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Juana Azurduy

“En las últimas décadas, las contribuciones desde la perspectiva de la historia de la mujer y del género develan a través de otras miradas el rol que desempeñaron las mujeres en el proceso de independencias de América Latina, así como también contribuyen a rescatar del anonimato a otras tantas de un amplio abanico social. No sólo aquellas damas destacadas desde siempre porque descendían de familias influyentes, o porque descollaron combatiendo en los campos de batalla, como Juana Azurduy en el Alto Perú o Manuela Sáenz en la Gran Colombia. Las luchas e ideales independentistas representaron el campo propicio para desplegar sus habilidades y destrezas que eran negadas por la estructura social existente, además despertó en muchas de ellas los primeros sentimientos por una igualdad entre los géneros. Este grupo ignorado y casi anulado de la historia fue clave en diversas posiciones, ellas fueron negociadoras políticas, comandantes y dirigentes de batallas, combatientes

travestidas, consejeras intelectuales y estrategas, espías, mensajeras y también desempeñaron roles tradicionales como cocineras y enfermeras”. “Apodada La Flor del Alto Perú, y reconocida históricamente como una de los combatientes indispensables para la lucha de independencia suramericana, Juana Azurduy encarna el destino trágico de las mujeres que rompen con los moldes de la educación y la socialización femenina”.

Juana Azurduy

nacio el 12 de julio de 1780

en las cercanías de

Chuquisaca. Hija de Matías Azurduy, rico y blanco dueño de varias propiedades y Eulalia Bermudes, procedente de Chuquisaca. Durante su infancia su familia tuvo un buen pasar, Juana gozó en la vida de campo de libertades inusitadas para la época, compartía las tareas rurales con los “indios” al servicio de su padre, a quienes observaba y escuchaba con curiosidad y respeto, aprendiendo incluso el idioma/dialecto quechua y el aymara. A la muerte de su madre primero y luego de su padre, su crianza quedo a cargo de sus tíos junto a su hermana Rosalía. Su adolescencia fue conflictiva, ya que choco con el conservadurismo de su tía, por lo que a los 12 años fue enclaustrada en el Convento de Santa Teresa. Allí se rebeló contra la rígida disciplina, promovió reuniones clandestinas y debido a su comportamiento rebelde fue expulsada del convento cuando tenía 17 años. De regreso a su región natal, establecio una relación de profunda amistad con Manuel Padilla. Éste frecuentó las universidades de Chuquisaca y compartió con Juana, su conocimiento por la revolución Francesa, las ideas republicanas, la lucha por la libertad, la igualdad, la fraternidad. En 1805 contrajo matrimonio con Manuel Ascencio Padilla, con quien tuvo cinco hijos. Tras el estallido de la revolución independentista el 25 de mayo de 18 , cuando se destituyo al presidente de la Real Audiencia de Charcas, Juana y su marido se unieron a los ejércitos populares, creados tras la destitución del virrey. El caso de Juana no fue una excepción; muchas mujeres se incorporaban a la lucha en estos años. Juana organizo junto a su marido el escuadrón que sería conocido como Los Leales, defendiendo la zona comprendida entre el norte de Chuquisaca y las selvas de Santa Cruz de la Sierra, el mismo debía unirse a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto Perú. La Audiencia de Charcas quedó dividida en dos zonas, una controlada por la guerrilla y otra por los ejércitos leales al rey de España. A partir de 1812 se incorporó al ejército libertador de Manuel Belgrano, Juana y su esposo participaron en la defensa de Tarabuco, La Laguna y Pomabamba. Las tropas revolucionarias debieron dividirse: Padilla se encaminó hacia La Laguna y Juana Azurduy se internó en una zona de pantanos con sus cuatro hijos pequeños. Allí se enfermaron cada uno de sus cuatro hijos, donde murieron Manuel y Mariano, antes de que Padilla y Juan Huallparrimachi, llegaran en auxilio. De vuelta en el refugio del valle de Segura murieron Juliana y Mercedes, las dos hijas, de fiebre palúdica y disentería. Juana Azurduy nuevamente embarazada cuando sigue combatiendo con Padilla y su tropa, “Luisa Padilla, la última hija de los amantes guerreros, nace junto al Río Grande y experimenta ahora en brazos de su madre los ardores de la vida revolucionaria".

La hija recién nacida quedó a cargo de una india que la cuidó durante el resto de los años en que su madre continuó luchando por la independencia americana. En el verano de 1816. Su marido tuvo que partir hacia la zona del Chaco y quedo ella a cargo de esa región estratégica, conocida también en la época como Hacienda de Villar. Dicha zona fue objeto de los ataques realistas, pero Juana organizó la defensa del territorio e incluso arrebató ella misma la bandera del regimiento al jefe de las fuerzas enemigas y dirigió la ocupación del Cerro de la Plata. Por esta acción y con los informes favorables de Belgrano, el gobierno de Buenos Aires, en agosto de 1816, decidió otorgar a Juana Azurduy el rango de teniente coronel de las milicias, las cuales eran la base del ejército independentista de la región. Juana Azurduy intentó reorganizar la tropa sin recursos, acosada por el enemigo, y habiendo perdido ya a su marido en batalla, decidió dirigirse a Salta a combatir junto a las tropas de Güemes, con quien estuvo tres años hasta s la muerte de éste, en 1821. El sistema de combate y gobierno utilizado fue conocido como el de las “republiquetas” consistía en la formación, en las zonas liberadas, de centros autónomos a cargo de un jefe político–militar. Tras la proclamación de la independencia de Bolivia en 1825; el mariscal Sucre fue nombrado presidente vitalicio. Este le otorgó a Juana una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares. Juana intento en numerosas ocasiones que el gobierno de la nueva nación le devolviera sus bienes para poder regresar a su ciudad natal, pero a pesar de su prestigio no consiguió una respuesta favorable. Murió en 1862, en la provincia Argentina de Jujuy, a los 82 años de edad, y en la total miseria. Fue enterrada en una fosa común, y recién 100 años más tarde su cuerpo fue recuperado para realizar los honores correspondientes.