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LA BIBLIA Biblia se la llama también Sagrada Escritura, La Escritura, Palabra de Dios, Libro de la Revelación. Se la llama Sagrada Escritura porque trata de asuntos sagrados y religiosos. Palabra de Dios, ya que es el mismo Dios el que se comunica con nosotros a través de la Biblia. Libro de la Revelación, ya que Dios se nos revela, es decir corre el velo cuando la leemos; y porque los que la escribieron lo hicieron por medio de la revelación de Dios. No se la inventaron ellos. ¿Cómo encontrar un pasaje en la Biblia? Cada libro se encuentra dividido en capítulos y cada capítulo en versículos o versos. Ejemplo: si se nos dice "Mateo 16, 12" quiere decir: Evangelio de san Mateo, capítulo 16, versículo 12. Si se nos dice por ejemplo, "Lucas 1, 20-26", significa: capítulo 1, del versículo 20 al 26. ¿Cómo se escribió la Biblia? La Biblia antes de ser escrita fue una enseñanza oral. Su redacción se debe a tradiciones y hechos históricos que pasaban de generación en generación desde tiempos muy antiguos. Nosotros estamos acostumbrados a leer y escribir y no comprendemos facilmente el mundo oriental antiguo, en donde no se escribía sino que sólo se memorizaba. Esta transmisión oral se facilitaba porque se hacia en verso, con cierta cadencia musical que ayudaba a recordarla. Más tarde, estos autores sagrados la escribieron en cueros de res; largas tiras de cuero llamadas "pergaminos, que se enrollaban en dos cilindros de madera. Cada rollo era un libro. Se escribian con plumas de ave, untadas en tinta. También se escribieron las antiguas Biblias en "papiros" que eran láminas sacadas de una planta egipcia llamada papiro. Más tarde vinieron los códices, que son manuscritos muy antiguos que contienen textos de la Biblia. Todo lo escrito acerca de Dios, ha sido escrito por hombres INSPIRADOS por DIOS.

Existen miles de libros que los hombres han escrito acerca de Dios a lo largo de la historia. De éstos, algunos son famosos como el Popol-Vuh de los mayas o el Ramayana y el Mahabaratha de los brahamanes. Cuando murió Jesucristo, sus seguidores escribieron cientos de libros acerca de su vida. Algunos eran fidedignos y otros inventaban cosas sólo para ganar adeptos. Estos últimos le atribuían a Jesús niño actos extraordinarios como dar vida a sus juguetes de madera, hablar con los animales y otro hechos similares. Estos libros los conocemos como los evangelios apócrifos. La Iglesia, con el poder que ha recibido por la Tradición apostólica, recopiló todos estos libros, los analizó y, con la luz del Espíritu Santo, seleccionó y aprobó solamente 73 de ellos como la misma Palabra de Dios. Estos 73 libros se reunieron posteriormente en uno solo, llamado Biblia o Canon de las Escrituras. La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por el mismo Dios a través de la pluma de los hagiógrafos. Por ser el Espíritu Santo el que iluminó a la Iglesia al hacer la selección, podemos estar seguros de que en este conjunto de libros está escrita la Verdad de manera fiel y sin error. ● La Biblia está compuesta por 73 libros que aparecen en la siguiente tabla: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. 2. División general La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes: Antiguo Testamento: 46 libros Nuevo Testamento: 27 libros El antiguo y el nuevo testamento están ambos relacionados entre sí. La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato.

A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras. Cómo se divide la Sagrada Biblia? La Sagrada Biblia se divide en dos grandes partes: AntiguoTestamento. y Nuevo testamento. La palabra testamento significa pacto o alianza, que Dios hizo con los hombres. El A.T. comprende los sucedido desde la creación del mundo, hasta que llegó el tiempo de la venida del hijo de Dios, y contiene los pactos o testamentos (significa la última voluntad de una persona, pero en el término griego diathéke y además pacto, alianza) que hizo Dios con los primeros padres, con los patriarcas (Noé, Abraham, Moisés), con los profetas y con el pueblo de Dios. Narra también los éxitos que obtuvieron quienes cumplieron estos pactos o testamentos, y los fracasos que sufrieron quienes no los cumplieron. Por eso, la Biblia nos enseña a hacer el bien y a evitar el mal. A hacer el bien, que gusta a Dios; y a evitar el mal que le hiere y le pone triste. El N.T. contiene lo que sucedió desde el nacimiento del Hijo de Dios en Belén, sus enseñanzas, su vida, su pasión, su muerte, resurrección y Ascensión a los cielos. Y, además, la historia de los apóstoles, las cartas de algunos de ellos, y el libro del Apocalipsis, que trata del fin del mundo. El primer pacto que hizo Dios fue con Moisés. El segundo pacto o Nueva Alianza lo hizo a través de Jesucristo, su Hijo. El antiguo Pueblo de Israel viene ahora sustituido con un nuevo Pueblo: La Iglesia, por El Fundada. Estos dos testamentos no son independientes uno del otro sino que el antiguo es preparación para el nuevo y ambos están estrechamente unidos. Ambas alianzas constituyen la historia de la salvación, en la cual Dios interviene con sus palabras y con sus obras en la vida de los hombres para llevar a cabo su plan. Todos nosotros junto con Dios los protagonistas de esta historia sagrada; todos con Dios estamos dentro de ella porque todos los hombres vamos en peregrinación hacia el Padre.Es siguiendo la historia del Pueblo escogido como nosotros llegamos a descubrir nuestra propia historia. Igual que el Pueblo de Israel, Dios nos ofrece su amor y nos hace comprender cómo podemos responderle, no obstante nuestras rebeldías y pecados.

3. División numérica de la Biblia Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones. Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros. Para los católicos, la Biblia –Antiguo y Nuevo Testamento– está formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes de las principales denominaciones, sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo. Como vemos, la Iglesia tiene la razón al afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66 como dicen las sectas. No hay que olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios puesta por escrito en un momento privilegiado de la Tradición, por lo tanto nada puede añadirse, ni nada puede quitarse "La economía cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor" (La Divina Revelación, # 4). Por otro lado, siendo sinceros y honestos descubriremos que: la única institución, la única Iglesia que transmitió por más de 1500 años la Palabra de Dios al mundo entero, es la Iglesia Católica: en sus monasterios, los monjes copiaban fielmente a mano el texto sagrado, la Iglesia en su Liturgia, en sus celebraciones la veneraba de manera especialísima, la vida de la Iglesia gira en torno a Cristo y éste contenido en la Biblia. ¿Cómo aceptar la Biblia y no aceptar a la Iglesia que ha sido fiel custodio y madre para que nada de lo que hay en ella se pierda? ¿Con qué autoridad puede alguien quitar o añadir algo a la Palabra de Dios, si la Iglesia Católica fundada por Jesucristo, haciendo uso de su autoridad divina ha declarado que nada puede añadirse ni nada puede quitarse:

"Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; Porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo" (2 P 1, 20-21)?. Los libros que no aceptan las sectas y los Nuevos Movimientos pseudo-religiosos son los siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 – 2 de Macabeos. Usando una fórmula fácil de aprender, podemos citar estos libros de la siguiente manera: "ToJuSaEBa Mabis".

4. División temática Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia, podemos dividirlos en varios grupos: Antiguo Testamento En tiempo de Cristo –y aún ahora-, los judíos clasificaban las Escrituras en tres partes: la Ley, los Profetas otros Escritos. La Ley y los Profetas eran los más importantes. El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mt 7, 12. Los escritos se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico los cita en el prefacio de su libro.

Hoy dividimos las Escrituras, así: Los libros que componen la Biblia

Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento comienza con un conjunto de cinco libros, a los cuales los traductores griegos dieron el nombre de Pentateuco (penta = cinco; teuco = instrumentos, de donde provino luego la expresión "estuches" para los rollos de papiro y finalmente "libros"). Los judíos llaman a estos cinco libros la Torah o la Ley y los cinco libros eran cada uno un "quinto" de la Ley. Estos cinco libros son : Pentateuco Éxodo Génesis Levítico Números Deuteronomio

Libros sapienciales Salmos Job Proverbios Eclesiastés Cantar de los Cantares Sabiduría Sirácide (Eclesiástico)

Libros históricos Josué Rut I Samuel II Samuel I Reyes II Reyes I Crónicas II Crónicas

Esdras Nehemías Tobías Judit Ester Jueces I Macabeos II Macabeos Los judíos llaman "profetas anteriores" a Josué, Jueces, Samuel y Reyes ya que en ellos se encuentra la historia de los grandes profetas: Elías, Eliseo y aún Samuel. A los que nosotros llamamos profetas, los judíos los llaman profetas posteriores. Digamos también que para la Biblia griega, los libros de Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II de Crónicas, formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por considerarse como obra del mismo autor. La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas con el nombre de Paralipómenos.

Libros proféticos Isaías Jeremías* Lamentaciones Baruc Ezequiel Daniel Oseas Joel Amós Abdías Jonás Miqueas Nahum

Habacuc Sofonías Ageo Sofonías Zacarías Malaquías En algunas ediciones de la Biblia, los libros de Jeremías y Lamentaciones vienen unidos como un solo libro.

Nuevo Testamento El Nuevo Testamento es "nuevo" por dar el mensaje definitivo de Dios a la humanidad en Jesús. El mismo es la gran PARÁBOLA DE DIOS en su obra, palabra y vida. El Nuevo Testamento contiene: Evangelios Mateo Marcos Lucas Juan Hechos de los apóstoles Pertenecen a este grupo 21 Epístolas o Cartas: Cartas del Nuevo Testamento Romanos I Corintios II Corintios Gálatas Efesios Filipenses Colosenses I Tesalonicenses

II Tesalonicenses I Timoteo II Timoteo Tito Filemón Hebreos Cartas Católicas Santiago I Pedro II Pedro I Juan II Juan III Juan Judas Apocalipsis

5. Unidad de ambos Testamentos El Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero explica el segundo y viceversa. Sólo a la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el primero; y sólo a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso decir. Con razón, Cristo les decía a sus oyentes: "Investigad las Escrituras y así comprobarán que Moisés habla de mí" (Jn 5, 39-45). Y san Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que Jesús "empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre Él en las Escrituras" (Lc 24, 25-27). De igual manera, san Mateo en sus tres primeros capítulos. El Antiguo Testamento… ¿pasado de moda? No necesariamente lo viejo se convierte en inservible. Hay cosas como las monedas, los muebles finos o los sellos de correo, que aumentan de valor conforme pasa el tiempo.

El Antiguo Testamento tuvo como fin preparar la venida de Cristo, pero no pasó de moda con su llegada. Jesús no vino a abolir lo que estaba escrito, sino a perfeccionarlo. Por tanto, no podemos prescindir de los libros del Antiguo Testamento. Todos son libros revelados por Dios y en ellos, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, encontramos el testimonio de la pedagogía divina, enseñanzas maravillosas acerca de Dios, sabiduría acerca del hombre, tesoros de oración. En ellos está escondido el misterio de nuestra salvación. En el Nuevo Testamento está plasmada la verdad definitiva de la Revelación divina. Su objeto central es Jesucristo, sus obras, sus enseñanzas, su pasión y su resurrección. También nos narra los comienzos de la Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo. Para entender plenamente el mensaje que Dios nos da en el Nuevo Testamento, es indispensable leerlo en relación con el Antiguo. Toda la Sagrada Escritura es una sola Revelación, un solo mensaje divino que Dios quiere comunicar al hombre, y no la podremos entender si la escuchamos en forma fragmentada. Podríamos comparar la Biblia con una cinta magnetofónica grabada en estéreo: Para escucharla, usaremos un aparato con dos bocinas: una es el Antiguo Testamento y la otra es el Nuevo Testamento. Puedes escuchar la cinta con una sola bocina, pero no oirás la música completa, sino sólo los sonidos graves o sólo los agudos; sólo los instrumentos o sólo las voces. Para escuchar la música tal como la compuso el autor, deberás conectar las dos bocinas y entonces disfrutarás del sonido integral de la composición. Para entender en toda su integridad el mensaje de Dios en las Sagradas Escrituras, es necesario leer el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo y leer el Nuevo Testamento a la luz del Antiguo. La Iglesia ha descubierto una tipología que reconoce en las obras de Dios en la Antigua Alianza, prefiguraciones de lo que haría Cristo en la Nueva. En el Antiguo Testamento está escondido el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento se hace manifiesto en el Nuevo. Ambos se esclarecen mutuamente y, por tanto, son inseparables.

“¿Es acaso la Biblia un libro mágico? ¡No lo sé! Pero he podido constatar que en ella se encuentran las respuestas a todos los interrogantes del hombre, desde los más antiguos como el sentido de la vida y la muerte, hasta los que surgen cada día con los problemas cotidianos y ultramodernos del hombre. En los libros sagrados, Dios mismo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos.” Carlos De Haro La Sagrada Escritura, el mensaje vivo de Dios Dios quiso dejarnos a los hombres un mensaje escrito y lo hizo en las Sagradas Escrituras. Dios le habla al hombre en lenguaje de hombre. Esto es una prueba maravillosa de su delicadeza y amor. ¡Cuántas veces hemos oído a políticos, científicos o demagogos que hablan a su público con términos tan extraños y palabras tan rimbombantes que nadie les entiende! Esa gente, que habla con un lenguaje tan rebuscado, pretende apantallar, dejar claro lo mucho que sabe, sin importar si el que les escucha le entiende. Dios no es así. Con su Palabra no desea sorprendernos, no desea dejar claro la poca cosa que somos junto a Él. Dios usa palabras humanas, accesibles a todos los hombres, de todas las edades y todas las culturas. Él quiere que le entendamos, que captemos la totalidad de su mensaje y "rebaja" su lenguaje divino, celestial, infinitamente sabio, que podría ser más rebuscado que el de cualquier científico, a simples palabras humanas, entendibles para la inteligencia del hombre. ¿Por qué decimos que es una Palabra viva? A Jesucristo se le llama “el Verbo”. Pues bien, Verbo significa Palabra. Jesucristo es la Palabra de Dios que se hizo hombre para salvarnos. Y este mismo Verbo, esta misma Palabra de Dios, el mismo Jesucristo, es el que está en las Sagradas Escrituras en forma de palabras humanas, accesibles para nosotros. Esta es la razón por la cual veneramos las Sagradas Escrituras. En ellas está presente Dios mismo.

Por esta misma razón es una Palabra viva, porque Jesucristo está vivo y presente en ella, como lo está en la Eucaristía, y es Él quien nos habla a través de ella. Por eso, al leer las Sagradas Escrituras tenemos la impresión de estar leyendo un libro especial, distinto, sobrenatural. Lo que en él dice se aplica a todas las épocas, a todas las culturas, a los problemas más diversos del hombre. No es que sea mágico, sino que es Dios el que nos está hablando y Él, mejor que nadie, conoce perfectamente lo que el hombre necesita saber, porque Él fuequien nos pensó, nos diseñó y nos construyó. ¿Qué hizo Dios para escribir esos libros? Dios hubiera podido utilizar cualquier cosa, pero quiso utilizar al hombre para dar su mensaje. Así es Dios; siempre respetuoso con la libertad del hombre; siempre queriendo que sea el hombre mismo el que libremente colabore con Él para lograr su plan de salvación. De esta manera, Dios eligió a unos cuantos hombres llamados hagiógrafos (escritores de algo santo, sagrado), que le sirvieron de pluma, prestándole libremente a Dios sus manos, sus ojos y su inteligencia para escribir todo y sólo aquello que Dios les dictaba a través del Espíritu Santo. Dios mismo escribió la Sagrada Escritura obrando en los hagiógrafos y por medio de ellos. Por esta razón, estamos seguros de que los libros de la Sagrada Escritura enseñan fielmente y sin error la verdad que Dios hizo que los hagiógrafos escribieran para nuestra salvación.

¿Cómo se debe leer la Sagrada Escritura? Debemos leer la Sagrada Escritura, meditándola con profundidad y tomando en cuenta dos cosas: 1. La Sagrada Escritura está escrita por Dios, utilizando las manos de unos hombres que vivieron en una época determinada de la historia. Por tanto, al leer la Sagrada Escritura, tenemos que prestar atención a lo siguiente:

a) A lo que los autores quisieron afirmar de acuerdo con el tiempo histórico en que la escribieron, con su cultura, con los géneros literarios que se usaban, con la forma de sentir, hablar y narrar de los hombres de su tiempo. b) A lo que Dios quiso manifestar con las palabras que escribieron los hagiógrafos. Para lograrlo, debemos leer la Sagrada Escritura con el mismo espíritu con el que fue escrita; es decir, con la idea de ofrecer un camino de salvación para los hombres de todas las épocas y culturas. Sólo as, nuestro entendimiento podrá captar el mensaje de Dios oculto tras unas palabras humanas. 2. La Sagrada Escritura tiene dos sentidos: el literal y el espiritual El sentido literal lo podemos captar simplemente por el significado de las palabras que contiene. El sentido espiritual lo captamos en las realidades y acontecimientos que se narran, y que también son signos que manifiestan el Plan de Dios. De realidades y acontecimientos los entenderemos mejor si buscamos en ellos: a) aquello que nos lleva a Cristo: sentido alegórico, b)aquello que nos lleva a un cambio en nuestra forma de actuar en la vida terrena: sentido moral c) aquello que nos lleva a la salvación: sentido anagógico.

La Biblia: Los Evangelios El Evangelio en el Nuevo Testamento La palabra "evangelio” viene del griego euangelion (de la palabra euangelos = mensajero). De esta misma procede el verbo euangelizesthai = anunciar la buena noticia. En la biblia hebrea se utiliza esta palabra como buena noticia y/o portador de buenas noticias (2 Sam. 4; 18, 19-20). La buena nueva consiste en que el reino de este Dios restaurará la paz y la prosperidad para su pueblo exiliado, para los pobres y los afligidos. Los Evangelios, una buena noticia Evangelio anunciado, transmitido y vivido. Los cuatro evangelistas.

El proceso de composición de los evangelios. Los evangelios, como todo libro de la Biblia, es fruto de un largo proceso. Podemos distinguir varias etapas: Evangelio anunciado. (28-30 ca). Jesús, con toda seguridad, no escribió nada. Al contrario de los grandes hombres de su tiempo, que escribían grandes tratados de historia, literatura, viajes,... Jesús proclamó el evangelio (=Buena noticia) por Palestina. De dos maneras predica este evangelio: a.- A través de sus palabras b.- A través de su vida Así como en los muros de algunos edificios se encuentra una piedra esculpida o inscrita que pertenece a una construcción más antigua en los evangelios encontramos algo similar y que son materiales antiguos tomados de las primeras proclamaciones cristianas y que están centradas en la muerte y resurrección de Cristo, el perdón de los pecados y el don del Espíritu. Al anunciar el Kerygma ( primer anuncio )que debía de instruir y llevarlos a la conversión, no sólo se hablaba de la muerte y resurrección, sino también de las palabras del Señor Jesús, sus milagros, lo que había vivido, dicho, y así se formaron tradiciones en torno a él. Estos a su vez fueron orales hasta llevarlos hacer una especie de colección necesaria para la vida de las iglesias. Que a su vez fueron las que le dieron forma a nuestros evangelios. Todo comenzó después de la Resurrección de Jesús. Los apóstoles no se guardan la Buena Nueva para ellos. La comunican por las calles, las plazas, las calles, etc. Su mensaje es sencillo y contundente: Vino a este mundo un hombre que nosotros conocíamos. Predicó el Reino de paz, amor, justicia. Lleva en su corazón un amor inmenso: el amor de Dios. Jesús está vivo: ¡Ha resucitado! Junto a esta comunicación de la Buena nueva, comienzan a vivir como lo intentó Jesús. Forman la comunidad de los creyentes en Jesús: La Iglesia.

La comunidad de seguidores de Jesús aumenta. Ya no sólo están en Palestina. Hay cristianos que proceden de distinto origen... La Iglesia se universaliza y a todos estos cristianos hay que ayudarles: A REZAR: escribieron la oración de Jesús. A VIVIR como Jesús: escogen frases y sentencias del mismo Jesús sobre el dinero, la bondad, el amor, el seguimiento. A DAR RAZÓN DE LA FE EN JESÚS. Estos relatos, dichos, oraciones,... se fijan en PEQUEÑOS ESCRITOS que circulan entre las comunidades cristianas. Se reúnen estas unidades en colecciones mayores: Relatos de Milagros, Parábolas, dichos y sentencias del Señor...Aunque no hay que olvidar que perdura la transmisión oral. Los misioneros y los transmisores de la Buena Nueva en sus predicaciones: Seleccionan multitud de recuerdos que conservaban de Jesús. Tienden a realizar una síntesis. Legitiman su predicación con alusiones a los testigos existentes (apóstoles). Todo lo que saben lo adaptan a los destinatarios y a sus oyentes. Todo lo que se sabía de Jesús tenía que servir para la predicación, para que suscitara la fe en Jesús o la fortaleciera. Evangelio escrito. Ya han muerto los apóstoles y los primeros cristianos por dar testimonio de Jesús. La Iglesia está esparcida por el Imperio Romano y se universaliza. Para que se conserve con fidelidad el mensaje de Jesús, algunos cristianos comienzan a escribir. Estos escritores cristianos (los evangelistas) se sirven de las pequeñas unidades literarias existentes y de las colecciones de relatos (milagros, parábolas, pasión, etc).

Existen tres evangelios (Marcos, Mateo y Lucas), que concuerdan en gran parte en lo que dicen. Se llaman SINÓPTICOS,osea que se parecen en los hechos que narran, pero desde su propia visión,narran los mismos hechos,las mismas palabras, parábolas y toda la vida de Jesús,los evangelios sinópticos muestran una visión unificada ya que vivían en comunión con ellos y con el Señor. Los tres evangelios organizan sus materiales teniendo en cuenta un esquema fijo: 1.- La época de Jesús junto a Juan Bautista. 2.- Jesús en la Galilea: Predicación del Reino de Dios. 3.- La marcha y el camino hacia Jerusalén. 4.- Sus últimos días: Pasión, Muerte y Resurrección. El evangelio de San Marcos es el más antiguo. Mateo y Lucas montaron su narración evangélica sobre el modelo de Marcos. Mateo y Lucas tienen una fuente común, llamada Fuente Q (viene de la palabra alemana Quelle, que significa fuente), que era un escrito que contenía dichos y sentencias de Jesús. SAN MARCOS Destinatarios: cristianos de origen pagano. Objetivo: mostrar las características del mesianismo de Jesús. SAN LUCAS Destinatarios: comunidades surgidas en el mundo pagano. Objetivo: mostrar las características de los seguidores de Jesús. Lugar de composición: no hay acuerdo (¿Efeso, Corinto, Roma?).

SAN MATEO Destinatarios: cristianos de ascendencia judía. Objetivo: Animar a su comunidad para que siga las enseñanzas de Jesús, modelo y salvador. Lugar de composición: la región de Siria o Antioquía SAN JUAN Este evangelio rompe el molde de los sinópticos. Se distingue de los otros por su estilo, vocabulario y estructura. La estructura: El camino de Jesús comienza en el Padre y termina en el Padre; el escenario de su vida es Galilea y Judea; sus temas intentaron mostrar a Jesús como manifestación de la verdad divina. Destinatarios: cristianos de la comunidad de Juan evangelista. Objetivo: Jesús se revela como hijo de Dios y salvador del mundo. Autor: La tradición lo atribuye al apóstol Juan. Lugar de composición: Efeso, ciudad de Asia Menor, o la región de Siria lindante con Palestina. LO QUE ENSEÑA LA IGLESIA HOY Los evangelios fueron escritos por hombres que pertenecen al grupo de los primeros que tuvieron fe (Mc 1,1; Jn 21,24) y quisieron compartirla con otros. Habiendo conocido por la fe quién es Jesús, pudieron ver y hacer ver los rasgos de su Misterio durante la vida terrena. Desde los pañales de su natividad (Lc 2,7) hasta el vinagre de su pasión (Mt 27,48) y el sudario de su Resurrección (Jn 20,7), todo en la vida de Jesús es signo de su Misterio... Su humanidad aparece así como el Sacramento, es decir, el signo y el instrumento de su

divinidad y de la salvación que trae consigo: lo que había de visible en su vida terrena conduce al misterio invisible de su filiación y de su misión redentora. (Nº 515 DEL CATECISMO). La Tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia qué escritos constituyen la lista de los Libros Santos (DV 8,3). Esta lista integral es llamada Canon de las Escrituras. Comprende para el Antiguo Testamento 46 escritos (45 si se cuentan Jr y Lm como uno solo), y 27 para el Nuevo Testamento. (Nº 120 DEL CATECISMO). La Palabra de Dios que es fuerza de Dios para la salvación del que cree, se encuentra y despliega su fuerza de modo privilegiado en el Nuevo Testamento (DV 17). Estos escritos nos ofrecen la verdad definitiva de la Revelación divina. Su objeto central es Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, sus obras, sus enseñanzas, su pasión y su glorificación, así como los comienzos de su Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo (DV 20). (Nº 124 DEL CATECISMO). Los Evangelios son el corazón de todas las Escrituras por ser testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador (DV 18). (Nº 125 DEL CATECISMO). El Evangelio cuatriforme ocupa en la Iglesia un lugar único; de ello dan testimonio la veneración de que rodea la liturgia y el atractivo incomparable que ha ejercido en todo tiempo sobre los santos.

Las parábolas de Jesús El término castellano "Parábola" que, lejanamente traduce al hebreo mashal, puede ir del símil al proverbio, enigma, símbolo, seudónimo, motivo, ejemplo, ejemplo, refrán, comparación, adagio, chiste, dicho agudo, cuento corto, misterio, fábula, figura, ficción, alegoría, revelación, argumentación, disculpa, objeción y metáfora.

En otras palabras, el mundo de la parábola bíblica abarca las áreas de la comparación, alegoría, ilustración y ejemplificación. Las Parábolas de Jesús Más que temas de información y formación, las parábolas son guías de meditación, individual o comunitaria, que llevan a la transformación. Además, Jesús utilizó la parábola en su enseñanza. Al hacerlo, pretendía despertar: *actualizaciones de la verdad de Dios, *pistas de reflexión, *ilustraciones de una realidad, *enseñanzas moralizadoras, *compromisos para la vida práctica, y motivaciones para ser, pensar, vivir y obrar. La parábola pertenece al mundo de lo sapiencial, es decir: al de la sabiduría de la vida, hecha palabra y modelo. Por ello, no es una norma, costumbre, historia o reporte, sino: un consejo o advertencia qué tomar en cuenta (meditación); una invitación y provocación a buscar respuestas (interpelación) un símbolo por descubrir y con el cual sintonizar (enseñanza). una verdad qué aprender a calibrar y comprobar (aceptación) Toda lectura de la Sagrada Escritura debe seguir un método para ser provechosa y no sólo pasatiempo. El método que aquí se propone es sencillo y sigue seis pasos: 1. Texto: leer primeramente el o los testimonios del o de los evangelios; 2. Contextos: examinar el entorno (antes, después, lenguaje, palabras, frases...); 3. Análisis: buscar pistas para la reflexión detenida del texto evangélico; 4. Sentido y mensaje: callar para permitir que el texto motive cambios de actitud; 5. Entrevista con Dios: formular preguntas directas de Dios a la persona (o comunidad) que pueden ser respondidas privada o públicamente (comunitariamente); 6. Compromisos: no proponer recetas qué seguir, sino sólo sugerencias que ayuden a enderezar tanto comportamientos como actitudes y acciones.

Más que temas que dan información y formación, las parábolas son unas guías de meditación, individual o comunitaria, que llevan a la transformación. Por ello, cada parábola puede trabajarse en forma de meditación personal o como sesión grupal de estudio, pero orientada al compromiso. Las parábolas de Jesús proponen cambios de conducta en forma sutil, sin imposiciones ni la preocupación de gustar o no, de ser aceptadas o rechazadas, de motivar o alejar, de comprometer o de volver cínico a quien las escuche, lea o conozca. 1. Son un lenguaje en imágenes y un instrumento útil para expresarse, relacionarse e involucrarse en la vida de los demás, como Dios en la nuestra; 2. Son también una proyección del ser humano, que dice lo que es y quiere, sus metas y aspiraciones, sus logros y fracasos, sus riquezas y debilidades; 3. Son recursos con que los humanos recrean, trabajan y redimen al mundo en que ha sido colocados; 4. Son un vehículo para transmitir la verdad de Dios, no como regla, sino con la fluidez y belleza poética de la comparación y el proverbio, el encanto de la motivación, el tino de la sugerencia y el alcance de la provocación que lleva al compromiso Jesús mismo es la gran PARÁBOLA DE DIOS que nos ha sido dicha no para saber más de Dios, sino para llegar a El; y la Biblia, un lenguaje parabólico que nos permite intuir el misterio del Creador, del hombre y de las relaciones entre ambos. ● Jesús se sirvió de parábolas para comunicar y realizar la salvación, es decir: - para dar el mensaje de Dios en lenguajje, acción y sentimientos humanos; - para ser comprendido inmediata, directa y concretamente; - para mostrar que Dios quiere de verdad al ser humano y se encarna en sus valores y lenguaje, en su cultura y forma de percibir la verdad. El Nuevo Testamento es "nuevo" por dar el mensaje definitivo de Dios a la humanidad en Jesús. El mismo es la gran PARÁBOLA DE DIOS en su obra, palabra y vida.

Además, Jesús utilizó la parábola en su enseñanza. Al hacerlo, pretendía despertar: práctica, y motivaciones para ser, pensar, vivir y obrar. Las parábolas de Jesús - induce al lector a asimilar estos texttos sin más compromiso que buscar el Reino de Dios propuesto por el Maestro; - lleva al lector no sólo a leer,, sino a meditar, interiorizar y asimilar sus mensajes. Estudio de las parábolas de Jesús Toda lectura de la Sagrada Escritura debe seguir un método para ser provechosa y no sólo pasatiempo. El método que aquí se propone es sencillo y sigue seis pasos: 1. Texto: leer primeramente el o los testimonios del o de los evangelios; 2. Contextos: examinar el entorno (antes, después, lenguaje, palabras, frases...); 3. Análisis: buscar pistas para la reflexión detenida del texto evangélico; 4. Sentido y mensaje: callar para permitir que el texto motive cambios de actitud; 5. Entrevista con Dios: formular preguntas directas de Dios a la persona (o comunidad) que pueden ser respondidas privada o públicamente (comunitariamente); 6. Compromisos: no proponer recetas qué seguir, sino sólo sugerencias que ayuden a enderezar tanto comportamientos como actitudes y acciones. INDICE GENERAL PARABOLAS 1. El médico y sus enfermos (Mc 2,17); 2. El esposo y sus compadres (Mc 2,18-20; Mt 9,15; Jn 3,29-30); 3. El sastre y el cantinero (Mc 2,21-22); 4. El hombre fuerte y el ladrón (Mc 3,27); 5. El sembrador (Mc 4,3-8; Mt 13,3-8; Lc 8,5-8); 6. El predicador y su auditorio (Mc 4,13-20; Mt 13,18-23; Lc 8,11-15) 7. El labrador paciente (Mc 4,26-29); 8. El jardinero confiado (Mc 4,30-32; Mt 13,31-32; Lc 13,18-19); 9. El hombre limpio (Mc 7,14-23; Mt 15,10-20) 10. Los discípulos atrevidos (Mc 8,34-38; Mt 16,24-28; Lc 9,23-27)

11. El niño inocente (Mc 9,35-37; Mt 18,1-5; Lc 9,46-48) 12. Los primeros y los últimos (Mc 10,31; Mt 19,30; 20,16; ; Lc 13,30) 13. El mago de los imposibles (Mc 11,22-23; Mt 17,20; 21,21) 14. Los viñadores perversos (Mc 12,1-11; Mt 21,33-44; Lc 20,9-18); 15. El hombre doble y equivocado (Mc 12,38-40; Mt 23,6-7; Lc 29,45-47); 16. El campesino sagaz (Mc 13,28-29; Mt 24,32-34; Lc 21,29-33); 17. Doña Sal y Doña Luz (Mt 5,13 -14); 18. El hombre y la vela (Mt 5,15-16); 19. El enojón y el ofensivo (Mt 5,22) 20. El donador verdadero (Mt5,23-24) 21. Los enemigos (Mt 5,25-26; Lc 5,58-59); 22. El hombre y la lámpara (Mt 6,22-23; Lc 11,34-36); 23. El trabajador con dos patrones (Mt 6,24; Lc 16,13); 24. El ciego y el lastimado (Mt 7,3-5; Lc 6,41-42); 25. El papá cuidadoso (Mt 7,9-11; Lc 11,11-13); 26. El recolector de fruta (Mt 7,16-20; Lc 6,43-44); 27. El hombre que supo escoger la entrada (Mt 7,13-14; Lc 13,24); 28. Los dos albañiles (Mt 7,24-27; Lc 6,47-49); 29. El patrón con pocos trabajadores (Mt 9,37-38; Lc 10,2) 30. Los niños y su juego (Mt 11,16-19, Lc 7,31-35); 31. El hombre y los espíritus dañinos (Mt 12,43; Lc 11,24-26); 32. El campesino y su enemigo (Mt 13,24-30); 33. La cocinera sabia (Mt 13,33; Lc 13,20-21); 34. El arqueólogo emprendedor (Mt 13,44); 35. El coleccionista arriesgado (Mt 13,47-48); 36. El pescador (Mt 13,47-48); 37. El jefe de familia (Mt 13,52); 38. El guardián (Mt 13,33-37; Lc 12,35-38); 39. El ciego guía (Mt 15,13-14); 40. Reyes y súbditos (Mt 17,25-26); 41. El escandaloso castigado (Mt 18,6-11) 42. El pastor auténtico (Mt 18,12-14; Lc 15,4-7); 43. El criado malcriado (Mt 18,23-35); 44. El rico y el camello (Mt 19,24) 45. El buen patrón (Mt 20,1-16); 46. Los hijos desiguales (Mt 21,28-32);

47. Los invitados a la fiesta (Mt 22,1-10; Lc 14,16-24); 48. El invitado descuidado (Mt 22,11-13); 49. El visitante intempestivo (Mt 24,27-28; Lc 17,23-24.37); 50. El ladrón (Mt 24,43-44; Lc 12,39-40); 51. El velador atento (Mt 24,45-51; Lc 12,42-46); 52. Las damas de compañía (Mt 25,1-13); 53. El prestamista y sus deudores (Mt 25,14-30; Lc 19-12-27); 54. El buen catador (Lc 5,39) 55. Los dos deudores (Lc 7,41-43); 56. El prójimo (Lc 10,30-37); 57. El vecino molesto (Lc 11,5-8); 58. El prepotente en acción (Lc 11,21-22) 59. El rico ambicioso (Lc 12,16-21); 60. El campesino y el tiempo (Lc 12,54-56); 61. El patrón y el jardinero (Lc 13,6-9); 62. El jefe de familia y las visitas inoportunas (Lc 13,24-30; [Cf. Mt 25,10-12]); 63. Cada invitado en su lugar (Lc 14,7-11); 64. El constructor y el guerrero (Lc 14,28-32); 65. La mujer y la moneda (Lc 15,8-10); 66. ¡Todo un papá! (Lc 15,11-32); 67. El empleado sagaz (Lc 16,1-8); 68. El rico y el pobre (Lc 16,19-31); 69. El asalariado (Lc 17,7-10); 70. El juez y la viuda (Lc 18,1-8); 71. El devoto y el hombre común (Lc 18,9-14); 72. El hombre espiritual (Jn 3,8); 73. El hombre celeste y el terrestre (Jn 3,31-34) 74. El vendedor de agua viva (Jn 4,13-14) 75. Los campesinos y la siega (Jn 4,35-38); 76. El hijo y el siervo (Jn 8,34-35); 77. El Señor del pan (Jn 6,35-51); 78. El caminante (Jn 8,12); 79. El ganadero y el intruso (Jn 10,1-5); 80. El guardián y el ladrón (Jn 10,7-10); 81. El pastor y el boyero (Jn 10,11-14); 82. El hombre que regaló su vida (Jn 10,17-18);

83. El vivo y el difunto (Jn 11,25-27); 84. El caminante (12,24); 85. El hombre es como el grano (Jn 12,24); 86. El anfitrión y sus huéspedes (Jn 13,4-15) 87. El patrón y el sirviente (Jn 13,16; 15,20) 88. El hombre que se volvió camino (Jn 14,6-7); 89. El viñador y la vid (Jn 15,1-11); 90. La mujer que da a luz (Jn 16,21-22) 91. El joven y el viejo (Jn 21,18-19) Elaborado: Julián Armando Sarmiento Herrera Catequista Parroquia San Bernabé Apóstol Bogotá Colombia