La Cohesion Textual

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LA COHESIÓN TEXTUAL UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA 2011 INTRODUCCIÓN Hasta hace relativamente poco tiempo, la cohesión textual no había llamado la atención de la lingüística, al menos, no de manera importante. Es muy posible que ello se debiera a que hasta 1976 no se contaba con una teoría sólida, precisa y objetiva sobre dicha propiedad. Era la expuesta en el libro de Michael A.K. Halliday y Ruquaiya Hassan “Cohesion in English”, piedra clave de casi todos los estudios posteriores. A partir de la publicación de dicha obra, la cohesión ha sido concebida de diversas maneras. Algunos autores la vinculan con aspectos morfosintácticos y otros lo definen desde una perspectiva semántica. Así se tiene una noción general: la cohesión textual se refiere a la red de relaciones entre los distintos elementos de un texto que manifiestan lingüísticamente su coherencia. Por tanto, los mecanismos de cohesión son los procedimientos lingüísticos que aseguran o refuerzan la coherencia textual. Dichos procedimientos son múltiples y muy variados, tanto que es bastante complejo intentar siquiera un análisis completo de todos ellos. En ese sentido, el objetivo de la presente labor académica consiste en delimitar la concepción de la cohesión textual desde la perspectiva sintáctico-semántica y ofrecer, de un modo explícito y escueto, los mecanismos cohesivos que permiten organizar y relacionar las diferentes unidades textuales. Por ello, en el presente trabajo desarrollaré, con ideas claras y puntuales, los aspectos medulares de la cohesión textual: su relación con la coherencia, sus definiciones y sus mecanismos, aspectos que serán ejemplificados, contrastados y comentados a lo largo del trabajo, de manera que su comprensión sea accesible para toda la comunidad estudiantil. En cuanto a la relación entre cohesión y coherencia, se tratarán los puntos de vista que vinculan estas dos propiedades en forma interdependiente y los que las conciben de un modo independiente; esto es, aquellos que relacionen cohesión con aspectos sintácticos; y coherencia, con aspectos netamente semánticos. En relación a la definición, se confrontarán dos concepciones fundamentales: la de aquellos que perciben la cohesión como el conjunto de relaciones semánticas que permiten interpretar el significado de un elemento en el texto a partir de otro elemento que aparece anterior o posteriormente en el cotexto lingüístico del texto, una postura que hace innecesaria la definición de coherencia al establecer la naturaleza semántica de dichas relaciones, caso de Halliday & Hasan (1976).Y la de aquellos que entienden la cohesión como el conjunto exclusivo de recursos formales a nivel de superficie del texto, que reflejan la coherencia de la estructura profunda, caso de Beaugrande &Dressler (1981).Sobre los mecanismos de cohesión, se tomara como base la clasificación dada por Halliday y Hassan(1976), quienes consideran cinco tipos de enlaces cohesivos: sustitución, elipsis, referencia, conjunción y cohesión léxica; los cuales serán explicados con la debida claridad y concreción del caso. Finalmente, es necesario mencionar que muchos, de algún modo, tendemos a tropezar en la realización de un trabajo de índole académico; por ello, se insta a la comunidad estudiantil y a los conocedores del tema en mención, que me hagan llegar sus críticas y sugerencias, que me serán de mucho provecho para mejorar futuros trabajos de este tipo. Luis R. Melgar Hinostroza LA COHESIÓN TEXTUAL La cohesión textual hace referencia a las articulaciones gramaticales del texto. Las oraciones que conforman un discurso no son unidades aisladas e inconexas, puestas una al lado de otra, sino que están vinculadas o relacionadas con medios gramaticales diversos (puntuación, conjunciones, artículos, pronombres, sinónimos, entonación, etc.), de manera que conforman entre sí una imbricada red de conexiones lingüísticas, la cual hace posible la codificación y descodificación del texto. Con esta pequeña noción se da inicio al tratamiento minucioso de la cohesión textual, para lo cual, en principio, es necesario elucidar su relación con la coherencia, de manera que no surjan ideas confusas sobre la naturaleza de estas dos propiedades textuales. 1. RELACIÓN ENTRE COHESIÓN Y COHERENCIA El primer problema existente a la hora de estudiar la coherencia textual es la aparente oposición cohesión/coherencia y las discrepancias existentes entre los autores a la hora de definirlas y contrastarlas. La cohesión nace como la manifestación superficial de la continuidad de la secuencia textual y como tal parece contraponerse a la coherencia, concepto que se emplea para referirse a la relación de las ideas del texto. Pero

cohesión y coherencia son dos condiciones estrechamente unidas, por lo que los estudiosos del tema las abordan simultáneamente, aunque establecen distintos grados de relación. Así, De Beaugrande y Dressler (1981: 13) nos dicen que aunque actúan simultáneamente en el texto, lo hacen con autonomía. En otros casos, los lingüistas consideran los fenómenos tan independientes que consideran posible encontrar un texto coherente que carezca de cohesión y viceversa. Así, Gonzales Pérez (2003) afirma que el contexto permite considerar coherentes textos sin marcas explícitas de cohesión y presenta el siguiente ejemplo: a) La ventana estaba abierta. Hacía mucho frío. b) La ventana estaba abierta. Hacía mucho calor. La segunda oración en ambos textos tiene significado completamente contrario y los dos son aceptables. Ambos textos carecen de marcadores discursivos; tampoco hay en ellos fenómenos de redundancia, anáfora o deixis propios dela cohesión, ni redundancias semánticas que enlacen las dos oraciones que componen los dos textos. Se podría decir que la causa de que los dos textos posean la cualidad de la coherencia resulta de nuestro conocimiento del mundo: sabemos que en el mundo existen dos variables respecto a la temperatura exterior (calor/frío) que coinciden con el clima o ambiente de cada lugar y con las estaciones del año. Según esto a) es perfectamente interpretable y provoca la inferencia contraria a b), esto es, “es invierno” o “estamos en un lugar de clima frío” o “hace frío”, frente a “es verano” o “estamos en un lugar de clima caluroso” o “hace calor”, pero esta razón, que deja el concepto de coherencia en manos del oyente, no parece que pueda explicar totalmente por qué no son contradictorias las oraciones anteriores. Si aceptamos que el conocimiento del mundo es el que guía nuestra interpretación de los textos, los significados totales de los mismos serían innumerables y no necesariamente compartidos por todos los hablantes. La coherencia textual, más que con el empleo adecuado de los elementos cohesivos tiene que ver con la manera de desarrollar la información contenida en un texto. En esta idea de que la cohesión por sí sola no es garantía de coherencia insisten también otros autores. Mederos (1988, 24), en su obra Procedimientos de cohesión en español, nos dice que puede existir cohesión sin coherencia: «La cohesión proporciona una trabazón entre oraciones, pero en ningún caso garantiza por sí sola la coherencia de un texto”. Sin embargo, la mayoría de los autores perciben una relación evidente entre la expresión de la cohesión y la coherencia. En este sentido, Halliday y Hasan las consideran, aunque diferentes, complementarias, ya que las dos son condiciones necesarias para lograr la textura y explicar la unidad del texto (Halliday y Hasan, 1976, 23). La cohesión establece relaciones semánticas en el texto mediante mecanismos lingüísticos como la referencia, la sustitución, la elipsis, la conjunción o el léxico (Halliday y Hasan, 1976,13) y es esencial para lograr la coherencia. En la misma línea, Salomón Marcus (1980:106), citado por Bernárdez, señala lo siguiente: “Coherencia significa…una cierta capacidad de actuar como unidad, mientras que la cohesión se refiere a la existencia de conexión entre las diferentes partes. La coherencia es de naturaleza más bien semántica, nos remite a un cierto significado global del texto; la cohesión parece dominada por aspectos sintácticos y relacionales entre los componentes. Sin embargo, sería imprudente y simplista considerar la coherencia como fenómeno exclusivamente semántico y la cohesión como exclusivamente sintáctico”. En ese sentido, se observa que coherencia y cohesión comparten el hecho de ser solidariamente responsables de la construcción del sentido de un texto. “El texto no es coherente porque las frases que lo componen guardan entre sí determinadas relaciones, sino que estas relaciones existen precisamente debido a la coherencia del texto” (Bernárdez, 1982). Lo realmente importante es que coherencia y cohesión son recursos de los que dispone el sistema lingüístico para crear textura y en último término, para crear texto, y la integración de ambos dentro de un mismo proceso es, en definitiva, mucho más productivo que tratarlos como conceptos contrapuestos o, al menos, separados(Chueca Moncayo:2002). 2. DEFINICIÓN La mayoría de manuales de redacción textual denominan cohesión a la propiedad por la cual los enunciados de un texto se relacionan correctamente desde un punto de vista léxico y gramatical. La cohesión se pone de manifiesto en los textos por medio de diversos procedimientos, que pueden ser léxicos, si atienden a las palabras y sus significados, y gramaticales, si se emplean recursos morfosintácticos. Sin embargo, las concepciones en torno a la cohesión son diversas: están los estudiosos que abordan esta propiedad desde una perspectiva semántica, y aquellos que la conciben desde una postura sintáctico-semántica. Por ello, a fin de tener una visión clara y global de la razón de ser de la cohesión, a continuación se contrastan y se comentan sus múltiples definiciones desde las dos perspectivas. El término «cohesión» se incorpora a la terminología lingüística como el vocablo utilizado para referirse

al mecanismo de relación oracional a raíz del trabajo de 1976 de Halliday y Hasan Cohesion in English, en el cual se dan algunas de las claves que han servido posteriormente como punto de partida para la definición de la cohesión. Estos autores, a partir de una concepción semántica, entienden la cohesión como las relaciones de significado que permiten que un texto se considere «texto» y no una serie inconexa de oraciones (Halliday y Hasan, 1976, 26). En este sentido, la cohesión es una relación de carácter semántico y por ello, a pesar de que tiene una realización léxico gramatical, no está condicionada de ninguna forma por la estructura gramatical. Halliday y Hasan afirman que la cohesión es el único medio de explicar las relaciones entre las oraciones de un texto, aunque no niegan la existencia para algunos géneros o registros, de una estructura del discurso que organice las oraciones del párrafo o del texto. En concreto, los autores definen la cohesión como el conjunto de relaciones semánticas que se crean en el texto y por las que la interpretación de un elemento del texto depende de otro. En concordancia con los autores mencionados, Vásquez de Aprá (2004) asegura que la cohesión es la manifestación de las relaciones semánticas, las cuales pueden realizarse a través de los elementos gramaticales y lexicales de una lengua. En la misma línea, Mederos (1988:22), citado por Álvarez de Mon y Rego, afirma que la cohesión es el mecanismo de trabazón oracional, pero en ningún caso, la garantía de la coherencia textual. En tal sentido, este autor define la cohesión como el conjunto de medios lingüísticos empleados para conectar semánticamente algo que aparece en una oración con algo que normalmente ha aparecido antes. En definitiva, la cohesión permite enlazar y contextualizar las oraciones del texto (Mederos (1988:12). Este autor, en coincidencia con Halliday y Hasan (1976), afirma que la cohesión no es un fenómeno exclusivamente supraoracional; se trata simplemente de una relación semántica a la que le son indiferentes los límites oracionales. Existen relaciones de cohesión tanto intraoracionales como extraoracionales, aunque son estas últimas las que interesan a la hora de lograr la cohesión textual. Una de las aportaciones del trabajo de Mederos es la percepción de que los cinco procedimientos de cohesión que distinguían Halliday y Hasan pueden agruparse en dos tipos diferentes: la anáfora y la conexión. La anáfora reúne aquellos casos en que la relación de cohesión se establece entre los componentes de las oraciones, y la conexión, en cambio, existe cuando la relación se establece globalmente entre las oraciones. Por su parte, Louwerse (2004) aplica el término cohesión para las indicaciones textuales a partir de las que debería construirse una representación coherente, es decir, es un rasgo del texto a través del cual se desvela el significado del mismo. Entonces, la cohesión es una propiedad del texto, inherente a la coherencia y reflejada en las pistas que el autor da para comprender el mensaje; estas pistas están dadas por la abundancia o carencia deliberada en el empleo de los conectores, sin embargo, puede presentarse o no de acuerdo a la naturaleza del destinatario al que va dirigido el mensaje, de este modo un lector poco avezado requerirá una mayor cantidad de conectores textuales para comprender la totalidad del mensaje, mientras uno más experimentado inferirá si los datos se concatenan mediante conexiones de tipo referencial, temporal, espacial, causal o aditiva. Finalmente, dentro de esta postura semántica tenemos a Calsamiglia y Tuson(1999:230), quienes señalan que “la cohesión se da en el orden interior del texto y funciona como un conjunto de enlaces intratextuales para establecer las relaciones semánticas que precisa un texto para constituirse como unidad de significación”. Estos autores, al destacar la importancia de la cohesión para alcanzar la unidad de significación en un texto, están poniendo de manifiesto la estrecha relación entre coherencia y cohesión. De tal forma se puede afirmar que la cohesión propicia la coherencia y que, aun cuando la cohesión no constituye condición suficiente para que un texto se erija como tal, el uso de elementos cohesivos le da mayor legibilidad al texto, ya que estos permiten que se establezcan relaciones de organización y sentido entre los elementos lingüísticos que lo componen. Desde una perspectiva sintáctico-semántico, Aragón Plaza(2000), al hablar de cohesión, considera que hay que detenerse en aquellos aspectos del texto relativos a su forma externa, a su estructura superficial, las cuales están basadas en los mecanismos contemplados en el sistema lingüístico: la palabra y su poder asociativo, sus relaciones morfológicas y semánticas, las construcciones sintácticas, la conexión entre oraciones, etc., es decir, la conexión de elementos en la oración y la conexión de secuencias oracionales, mediante conectores supraoracionales. Líneas más adelante, el mismo autor señala que podemos relacionar la coherencia con la estructura profunda y la cohesión con la estructura superficial, la coherencia está más cerca de lo latente y la cohesión de lo patente. La cohesión es a la coherencia lo que el medio al fin, es el procedimiento que se sigue para conseguir un efecto muy concreto, la coherencia, que se establece sobre todo a partir de dos mecanismos de cohesión, la anáfora y la conexión (relación entre partes globales de un texto a través de conectivos, conjunciones, locuciones, etc.) con una base cognitiva, gracias a la cual el uso de los recursos cohesivos depende de factores

asociados con la memoria a corto plazo. Beaugrande yDressler (1997), citado por Arellano García y Díaz Blanca, plantean que la cohesión constituye una (la primera) de las siete normas de textualidad. Indica la manera como se conectan los componentes del texto de manera superficial y puede darse en el interior de un sintagma, de una oración o entre las oraciones; con lo cual se establecen redes de relación gramatical entre los elementos textuales. Esta red de relaciones orienta los procesos cognitivos que permiten la interpretación del texto. Estos autores distinguen dos tipos de elementos que instauran la cohesión en un texto:1) Los elementos cohesionadores que actúan en segmentos cortos, es decir, unidades sintácticas muy homogéneas (sintagmas, cláusulas, oraciones). En este caso, la cohesión se consigue hilvanando los elementos mediante relaciones de dependencia gramatical de corto alcance.2) Los mecanismos cohesionadores que afectan a segmentos más largos. En fragmentos textuales más extensos, la acción cohesiva principal consiste en establecer los mecanismos mediante los cuales los elementos y los patrones utilizados previamente en el discurso puedan reutilizarse, modificarse o comprimirse. Los procedimientos que satisfacen esta función operan a largo alcance y lo hacen mediante la repetición, la sustitución, la elisión y la conexión. Dentro de la misma perspectiva, Alcón Soler (2002) menciona que: “la cohesión se refiere a las relaciones sintáctico-semánticas que se establecen entre los elementos formales de la frase y del texto, siendo las principales formas de cohesión la referencia y la conexión”. En la misma línea, Martínez Hernández (2006) manifiesta que: “la cohesión tiene que ver con los diferentes tipos de relaciones lingüísticas, que ordenan y ensamblan las diferentes partes del texto, dotándolo de la necesaria unidad y coherencia informativa”. Esto es, que un texto está cohesionado cuando contiene determinadas marcas formales que permiten interpretaciones específicas de cada uno de los fragmentos que les preceden o les siguen. De esta manera conducen al lector a la significación global del texto. La cohesión se da tanto entre las oraciones constituyentes como entre los párrafos constituyentes del texto, y para ello emplea procedimientos de diversa naturaleza: relaciones semánticas entre palabras utilizadas, repeticiones de vocablos, de significados, elipsis, deixis, sustituciones pronominales, concordancias verbales y especialmente los llamados marcadores discursivos (Martínez: 2006). Veamos algunos ejemplos para entender mejor lo dicho: Entró en la alcoba de la vidente. La moribunda yacía en la cama con los ojos cerrados, cubierta de mantas hasta el mentón. A pesar de ello, Onofre se percató de lo vieja que era Micaela Castro a la luz de la candela que bailaba en una triste alcuza atornillada a la cabecera del lecho. Las tres oraciones quedan unificadas en primer lugar por contener expresiones alusivas a un mismo espacio, una habitación: la alcoba, yacía en la cama, manta, alcuza y cabecera del lecho. La primera y tercera oración coinciden además con el sujeto, de ahí la concordancia verbal (entró, se percató). Por último, como introductor de la tercera oración aparece la locución a pesar de ello, que si de un lado reproduce lo expresado en la oración anterior gracias al pronombre ello, de otro conecta las dos oraciones con un sentido adversativo. Se observa que las cuatro últimas definiciones dan a entender que la cohesión está explícitamente revelada a través de marcas lingüísticas en la estructura lingüística superficial del texto. Por ello, tiene carácter lineal, ya que se manifiesta en la organización secuencial de un texto. Su naturaleza es semántica-sintáctica y contribuye en gran medida a la interpretación textual. En general, de acuerdo a las diferentes concepciones dadas, la cohesión se considera como un encadenamiento, como una textura de relaciones. Estas relaciones hacen posible por una parte, la progresión textual (tanto del contenido como de las secuencias sintácticas) y, por otro, aseguran la continuidad por medio de algunos procedimientos característicos como, por ejemplo, la repetición o la sustitución de elementos en la linealidad del texto. Asimismo, la cohesión es el modo como los elementos que constituyen la superficie textual se relacionan entre sí, la forma como los enunciados se combinan para asegurar el desenvolvimiento del texto. Ella pone de manifiesto la relación y la continuidad que puede existir entre las diferentes partes de un texto. Esta continuidad es la que hace posible que los destinatarios puedan encontrar las piezas gramaticales o léxicas faltantes indispensables para la comprensión del mensaje. En concreto, La cohesión, garantiza que el sentido del texto aparezca en oraciones conectadas y relacionadas que se hacen visibles en la linealidad mediante un conjunto de índices, como los pronombres, los anafóricos y catafóricos, los marcadores de tiempo y modo, el orden de las palabras. 3. MECANISMOS DE COHESIÓN Las propuestas de clasificación y organización de los fenómenos cohesivos son numerosas y divergentes. A partir de la clasificación de Halliday y Hassan en cinco tipos de enlaces cohesivos: sustitución, elipsis, referencia,

conjunción y cohesión léxica; han sido numerosas las propuestas y los criterios de organización. Halliday y Hasan(1976)plantean la existencia de dos tipos de lazos cohesivos y, en consecuencia, de dos tipos de cohesión: cohesión lexical y cohesión gramatical; en este sentido, son la gramática y el vocabulario los dos niveles del lenguaje sobre los que sostiene dicha propiedad. Martínez (1994:35-72) hace una interesante síntesis, adaptada al español, de lo postulado por dichos autores. a) Cohesión lexical: consiste en conectar semánticamente expresiones léxicas relacionadas, bien sea por identidad, oposición, inclusión o por continuidad, con el fin de referirse a una misma realidad sin emplear necesariamente las mismas palabras. Incluye dos procedimientos principales: la reiteración y la coocurrencia. La reiteración, a su vez, agrupa la sinonimia, la repetición, la superordenación y la generalización. Por su parte, la coocurrencia tiene que ver con la forma como las palabras se vinculan unas con otras, estableciendo redes de significado que le dan sentido al texto. b) Cohesión gramatical: consiste en aquellos recursos generalmente de carácter gramatical, que posee una lengua para relacionar ciertas unidades con otras que tienen un significado idéntico o parcialmente similar, sin tener que hacer uso de la repetición. Incluye la referencia, la sustitución y la elipsis. La referencia, a su vez, puede ser de dos tipos: exofórica, aquella que permite relacionar elementos textuales con el contexto situacional, y endofórica cuando la relación se establece entre elementos lingüísticos en un mismo texto (relaciones anafóricas y catafóricas). De lo planteado se desprende que la función cohesiva principal es la de mantener presentes en la memoria de quien habla o de quien lee los referentes del discurso. Para mantener en conexión dichos referentes se hace uso, bien de los mecanismos léxicos o bien de los mecanismos gramaticales. Tomando como base el trabajo realizado por Alida Ares (2008), a continuación se explican y ejemplifican, de manera sintética, los mecanismos de cohesión textual. 3.1. MECANISMOS DE COHESIÓN GRAMATICAL 3.1.1. REFERENCIA: Es la que se establece entre las palabras por medio de elementos lingüísticos (pronombres personales o relacionantes, demostrativos, posesivos, artículos definidos, comparativos, etc.) que hacen referencia a otros términos dentro de textos. Ejemplo: Pon las manzanas en un plato y córtalas. Donde las, pronombre relacionante, hace referencia a manzanas. Estuve paseando con Pedro, luego fuimos a su casa. El posesivo su hace referencia a Pedro. Dentro de la referencia encontramos dos subcategorías: a) La referencia exofórica que está constituida por las deixis personal, temporal y espacial que permiten al receptor reconstruir un contexto de significación del texto (las personas del discurso y las coordenadas temporales y espaciales: quién habla y a quien, dónde y cuándo). Ejemplo: “Cuando llegué aquí, no sabía, no sabía aun lo que iba a suceder”. La frase hace referencia al narrador (yo), a una época determinada (cuando llegué) y a un lugar (aquí) que contextualizan la acción que se describe en el texto. b) La referencia endofórica remite al interior del texto mismo, y puede ser de dos tipos: Anáfora, que relaciona lo que se está diciendo con algo que se ha expuesto con anterioridad. Ejemplo: “Llama a Carmen y dile que hoy no la veré (le y la se refieren anafóricamente a Carmen). “Juan y Carmen prepararon el examen. Él aprobó, pero ella no se presentó”. Catáfora, que relaciona lo que se está diciendo con algo que se dice a continuación. Ejemplo: “Era eso lo que te quería decir: que no te preocupes”. “Lo mejor de esto: que tú te ocupes de la cena y yo me ocupe de los niños”. “¿A quién preguntaste? Al abogado”. O bien lo hace presentando el primer término de una enumeración u oposición (En primer lugar…/ Por una parte…), de modo que el receptor espere la llegada del otro (en segundo lugar / por otra…). Entra dentro de este segundo tipo también la llamada deixis discursiva (En el capítulo siguiente… Como explicaremos a continuación… A continuación vamos a ver…). 3.1.2. SUSTITUCIÓN: Generalmente la sustitución se hace reemplazado un término por otro de igual categoría gramatical (habitualmente sinónimos o palabras que funcionan circunstancialmente como tales). Ejemplos: un evento/ un acontecimiento: un terremoto / una catástrofe. Un pintor / un artista. En este caso se puede considerar como reiteración léxica. Sin embargo, a menudo la sustitución se hace mediante las llamadas proformas léxicas, que son palabras vacías de significado por sí mismas y que sirven como sustitutos de sustantivos, verbos, frases o párrafos enteros. Ejemplo: “Juan trabaja con el ordenador y María hace lo mismo”. “El jueves hubo un accidente en esta

localidad. El hecho tuvo lugar a las cinco de la tarde”. “Los problemas económicos los resolveremos más adelante, ahora de esas cosas es mejor no hablar”. 3.1.3. ELIPSIS: L a elipsis es la omisión, la no repetición de un elemento tácito que el receptor puede reconstruir con facilidad (sujetos, verbos…). Ejemplo: “Ángela trajo un libro y Lorenzo [Ø] un periódico” (se omite trajo). “Entramos en un café, después [Ø] en una cervecería (entramos)”. “Teresa estaba triste. [Ø] Tenía en el rostro un rictus de amargura” (Teresa). “Para aprender a escribir bien hay que leer mucho, [Ø] ordenar el discurso y [Ø] corregir lo escrito todo lo que sea necesario” (hay que). 3.2. MECANISMOS DE COHESIÓN LÉXICA Tal como hemos dicho la cohesión léxica se realiza por medio de la reiteración o repetición, de las relaciones semánticas (campos semánticos o asociativos) e isotopías: 3.2.1. LA REITERACIÓN Se trata de la repetición de un mismo significado, y puede ser mediante la repetición exacta de un término, lo que se denomina recurrencia, o bien mediante el uso de sinónimos (coche/vehículo), paráfrasis (peine/lo que sirve para peinarse), o mediante hipónimos–hiperónimos–cohipónimos, es decir, palabras relacionadas entre sí como: coche/descapotable (hiperónimo e hipónimo): descapotable y todoterreno (cohipónimos). Ejemplo: “El descapotable (hipónimo) se detuvo delante del banco. Del automóvil (hiperónimo) salieron dos individuos encapuchados…”. “En la fiesta había muchas personas (hiperónimo), jóvenes, niños y ancianos…” (hipónimos de persona y cohipónimos entre sí) 3.2.2. CAMPOS SEMÁNTICOS Y ASOCIATIVOS a) Campos semánticos: los constituyen palabras relacionadas que pertenecen a una misma “familia léxica”, semánticamente poseen entre ellas unos rasgos comunes y al mismo tiempo se diferencian en algo. Ejemplo: Al campo semántico de “asiento” pertenecen: silla, sillón, taburete, butaca… Al campo semántico “familia”: padre, madre, hijo, tía, primo… b) Campos asociativos: lo forman palabras relacionadas por antigüedad en el contexto o en la situación comunicativa. Ejemplo: En una crónica de guerra, el término guerra se puede relacionar con otras palabras que semánticamente allí van asociadas a ella: armamento, soldado, víctima, refugiado, hambre, sufrimiento, barbarie, muerte, superviviente…, aunque no sean exclusivas de ese campo. 3.2.3. ISOTOPÍA: Consiste también en la repetición de unidades lingüísticas relacionadas entre sí, pero no solo por su significado sino también por su forma. Puede ser de tres tipos: a) Isotopía semántica (equivale a lo que hemos definido campo semántico o campo asociativo). Las palabras se refieren a un mismo campo de significado. Ejemplo: Al campo semántico de “casa”: cocina, habitación, sala de estar, baño, bodega. b) Isotopía gramatical: Cuando se repiten en el discurso construcciones sintácticas de la misma categoría gramatical: Ejemplo: “Para tener una buena salud hay que hacer deporte, hay que llevar una dieta sana, hay que tener equilibrio emocional” (se repite hay que + infinitivo + sustantivo). c) Isotopía fónica: Se produce en la poesía o prosa poética por repetición de sonidos mediante rima y aliteración. Ejemplo: “Mi amado, las montañas, los valles solitarios, nemorosos, el silbo de los aires amorosos…” (Se imita en este verso de San Juan dela Cruz el sonido del aire mediante la repetición de las eses). 3.2.4. INTERTEXTUALIDAD: Hace referencia a las relaciones de un texto con textos anteriores: citas de otros autores (explícitas o no declaradas abiertamente), referencias bibliográficas, etc., dentro del texto. Ejemplo de intertextualidad: Texto:

Los secretos de la escritura de Javier Ruiz Núñez: La voz del escritor (…) Es importante para el escritor, saber que los lectores leen, pero también escuchan la voz de quien les narra y la de sus personajes, de un modo muy íntimo y acentuado. La experiencia literaria tiene mucho de pulsión auditiva. Un buen escritor y un buen lector puede que tenga un oído muy sensible. Es por esa razón que muchos escritores afirman que una parte de su inspiración tiene mucho que ver con el oído. José Luis Sampedro, uno de esos escritores que se admiran por su honestidad a la hora de escribir, afirma que buena parte de los pasajes con más belleza formal, los escribió gracias, no a un escrutinio intelectual, sino “a la intensidad del momento y su buen oído”. Antonio Muñoz Molina, un autor con un gran sentido musical, decía que lo que buscamos es “escuchar una voz o una sucesión de voces que se entrelacen en nuestra imaginación como los sonidos de la música. Simétricamente, la tarea del escritor es encontrar la suya y aprender a usarla, y también oír las voces de los otros y hacer que suenen las palabras de sus personajes… el novelista es una voz que se disuelve en muchas voces y se detiene a escucharlas todas para distinguir la única que es la suya”. 3.3. OTROS MECANISMOS DE COHESIÓN: COHESIÓN SINTÁCTICA O DISCURSIVA La cohesión se establece también mediante la ubicación de los términos dentro del sintagma. Así encontramos construcciones o expresiones que abren las expectativas del receptor o lo dejan a la espera de los otros términos. Así, por una parte… hace esperar por otra; y no solo… hace esperar sino también… Asimismo, lo hacen los paradigmas abiertos que permiten la asociación (unos…otros/éstos… aquellos…), el uso de antónimos (lo bueno….Lo malo…/ lo fácil…lo difícil…) y las enumeraciones o series ordenadas (primero, segundo…). Estos contribuyen también a la cohesión discursiva y pueden ser mecanismos: Por conjunción, es decir, mediante conectores: estos determinan relaciones abstractas lógicas entre los elementos textuales. Ejemplos: es interesante, pero…donde la conjunción pero introduce un enunciado que se opone, contrasta con la afirmación precedente. A veces no es necesario que los conectores estén explícitos para que los sobreentienda el receptor: La radio no funciona [Ø] está estropeada [aquí se sobreentiende en [Ø] porque]. Estos reciben el nombre de conectores del discurso. Hay que tener en cuenta, en cambio, que algunas veces la cohesión sintáctica es mínima y el texto sigue siendo coherente. Por ejemplo, si observamos el siguiente enunciado de periódico: “Mercedes, perfecto estado, precio conveniente (029411234)”. A pesar de la falta de elementos entendemos que se trata de la venta de un coche de cierta marca que reúne buenas condiciones, y que el número entre paréntesis es el del teléfono del vendedor. En este caso el género textual, “anuncio de periódico”, determina unas características particulares de redacción sintetizada y el conocimiento pragmático de este tipo de textos por parte del lector determina su comprensión porque él sabe que en este tipo de texto, los anuncios, se ha de reconstruir el discurso sintetizado. No podría ocurrir lo mismo si el texto apareciera en un contexto normal de oralidad.