Informe de Factores Protectores

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POLICÍA NACIONAL DEL ECUADOR DEPARTAMENTO DE ANÁLISIS DE INFORMACIÓN DEL DELITO PARA:

DE:

ASUNTO:

FECHA: INFORME No.:

Sr. Luis Vinueza Capitán de Policía JEFE DEL DAID Norma Ximena Escobar Analista de Investigación Subteniente de Policía Informe de Factores Protectores y de Riesgo de Víctimas de Violencia y Victimarios Intrafamiliar en el Distrito Quitumbe Sábado 16 de Diciembre del 2017 DAID

1. ANTECEDENTES: Los casos de violencia grave contra la pareja se suceden a un ritmo preocupante, sin que la mayor sensibilización social y las medidas adoptadas por las Administraciones Públicas se muestren capaces de frenarlos (Echeburúa & De Coral, 2009). En el Ecuador las muertes por condiciones de género han sido atendidas por parte del Estado con mayor énfasis desde el 2014, a partir de las reformas en el COIP donde se reconoce este tipo de muertes como femicidio (Ministerio de Justicia, 2014), considerando esta responsabilidad la Policía Nacional a través del Departamento de Análisis de Información del Delito (DAID) en coordinación con el Ministerio del Interior presenta Manual de actuación Policial en la Aplicación de Alertas Tempranas para Anticipación de Femicidios, que inicio con un Plan Piloto en el Distrito Quitumbe, sector priorizado debido al incremento y concentración de femicidios. Se realizaron capacitaciones de sensibilización en materia de género y la aplicación del manual a los y las servidoras policiales del Eje Preventivo POLCO. La intervención en el Distrito permitió rescatar información de valiosa importancia para categorizar el nivel de riesgo de las posibles víctimas de femicidio aplicando instrumentos técnicos y entrevistas clínicas.

2.

OBJETIVOS  

Analizar los resultados del Plan Piloto en la Aplicación de Alertas Tempranas para Anticipación de Femicidios en el Distrito Quitumbe. Identificar los factores protectores y de riesgo de mujeres víctimas de violencia intrafamiliar a quienes se aplicó los instrumentos de evaluación (VPE R1), evolución de riesgo (VPER) y la entrevista clínica psicológica.

3. TRABAJOS A REALIZAR: 3.1 Elaboración de la Matriz Se construyó una matriz para registrar y organizar la información recopilada de las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, los datos fueron tomados de los instrumentos aplicados para la evaluación EVP-R1, evolución VPER y la entrevista clínica estructurada. 3.2 Resultados por instrumentos EVALUACIÓN DE RIESGO DE VIOLENCIA EVP-R1 No. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18

NOMBRES MARIA RAMONA BACUY LAURA MARIA JACOME RIVERA EVA MAGOLA TIPAN TIPAN MONICA PATRICIA OÑA CHICAIZA DORLLY VERONICA MORENO CORNEJO LISETH VANESA JIMENEZ REYES PAMELA LISETH CANDO ESCOBAR ANA GABRIELA TORRES SANGOQUIZA MARIA ROSA DAQUILEMA ROLDAN EVELYN DOLORES BARAHONA PAREDES CARLOTA BEATRIZ SHAKAIMIA GEOCONDA ELIZABETH AYALA HERRERA MARGARITA INÉS BOLAÑOS ERAZO EVELYN FERNANDA RIOFRIO VELEZ MARIA BLANCA TOAQUIZA TOAQUIZA SILVANA MAGALI VILACIS RAMOS OLGA VIRGINIA INGA INGA YESSENIA KATERINE CHAVEZ VASQUEZ

NIVEL DE RIESGO RIESGO ALTO RIESGO ALTO RIESGO ALTO RIESGO ALTO RIESGO ALTO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO MEDIO RIESGO BAJO RIESGO BAJO RIESGO BAJO

EVOLUCIÓN DE RIESGO DE VIOLENCIA PVER No. 1 2 3 4

NOMBRES MARÍA ROSA DAQUILEMA ROLDAN EVELYN DOLORES BARAHONA PAREDES GEOCONDA ELIZABETH AYALA HERRERA MARÍA BLANCA TOAQUIZA TOAQUIZA

NIVEL DE RIESGO

ENTREVISTA CLÍNICA

ALTO ALTO ALTO ALTO

SI SI SI SI

5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

YESSENIA KATERINE CHAVEZ VASQUEZ MÓNICA PATRICIA OÑA CHICAIZA EVELYN FERNANDA RIOFRÍO VELEZ MARÍA RAMONA BACUY LAURA MARÍA JÁCOME RIVERA LISETH VANESA JIMENEZ REYES PAMELA LISETH CANDO ESCOBAR ANA GABRIELA TORRES SANGOQUIZA SILVANA MAGALI VILLACIS RAMOS OLGA VIRGINIA INGA INGA

ALTO ALTO MEDIO BAJO BAJO BAJO BAJO BAJO BAJO BAJO

SI SI SI SI SI SI SI SI SI SI

PERSONAS A QUIENES NO SE PUDO APLICAR EL INSTRUMENTO DE EVOLUCIÓN DE RIESGO No. 1 2 3 4

NOMBRES CARLOTA BEATRIZ SHAKAIMIA MARGARITA INES BOLAÑOS ERAZO EVA MAGOLA TIPÁN TIPÁN DORLLY VERÓNICA MORENO CORNEJO

NIVEL DE RIESGO EVPR1 MEDIO

RAZONES POR LAS QUE NO SE PUDO APLICAR EL INSTRUMENTO

MEDIO ALTO

CAMBIO DE DOMICILIO (VERIFICADO) CAMBIO DE DOMICILIO/DEMOLICIÓN DE CASA (VERIFICADO) SE ENCUENTRA DE VACACIONES

ALTO

NO DESEA COLABORAR

4. ANÁLISIS DE RESULTADOS Los resultados alcanzados de la intervención en el Distrito Quitumbe gracias a los instrumentos de la evaluación y evolución de riesgo de violencia junto con la entrevista clínica psicológica permiten identificar características sociodemográficas en víctimas y victimarios, clasificados como factores protectores y factores de riesgo. Para valorar el riesgo de violencia Garrido (2012), considera que es importante conocer los factores de riesgo asociados a ella, tanto de la víctima como del autor y de la situación contextual, y no tanto la averiguación de las causas de la violencia, que es lo que predominaba en las teorías de la peligrosidad. El paso siguiente es saber gestionar bien el riesgo, lo que se traduce en la adopción de medidas de seguridad y de protección a la víctima (Garrido, 2012). Para gestionar las acciones de intervención la Policía Nacional del Ecuador con el Ministerio del Interior se encuentran articulando la intervención con los demás Ministerios responsables de prevenir y controlar la violencia contra la mujer. Los resultados encontrados en las 14 mujeres que participaron en la Aplicación de Alertas Tempranas para Anticipación de Femicidios en el distrito Quitumbe son los siguientes: EDAD DE LA VÍCTIMA ANTECEDENTES DE VIOLENCIA CON PAREJAS ANTERIORES

24 a 65 SI: 5

NO: 9

EDUCACIÓN

Primaria incompleta 3

DEPENDENCIA ECONÓMICA/hijos/ Sistema androcentista/socialmente es una amenaza estudios sobre la independencia laboral TIEMPO DE CONVIVENCIA CON EL AGRESOR VIVEN CON EL AGRESOR

Trabajo estable 5

SEPARACIÓN DEL AGRESOR HIJOS DE OTRAS PAREJAS MEDIDAS DE PROTECCIÓN CONTRA EL AGRESOR JUICIOS POR PENSIONES ALIMENTICIAS INICIAR UNA NUEVA RELACIÓN SENTIMENTAL

Ocasional 2

Primaria completa 4 Negocio propio 3

Secundaria completa 5

Tecnología completa 1

10 trabajan 2 dependen de los padres 1 depende del agresor 1 depende de la hija

El tiempo de convivencia de las mujeres que deciden separarse es 2 a 7 años 7 7 4 Todas 2 Ninguna

Alicia Puente considera que debido a la multifactorialidad de la violencia de género, examinar cuáles son los factores de riesgo de este tipo de comportamientos es una tarea difícil. Por eso, además de analizar estudios independientes recomienda se estudien las relaciones entre estos factores (Puente, Ubillos, & Echeburúa, 2016). Considerando esta recomendación se ha logrado conocer, que cuando se reúnen ciertas condiciones en el agresor permiten comprender la evolución de la violencia de pareja, condiciones como inestabilidad laboral, consumo de alcohol y drogas, antecedentes de violencia (con otras parejas), antecedentes delictivos, juicios de alimentos y la posibilidad de una nueva relación (por parte de las víctimas), el riesgo de ser víctimas de un tipo de violencia mayor aumenta. El Plan piloto entre sus objetivos busca entender el fenómeno de la violencia de pareja como una alternativa de prevención de femicidio, Echeburúa (2009), señala que el punto de máximo riesgo físico para la mujer suele ser el momento de la separación, cuando la mujer se rebela y cuando el varón se da cuenta de que la separación es algo inevitable, el riesgo aumenta si ha habido con anterioridad violencia física y un aumento creciente de los episodios violentos, si ha habido agresiones o amenazas con armas u objetos contundentes, si el hombre no acepta radicalmente la separación, si ejerce conductas de acoso, si consume alcohol y drogas o si muestra alteraciones psicopatológicas (celos infundados, impulsividad extrema, dependencia emocional, depresión, etcétera). Además, muchos de estos agresores tienen una historia de conductas violentas, bien con parejas anteriores, bien con otras personas (por ejemplo, compañeros de trabajo) o bien consigo mismos (intentos de suicidio), y muestran una situación social complicada (por ejemplo, estar en paro) (Echeburúa y Corral, 1998). En las personas

Commented [D1]: Factores de riesgo, según cita Echeburúa

intervenidas la mayoría de estas condiciones se cumplen, como los antecedentes de violencia, edad, escolaridad, consumo de sustancias psicoactivas, antecedentes legales, etc., tanto en las víctimas como en los victimarios. De la información alcanzada en las entrevistas realizadas se pueden rescatar también condiciones que motivan a mujeres víctimas de violencia a tomar decisiones acertadas para sí y sus hijos, estas condiciones denominadas factores protectores permiten movilizar recursos personales o externos para protegerse de su agresor, para Delia Madero (2007) los factores protectores son los que inhiben o hacen menos probable las manifestaciones de Violencia conyugal (Madero & Gómez, 2007), los factores protectores señalados en las mujeres víctimas de violencia entrevistadas en el Distrito Quitumbe son: redes de apoyo familiar (tanto en víctimas como en victimarios), acceso a la información/conocimiento de sus derechos, aspiraciones académicas y una característica que desestima la creencia general es la independencia económica, siendo la última la que en mayor porcentaje estuvo presente en de 10 de las 14 entrevistadas. De acuerdo a la información encontrada los especialistas en el ámbito de Violencia destacan ciertas condiciones personales y socioculturales que influyen como factores protectores o de riesgo en la relación de pareja que vive situaciones de violencia, un informe del Gobierno Vasco (2010) destaca las siguientes características en relación a la edad, asociada la idea de amor (Gobierno Vasco, 2010), detectaron que entre las mujeres más jóvenes de 30 a 40 años una mayor presencia de la idea del amor romántico plagada de mitos como el de una única pareja “ideal”, “príncipe azul de telenovelas” “el amor maternal” que alerta de los problemas que tiene la pareja pero su deseo de sanarlo sale a flote, “hombre salvador” fruto de padres excesivamente rígidos, familia como proyección de felicidad, la media naranja; una persona que “me complete” o de amor incondicional en el que se produce una identificación entre el amor eterno y sufrimiento. El amor se convierte en algo central para la vida de las mujeres más jóvenes “para mí el amor, lo es todo”, entendiendo la soledad como aspecto negativo y confundiendo la soledad con desolación, emociones que al ser contrastadas con el ataque directo de los medios de comunicación, y aspectos socioculturales arraigan su estadía. Esta situación tiende a decrecer con la edad (más de 60 años) por el tiempo de convivencia. Entre las mujeres jóvenes (menos de 35 años) hay unanimidad en presentar el inicio de su relación de pareja como fruto de un profundo enamoramiento y del deseo de formar una familia. Entre las mujeres más mayores además del deseo de formar una familia destaca también el argumento normativo me casé porque me tenía que casar o la pena hacia quien iba a ser su pareja como uno de los factores determinantes del inicio de la relación.

Commented [D2]: Factores protectores

A nivel de discurso, las mujeres jóvenes manejan el de la igualdad el de que ellas hacen lo que quieren y para justificar el mantenimiento de relaciones violentas se basan en el discurso del deseo personal o el amor, mientras que entre las mujeres de más edad hay una mayor presencia de discursos relacionados con la religión o con las normas sociales o su función como mujeres, madres y esposas dentro de la familia. La esperanza de cambio en el caso de las mujeres jóvenes o la resignación en el caso de las más mayores son dos razones distintas que las mantienen en la misma situación ya no existe esa esperanza de cambio pero se resignan por la edad o por el imperativo de normas sociales. En la actitud de resignación de las mujeres mayores influyen muchos aspectos; la edad (se ven ya muy mayores), las actitudes de sumisión y abnegación que han marcado la época en la que se ha socializado como mujeres y la larga historia de maltrato que han vivido. Además, el poco valor social que tienen las personas mayores en la sociedad también influye en las escasas perspectivas de cambio o de crecimiento personal que estas mujeres mayores perciben para sí mismas. Pese a que muchos profesionales de la salud mental empíricamente indican que las experiencias previas de violencia ya sea por parte de sus familias de origen o de parejas anteriores violentas, no existen estudios específicos que afiancen esta característica que en el Plan piloto se pudo encontrar en 5 de las 14 entrevistadas, sin embargo en la Guía Práctica Clínica de actuación en salud mental con mujeres maltratadas por su pareja señala que “Toda persona es vulnerable al maltrato si es expuesta durante un tiempo suficiente, si está sola y sin apoyos y si se encuentra sin esperanza de escapar de la situación” (Sadock, 1995), en el mismo documento refieren que no existe un perfil determinado de mujer maltratada, que pueden favorecer el tipo de creencias sobre el amor romántico y actitudes acerca del amor y del matrimonio, pero que cualquier mujer sometida a estrategias de dominación, coerción y control, puede quedar atrapada en el ciclo de la violencia. La vulnerabilidad es mayor en aquellas mujeres que han sufrido abuso físico en la infancia. En resumen, las mujeres maltratadas son personas que han sufrido una violencia inusual y han reaccionado de forma usual (Región de Murcia, 2011). Aunque no existe un perfil psicológico de mujer que podría ser propicio para una posible víctima de maltrato por parte de su pareja. Del maltrato sí se derivan numerosos síntomas y/o síndromes relacionados con la salud mental. Existen factores de vulnerabilidad que aumentan la probabilidad de mantener relaciones de pareja perjudiciales para la mujer: las mujeres maltratadas sienten vergüenza de sufrir violencia, de no ser capaces de

pararla, ni de protegerse a sí mismas y a sus hijos. Se sienten culpables por haber elegido como pareja a un hombre violento o incluso por no haber podido cambiarle. Estos sentimientos les impiden contar lo que les pasa y les lleva a minimizar o negar la violencia (Ruiz-Jarabo y Blanco, 2005). En cuanto a los victimarios no se cumple la condición de que haber sufridos malos tratos en la infancia conlleva necesariamente ser un maltratador de adulto. Más del cincuenta por ciento de los hombres que los han sufrido nunca se comportaron violentamente con sus propias parejas. (GarcíaMoreno, 2000). En una muestra española de maltratadores penados sólo el 36% habían sufrido maltrato en la niñez (Echeburúa y Fernández-Montalvo, 1998). En cuanto a la relación que existe entre el nivel académico y la violencia, en muchos estudios (Herrera, 2015), se encuentran asociaciones entre el bajo estrato socio-económico, bajo nivel educacional y violencia, tomando en cuenta a estos factores como riesgo en la prevalencia de la violencia de pareja íntima (Larrain, 1993 como se citó en Sepúlveda, 2005). Si bien la creencia que define la violencia de pareja como un fenómeno de clase es un hecho discutible, la literatura internacional apoya mayor incidencia de mal trato en las clases desfavorecidas (Wolfe, 1998). En otros estudios se ha postulado la existencia de relación entre la violencia y niveles bajos de educación (Kyriacou et al., 1999). Kyriacou et al., (1999) analizaron variables demográficas en mujeres maltratadas y en sus parejas. Se trabajó con estas mujeres y con un grupo control de similares características, pero sin historia de maltrato. Los resultados demostraban que los menores niveles de educación en las parejas de las mujeres víctimas incrementaban la probabilidad de experimentar violencia doméstica (Herrera, 2015). Siguiendo con las descripciones de las consecuencias que puede acarrear la decisión de separarse o continuar cohabitando con el agresor, Castello (2005), identifica en la mujeres dependencia emocional explicaría esta conducta de algunas mujeres víctimas de violencia de pareja cuando justifican las infidelidades y agresiones de su pareja, cancelan procesos legales (denuncias), incumplen las órdenes judiciales de alejamiento respecto a la pareja, regresan con el agresor creyendo que es posible que sus parejas tomen conciencia y cambien de actitud, y en otros casos, inician una nueva relación con características similares de malos tratos, en cambio los agresores como mencionamos inicialmente Echeburúa (2009), considera que la amenaza o la decisión de abandonarlos incrementa al máximo el riesgo de violencia.

En el análisis de riesgo Santana (Santana & Rodrigo López, 2011-2012), reconoce que la mayoría de los estudios que han intentado predecir la violencia en las relaciones de pareja han buscado factores de riesgo entre las características de sus miembros (abuso en la infancia, violencia en relaciones previas, celos, conducta antisocial, consumo de alcohol o drogas, etc.) y en la dinámica previa a la ruptura (violencia sexual, violencia durante el embarazo). Sólo recientemente se ha empezado a prestar atención a lo que ocurre tras la separación, período durante el cual el riesgo para las mujeres es extremo (Serran y Firestone, 2004). Por ejemplo, se ha detectado mayor riesgo cuando se produce acoso, cuando la diferencia de edad entre ambos miembros es de diez o más años, o cuando ha habido intentos de reconciliación fracasados (v.g. Aldridge y Browne, 2003; Brownridge, 2006). A lo largo del proceso que sigue a la presentación de la denuncia (Santana & Rodrigo López, 2011-2012), algunos profesionales (policías y abogados) señalan distintos momentos de mayor riesgo para las mujeres. Así, por ejemplo, los agresores parecen más peligrosos cuando son citados por la policía para notificarles la denuncia, cuando van a declarar en el juzgado y cuando reciben la sentencia condenatoria. Por lo tanto, es necesario investigar la asociación entre los procedimientos y las agresiones que se producen tras la ruptura. Aunque las actuaciones del sistema de protección están dirigidas a reducir las oportunidades de los agresores, también pueden incrementar su deseo de venganza (Dugan et al., 2003).

Clasificación de la información recopilada en las mujeres víctimas de violencia entrevistadas del Distrito Quitumbe

VICTIMA

FACTORES DE RIESGO AGRESORES

Edad 20 - 30

Edad 25 – 35

Consumo de Alcohol y drogas Antecedentes Antecedentes de de violencia violencia con parejas con parejas anteriores/experiencias anteriores de violencia intrafamiliar

FACTORES PROTECTORES VICTIMA AGRESORES

Red de apoyo (padres, familiares, amigos o profesionales)

Red de apoyo (padres, familiares, amigos o profesionales)

Educación básica

Educación básica

Dependencia económica

Inestabilidad laboral

Separación del agresor

Deseos de superación académica Estabilidad Estabilidad económica o económica o laboral laboral

Acceso a armas de fuego, antecedentes penales Comportamientos de Conocimiento acecho, amenazas de sus anteriores Derechos

Hijos de otras parejas Medidas de Juicios por pensiones protección alimenticias contra el agresor Deseos una nueva relación sentimental

Factores de Riesgo y de Protección: Echeburúa presenta una postura más amplia para abordar la violencia de pareja, considera que la necesidad de valorar el riesgo en cada caso es apremiante, porque no todos los casos son iguales y porque no todas las mujeres maltratadas necesitan el mismo nivel de protección. La valoración del riesgo tiene que centrarse en la peligrosidad de los agresores (gravedad del trastorno psicológico, consumo de drogas, violencia como forma habitual de relación, etcétera) y en la vulnerabilidad de las víctimas (edad muy joven o muy mayor, nivel de estudios y de trabajo bajo, apoyo social escaso, etcétera), así como en el tipo de interacción entre unos y otras (Echeburúa, Fernández-Montalvo y Corral, 2009), condiciones que van configurando los factores de riesgo y de protección. Para comprender la importancia de la identificación de factores como gestores de protección y probabilidades de riesgo de reincidencia de violencia, según el “modelo ecológico” Heise, explora la relación entre los individuos y los factores del contexto y considera la violencia como producto del efecto de estos sobre la conducta. Este enfoque se basa en el principio

de que las distintas variables que configuran los escenarios de violencia actúan a cuatro niveles diferentes (Madero & Gómez, 2007). 1. Los factores del individuo. En este primer nivel se identifican los aspectos biológicos y los relacionados con la historia personal que influyen en la conducta de la persona y condicionan su riesgo de convertirse en víctimas o en agresores. Entre este tipo de variables se distinguen. a) las demográficas como personalidad, c) el uso de alcohol u otras sustancias, y d) los antecedentes de comportamientos agresivos o de haber sido víctima de maltrato. 2. Las relaciones más cercanas. En este segundo nivel se mencionan aquellas mantenidas con la familia, los amigos, las parejas y los compañeros. 3. Los Contextos comunitarios. En este tercer nivel se hace mención los escenarios en los cuales se desarrollan las relaciones sociales tales como las escuelas, los lugares de trabajo y el vecindario, en los cuales se trata de identificar las características que aumentan el riesgo de que se produzcan actos violentos. Este riesgo podría estar influenciado por factores como la movilidad territorial, la densidad poblacional, el desempleo o la existencia de tráfico de drogas en la zona. 4. Los factores relativos a la estructura de la sociedad. En este cuarto nivel se citan. a) aquellos elementos que contribuyen a crear un ambiente en que se estimula o inhibe la violencia, y b) las normas sociales y culturales. A su vez, entre estas últimas se incluyen las normas que conceden prioridad a los padres sobre los derechos de los hijos, las que reafirman la dominación masculina sobre mujeres y niños, entre otras.

Factores Protectores. Son aquellas situaciones condiciones y circunstancias de las cuales se sabe que se inhiben (hacen menos probable) la respuesta violenta. Los indicadores de los factores protectores son los siguientes: 

Vínculos Afectivos: Fuertes relaciones basadas en el afecto que brindan sensación de reconocimiento, valor y amor.



Competencias y Destrezas: Habilidad individual ejercitada, la cual permite a las personas reconocer el riesgo, evitarlo, contrarrestarlo y manejar el conflicto.



Recursos Institucionales: previenen, detectan, atienden y solucionan la problemática del maltrato y la violencia, en diferentes espacios, como redes de apoyo.



Creencias: Ideológicas, Humanas y Religiosas.



Valores: Respeto por la vida, por la familia, tolerancia, equidad y solidaridad.

Factores de Riesgo: Son aquellas situaciones, creencias o circunstancias de las cuales se sabe por la experiencia o la investigación que fomenta (hace más probable) el que los y las actrices resuelvan sus conflictos de manera violenta. Los indicadores de los factores de riesgo: 

Estrés Cotidiano: Tensiones entre las necesidades, intereses, expectativas, sentimientos y recursos disponibles para satisfacerlos.



Violencia Normalizada: Cuando ciertas violencias se asumen como normales de la cultura.



Experiencias de Violencia y Maltrato: Haber nacido y crecido en un ambiente caracterizado por maltrato o violencia.



Predisposiciones personales: Costumbres individuales que promueven, facilitan o favorecen la acción o la respuesta violenta.

5. CONCLUSIONES: Los resultados alcanzados con la aplicación del Sistema de Alertas Tempranas para la anticipación de femicidio en el Plan Piloto del Distrito Quitumbe en 14 mujeres víctimas de violencia por parte de sus parejas o exparejas, permiten concluir que a las condiciones que inciden en el incremento de la violencia son: inestabilidad laboral, consumo de alcohol y drogas, antecedentes de violencia (con otras parejas), antecedentes delictivos, juicios de alimentos y la posibilidad de una nueva relación (por parte de las víctimas). En cambio los factores protectores identificados son: redes de apoyo familiar (tanto en víctimas como en victimarios), acceso a la información/conocimiento de sus derechos, aspiraciones académicas (presente sólo en una de ellas aunque la mayoría de la literatura apunta a esta característica como el mejor recurso personal para dejar de la lado la violencia) y una característica que desestima la creencia general es la independencia económica, siendo la última la que en mayor porcentaje estuvo presente en de 10 de las 14 entrevistadas.

Se pudo desestimar la dependencia económica como una razón por la que las víctimas deciden quedarse con los victimarios, al menos esta condición no se cumpliría en la población estudiada, considerando que 10 de las 14 mujeres tenía una situación laboral medianamente estable (medianamente porque algunas no percibían seguros de salud o son actividades informales). En cuanto al tiempo de sometimiento a la violencia de las mujeres que decidieron separarse el tiempo máximo fue de 2 a 7 años, mientras que las que pasaron este periodo de tiempo continúan viviendo con los agresores.

6.

RECOMENDACIONES

En las mujeres entrevistadas se considera la urgente y oportuna la intervención profesional para que sus patrones de victimización, sometimiento y dependencia emocional hacia los agresores, no les orille a reanudar la relación con sus agresores o la búsqueda de nuevas parejas agresoras; debido a que la naturalización de la violencia está presente en muchas de sus comunicaciones como… “si estuviera casada por la iglesia no podría separarme”…….”si una mujer traiciona a su esposo en ese caso si merece ser castigada”…….. La experiencia conseguida con esta intervención es valiosa, pero por tratarse de una muestra tan reducida se deberá continuar con la implementación del SAT en los Distritos priorizados para establecer relaciones y diferencias de acuerdo a la influencia social, cultural y demográfica, que incide en esta situación tan difícil de conceptualizar como es la violencia contra la mujer. Los instrumentos utilizados para la recopilación de la información cumplieron con el objetivo propuesto, al menos en cierta parte de contextualizar la violencia de pareja en una pequeña porción de la población ecuatoriana durante la primera fase del Plan Piloto en el Distrito Quitumbe, tomando en cuenta que la realidad supera el entendimiento y muchas veces el conocimiento académico, la incertidumbre se mantiene pero dejamos abierta la posibilidad a seguir aportando con mejoras en los instrumentos.

Elaborado por:

Sbte. Norma Ximena Escobar Psicóloga Clínica ANALISTA DE LA SECCIÓN DE INVESTIGACIÓN