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De Hegel a Marx Jacques D'Hondt Amorrortu editores De Hegel a Marx Jacques D’Hondt Amorrortu editores Buenos Aires

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De Hegel a Marx

Jacques D'Hondt Amorrortu editores

De Hegel a Marx Jacques D’Hondt

Amorrortu editores Buenos Aires

Introduction. Presencia de H egel*

«(jPrescindir de la Idea absoluta?». Ch. Perelman. El exito presagia y prepara un fracaso. ^Un partido conquisto la victoria? Lo demuestra, nos dice Hegel, el hecho de que se divide. Desde este punto de vista, el hegelianismo saborea un autentico triunfo, jcomo que se ha fragmentado en mil pedazos! Cada heredero se envanece de ocupar el mejor lugar, bajo la lluvia de fragmentos. En verdad, se advierte que el estruendo de la explosion no los conmovio: pretenden que el sistema se mantiene intacto, tal como ellos lo cristalizaron en su sueno de eternidad. dQue papel representa la ilusion en esta esperanza? En la totalidad filosofica mantenida a toda costa, en la unidad que se restablece a pesar de las agresiones, en la coherencia a la que se defiende de los detractores, ^esta el verdadero Hegel? es una exigencia actual la que se refleja en lo que llamamos hege­ lianismo y le da cohesion? En realidad, hay muchos modos de ordenar una diversidad o de modificar el orden de un sistema. Cambia el mundo, y se plantean diferentes problemas. Obtenemos respuestas en otras fuentes. Cuando volvemos los ojos hacia la obra de Hegel desde la altura de nuestra nueva episteme, la adivinamos primero como una sombra que se desliza entre dos brumas, o entre dos aguas. Procuramos alcanzarla. La identification y la recopilacion de textos avanzan. Llegara el dia en que conoceremos todo cuanto Hegel dijo. Pero lo que ya tenemos es ahora mismo causa de fecundo desconcierto. Todo esto supera nuestra comprension: idea absoluta y dialectica disolvente, metodo afiebrado y contenido estable, ontologia roida por la nada, sospechosa teologia, sobrio realismo mal casado con una desenfrenada especulacion. El lector corre gravisimo riesgo de no entender nada, pero le bastaria una mi­ nima caida en la simplification para obtener tranquilizadoras aclaraciones. Si anhela comprender la obra misma, si con pa* Tornado de Revue Internationale de Philosophie, Bruselas, 1970.

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ciente honestidad se esfuerza por asimilarla en su totalidad, experim ental el sentimiento de una unidad irreductible? Es indudable que por aproximaciones sucesivas llegara a apoderarse intelectualmente de este hegelianismo original: existe, se perfila gradualmente, o mejor dicho el esfuerzo tenaz le confiere transparencia. As! lo afirma Canguilhem: «Trabajosa y lentamente, con dificultad, indirectamente, a partir de nuestras orillas epistemicas podemos llegar como en una zambullida hasta una episteme naufragada».1 Hegel nos habla de la unidad de su sistema, y le entendemos, Senala que esta unidad consiste mas bien en una indisocialibilidad {XJntrennbarkeit) y y algunos todavia lo comprendemos. Creemos que nada o casi nada se nos escapa en su primer enfoque: No me leerds si antes no me has comprendido.2 Aspira a la unidad. Pero hay mucho trecho del lazo a la cogida. Cuanto mas se analizan los textos hegelianos, y ciertamente abundan, mas se duda de la posibilidad de unir en un mismo vuelo del pensamiento sus tesis heterogeneas. Para salvar las apariencias Hegel no vacilo en usar «falsas simetrfas», y se atrevio a usar muchos «pasajes sentimentales»; dfgamos, en fin, que sus adversaries no fueron los unicos en destacar que echaba mano de artificios. A cada vuelta de pagina lo positivo sumerge a lo especulativo que pretendfa conservar su pureza. Todos los ruidos del mundo hallan eco en Hegel. Y el recoge por doquier sus elementos. ^Unidad? En ciertas ocasiones parecerfa mas propio hablar de « finales rimados».3 Y, sin embargo, incluso eso parece excesivo. La verificacion varia sin descanso. La amenaza se cierne inmediatamente sobre cada rima, y tambien sobre el poema. Con e] fin de evitar la fragmentacion, los comentaristas depuran la obra de lo que creen escorias, y la vuelcan en el molde. Eduardo Gans, el discfpulo preferido de Hegel, animado por las mejores intenciones, dio el ejemplo despues de la muerte del maestro: elimino casi la mitad de los textos de los que disponfa para formar la Filosofia de la historia, y de ese modo logro, como el mismo lo destaca con orgullo, «hacer de todo eso un libro». Si la obra de Hegel fuese la fiel expresion de su proyecto, seria posible proceder de tal modo. Nada tendriamos que agregar: 1 «Mort de Thomme ou epuisement du cogito», Critique , n? 242, julio de 1967, pag. 606. 2 P. Valery, «Lettre sur Mallarme», en CEuvres, Paris, Bibliolheque de la Pleiade, vol. I, pag. 638. 3 R. Ruyer, «L e mythe de la raison dialectique», Revue de Metaphysique et de Morale, n? 1-2, enero-junio de 1961, pag. 25.

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exegi meum monumentum. Pero cada expositor del hegelianismo le impone una unidad distinta por el caracter o el rigor. En verdad, realiza un trabajo util. Construye plataformas cada vez mas profundas que facilitan el descenso hacia el autentico He­ gel, y de nivel en nivel los lectores pasan mas desenvueltamente de su propio sistema de inteligibilidad al que Hegel se proponia establecer. jEs una tarea indispensable y significativa, un verdadero trabajo filosofico! Revela la diversidad de los principios de inteleccion, su exclusion reciproca, y, al mismo tiempo, permite que actuen sus inexorables afinidades. ^Conviene obligar a Hegel a expresarse con medias palabras? Si erigimos un hegelianismo mas hegeliano que el natural, no salvamos de su destino al hegelianismo real, y en cambio destacamos la dualidad que deseabamos evitar: la unidad de hecho, precaria, sometida a condiciones que el filosofo no habia reconocido, fundada sobre bases distintas de las que el aceptaba, se contrapone al modelo de unidad que le seducia. El lector mo­ dern© reconstruye a su modo ambas estructuras, o bien, sin tener conciencia de lo que hace, las aparta para instalar en su lugar las que ahora se imponen. Y ocurre tambien que disene en el hegelianismo el contraste que el mismo necesita para comprenderse y admirarse mejor. La tarea del historiador es un combate constantemente renovado contra estas ilusiones al principio inevitables, a las que el corrige poco a poco. Su unica defensa es el trabajo responsable, la familiaridad cada vez mayor con los escritos de Hegel, una conciencia mas y mas aguda de la originalidad de nuestra si­ tuation intelectual. Nuestros marcos de pensamiento, que son distintos, se aplican a lo que logramos reconstruir de los marcos hegelianos, y destacan su fragilidad. Cuando el sol se desplaza, la sombra del crucero divide el muro de distinto modo y desdibuja los primeros esbozos. ^Que significa pensar el hegelianismo? Parece que nuestro tiempo comenzara a presentir las condiciones de un pensamien­ to de ese caracter. Entre otras, la necesidad de distintos grados de separation, por una parte entre el fin buscado y el resultado que en efecto Hegel nos suministro, por otra entre las diferentes imagenes que le superponemos. Esta separation movil y multiplicada nos ayuda a apreciar el espesor temporal, la distancia teorica. Varios enfoques de Hegel lo convierten en una idea. De todos modos, en lo que a el concierne, la separation de las imagenes favorece paradojicamente su choque. Son choques de Hegel contra si mismo, en nuestro pensamiento activo, y reve11

Ian su fracaso parcial. Los pretextos de estas colisiones se renuevan. Y cuando dispongamos de todo lo que dijo, jaun no habremos conseguido aprisionarlo! El pensamiento del pasado cambia tanto como cualquier otro, y es demasiado complejo para adormecerse. Se alimenta de las desviaciones en cadena. Estas imagenes, ^no imponen una vision historica viva? Para formular la exigencia y la dificultad de este problema en relacion con Hegel, convendria transponer y complicar los caracteres que Kolakowski atribuye a la aprehension del pasado en general: «Dentro del conocimiento no existe distancia alguna que sea idealmente adecuada a su objeto: lo ideal es solo confrontar constantemente las imagenes vistas desde diferentes distancias. Cuando se examinan los hechos historicos, segun parece, importa sobre todo satisfacer dos exigencias contradictorias: identificarse con los hombres del pasado en cuestion, al extremo de poder apropiairse la imagen que se forjaban de su propia epoca; en otros terminos, concebir su epoca como una per spec tiva abierta. Pero al mismo tiempo liberarse totalmente»de su perspectiva, y hallar para su conducta referencias que tengan sentido para el panorama de su epoca segun se la ve desde la nuestra — es decir, contemplar su tiempo como una realidad cerrada. »Estos dos criterios son indispensables para comprender el pa­ sado, pero seria imposible aplicarlos en un solo y mismo acto cognitivo».4 Por consiguiente, ^recordar significa ver doble? La confrontacion supone, por lo menos, un encuentro: un mismo acto de pensamiento debe apoderarse finalmente de imagenes desconectadas y sucesivas para convertirlas en los momentos activos de una comprension actual. Pero la disyuncion continua siendo un momento previo. Asi, comprender el hegelianismo supone apropiarse la obra de Hegel, o, como el gustaba decir, reinteriorizar (Er-Innerung) el pensamiento que ella encierra, sin abandonar por eso el propio fundamento intelectual. «No se parte», sino que, apoyado en una base, uno se aventura. iDoble Hegel! Habia blindado la camara cerrada del dogmatismo. {Pero lo hacia para almacenar explosivos! «Nada hay 4 L. Kolakowski, Chretiens sans Egiise, Paris, Gallimard, pags. 799-800.

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en la tierra y en el cielo que no contenga en si el ser y la nada»: entonces, ^donde instalaba su sistema? Entre todos los filosofos, nadie preparo mas eficazmente que el las armas de su propia muerte. Sabe adonde lleva una actividad incansable. Todo puede cesar, excepto el trabajo, al que concibe abstractamente como labor del espiritu: «Se satisfizo en sus propias creaciones. Pero cada una se le opone constantemente como una nueva materia prima que exige ser movilizada».5 Todo cuanto se pro­ duce envejece y se desvaloriza, «se derrumba, construccion carcomida y sin alma». Hegel no se queja de que asi sean las cosas, ni mucho menos. Exclama, como Hamlet: «iBuen trabajo, valeroso topo!».6 Y por lo que respecta a la herencia de Hegel, hay que elegir: el topo o la topera. Optar por la ultima implica constrenirse a repetir literalmente al maestro, por lo menos en la medida de lo posible. Es conocido el juicio que merecia a Hegel esta fidelidad formal: «Hoy es inconcebible la existencia de platonicos, aristotelicos, estoicos, epicureos . . . Es imposible mantener momias introducidas en la materia viva».7 ^Hemos de embalsamar al enemigo de los embalsamadores? Creia Hegel que «lo mejor que los ninos pueden hacer con un juguete es romperlo».8 Y ciertamente no creia que las filosofias fuesen irrompibles. Habia descortezado varias para aprovecharlas: deshacer, y hacer deshaciendo, y no ser sino este deshacimiento. Sin duda, nuestra epoca ya no cree que la filosofia se alimente exclusivamente de si misma. Sin embargo, eso no la lleva a descuidar la herencia filosofica. Recoge aquellos elementos que puedan apoyar los procedimientos constructivos actuales. En esta perspectiva, ser hegelianos significa haber pasado por Hegel, recordarlo y saberlo. Incluso a los mejores, si no leyeron a Hegel, siempre les faltara algo.9 jPero esto es excesivo! Esta fidelidad al sistema de Hegel supone la posibilidad de arrancarle fragmentos. Presume que las ideas se transplantan o injertan mejor aun que los corazones. 5 Die Vernunft in der Geschichte, J. Hoffmeister, ed., Hamburgo, Meiner, 1955, pag. 36. 6 Geschichte der Philosophic, en Samtliche Werke, H. Glockner, ed., Stuttgart, Fr. Frommans Verlag, 1927-30, 20 vols., X IX , pag. 685. 7 Lemons sur Vhistoire de la philosophic. Introduction, trad, al fran­ cos por J. Gibelin, Paris, Gallimard, 1946, pag. 71. 8 Werke, H. Glockner. ed., V II, 2, pag. 95. 9 Acerca de este punto, vease Marx en relacion con Dietzgen. Carta a Engels, 7 de noviembre de 1868.

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^Envolveremos el corazon con un cuerpo, o a este le daremos un corazon? Sea como fuere, se ha realizado una quita, y en su provisional inutilidad cae un desecho. La cuestion es realizar un tratamiento parcial de los grandes autores, y hacerlo con conocimiento de causa. No imitarlos, sino recibir de ellos un impulso, y de este extraer algo nuevo por via de desarrollo unilateral. Valery analizo minuciosamente los efectos de esta forma de influencia en Mallarme, y atribuyo a sus conclusiones cierta validez general: «Cuando una obra o toda la production de un autor actuan sobre alguien, no por todas sus cualidades sino por una o algunas de ellas, la in­ fluencia alcanza sus valores mas notables. El desarrollo separado de una cualidad de uno por la omnipotencia del otro rara vez deja de engendrar efectos de sum a originalidad» . Mallarme frente a sus modelos — Baudelaire y los romanticos— habla demostrado «tenacidad en la selection y rigor en la exclusion».10 Habria mucho que decir acerca de la « omnipotencia» del heredero en la elaboration del inventario. De todos modos, a el le toca elegir y excluir. Amamos a Homero, pero no por eso nos prosternamos ante sus dioses. Valery se complacfa en los discursos de Bossuet. Y todos escuchan a Juan Sebastian Bach. Es imposible esquivar a Hegel. Existio y trabajo, se le ha leido y se insiste en leerlo. En este sentido, no se puede dejar de ser hegeliano. En este aspecto puede afirmarse de el lo mismo que de todos los demas. El olvido no seria suficiente para evitar su action fecundante. Tampoco una actitud de menosprecio frente a los libros. Seria necesario acometer la destruc­ tion radical de todas las bibliotecas. La autonomia de la filosofia es solo relativa, pero no por ello es la causa mas desdenable de una renovation constante. De modo que podemos fragmentar a Hegel sin sentir remordimiento. La dialectica brotara como un demonio de la caja despanzurrada. ^Lograremos aislar el modo y el metodo dialecticos de sus pretextos y de sus fantasmas momentaneos? En verdad, podemos dudar del exito. El rechazo de esta posibilidad ya es tradicional. Marx, entre otros, ^no habra sido victima de una suerte de aberration cuando quiso conservar de He­ gel solo un metodo dialectico, demostrando asi «tenacidad en la selection y rigor en la exclusion»? jEs imposible explicar a Marx unicamente remitiendose a la in­ fluencia de Hegel, o incluso a la influencia de toda la herencia 10 P. Valery, op. cit.y pag. 635.

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intelectual del genero humano! Marx vive en un mundo nuevo, y su pensamiento es el que cuadra a ese mundo. De todos modos, en cuanto pensamiento, no representa un comienzo absoluto, y el mismo senalo que la dialectica hegeliana se contaba entre sus fuentes mas importantes.