Jack Unterweger

Jack Unterweger Dentro de la justicia natural del cosmos, la perturbación de alguno de los elementos del universo supon

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Jack Unterweger

Dentro de la justicia natural del cosmos, la perturbación de alguno de los elementos del universo supone un resquebrajo a la armonía de la vida. Y es que a diario vemos ejemplos reales de cómo nuestra sociedad ha pasado de un estado natural de paz y felicidad, a uno de completa anormalidad, de estragos que ocasionan una distorsión de lo que es correcto y lo que no, y tal vez sea la habitualidad, la costumbre, aquella que nos ha hecho pensar que lo que está mal es normal. Después de todo, las cosas malas siguen pasando y nosotros seguimos sin hacer nada, porque como ya dije, se nos hace normal lo anormal. Podría decir, haciendo una analogía, que el hombre ha nacido como la gota de lluvia, pero la afluencia del río lo ha llevado a encontrarse con el agua salada y comprender que hay diferencias. No sólo de agua salada y agua dulce, sino entre hombres. Buenos, malos y entonces tenemos algo en medio, algo que no se puede poner de uno y otro lado sin un previo estudio, un análisis, un juicio. Entonces, he aquí el plasma de una situación dudosa, por una parte el juicio común, y por otra la lógica. Era el invierno de 1950 cuando un joven soldado americano se encontraba en la ciudad de Viena en Austria. Deduciblemente sin compañía femenina por mucho tiempo, este militar contrató los servicios de una prostituta y, como el viajero que viene y va, pues, simplemente se fu. Pero aquí toma protagonismo la prostituta. Teresa quedó embarazada y el fruto de dicho servicio nació un 16 de agosto de 1951, Jack, su nombre fue Jack (bastante común para la época y el espacio, sin embargo como veremos más adelante, voceado y aclamado). El niño Unterweger no pasó mucho tiempo con su madre, ya que como esta tenía que trabajar no podía atenderlo, ni hacerse cargo de él. Empezó a vivir con su abuela a la edad de cuatro años, triste momento para la disfuncional familia, pero aún se pone peor. El abuelo de Jack era un tipo grotesco, no se preocupaba de él, ni lo mandó a la escuela durante todo el tiempo que lo tuvo a cargo. Por otro lado, mantenía relaciones sexuales con prostitutas en frente de él sin importarle que éste lo viera o escuchase. Dentro de Jack ya se formaba una grave alteración de lo que era correcto, y claramente era ausente la enseñanza básica del pudor en un infante. El niño no fue a la escuela, sino a la calle, y ahí empezó con las actividades delictivas. Solía golpear y asaltar a las prostitutas, a pesar de que era un cliente de las mismas y solía pagarles bien. Aún sin cumplir la mayoría de edad ya era conocido por las prostitutas que prefería no pasar mucho tiempo con él por el peligro de ser asaltadas y privadas de su poco dinero. Crímenes menores fueron aumentando en ferocidad como lo hacía Jack en tamaño y entonces lo que parecía inevitable sucedió. En 1974 con la ayuda de Bárbara Scholz, Jack asaltó la vivienda de una estudiante universitaria llamada Margaret Schaeffer, este hecho no habría cobrado tal importancia si no hubiese sido porque Jack se propuso obligar a la estudiante a que le practicara unas cuantas felaciones en el bosque. Con la ayuda de su acompañante, ambos llevaron a la víctima hasta un bosque cercano, ahí, al negarse la joven a cumplir los deseos de Jack, éste la mató, ahorcándola con los sostenes que le había quitado.

Pero un delito cometido en frente de un cómplice no decidido no puede salir muy bien, es así que Bárbara delató a Jack y este fue condenado a cadena perpetua. Ya en la cárcel y sin muchas cosas que poder hacer, Jack empezó a tomar los libros de la biblioteca, para los demás reclusos esto era todo un show. El asesino de mujer que no sabía leer ni escribir, que nunca había pisado una escuela, intentaba seguro ver los dibujos de los libros que los demás si podían degustar a pleno. Bueno, Jack no era tonto, de alguna parte de su ser que nunca antes había conocido el mundo exterior, exploto la consciencia de un genio. Aprendió a leer y escribir él sólo, y al escribir empezó a narrar sus sentimientos en líneas, poemas y cuentos; obras que lograron cautivar a los más reconocidos literatos y políticos de Austria. La populosa ciudad aclamaba sus obras y, para no dejar duda de la particular historia, exigían su libertad argumentando que este era un verdadero caso de rehabilitación de un delincuente. Se organizó un movimiento enorme y una recolección de firmas, y lo lograron. Jack salió de la cárcel y sepultado el homicida dio paso a la estrella de las letras y a un personaje constantemente invitado a toda clase de programas televisivos y radiales, era la sensación del momento y parecía que su genio no descansaba. Continuó trabajando y escribiendo hasta llegar a los Estados Unidos para trabajar redactando artículos criminales para un importante periódico. Parecía que al fin, Jack iba a gozar de una vida llena de fama, fortuna y reconocimiento. Se empezaron a suscitar nuevos casos de mujeres encontradas sin vida en diferentes puntos de la ciudad de Viena, todas tenían dos cosas en común: todas fueron encontradas ahorcadas y todas se dedicaban a la prostitución. Jack fue inculpado por un sector de la sociedad de aquellos crímenes, y en efecto, fue hallado culpable de los homicidios de trece mujeres a lo largo de nueve meses. Fue sentenciado nuevamente a cadena perpetua, pero se quitó la vida ahorcándose la noche de su sentencia. ¿Dónde falló la formación de Jack? ¿En qué punto de su vida todo se volvió negativo? Preguntas infinitas podemos hacer respecto a Jack y su personalidad, cómo es posible que con fama, fortuna y reconocimiento aún pueda este individuo realizar tales crímenes. Y es que la respuesta está seguramente en nuestra realidad. En la insanía de la sociedad, en lo anormal de nuestros hechos. Desde el momento que nació este hombre no tuvo familia, y lo que quedó como su protector le formó una mente que seguramente imaginaba en el mundo exterior un universo interior lleno de odio y frialdad. El desprecio por la vida que Jack expresa es producto de la ausencia de sus padres y la deformación moral de su abuelo. Las prostitutas encarnan a su madre, y en los rostros de éstas Jack ve los motivos de su inmundicia, de su locura, de sus penas y sufrimientos. La rabia e ira de su infancia lo impulsan a arremeter contra lo que él considera el mal. El mal encarnado por su madre, el mal que para él es justicia y que para otros es psicopatía.

Y si es psicopatía. Los locos y deficientes mentales no pueden ir a la cárcel, porque se debe separar a la justicia de la venganza, a los gritos de la ciudad de la norma escrita y los derechos fundamentales. Y por sobre todo, desde un punto de vista meramente humano, la prevención del amor, que por sí puede causar tanto bien y evitar tanto mal.

Ednan Yan López Bustinza Abancay, 9 de marzo del 2013.