Hora Santa Maria Madre de Dios y Madre Nuestra

HORA SANTA MARIA MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Lucas 1,

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HORA SANTA MARIA MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Lucas 1, 39-45 ESTACIÓN AL SANTISIMO ORACIÓN: ¡Oh Señor nuestro Sacramentado! Míranos aquí en tu adorable presencia. Venimos a bendecirte y alabarte en unión de los ángeles que invisiblemente rodean esa Hostia Divina. Venimos a consagrarte esta Hora Santa, gozándonos de estar aquí, en tu acatamiento, a gustar de tu compañía y a conversar contigo, que tienes palabras de vida eterna. Sí, Dios nuestro. Quisiéramos contemplarte a través de esa Hostia Santa con el tiernísimo afecto con que te miraba tu Madre: con aquella devoción con que te seguían tus discípulos, y muy singularmente el Discípulo Amado, cuando la noche de la Cena reclinó su cabeza sobre tu ardiente Corazón. Nos sentimos felices de hallarnos junto a Ti, y queremos aprovechar todos los momentos de esta Hora Santa para hacerte compañía, que tu presencia nos hace tan agradable. Concédenos, oh Jesús, no dormirnos, como se durmieron tus apóstoles la noche tristísima de tu agonía en el Huerto de los Olivos. Míranos, Señor; somos tus hijos, a quienes tantas veces habéis alimentado con tu mismo Cuerpo y Sangre. Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras, aprender de ti, seguirte siempre. Acógenos como amigos. Y haz de nosotros también tus testigos, testigos del amor. Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón, danos tu gracia, sálvanos, llénanos de la vida que sólo tú puedes dar. Amen CANTO: BENDITO SEA DIOS LECTOR “Junto a la Cruz de Jesús estaba su Madre”. Cuando todos huyen y se esconden, María sigue junto a su Hijo. Allí estaba traspasada el alma por la amargura de los padecimientos de su Pasión y Muerte… los insultos, los azotes, las espinas y los clavos, la ingratitud de la humanidad, los pecados de los hombres. Todo son espadas de dolor que atraviesan su Corazón materno. El anciano Simeón no se había equivocado. En estos momentos del “poder de las tinieblas”, recibe el encargo especial de su Hijo de convertirse en nuestra Madre, en Madre de la Iglesia. “La Madre de Dios es mi Madre”, repetía frecuentemente San Estanislao. Ella espera de nosotros, sus hijos, cariño filial, amor, desagravio por tantos pecados que en la Cruz pusieron a Jesús. DE PIE DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN Estaban junto a la Cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Jesús, pues, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, dijo a la Madre: ¡Mujer, he ahí a tu hijo! Luego dijo al discípulo: ¡Ahí tienes a tu Madre! Y desde aquella hora la recibió el discípulo consigo. PALABRA DEL SEÑOR. GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS. (SENTADOS)

MOMENTO DE SILENCIO MEDITACIÓN  

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“Ahí tienes a tu madre” ¿Por qué necesitamos de María y por qué debemos honrarla? Que a la hora de la cruz, de la lucha diaria, del trabajo fatigoso, pensemos que este es el camino que lleva a la plenitud ¿Somos capaces de resistir como María, al lado de la Cruz, o huimos y nos escondemos? María, espera de nosotros, sus hijos, cariño y amor filial ¿Sabemos darle a María ese cariño y amor que le debemos? ¿Cómo se lo damos habitualmente? María ha sido adornada por Dios con excelsas prerrogativas tales como la Concepción Inmaculada, la Virginidad perpetua, la Asunción, la Mediación universal… ¿Somos dignos de tal Madre? ¿Procuramos serlo? CANTO: AHÍ TIENES A TU MADRE

ORACIÓN A DOS COROS PROCLAMEMOS LA INVOCACIÓN A LA VIRGEN MARÍA CORO 1: María, hija de Israel, tú has proclamado la misericordia ofrecida a los hombres, de edad en edad, por el amor misericordioso del Padre. CORO 2: María, Virgen Santa, Sierva del Señor, tú has llevado en tu seno el fruto precioso de la Misericordia divina. CORO 1: María, tú que has guardado en tu corazón las palabras de salvación, testimonias ante el mundo la absoluta fidelidad de Dios a su amor. CORO 2: María, tú que seguiste a tu Hijo Jesús hasta el pie de la cruz con el fiat de tu corazón

de madre, te adheriste sin reserva al servicio redentor. CORO 1: María, Madre de misericordia, muestra a tus hijos el Corazón de Jesús, que tú viste abierto para ser siempre fuente de vida. CORO 2: María, presente en medio de los discípulos, tú haces cercano a nosotros el amor vivificante de tu Hijo resucitado. CORO 1: María, Madre atenta a los peligros y a las pruebas de los hermanos de tu Hijo, tú no cesas de conducirles por el camino de la salvación. TODOS: AMEN

MOMENTO DE SILENCIO REFLEXIÓN Quien quiera pues, ser miembro de Jesucristo, lleno de gracia y de verdad, debe formarse en María, mediante la gracia de Jesucristo, que en ella plenamente reside, para de lleno comunicarse a los verdaderos miembros de Jesucristo y a los verdaderos santos.

El Espíritu Santo que se desposó con María, y en Ella, por Ella y de Ella, produjo su obra maestra, el Verbo Encarnado Jesucristo, como jamás la ha repudiado, continúa produciendo todos los días por Ellas y en Ella a los predestinados, por verdadero aunque misterioso modo. María ha recibido de Dios particular dominio sobre las almas, para alimentarlas y hacerlas crecer en Él. Aun llega a decir San Agustín que en este mundo, los predestinados todos están encerrados en el seno de María, y que no salen a la luz hasta que esta Buena Madre les conduce a la vida eterna. DE PIE DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”. PALABRA DEL SEÑOR. GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS. (SENTADOS) MEDITACIÓN Dos ideas que te ayudaran a vivir de la mano de María. 1ª Si el cristianismo fuera una ideología, una ideología no necesita de una madre. Pero como el cristianismo es fundamentalmente el encuentro con la persona de Jesucristo, para dicho encuentro sí necesitamos de la Madre de “ese” con quien nos queremos encontrar, porque ella nos lleva a su encuentro. Por eso, cada vez que oramos a Dios con María, le estamos diciendo: “María, muéstranos a tu Hijo”. Pídeselo hoy. Pídele a nuestra Madre que te ayude a conocer más a Jesús, para amarlo más y seguirle mejor. 2º. Celebrar a María es recordarnos que tenemos una Madre en el camino del seguimiento de Jesús, que no estamos solos. Es recordarnos que la fe es un camino de alegría, porque el Señor está con nosotros. Y cuando lo olvidemos, basta con mirar a la Madre, cómo ella lo vivió; su sí fue planificado, su confianza no quedó defraudada. Ella nos recuerda que este camino, que esta apuesta es, incluso cuando todo parece perdido en medio de la noche, de ganadores. MOMENTO DE SILENCIO CANTO: LA MAGNIFICA ORACIÓN A MARÍA PARA SER BUEN CRISTIANO (TODOS) Santísima Señora, Madre de Dios; tú eres la más pura de alma y cuerpo, que vives más allá de toda pureza, de toda castidad, de toda virginidad; la única morada de toda la gracia del Espíritu Santo; que sobrepasas incomparablemente a las potencias espirituales en pureza, en santidad de alma y

cuerpo; mírame culpable, impuro, manchado en el alma y en el cuerpo por los vicios de mi vida impura y llena de pecado; purifica mi espíritu de sus pasiones; santifica y encamina mis pensamientos errantes y ciegos; regula y dirige mis sentidos. Líbrame de la detestable e infame tiranía de las inclinaciones y pasiones impuras; anula en mí el imperio de mi pecado; da la sabiduría y el discernimiento a mi espíritu en tinieblas, miserable, para que me corrija de mis faltas y de mis caídas, y así, libre de las tinieblas del pecado, sea hallado digno de glorificarte, de cantarte libremente, verdadera madre de la verdadera Luz, Cristo Dios nuestro. Pues sólo con Él y por Él eres bendita y glorificada por toda criatura, invisible y visible, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. MOMENTO DE SILENCIO LECTOR El único nacimiento digno de Dios era el procedente de la Virgen; asimismo, la dignidad de la Virgen demandaba que quien naciere de ella no fuere otro que el mismo Dios. Por esto el Hacedor del hombre, al hacerse hombre, naciendo de la raza humana, tuvo que elegir, mejor dicho, que formar para sí, entre todas, una madre tal cual Él sabía que había de serle conveniente y agradable. ORACIÓN A MARÍA MADRE LA CONFIANZA (TODOS) Madre siempre fiel, cuando te asaltó la incertidumbre, cuando las cosas se te hacían complicadas, supiste confiar. ¡Y cómo confiaste! En el momento cumbre de la historia con decisión y firmeza pronunciaste aquel bienaventurado «Hágase», del que viene nuestra salud. ¡Y siempre lo mantuviste! Las desconfianzas de otros, los decires de tantos Nunca te apartaron de la santa confianza. Obtenme, Santa María de la Confianza, el auxilio divino que me permita superar las incertidumbres que ahora me acosan. Que así sea. PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA. CANTO: MADRE ERES TERNURA LECTOR: Con este deseo, venimos hoy a ponernos en presencia de Jesús Sacramentado. Queremos hablar con él. Queremos que él nos hable. Queremos que él sea el centro de nuestra vida. Queremos aprender a contemplarlo. MOMENTO DE SILENCIO OREMOS TODOS JUNTOS LAS ALABANZAS A JESUCRISTO POR EL MISTERIO DE SU ENCARNACIÓN Y A CADA ANTÍFONA RESPONDEREMOS CON LA ORACIÓN DEL AVE MARÍA. 1. Te bendigo y te agradezco, Señor Dios mío, creador y redentor del género humano, por la inmensa bondad que te indujo a redimir al hombre de modo aún más maravilloso que el que ya habías desplegado al crearlo. R 2. Te bendigo y te alabo, Salvador nuestro, Jesucristo, por la inmensa humildad con que te dignaste elegir como Madre a una doncella pobre que hiciste desposar con un pobre carpintero: José, hombre santo y justo. R

3. Te bendigo por el anuncio de la dignísima encarnación y por el reverente saludo angélico, con que el ángel Gabriel, embargado de muy intensa devoción, se encontró con la santísima Virgen María, para anunciarle el divino misterio del Hijo de Dios, que iba a encarnarse en ella. R 4. Te alabo y te rindo homenaje por la grandeza de la fe de la Virgen María, por su decidido consentimiento, por su humildísima respuesta y por todas sus virtudes, confirmadas cuando, al arcángel que traía el gozoso anuncio, respondió con dócil sumisión: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". R 5. Te alabo y te glorifico, Oh eterna Sabiduría del Padre, por haberse interesado tu inaccesible alteza en la mísera cárcel de nuestra naturaleza mortal, y por tu purísima concepción que tuvo lugar en María por obra del Espíritu Santo: en su seno virginal, el inefable poder del Altísimo, al descender sobre ella, formó de su carne inmaculada tu carne sacrosanta. Por consiguiente, tú que eres verdadero Dios, con el Eterno Padre, pasaste a ser una sola carne con nosotros, pero sin contagio de pecado, para transformarnos en un solo espíritu contigo, mediante la adopción como hijos de Dios. R 6. Te alabo, amadísimo Jesús, por tu advenimiento coronado de luz, por tu glorioso nacimiento de la inmaculada Virgen María, por tu pobreza y por tu humilde acomodo en un pesebre tan pequeño y vil. R **BREVE SILENCIO** CANTO: SILENCIOSA MENSAJERA OREMOS AL SEÑOR QUE NOS ESCUCHA POR INTERCESIÓN DE SU SANTÍSIMA MADRE LA VIRGEN MARÍA A CADA PETICIÓN RESPONDEREMOS “TE LO PEDIMOS, SEÑOR”: J

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Por la unidad de las familias; para que como María, cuando encontró a Jesús en el templo, nos preocupemos por mantener nuestras familias unidas. Oremos. R/ Te lo pedimos, Señor Por las necesidades de la gente que nos rodea, especialmente de los más pobres y desvalidos; para que como María en las Bodas de Caná, estemos atentos a sus necesidades y sepamos darles solución. Oremos. R/ Te lo pedimos, Señor Por todos aquellos que no conocen a Jesús; para que, como María en la resurrección, creamos en la presencia viva de Jesús entre nosotros y llevemos esta esperanza a los demás. Oremos. R/ Te lo pedimos, Señor Por todos nosotros; para que como María, cuando dio a luz a Jesús en Belén, aceptemos con paz las limitaciones que la vida pone en nuestro camino. Oremos. R/ Te lo pedimos, Señor Concédenos, Señor, lo que con fe te hemos pedido y haz que, por intercesión de tu Madre, María, podamos ser tus testigos fieles y veraces en medio del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. MOMENTO DE SILENCIO MEDITACIÓN

La Virgen María es la Mujer al pie de la Cruz pero la Virgen no es una frágil madre que asiste impávida a su hijo que muere de muerte dolorosísima: es la Mujer que con su Dolor unido al sacrificio de su Hijo Jesús, salva al mundo; la Virgen al pie de la Cruz es la Madre de los Dolores, cuyo Corazón es traspasado por una espada que son cientos de miles, porque son los pecados de los hombres que con su malicia crucifican al Hijo de su amor. Al pie de la Cruz, la Virgen adora a la Santísima Trinidad, en la obediencia y cumplimiento fidelísimo del plan de salvación divino para los hombres; al pie de la Cruz, la Virgen ofrece su Hijo a Dios Padre, como Víctima por la salvación de los pobres pecadores, y con Él se ofrece Ella misma, porque ofrecer la vida de su Hijo es ofrecer su propia vida, porque su Hijo es su vida misma. TODOS JUNTOS ACLAMAMOS A MARÍA ESTA PEQUEÑA ORACIÓN Madre, dame Tu mano y no me sueltes, Déjame apoyarme en Ti al andar, Enséñame el camino que sólo me conduzca A Tu Hijo con quien anhelo un día estar. Pídele a El que perdone mis faltas, Mi falta de paciencia, también de piedad, Que me dé fuerzas para sobrellevar el peso de las injusticias que me hacen a menudo llorar. Enjuaga mis lágrimas con tu dulzura de siempre, cubre con Tu manto mis penas y ansiedad, Regálame la paz que de tus ojos reflejan y muéstrame las huellas del amor y la humildad. Amen CANTO: JUNTO A TI MARÍA ORACIÓN AL NOMBRE DE MARÍA (TODOS CON FERVOR) ¡Madre de Dios y Madre mía María! Yo no soy digno de pronunciar tu nombre; pero tú que deseas y quieres mi salvación, me has de otorgar, aunque mi lengua no es pura, que pueda llamar en mi socorro tu santo y poderoso nombre, que es ayuda en la vida y salvación al morir. ¡Dulce Madre, María! haz que tu nombre, de hoy en adelante, sea la respiración de mi vida. No tardes, Señora, en auxiliarme cada vez que te llame. Pues en cada tentación que me combata, y en cualquier necesidad que experimente, quiero llamarte sin cesar; ¡María! Así espero hacerlo en la vida, y así, sobre todo, en la última hora, para alabar, siempre en el cielo tu nombre amado: “¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!” ¡Qué aliento, dulzura y confianza, qué ternura siento con sólo nombrarte y pensar en ti! Doy gracias a nuestro Señor y Dios, que nos ha dado para nuestro bien, este nombre tan dulce, tan amable y poderoso. Señora, no me contento con sólo pronunciar tu nombre; quiero que tu amor me recuerde que debo llamarte a cada instante; y que pueda exclamar con san Anselmo: “¡Oh nombre de la Madre de Dios, tú eres el amor mío! ”Amada María y amado Jesús mío, que vivan siempre en mi corazón y en el de todos, vuestros nombres salvadores.

Que se olvide mi mente de cualquier otro nombre, para acordarme sólo y siempre, de invocar vuestros nombres adorados. Jesús, Redentor mío, y Madre mía María, cuando llegue la hora de dejar esta vida, concédeme entonces la gracia de deciros: “Te amo, Jesús y María; Jesús y María, te doy el corazón y el alma mía”. Amen ORACIÓN FINAL: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces). “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores. Pequeña y dulce María, princesa mía, sin pecado concebida, estrella de mis días y desde niña la más perfecta profecía. Ilumina esta vida mía, a veces enceguecida, sin ansias ni dicha y totalmente empobrecida. Hazme, pequeño María, luz en estos días y resplandor en la oscuridad del alma mía. Hazme niño, pequeñito y dulcísimo para que el Buen Dios escriba lo que ha querido de esta vida, para su gloria y como verdad que ilumina. Bendita sea tu Pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa Belleza. ¡A ti Celestial Princesa, Virgen Sagrada María! yo te ofrezco en este día: alma, vida y corazón; ¡mírame con compasión, no me dejes Madre mía sin tu santa bendición! Amen PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA CANTO: CANCIÓN A MARÍA//VASO NUEVO