentó los estudios en este campo. Se había iniciado así, el estudio continuo y perseverante de la biología de la altura, y la internacionalmente reconocida Escuela Peruana de Medicina de Altura. El centro de investigaciones anhelado por Monge se creó en la Universidad de San Marcos, y es el Instituto de Biología Andina, verdadero semillero de investigadores; del binomio inicial Monge-Hurtado, a la fecha se estiman en cincuenta el total de profesores que trabajan en investigación de biología de la altura en los tres institutos universitarios que a la fecha existen, en San Marcos y en la Universidad Cayetano Heredia. Este relativamente extenso comentario al inicio de la investigación sobre biología andina en Perú, lo determina la observación de que es singular y conveniente. Así, ello ha permitido a través de los laboratorios y bibliotecas de sus institutos la profundización de los estudios, y realización de investigación original, la mayoría de la cual ha sido descriptiva; ha hecho posible también el trato diario entre profesores y graduados, con frecuencia alrededor del trabajo de tesis, y en no pocos casos, ha sido ésta la oportunidad para el despertar de vocaciones hacia la investigación, en un país en que ella es la excepción. Son varios centenares de tesis de medicina las realizadas sobre algún tema relacionado con la altura en los últimos cincuenta años. El desafío de la altura como determinante de investigación biomédica en el Perú, ha sido objeto de algunos estudios; tiene similitud, en opinión nuestra, con lo ocurrido en Brasil alrededor de las enfermedades tropicales. Así, se señala el inicio de su estudio alrededor del año 1900 por el médico Oswaldo Cruz y su continuación a través de sus discípulos, en las décadas siguientes en el Instituto que lleva su nombre; ello determinó una sofisticación de los estudios y desarrollo de técnicas de laboratorio que fueron luego aplicadas a otros campos En los últimos años se ha propuesto estimular el desarrollo "endógeno" de la investigación científica en un país en desarrollo, a partir del estudio de áreasproblema específicas del país; el autor sin embargo, no menciona la situación de

la biología de altura que fue un reto al cual respondieron los escasos hombres de ciencia del Perú y puede ser adecuado ejemplo de su postulado En el extranjero se ha apreciado esto; así, reciente reunión de la UNESCO en Montevideo para reflexionar sobre la enseñanza de la biología a nivel universitario recomendó "identificar grupos de trabajos y temas de biología ¿e interés nacional, tal como ha ocurrido con la biología de altura en Perú, como una forma efectiva de promover su desarrollo y la preparación de personal" Es esta una prolongación feliz de actividad de investigación científica iniciada en el país en los años veinte, que ha persistido gracias al valor y carisma de sus iniciadores y la perseverancia y seriedad de sus discípulos, pese la indiferencia estatal. 3. EL ROL DEL ESTADO EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Hasta la década de 1980, el Estado intervino fuertemente en la economía y era propietario de grandes empresas de servicio y de producción en el país. Para soportar las necesidades de I+D de dichas empresas, se crearon institutos asociados fuera del ámbito universitario. Las mismas empresas del Estado consideraron como una de sus funciones invertir y promover en investigación científica. En la década de 1990 se cambió el modelo económico y el Estado consideró que debería intervenir menos en la economía. Esto marcó el inicio de la privatización de las empresas. Sin embargo, el Estado no obligó a los nuevos dueños a invertir en investigación científica, como sí ocurrió, por ejemplo, en Brasil (el Estado obligó a Telefónica a seguir apoyando a la institución oficial dedicada a las investigaciones en telecomunicaciones). En este nuevo modelo, la empresa privada no está obligada a invertir en investigación científica y casi todo el conocimiento se trae del exterior. Debido a esta política y a la disminución de aranceles, un gran sector de la industria nacional entró en crisis. Por ejemplo, los productos importados eran muy baratos a pesar de su mala calidad. La industria nacional, por ser obsoleta en sus procedimientos de producción, no podía competir con la industria extranjera. Esto debido a que la industria nacional no concentró sus esfuerzos en la investigación e innovación. Como consecuencia de esta realidad, el Instituto de Investigación Tecnológica, Industrial y de Normas Técnicas (Itintec) fue desactivado y los institutos de

investigación sectoriales minimizaron sus actividades relacionadas con ciencia, tecnología e innovación (CTI). En estas circunstancias, el Estado tuvo que reconocer la gravedad de la situación de la ciencia y tecnología en el país y le encargó al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec), en marzo de 2003, elaborar un diagnóstico integral, a partir del cual se generaría el Plan Nacional de Emergencia en Apoyo de la Ciencia, Tecnología e Innovación. Entre las consideraciones de este diagnóstico, se menciona que el Perú invierte apenas 0,08% de su PBI, mientras que el promedio latinoamericano es de 0,7%. También que las universidades estatales enfrentan restricciones fiscales que las han llevado a desarrollar diversas actividades generadoras de ingresos con los que en la actualidad cubren más de 30% del total de su gasto. Sin embargo, solo 6% de su presupuesto total lo dedican a la promoción de la investigación científica y el desarrollo experimental. Por otro lado, algunas universidades públicas usan el dinero destinado a investigación, para repartirlos entre sus docentes, a manera de incentivo. Otra consecuencia es la baja asignación presupuestal anual que recibe actualmente el Concytec (tabla 6), comparado con la asignación presupuestal de la década de 1990 (entre cuatro y cinco veces mayor). Asimismo, de este presupuesto anual, aproximadamente 70% se va para ciencia y tecnología y el resto para todo lo relacionado con administración. El retroceso de la actividad científica representa la postergación de la modernización social y económica y el estancamiento cultural. El Concytec tiene aún una limitada capacidad de convocatoria en los sectores de la política y el empresariado debido a que, por la situación descrita, la producción científica y tecnológica

ha

declinado

seriamente

en

los

últimos

treinta

años.

Paradójicamente, por ejemplo, la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), dedicada a investigaciones sobre enfermedades de altura y enfermedades tropicales, y el Instituto Geofísico del Perú (IGP), dedicado a investigaciones sobre la ionósfera, son las instituciones peruanas con mayor número de publicaciones científicas y tecnológicas. Según sus directivos, este éxito se debe, en gran parte, al financiamiento que reciben de las instituciones internacionales que costean las investigaciones que se encuentran en sus rubros de interés.

Esto demuestra que la producción científica de los peruanos es buena cuando se cuentan con los recursos necesarios. En el país ya se han definido las grandes líneas de desarrollo científico y tecnológico prioritarias, las cuales llevaron a la creación de institutos sectoriales de investigación. Entre estos están el Instituto Nacional de Salud (INS), el Instituto Nacional de Investigación y Extensión Agraria (Iniea), el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet), el Instituto Geofísico del Perú (IGP), el Instituto de Recursos Naturales (Inrena), el Instituto del Mar del Perú (Imarpe), el Instituto Tecnológico Pesquero del Perú (ITP), el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi). Para las tecnologías modernas, se tiene el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN), el Instituto Nacional de Investigación y Capacitación en Telecomunicaciones (Inictel) y la Comisión de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (Conida). Estas instituciones permanecen como organismos públicos descentralizados de sus respectivos sectores, lo que no permite una real integración de esfuerzos en temas multidisciplinarios. Además, persiste la problemática de su potencial humano, caracterizada por el bajo número de investigadores y la falta de renovación de cuadros. Esto último debido a que, cada año, la Ley de Presupuesto prohíbe el nombramiento de personal en el Estado sin exceptuar a los científicos, como sí lo hace para militares, policías, diplomáticos, jueces, entre otros. Del mismo modo que el Concytec, los institutos sectoriales reciben presupuesto del Estado, pero dicho presupuesto no es suficiente para cubrir todas las necesidades de las actividades relacionadas con la investigación científica. Las universidades, según ley, poseen autonomía académica y administrativa. Estas universidades se agrupan en la Asamblea Nacional de Rectores (ANR). La vinculación del Estado con las universidades es escasa. En algunas oportunidades, el Estado se asesora con las universidades en áreas específicas. En la época del Itintec, el sector privado daba fondos para la investigación (2% de las ganancias fiscales). El sector privado también podía usar estos fondos para realizar investigación propia, previa aprobación del Itintec. También existía el mecanismo que permitía a las empresas deducir un porcentaje de sus impuestos cuando estas realizan donaciones a entidades educativas. Tales

mecanismos ya han desaparecido. Para regular la actividad privada en ciertos sectores de la economía, se crearon los órganos reguladores (Osiptel, Osinergmin, Ositram, Sunass), sin embargo, en dichas entidades no está dentro de sus funciones el promover la investigación científica. 4. EL ROL DE LAS UNIVERSIDADES EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA El Perú cuenta con 140 universidades (64 públicas y 76 privadas). Estas universidades tienen por naturaleza dos objetivos fundamentales, distintivos y complementarios: producir ciencia y tecnología a través de la investigación científica, y, sobre esa base, formar profesionales. La importancia de las universidades en el proceso de desarrollo económico y social del Perú se fundamenta en el logro de ambos objetivos señalados en el párrafo anterior. Es inconcebible el desarrollo del país sin la participación activa y efectiva de la universidad, es decir, sin ciencia, sin tecnología y sin un nuevo tipo de profesionales. Esta estrecha vinculación universidad-desarrollo adquiere mayor importancia aún en el actual contexto mundial globalizado, competitivo y de sociedades del conocimiento. La universidad actual, concebida como la catapulta del desarrollo económico y social y cuya misión principal, además de la formación de profesionales, es la producción de la ciencia y tecnología vía la investigación científica, tiene un rol protagónico que cumplir en la gran y necesaria tarea nacional de la difusión de la investigación científica. Asimismo, todo esfuerzo nacional de divulgación de la investigación científica tiene que partir necesariamente de las canteras de la universidad, siempre y cuando esta tenga la plena capacidad de construir ciencia, tecnología e innovación en los niveles y calidad que los tiempos actuales demandan. Caso contrario, simplemente tendrá que jugar el papel de difusor de ciencias y tecnologías provenientes de otros países en los que las universidades sí generan ciencia y tecnología. Sin embargo, la mayoría de las universidades del Perú no están en los niveles de productividad ni calidad que la modernidad exige, debido principalmente a su orientación de formación de una gran cantidad de profesionales y generación de rentabilidad económica. Por ello, existen grandes niveles de desempleo profesional en el país. Lo antes mencionado impide

emprender con éxito la gran y necesaria tarea de la profesionalización de la investigación científica y la construcción y desarrollo de la cultura científica nacional. Toda esta realidad evidencia serios problemas en la universidad peruana, en relación con el tema de la profesionalización de la investigación científica y de la masificación de la cultura científica. Usando un poco de lógica, podríamos afirmar lo siguiente: si las universidades, tanto públicas y privadas del Perú, no investigan por regla general y, por consiguiente, no producen ciencia y tecnología, no tendrán la capacidad de formar profesionales altamente competitivos. Sin embargo, es absolutamente necesario insistir en la idea principal de que el desarrollo sostenible del Perú exige de sus universidades contribuciones efectivas en cuanto a investigación científica se refiere. Todo esto es necesario para iniciar en el Perú el verdadero proceso de alfabetización científica y tecnológica.

5. CONCLUSIONES En relación con la capacidad instalada para hacer investigación científica en el Perú Una de las principales fuentes de recursos humanos para hacer investigación científica la forman los jóvenes universitarios que destacan en sus estudios en las universidades estatales y privadas. Sin embargo, dichos estudiantes ya no consideran a la docencia y a la investigación como una alternativa de trabajo cuando egresen. Por otro lado, existe una fuga de talentos significativa, debido a que los investigadores o potenciales investigadores no encuentran oportunidades en el país para desarrollarse. Por esta razón, los estudiantes que salen del país para hacer maestrías y doctorados casi no retornan al Perú. La gran mayoría de docentes universitarios no están preparados para afrontar tareas de investigación científica. Muchos docentes ingresan a la vida universitaria, debido a la falta de oportunidades en el medio laboral. Los sueldos en las universidades privadas son mayores que los sueldos en las universidades estatales. En la mayoría de las universidades privadas, a pesar de contar con los recursos necesarios, se hace muy poca investigación porque no es un tema prioritario para ellos. En las universidades estatales el presupuesto asignado

para investigación es muy pequeño y la mayoría de los proyectos concluidos no son de buen nivel. Asimismo, el equipamiento en los laboratorios en la gran mayoría de universidades estatales es obsoleto. En el Perú existen muy pocas redes de investigación científica, lo cual trae como consecuencia que el conocimiento no se administre ni se comparta de la mejor manera. En relación con el rol del Estado en el apoyo para hacer investigación científica en el Perú. No existe una política clara de ciencia y tecnología en el Perú. El Estado está poco vinculado a las universidades debido a que estas poseen autonomía académica y administrativa. No se cuenta con mecanismos que motiven a las empresas privadas a promover actividades de investigación científica o, por ejemplo, deducir un porcentaje de sus impuestos cuando estas realizan donaciones a entidades educativas. El presupuesto asignado al Concytec y a los institutos sectoriales de investigación no es suficiente para iniciar el gran cambio científico en el país y desarrollar la cultura de investigación científica deseada. En relación con el rol de la universidad en el apoyo para hacer investigación científica en el Perú En el Perú, la universidad no es concebida como una institución de gran nivel académico, productora de ciencia, tecnología e innovación. Es considerada como formadora de profesionales. Por tal razón, la gran mayoría de universidades del Perú no produce ciencia y tecnología en los niveles de calidad que los tiempos actuales demandan. Por otro lado, lo poco investigado y producido en algunas facultades no está debidamente divulgado ni siquiera en sus propios ámbitos, porque no existen mecanismos de difusión, como las revistas científicas, sean impresas o virtuales, que difundan los productos de las investigaciones. Si los resultados de las investigaciones no se publican o no se divulgan para conocimiento, análisis, validación o refutación en el ámbito de la comunidad científica, es como si no se hubieran realizado. En tal caso, como es lo que ocurre en el Perú, los esfuerzos y los escasos recursos resultan siendo malgastados.

6. RECOMENDACIONES Incrementar y mejorar las inversiones en I+D Tenemos que aumentar el nivel de inversión en I+D en relación con el PBI. Para ello, se deben reunir una serie de condiciones, como hacer más eficiente el gasto público, crear un marco más favorable para las empresas o incentivos para que las empresas inviertan en I+D y contar con un mayor número de investigadores cualificados y motivados. Cambios en los modelos mentales a nivel gobierno sobre la inversión en I+D A nivel gobierno se le tendrá que dar importancia a las actividades de investigación científica e incluirlas dentro de las agendas políticas. Dentro de los objetivos nacionales, se deberá considerar a la investigación como uno de los instrumentos claves para asegurar un crecimiento económico y bienestar social sostenibles. Mejoras en los procesos de administración de conocimientos El conocimiento generado a partir de la investigación científica debe ser gestionado de forma eficiente por aquellos que lo producen así como por quienes lo demandan. Esto permitirá compartirlos, y prevenir la duplicación y dispersión de esfuerzos. Para ello, se plantea la necesidad de trabajar con redes de investigación científica. En las sociedades avanzadas, se ha corroborado que el conocimiento es el principal activo para el desarrollo y que, para lograr competitividad en el mercado del conocimiento, el trabajo en red ha probado ser el mecanismo idóneo. Asimismo, existen proyectos que, por su complejidad o por la magnitud de los recursos humanos y materiales que requieren, solo pueden realizarse por grupos multidisciplinarios. La integración de masas críticas en redes potencia la colaboración nacional en proyectos relevantes. Incentivar a los investigadores y a las instituciones que realizan investigación Se debe promover una cultura emprendedora y una formación adecuada de los investigadores. Además, se tendrá que promover el desarrollo de las universidades y otras instituciones que realizan investigación, de forma tal que

exista motivación por el desarrollo de la investigación científica y los profesionales que decidan dedicarse a estas actividades puedan desarrollarlas en las mejores condiciones posibles, alcanzando sus objetivos tanto profesionales como personales. Crear una relación sinérgica entre las universidades y la empresa privada No solo bastará con fomentar la realización de actividades de investigación por parte de las empresas privadas. Se deberán crear los mecanismos que acerquen a las universidades a estas empresas para que participen en la realización de las investigaciones. De esta forma, crearemos más profesionales en el campo de la investigación, y las empresas podrán contar con el apoyo de instituciones especializadas para sus proyectos de I+D.