Intertextualidad

Instituto Superior de Formación Docente N°21 “Ricardo Rojas” Profesorado en Lengua y Literatura Historia Social y Cultur

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Instituto Superior de Formación Docente N°21 “Ricardo Rojas” Profesorado en Lengua y Literatura Historia Social y Cultural de la Literatura III Curso: 3ro Turno: Vespertino Alumna: Leticia Mariana Foschi Fecha de Entrega: 01/07

Intertextualidad entre el “Martin Fierro” y “Las aventuras de la China Iron”. “Las aventuras de la China Iron” de Gabriela Cabezón Cámara es una novela escrita sobre un clásico de la literatura argentina, sobre el poema del “Martin Fierro” de José Hernández, el cual con el correr del tiempo y las lecturas se fue constituyendo no solo en un clásico sino también en un emblema nacional. De esta manera manteniendo intertextualidad con él, Cabezón Cámara nos propone así una novedosa historia gauchesca. Para ello Cabezón Cámara toma como protagonista a uno de sus personajes laterales y silenciosos del poema de Hernández, la mujer de Fierro, le da voz y le otorga una historia que contar desde la visión y perspectiva diferente, desde el personaje de la China, Josephine Star Iron, comenzando así el recorrido por el mundo gauchesco de Martín Fierro, pero esta vez contando al lector su historia desde un punto de vista diferente. Con los pocos datos que Fierro da sobre ella en “La Ida”, nos dicen que es su compañera, madre de varios hijos y que, luego de que el gaucho regresara a su casa escapando de la frontera, se entera de que, desamparada, se fue con otro hombre. Lejos de culparla, Fierro se compadece de su destino. Pero la clave en la novela de Cabezón Cámara no es solo elegir a este personaje femenino como protagonista, sino también darle el protagonismo que Hernández no le dio en el poema, para transformarla en la voz narrativa del texto.

Así es como el “Martín Fierro” funciona aquí como base de la escritura de “Las Aventuras de la China Iron”, para generar un texto que polemiza con él, que discute y al mismo tiempo que se nutre del poema de Hernández, tomando personajes, situaciones, formatos e incluso fragmentos enteros.

Otro de los aspectos del Martin Fierro sobre los que opera la novela es el de la dinámica entre los espacios y tiempos. Como vimos en el poema de Hernández, en “La Ida” el protagonista es un gaucho padre de familia, trabajador rural, cuyos padecimientos comienzan cuando el Estado interviene en su vida privada, convirtiéndolo en soldado y enviándolo la frontera. Ese es, precisamente, el punto de partida de la novela, pero en ella el inicio de los padecimientos de Fierro se transforma en el comienzo de las aventuras que la China vive desde un modo diferente. Porque, desde su perspectiva, la medida del juez contra Fierro es el acto que la libera del yugo matrimonial, al mismo tiempo que la acerca a la mujer que le mostrará un mundo nuevo y fascinante y, por lo tanto, le cambiará la vida. Dicho de otro modo: si en el “Martin Fierro” el relato depende del padecer, en la novela, el relato se realiza desde el disfrute del comienzo de una nueva vida. Esa diferencia clave determina el itinerario de la narradora, marcado desde el principio por el deseo de no retorno al punto de partida, contrariamente a lo que sucede en el “Martín Fierro”.

En la novela de Cabezón Cámara, además de producirse la intertextualidad en la misma trama, la escritora utiliza dos veces los versos del “Martin Fierro” como herramienta que lleva al lector al poema de Hernández. La primera aparición de versos está en el capítulo “Piernas trenzadas” cuando la China llega a el fortín y en él aparecen los versos más conocidos e importantes del “Martín Fierro”. De esta manera, mientras que en el poema era la voz del gaucho la que al separarse daba aquellos consejos, en la novela, la escritora los utiliza, no solo reivindicando la obra gauchesca, sino que también mostrando en la historia de la novela una perspectiva diferente. De esta forma, le quita protagonismo al gaucho hasta robarle los versos, como el mismo Hernández como personaje explica: “ lo que habían recitado los gauchos eran unos versitos que había escrito él en una época aciaga que había pasado escondido en un hotel en la Avenida de Mayo” y a su vez, minimiza las injusticias al que este fue sometido hasta llegar al punto de justificarlas: “lo que había que entender: el gaucho era larva y malo porque no tenía educación en las estancias en las que estaba encerrado y porque los de la ciudad se abusaban de los campos y eran más parásitos que los mismos gauchos”.

Para la China, ese mundo nuevo en el fortín, era el comienzo de sus nuevas aventuras lejos de Fierro, que ella misma describió como “bestia” cuando dice en el primer capítulo: “Cuando se llevaron a la bestia de Fierro como a todos los otros” aludiendo a su violento esposo. De esta manera la China conoce una libertad que la hace vivir una nueva vida, en la que se puede ser igual que cualquiera, que le permite ser quien quiera ser más allá de las leyes del Estado, donde puede ser dueña de sí misma y de sus decisiones, por lo que para ella y para Liz la historia de “una cautiva” a la que sometían y maltrataban era algo que les parecía irreal.

A su vez, el segundo fragmento de versos de la novela logra una contraposición testimonio - verdad, desde la cual se niega la historia de “La cautiva”. Para la China, ese mundo nuevo en el fortín, era el comienzo de sus nuevas aventuras lejos de Fierro, que ella misma describió como “bestia” cuando dice en el primer capítulo: “Cuando se llevaron a la bestia de Fierro como a todos los otros” aludiendo a su violento esposo. De esta manera la China conoce una libertad que la hace vivir una nueva vida, en la que se puede ser igual que cualquiera, que le permite ser quien quiera ser más allá de las leyes del Estado, donde puede ser dueña de sí misma y de sus decisiones, por lo que para ella y para Liz la historia de “una cautiva” a la que sometían y maltrataban era algo que les parecía irreal. En conclusión, el “Martin Fierro” funciona como la gran usina de la escritura de “Las aventuras de la China Iron” como base para contarnos otra historia, la de una mujer que construye una vida diferente. Así, mientras el poema avanza hacia la construcción de una vida pacífica entre los indios, la del personaje femenino de la novela avanza en una libertad ya construida donde la escritora nos muestra una versión del Martin Fierro en un sentido que paso para muchos inadvertido en la voz de un personaje silencioso de aquel poema, la mujer de Fierro, que, al contrario del gaucho, no castiga las injusticias al que éste es sometido, sino que las justifica. De esta manera se muestra la otra cara de una misma moneda. La anterior donde se demonizaba a los indios porque necesitaba una otredad de la cual diferenciarse y esta nueva historia que derriba los mitos identitarios de nuestro linaje construyendo una nueva patria diversa que puede ser mantenida mediante el amor y la tolerancia.