Ibsen - Peer Gynt

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HENRIK lBSEN

TEATRO COMPLETO Traducción directa del noruego y notas por ELSE W ASTESON COKPL&TADA

M. WINAERTS y

GERMAN

POR GOMEZ

DE LA

MATA

Revisión y prólogo por GERMAN GOMEZ DE LA MATA Con 30 ilustraciones

(iJ

TOUE,LEGE

HENRIK IBSEN

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AGUlLAR

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colección obras eternas asesor arturo del hoyo

PROLOGO

-;,:,. iD a~ilar s a de ediciones 1952 1966 juan bravo 38 madrid deposito legal m 15058/1973 tercera edición-primera reimpresión-1973 ISBN 84-03-00038-3 . printed in spain impreso en españa por selecciones gráficas carretera de irún km 11,500 madrid

N los umbrales del TEATRO COMPLE- pronto;

pero no tardaremos en descuTO de Ibsen, conviene hacer algu- brir que muchas veces llevamos en el nas advertencias al lector que no fondo de nosotros mismos, sin percibido esté ampliamente docuplentado, para o percibiéndolo, los embriones de ideas orientade y para edificade acerca de análogas. Por consiguiente, nada de esto la obra total que va a leer, obra nada resulta monstruoso y sí grandioso. aun corriente, por cieno, aunque tampoco cuando nos sorprenda de primera innada inasequible, como han pretendido tención; y conforme nos acercamos al propagar algunos espíritus malévolos, si bullente oleaje de su enCrespado mar, no cortos de vista. Porque alrededor i:le adonde afluye un tropel de apreciaciola señera figura de este genio, ni más nes, plasmaciones e impresiones produni menos que alrededor de las figuras de cidas por una corriente interna, iremos los genios todos, se ha formado poco a observando cómo ha surgido todo ello poco una leyenda literaria, la cual im- de nuestro ínfimo mundo, o mejor dipana disipar, a fin de que su niebla cho del microcosmos que porta cad'1 uno no enturbie los contornos y perfiles de en sí, puesto que cada individualidad una cumbre que se debe discernir con encierra y constituye por sí sola una precisión. Y sin otras dilaciones, consi- creación cabal. der:mos de lleno tan difícil tema. . Sin duda, no se adapta tanta grandeza Vamos a penetrar en el vasto uni- a los temperamentos mezquinos, i tanverso concebido por un cíclope de las ta clarividencia a las mentalidades defecletras. Dentro de este universo palpita tuosas. No obstante, al cabo se impuso toda una Humanidad, con sentimientos el talento sugeridor a unos y a otras. y pensamientOs proporcionados a di- que terminaron por reverenciado... o mensiones que en un principio se nos por fingido. Así, pues, hubo. de susciantojan desmesuradas, ardientes como tarse la oponunidad de que Camille volcanes y profundos como abismos, cu- Mauclair dijera, al final de una conferenyo ímpetu alienta con la violencia irre- cia sobre El maestro Solness: "Seamos sistible de los terremotos. Su ciclo cro- sinceros ante nosotros propios y cuidénológico abarca pasado, presente y un monos del demortio de la tontería.". Y atisbo de porvenir, desde tiempos abo- a propósito de Un enemigo del pueblo, lidos hasta edades profetizadas, detenién- indicaba Laurent Tailhade, en otra condose con una mezcla de piedad y des- ferencia: "Si algo puede hac'ér perdonar dén en nuestros pobres dias prosaicos. al público de los estrenos... la. asomTamaño tumulto de almas obedece a brosa impericia que le distingue... es la una ebullición de ideas que aturde por acogida que ha dispensado a los dos gesu pluralidad y abruma por su densidad nios cuya amargura parece caber menos

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en lo que tan justaml:ntc: ~c: llama el tras por fuerza. Con todo, no comporta "gusto francés"; refiero a Ri.:hard W;¡g- ello incompatibilidad ni por asomo, sino ner y a Henrik Ibsen." que, al contrario, aviva nuestra curioEn general, podriamos aSC:\'l:rarque sidad y despierta nuestro interés. AdeIbsen no es más incomprensible que más, por si no fuera suficiente esto, los cualquier pensador, Ahora bic:n: los pc:n- sentimientos y pensamientos a que hesadores son siempre más incomprc:nsi- mos aludido pertenecen al terreno unibles, por ejemplo, que los poetas, }' ale- versal y no se acusan privativos de un garemos en pro de Ibsen que es poeta, pais o de una raza, según apuntábamos amén de pensador, lo cual le hace más también; de modo que cada hombre abordable todavía. Supone, por ende, puede sentidos o pensarlos, y en cuanto un mito esa creencia de que el teatro a su expresión concreta o simbólica, ibseniano deja "a oscuras" a los espec- no se denota tan extraña como para estadores, sin que neguemos que se lo capar a la receptividad del individuo deje a quienes }o estaban ya, por de medianamente inteligente, a despecho de contado... Difundieron tal creencia unos lo que se ha pretendido sin razón por críticos mediocres o malignos, y la aco- un prurito de exagerar las cosas. Los norteños reflexionan en frío, y gieron como verdad indiscutible cuantos no sobresalían de un nivel. harto por eso calan más hondo, buscando con bajo; verbigracia, con respecto a Ibsen frecuencia las causas de los efectos. Los ha osado dictaminar chabacanamente nativos del Sur suelen seguir impulsos, Vecchieris: "El público va al teatro a y de ahi que se identifiquen más draconmoverse o a reír, no a descifrar máticos, así como, si bien se mira, más acertijos." La f¡:ase tuvO éxito entre las superficiales; pero no significa esto que .que denominaba Nietzsche "moscas de la un meridional no pueda ser reflexivo Q. plaza pública". En cambio, ¡qué tem- que no pueda ser dramático un septenpestad de aplausos iba a provocar a la trional, ni muchos menos que no estén vuelta del tiempo este teatro: primero, capacitados uno y otro para asiWlarse y entre la minoría selecta; luego, entre la evaluarse en la justa medida. No cabe, mayoría, y después, por doquiera, su- por tanto, deducir superioridades ni inponiendo la excepci6n aque} que !e des- ferioridades de las diferencias expuestas, aprobaba! Hablamos de ayer, claro está, que hemos recalcado en parangón, y que porque hoy se halla Ibsen consagrado, y se salvan sin .apenas esfuerzo. Cada pue.. blo tiene su idiosincrasia, sus caracterísnadie se atreve a dudar de él. Contribuy6 a extender esta leyenda ticas, y a la postre todos los. pueblos de esotericismo el desconcierto ocasio- se equiparan por lo que atañe a sus nado por algunas piezas ibsenianas. Lo facultades de orden cordial o intelecque desconcierta, obnubila el entendi- tual, como todos los hombres se asemiento, y a la saz6n necesita uno repo- mejan, en virtud de rasgos comunes, nerse de su prístino estupor. Para los aparte los matices, por su mera calidad . meridional~s hay, por añadidura, una de hombres. Noruega es un país de. historia acrelativa dificultad, en modo alguno insuperable, que se reduce a una .simple cidentada y de cJin1a glatial. Sus hi-' cuestión de latitud. Se obviará fácilmen- jos, nutridos de añejas fantasmagorías te, no bien intentemos amoldamos al que han mecido los sueños de su imamedio o ponemos en situación. Henrik ginación y fomentando }a inventiva de su Ibsen es un natural del Norte, cuyas carácter, traicionan una leve tendencia reacciones han de diferir de las nues- al desvarío, que no excluye la posibi10.

lidad de raciocinar serenamente, septenrricmalmente.Estos distintivos étnicos resaltan, por supuesto, en IbseI1 y en su. obra. Resaltan asimismo el deseo' de un mundo mejor y la inquietud de un cerebro acuciado por diversas solicitaciones, atormentado por diversas angustias de tipos diversos. Ha vivido mil vidas, se ha indignado mil veces y se ha consolado otras mil. Lo experimenta todo y atina a exteriorizarlo todo, sublevándole la ruindad y exaltándole la excelsitud. A menudo escala las cimas de lo sublime, porque sabe desentrañarlo. Le conmueven las pasiones desenfrenadas y las da a conocer con su frenesí arrollador. Si a momentos se le estima tenebroso, no olvidemos que estamos rodeados de tiniebla3, y que tenebroso ha de mostrarse quien busque en lo insondable. . . Atraen a Ib5en el heroísmo y' el ensueño, determinando .tal vez esta atracción vagas reminiscencias ancestrales; le atrae el amor intenso, el amor que se sale de las vulgares afecciones, y le atrae, en fin, la redención del género humano. Con estos elementos, unidos a. la inmensidad de su poético numen y a su alteza de miras, juntos o separados, ofrece concepciones grandiosas, donde n faltan verdaderas actitudes de iluminado ni predicciones de adivino. ¿Se equivocará a ratos? Ya hemos argüído que es poeta, y el poeta no se equivoca nunca, ni siquiera cuando canta la mentira... a condición de que la cante col. belleza e inspiradamente; es poeta, y basta, ya que los poetas poseen el raro don de corporeizar lo incorpóreo, al extremo de permitir a un filósofo comprobar, merced a una elegante paradoja: "j Hay tantas cosas, entre el cielo y la tierra, que sólo }os poetas han soñado!" Al estudiar y analizar en sus varios aspectos la personalidad de Ibsen, hemos procurado hacerlo con un sen!ido más divulgador y objetivo que crítico, intentando componer una semblanza viva

en lo posible, escueta para que destaque, sin recargarla de excesiva erudición y sin dejar de matizada, con objeto de que aparezca más atractiva. Hemos espigado en el frondoso acervo de acotaciones legadas por sus múltiples biógrafos. tomando un dato acá, un gesto allá. un detalle acullá. Por nuestra parte, sólo hemos aportado un buen propósito, una buena fe y la paciencia concienzuda de los recopiladores. Todo lo que decimos a continuación estaba dicho antes, y nos hemos dedicado a condensar}o sencillamente. Nos han servido' los desvelos de los demás, y nuestros desvelos se han circunscrito a ordenarlos y extractarlos. Quizá, a lo sumo, hayamos traído al conjunto, como único toque personal, un ligero escalofrío de emoción, }a emoción recibida por nosotros mientras escudriñábamos fechas, porm~nores-:y.recuerdos ajenos, ecos perdidos del poema de una existencia extinta; y si hubiéramos logrado transmitir un reflejo de esa emoción, nos daríamos por contentos, satisfechos de no haber emprendido una labor baldía. Queremos presentar a Henrik Ibsen con su fisonomia física y moral, como le vieron sus contemporáneos y como le disecaron los psicólogos; queremos relatar sus andanzas en la patria y fuera de la patria, por las tierras de bruma y las tierras de sol, partiendo de su nacimiento y llegando a' su muerte; queremos enumerar y comentar 'su producción íntegra, tan enjundiosa, tan pletórica de. inagotable savia, y explicar los puntos sujetos a opuestas interpretaciones de una ideología compleja; queremos familiarizamos con sus personajes. a }a manera suya;~igual que si se tratara de criaturas reales-¿no lo son, en verdad ?-, y queremos, finalmente, subrayar las huellas de su paso a través de un anecdotario multiforme. ¿Lo habremos conseguido? No estamos muy seguros. 11

CAPITULO PRIMERO

EL HOMBRE saturado de angustia y de amor, aunque también, ¡ay!, de relativo escepDel Norte helado, la tierra de los ticismo. El titán no había digerido, no bárbaros guerreros que asolaron buena digeriría nunca el enorme desengaño de parte de Europa, al cabo de los siglos la vida, que se había ensañado con él, llegó un día a nuestras latitudes la voz y si su naturaleza bondadosa no le perde un hombre extraordinario, de un mitió entregarse a la maldad, tampoco hombre excepcional. Le abrumaba el dejó de resentirse y de agriarse. Todo lastre de una mitología hiperbórea, de ello, pues, debía originar un arte triste, antiguas leyendas, de sangrientos relatos con algunas ráfagas de esperanza en sus 'recogidos por las sagas o canciones de mejores ,momentos. No obstante, es un gesta escandinavas; conocía de oídas un ane cordial, de conmiseraéión y de hercosmos inaudito de duendes y de otros mandad,. que llora nuestras penas y seres sobrenaturales, a' cuyo conjuro se anhela nuestras alegrías, de las cuales animaba lo inanimado; había residido no se resigna a desistir. Por eso no entre nieve, en las tinieblas de un in- queremos juzgarlo deprimente, y mienvierno casi polar, y había contemplado tras nos parece que detrás de su amaralguna vez el rojo sol de medianoche. gura vibra a ratos la risa del demonio, Aquel hombre tenía algo de pensador presentimos que detrás del demonio sony mucho de vate, rasgos redentores y rie un ángel... Ibsen no pietde por gestos diabólicos; pero tenia en particu- completo su fe en la justicia, y a noslar un corazón enternecido por el dolor otros nos corresponde no perder por humano, un corazón que ardla como una completo la fe en Ibsen. Sus remotos antepasados Jos vikinllama dentro de su pecho y le abrasaba el alma conmovida. Escribía obras de gas, aquellos expedicionarios marineros teatro, de cierto teatro raro, no sólo para que empezaron por ,ser piratas para nosotros, sino hasta para sus compatrio- acabar por ser colonizadores, no le letas, quienes ,,al,principio le tomaron por garon de su idiosincrasia sino una espeloco, y era un genio... Se llamaba Hen- cie de vaga afición a la aventura y una rik Ibsen, y su teatro promovería una nostálgica admiración hacia sus hazañas auténtica revolución literaria y de pú- de héroes, que cantaria con retraso. Facilitaron su tarea de cantor las facUltablico. Por su cuenta, afirmaba, refiríéndose des que a su vez le habían legado los a 10 que nacía de SUpluma: "Todo lo escaldos, primitivos bardos islandeses, y he buscado en mi mismo, todo ha salido a tal fin estudió ).asdos Eddas en prosa de mi corazón." Y ya hemos notado y verso, vetusta recopIlación de la añeja cómo era el suyo un corazón de titán literatura nórdica. Acaso atenuaron su enfermo, a cuyo abrigo anidaban las ímpetu ancestral los mandamientos crisdolencias ajenas, que asimilara por so- tianos, y el individuo que, diez cenlidaridad fraterna; corazón mesiánico, turias antes, habría acompañado en sus DEL NORTE HELADO...

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piráticas expediciones a los crueles nor- mismo que se opone a veces-no siemmandos-tan temidos por alemanes y pre-a su arraigado pesimismo, esa confranceses, que impetraban en sus igle- fianza inquebrantable en el "tercer reisias: A furore normandorum libera nos, no", donde dominarán "el espiritu de la Domine!-, diez centurias después, se verdad y el espíritu de la libertad"; luz, condolía ante las desdichas de sus her- en fin, es su compasión evangélica, que manos de todas las razas... ¿Un apóstol? le conforta con el ejemplo de Aquel que No; un teórico altrUísta doblado de dijo: Ego sum lux... poeta. Poeta a cada instante, igualmente si SEMBLANZA FISICA y MORAL bendice que si maldice; poeta en sus más recónditas fibras, como que reflexiona a través de ).a poesía que lleva De niño, por las trazas, era Ibsen en ).a masa de la sangre. Pues bien: la bastante desmedrado y nada ágil-pues poesía y el sentimiento, cual no importa "no tenía buena salud", según cuenta qué impulsos anímicos, se denotan más su hermana Hedvig-, bajo de estatura, o menos comunes a todos, y poseen un con cabellos negros y ojos azules que le efectivo don de universalidad. De ahí venían de su madre. De quince a veinte que, a pesar de manifestársenos lejano, años, a juzgar por el testimonio de quiellegue a nuestra psiquis y se nos tome nes le conocieron en Grimstad, era flaasequible ~ la' postre. Poeta e hiperesté- cucho y achaparrado, con el pelo resico, pertenece, desde el punto de vista vuelto, un sombrío mechón el cual le de lo que no se palpa, a cualquier país. caía sobre la frente, y una oscura barba Está, por ende, cerca de nosotros, pues- inculta, en armonía con su indumentaria tO que, como nosotros, I:s un hombre, sucia y descuidada. La señora Thoresen, siquiera sea un hombre extraordinario, su suegra y escritora ilustre, manifestó un hombre excepcional. Y respecto a un día a un periodista que, cuando era su sinceridad, veamos lo que declara al novio de su hijastra, resu}taba "un tipO editor de uno de sus libros: "Todas las insignificante", y ella, una "naturaleza poesías que he escrito se relacionan ínti- poética" que iba a influir en la transmamente conmigo, con lo que ha pasado formación del individuo aquel. Más tarpor mi, aunque no lo haya pasado yo., de, en plena juventud todavía, adquiTodos mis poemas han tenido por ob- rió cierta robustez, y hemos examinado jeto limpiar y purificar mi conciencia, un retrato suyo de aquella época, donde pues nadie vive de todo punto irrespon- aparece ancho de cara y con poblada sable en sociedad." barba. Esta barba tomaría después otra Constituye consecuencia de esto una forma, y como su abundante cabellera, dramatUrgia magnífica y profunda, so- iría encaneciendo poco a poco para emñada al propio tiempo que vivida. En- blanquecer completamente a últimll hora. treguémonos a ella sin convencionalis- Hasta aquí, el hombre en su aspecto mos ni distingas preconcebidos, ~enci- menos difundido,. y de aquí en lo sullamente, honradamente, y ).a encontra- cesivo, el anciano que ha pasado a la remos pronto clara como la luz. Porque posteridad. es lu.z: una luz que deslumbra al primer Maurice Bigeon, que le había tratafulgor y alumbra luego; una luz que do en su atmósfera íntima por entonilumina los recol/ecos interiores en que ces, nos ,le describe al detalle así: "La a menudo no nos hemos atrevido a nariz es fuerte; los pómulos, colorados adentrarnos. Luz es ese flotante opti- y saledizos; el mentón, vigorosamente 13

acusado; sus grandes anteojos de oro, su barba espesa y blanca, donde se oculta la parte inferior del rostro, le dan el aire de un buen hombre, la apariencia de un magistrado de provincia envejecido en el cargo. Toda la

El "Spt;o md¡ico dt

lbs"n.

Caricolurll aparecida en Vikingen,

poesía del alma, todo el esplendor de la inteligencia se han refugiado y se evi, dencian en Jos labios finos y largos, un tanto sensuales, que hacen en las comisuras una mueca de altiva ironía, o en la mirada, velada y como abierta hacia adentro, ora dulce y melancólica, ora aguda y agresiva; mirada de místico y de luchador, mirada turbadora, inquietante, atormentada, bajo la cual se tiem14

bla, que parece escrutar las conciencias. Sobre todo, la frente es magnífica, cuadrada, sólida, de poderosos contornos; frente heroica y genial, vasta como el mundo de pensamientos que cobija, y dominando el conjunto, acentuando aún

1872.

más esta impresión de animalidad ideal que se desprende de su fisonomía toda, una crinada cabellera nívea, fogosa, indomable..." Más adelante le conceptúa "un hombre, en resumen, de esencia especial, de tipo extraño, que inquieta y subyuga, cuyo parejo diriase' inhallable; hombre que no podría olvidarse, aunque se vivieran cien años". He aquí la breve semblanza que ha-

ce de él Ossip-Lourié: "De talla pequeña, rechoncho, con un hermoso rostro enmarcado por espesos cabellos blancos, patillas y un collar de barba, tiene el mentón y los labios afeitados. Sus ojos redondos, escondidos detrás de espesas antiparras, se recogen bajo sus cejas enormes. El conjunto resulta expresivo, poderoso y sagaz." Por su parte) Georges Leneveu le enfoca como sigue: "Menudo, de amplia frente, se adivina a este hombre vibrante igual que una mujer. Su mano, como )a de Zola, es nerviosa y atormentada, blanca cual una mano femenina. Habiendo vivido tanto de corazón como de espíritu, pues se sufre con lo que se escribe como con )0 que se ve, se discierne en los estragos de su fisonomía al hombre que ha padecido por ~entir demasíado." Y tras de consignar que llevaba una existencia retraída, agrega: "Muy sociable, empero. En Alemania, en Austria, en Suecia, en los banquetes que le ofrecían sus admiradores, era, si bien poco hablador, un oyente exquisito, de un trato lleno de encanto, de una sencillez casi úmida, con voz suave y precisa, voz donde se percibe como una ternura que canta." Nuestro Angel Ganivet, andaluz que había vivido en el extremo Norte, le evoca de esta. guisa, no sin cierto gracejo de un gusto muy meridional: "lbsen, con su cabeza gorda, agrandada más aún por )a cabellera y patillas blancas, encrespadas, se asemeja a un león. El símil no es sólo ocurrencia mía, pues lo han utilizado ya muchos críticos, y alguno ha ido más lejos y ha asegurado que la semejanza es falaz, y que lbsen parece un león, pero no un león de verdad, sino un león con melenas postizas. Este rasgo malévolo del crítico francés Théodore de Wyzewa lo anoto aqui en prueba de imparcialidad para hacerme también eco de una opinión

bastante extendida: la de los que creen que en la obra de Ibsen hay más aparato que consistencia. Tales se han puesto las cosas, que ya no se puede ser ni hombre de genio." . Por 10 que atañe al aspecto moral, era Ibsen desde la infancia un ente reconcentrado y meditabundo, a la manera de su madre, a quien se parecía mucho, pareciéndose a su padre asimismo en otras particularidades, entr.: ellas la ironía. Este carácter, que s~ reflejaba en su modo de vivir, lo defme concretamente e) citado Leneveu a la vez que relata su existencia ordinaria, de retorno en su tierra ya, conforme transcribimos : "Lento y metódico hasta en sus andares y movimientos, )0 cual ha permitido decir que su puntualidad marcaba los '3egundos. Ericontramos también esta precisión en las intlicaciones de la puesta en escena de sus obras y del juego de sus personajes; aun en la menor sonrisa, en los menores matices de dicción está subrayado todo... ¿Debemos añadir que lbsen es sensible al extremo de infundir lástima? Lo hemos visto en su obra. Pero esta sensibilidad llega a la nostalgia." y a continuación nos informa de cómO se levantaba a las siete de la mañana en verano y a Jas ocho en invierno, madurando durante su aseo el plan de trabajo de la jornada. A raíz del primer almuerzo, laboraba de nueve a una. Sin servirse de sec11etario,pues no sabía dictar, despachaba por sí solo su numerosa correspondencia. Sobre su escritorio babía junto al tintero una bandeja con uno de .c:spsosos pequeñitos de madera que tallan en Suiza, un minúsculo diablo negro para las cerillas, dos o tres gatitos y varios conejitos de cobre. uno de los cuales tocaba el violín, y éstos eran sus fetiches. Salía a la calle términado su segundo almuerzo, con ojos distraídos, rehuyendo las miradas curiosas, 15

de levita y chistera, apoyado en su paraguas, con un par de guantes en la mano derecha. Paseaba un rato por Cristianía, y a veces se paraba en la tienda 'de algún prendero, para regresar pronto a reanudar su labor hasta la noche: Después de la cena, leía los periódicos en el café, saboreando un grog, muy cargado de aguardiente de Francia, y se

que vivía a su albedrío; pero antes hubo de atravesar días turbulentos, haciendo cara a las contrariedades, y todo ello había dejado en su alma una honda huella, un poso melancólico que apenas subía a la superficie. Aun así, no faltaba quien le encontrase adusto con exceso. "Malhumorado por lo general--observa un escritor no muy lisonjero, ciertamen-

Bn IU mala da trabajo, lb.en

crea mundo.

:Yvidas.

retiraba luego, a fin de acostarse tem- te-, era temible el viejo en sus cóleras, y se complacía en la rumia amarga de prano. Ya había evolucionado paulatinamente, su destierro, de su pobreza, de la ruina Ja sazón, el viejo Ibsen, pues no debe dad de la crítica y de Ja incomprensión olvidarse la ley evolutiva que descubrió popular." Al cabo no estaba desterrado Hegel, que adoptó Darwin, y que se ni era pobre, no se atrevían los criti~os convirtió en doctrina para Spencer; ya a censurarle ni se desentendía de él la se había amansado su fiereza primitivl1 multitud; lucía en' cada ocasión sus a lo largo de sus viajes, en ambientes de cuantiosas . condecoraciones, costUmbre cosmopolitismo, y merced al acatamiento que no le perdonaba Bjomson, y manteque le prestaba el mundo. Era un apa- nía amistad con reyes. Había perdonado cible señor, cargado de años y de gloria, a sus enemigos y a las gentes refracta16

rias, tras de triunfar de todos ellos... desvalido, ajeno, solo, sin una verdadera Sin embargo, no había olvidado, no 10- comunión con su pueblo ni quizá con nadíe, atormentado de añoranzas impregraria olvidar jamás. Refiriéndose a los últimos tiempos, cisas, con el vago deseo de una patria corrobora P.-G. La Chesnais en una cer- que pretendía situar sobre las olas y tera página biográfica: "Pasaba por ho~- bajo el cielo infinito, obseso por el rebre arisco y taciturno. El sentimiento cuerdo de otras patrias que no habían del público noruego a su respecto era sido suyas. Desgracias anteriores emponadmirativo y respetuoso, pero despro- zoñaron su alma para siempre, y ahora, visto de simpaúa en absoluto... Ya no mientras alrededor parecía senreírle todo, podía él creer oír risas a su espalda, de él, que había perdido la sonrisa interior, lo cual se quejara otrora. En suma: te- no era feliz, no lo sería nunca... nía razón sobrada para estar satisfecho, y lo estaba. Lo estaba sin entusiasmo. CIUDA.DA.NO DBL MUNDO En sus discursos, sus canas, sus conversaciones... había expresado a menudo la Su biógrafo Henrik Jaeger, hace notar decepción que le causaba su celebridad. Y el ~dus vivendi, q~e se había esta- que "Ibsen no tenía en línea recta "ni blecido entre Noruega y él hacía su es- una gota de sangre noruega". Moritz tancia en. su país bastimte agradable, Prozor, su primer traducto¡: francés, repero exenta del calor afectuoso que ha- calca: ''Hijo de un danés y de una nobía anhelado, pues bajo su aparente frial- ruega cuya madre era alemana y cuya dad de tímido desconfiado era, en el abuela escocesa, busca en esta ascendencia compleja el secreto de su natufondo, muy sensible." El 3 de junio de 1897, escribía a su raleza y de las contradiciones que en profeta y amigo Georg Brandes: "¿Adí- ella descubre." El vizconde de Colleville vinará usted lo que sueño, proyecto y y Fritz de Zepelin, que escribieron acerme represento como algo delicioso? Es ca de Ibsen un libro muy edificante, obinstalarme a la orilla del Oresund, entre servan que, de acuerdo con la ley atáCopenhague y HeJsingor, en un paraje vica, se ha hecho .percibir particularmendespejado desde donde se puedan ver te para él la influencia de las mujeres todos los grandes veleros venir de lejos desde el punto de vista intelectual. "Esy marcharse lejos. No puedo aquí Aquí cocia-dicen-es el país del puritanismo están cerrados todos los pasos en todos y del idealismo; Alemania, el del ensuelos sentidos de la palabra, y todos los ño y de la metafísica... De los ascencanales de la comprensión, tapados. iOh, dientes varones le resta el gusto de los querido Brandes, no sin esfuerzo se viajes, la energía, el cosmopolitismo, que vive veintisiete años fuera, en los am- le han hecho posible veinte años de aleplios medios de civilización libres y jamiento del país natal, 10 que no habría emancipadores! Aquí, en los fjords, ten- podido soportar un auténtico noruego." Admitida la c9pc1usión de que no cogo mi país natal; pero ¿dónde encontraré el país que fuese para mí un hogar? rriese por SUS'"venas ni una gota de sangre noruega, nadie podrá considerar, El mar es lo que más me atrae." .' Así, pues, en las postrimerías de su pues, como una falta de patriotismo el carrera, cuando ya no exisú::n para él rencoroso sentimiento que alimentó conobstáculos de ninguna clase, cuando le tra su tierra durante buena parte de su acompañaba espiritualmente la admira- vida. Y, sin embargo, era noruego, a ción del mundo, se sentía distanciado, despecho de todo, sin que le faltaran en 17

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absoluto Jos distintivos del pueblo entre peculiares. "El pueblo noruego-indica quien había nacido. Su mismo odio con- Ludvig Passarge-es, sin duda, uno de tra Noruega traicionaba un sedimento de los más originales de Europa. Dotado por ofendido amor, ni más ni menos que la la Naturaleza con más fuerza que los pasión con que se entregó a las luchas demás pueblos germánicos, poseyendo un políticas en su primera juventud, y el espíritu enérgico, pero también un exceinterés, en fin, con que leía desde el so de fantasía, no se mueve en la historia extranjero en los periódicos las noticias de un modo regular y tranquilo. sino dando siempre saltos enormes, seguidos de la patria lejana. No vamos a emplear el método obje- de un descanso prolongado." tivo de Taine para definir la psicología A este pueblo, del que tanto hubo de del insigne dramaturgo; pero no resul- renegar, pertenecía Ibsen, y no podía tará ocioso enfocarla de fuera adentro sustraerse a ello en mayor o menor. por lo pronto, o de abajo arriba, si se proporción, diferenciándose a la vez del prefiere, para enfocarla después de den- mismo a ratos en proporción no escasa tro afuera, o si se prefiere, de arriba desde primera hora. Tiempo adelante se abajo. El medio influye sobre el hom- acentuarían tales diferencias, y el hombre, 10 mismo que el hombre, si cuenta bre llegaría a encontrarse aislado en el con fuerza espiritual suficiente, logra in- 'seno de .Ios suyos. Largos años de emifluir sobre el medio al cabo. Y el medio gración en otÍos países le enfermarían de Henrik Ibsen es, desde luego, su poco a poco de nostalgía y acercarían su. rincón nativo, que a la postre se some- alma a la patria que no había podido tería a su influjo hasta cierto punto. "Se olvidar nunca. Retornó a ella, por fin, es de su siglo y de su raza-afirma Re- y entonces. volvió a encontrarse solo, innan-hasta cuando se reacciona contra vadido por los recuerdos de lugares que había abandonado. Con una genealogía su siglo y contra su raza." Noruega, la antigua Noruega, parte internacional, y n.o~ego por acc!derite integrante de la que llamaba Plinio antes que por eSplrltU,no se senUE¡enScandia insula, constituye un país mon- cajado .en ningún sitio, ni desencajado tañoso "que avanza hacia el mar", se- tampoco; no sabía arraigar de veras gún fra3e de su himno nacional~ con donde quiera que fuese, y le atormenun litoral de altos acantilados desde los taba, como una fatalidad, sin casi discuale3 se precipitan cascadas entr~ nu- cernirlo, el anhelo impreciso de una verbes de vapor, formando un espectáculo dadera cuna, de un terruño donde se' grandioso y salvaje, y lo caracterizan sus viene al mundo, donde se permanece y numerosísimos fiords, golfos estrechos donde se muere al cabo. El se había y muy entrantes, que se suponen sean desprendido del árbol original, a manera quizá valles sumergidos. Sus naturales, de rama cortada, transportada e injertada más vigorosos que los suecos, agresivos en el último momento para recibir de ayer y pacíficos hoy por obra de las nuevo la savia del tronco prjmitivo; de circunstancias, denotaban una predispo- suerte que la savia circulaba mal, en sición casi . enfermiza, que ha ido ate- suma, dentro de la rama desgajad~ un . . nuándose, a la divagación, consecuencia día. "Por un análisis penetrante de la acaso de su maravillosa mitología fantástica. Noruega ha estado unida unas veces obra, de la biografía y de la genealoa Suecia y otras a Dinamarca, y no ca- gía-advierte Ernest Tissot-se identifirece de concomitancias con Islandia, aun- can ciertos modos de pensar, de sentir que en todo instante ha ofrecido rasgos y de vivir." Apartado bruscamente de .18

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melancolía de los anhelos insatisfechos o satisfechos a deshora, melancolía de todo y de nada, de lo que no cuajó y de lo que ha cuajado ya... Ibsen se denota un temperamento esencialmente mdancólico, y esta sombra del alma se proyecta sobre toda su vida y se trasluce en toda su obra. De niño, con salud precaria, reflexionaba silencioso, arrinconado en un recinto estrecho, mientras en torno suyo jugaban ruidosamente sus hermanos y otros pequeñuelos de la misma edad; de MELANCHOLIA joven, hubo de pasar 'por las amarguras Había vivido una existencia retraída, de una bohemia miserable que agarrotó apartado siempre, solo aun en medio de su corazón y entenebreció su genio; en la muchedumbre, lo cual no deja de la madurez le apenó, y a veces le desconstituir una situación favorable para animó al extremo de hacerle casi desistir el desarrollo interior. "Y si estás solo, de sus propósitos, la hostilidad desperserás todo tuyo", afirma Leonardo de tada por la incomprensión de sus conVinci: temporáneos, no sólo en S\1 país, sino Pero la soledad trae aparejada una en los demás países; de viejo, luego sensación de angustia, eso que acabó por de haber asistido vivo a su propia apollamarse tedium vitae. Era un idealista, teosis mundial, y rodeado de la admíy el constante choque con la realidad ración, punto menos que unánime, le melló sus ideales, engendrando una ten- melancolizaba acaso el vacio de la glodencia pesimista, que también pudo fa- ría... Diriase que seguía sus paso> un vorecerle espiritualmente, pues le libró batir de alas negras al compás de un de la quietud estática y estéril que com- lamento. Tuvo, sin duda, mil motivos para porta el optimismo a ultranza. Y a tal respecto arguye Tissot: "No fué su duelo reaccionar melancólicamente; mas asidesalentado, ni deprimente, ni enfermizo; mismo los tuvO de consuelo' y hasta de fué el duelo de un espíritu que debía dicha dentro de las Jimitaciones a que partir, y que partió pronto, al de~cubri- se halla sujeto cada individuo. Conomiento de los problemás, a la conquista ció en su adolescencia las ternuras de de las ideas. Su pesimismo debía ser la una amistad perfecta, esa amistad que base de sus sistemas futuros, como la Montaigne cantara un día con emocioduda es la base del cartesianismo, y en nadas frases a la muerte de su amigo este sentido fué un pesimismo provisio- La Boetie; no le faltó después el amor abnegado de una esposa ejemplar verna!." No obstante, detrás de esto se yer- dadera ninfa Egeria del esposo, y logró gue como una maldición el lúgubre fan- prolongarse . eQ"~un hijo, de quien se tasma de la melancolía, sentimiento que enorg\Jllecía muy justamente; tuvo,' por inspiró una de las aguafuertes más im- último, el innegable lenitivo del arte, y presionantes del germánico Alberto Du- durante los veinte años de su decanta..rero al inscribir al pie las fatídicas le- miento intelectual en Roma, Munich y tras: Melancholia. Melancolía ante el D'resde, pudo beber en las fuentes de la espectáculo de la insuficiencia humana, belleza, recreándose, cuando se lo permi\.~.

sus lares y reintegrado tarde a ellos, desentendido de una porción de las ideas circunscritas al crisol donde en un principio cristalizó mejor o peor por efecto del ambiente su idiosincrasia, imbuído de ideas universales, Ibsen había cesado de ser noruego, siquiera no lo fuese a fondo jamás, para ser ciudadano del mundo. He aquí su máxima ventaja y, de consuno, su tragedia íntima.

tieron las circunstancias, en Ja personal posesión de cuadros de los grandes maestros italianos, con los cuales viajaba inclusive. No debía, pues, máxime al final, estimarse demasiado infeliz. Sin embargo, de continuo se le apareció el espectro vago y triste de esa melancolía que, a modo de irresistible fatum, acompaña con frecuencia a los

seres superiores, y que quizá salpimiente de una manera extraña sus momentos afortunados... Cual aquel mane, tecel, lares bíblico, brilló en caracteres de fuego para él sobre el muro del porvenir, presidiendo su éxodo de predestinada criatura que nació bajo tan doliente signo, el letrero del aguafuerte inolvidable: Melancholia.

CAPITULO

II

SU VIDA AROS DE INFANCIA El 20 de marzo de 1828 nació Henrik . Ibsen~ 'en Skien, pequeña ciudad de tres mil habitantes a la sazon, perteneciente a la provincia de Telemarken, al sur de Noruega, con un puertecito al fondo de un fiord, en un valle cubieno de niebla al pie de abrupta montaña. E} primero del linaje que se estableció en el país fué - su tatarabuelo, marino danés, que se casó en Bergen con una alemana; su hijo, también capitán de marina, contrajo matrimonio con una escocesa,que le dió un vástago, enviudó pronto y volvió' a casarse, instalándose en Skien, cuna del fanático pastor Lammers; el descendiente de la familia y abuelo del poeta, marino igual que' sus antepasados, desposó a una mujer de origen tudesco y pereció en un naufragio a la vista de Grimstad, dejando un Knut Henriksen Ibsen, que matrimonió a su vez con Marichen Cornelia Altenburg, hija de comerciantes alemanes. El era hombre de carácter festivo, y ella, una sombría Juterana, imbuída, sin duda, de }as doctrinas del violento ol'ador sagrado a quien nos hemos referido, y que provocó el pietismo reinante en el contorno. Toda la ciudad apreciaba a los 20

Ibsen, representantes de la alta burguesía, que vivían con holgura, merced al comercio de maderas, fuente de riqueZa del lugar donde vino al mundo el prímogénito Henrik. El mismo ha dado las primitivas impresiones de su niñez a su biógrafo ]aeger, en unas págínas preciósas, buena parte de las cuales trans-' cribimos a continuación: "Cuando hace algunos años se bautizaron o rebautizaron las cal,les de mi ciudad natal, una de ellas recibió mi nombre. No sólo me lo anunciaron los periódicos, sino que me trajeron la noticia viajeros dignos de crédito. "Esa calle-me dijeron-es la que va del mercado al puerto." De ser así, me explico mal que se haya denominado de tal suerte, porque no nací ni he habitado en ella nunca. Por el contrario... he visto la }uz... en las cercanías de la iglesia, cuya alta torre llamaba }a atención-delante de ella se erige actualmente un busto de Ibsen-. A la derecha se situaba }a picota, y a la izquierda, el Ayuntamiento, comprendiendo la cárcel y el manicomio. Al otro lado de la 'plaza',.el liceo y la escuela. La iglesia se erguía en medio... La primera perspectiva que tuve del mundo fué aquel hacinamiento de piedras sin verdor y sin horizonte. En

1

el aire mugía un incesante ruido sordo familiar y distinguía a mi madre acoday terrible; a veces diríanse gemidos de da a una de las ventanas... De súbito mujeres o lúgubres lamentaciones. Era vi a toda la gente correr hacia nuestra el murmullo de las cascadas, que se casa, y la criada, tirando de mí desde mezclaba con los cánticos quejumbrosos atrás, me hizo bajar de la torre en sede las serrerías sitas en las afueras. .. guida. He olvidado lo que pasó luego'; y más tarde no podía yo Jeer el relato pero después me enteraron de que mi de los últimos suplicios de un guilloti- madre, al verme encaramado tan arriba, nado, sin ver en mi espíritu el acero de se sintió presa del terror y se desmayó, para besarme llorando al volver a verme aquellas sierras en movimiento. ".. .La iglesia de Skien, quemada en cerca de ella... "Aún hay otra remembranza que he el siglo pasado por imprudencia de una sirviente, quien sufrió pena de muerte conservado de aquellos primeros tiemsin más ni más en vista' del hecho, fué pos. En conmemoracíón de mi bautizo, reconstruída con rapidez, y se practi- se me entregó una medalla de plata en caron en torno calles anchas y rectas... la cual estaba cincelada una cabeza de .En aquel instante" yo no era capaz de hombre. Me asombraban la frente eradvertir tamañas ventajas. Lo que guida, la nariz aquilina y el cuello desatraía... mi atención era un ángel gordo nudo de su ímagen. Mi niñera me eny blanco que sostenía con ambas manos señó que... representaba a Federico Rex. una anchurosa pila; este ángel perma- Cuando yo jugaba una VI:Zcon la menecía suspendido en eJ espacio durante dalla, se me escapó ésta:::.y desapareció la semana, y el domingo bajaba entre por un agujero del entarimado. Creo nosotros para 'vener el agua bautismal que mis padres vieron una señal funesta sobre }as tiernas frentes de los éatecú- en aquella pérdida... Se demolió, pues, menos. Más todavía que el ángel, llena- el entarímado y se procedió a cuidadosas ba mi imagínación un legendario perro rebuscas; todo en vano: Federico Rex negro, del cual me habían hablado;. vi- no retornó a }a luz. A consecuencia de vía en otro tiempo, me afirmaban, con este acontecimiento me tuve por un el celador, quien desde lo más alto de gran culpable, y si coincidía con el agenla torre lanzaba las horas al vacío de la te que velaba por la seguridad pública noche... Cierta noche postrera de di- me apresuraba a. esconderme debajo de ciembre, en e} momento en que el vi- la cama de mi cuartito. "No residímos mucho en el aposento gilante anunciaba }a hora inicial del año, al ver muy abajo al perro mirade fijo de \a plaza. Mi padre compró' una casa con sus ojos rojos, se cayó al pie de la muy espaciosa cuando iba yo a cumplir torre, I1}atándose,y ya jamás cantó nin- cuatro años. Tenía esta casa nueva togún celador desde allí la hora. Este su- rreón a la calle y estaba enclavada en la ceso databa de antes de mi nacimiento; parte alta de la ciudad. Sus piezas eran pero he oído contar muchos análogos vastas y numerosas, y como frecuentaban que habían acontecido en numerosas tantas visitas el salón, permanecíamos poco allí nosotros los niños. iglesias noruegas... "Un día me llevó mi niñera a lo alto "La plaza donde se alzaban los dos de la torre, y sujetándome por detrás, centros docentes servía de campo cerme había autorizado a' asomarme sobre cado a la infancia de la ciudad. El recel vacío. Recuerdo cuánto me sorpréndió tor del liceo, hombre considerable y conatisbar por encima los tocados de los siderado, era el viejo Om, mientras que transeúntes. Veía a la vez la vivienda el director de la escuela comunal era 21

como espectador a la pelea. Por lo demás, no era batallador en mi prístina edad. "Tenian para mi mayor interés la picota y el Ayuntamiento, con el conjunto

remachada a la tabla una cadena de hierro terminada por una argolla, y esta cadena parecía aguardar al paciente, dispuesta a apretarle de firme. No se había utilizado la tal picota desde largos

1 I

Monumento La últi"", casa de la acera derecha, pró"i"", a la iglesia, es Stockmann's Gaar, en Skien. En ella nació Henrik lbsen el 20 de marzo de 1828.

Iver Flasrud, igualmente anciano, que los diferentes adeptos de estas dos esacumulaba sus delicadas funciones a las cuelas tenían lugar combates singulares; de barbero del elemento elegante. Entre pero, ajeno a los dos bandos, yo asistía 22

a lbsen

misterioso de los hechos que se aglomeraban al cobijo de sus altas murallas. La picota estaba compuesta de una tabla de madera rojiza, coronada arriba por una especie de capitel; bajo la acción del viento y de Ja lluvia, este capitel había tomado un tinte extraño y sugería la ilusión de una cabeza de hombre. Estaba

en Skien (NOTuega).

años atrás, y $iguió, empero, en pie durante toda lni estancia en Skien. ¿Existe todavía? No lo sé. Al Avuntamiento, como a la iglesia, daba acceso una escalera monumental. En los sótanos se encontraban Jos calabozos. con ventanas protegidas por barras de hierro, tras las cuales he visto a menudo pá23

lidos rostros pletóricos de odio. En lo se la festejaba en común, aunque jóvenes más profundo del subsuelo había una y viejos se reunían en cuatro o cinco mazmorra donde se encadenaba a los grupos que se encargaban de las gozosas locos, cosa que aún hoy se me antoja hogueras. Ya antes de Pentecostés nos increíble. Como las de las otras celdas, ocurría ir a buscar a armadores y duelas ventanas de ésta estaban enrejadas, ños de canteras para obtener brea y toy detrás de los barrotes había una férrea neles a este efecto. Era uso corriente placa 'bena de agujeros. Se afirmaba hurtar Jo que no se nos donaba de buen que esta celda había servido de Jugar grado, y nunca habían hallado en ello de reclusión a un infame criminal que nada reprobable los propietarios ni la sufrió la marca del fuego. Y se preten- policía... Se capturaban, además, restos día que fué encerrado de por vida allí de navíos, y si podíamos transportados un galeote evadido y capturado, después entre nosotros, se convertian en propiedad nuestra, sin que reclamara nadie. de azotarle en público... "Durante nú niñez era Skien una La víspera de San Juan se llevaba en ciudad alegre y viva. ICómo cambió más triunfo una barca vieja a través de la adelante! Habitaban el casco o quintas población hasta el puente, donde debía inmediatas diversas familias ricas y dis- quemarse. En esta barca se mantenía en tinguidas. Estaban muy unidas entre cUas pie un violinista, y la escoltaba un cortey con frecuencia se recibían mutUamen- jo. He asistido ~uchas veces a este deste, 10 cual daba ocasión a conúdas, bailes file, y aun he tomado parte én él pei~ y conciertos variados, no sólo en invier- sonalmente." no, sino en verano también. Por añaBrand, Peer Gynt y La coalición de didura, pasaban no pocos turistas, y co- los jóvenes dejan traslucir a ratos algunos mo no había hotel decoroso, se alojaban de estos recuerdos infantiles. En realien los donúcilios de amigos o conocidos. dad, al revés de como se le figuraba al Por ejemplo, nosotros teníamos siempre pequeñuelo, Skien era una ciudad levínuestra espaciosa casa repleta de invita- tica por obra de las exaltadas predicaciodos por Navidad, y en el momento de nes de Lammers, con separación de casla feria estaba la mesa puesta y aper- t;ls, ambiente mezquino, luchas partidiscibida de la mañana a la noche. La tas y egoísmos contrapuestos, en meferia se celebraba en el mes de febrero, dio de un hastío general, nada simpática, y para nosotros, los niños, era una época ciertamente. El año 1836 suspendió pagos Knut de alegría. Seis, meses antes de esta fecha ahorrábamos dinero para poder Ibsen, otorgándosele una moratoria, y ofrecemos los diferentes espectáculos que hubo disensiones en el matrimonio. Hadaban prestidigitadores y bailarines en la bía venido la fanúlia tan a menos, que cuerda floja de los circos, y para com- abandonaron todos la lujosa casa de prar también mostachones. Ignoro si esta Skien para trasladarse a Venstob, en los fecha tenia repercusión sobre los nego- alrededores, y ocupar una modesta finca cios comerciales de la urbe. Para tni que pudo salvarse de la rUina. Bajo la era, en particular, un período de festejos infiuencia de su adusta madre, el, tnipopulares que duraba una semana en- núsculo Henrik se tornó taciturno y retera. traído de sus hermanos más pequeños. sin . "La fiesta nacional del 17' 'de mayo participar en sus travesuras.'Mientras iuno preocupaba mucho a los ciudadanos gaban éstos. se encerraba él en Uila habide Skien... Pero la noche de San Juan tación y hojeaba antiguos libros, entre era- objeto de un regocijo universal. No otros aquella Historia de Londres a que '

24

,¡ I

'

'

se alude en el tercer acto de El pato sal- 1844, alrededor de sus dieciséis años, se vió obligado a abandonar la ciudad natal, 'fJaje. Al salir de su aislamiento, haCÍa in- que ya no le atraia mucho, para ganarse geniosos juegos de manos, ayudado por el sustento en Grimstad, a la vista de su hermanito menor, Y amenizaba así cuyo puerto naufragó su abuelo, conforalgunas veladas de domingo, a las cuales me se sabe. Desde entonces sólo iria a acudían varios vecinos. Se distraía en Skien de tarde en tarde y por contadas otros casos dibujando tipos que recortaba horas. y pegaba sobre una cartulina para formar EPOCA DE GRIMST AD con ellos grupos de personajes, anticipo de sus futuras aficiones escénicas. De En aquel tiempo era Grimstad una locuando en cuando, al aire libre, ejecutaba hábiles construcciones de juguete, que calidad muy pequeña, cuya población derribaba apenas acabadas, y aquí cabe sólo sumaba la cifra de ochocientos habipresentir la vocación de El maestro Sol- tantes, sin más recursos 'que su puerto y su negocio. Se nevaba allí vida limitada ness. Según Ossip-Lourié, en 1842 se rein- y murmuradora, carente de todo anhelo tegró a Skien la familia Ibsen, pues el espiritual y dotninando por doquiera los padre iba a desempeñar allí un empleo, meros anhelos materiales. Un medio resy el hijo ingresó en una escuela regen- tringido y a ras de tierra, en fin, donde tada por sacerdotes bien impuestos en la- se hubiera ahogado cualquier apetencia tin. Apasionaban a Henrik la teologia y sublime. Henrik Ibsen iba a Grimstad para la historia hasta el punto de no separarse casi de la Biblia. Cuenta uno de sus prestar servicio como mancebo a las órcondiscípulos que en cierta ocasión es- denes del farmacéutico Reimann. con cribió como ejercicio de clase un sueño quien salfa cada mañana a buscar hiersuyo, y los profesores creyeron que 10 bas en el campo, ayudando a preparar había copiado. Era un sueño simbólico, medicamentos y despachando en el mosdonde un ángel le conmina a levantarse trador el resto de la jornada. No tenia y le muestra el espectáculo de la vida hu- apenas comunicación con el mundo extemana en su esplendor y en su decaden- rior, ni se expansionaba con la familia cia, mientras se adivina la resurrección del patrón tampoco. CQtniamaJ, y por las de la carne... Denotaba su temperamen- noches, escasamente satisfecho el estómato una positiva predisposición religiosa, go y huraño el ánimo, el mancebo de boacentuada por la educación recibida, la tica hacia versos antes de acostarse... Por atmósfera circundante y las costumbres lo pronto, no le agradaba la tertUlia de en auge allí. El año 1843 hizo su confir- la rebotica, con su comineo provinciano; mación con todo fervor en un templo además, no simpatizaba con nadie ni naluterano del lugar, y expiró su niñez: la die simpatizaba con él. Hablaba en confianza nada más que con las criadas de crisálida 'iba a devenir mariposa... Llegado el momento de escoger una la casa, y no cumplidos aún los dieciocho carrera, que la sitUación de los padres no años, entraría con,qn& de ellas, diez años les pennitia costear, el muchacho optó mayor que él, en'rel,aciones íntimas, frupor la pintura, para la que siempre ha- to de las cuales fué un, hijo, que hubo de bía tenido evidentes aptitudes, y no fal- reconocer y a cuya alimentación hubo de ta quien afirma que pudo convertirse en contribuir, sin que mediase para ello terpintor de gran mérito. No obstante, a la nura alguna, por cierto. Mientras, el irónico adolescente trapostre mandaron las circunstancias, y en 25

,¿

zaba a solas intencionadas caricaturas que no enseñaba a los demás, o divertía a Jos chicos del barrio con mordaces bromas contra los vecinos. Debía de leer libros sacados de un gabinete de lectura próximo, y continuaba escribiendo versos. Dicen unos bió~rafos que no sabia bailar; pero otros cuentan que en un baile, entre pasos a compás, conversó largo rato con una mujer, de quien se enamoró platónicamente hasta enterarse de que se trataba de una señora casada, y quizá este episodio sugiriera determinada escena cómica de La noche de San 1zum. Una dama, que residía en Grimstad a la sazón, manifestó a Jaeger que aquel jovenzuelo suponía un enigma para la sociedad burguesa del lugar, la cual le encontraba arisco, sucio y vestido con desaliño; parecía, según ella, ofenderle el buen humor de los otros jóvenes, y se le atribuye la frase' de que a los veinte años experimentaba "una necesidad ridicula de estar triste." Le interesaban particularmente la política y el movimiento revolucionario que en aquella época conmovia a Europa; y como Noruega, influída por Dinamarca, se debaúa a merced de un impulso nacionalista, peroraba Ibsen con impctuosidad a favor de las nuevas ideas en los círculos apropiados. Quería ser médico, y a todo esto, se preparaba durante sus vigilias para el bachillerato, alternando sus estudios con el cultivo de la gaya ciencia en diferentes aspectos, sobre todo el social, pues aspiraba a ser un poeta cívico y a "cantar el dolor actual, la alegría y las penas

presentes,. para dicha del pueblo". El

año 1848, cuando se sublevó Hungría contra Austria, él compuso un poema exhortando a los magiares a luchar por su libertad, y el 1849,..vencidos los valerosos insurrectos, de nuevo los enaltceió, e instaba a que siguieran su ejemplo otras naciones esclavizadas. Esta 26

conducta asustó algo a la gente, y varias palabras excesivas le crearon fama de descreído entre el elemento piadoso de la ciudad. Por su parte, presumía de republicano, y empezó una novela, que no terminaria nunca, basada en la historia de un aldeano mártir de sus principios liberales. Cuando el boticario Reimann traspasó el establecimiento de su pertenencia, permaneció Ibsen en la farmao;ia.Su tertulia se había renovado bajo el sucesor, y la engrosaron diversas amistades que contrajera paulatinamente el mancebo, entre ellas Ole Schulerud, quien tan abnegado se mostraría pronto con él. A otros amigos de la rebotica, los de "la bolsa llena y el cerebro vacío", los despreciaba, denotándose teóricamente rebelde por irle peor que ~ ellos y hallarse descontento del estado de cosas reinante. Entonces vendió un cuadro suyo ':3 un armador, que le pag6 por Ja pintura una cantidad írrisoria. También 'hacía poesías líricas, 31~as dedicadas a señoritas de sus conocimientos, como Clara Ebbel, con quien parece que tuvo unos amores castos. Otras de sus poesías propendían al género lúgubre, como Danza macabra, y se iniciaba en su alma el pte tÚ quien inició aquella trifulca que no hace muc~o ~ubo en Lunde (1), donde contendisteis como perros rabiosos? ¿No fuiste tú quien parúó el brazo a Aslak, el herrero... o, por lo men03, )e dislócaste un dedo? PEER

GYNT.

¿Quién chismes?

ha

venido

a contarte

tales

ASA. (Colérica.) iLa mujer del labrador oyó los gritos! PEER GYNT. (Frotándose el codo.) Pues era yo el que gritaba.

de' unos diecisietelitros.

-

(2) En los jardines se c:¡parcc sal para que no broten matas hierbas.

(1) Nombre de varios lugare, de Noruega, que significa "bosquecillos".

741

ASA. ¿Tú?

PEER GYNT. Sí, madre; paliza.

ASA. i Ah, camorrista! j Acabarás llevándo_ me a la tumba con tu conducta! yo fuí el que recibí

AsA. ¿Tú? PEER GYNT. El se da muy buena maña.

la PEER GYNT. ¡No! ¡Qué he de llevarte! Tú vales más, veinte mil veces más que todo eso... Pequeña, fea, buena madre mía, créeme cuando )0 digo: la comarca entera te venerará. Aguarda 3Ó.10hasta que yo haya hecho algo... algo verdaderamente grande.

ASA. ¿Quién se da buena maña?

ASA. (Socarrona.) ¡Tú! PEER GYNT.

PEER GYNT. Aslak, por supuesto.

i Quién

ASA. i Puaf, puaf! i No tengo más remedio que escupir! ¿Te ha, dejado pegar por ese miserable borracho, por ese crapuloso bebedor de aguardiente? (Llora. de nuevo.) Muchas vergüenzas y afrentas he. debido sufrir; pero ha sido mi mayor humillación que hubiera de acaecer semejante cosa. Y aunque él se dé buena maña, ¿es razón para que tú seas tan poltrón?

.

sabe lo que

puede

ocurrir!

ASA. Si, a) menos, fueses tan listo que alguna vez supieras remendar el roto de tu propio calzón... PEER GYNT. (Con ira.) i Seré rey, emperador! ASA. ¡Ay, Dios me guarde! i Ahora se le escapa el último resto de razón!

PEER GYNT. i Sí, lo seré! i Tú espera! PEER GYNT. ASA. Tanto da que yo pegue o que me peguen ; de todos modos, hay que llorar Sí, tú espera, y serás príncipe; lo mismo. (Risu~ño.) Consuélate, ma- se dice, si mal no recuerdo.

así

dre...

ASA. ¿Qué estás diciendo? tido toda vIo?

¿Me has men-

PUUR GYNT.

SI, esta vez si. Pero sé buena y sécate esas hlgrimll3... (Cerrando el puño izquitrdo.) ¿Ves?.. Con estas tenazas su,' ¡eté al herrero; la mano derecha era' mi martillo. 742

PEER GYNT. ¿Tú cree,?

ASA. Sí, ése va a ser su marido.

ASA. El viejo no tiene hoy fuerzas para contrariar a su hija. Es testarudo a su manera; pero la que realmente manda es Ingrid, y por donde vaya ella, la sigue el gruñón cojeando, (Vuelve a llorar.) iAh, Peer!; una muchacha tan rica, propietaria alodial... i Fíjate bien! i S~lo con que hubieras querido, serías un casado pudiente, tú que ahora andas sucio y remendado!

PEER GYNT. Aguárdame aquí hasta que haya enganchado un caballo al carro... (Hace ademán de irse.)

PEER GYNT. (Vivamente.) ¡Ven, vamos por el comentimiento! ASA. ¿Adónde?

de ti ! Ese camino

PEER GYNT. ¡Y e30 qué importa! noche...

Ma-

Si llego yo esta

ASA. i Maldito seas! ¿Quieres aumentar mi pena cargándome con la burla de todo el mundo? PEER GYNT. Tranquilízate. Todo saldrá bien. (Grita y ríe a un tiempo.) ¡Heisan (1), madre! Ahorremos la carreta; buscar a la yegua lleva tiempo. (La leventa en brazos.)

PEER GYNT. i A Hoegstad!

ASA. ¡Pobre rrado.

ASA. Puedes ahorrarte esa caminata. ñana se celebra la boda...

está ce-

PEER GYNT. ¿Y por qué?

ASA. ¡Ay, tengo que suspirar! Se ha perdido .la ocasión, se ha perdido la fortuna...

ASA' . ¡ S ue1tame.' PEER GYNT.

No; en mis brazos te llevaré a la casa de la boda. (Avanza unos pasos por el torrente.) ASA. j Socorro! i Dios Nos ahogamos...

me

libre!

¡Peer!

PEER GYNT. i Ya lo verás, madre!

PEER GYNT. ¿Y cómo eso?

ASA. i Vas a callarte ya! Estás loco de remate... Bueno; la verdad es que podias. haber sido algo si no te hubieras dedi-

ASA. yo... Mientras tú en las montañas del Oes. te, ibas por 103 aires cabalgando renos, AsA. Mads Moen ha conseguido la mano de ¡Ya, ya, por sup'uesto! iA ti acabarán la muchacha. ahorcándote! (Le tira de los pelos.)

cado a decir mentiras, disparate. y ton-o tunas todos Jos dias. La. hija de los Hoegstad te miraba con buenos ojos; fácilmente habrías podido sacar partido, si te hubieras empeñado...

PEER GYNT.

Para muerte más digna he nacido

PEER GYNT.

¡Cómo! ¿Ese coco de Jas mujeres? ¡El muy...!

iMala bestia! (1) Interjección popular noruega de entusiasmo, que expresa, por 10 general, la expansión de una plétora de vida. 743

PEER GYNT. ¡A ver si te está> quieta, que el f'mdo es resbaladizo! ASA. ¡ Pillastre ! PEER GYNT. Bueno, chilla; ningún hombre. vez...

PEER GYNT. Además, diJe 1a clase de mozo que es Peer Gynt.

ASA. Sí; de eso puedes estar seguro. ¡Bonito testimonio voy a dar de ti! Te describiré en todos tus aspectos. Contaré eso no hace daño a todas tus diablu.',s conforme son...

lAnda!

Subimos otra PEER GYN~. ¡Ah! ¿SI?

ASA. ¡ Suéltame I

ASA. (Palaleando de rabia.) y no me callaré hasta que el viejo te eche el perro como si fue5es un vagabundo.

PEER GYNT.

¡Heisan, salta I Vamos a jugar a Peer y el reno... (Galopando.) ¡Yo soy el PEER GYNT. lleno y tú eres Peer. ¡Hum! Pues entonces tendré que ir solo.

ASA. ¡Oh, ya ni sI! dónde estoy!

ASA. Sí, Y yo iré detrás.

PEER GYNT.

¿Ves? Hemos alcanzado la orilla. (Pisa PEER GYNT. Pero, querida tierra firme.) y ahora dale un beso al reno en n¡radecimiento por el trans- aliento.. . porte.

madre, si no tienes

PEBR GYNT.

ASA. ¿Qué no? Estoy tan furi6sa, .que sería capaz de pulverizar piedras, y hasta sería capaz de comer guijarros. i Suéltame!

¡Ay I floJo.

n.._ G T n>"'~ YN.

ASA.(Le da un manotazo.) ¡Toma, para que te Jo cobres! ese golpe ha sido demasiado

Siempre

ASA. j Suéltame I PEBR GYNT.

Antes tenemos que ir a Ja casa de PEER la boda. Serás mi intercesora. Tú eres Eso lista; hablas c;on él, con ese viejo tonto, y le dices que Mads Moen es un hol- AsA.

gazán...

ASA. i Suéltame !

744

.

ir allá!

GYNT; no; tendrás

IJamás!

que

Quieró ir allá.

PEER GYNT.

No te lo permito.

¡Van a sa-

aguardar

PEER GYNT. i Qué horror,

aquí.

madre!

ASA. PEER GYNT. Te dejaré sentada en la techumbre ¡Puaf! (Escupe.) del molino. (Hace lo que dice. ASA chilla.) PEER GYNT. Sería mejor que me dieras tu benASA. dición para el viaje, ¿quieres, eh? ¡Bájame! PEER GYNT. Cuando quieras

ASA. iLo que quiero es pegarte, aunque ya eres bastante crecido!

escuchanne...

ASA. j Tonterías!

PEER GYNT. Bueno; pues, entonces, adiós, querida madre mia. Ten paciencia; no tarPEER GYNT. daré mucho. (Antes de irse, volviéndose, Querida madre, te '10 ruego... levanta el dedo índice en señal de amonestación y dice:) Acuérdate de no pataASA. (Arrojándole un puñado de hier- lear. (Vase.) ba.) (1). i Bájame en seguida, Peer! ASA. PEER GYNT. Eso quisiera; pero no me (Aproximándose.) Y no te olvides tar bien quietecita. No patalees ni ques las piedras, porque puedes y tener mal fm.

¡Peer ! ¡Dios me proteja! iSe marcha! ¡Embustero! ¡Eh, escúchame! No traviesa. (Gridan vénigos! sacos a la eshacia el molino.)

atrevo. quiere; ya va a campo de es- tando.) ¡Socorro! ¡Me arran(Dos viejas, con caene palda, descienden

ASA. ¡Granuja! PEER GYNT. No patalees.

que me prometas...

ASA. ¡Nada! ¡Quiero ber quién eres!

ASA. ¿Y qué vás a hacer?

VIEJA 1.&

.

¡Jesús! ¿Quién grita? AsA. ¡Soy yol

ASA. VIEJA2.& ¡Ojalá hubieras sido barrido del mun¡Asa! ¡Vamos, adónde se ha subido! do como un bytting! (2). (1) Las casa. del campo en Noroega suelen estar techadas de piedras y tierra. en 1& cual crece hierba. (2) BYlling toroviene del verbo biue (cambiar). El byuing era, según creencia popular, un niño cuya paternidad se atribula a lo. duende.. los cuales le habían cambiado por un niño humano. También se acostumbraba creer que los niños contrahecho. eran byuing.

AsA. Eso es 10 de menos. me voy al cielo! (1).

¡Pronto,

que

(1) Expresión figurada y popular del noroe10, que significa: "Me muero," En algunas re. ¡iones españolas, entre la gente del pueblo, se emplean términos semejante.. . 745

VIEJA l.a j Buen viaje!

CUADRO SEGUNDO

ASA. j Cna escalera I i Quiero bajar! El maldito Peer...

Pequeña colina cubieTta de matOTTalesy bTezos. Al fOTo, la Ca y yo (1) tenemos dientes y garras. ¿Dónde está? (Llamando.) i Peer!

EL MARIDO. ¡Cálmate, hombre!

EL NOVIO.(Viene corriendo.) iDios mío! ¡Ay de mí! iPadre, madre, venid!

HaGA. ¿Es que intentan

pegarle,

madre?

EL PADRE. ¿ Qué sucede?

Mozo 1.0 Mejor será que nos divirtamos con EL NOVIO. sus mentiras. ¡Figúrate! Peer Gynt... Mozo 2.° ASA. (Gritando.) iEchadle de la. reunión a puntapiés! ¿Le han matado? Mozo 3.° iEscupidle en los ojos!

EL NOVIO. No, Peer Gynt... por la ladera!...

Mozo 4.° (A AsLAK.) ¿Estás preparado?

i Mirad allá arriba,

Los CIRCUNSTANTES. j Con la novia!

ASLAK.(Arrojando la chaqueta al suelo.) ASA. (De;a caer el garrote.) i Ay, qué pillo! iLa bestia va a ser degollada! LA.MUJER.(A SOLVElG.)' AsLAK.(Estupefaclo.) iYa ves en qué estimación le tienen! iDios santo! iEscala la montaña más escarpada igual que un macho cabrío! AsA. (Llega con un garrote en la mano.) ¿Está mi hijo por aquí? iAhora sí EL NOVIO. (Llorando.) i Madre, se la lleva como se llevaría que le voy a vapulear! iAh, con qué un cerdo! gusto lo haré! ASA. (Amenazándole.) ASLAK.(Remangándose la camisa.) Para un cuerpo como el suyo, el gai Ah! i Ojalá te cayeras!... (Gritando rrote es demasiado suave. con angustia.) i Oye, pisa con cuidado, VARIOS. ¡El herrero

no vayas a resbalarte! quiere pegarle!

EL . PROPIETARIODE HOEGSTAD. (Lle-ga sin sombrero y blanco de cólera.) i Le mataré por haberla raptado!

OTROS. i Desollarle ! ASLAK.(Escupiéndóse a ASA:) i Ahorcarle !

en las manos. dice AsA. i Oh, eso no! lo permito!

ASA.

¡Cómo!

¿Ahorcar

a .mi Peer?

.

I An

i Castígueme

Dios

si

(1) Manera popular de designarse a sí mis-

que puede verse, por ejemplo, en las obras d e H olberg. - mo'

755

INGRID. ¡ Jesús!

ACTO SEGUNDO INGRID. ¡Querido

CUADRO PRIMERO Angosto

sendero de montaña en las cumbres. Amanece.

Peer, por...!

iDespués de lo ocurrido!

¡Primero, chazar !

seducir,

y después...

re-

PEER GYNT.

Por mí... a donde quieras. INGRID. (RctOTcidndose

las manos.)

¡Oh, qué traición 1...

PEER GYNT. ¿Y qué puedes ofrecer tú? INGRID. Hoegstad y mucho más.

PEER GYNT.

IÁl diablo todos los recuerdos! ¡Al

. diablo todas las mujeres... menos una!

sal,mos en el pañueoro sobre la nuca? fija enl el delantal? falda de tu madre?

INGRID. No; pero...

roca.

INGRID. Bien. ¡Ya veremos quién gana! (Desciende por el sendero.) PEER GVNT. (Permanece callado unos instantes; de premto grita:) ¡Al diablo todos los recuerdos! ¡Al diablo todas las mujeres! INGRID. (Vuelve

la cabeza

:Y

advierte,

sardónica:) iMenos una! PEER GYNT.

Sí; menos una... (Se aleian cada cual por su camino.) CUADRO SEGUNDO A oril/as de un lago de monl4ña. rodeado de rerrenos húmedos y panranosos. Amenaza tempestad.

INGRID.(Rompe a llorar.) ¡Ah, me has seducido!

ASA. desesperada, llama y mira en todas direcciones. SOLVEIG.la sigue con trabajo. Algo más distanciados, los padres de SOLVEtGy HELGA.

PEER

GYNT.

:Y mesándose los cabellos.) iTodo está furiosamente en contra desesperada! mía: el cielo, .el agua, las montañas horribles! El cieJo envía niebla para extraPEER GVNT. viarle; el agua se esconde, alevosa, para y yo, borracho. arrancarle de la vida; Jas montañas intentan alcanzarle con sus aludes. ¿Y los INGRID. (En tono amenazador.) i Ah ! pero caro te va a salir el cas- hombres? iLos hombres quieren darle muerte!' iOh Dios mío! iNo lo logratigo. rán! iNo puedo perderle! ¡Qué bytPEER GYNT. ting (1) travieso! ¿Por qué Je tentó el El castigo más caro habría que lla- diablo? (Volviéndose a SOLVEIG.)jAh.

ASA. (Gesticulando

INGRID. ¡Estaba

PEER GYNT. ¿Fuiste aj vera?

PEER GYNT. Tú, no.

INGRID. No ; pero, Peer. ..

INGRID. ¿Quién,

PEER GYNT. ¿Es tímida tu miFada? ¿Eres capaz de negar cuándo yo suplico?

pastor

(1)

esta

prima-

PEER GYNT. j Vete! ¡Vuelve al sitio de d d (I) Expresión que alude a los seis meses durante los cuales el pastor prepara a la conliste ! ¡Pronto! j Con tu pa d reo~ e sa- firmación. 756

PEER GYNT. Como una

PEER GYNT. No puedo.

Tú te presta te a ello.

INGRID. ¿Quién es esa mujer?

pues?

PEER GYNT. i Qu~ ,se le va a hacer!

INGRID. Tendrás bienes y honores si me acep-. tas.. .

PBER GYNT.

PEEn GYNT. Es inútil cliscutir. Siga su camino cada uno. ¿Llevas libro de lo? ¿Y trenza de INGRID. ¿Llevas la mirada IEl pecado!... ¡Nos liga el pecado! ¿Te agarras a la ¡Di!

10 demás!

INGRID. (Cerrándole el paso.) ¿Te percatas de que, si me abandonas, has de arrepentirte?

INGRID. ¿Adónde

loco!

¿hay fiesta en

PEER GYNT. i Qué importa, entonces, (Hace ademán de irse.)

PEa GYNT. Lo pienso y Jo deseo.

INGRID. (LlQTando.)

ir?

vuelto

INGRID. No; pero...

PEER GVNT. ¡Cállate!

No piensas 10 que dices.

¡Vetel

de haberse

PEER GVNT. Cuando uno te mira, al alma? ¡Di!

PEERGVNTcan1ina, presuroso, con aire de contrariedad. INGRID, cubierta a medias por su INGRID. vestido de novia, intenta retenerle. PEER GYNT. ¡Déjame!

i Debe

marlo barato... INGRID. ¿Es firme

tu actitud?

(I) Recuérdese la nota explicaliva del acto primero acerca de este hijo de los duendes sustituido por un hijo de los hombres. 757

..' ,

sí! ¿Verdad que cuesta creerlo? ¡El, ASA. que siempre mentía e inventaba histosí! Soy mísera... Pero mi hijo rias; él, que jamás había hecho nada estái Sí,a salvo. q.Je valiera la pena; él, que".! ¡Es para llorar y reír a un tiempo!... j Ay ! i Y EL MARIDO. (En voz baja y con dulzucuán unidos estábamos en Jas penas y en ra en la mirada.) las desgracias! Porque sabrás que mi Su coraz6n está endurecido, y su almarido bebía y danzaba por todo el con- ma, condenada. torno a tonta'; y a locas, derrochando y pisoteando nuestro bienestar... Y, entre ASA. (Con angustia.) tanto, yo permanecía en casa con el pe¡No, no! ¡Nuestro Señor no puede queño Peer. No teníamos más remedio ser "tan duro 1 que olvidar, pues ¡es tan difícil combatir la verdad, y tan terrible mirar al EL MARIDO. destino cara a cara! Además, conviene ¿Crees acaso que es capaz de arreprescindir de las pena 1 y tratar de ale- pentirse de su pecado? jar los pensamientos. Unos recurren al ASA. aguardiente; otros, a las mentiras. i Ah, sí, sí! Nosotr03 recurrimos a los cuentos No; pero j surca los aires cabalgan_ de príncipes, duendes y toda cJase de do sobre renos! animales. .. Y a las historias de raptos de novias también.., Pero ;c6mo iba LA MUJER. ¡Jesús! ¿Estás loca? yo a pf:mar que todavía viviéran en él esas malditas historias? (Tornando a su ASA. primitívo terror.j ¿Quién grita? ¿Será el Tritón o algún duende? ¡Peer, Peer! Ninguna tarea es demasiado ardua i Arriba, a 111colina 1 ... (Trepa precipi- para él. Ya lo veréis, si logra vivir lo tadamente a una pequeña colina, y otea suficiente.. .

sobre las 0Rua.\.Los inmigrantes la alEL MARIDO. canzan.) ¡No se ve ni rastro!

I i Mejor sería verle ahorcado!

EL MARIDO.(Con voz tranquila.) jPeor para éll

ASA. j Santo Dios!

ASA. (Llorando.) j Pobre Peer, mi cordero

EL MARIDO. Quizá se arrepienta del verdugo.

perdido!

entre

EL MARIDO.(Asintiendo con la cabeza.) ASA. (Aturdida.) Sí, perdido, en efecto. ¡No tardáis en hacerme iHemos de encontrarle! ASA.

las manos

desfallecer!

No, no digas eso. j Es tan listo 1 No EL MARIDO. hay nadie como él. Para salvar su alma... EL MARIDO. ¡ Mísera mujer!

758

ASA. Y su cuerpo. bera, tendremos

Si ha caído en la turque sacarle; si le han

aprisionado los duendes de Ja montaña, SOLVEIG. habrá que hacer sonar las campanas (1). ¡Sí... todo lo que sepa! EL MARIDO. i Hum! aquí

hay

un

sendero.

ASA. ¡Dios os pague con creces esta ayuda! EL MARIDO. Es un deber de cristiano. I

I

I

I

t

ASA. Pues entonces todos los demás son paganos. Ni uno hubo que quisiera acompañarme. EL MARIDO. Le conocían

demasiado

ASA. (Sonríe y hace un gesto de orgullo.) ¿Todo?.. ¡Te cansarias! SOLVEIG. Antes se cansaría usted de hablar que yo de escuchar. CUADRO

TERCERO

Pequeñas eminencias sin árboles, bajo la meseta montañosa. Bn lontananza, cumbres. Las sombras se proyectan alargadas. Ocaso.

bien.

PEER GYNT. (Llega a la carrera velozmente y se detiene en una loma.) ASA. "¡La comarca entera me" sigue en troi Le envidiaban! (Retorciéndose las pel! Se han armado de palos y escopemanes.) ¡Y pensar... pensar que su vi- tas. A la cabeza de todos se oye aullar da está en peligro! al viejo de Hoegstad. iHoy sí que se habla de Peer Gynt! Esto es muy difeEL MARIDO. rente de pelear con un herrero. "iEsto Aquí hay huellas del paso de un hom- es vivir! En cada miembro del cuerpo bre. siente uno la fuerza de un oso. (Da puñetazos de derecha a izquierda y salta.) ASA. i Desafiar, luchar, hacer frente a la cai Busquemos por aquí! tarata, pegar, arrancar pinos de cuajo! i Esto es vida! j Robustece y eleva! ¡Al EL MARIDO. diablo todas Jas mentiras insípidas! En Jos alrededores de nuestra hacienda nos separarem03. (Se adelanta con TRES PASTORAS (1). (Corriendo por las su mujer.) colinas, gritando y cantando.) iTrond de las montañas! ¡Bard ! SOLVEIG.(A ASA.) i Kare ! ¡Duendes! ¿Queréis dormir en nuestros brazos? Cuénteme un poco más. ASA. (Secándose los ojos.) ¿De mi hijo?

PEER GYNT. ¿A quiénes

llamáis?

(1) Una antigua y popular creencia noruega TRES PASTORAS. atribuía la desaparición de un hombre en el cam¡A 103 duendes, a los duendes! PO"a los duendes de las montañas. Para salvarl., se hacían sonar las campanas de la iglesia. Ha sido éste motivo utilizado frecuentemente en (1) Episodio tomado del cuento de Asbiorncuentos folklóricos. sen acerca del legendario Peer Gynt. 759

'1

..

PASTORA

La

j Trond ! ¡Trátame PASTORA

con cuidado!

2.&

CUADRO

TRES PASTORAS. i Trond de Jas montañas! iBard ! ¡Kare ! ¡Duendes I ¿Queréis dormir en nuestros brazos?

En

PEER GYNT. (De un brinco se planta PASTORA3.a entre ellas.) En la cabaña (1) están vacías las cai Yo soy duende de tres cabezas y mas. hombre para tres mozas! 1.&

iEnergía es cuidado! PASTORA

2.-

iY cuidado es energíaI PASTORA

3..

Cuando faltan mozos, se juega con los duendes. " PEEif GYNT.

¿Y dónde andan los mozos? TRES PASTORAS. (A carcajada suelta.)

iNo pueden venir! PASTORA J.&

~ .r

TRES PASTORAS. ¿Sí? ¿Tú crees? PEER GYNT. iYa lo veréis! PASTORA 1..

iA la granja, a la granja! PASTORA 2..

Tenemos hidromel. PASTORA3.&

,

iEsta noche de sábado no ha de estar vacío ningún lecho! (1). PASTORA 2.& (Besándole.)

Echa lumbre como hierro candente. El mío me llamaba amor y querida... Ahora está ca3ado con una viuda PASTORA3.& I i Como ojos de niño desde el fondo vieja. negro del estanque! PASTORA

tos y mentiras! (Mira largo rato a las alturas.) Dos pardas águilas navegan por

2.-

El mío se encontró con una gítana PEER GYNT.(Bailando entre las tres.) El espíritu está triste y el pensamienen la aldea. Ahora vagabundean los dos to es juguetón. iEn los ojos, risa, y en por los caminos. la garganta, llanto! PASTORA 3..

El mío dió muerte 11nuestro bastardo. Ahora hace muecas su cabeza en un palo.

el espacio. Los pat03 salvajes se dirigen hacia el Sur. Y heme aqui al cabo teniendo que trotar y tropezar entre fango y basuras hasta las rodillas. (Se levanta de un salto.) Yo a mi vez quiero volar y bañarme en los aires cortantes. ¡Quiero subir, hundirme y purificarme en Ja pila deslumbradora! i Quiero ir allende los. pastos de montaña! i Quiero calmar mi espíritu cabalgando;. quiero cruzar el mar salado! iY ser más

TRES PASTORAS. (Se dirig~ hacia las cumbres gesticulando, gritando y cantando.)

iTrond

de las montañas!

iBard !

(1) Propiamente le alude aqul a la vivienda iKare ! iDuendes! ... iYa no dormiréis o agrupación de vlvlend.. eltlvales. emplazadas en nuestros brazos! (Con PEER entre en los pastos de montalla. donde los pastores permanecen durante la ~poca cálida del !lño ellas, desaparecen, bailando, tras Jas copara aprovisionarae del forrale que en las restan- linas.) , tes estaciones conlumJnI el ganado. Los serer (1) Como d lligar era apartado, habia faci~omo se denominan cn nONcgo Citas instillalacione~onltltuyen al mismo tiempo las guar- lidades para entrevistarse con las vaqueras, y derlas de ganado dunnte la misma ~poca del sobre todo se efectuaban los encuentros con dlas año. el sábado por la noche.

que el príncipe

de Inglaterra!

i Si, mi-

medio de Rondane (1). Puesla de sol. rad cuanto queráis, jovenzuelas! A nadie le importa mi viaje! i Y será inútil Alrededor reluce" las nevadas cumbres.

PEER GYNT. (Llega borracho y extraviado.) ¡Se asoman Jos castillos unos tras otros! i Qué pórtico tan reluciente! ¡Quieto! ¿Quieres estarte quieto? i Cada vez se aleja más! i El gallo de la veleta (2) abre sus alas para volar. i Azulea el espacio entre las hendiduras! Y la montaña está cerrada... ¿Qué troncos y raíces son esos que crecen en la colina? i Son gigantes con pies de garza! iTambién ellos languidecen ahora ! i Me ciegan estrías de arco iris! iHieren mi espíritu y mi vista! ¿Qué será aquello que repica en Ja lejanía? i Cuánto peso gravita sobre mis párpados! iAy, cómo me duele la frente! iEs un anillo al rojo que me oprime! ¡No puedo recordar quién diablos me lo puso! (Se desploma en tierra.) ¡El vuelo sobre el pico de Gendin! i Malditos cuentos y mentiras! Trepando por la abrupta montaña con la novia, y veinticuatro horas borracho, perseguido por el azor y el águila, amenazado por Jos duendes, divirtiéndome con muchachas locas... i Malditos cuen-

i Bard ! i A mí, con energía!

PASTORA

CUARTO

(1) Macizo montañoso, cuyos picos sobrepasan los mil metros. (2) En Noruega todas las veletas están rematadas por un gallo, símbolo de la vigilancia.

que esperéis! Quizá os haga una visita al pasar... Pero ¿y las águilas pardas? i Diríase que se las ha llevado el diablo! i Ah! i Ahí se elevan los ángulos del edificio! iBrota de las piedras del suelo! ¡Ved! i El portón está abierto de par en par! i Oh, sí ! Ya reconozco la casa; es la nueva mansión de mi abuelo paterno. L03 viejos remiendos han desaparecido; han desaparecido asimismo las vallas caídas. Los cristales de, las ventanas lanzan destellos. iHay fiesta en la sala grande! Acabo de oír al señor pa,stor repiqueteando su copa con el cuchillo. El capitán ha estrellado su botella 'contra eJ espejo, que se ha hecho añicos. iNo derroches más, despilfarradorl ¡Bah, es Jo mismo madre! ¡Juan Gynt el Rico da la fiesta!' i Un viva a la familia Gynt! Mas ¿qué ruid03 y lamentos son ésos? ¿Y ese griterío y ese bullicio? El capitán reclama a su hijo, y el pastor quiere brindar en mi honor. Entra, pues, Peer Gynt; d~sciendes de grandes, y grande has de ser algún dia... (1). (Avanza corriendo; pero da con la cabeza contTa una roca. Cae y se queda inmóvil.)

CUADRO QUINTO LaderIJ con rrandes árboles. cuyo ¡ol/aje agilIJ el lJiento. Canlan los pájtJ1'osen las frondas. Una MUJER VESTIDADB VERDB(2) camina por la ladera. PBBa GYNT la sigue haciendo geslos de enamorado. LA MUJER DE VERDE. (Se detiene 'VUelve.)

y se

¿Es verdad eso? (1) He aquí otro momento panicularmente' poético de la obra que no osamos tnducir en verso. (2) En las leyendas noruegas abundan las mujeres duendes vestidas de verde. 761

760

.J

""1

PEER GYST. Tan verdad como me llamo Peer, tan verdad como que eres una mujer encantadora... ¿Quieres ganarme? ¡Ya verás qué bien me comporto! No pisarás el telar ni deberás hilar. Tendrás comida hasta reventar. Y ademá1, no te tiraré de los cabellos... LA MUJER DE VERDE. ¿Ni me pegarás? PEER GYNT. Pero ¿qué estás diciendo? Nosotros los hijos de reyes no pegamos a las mujeres. LA MUJER DE VERDE. ¿Ere3 hijo de rey? PEER GYNT. Sí. LA MUJER DE VERDE.

Yo soy la hija del rey de Dovre (1).

LA MUJER DE VERDE. Cuando mi padre está enfadado. agrietan las montaña). PEER Gy".,.. Las montañas entran en cuando regaña' mi madre.

LA MUJER DE VERDE. iLo negro semeja blanco! bonito!

se

PEER GYNT. i Lo grande

erupción

PEER GYNT. ¡Ah ! si vieras

p1i traje

LA MUJER DE VERDE. Yo me visto de seda

andrajos?

de fiesta... 1

y oro

I

a diario.

I

PEER GYNT. PEER GYNT. ¿De veras? Pues no me parece mal Para mí, e30 es como estopa y hier~ro~. ~ LA MUJER DE VERDE. LA MUJER DE VERDE. Hay algo que debes recordar, y es coMi padre tiene su palacio dentro de rriente en Rondane. Todos nuestros bieRonden (2). . nes presentan dos aspectos. Si vas al palacio de mi padre. desde luego cree. PEER GYNT. rás que te encuentra. en el más feo

Pues el de mi madre es mayor, en de los despeñaderos. todo caso. LA MUJER DB VERDE.

. ¿Conoces a mi padre? Se llama el rey Brose. PBER GYNT.

¿Conoce. a mi madre? Se llama la reina Asa.

Ct

PEER GYNT. ¿Sí? Pues precisamente ocurre algo análogo en mi casa. Todo el oro te parecerá fango y paja, y es posible que cada crístal reluciente de las ventanas esté sustituido por un tapujo de trapos viejos. 1

(1) En algunos valles típicos noruegos (Ha(1) Maci10 de montal\aa de Gundbrandadal. Uing, Springdans, etcétera) debe el hómbre du El vieio duende mon.truoso Uamado rey de Do- un salto, y volviéndose por el aire, ha de tocar el techo con el pie. A ello alude, probablemente. vre aparece ya en Iu primera. "IU norucsa.. (2) El pico m'. elevado del macizo Rondane. la mujer vestida de verde.

762

¡Y

su-

LA MUJER DE VERDE. (Abrazándole.) Si es así, Peer. comprendo que hemos nacido el uno para el otro.'

PEER GYNT. Mí madre puede vadear a caballo el río más rápido. esos

pequeño!

cio lo limpio!

LA MUJER DE VERDE. Mi padre puede dar con el pie en el techo más alto (1).

LA MUJER DE VERDE. ¿Tienes otro traje que

semeja

iLo feo,

l' I

Los DUENDES CORTESANOS. i Dale muerte! jEl hijo de cristianos ha seducido a la hija más hermosa del rey de Dovre! U

-

N N INO ¿Puedo cortale un dedo?

OTRO NIÑO. ¿Puedo tirarle del pelo?

UNA DONCELLA. PEER GYNT. ¡Ea, déjame mordede en el muslo! Como el pie y la bota, como el cabello y el peine. UNA BRUJA. (Con un cucharón.) LA MUJER DE VERDE. (Llam~Jndo por la ¿Harem03 un guiso con é.1? ladera.) i Caballo de boda, caballo de boda! OTRA BRUJA. (Con un cuchillo de co¡Ven, caballo de boda! cína.) (Aparece corriendo un cerdo ¿Le asaremos en espetón, o le tostagigantesco. con un trozo de cuer- remos en una marmita? da pi:1rrienda y un saco viejo por silla. PEER le monta, y acomoda EL REY. a la MUJER delante de él.)

iFuego de hielo en )a sangre! (Con

un ademán hace que se aproximen sus PEER GYNT. j Arre, arre! i Hay que pasar por el conse;eros.) iBasta ya de alardes! Est03 últimos años hemos atrasado muportón de Ronden!

cho; ya no sabemos si estamos o no en decadencia. No debemos rechazar la ayuda de los humanos. En fin, el mozó es casi perfecto y está bien constituido, a 10 que veo. Verdad es que sólo tiene una cabeza; pero tampoco mi hija tiePEER GYNT. (Fustigondo al cerdo, que ne má3 que una. Los duendes de tres sale al trote.) cabezas han pasado ya de moda, y hasta i Por los arreos se conoce a la gente los de dos; rara vez se encuentran. y de viso! en suma, son .cabezas bastante deficientes. (A PEER GYNT.) Así, pues, ¿pides la mano de mi' hija? CUADRO SEXTO

LA MUJER DE VERDE. (Con voz cari.ñosa.) i Ah!, estaba tan triste hace poco... Nunca se sabe lo que puede acontecer.

Sala del "'ono dentro de DC1fJre.Gran asamblea PEER GYNT. de duendes cortesanos. viejos genio$J gnomo!, Tu hija y etcétera. está. El REY DE DOVRBestá sentado en su trono. con su cetro y su corona. A ambos lados, sus hiios y familiares. PEER permanece delante del rey. Mucha agitación.

el reino como dote, claro

EL REY. La mitad será tuya mientras yo viva, y la otra mitad, cuando muera. . 763

PEER GYNT. Conforme.

EL CORTESANO MÁS VIEJO. (A !>EER.) ¿Penetras el profundo sentido...?

EL REY. i Eh! iAguarda, muchacho! ¡Tú también debes comprometerte a, algunas cosas! Si queda sin cumplir una sola de ellas, se deshace el pacto, y no saldrás de aquí con vida. Por Jo pronto, ha; de prometer que nunca prestarás atención a 10 que suceda fuera de los límites de Rondane; deberás prescindir del día y de todo lugar de luz.

PEER GYNT. Me parece

PEER GYNT. Con tal de ser llamado rey, eso parece hacedero. EL REY. Ahora deseo probar (Se pone de pie.)

tu

inteligencia.

EL CORTESANO MÁS VIEJO. (A PEER.)

EL REY. EL CORTESANOMÁS VIEJO. Eso es; así se hab)a... Pero ¿está3 i A ver con qué garbo te contoneas y meneas el rabo! escupiendo? PEER GYNT. PEER G.YNT. (Colérico.) Sin embargo, confío en que con la jAh! ¿Queréis obligarme a más aún? fuerza de la costumbre... ¿Exigís también mi fe cristiana?

nebuloso.

EL REY. Ba3tarse a sí mismo, hijo mío... La expresión enérgica y cortante ha de figurar en tu blasón. PEER GYNT. (Rascándose oreja.) Pero...

detrás de la

EL REY. Es indispensable, si quieres berano de este reino. PEER GYNT. Bueno; ¡qué má3 da! portancia.

ser so-

No tiene im-

iVamos a ver si tienes una muela EL REY. del juicio capaz de partir la avellana del Además, debes aprender a apreciar enigma del rey de Dovre! nuestro modo de vivir sencillo y hogareño. (Hace una 'seña. Dos duendes, con EL REY. cabezas de cerdo y blancos gorros de ¿Cuál es Ja diferencia que hay entre dormir, traen comida y bebida.) La vaca un duende y un hombre? da pasteles; el toro, hidtomel. No preguntes si agrio o dulce; lo principal es, !>En GYNT. Por lo visto, no hay diferencia: los y no lo olvides, que está hecho en casa. ~ duende3 mayores quieren asar, y los pequeños arañar. Igual que entre los hom- PEER GYNT. (Rechazando lo que le presentan.) bres... si se Btrevieran (1). L j

i Al diablo todas vuestras costumbres EL RBY. domésticas! Jamás me famiiiarizaré con Cierto. En ese aspecto somos, poco 103 usos de este pais.

más o menos, iguales. Pero la mañana es la mañana y la noche es la noche; de modo que siempre hay alguna díferench.. Te la voy a explicar. Allá fuera, bajo la b6veda reluciente, se dice entre los, hombres: "j Hombre, sé tu mismo!" Aquí dentro, entre los quendes, se dice: " jDuende, bástate a ti mismo!" (1) Frase tomada de una obra de Holberg.

EL REy. Cogerás el cuenco, que es de oro; quien 10 toma, posee el coraz6n de mi

~L

n

PEER GYNT. Está" escrito~ has de vencer tu propia natUr:tleza, y a la larga quizá no te resulte tan i Venga, pues!

EL REY. Ahora debes despojarte de tus ropas de cristiano. Porque has de saber que, para mayor honra de Dovre, aquí todo es producto de )a montaña; nada viene del valle, salvo el Jazo de seda de la punta del rabo. PEER GYNT. (Furioso.) ¡Yo no tengo rabo! EL REY: Pues puedes tenerlo... ajustadle mi rabo de gala!

¡Cortesanos,

PEER GYNT. i Convertir en animales nas !

a las perso-

EL REY. No; puedes' guardártela tranquilamente. La fe pasa libre; no paga aduana. Es por la cá;cara y por el corte por )0 que se reconoce al duende. S610 somos iguales en costumbres y manera de vestir; tú puedes llamar fe a lo que nosotros llamamos miedo. PEER GYNT. Pues, a pesar de todas las condiciones, eres un hombre más razonable de lo que uno podía esperar.

EL REY. Hijo mío, los duendes somos siempre PEER GYNT. mejores que nuestra fama; he aquí otra ¡No! iEso, de ningún modo! ¿Que- de la; diferencias que hay entre nosotros réis burlar03 de mí? y vosotros. Bueno; la parte seria de la fiesta ha terminado; ahora alegremos la EL REY. vista y el oído. ¡Adelante, tañedores! No pretendas jamás a mi hija con el Haced sonar el arpa de Dovre. IAdelantrasero al aire. te, bailarina! iDanza en la sala real de Dovre! (Música y baile.) EL CORTESANOMÁS VIEJO. ¿Qué te parece?

EL REY. PEER GYNT. Te equivocas, hijo mío; me limito a ¿Qué me parece? ¡Ejem!... convertirte en un pretendiente digno. Tendrás un lazo amarillo como una lla- EL REY. ma, yeso se considera aquí un honor Habla sin temor. ¿Qué ves? supremo. PEER

GYNT.

j Prendédmelo,

si gustáis!

EL RBY. Eres un hombre

amable.

PEER GYNT. Algo espantosamente horrible; una vaca con un cencerro punteando con sus pezuñas las cuerdas del instrUmento, y una marrana con calcetines dando saltitos a compás.

765

764

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