La Celestina Natalia Matus

Matus Cuevas, Natalia Universidad de Concepción Magíster en Literaturas Hispánicas Asignatura: Problemas de la literatu

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Matus Cuevas, Natalia

Universidad de Concepción Magíster en Literaturas Hispánicas Asignatura: Problemas de la literatura española Módulo: Formas fundacionales de la literatura en lengua castellana, desde los orígenes al siglo XV Profesora: Dra. María Román López Rojas, Fernando de (2011). La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea. Real Academia Española: Madrid. Palabras claves: La Celestina, Tragicomedia de Calisto y Melibea, Fernando de

Rojas, literatura española, prerrenacimiento.

1. Resumen

Calisto, un joven noble, sufre la pérdida de su ave de cetrería. En su búsqueda llega hasta el jardín de casa de Pleberio, un próspero comerciante, en el lugar, Calisto ve a Melibea, joven y hermosa hija única de Pleberio. Calisto siente un deseo desbordante por ella y se lo hace saber. Melibea lo rechaza con supuesta indignación. El deprimido joven, regresa a su casa y busca consuelo cantando canciones y tocando el laúd. Así lo encuentra Sempronio, su sirviente, quien al enterarse de lo ocurrido, procura consolarlo, pero también advierte la posibilidad de obtener dinero por la situación de su amo. Sempronio le menciona a Celestina, una vieja alcahueta, que podría ayudarlo, Calisto le ordena que vaya rápidamente a solicitar sus servicios. Sempronio y Celestina se confabulan para explotar a Calisto. Celestina obtiene rápidamente la confianza de Calisto, asegurándole que tendrá el amor de Melibea. El sirviente Pármeno, alerta a Calisto de las malas intenciones de Celestina, sin embargo, el joven reacciona indignado atribuyendo la actitud de su sirviente a los celos. Celestina realiza una sesión de brujería e invoca la ayuda del demonio bajo el nombre de Plutón, para vencer una posible resistencia de Melibea, se dirige a casa de su víctima, donde llega con la excusa de vender hilos para tejer. Lucrecia, criada de Melibea, la advierte en contra de la alcahueta. Celestina realiza un philocaptio dentro del ovillo de

hilo que logra venderle a Melibea, además con la excusa de un dolor de muela sufrido por Calisto, le pide un cordón suyo, porque eso lo sanara por arte de magia. La joven accede y Celestina se retira triunfal con el cordón para dárselo a Calisto, éste en agradecimiento le ofrece todo lo que ella quiera. Melibea, es víctima de la magia de Celestina, analiza sus sentimientos y se da cuenta que esta enamorada de Calisto, desde el primer momento. Celestina le ofrece concertar un encuentro con Calisto en casa de la joven. Los jóvenes logran verse por medio de la reja del jardín de Melibea, pero el encuentro es interrumpido porque por el lugar transita la guardia nocturna, espantando a Sempronio y Pármeno, quienes acompañaban a su amo. Los padres de Melibea sienten ruidos pero Lucrecia encubre a su ama. Luego los criados de Calisto van a la casa de Celestina a exigirle que reparta las ganancias, esta se niegan y la terminan asesinando. Sempronio y Pármeno son detenidos y asesinados en la plaza. Tras enterarse de lo ocurrido Calisto se lamenta de la situación porque lo afecta socialmente pero pide la compañía de otros criados para poder llevar a cabo otro encuentro con Melibea. El joven desvirga a la doncella y mantienen relaciones sexuales noche tras noche hasta que tras un mal entendido Calisto cae de una muralla, golpeándose la cabeza y muriendo de forma instantánea. Melibea al enterarse de la muerte de su amado decide terminar con su vida y se lanza al vacío frente a los ojos de su padre. Pleberio con dolor declara que todo lo que ha hecho en la vida ha sido en vano, pues todas sus riquezas eran para su hija.

2. El autor

Uno de los problemas que presenta La Celestina es precisamente el referido a su autoría, esto tomando en consideración de que a la más antigua edición de la obra de la que se tiene registro data de 1499 en Burgos, le falta la primera y la última hoja y carece de prólogo y de nombre del autor. En la ediciones de 1500 y 1501 está señalado de forma indirecta el nombre de Fernando de Rojas a través de unas octavas acrósticas, autor del que dice Gilman en Felipe B. Pedraza y Milagros Rodríguez (1980), “los datos documentales sobre Fernando de Rojas son escasos” (p.73), puesto que no se conoce su fecha exacta de nacimiento. Es en , donde es el jurista de Rojas, quien cuenta a los lectores que en unas vacaciones de tan solo quince días, completó la obra encontrada sin autor. “Vi que no tenía su firma del autor, el cual según algunos dicen fue Juan de Mena, y según otros, Rodrigo Cota, pero quien quiere que fuese, es digno de recordable memoria por sutil invención” (p.8).

3. Estructura La obra dramática está dividida en veintiún actos, constituidos por diálogos y monólogos, con breves referencias al argumento. Los primeros doce se centran en la relación de Calisto y Melibea, la intervención de la Celestina, y todo lo que eso incluye la muerte de la alcahueta y de los criados. Y los ocho actos restantes se desarrollan en torno al afán de venganza de las prostitutas Elicia y Areúsa que desencadenan en la muerte de los amantes. En la versión primitiva de la obra, el nudo se desarrollaba entre los actos II y XI, donde finalmente todos los personajes tenían un final dramático. En tres actos sucesivos morían Celestina, Pármeno, Sempronio, Calisto y Melibea. “La versión de 21 actos modifica el efecto de ese final, lo hace más complejo, le resta esquematismo”. (Pedraza y Rodríguez, p. 76). En La Celestina, todo ocurre a través del diálogo, el cual presenta un carácter cómico y una evidente tono de picardía, elementos que le otorgan simpatía a la lectura, pero que no abandonan su visión critica. Pese a que la obra no cuenta con grandes acotaciones, el lector puede descubrir la intención de cada personaje e incluso advertir cuándo un interlocutor piensa en algo, pero sin que los demás se percaten. Otra característica importante de destacar son los monólogos o soliloquios, como por ejemplo el que se registra en el acto decimocuarto, cuando Calisto se entera de la muerte de Celestina y de sus criados o el vigésimo acto, donde Melibea justifica el suicidio que va a cometer.

4. Contextualización del texto Según Pedraza y Rodríguez, a lo largo del siglo XV, se estaba fraguando la renovación de las letras españolas, pero no existen logros importantes hasta el fin de siglo, gracias al nacimiento de La Celestina. (p.37) Efectivamente La Celestina se escribió durante la etapa del prerrenacimiento en España, por lo tanto, se considera una obra de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. La obra constituye una crítica moral de la sociedad popular y culta de la época.

5. Análisis formal y estilo literario Una característica que puede identificarse con facilidad dentro de La Celestina es la parodia a la novela sentimental y al amor cortés, aspecto que se encuentra presente en esta tragicomedia y que puede apreciarse principalmente en la relación amorosa de los personajes de Calisto y Melibea y la de los sirvientes. Desde el primer acto de la tragicomedia el lector logra percatarse que la personalidad de Calisto no es precisamente la esperada de un respetable joven noble del siglo XV, con todas las consideraciones que aquello implicaba. Pese a que en el argumento se le describe como “de noble linaje, de claro ingenio, de gentil disposición, de linda crianza, dotado de muchas gracias, de estado mediano” (p.23), en el transcurso de la historia es posible identificar cómo las características positivas del personaje no son tales,: no presenta mayor ingenio, tampoco es gentil y sus acciones contradicen ampliamente sus palabras. Además, el personaje es objeto de burlas y habladurías por parte de sus propios sirvientes debido a su carácter impulsivo y a ratos irracional que él mismo justifica como una consecuencia de su pasional y desbordante amor por Melibea. Es en el primer encuentro entre Calisto y Melibea, donde éste le declara su amor sin haber establecido ningún tipo de contacto anteriormente. En búsqueda de su ave de cetrería perdida, Calisto llega hasta la huerta de Melibea, donde queda instantáneamente flechado y, sin seguir los códigos del amor cortés, se dirige a la joven hija de Pleberio, declarándole su pasión en el primer encuentro, en un diálogo que incluso podría ser catalogado de ridículo. CALISTO. En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. MELIBEA. ¿En qué Calisto? CALISTO.¡En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase y hacer a mi inmérito tanta merced que verte alcanzarse y es tan conveniente lugar, que mi secreto dolor manifestaste pudiese. Sin duda incomparablemente mayor tal galardón que el servicio, sacrificio, devoción y obras pías que por este lugar alcanzar to tengo a Dios ofrecido, [ni otro poder ni voluntad humana puede cumplir]. (p.27)

La notoria ansiedad que sufre Calisto por agradar a Melibea lo hace saltarse los modales del amante cortés al declarar su exagerada admiración desde un primer momento, demostrando su incapacidad social e ensimismamiento, pudiendo percibirse incluso como

una falta de respeto hacia Melibea, “niña de buena familia, de alta y serenísima sangre, sublimada en prospero estado” (Pedraza y Rodríguez, p. 93). De acuerdo a Capellanus en Yolanda Iglesias (2009), la forma de proceder de Calisto, es propia de los hombres que , sin embargo, en este caso resulta obvio que el deseo del joven es netamente sexual. Citando a Capellanus, Lacarra (1989) menciona que “el amador debe alabar tanto la belleza de la amada como sus virtudes e integridad moral y debe ofrecerle, asimismo, sus servicios y fidelidad constantes” (p.14). En la relación al primer encuentro entre Calisto y Melibea, éste solo exalta las características físicas de su amada sin ahondar en sus virtudes o valores. Para Lacarra, “la retórica presente en el primer diálogo de Calisto y Melibea responde al lenguaje del código amoroso cortesano propio tanto de la ficción sentimental como de la poesía lírica amorosa, pero con elementos presentes que advierten al lector a la distorsión a la que se somete este lenguaje” (p.13). La parodia a la literatura sentimental, no tan solo se puede apreciar a través del lenguaje que utiliza Calisto para hablar con Melibea, sino también en la manera en la que éste se relaciona con los demás personajes, los cuales, si bien están claramente definidos por su posición social, presentan un lenguaje similar que podría catalogarse como vulgar. Dentro de la tragicomedia no existe diferenciación en la manera de expresarse de Calisto o de sus sirvientes; Sempronio y Pármeno, los tres personajes utilizan expresiones similares, lenguaje vulgar, no practican la discreción al momento de hablar de sus conquistas amorosas, sumado a que sus estados de ánimo cambian radicalmente, radicalmente, pasando de la tolerancia a la intolerancia, de la alegría a la ira o viceversa. Otro de los elementos paródicos presentes en la tragicomedia, se encuentra en las acciones de los sirvientes, destacando la falta de respecto y admiración que sienten Sempronio y Pármeno por Calisto, a quien critican, cuestionan y burlan. Un ejemplo de lo anteriormente mencionado se puede apreciar en el primer acto cuando Sempronio demuestra falsa preocupación por el melancólico estado de ánimo de su amo producto de su incapacidad de estar junto a Melibea: CALISTO. ¡Sempronio! SEMPRONIO. Señor CALISTO. Dame acá el laúd SEMPRONIO. Señor, vesle aquí.

CALISTO. ¿Cuál dolor puede ser tal Que se iguale con mi mal? SEMPRONIO. Destemplado está ese láud CALISTO. ¿Cómo templará el destemplado? ¿Cómo sentirá el armonía aquel que consigo está en discorde, aquel en quien la voluntad a la razón no obedece, quien tiene dentro del pecho aguijones, paz, guerra, tregua, amor, enemistad, injurias, pecados, sos pechas, todo a una causa? Pero tañe y canta la más triste canción que sepas. SEMPRONIO: Mira Nero de Tarpeya a Roma como se ardía; gritos dan niños y viejos Y él nada se dolía. CALISTO. Mayor es mi fuego, y menor la piedad de quien yo agora digo. SEMPRONIO. (No me engaño yo, que loco está este mi amo.) CALISTO. ¿Qué estás murmurando, Sempronio? SEMPRONIO. No digo nada. CALISTO. Di lo que dices, no temas SEMPRONIO: Di que cómo puede ser mayor el fuego que atormenta un vivo que el que quemó tal ciudad y tanta multitud de gente (p.32-33).

En el extracto anteriormente citado queda de manifiesto como Sempronio se atreve a criticar e incluso llamar loco a su amo, una situación que escapa de la solemnidad, respecto e incluso admiración que se esperaría de la servidumbre de la época. No es tan solo la similitud en el lenguaje entre señores y criados lo que se puede apreciar en la obra, sino también la similitud de algunas acciones, lo que queda claramente demostrado en la relaciones amorosas de los criados; Sempronio y Elicia, y Pármeno y Areúsa. Es en el octavo acto cuando Pármeno, luego de pasar la noche en compañía de Areúsa, expresa su alegría de una forma muy parecida a la que más tarde manifiesta Calisto tras desvirgar a Melibea. PÁRMENO. A Dios te quedes. ¡Oh placer singular! ¡Oh, singular alegría! ¿Cúal hombre es ni ha sido más bienaventurado que yo? ¿Cúal más dichoso y bienandante? ¡Que un tal excelente don sea por mí poseído y cuan presto pedido tan presto alcanzado! (p. 188)

En el noveno acto, Sempronio y Pármeno van a casa de Celestina, donde disfrutan de un banquete en compañía de Elicia y Areúsa, es allí dónde Sempronio adopta los recursos retóricos utilizados por Calisto. SEMPRONIO. Señora, en todo concedo con tu razón, que aquí está quien me causó algún tiempo andar hecho otro Calisto: perdido el sentido, cansado el cuerpo, la cabeza vana, los días mal durmiendo, las noches todas velando, dando alboradas, haciendo momos, saltando paredes, poniendo cada día la vida al tablero, esperando todos, corriendo caballos, tirando

barra, echando lanza, cansando amigos, quebrando espadas, haciendo escalas, vistiendo armas… y otros mil actos de enamorado; haciendo coplas; pintando motes, sacando invenciones…Pero todo lo doy por bien empleado, pues tal joya gané (p.210).

Del dialogo de Sempronio se desprende que éste en el pasado se encontró en la misma situación de Calisto, pero que luego de pasar por una serie de “pruebas”, pudo lograr su cometido y satisfacer su deseo. “Todo amor en este primer acto tiene como único fin la búsqueda del placer sexual, placer que los hombres del XV llamaban lujuria” (Lacarra, p. 16). En ambos casos, resultan evidentes las semejanzas, pese a la brecha social que existe entre los criados y los señores, “la equiparación del amor de Calisto y Melibea con el de criados y prostitutas se agudiza (Lacarra, p. 17) En los ejemplos mencionados se puede vislumbrar cómo la figura del amante cortés se ve envilecida y empobrecida a través principalmente de la figura de Calisto, quien mayoritariamente posee características negativas. En cuanto a la relación de Calisto con su servidumbre, su nobleza se presenta decadente: no existe la fidelidad por la honra, sino que las relaciones están atravesadas por el interés económico y el engaño.

6. Conclusiones

La Celestina ha dado pie a diversas reflexiones en torno a su intencionalidad, considerándosele una parodia hacia la sociedad de la época, más que una tragedia o enseñanza moral como se proponía en un principio, y que tenía por objetivo advertir a los jóvenes sobre los amoríos y los desleales sirvientes. En esta historia no existe un héroe que muere solemnemente, sino un hombre que desde el primer momento queda en ridículo y, que tras una serie de torpezas finalmente muere de la forma más grosera posible. Todos los personajes principales de La Celestina se mueven por el dinero o el sexo, las acciones se desarrollan en un vertiginoso tránsito entre la casa de Celestina, la de las prostitutas, la habitación de Calisto, las calles de la ciudad y la casa de Melibea. Los personajes poseen la capacidad de adaptar su lenguaje según su conveniencia, siendo Celestina, la más hábil para eso. Mediante este personaje, es posible conocer el oficio de la

alcahueta y la vida de las mujeres de una baja posición social de la época en contraste a las de las doncellas.

7. Referencias bibliográficas

Lacarra, María Eugenia (1989). “La parodia de la ficción sentimental en La Celestina”. En Celentinesca. Vol. 13, Nº1, pp. 11-29. Pedraza, Felipe B. y Rodríguez, Milagros (1980). Manual de literatura española II. Renacimiento. Cénlit Ediciones: Navarra. Rojas, Fernando de (2011). La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea. Real Academia Española: Madrid. Severin, Dorothy (1980). “Parodia y sátira en La Celestina”. En A. M. Gordon, & E. Rugg (Eds.), Actas del VI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, pp. 695–697.