La Importancia de La Fraternidad

La importancia fraternidad de la Por Fadrique Torres Concepto de Fraternidad…Unión por costumbre y tradición o unión

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La importancia fraternidad

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Por Fadrique Torres

Concepto de Fraternidad…Unión por costumbre y tradición o unión con compromiso y valor. (FTR) ¿Somos realmente Hermanos? ¿Acaso por el sólo hecho que ingresamos en la Orden nos convertimos en Hermanos con el suficiente cariño fraternal correspondiente? ¿Puede un Iniciado pretender esto?. No, de ninguna manera. La concepción de hermandad no es la hermandad en el sentido fraterno-familiar. Es una idea "sui generis" que involucra en sí la concepción ideológica de una unión fraternal propiamente tal, no automática, sino, como meta. A ello debemos tender y, mientras tanto, nos dirigimos el uno hacia el otro con ese título, Hermano, diciéndole y le decimos tácitamente en esa palabra. Uno de los primeros en hablar de fraternidad como patrón social fue la escuela filosófica del estoicismo, fundada por Zenón de Citio en la antigua Grecia en el año 300 a. C (periodo helenístico romano). Esta filosofía tiene sus raíces en la escuela de los cínicos que se caracteriza por su cosmopolitismo y poseen el sentido de la igualdad, cuyo fundador griego Antistenes, fue discípulo de Sócrates. La fraternidad no es un slogan ideológico de proclama política o religiosa, una palabra hueca destinada a adular a algunos para luego abusar mejor de su confianza. Tampoco es un agradable ensueño sentimental de gente perezosa que, huyendo de todos los problemas, se imaginan que deben ser mimados, halagados por muchos amigos a su servicio. La fraternidad sólo existe en la práctica de la vida fraternal: empieza cuando hay hombres que, sin verse forzados a reunirse, como en el trabajo profano, sino se reúnen para responder a las necesidades de

correspondencia a fin de tener algo y darlo, buscando con ello el verdadero sentido del poder compartir. La Fraternidad no se hace con un empeño fácil o como una mera formalidad, dicen nuestros maestros. Es un valor logrado desde nuestro interior, un “gesto del espíritu”, sobre todo en esta época donde reina la individualidad como paradigma del sistema económico vigente. “Sálvate tu y olvida a los demás” pareciera ser su máxima. Grande es el desafío de los masones en el mundo vertiginoso y acelerado de hoy. También la fraternidad es un hecho intelectual. Sócrates descubrió que la naturaleza humana es universal. Mediante sus indagadoras preguntas observó que cuando los hombres piensan profundamente sobre un problema, denotan una mente común y un común sistema de verdad. Así se dio cuenta del parentesco y unidad mental del linaje humano, y que las últimas conclusiones de las más esclarecidas mentes son armónicas, cuando no idénticas. De aquí se infiere que pueblos muy distanciados necesitaran valerse de los mismos símbolos representativos de conceptos filosóficos. Según el párrafo III, de los Antiguos Preceptos de los Franc-Masones, coleccionados en el "Libro de las Constituciones" de Anderson, se llama Logia el lugar material donde trabajan los miembros de la Fraternidad, y también al as sociedades debidamente organizadas en las que se reúnen los Franc-Masones para trabajar. Al parecer, la fraternidad en la masonería llega como practica en la baja edad media con los gremios de comerciantes o guildas y parece posesionarse como filosofía en el siglos XVII y XVIII por una corriente de personajes entre los que se encontraban los filósofos Diderot, Rene Genon, Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Emmanuel Kant, Tomas Hobbes, Jhon Locke, el escéptico Condorcet, los racionalistas Rene Descartes y Baruch Spinoza, y el científico Isaac Newton, entre otros. La fraternidad es vista entre todos nosotros como un lazo indestructible que nos une con nuestros semejantes. Es convivencia llena de afecto, por sobre

todo con personas que nunca hemos visto. Es espontánea y libre. Es la búsqueda de nuestro perfeccionamiento espiritual, libre de prejuicios. Es el aprendizaje de nuestra propia naturaleza, nos conocemos a nosotros mismos en el conocimiento de nuestros semejantes. La Fraternidad es compañerismo, es un camino común en la búsqueda incesante de nuestros ideales. Es la ciencia o maestría que nos llevará por caminos de perfección a través del aprendizaje mutuo. Es una llama que nos ilumina en el descubrimiento de la razón. La Masonería toma el mundo tal cual es y a los hombres tales como son, siempre imperfectos, y considera meritoria la lucha por la Fraternidad no a causa de lo que son los hombres, sino de lo que en sí entrañan para llegar a ser. Creyente en el bien potencial del hombre subyacente bajo la superficie de malignidad procura aducir las mejores cualidades humanas y hacernos piedras dignas de emplearse en el Templo. La Fraternidad Masónica revela un proceso diferente al mundo profano, por más altruista que éste acto sea. Porque en la Masonería es un acto deliberado. La Fraternidad que se nos enseña es de marca voluntaria, pero también es un principio de la Orden que una vez asumidos logra enriquecer nuestra naturaleza humana haciendo crecer en nosotros cualidades de amor al prójimo y en especial al Hermano. Esto es lo que construye lazos indestructibles en la Gran Cadena Fraternal de la Masonería. La Fraternidad es a la orden masónica, lo que el agua es a la especie humana. La fraternidad es una creencia: una sabia mezcla de conocimiento y fe en la que se implica el hombre entero. La conocemos en la medida en que creemos en ella; y puesto que la fe tiene dos movimientos: el del asentimiento y el de la adhesión, sólo es posible saber qué es la fraternidad si vivimos fraternalmente con el otro. La fraternidad es la afirmación y el compromiso decidido de hacer de la historia del hombre una historia de adhesión. Y puesto que el hombre se

descubre como persona, la fraternidad es la historia de entrega que el hombre va haciendo al vivir: un proceso de personalización. La fraternidad es la opción y el esfuerzo inacabable por construir entre todos los hombres una relación de profunda unión, en la alegría de sentirse queridos previamente, sin condiciones, y en la esperanza y en la fe de que el amor tiene la última palabra de la existencia como tuvo la primera.