Hombres

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Hombres 1

FRASES Y CITAS CÉLEBRES SOBRE EL HOMBRE CITAS Mientras el público se instala en lo sala, voces femeninas recitan cada veinte segundos... El hombre es un lobo para el hombre. (Plauto.) Soy hombre. Es decir: hago cosas inútiles. (Paul Valéry.) Los hombres que no hacen ruido son los peligrosos. (La Fontaine.) Entre los hombres, la irreflexión es, con mucho, el más grande de los males. (Sófocles.) Todos los hombres que parecen estúpidos, lo son. Y, además, tam bién lo son la mitad de los que no lo parecen.(Quevedo.) Cuando un hombre es tan inútil y estúpido que no sabe hacer nada en la vida, aún conserva la inteligencia necesaria para conducir un automóvil. (Henry Ford.) El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. (Dicho popular.) Una madre gasta veinte años de su vida en hacer un hombre de un niño, y otra mujer hace un tonto de él en veinte minutos. (Roben Frost.) El hombre no sólo procede del mono, sino que se va acercando a él. (Salvador Dalí.) Los hombres envejecen pero nunca mejoran. (Oscar Wilde.) El hombre es el único animal de la creación que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir. (John Steinbeck.) Más le vale a un hombre tener la boca cerrada y que los demás le crean tonto, que abrirla y que los demás se den cuenta de que la tontería es auténtica. (Noël Clarasó ) Todos los hombres son dioses para su perro. Por eso hay tantos hombres que aman a los perros más que a los hombres. (Aldous Huxley.) Para el hombre sólo hay tres acontecimientos importantes: nacer, vivir y morir. No se da cuenta de que nace, le espanta la muerte y se olvida de vivir. (La Bruyére.) En el hombre, la pretensión de entender a las mujeres revela mal gust, y llegar a entenderlas, es un signo de decadencia. (Henry James.) Los hombres son cerdos que se alimentan de oro. (Napoleón Bonaparte.) Toda la historia atestigua que desde el mordisco de Eva, la felicidad del hombre depende de la comida. (Lord Byron.) Adán era hombre, eso lo explica todo. No deseó la manzana por la manzana en sí, sino porque estaba prohibida. El error consistió en no prohibirle la serpiente, pues entonces se la habría comido. (Mark Twain.)

Hombres 2

El hombre de verdad quiere dos cosas: el peligro y el juego. Por eso ama a la mujer: el juguete más peligroso. (Nietzsche.) Los hombres son como los vinos: el tiempo agria los malos y mejo ra los buenos. (Cicerón.) El hombre entra en la multitud para ahogar el clamor de su propio silencio. (Tagore.) El hombre que tiene lengua no es un hombre si con ella no sabe conquistar a una mujer. (Shakespeare.) El hombre soltero no nace, se hace. Se hace el desayuno, se hace las maletas, se hace la cama, etcétera. (Víctor Uve.) Ser hombre es ya por sí mismo una circunstancia atenuante. (Piti-grilli) El hombre es un animal que a lo largo de la vida sabe que todas las mujeres le engañan, quiere que todas le amen, y no conoce a su propia mujer. (Tede Tarté.) Entre un hombre y una mula hay una sola diferencia: la mula. (Enrique Jardiel Poncela.) Ciertamente, el hombre es ingrato. (Mahoma.) ¡Vuélvela a tocar, hombre! (Sam.) El hombre es dios o bestia. (Aristóteles.) Y Dios creó al hombre. (Génesis.) NoTA: Durante el transcurso del espectáculo, se ofrece una conferencia ilustrada (totalmente gratuita) sobre la sexualidad masculina.

Hombres 3

D I V E R S O S A U T O R E S L I B E R T I N O S (Adaptaciones de Sergi Belbel) DON JUAN MUJER 1.- ¿Qué?, ¿queréis que yo, Don Juan, me comprometa a quedarme con la primera mujer que me atrae y que desprecie a todas las demás? Qué aburrido sería presumir del falso honor de la fidelidad, sepultarse para siempre en una sola pasión y permanecer muerto desde la juventud ante todas las bellezas que pueden cautivar nuestra mirada. No, no, no. La constancia sólo es buena para los hombres ridículos; todas las mujeres bellas deben cautivarnos, y la ventaja de ser la primera de ningún modo tiene que robar a las demás las justas pretensiones que tienen todas ellas sobre nuestros... corazones. Un hombre que se precie como tal sabe que la atracción repentina y fugaz por una mujer desco nocida tiene encantos inexplicables, y yo os digo: todo el placer del amor está en el cambio. La dulzura extrema del amor está en la lucha por conseguir la presa perseguida, en la ardua victoria sobre las resistencias que opone y en la rendición definitiva que la conduce adonde deseamos que venga. Pero cuando la has poseído y has sido su amo una sola vez, todo se acaba, ya no queda nada; lo más bello del amor se esfuma y la pasión se extin gue, y sólo nos queda la búsqueda de un nuevo objeto que vuel va a despertar nuestro deseo. En materia de amor, yo, Don Juan, tengo la ambic¡(,')¡i de los conquistadores, que vuelan perpetuamente de una victoria a la siguiente y no son capaces de limitar sus anhelos; nada puede detener el ímpetu de mis deseos, soy un corazón que late para amar al mundo entero y, como Alejandro, desearía que hubiera otros mundos para poder expandir en ellos mis conquistas amorosas. Adaptado de Moliére, Don Juan

Hombres 4

CASANOVA MUJER 2.— ¿Qué?, ¿alguien cree que una mujer no basta para hacer feliz a un hombre las veinticuatro horas del día? Yo, Giaccomo Casanova, os digo: "Qué equivocados estáis, amigos." La felicidad de un hombre sólo puede alcanzarse a través de la mujer. Pero no de cualquiera. No, no, no. Sólo a través de la mujer auténtica. ¿Me preguntaréis cuál es y dónde está dicha mujer? No os lo diré. Sólo os diré cuáles no son auténticas muje res: la guapa tonta y la fea inteligente. La primera, porque nunca cambiaría, pobrecilla, una pequeña parte de sus encantos físicos por una mínima dosis de inteligencia. La segunda, porque nunca cambiaría,

pobrecilla,

una

pequeña

parte

de

su

inteligencia por una mínima dosis de belleza física. La peor de las mujeres, sin embargo, no es la bella boba, porque su cuerpo basta para hacer feliz a un hombre ni que sea un instante, sino la sabia, general mente un adefesio. Un hombre que se precie como tal sabe que la mujer sabia es un error de la Naturaleza, porque la ciencia no es asunto de mujeres, la ciencia y el pensamiento no honran la dulzura de su carácter. Además, ¿alguien sabe de algún descubrimiento importante hecho por una mujer? Claro que no. La auténtica mujer es la que tiene el sentimiento a flor de piel y el razonamiento simple, grácil, frívolo, voluble. Ahí es donde ganan al hombre. En materia de amor, yo, Giacomo Casanova, os digo: las mujeres nos son muy superiores. Adaptado de Giacomo Casanova, Memorias

Hombres 5

VALMONT MUJER 3.— ¿Qué?, ¿yo, Valmont, famoso por mi reputación liber tina, tengo que renunciar a mí mismo y suplicar el amor de una sola mujer? Cuántas sorpresas nos depara la vida a nosotros, los hombres, los vencedores, los victoriosos, cuando de repente nos vemos sometidos al yugo inesperado de un amor vergonzoso. No, no, no. El amor no está hecho para el hombre. El hombre es libre y despreocupado, el hombre dilapida su placer y la mujer lo ahorra. Pero siento que algo ha cambiado. En este mundo, en este nuevo mundo, una mujer nueva nace: la que sólo vive para el placer y nos utiliza como simple transmisor o mensajero de su felicidad. Un hombre que se precie como tal debe resistirse ante la peligrosa amenaza de esas mujeres, monstruos devoradores de los hombres. Y cuando

una

de

ellas

nos

alcanza

misteriosamente

y

nos

cautiva,

cava

sigilosamente nuestra tumba al vernos sometidos sólo a ella y al desaparecer el resto del mundo. El amor es el estandarte de la mujer y la muerte del hombre, el amor es placer para ellas y dolor para nosotros en este nuevo mundo nues tro, os lo digo yo, Valmont, que sufro de esta herida indeseada; yo, que había poseído a miles de mujeres y ahora soy capaz de dar mi vida por una sola que amo y odio con una misma furia. ¡En materia de amor, el hombre deja de ser libre! Adaptado de Choderlos de Laclos, Las amistades peligrosas

Hombres 6

SADE MUJER 4.— ¿Qué?, ¿acaso creéis que es la elección de la virtud lo que conduce al hombre a la felicidad? No, no, no. Para alcanzar la felicidad, en un mundo virtuoso, yo, el Marqués de Sade os recomendaría la virtud. Pero en un mundo completamente corrupto, yo, el Marqués de Sade os recomendaría el vicio. Si el interés general de este mundo está llevando al hombre hacia la corrupción, aquel que no elige el vicio como única vía posible de supervivencia está luchando contra el interés general. ¿Me diréis que es el vicio el que impide la felicidad y va contra el interés general? Os diría que sí, si el mundo se dividiera a partes iguales entre buenos y malos. Pero esa división deja de tener sentido en una sociedad totalmente minada por la corrupción. Un hombre que se precie como tal sabe que el vicio es la única religión posible. Porque no os atreveréis a ponerme a Dios como ejemplo de virtud, ¿verdad? Vamos a ver, ¿quién puede demostrar que Dios ama el orden y, por consiguiente, la virtud? ¿No nos da ejemplos constantes de injusticia y de irregularidades? ¿Acaso enviando al mundo la peste, la guerra, el hambre y el dolor es como manifi esta su extremo amor por el bien? ¿Por qué queréis que los hombres viciosos no sean criaturas del gusto de Dios si Este sólo actúa, como los hombres, a través del vicio, si todo es vicio y corrupción en sus obras? ¿De quién, si no, hemos recibido nosotros esas inclinaciones que nos conducen al mal? En materia de amor, más que en ninguna otra, yo, el Marqués de Sade, os digo: viva el vicio, abajo la virtud; viva el desorden, el mal, la confu sión, el dolor, el sufrimiento, la depravación y la mentira; abajo la hipocresía, la timidez, el honor y la debilidad. Adaptado de Marqués de Sade, Justine

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MASOCH MUJER 5.— ¿Qué?, ¿hay alguien que no sepa todavía que la ver dadera revolución de nuestro tiempo es el cambio de posición de la mujer? Yo, SacherMasoch, triste mortal, tengo el privilegio de haber nacido en el mejor momento de la historia, el momento en que la mujer deja de ejercer su misión de madre, esposa y protectora del hogar para convertirse en diosa libidinosa y déspota del hombre. ¿Puede un hombre experimentar placer venciendo a

su presa y

reduciéndola bajo su poder? No, no, no. La libertad del hombre sólo le conduce al desorden y al aburrimiento, y la auténtica felicidad se halla en la esclavitud y en el castigo. La mujer de esta nueva era acaba de descubrir la libertad, por fin puede transmitir a otros sus antiguas obligaciones con la familia y erigirse en poderosa vengadora del hombre. Un hombre que se precie como tal debe someterse a las exigencias de nuestro tiempo y debe ceder a la mujer el privilegio del poder que hasta ahora le había sido vetado. El hombre debe saber experimentar placer y voluptuosidad en la esclavitud y el sufrimiento físico y sólo así purgará tantos siglos de desigualdad. La esclavitud no es la muerte y puede devolver al hombre la alegría y la pasión perdi da. En materia de amor, yo, Sacher-Masoch, sólo deseo dolor a manos de la mujer que más severamente me castigue. Mi vida depende de mi Señora y de su salvaje placer. Nosotros, los hombres, no somos más que... su instrumento. Adaptado de Sacher-Masoch, Placeres venenosos

Hombres 8

j Ay... HOMBRES! (CHARLA FEMENINA SOBRE LA REALIDAD MASCULINA) Companyia T de Teatre i Ser,-¡ Belbel. Las cinco mujeres (hombres libertinos) deshacen las actitudes hieráticas de sus respectivos personajes, recuperan su condición femenina y se sientan en semicírculo, de cara a los espectadores, para conversar distendidamente y en tono de tertulia. MUJER 5.— ¡Ay..., hombres! TODAS.— ¡Ay...! MUJER 5.— ¡Hombres, hombres, hombres! TODAS.— ¡Ay, ay, ay! MUJER 5.— Los hombres nos vuelven locas. TODAS.— Hombre... MUJER 2~ Sobre todo los hombres que nos gustan. TODAS.—¡Hombre...! MUJER 4.— Claro que también los hay que no nos gustan nada y nos vuelven más locas todavía. TODAS.— i ¡Hornbre—!! MUJER 3.— Es que, mirándolo bien, chicas, la relación hombre- mujer se las trae, ¿eh? MUJER 4.— Hombre, sí. MUJER 5.— Te hacen llorar, pero también reír. MUJER 4.— ¡Hombre, también! MUJER 2.— ¡Hombre, pues claro! MUJER 3.— Hombre, depende. MUJER 5.- Hombre, tienen su gracia. r, MUJER 3.- Ahora que, mirándolo mejor, la verdad es que, si te fijas bien y tal, qué queréis que os diga, ¿no?, las relaciones estas se basan siempre en pequeñas cosas, ¿verdad? MUJER 2.- Hombre, pero a veces esas pequeñas cosas los hombres no... MUJER 5.- Sí, sí, los hombres, chica, quieras o no... MUJER 4.- ... quieras o no, dale que dale y nada de nada. MUJER 3—— nada, nada. MUJER 2— Hombre, no son tan... MUJER 4— Hombre, no. MUJER 5.- ... Pero a veces son tan... MUJER 3— Sí, sí. MUJER 4.- ¡Hombre, pues claro! MUJER 1.- ¡Ni claro ni oscuro, ni dale ni nada!, chicas, no sé qué deciros, porque hay

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veces que yo ya no puedo más y me exalto y me cabreo, y me pongo a mil y grito y lloro, y entonces... MUJER 5.- ¿Qué? MUJER 1.- ... entonces, ay, mira, no sé lo que haría. TODAS.- ¡Pero, mujer! MUJER 1 ¡Ni mujer ni hombre, ni perro ni gato, hombre!! MUJER 3.- Todo tiene su lado positivo, incluso los hombres, ¿verdad? MUJER 5.- Hombre... MUJER 2.- Hombre... MUJER 4.- Hombre, sí. MUJER 1.- A mí, a veces es que me dan ganas hasta de meterme a monja, tú. O no, mejor todavía, ¿sabéis qué?, los eliminaría de la capa de la tierra, hala, hala, fuera, fuera, fuera todos. TODAS.- ¡¡¡Hombre... MUJER 1.- ¿No? TODAS.- Hombre, no. MUJER 1.- Estamos condenadas a compartir el planeta con ellos, vamos. MUJER 3.-- Ay, no sé, a veces puede ser muy divertido, me parece, ¿no? MUJER 2.- Hombre, compartir el planeta, mira, pero... compartir casa... MUJER 5.- Hombre, eso sí que es peliagudo, ¿eh? MUJER 3.- Hombre, vivir con un hombre tiene sus ventajas. MUJER 4.- ¿Por qué lo dices, porque te da seguridad? MUJER 3.- Entre otras cosas, claro. MUJER 1.- Pues no sé cuáles. MUJER 5.- Hombre, sí. Imagínate que vives sola y llaman a la puerta de noche. Siempre, antes de abrir, tienes que gritar: "No, Pepe, tranquilo, Pepe, ya abro yo, Pepe", por si acaso hay un rufián en la escalera. En cambio, si existiera un Pepe de verdad en tu vida, quiero decir en tu casa, entonces... abriría él. MUJER 2.- Oh, si existiera un Pepe de verdad que estuviera siem pre a tu lado y te calentara los pies con los suyos debajo del edredón... MUJER 4.- Un Pepe como Dios manda, que te ayudara a espan tar las moscas, los monstruos y a los violadores cuando te atacan... MUJER 5.- ... Y te hiciera la cena cuando estuvieras cansada... MUJER 1.- Esa clase de Pepes no existen... MUJER 3.- Sí, aunque fuera un Pepe pequeñín, escuchimizado, mequetrefe..., un Pepito, vamos. MUJER 4.- Hombre, mujer... MUJER 3.- Sí, da igual, un Pepe de ésos, si existiera, por enano que fuera, siempre te daría seguridad, ¿no?, ¡ay!, no sé.

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MUJER I.— Pero la seguridad, si no la tienes, te la inventas. Por eso, si hemos decidido vivir solas... TODAS.-¿Decidido? MUJER 5.— Si vives con un hombre, lo de irte a la cama con él después de cenar ya no tiene por qué causarte problemas, porque no te queda otro remedio: tienes que dormir con él. MUJER 4.— ¿Con quién? MUJER 5.— Con... él. MUJER 4.— Con él. MUJER 5.— Sí, con él. MUJER 4.— Oh, él, él... MUJER 1.— Eso, sí, ¿qué quieres decir... con... él? MUJER 5.— Pues él... tu... tu... MUJER 3.— ¿Tu qué? MUJER 5-...Tu... tu... tu cosa. MUJER 2.- ¡Tu cosa, vaya modo de llamarle! MUJER 5.- Tu cosa, tu chico. TODAS.- ¡Tu chico! MUJER 5.- Ay, no sé, ¿cómo se le llama al que vive contigo? MUJER 1.- Oh, eso sí que es un problema, ¿eh? Sobre todo cuando te toca presentarlo a alguien y le dices aquello de: "Mira, te presento a Pepe, que es mi... mi..." MUJER 4.- Hombre, yo diría: "es mi compañero". MUJER 3.- Qué dices, mujer, parece que estés trabajando con él. MUJER 5.- Nada, nada, también deben de llamarle compañero a tu cosa todas sus compañeras del trabajo. MUJER 4.- Sí, pero... MUJER 2.- Yo digo... TODAS.- Qué. MUJER 2.- "Es mi hombre.,, TODAS.- ¡¡Anda ya! MUJER 5.- ¡Qué posesiva! MUJER L- Es muy genérico. MUJER 4.- No me gusta nada. MUJER 3.- Qué sosería. MUJER 2.- Pero si todos los hombres dicen: "Es mi mujer." MUJER 4.- Hombre, mujer, no es lo mismo. MUJER 2.- ¿Y por qué no? MUJER 3.- A mí el que me gusta más es: "Es mi amante."

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MUJER 1.- Nena, qué cursi. MUJER 3.- Hombre, desde que la Margarita Durás escribió aquella novela, se ha vuelto a poner muy de moda, ¿no? MUJER 4.- Ay, no sé, es que el amante es el otro, ¿no? MUJER 5.- ¿Qué otro? MUJER 4.- Hombre, mujer, el otro, el tercero, el que no es tu compañero. TODAS.- ¡Mira la mosquita muerta! MUJER l- Nada, hombre, nada, a mí el único que me gusta es: "Es mi amigo." MUJER 5.- Ay, no, yo tengo cantidad de amigos y no viven conmigo, ni ganas. MUJER 3.- Pues claro, y entonces, ¿cómo les llamas a los demás? MUJER L- Pues... conocidos. MUJER 2.- ¡Sí, hombre! MUJER 5.- ¿Y... y... "es mi amor"? TODAS.- ¡¡Hala!! MUJER 4.- ¡Yo también siento mucho amor por las plantas y no me las meto en la cama, hombre! MUJER 3.- ¿Y.. y... concubino? TODAS.- ¿Quéeee? MUJER L- Aún más cursi. MUJER 4.- Hombre, si lo queremos presentar, para entendernos, de una manera formal, siempre podemos decir: "Es el que cohabita conmigo." TODAS.- ¿Cohabita? MUJER 5.- ¡Qué feo! MUJER 3.- Parece que estés rellenando el formulario para empadronarte. MUJER 2.- Ay, sí. MUJER 5.- Hombre, también puedes decir: "Éste es Pepe, con quien comparto mi vida." MUJER L- Sí, hombre, y "con quien me peleo cada dos horas". MUJER 2.- ...Y "con quien tengo problemas a la hora de compartir el lavabo..." MUJER 3.- Y... "a quien le gustan los garbanzos con chorizo". MUJER 4.- Sí, y "éste es Pepe, a quien doy un tortazo cuando se tira pedos en la cama ...... ¡anda ya! MUJER 3.- ¿Y... "es mi querido"? MUJER 1.- Amante, concubino, querido... Cariño, parece que te hayan sacado de Las amistades peligrosas. MUJER 5.- En realidad, lo más normal es decir: "Es mi novio." MUJER 4.- Se lleva mucho últimamente, sí. MUJER 3.- Ay, pero es tan vulgar. MUJER 2.- Hombre, llamarle "novio" tranquiliza mucho a los padres, ¿eh? MUJER 3.- Para eso, es mejor "prometido". MUJER 1.- ¡Prometido no, cariño, que luego

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tienes que casarte! MUJER 3.- Ay, sí. MUJER 4.- De hecho, también se lleva mucho últimamente decir: "Es mi marido", aunque no estés casada, ¿eh? MUJER 5.- Sí, pero eso es hacer trampa. MUJER 4.- Hombre, así al menos las vecinas no te miran mal. MUJER 1.- Mirad, chicas, yo ya me estoy haciendo un lío. ¿Y si lo dejamos como antes? MUJER 5.- ¿Cómo? MUJER 1.- Lo que has dicho tú simplemente: "es él." MUJER 3.- Sí, pero si te encuentras a unas amigas por la calle y vas con él y te paras, no se lo presentarás diciéndoles: "Mirad, éste es él, os lo presento: él, Antoñita y Carmenchu." MUJER 2.- Di: "éste es Pepe", y punto. MUJER 3.- Sí, pero así no especificas nada. MUJER 2.- ¿Y por qué tienes que especificar algo? MUJER 3.- Hombre, siempre queda bien, ¿no? MUJER 4.- Puedes no decir nada y dar por descontado que las que te encuentran ya saben que es tu... cosa, y vas y dices: "Mira, Pepe, te presento a Antoñita y a Carmenchu", y entonces vas y lo coges del brazo y le metes la cabeza debajo del sobaco para que ellas se den cuenta de que es... él. MUJER 5.- Hay una cosa mucho mejor todavía. - ¿Cuál? MUJER 5.- ¡¡No lo presentes!! TODAS.- ¡Pues claaaaaro! MUJER 4.- Ahora, que el problema real no es cómo llamarle ni cómo presentarlo, ¿eh? MUJER 1.- Hombre, siempre da un poquitín de vergüenza presentarlo, ¿no? MUJER 5.- ¿Ah, sí? MUJER 1.- Ah, ¿a ti, no? MUJER 5.- Hombre, depende. MUJER 4,— Nada, hombre, nada, el problema real es cómo vivir con él. TODAS.- ¡Tú dirás! MUJER 1.- Sí, porque vivir con un hombre..., quiero decir... el contacto con un hombre puede ser de lo más... MUJER 4.- Ay, sí. MUJER 3.- De lo más... ¿qué? MUJER 1.- No sé..., de lo más animal, de lo más salvaje, de lo más... MUJER 2.- ¿Egoísta...?

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MUJER 4 - De lo más guarro, vaya. MUJER 1.- Sí, el contacto siempre trae problemas. MUJER 5.- ¿Cuáles? MUJER 1.- Muchos. ¿Qué me dices de la costumbre de dormir encima de una, aplastándola como si fuera una ballena navegando en un mar de sudor? TODAS.- ¡Eeeecs, qué asco! MUJER 2.- Y luego las batallas para ver quién estira y se queda con las mantas... MUJER 4.- Él, siempre se las queda él... TODAS.- ¡Pues claro! MUJER 1.- ¿Y la manía de abrir las ventanas en pleno invierno? MUJER 5, MUJER 4, TODAS.- ¡Ohhh! MUJER 5.- Hombre, lo peor de todo, aparte de que se queda con las mantas, suda como un cerdo y abre las ventanas..., ¡los ronquidos! TODAS.- ¡Uhhhh! MUJER 5.- ¡Eso que dicen de que sólo roncan en una postura concreta es mentira!, ¿eh?, porque cuando les arreas un codazo en las costillas y cambian de postura, los muy marranos van y roncan más fuerte todavía. MUJER 2.- Eso es por culpa de las vegetaciones. MUJER 1.- ¿De las vegetaciones? ¡Pues que se las operen, que se las quiten, que se las poden las vegetaciones esas, hombre! TODAS.- i ¡Sí señor!! MUJER 4.- Yo me pregunto una cosa: ¿los hombres que roncan, saben que roncan cuando roncan? TODAS.- i ¡Pues claro!! MUJER 4.- Entonces, ¡no tienen perdón de Dios! MUJER 3.- Sí, sí, cuando les oímos roncar sólo tenemos un consuelo: saber que por lo menos no están muertos. MUJER 5.- Sí: ronca, luego existe. TODAS.- ¡Eso! MUJER 1.- Lo peor es que todos roncan de maneras diferentes. MUJER 4.- Eso sí. MUJER 2.- Es que, aunque parezca un tópico, no todos los hombres son iguales. TODAS.- ¡N000! MUJER 1.- Hay hombres... MUJER 5—— Y hombres. TODAS.- ¡Hombre! MUJER 2.- ¡Hombre, tú dirás! MUJER 1.- Hombre, qué quieres que te diga. Los hay que vale más ni acercarse, vamos. MUJER 5.- ¿Cuáles, cuáles? MUJER 1.- Hombre, los hombres que hay que evitar, por encima de todos, son los príncipes azules.

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MUJER 4.- ¿Ah, sí? MUJER 1.- Sí. MUJER 3.- Ah, pues a mí cuando era pequeña me encantaban. MUJER 1.- Hombre, mujer, cuando eras pequeña... MUJER 5.- ¿Y por qué los príncipes azules? MUJER 1.- Hombre, ¡porque no tienen pilila! TODAS.- Uy, claro! MUJER 3.-Es verda, tú, no me había fijado. MUJER 5.- Pero en realidad son tantos a los que hay que,evitar... MUJER 4.- Hombre, sobre todo a los ligones. MUJER 5.- Ay, sí. MUJER 1.- A mí me dan una pena... Sólo saben ligar. MUJER 5.- Sí, tú. MUJER 4.- Los hay que nacen poetas, los hay que nacen sordos, ciegos, tarados, y los hay que nacen ligones. No hay nada que hacer. MUJER 5.- Y es que en el fondo de cada hombre hay un cerdo. ¿Y el que lo es por fuera? MUJER 4.- ¿Qué quieres decir? MUJER 5.- El sucio, el asqueroso, el marrano, el guarro, el que apaga el cigarrillo en el vaso que aún tiene dos dedos de cerveza, migas de pan, tres moscas flotando y un calcetín sucio bien mojadito como un melindro... TODAS.- ¡Eeeeecs! MUJER 4.- El que le apestan los pies... TODAS.- ¡Ececs! MUJER 5—— Y la boca. TODAS.- ¡Eeecs! MUJER 1.- ¡Y el CU .... ! TODAS.- ¡Ahhhh! MUJER 4.- ¡Y lleva manchas marroncitas en los calzoncillos! MUJER 1, MUJER 2, MUJER 3 y MUJER 5.- ¡¡ i i Ahhhhhh!!!! MUJER 2.- Ah, pero qué asco, es que para ser sucio se necesita ser gilipollas, ¿eh? MUJER 4.- Tú dirás. MUJER 3.- Ahora que también hay cantidad de gilipollas que son muy limpios, ¿eh? MUJER 5.- Uh, cantidad. MUJER 1.- Es que gilipollas es una categoría de hombre, y no es especialmente minoritaria, que digamos, ¿eh? MUJER 3.- ¡Huy!, no. MUJER 2.- ¿Y gilipollas, también se nace? 0

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MUJER 1.- Pues claro. Además, los gilipollas tienen la costumbre de juntarse entre ellos. Mira, el amigo de un gilipollas acostumbra a ser otro gilipollas, y cuando un gilipollas se casa y tiene hijos, generalmente también le salen gilipollas. TODAS.- Es que son una plaga. MUJER 1.- Sí, pero desgraciadamente todavía no se ha inventado ninguna vacuna contra la gilipollez. TODAS.- Lástima. MUJER 1.- Hay muchos tipos de gilipollas, pero su esencia fundamental... es que son gilipollas. MUJER 3.- Y a lo largo de tu vida, como mínimo siempre te el encuentras a uno, es infalible, tú. MUJER 1.- ¿Sabéis cómo se les reconoce? TODAS.- ¿Cómo? MUJER 1.- Porque siempre dicen: "¡Ay, qué vida más gilipollas la mía!" MUJER 4.- Ay, sí. MUJER 1.- Los gilipollas sí que hay que evitarlos. MUJER 5.- ¿Y los intelectuales? TODAS.- ¡Uhh! MUJER 5.- Sólo se les pone tiesa si les dejas que te lean la última poesía que han escrito. MUJER 1.- Y te meten cada rollo... MUJER 2.— ¿Y los deportistas? MUJER 4.— Hombre, los hay de muchos tipos. MUJER 5.— Los peores son los del chandal. MUJER 1.— Son los que tienen barriga. MUJER 3.— Barriga, ¡qué asco! MUJER 5.— Todos acaban teniéndola, cariño. MUJER 4.— ¿Y qué me decís de los yuppies? MUJER 3.— Ya están pasados de moda. MUJER 5.— Como los diseñadores. MUJER 1.— También están los cobradores, los mensajeros, los taxistas, los butaneros... MUJER 2,— Los bomberos, los carteros, los camareros, los porre ros... MUJER 4.— ¿Y los profesores? TODAS.— ¡Ohhhh! MUJER 3.— Así como siempre te encuentras a un gilipollas en tu vida, siempre hay, al menos una vez en la vida, un profesor que te invita a cenar... MUJER 5.— El de mates. MUJER 1.— El de inglés.

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MUJER 4.— El profesor de autoescuela. MUJER 2.— El de narrativa española de la posguerra... MUJER 3.— ¿Y los maestros? El maestro de yoga... MUJER 5 — el maestro de esgrima... MUJER 1.- ... el maestro del pueblo... MUJER 4.— Ahora que, los peores, o de los peores, los de las profesiones liberales: arquitectos, administradores, abogados, jueces... MUJER 3 — ministros. TODAS.— ¡Ohhh! MUJER 5.— ¿Y los médicos? Dentistas, naturistas, homeópatas, cardiólogos... MUJER 2,— Ginecólogos... MUJER 5, MUJER 4, MUJER 3 y MUJER L_ ¡Uhhh! MUJER 2.— ... Masajistas... TODAS.- ¡Ohhh! MUJER 3.— Y los artistas, ¿qué? TODAS.— ¡Eeecs! MUJER 3.— Pintores, escultores, músicos, directores de orquesta, de cine... MUJER 1.— ... de teatro... TODAS.— ¡Ay, n0000! MUJER 3.— ... Actores, escritores, editores... MUJER 1.- Y millones y millones más: pasteleros, quiosqueros... MUJER 5,— peluqueros... MUJER 4.— farmacéuticos... MUJER 2.— banqueros... MUJER 3.— cajeros... MUJER 1.- porteros... MUJER 4,— cajeros automáticos... MUJER 5.— ... porteros automáticos... MUJER 2,— carniceros... MUJER 3,— verduleros... MUJER 4.— charcuteros... MUJER 5.— choriceros... MUJER 1.- chorizos... MUJER 2,— macarras... MUJER 3,— colgados... MUJER 5,— fantasmas... MUJER 4,— vampiros... MUJER I.—. hombres-lobo...

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MUJER 2.— ... hombres-gallina... MUJER 3.— ... hombres-gallo... M U JE R 5—— h omb re s- mosca MU JE R 2—— h ombres- hormig a MUJER 4.— ... hombres-pulga... MUJER l—... hombres-microbio... MUJER 3.— ... hombres-invisibles... MUJER 2—— hombres-hombre... MUJER 5.— ¡Huy!, ¿y ésos cuáles son? MUJER 2.— Los Hombres-hombre..., etc. TODAS.- Ahh … Oscuro.

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PRIMAVERA de Francesc Pereira MUJER 5.— (Sentada de cara al espectador, mientras a su lado, la Mujer 4, también sentada, vestida como un chovalín y con gafas de miope, de como mínimo doce dioptrías, escenifica con gestos toda la narración) Yo me mareaba cada día al salir del instituto, por eso mamá me llevó al psicólogo. No encontraba normal que cada dos por tres me cayera en medio de la calle y me rompiera las gafas. Me acusaba de hacerlo aposta, pero yo no podía evitarlo porque todo ocurría de repente. Delante de mí el suelo se me volvía borroso y me ponía a sudar por la espalda, mientras notaba que me hundía en un agujero negro que al final era como de algodón rosa y brillante. Entonces, cuando llegaba al color rosa, me hacía pipí encima, y ya estaba. Pero cada vez tenía que cambiarme los calzoncillos y pasaba mucha vergüenza hasta que llegaba a casa. Mamá pensaba que quizá yo era un niño con retraso, pero el psicólogo opinó que mi problema era de sensibilidad. Hizo salir a mamá de la consulta y a mí me hizo bajar los pantalones. Me dijo que los hombres, cuando crecen, necesitan hacer cosas que a primera vista dan risa, pero que son muy serias. Entonces él también se bajó los pantalones y lo vi. Lo tenía todo mucho más grande que yo. Se puso a mi lado y me tocó. Y me dijo que también yo lo tocara a él. Me explicó que esas cosas las hacían los hombres solos donde nadie los viera, pero que si se podía compartir con otros daba más gusto. Me dijo que las mujeres son malas y que más vale no liarse con ninguna porque acaban saliéndole a uno muy caras. Me dijo que lo que estábamos haciendo era aconsejable practicarlo por lo menos cada cuarenta y ocho horas, o si no volvería a marearme y a romperme las gafas. Y mientras me decía todo eso, él sudaba y miraba al techo, hasta que ensució la pared y el suelo con un pipí. Luego me dijo que yo no tenía que explicar a nadie que nosotros dos éramos amigos. Sobre todo mamá no tenía que saber nada. Pero yo podía visitarlo siempre que quisiera o cuando tuviera alguna duda. Le pregunté si no era pecado lo que me había explicado. Él me contestó que los hombres son más o menos como las vacas cuando tienen las tetazas llenas de leche: si nadie pone remedio, revientan, las pobres. Yo no vi pecado alguno en ninguna parte, y a partir de entonces me muñí cada cuarenta y ocho horas. Y cada vez que lo hacía, volvía a ver el agujero negro a mis pies y a continuación el algodón rosa y brillante. Era mágico. Era como marearse a voluntad. Y me encantaba, porque podía hacerlo en cualquier sitio: en el instituto, en casa de mi abuela o en el váter del McDonalds. Sólo tenía que quitarme las gafas, cerrar los ojos y empezar. Sentía que conocía un secreto que los demás niños de mi edad ignoraban, porque el prole de Ciencias no nos había hablado nunca de eso, y me enorgullecía de ello. Yo era claramente superior, aun que llevara gafas. Y para

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no tener que ensuciarme los calzoncillos, dejé de ponérmelos. Mamá estaba encantada con mis progresos, y fue por aquella época cuando la sorprendí en el cuarto con papá. Yo ya sabía lo que ellos hacían una vez al mes, porque no soy un imbécil, y de eso sí que nos habían hablado algo en el instituto. Pero verlo en directo es muy impresionante. Hace un olor especial, y los ruidos que hacen también son especiales. Papá lo tenía todo aún más grande y con más pelos que el psicólogo. Y mamá era como un... como un... como un túnel de color rosa que me dio miedo, porque yo sabía que cuando era pequeño había salido de allí dentro. Los espié un buen rato. Papá era como una vaca enfurecida con las tetazas rebosantes de leche... Decía "¡Puta, puta, puta!" Pero mamá no le respondía. Sólo decía "¡Ay, ay, ay!". Me castigaron todo el fin de semana por hacer el mirón. En el instituto estábamos leyendo las cartas de San Juan de la Cruz y ahora lo enten día perfectamente. Él también debió de ver a sus padres de joven, y como a mí, la escena le puso en órbita. Seguro que los esquemas se le hicieron trizas como a mí. Yo sentía mis esquemas hechos trizas y tenía ganas de hablar con Dios, pero acabé pensando en la incalculable cantidad de trompas de falopio, cuellos uterinos, hímenes y clítoris que se estaban moviendo en aquel mismo instante en el mundo. Y movido por ese sentimiento de inmensidad absoluta, me muñí sin parar durante cuarenta y ocho horas seguidas. Fue maravilloso. Todas las niñas de mi clase desfilaron por mi cuarto. Todas tenían lo mismo entre las piernas y yo podía decirles, "¡Putas, putas, putas!" Todas las niñas del mundo quedaban al alcance de mi imaginación. Y mientras tanto pensaba en los millones de hombres que en aquel mismo instante estaban insultando y maltratando a mujeres. Me puse a sudar a chorros. Ríos y ríos de jugos y salsas estarían manando de los túneles de ellas. Cataratas, océanos de líquidos placenteros estarían manchando las sábanas de millones de camas. Montañas de braguitas se habrían quedado tiradas por el suelo, sobre alfombras esponjosas, o encajadas en el dedo gordo del pie de millones de hombres encolerizados, que insultaban y pegaban, insultaban y pegaban. La idea era demasiado grande, era un suplicio, me superaba. Porque... ¿qué pasaba con todo aquel jugo? ¿A dónde iba a parar? ¿Volvía a la tierra para dar gusto a los tomates y a los ajos, o se evaporaba y luego caía en forma de lluvia sobre nuestros cerebros para que el rito ese se repitiera eternamente? ¿O a lo mejor aquella salsa no era más que una ilusión que desaparecía después de los últimos insultos? No, no podía ser sólo una ilusión porque yo había visto en directo los jugos de mamá. Así que..., ¿a dónde iban aquellas toneladas de placer? ¿Llegaban al mar por vía del váter y volvían a las playas en verano para mezclarse con las cremas bronceadoras de los turistas? ¿O quizá ese placer era sólo una especie de plancton que servía para alimentar a los peces para que pusieran huevos y más huevos, y entonces el mar

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era como una caja azul en la que Dios almacenaba el ADN de los hombres? Eso parecía lo más probable, pero la idea me hacía estallar la cabeza. Me pasé mucho tiempo leyendo a San Juan de la Cruz intentan do aclarar mis confusiones. Pero sólo veía túneles por todas partes. Los veía en el instituto, en el súper y hasta en misa. Inmóviles y moviéndose, oprimidos por tejanos lavados a la piedra o respirando libremente debajo de faldas de cuadros, iban de un lado a otro como arañas misteriosas. Y todos me miraban sin perderme de vista con ojos acusadores. Fue una de las peores épocas de mi vida, porque creía que me volvía loco. Sabía que tarde o temprano acabaría cayendo en un túnel cualquiera, y me parecía un futuro demasiado incierto. Ahora, después de dos años de aquella crisis, sé que no hay para tanto. Ahora espero caer lo más pronto posible en un túnel cualquiera e insultar a una niña hasta dejarla sorda... "¡Puta, puta, puta!", espero que alguna me deje pegarla cuanto antes mejor... "¡Toma!", deseo que ella diga "¡Ay, ay, ay!" bajo el peso de mi cuerpo, espero que..., espero que..., espero que..., espero que..., ahhhh... Lo siento, es que no podía más. Lo juro. La Mujer 4 y la Mujer 5 se miran. MUJER 5 y MUJER 4.— ¡Hala...! Oscuro.

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DE COPAS Y EN COMPAÑÍA de Ferran Verdés La Mujer 4 monologa dirigiéndose al espectador. Es un hombre tímido y acomplejado de treinta años. Detrás de ella/él, la Mujer 2 y la Mujer 3 la/lo observan y se observan entre sí. Sólo se dirigen a la Mujer 4 cuando hablan. MUJER 4.— Mis dos amigos no paraban de insistir. No podían entender que un hombre de treinta años, soltero, como yo, pasara las noches en su casa, solo. Tenía que vivir. Y vivir significaba para ellos salir de noche e ir de copas. Yo les decía, para excusarme que a mí el alcohol no me gusta. MUJER 2.— ¿Y qué, pedazo de alcornoque, no te das cuenta de que las copas son una excusa para pasar revista al ganado que nos depara la noche? MUJER 3.— Sales, vas de copas y ligas. Y punto. MUJER 4.— ¿Seguro que ligas? MUJER 2.— Mira, éste y yo hace cinco años que salimos de copas tres o cuatro noches por semana y no hemos fallado ni una sola vez. MUJER 3.— Con nosotros siempre se acaba durmiendo en compañía. MUJER 2.— Haz la prueba. MUJER 3.— Garantizado, tío. MUJER 4.— No sabía si acabármelo de creer, pero, claro, eso de dormir en compañía..., qué queréis que os diga, de vez en cuando a uno le apetece y tal, ¿no? De modo que medio para que me dejaran en paz, medio por si tenían razón, salí una noche con ellos. Me hicieron estar en el portal de casa a las... diez en punto. Vaya, sí que empieza pronto el ambiente. MUJER 3.- ¿Ambiente? ¿Qué ambiente? Hasta la una nada de ambiente, tío. MUJER 4.- ¿Ah, no? MUJER 3.- No. MUJER 4.- ¿Y a dónde me lleváis? MUJER 2.- Al cine. MUJER 4.- ¿Qué? MUJER 2.- Para calentamos. MUJER 4.- Ah, vale. Hace mucho que no veo una película pomo... MUJER 3.- ¿Pomo? Pero, ¿qué dices, tío? No estás al loro de nada. MUJER 4.- Me llevaron a ver una película de las subtituladas, una china sobre el drama de la condición femenina en las ciudaes de provincia bajo el régimen comunista. Muy buena. La recomiendo. Impresionante, en serio. Ahora que no sé qué tenía que ver aquello con la noche que me proponían. MUJER 2.- Primero hay que cultivar el espíritu. MUJER 4.- Ah.

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MUJER 3.- Si no cultivas el espíritu, entonces de dónde vas a sacar tema para ligar, ¿eh? MUJER 4.- Sí, sí, claro. Alrededor de la una menos cuarto, mientras aún seguían hablando de las nuevas tendencias neorrealistas del cine testimonial de la China continental, entramos en el primer bar. Era, poco más o menos, una cafetería. ¿Y aquí hay chicas? MUJER 2.- ¿Eh? MUJER 4.- Si aquí se liga... MUJER 3.- Aquí sólo unas cervecitas y punto. MUJER 4.- Ah. MUJER 3.- Para entrar en calor. MUJER 4.- Ah. Pero si ya es la una. MUJER 2.- ¿Y qué? MUJER 4.- ¿No habíais dicho antes que...? MUJER 2.- Hasta las tres no se liga. MUJER 4.- Ah. ¿Y las chicas de este bar no...? MUJER 3.- A ésas ni tocarlas MUJER 2.- Todas tienen novio. MUJER 3.- O no se enrollan. MUJER 2.- O son de las que sólo hablan. MUJER 3.- Y te dan una cita para dentro de un mes. MUJER 2.- Son unas plastas. MUJER 3.- Anda, cállate ya y tómate una birra, ¿eh? MUJER 2.- Te pondrá a tono. MUJER 4.- Ah, bueno. Hacia las dos y media, después de tomar tres o cuatro cervezas e intercalar cuatro o cinco monosílabos entre la conversación de mis amigos (hablaron de informática, de programas de la tele, de alta gastronomía -"nouvelle cuisine", como dicen ellos- y de nuevas tendencias de la peluquería masculina), nos echaron del bar. MUJER 2.- ¡Mierda! Justo cuando estábamos más a gusto, van y cierran. MUJER 4.- Sí. MUJER 3.- ¿Por qué demonios cierran tan pronto estos locales? MUJER 4.- Sí. Mmm..., ¿qué hora es? MUJER 2.- Sólo las tres menos cuarto. MUJER 4.- Ya, pero mientras encontramos un taxi y entre pitos y flautas... MUJER 3.- Tío, tío, tío, sí que tienes prisa... MUJER 4.- Llegamos al segundo bar a las tres y cinco. El nivel de la música era, cómo no, ensordecedor. Tomamos una especie de combinado de vodka y ginebra. Era un local minúsculo y lleno hasta los topes. Al fondo, vi a tres chicas jugando al futbolín. Gritaban, saltaban y se... contoneaban. Me quedé mudo. Miré a mis amigos y esperé el

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dictamen. MUJER 3.- No es carne de primera calidad, que digamos. MUJER 2.- Habrá que masticarla de lo lindo. ¿Qué opinas tú? MUJER 4.- Hombre, yo... Son tres... Salimos a una por cabeza, no está mal, ¿no? MUJER 2.- Mira, mira, mira la mosquita muerta... MUJER 3.- Hey, hey, hey, si estás que ardes, tío. MUJER 4.- Hombre, yo... MUJER 2 y MUJER 3.- Uh-ah-uli. MUJER 3.- Tío... MUJER 2.- Yeah... MUJER 4.- Nos acercamos al futbolín. Las tres chicas nos miraron. MUJER 2.- Eh, nenas, ¿necesitáis refuerzos para jugar a la pelota? MUJER 3.- Nuestro amigo aquí presente os puede marcar cada gol de campeonato... MUJER 4.- Hombre, yo... MUJER 2.- ¿Nos dejáis meter mano en la partida, sí o no? MUJER 3.- Éste está que revienta... de ganas de jugar al futbolín, claro. MUJER 4.- Ellas dijeron... que no. MUJER 2.- Pues si no nos queréis ni para jugar a la pelota, de follar ni hablar, ¿no? MUJER 4.- Qué bestia. Pensaba que en estos casos, las tácticas de aproximación eran un poco más sutiles. Las chicas dejaron de jugar, una de ellas se acercó a mi amigo, levantó el brazo y cerró el puño para pegarle un mamporro, él supo retirarse a tiempo y... sí, me dio en plena cara. MUJER 2.- Será mejor que nos vayamos. MUJER 3.- Sí, tío. Además te está sangrando la nariz. A tope, tío, parece una fuente. MUJER 4.- Me hicieron acabar de beber de un trago aquella espe cie de cóctel molotov que habían pedido, y salimos a la calle. MUJER 3.- Tío, no nos traes buenas suerte. MUJER 2.- No. MUJER 3.- ¿Estás cansado? MUJER 2.- ¿Te encuentras bien? MUJER 4.- Yo... MUJER 3.- Anda, venga, andemos un ratito. MUJER 2.- Sí, hasta que se te corte la hemorragia. MUJER 4.- Eran las cuatro y media cuando mi nariz dejó de chorrear. Cogimos otro taxi y me llevaron a una discoteca, ¿cómo decirlo?, un tanto lúgubre. En la pista, dos o tres mujeres altísimas se movían intentando seguir el ritmo de una música horrenda. MUJER 2.- ¿Qué quieres tomar? MUJER 4.- Me parece que... una coca-cola... Me irá bien para...

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MUJER 3.- ¿Qué dices, tío? MUJER 2.- No quería decir de bebida. MUJER 4.- ¿Ah, no? Entonces, ¿de qué? MUJER 3.- ¿A ti qué te parece? MUJER 4.- No sé lo que me dieron, pero a partir de aquel momen to, todo se me volvió borroso. Afortunadamente. Sólo recuerdo que quise ligar con una de aquellas mujeres altísimas de la pista y que por culpa de mis amigos, que no sé qué le dijeron, la chica me hincó una rodilla en mis partes, un codo en las costillas y el puño en mi ojo derecho. MUJER 2.- Era una guarra. MUJER 3.- Te quería sacar dinero, tonto, ¿no te has dado cuenta? MUJER 4.- Ah. Yo... MUJER 2.- Venga, tómate esto. MUJER 3.- Y un whisky. Eh, si estás que ardes, tío. MUJER 2.- ¡Que ardes! MUJER 3.- Hey. MUJER 2.- ¡Heeeey! MUJER 4.- No sé cómo llegamos a casa. Ni qué hora era. ¿Estaba amaneciendo, quita? Yo qué sé. Lo que sí sé es que mis amigos no me habían engañado. Aquella noche dormí -ojalá sólo hubiera sido dormir, no lo sé, ya casi ni me acuerdo en compañía. Oscuro.

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A LO P E C I A de Josep M. Benet i Jornet VOZ EN OFF, EN LA OSCURIDAD.- "ALOPECIA: caída general o parcial de los cabellos y el pelo. Puede originarse por causas muy diversas: enfermedades infecciosas o parasitarias (tifus, gripe, sífilis, neumonía, erisipela, tiña), enfermedades del cuero cabelludo (psoriasis, lupus eritematós), efectos de las radiaciones (rayos X, radiaciones atómicas), acción de diversas substancias medicamentosas de aplicación local (sales de selenio) o no (sales de talio, anticoagulantes), traumas psíquicos (emociones repetidas o muy fuertes, esfuerzos intelectuales), tracción de los cabe llos (artificios de peluquería), rozamiento (posición boca arriba de los bebés), cicatrizaciones de una herida (quemaduras, traumas, pseudopelada de Brocq), etcétera. Aunque cualquiera de estas situaciones sea común, ninguna de ellas es tan corriente como la alopecia seborreica o calvicie, la cual afecta de modo continuado y progresivo al hombre; está motivada por causas de tipo hormonal, microbiano y genético preferentemente." Luz. Las cinco mujeres, frente al público, completamente calvas. MUJER 4.— Era aún muy joven cuando supe a ciencia cierta cuál iba a ser mi aspecto futuro. No me gustó. No se notaba, pero ya tenía síntomas de alopecia. Tenía el pelo lacio y escaso. Después de lavarme la cabeza miraba angustiado el desagüe de la bañera, que se atascaba fatalmente día tras día con montoncitos de pelos craneales, perdidos para siempre. Fue triste empezar a sufrir tan joven. Tenía que disimular aquella enfermedad humillante, porque alguna vez que me había atrevido a comentarla, me habían respondido con risas irónicas y sin muestra alguna de piedad. MUJER 1.— Qué mala es la gente. MUJER 4.- Me sentía diferente y ridículo. Incubaba dentro de mí una sensación como la que se tiene cuando aún no has aprendido a moverte entre mujeres y no tienes más remedio, para solucionarlo, que matarte a pajas. MUJER 1.- Sólo para poner un ejemplo.... MUJER 4.- Te matas a pajas..., MUJER 3.- y mientras tanto fardas de ligón MUJER 5.- y te lo pasas fatal, MUJER 4.- y empiezas a considerarte a ti mismo como un depravado, MUJER 2.- como un perro, MUJER 1.- como un cerdo. MUJER 4.- Así me sentía, sí. Seguía a escondidas todo tipo de tratamientos, desde el Petróleo Gal hasta el minoxidil...

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MUJER 2.- Y nada. MUJER 4.- Y me mataba a pajas... MUJER 5.- Y nada. MUJER 1.- No sé qué demonios tiene que ver esto con las pajas. MUJER 3.- Mucho. MUJER 4.- Claro. Me sentía inferior a los demás chicos, ¿no? Me daba la impresión de que todas las tías se meaban de risa cuando me miraban la cabeza, ¿vale? ¿Cómo queréis que aprendiera a moverme entre ellas, eh? Me mataba a pajas. MUJER 1.- Bueno, basta ya, ¿no? MUJER 4.- El miedo a la alopecia y el miedo a las chicas estaban íntimamente ligados. MUJER 1.- La gente es mala, pero siempre hay alguien que algún alguie te echa un cable. Tenía un primo cuatro años mayor que yo. MUJER 5.- Calvo. MUJER 2.- Aquello tenía que ser hereditario, vamos. MUJER 1.- Pero a él, en cambio, siempre se le veía seguro, tran quilo, feliz. Un día me armé de valor y le pregunté: MUJER 3.- ¿Cómo has superado el trauma? MUJER 5.- ¿Cómo te lo montas? MUJER 2.- Me guiñó el ojo. MUJER 5.- La alopecia, MUJER 1.- me explicó, MUJER 5.- es hormonal, microbiana y genética. MUJER 3.- No es un trauma. MUJER 2.- Sólo nos pasa a los hombres. MUJER 4.- Tiene que ver con la virilidad. MUJER 3.- Es un asunto de virilidad. MUJER 5.- ¡Es un signo de virilidad! MUJER 1.- En definitiva, mi incipiente calvicie estaba relacionada con el producto de mis queridos cojoncillos. MUJER 4.- De hecho, y no quiero hacerme pesado, era ése el motivo por el que me mataba a pajas, claro. MUJER 1.- Mi virilidad estallaba por abajo y me denunciaba por arriba. La alopecia y unos cojoncillos siempre rebosantes estaban íntimamente relacionados. Oh, aquel día... TODAS.- ¡Oh! MUJER 1.- Me reconcilié conmigo mismo, perdí la vergüenza y me enorgullecí de ser calvo. A partir de entonces, y durante muchos años, el problema se esfumó. La aprensión a la calvicie pasó a ser un entrañable y estúpido recuerdo de la adolescencia. MUJER 4.- Igual que las pajas.

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MUJER 1.- Sí, por fin aprendí a moverme entre las chicas. MUJER 2.- Perdón, la historia que quiero explicar empieza ahora. Pasaron muchos años. Conocí a muchas mujeres..., MUJER 1.- putillas, MUJER 4.- chochetes... MUJER 2.- Aprendí a dominar el sexo y los sentimientos. Ah, y la calvicie fue desarrollándose: primero, en forma de antigua coronilla eclesiástica; luego, como una vasta región descaradamente desertizada. Pero el proceso de la alopecia ya no me afectaba. MUJER 3.- Estaba curado. MUJER 2.- Entonces, se produjo la catástrofe. Yo ya era un señor más que maduro, de vuelta de todo. Y en las postrimerías de la vida, apareció ella. Una mujer de piernas largas, inacabables, y de pechos generosos. En realidad, no sé si era inteligente o... MUJER 5.- o estúpida. MUJER 2.- Piernas esculturales, cintura estrecha, unas buenas tetas... Pero en ella, lo importante no era nada de eso, lo importante en ella... MUJER 5.- la madre que la parió, MUJER 2.- eran sus cabellos. TODAS.- ¡Oh! MUJER 2.- Su cabellera larga, levemente ondulada, negra y bri llante como el charol... En cambio, su cara no era perfecta. Quiero decir, tenía una cara bonita, pero le faltaba o le sobraba no sé qué. MUJER 5.- Ahora bien, la cabellera... TODAS.- Uh-ah-uh! MUJER 3.- Hay que ver... MUJER 5.- Aquella cabellera que ella sabía agitar, revolucionar y calmar con un simple movimiento de cabeza... Aquello era... MUJER 4.- La rehostia... MUJER 5.- Sí, la rehostia gracias a la cabellera. MUJER 2.- Por lo tanto, tenía que ser mía. MUJER 5.- La perseguí noche y día. Hice locuras para que me aceptara. Y lo conseguí. Fue mía. MUJER 4.- Noches gloriosas... MUJER 5.- La abrazaba, MUJER 1.- hundía mi cara en sus cabellos, MUJER 3.- los olía, MUJER 2.- los alzaba, MUJER 4.- le besaba la nuca,

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MUJER 1.- los dejaba caer, MUJER 3.- me sumergía en ellos. MUJER 5.- Mientras me vaciaba en su coñete, eran aquellos cabe llos largos, suaves y espesos lo que estallaba en mi cerebro y magnificaba mis orgasmos. MUJER 2.- En resumen, aquella mujer era para mí... TODAS.- una cabellera y se acabó. MUJER 5.- Y entonces, una idea fija empezó a obsesionarme... MUJER 3.- Una noche de furia sexual, MUJER 2.- de sudor, MUJER 4.- de olores ácidos MUJER 1.- y de sábanas ardientes, MUJER 5.- una noche que considero el punto álgido de mi vida, MUJER 3.- mientras nos revolcábamos y nos magreábamos, MUJER 4.- hice que mis genitales se hundieran en la mata divina de sus cabellos ondulantes, MUJER 1.- que se quedaran envueltos por ellos, MUJER 2.- enrollados en ellos, MUJER 5.- atados por ellos. MUJER 3.- Estuve a punto de adquirir la sabiduría definitiva que dicen que se esconde tras el placer sexual. MUJER 4.- Vamos, para entendernos, me corrí como un salvaje y tuve el orgasmo más bestial de mi vida. MUJER 3.- Me desparramé, MUJER 2.- abundantemente, MUJER 3.- sobre la cabellera. Vi mi semen deslizándose triunfalmente. Ella, MUJER 4.- no la cabellera sino la mujer que había debajo, MUJER 3.- no se lo tomó mal, pero al final me dijo... MUJER 5-- que había sitios mucho mejores donde meter el esperma de un hombre. MUJER 3.- Le respondí MUJER 1.- que tenía que sentirse satisfecha, MUJER 4.- que a ver dónde iba a encontrar un champú de más categoría. MUJER 3.- A partir de entonces MUJER 4.- (yo ya había probado lo mejor y los sucedáneos saben a poco) MUJER 3.- cada vez que volvíamos a follar, procuraba, MUJER 5.- como aquel que no quiere la cosa, MUJER 3.- escalar hasta la cima, mientras ella, MUJER 1.- egoísta insensible, MUJER 3.- me arrastraba hacia abajo. MUJER 4.- Pero ahora los labios húmedos de su chochete me dejaban indiferente.

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MUJER 5.- Entonces, así que podía..., MUJER 4.- mi carajo y yo nos alzábamos hasta el bosque lleno de sorpresas que coronaba la cabeza de mi amante. MUJER 3.- Pude alcanzar el éxtasis deseado unas cuantas veces más, MUJER 2.- pero ella, MUJER 4.- quiero decir, la mujer y no la cabellera, MUJER 1.- que la cabellera siempre me fue fiel, MUJER 3.- empezó a mostrarse irritada y beligerante: MUJER 5.- "Insatisfecha", MUJER 4.- decía la insensata. MUJER 2.- Nuestra relación dejó de ser un idilio, MUJER 4.- y se convirtió en un fracaso el día que para calmarla y retenerla, quise embestirla al modo tradicional... MUJER 2.- y no lo conseguí. MUJER 5.- La pilila no se me levantó. MUJER 4.- La pilila añoraba otros parajes. MUJER 1.- No me había pasado nunca antes, lo juro. MUJER 2.- Ella me miró fijamente, MUJER 4.- me acarició el cogote y me dijo, con una asociación de ideas que no venía demasiado a cuento..., MUJER 5.- "Pronto te quedarás sin un solo pelo." MUJER 1.- Palabras fatales. MUJER 4.- Acababa de sembrar de nuevo la duda. MUJER 3.- ¿Qué era mi alopecia? MUJER 4.- ¿Un signo de virilidad MUJER 1.- o un signo de decadencia? MUJER 4.- No, no, mi calva era perfectamente masculina. MUJER 5.- La culpa era de aquella hembra egoísta y lasciva MUJER 1.- que no dejaba que me realizara en el lugar donde tenía que hacerlo MUJER 2.- Quería confundirme, MUJER 4.- la mala puta... MUJER 3.- ¡No lo conseguiría! MUJER 5.- ¿Dejarla? MUJER 2.- ¿Abandonarla? MUJER 3.- Imposible. MUJER 1.- Aquella última etapa fue humillante, llena de fracasos y de malentendidos, de llantos y de luchas... MUJER 5.- Yo quería una cosa,

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MUJER 4.- ella quería otra. MUJER 1.- Fue una etapa lamentable y no querría extenderme. MUJER 5.- Un día, sin querer, me encontré delante del espejo, completamente desnudo y con un rictus amargo en la boca. Mi cabeza lucía la última fase de una alopecia total. MUJER 2.- Tres cabellos, MUJER 3.- aislados, MUJER 2.- se Mantenían aún en su sitio. MUJER

5.-

Levanté

una

mano

para

acariciármelos

piadosamente

y

dos

se

desprendieron... MUJER 4.- y se cayeron. MUJER 5 . - C o n el corazón en un puño, miré las diferentes zonas de mi cuerpo fláccido, blando, deprimente... MUJER 4 . - Abajo estaba la polla. MUJER 5 . - Polla, una palabra que suena a "huid todos corriendo MUJER 3 . - No, hay que llamarle pene. MUJER 2 . - Es más científico. MUJER 5 . - Más ajustado a la realidad, porque tal como lo tenía, daba una "pene" enorme. MUJER L - Me sentí desesperado, celoso, vencido, perdido para siempre. MUJER 3 . - Y fue entonces cuando tuve una iluminación y maquiné mi venganza, mi liberación. MUJER 5 . - Una noche, MUJER 4 . - la última noche, MUJER 5._me acerqué a mi amante con artimañas cariñosas y le propuse un brindis. En el champán yo había diluido unas gotas que le procurarían un sueño largo y profundo. Sí, al cabo de unos segundos, ella dejó caer la copa y se desplomó al suelo MUJER 2 . - La contemplé a gusto. MUJER 4 . - Su magnífico cuerpo, MUJER 3 . - su cara bonita, MUJER 5 . - c o n aquel no sé qué que le impedía ser perfecta... MUJER 1 . - y con su cabellera de charol acariciando el suelo. MUJER 4.- Primero me hice una paja encima, MUJER 2 . - último homenaje del sexo, MUJER 4 . - una paja que no estuvo nada mal, MUJER 5 . - y después, asombrado por mi propio atrevimiento, cogí... MUJER 3 . - unas tijeras... MUJER 1.- y empecé... TODAS.- a cortar.

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MUJER 5.- Mechón tras mechón, iba aniquilando lo que más amaba en este mundo: MUJER 2.- aquella cabellera. MUJER 3.- Las tijeras no paraban, que viene el ogro". MUJER 4.- y yo quizá lloraba. MUJER 1.- No estoy muy seguro, pero valga como metáfora. MUJER 5.- Iba cortando y cortando, destruyendo el oscuro objeto de mi deseo, MUJER 3.- toda ella MUJER 4.- y todo yo, MUJER 2.- y todo el suelo MUJER 1.- llenos de pelos. MUJER 5.- Miré su cabeza: era un amasijo de mechones cortos y de trasquilones. MUJER 1.- No me satisfacía. MUJER 4.- Mi venganza pedía más TODAS.- "Alopecia” MUJER 5.- Mi boca escupía la palabra alopecia una y otra vez, como si no supiera decir nada más. TODAS.- "Ahora sí te darán alopecia." MUJER 5.- Me sentía como el portavoz de una raza heroica, humillada y por fin vengadora. MUJER 4.- Cogí mi toalla y los utensilios de afeitar. MUJER 3.- Le alcé la cabeza y le puse la toalla debajo. MUJER 1.- Hice espuma con la brocha y la pasé por el cráneo de mi amante. MUJER 2.- Fue un trabajo meticuloso, MUJER 5.- no quería causarle ni un rasguño, MUJER 4.- no quería herirla, MUJER 1.- la quería calva, MUJER 5.- alopécica total, MUJER 4.- sin un solo puto pelo. MUJER 3 y MUJER 2.- ¡Venganza! MUJER 4.- Pero una revelación inesperada se preparaba para saltarme encima, cogiéndome totalmente desprevenido. MUJER 2.- Había acabado, MUJER 1.- le había envuelto la cabeza con una toalla para lim piarle los últimos restos de jabón. MUJER 3.- Entonces, MUJER 5.- de un tirón, MUJER 2.- vencedor, MUJER 1.- ansioso por celebrar la victoria

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MUJER 4.- (verla reducida a mi misma condición, para que supie ra lo que es bueno), MUJER 5.- aparté la toalla. MUJER 1.- De repente descubrí, MUJER 3.- aterrorizado, MUJER 1.- que aquel no sé qué, aquello inexplicable que impedía que su rostro fuera definitivamente bello, por fin... TODAS.- ¡...había desaparecido! MUJER 1.- ¡¡Dios mío, ahora tenía ante mí a una mujer perfecta!! MUJER 5.- ¡El óvalo de su cráneo conjugaba armonioso con las cejas, MUJER 2.- con los ojos, MUJER 4.- con las aletas de la nariz, MUJER 3.- con la boca levemente abierta! MUJER 5.- Ahora que era calva, su belleza acababa de conseguir la plenitud. MUJER 4.- Ahora sí me atraía aquella mala puta calva. MUJER 1.- Me atraía con locura, toda ella, toda calva, más que nunca. MUJER 5.- Sollocé desesperadamente. MUJER 3.- ¡Estaba perdido, MUJER 2.- perdido para siempre! MUJER 4.- La desnudé, arrancándole la ropa salvajemente. MUJER 1.- La toqué, MUJER 2.- necesitaba tocarla, MUJER 5.- le palpé febrilmente cada rincón del cuerpo, MUJER 3.- la besé MUJER 4.- y lloré, MUJER 1.- esta vez... sin metáfora. MUJER 5.- Después me quedé inmóvil, buscando una salida a mi desesperación. MUJER 2.- La encontré fácilmente. MUJER 3.- Tomé, pues, la última y definitiva decisión... MUJER 4.- La estrangulé. MUJER 1.- La estrangulé. MUJER 5.- Mi último cabello, durante las últimas sacudidas de la lucha MUJER 4.- (la muy marrana se despertó y se resistió un poquito), MUJER 5.- se me desprendió del cráneo y cayó, justo al final, cuando el cuerpo de ella encontró el reposo definitivo. MUJER 3.- Mi último cabello cayó, MUJER 2.- planeó por el aire y al final se depositó, MUJER 1.- suavemente, MUJER 4.- en medio de dos pechos poderosos. MUJER 5.- La alopecia había culminado su labor en el momento oportuno, MUJER 4.- cuando yo culminaba la mía. MUJER 5.- Entonces, por fin, sí.

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MUJER 1.- Entonces, por fin, señoras y señores, quedé descan sado. MUJER 5.— Para siempre. MUJER 3.— Quedé descansado, MUJER 2.— quedé descansado, MUJER 4.— quedé completamente descansado.

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RAMON de Sergi Belbel Cuatro mujeres en los cuatro ángulos de un cuadrilátero invisible, en la penumbra. En el centro, sentado en una silla con un periódico en las manos, Ramón —Mujer 5—, hombre maduro. MUJER 1.- Hola. MUJER 2 1 Hola. MUJER 3.— Hola. MUJER 4.— Hola, Ramón. RAMÓN.- Hola. MUJER 1.— ¿Qué haces? RAMÓN.- Nada. MUJER 2.— ¿Qué miras? RAMÓN.- Nada. MUJER 3.— ¿Qué piensas? RAMÓN.- Nada. MUJER 4.— ¿Cómo te encuentras? RAMÓN.- Nada. Digo, bien. MUJER 4.— Ah. RAMÓN.- ¿Eh? TODAS.- Nada, nada. RAMÓN.- Ah. MUJER 1.— Hace días que pienso... MUJER 2,— Mejor dicho, semanas... MUJER 3.— Meses... MUJER 4.— Años..., hace años que pienso que... RAMÓN.— ¿Que piensas, qué? TODAS.— Nada, nada. RAMÓN.— Ah. MUJER 2.— Ramón. RAMÓN.— ¿Sí? MUJER 1 y MUJER 2.— Ramón. RAMÓN.— ¿Qué? MUJER 1, MUJER 2 y MUJER 3.— Ramón. RAMÓN.— ¿Qué quieres? TODAS.— ¡Ramón! RAMÓN.— Pero, ¿qué te pasa, qué quieres? MUJER 1.— Que me mires, Ramón.

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MUJER 2.— Que me mires a la cara, Ramón. MUJER 3.— Que me mires a la cara y me escuches, Ramón. MUJER 4.— Que me mires a la cara y me escuches con atención, Ramón. RAMÓN— ¡Pero, bueno!, ¿de qué vas? ¿Te encuentras bien? TODAS.— ¡Ramón! RAMÓN— Oh. Cálmate, cariño, cálmate. Te encuentro un pelín inquieta, un pelín nerviosa, un pelín tensa, un pelín histérica, ¿verdad que sí? Venga, querida, cálmate, cállate y tómate alguna infusión de tila o de manzanilla, ¿eh, cariño? MUJER 2.— No te me pongas irónico porque me repatea que te me pongas irónico. MUJER 4.— Y no me digas querida porque me repatea que me digas querida. MUJER 1.— Y no me da la gana de calmarme y callarme porque me repatea tener que calmarme y que callarme. MUJER 3.— Y no me hables con retintín porque me repatea el retintín. RAMÓN.— ¿Retintín, retintín, yo? Pero, ¿qué dices? ¿Qué te inventas? Mira, si quieres que te sea sincero, te lo diré: no te encuentro normal. De verdad, perdona que te lo diga. ¿A qué viene todo esto? A ti se te han cruzado los cables, ¿eh? Pero, ¿por qué hoy, precisamente?, ¿por qué ahora, si puede saberse? ¿Es una crisis, cariño? Tranquila, mujer, tranquila, ya pasará. Hala, nena, cál mate, mírame a mí: estoy bien aquí, soy feliz contigo después de todos estos años a tu lado, a tu vera, a la verita tuya, con nuestro hogar, nuestra armonía, nuestra paz, nuestra madurez, esplendoroso otoño de la vida... MUJER 3.— ¡Anda ya, cállate ya, Ramón! MUJER 2.— ¡Venga, no te enrolles y cállate ya! MUJER 1.— ¡Cállate ya y no te vayas por la tangente! MUJER 4.— ¡Muérdete la lengua, trágatela y cállate ya! RAMÓN.— Pero... TODAS.— ¡Que te calles! RAMÓN.— Sí, decididamente es una crisis. Bueno, no te lo tomes a pecho, cariño, dicen que pasa a menudo a una cierta edad. TODAS.— Oh. RAMÓN.— No, no, te lo digo en serio, ¿eh? No es broma. ¿Has probado ir al médico? TODAS.— ¡Ramón! MUJER 3.— ¡Te burlas de mí! MUJER 2.— ¡Me insultas! MUJER 1.— ¡Me desprecias! MUJER 4.— ¡Me haces daño! RAMÓN.— ¿Daño? Pero, ¿cómo te atreves a decir semejantes sandeces? Es que no sé a qué viene todo este rollo, de verdad, después de todo lo que hemos vivido

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juntos, después de tantos momentos de tranquilidad contigo, de reposo contigo, de armonía contigo, de ternura contigo, de, de, de fidelidad contigo... MUJER 1.— ¿Fidelidad? MUJER 2.- ¿Fidelidad? MUJER 3.- ¿Fidelidad? MUJER 4.- ¿Fidelidad, Ramón? RAMÓN.- Por supuesto, querida~amor-mío-niña-mía-chatita-Cariñín-muñeca-nenitapreciosa-bonita... ¿Estás... nerviosilla, celosilla? TODAS.- No. RAMÓN.- No lo dices muy convencida, que digamos. TODAS.- ¿Ah, no? RAMÓN.- No. MUJER 1.- Pues no estoy celosilla MUJER 2.- ni nerviosilla, MUJER 3.- sencillamente MUJER 4.- estoy harta, Ramón. MUJER 1.- Hasta las narices. MUJER 2.- Hasta aquí arriba. MUJER 3.- Hasta donde tú sabes. MUJER 4.- Hasta el moño, Ramón. RAMÓN.- A ver, a ver, a ver, a ver... Escucha, escúchame bien. Tú..., tú eres mía y yo soy tuyo, tú para mí, yo para ti desde siempre, para siempre, por siempre. MUJER 4.- Oh, qué poético... MUJER 1.- Muy fino, sí señor... MUJER 2.- Qué sutilidad... MUJER 3.- Y qué tacto... MUJER 4.- Pero ¿tú te la crees esa gilipollez, Ramón? MUJER 1.- ¿De dónde has sacado esa frase? M U J E R 2 . - ¿ D e q u é l i b ro ? MUJER 3.- ¡Va, no seas ridículo! RAMÓN.- Ah, ¿dudas de mí? TODAS.- Sí. RAMÓN.- Oh. ¿Cómo puedo demostrarte que soy sincero, que eres la única mujer que he amado en toda mi vida y que todas las otras que he conocido no han sido más que... un puñado de polvo que se llevó el viento y que afortunadamente nunca más regresará...? MUJER 4.- ¡Otra vez con las palabritas!

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MUJER 1.- ¡Pedante! MUJER 2.- ¡Farsante! MUJER 3.- ¡Insensible! MUJER 4.- ¡Mentiroso! RAMÓN.- ¿Mentiroso? Ay, no sé qué quieres. A ver, ¿qué quieres?, ¿qué tengo que hacer? MUJER 2.- ¿Qué quieres decir? RAMÓN.- ¿Qué puedo hacer? MUJER 1.- ¿Para qué? RAMÓN.- Para convencerte. MUJER 4.- ¿De qué? RAM Ó N .- ¿C óm o q u e d e q u é ? MUJER 3.- ¿Cómo-que-de-qué, qué? RAM ÓN.- Pe ro, ¿qué qui eres? MUJER 2.- ¡Cómo que qué quiero! RAMÓN.- Que qué quieres de mí. MUJER 1.- Ah, ¿no lo sabes? RAMÓN.- Pero ¿qué tengo que saber? MUJER 4.- ¿Cómo que qué? RAMÓN.- Que qué, ¿qué? MUJER 2.- ¿Que que qué, qué? TODAS.- ¡Ramón! RAMÓN.- Estoy cansado, no puedo más... ¿No será una broma? ¿Es una broma? Es que no sé qué quieres. MUJER 1.- Malo. MUJER 2.- Malo. MUJER 3.- Malo. MUJER 4.- Malo. ¿No sabes qué quiero? RAMÓN.- No, TODAS.- Pues malo, Ramón. RAMÓN.- Pero, ¿por qué? MUJER 1.- Dime que me quieres a mí sola. RAMÓN.- Te quiero a ti sola. MUJER 1.- Lo siento, no me has convencido. MUJER 4.- Vuélvelo a decir. RAMÓN.- Te quiero a ti sola. MUJER 4.- Suena falso, Ramón, suena falso. MUJER 3.- Otra vez.

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RAMÓN.- A ti sola, a ti sola... MUJER 3.- Que no, Ramón, que no. RAMÓN.- Que no, ¿qué? MUJER 3.- Que no me lo creo. RAMÓN.- ¿No? MUJER 2.- No, Ramón, no. MUJER 1 y MUJER 2.- ¡No, MUJER 1, MUJER 2 y MUJER 3.- no TODAS.- y no! RAMÓN.- ¿Y tú? ¿Me quieres a mí, sólo a mí? ¿Me quieres? MUJER 2.- ¡No se trata de hablar de mí, ahora, Ramón, no te vayas por las ramas, Ramón, los hombres os vais siempre por las ramas cuando os interesa, conmigo no te valen esos trucos, Ramón, yo ya soy mayorcita, Ramón, a mí no me engañas, Ramón, ya no soy una niña, Ramón! RAMÓN.- ¿Pero me quieres o no? MUJER 3.- ¿Quieres callarte ya? ¿A qué viene esa pregunta absurda? Si soy yo quien duda de ti, ¿cómo eres capaz de hacerme tú a mí esta pregunta? No te hagas el tonto, Ramón, que hace ya bastantes años que nos conocemos, Ramón. RAMÓN.- Tú no me quieres. MUJER 1.- Mira, Ramón, no me saques de quicio que te arreo un mamporro y te estampo los sesos contra la pared, ¿eh? RAMÓN.- Si me quisieras... MUJER 4.- Pero, ¿quién habla ahora de querer y querer? Estamos hablando de cosas más profundas, Ramón, y hazme el favor de dejar de poner esa cara de cordero degollado, Ramón. RAMÓN.- Pero..., ¿de qué estamos hablando, entonces? TODAS.- ¡Ramón! RAMÓN.- No puedo más..., no tengo edad para estos trotes..., no tenemos edad..., ya te lo he dicho todo y no te engaño... ¿Cómo es que dudas de mí...? Sin ti yo no soy nada..., ¿qué más puedo decirte? MUJER 4.- ¿Decirme? MUJER 1.- ¿Decirme? MUJER 3.- Es que no tienes que decirme nada, MUJER 2.- no hace falta que me digas nada, MUJER 1.- lo que quiero MUJER 4.- no es que me digas algo, MUJER 3.- lo que quiero MUJER 1.- es que hagas, Ramón,

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MUJER 4.- que hagas, MU JE R 3.- que h ag as al go, MUJER 2.- que me lo demuestres, MUJER 4.- que me demuestres que los años no han pasado en balde, MUJER 2.- que algo te importo todavía, MUJER 1.- que mi cuerpo, MUJER 3.- que mis pechos, MUJER 2.- mi cintura, MUJER 4.- mis caderas, MUJER 1.- que mis muslos, MUJER 3.- que mi vientre, MUJER 4.- son algo para ti todavía; MUJER 1.- lo que quiero MUJER 3.- es MUJER 4.- sentirme TODAS.- querida, poseída; MUJER 1.- ¿sabes lo que significa eso, TODAS.- Ramón?, MUJER 2.- ¡po MUJER 1.- se MUJER 3.- í MUJER 4.- da!, MUJER 1.- de espíritu, Ramón, de espíritu, MUJER 2.- pero también, y sobre todo TODAS.- ¡de cuerpo entero! MUJER 1 -las horas MUJER 4.- pasan MUJER 2.- los días MUJER 4.- pasan MUJER 3.- las semanas MUJER 4.- pasan MUJER 1.- los meses MUJER 4.- pasan MUJER 2.- ¡y nada! MUJER 1 y MUJER 2.- ¡nada, MUJER 1, MUJER 2 y MUJER 3.- nada, TODAS.- y nada, Ramón! MUJER 1 - mi cuerpo, MUJER 3 .- mis pechos,

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MUJER 2.- mi cintura, M U JE R 4.- mi s cad e ras, MUJER 1.- Mis muslos MUJER 3.- y mi vientre... MUJER 2.- se marchitan, MU JE R 1.- se con su me n, MUJER 3.- y se enmustian MUJER 4.- y se pudren, TODAS.- ¡y se pudren, Ramón! MUJER 4.- y me siento vieja, MUJER 2.- fea, MUJER 1.- sucia, MUJER 3.- indeseable, MUJER 2.- y aunque te quiero, te odio, MUJER 1 y MUJER 2.- te odio, MUJER 1, MUJER 2 y MUJER 3.- te odio, T O DA S .- ¡ t e o d i o , Ra m ó n ! MUJER 4.- porque no me miras, M U JE R 1.- n o me tocas, MUJER 2.- no me abrazas, MUJER 3.- por lo tanto no me quieres, MUJER 4.- y lo que yo necesito MUJER 1.- es MUJER 2.- un hombre MUJER 4.- que me quiera, MUJER 3.- me desee, MUJER 1.- me sacuda, MUJER 2.- que me excite, MUJER 4.- me posea, MUJER 1.- me transporte, MUJER 4.- me humedezca, MUJER 3.- me destroce, TODAS.- ¡que me destroce, Ramón!, MUJER 2.- a mí, MUJER 1 y MUJER 2.- a mí, MUJER 1, MUJER 2 Y MUJER 3.- a mí, TODAS.- ¡a mí y sólo a mí, Ramón!, MUJER 1.- y dudo, MUJER 2.- dudo mucho,

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MUJER 3.- mucho dudo, MUJER 4.- y dudo demasiado, MUJER 1.- que yo sea para ti T O DA S . - l a ú n i ca mu j e r , M U J E R 1 . - p o rq u e t ú , MUJER 4.- Ramón, MUJER 2.- hace mucho MUJER 3.- que no me deseas, MUJER 1.- ni me sacudes, MUJER 2.- ni me excitas, MUJER 4.- ni me posees, MUJER 1.- ni me transportas MUJER 4.- ni me humedeces, MUJER 3.- ni me destrozas, TODAS.- ¡ya no me destrozas, Ramón! Pausa. MUJER 4 . - Por eso, TODAS.- Ramón, MUJER 1 . - aunque hayas sido, MUJER 3.- seas, MUJER 2.- eres MUJER 1.- y serás MUJER 4.- el hombre de mi vida, MUJER 3.- hoy TODAS.- he decidido, MUJER 1.- ya que no has sabido demostrar MUJER 2.- que de verdad MUJER 3.- me quieres, MUJER 1.- ya que no has sabido demostrar MUJER 2.- que de verdad MUJER 3.- yo soy la única, MUJER 4.- he decidido TODAS.- ¡ABANDONARTE! MUJER 4.- Así que... MUJER 1.- adiós, MUJER 3.- adiós, MUJER 2.- adiós, MUJER 4.- adiós, Ramón. Silencio. RAMÓN.- Me mataré.

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MUJER 1.- ¿Lo harías por mí?, MUJER 3.- ¿para demostrarme MUJER 2.- que me quieres MUJER 4.- sólo a mí? RAMÓN.- Sí. TODAS.- Entonces, hazlo, Ramón. Oscuro. CONTACTOS Mientras las cinco mujeres se despiden de los espectadores, una tras otra, desde el escenario, se oyen sus voces grabadas —mensajes de contacto— y distorsionadas. Parecen voces masculinas MUJER 5.— Hombre sensible y muy esclavo busca mujer déspota, cruel y sanguinaria. Sumisas, abstenerse. MUJER 4.— Hombre vicioso busca mujer sumisa para saciar su irrefrenable inclinación al mal. Virtuosas, abstenerse. MUJER 3.— Hombre libre busca a una mujer que le enamore ya de una maldita vez. Ah, feas, abstenerse. MUJER 2.— Hombre refinadísimo busca mujer ni fea ni lista que le haga feliz las veinticuatro horas del día. Sabias, abstenerse. MUJER 1.- Hombre viril, listo, sabio, irresistible, busca a todas las mujeres del mundo para poseerlas una sola vez. Ah, que ninguna se abstenga.

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