Historias de Inmigrantes en El Teatro Argentino

Néstor Demaestri Noviembre 2011 HISTORIAS DE INMIGRANTES EN EL TEATRO ARGENTINO: COMPARATIVA DE PUESTA EN ESCENA DE LO

Views 56 Downloads 0 File size 270KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Néstor Demaestri

Noviembre 2011

HISTORIAS DE INMIGRANTES EN EL TEATRO ARGENTINO: COMPARATIVA DE PUESTA EN ESCENA DE LOS “KAPLAN” Y “AQUELLOS GAUCHOS JUDIOS

INTRODUCCION:

La inmigración tiene un lugar predominante en las representaciones del imaginario colectivo argentino. El impacto del proceso inmigratorio se dejó sentir en los ámbitos de la poesía, el ensayo y la narrativa, pero fue el teatro quizá el ámbito en el que ha encontrado mayor espacio y donde su influjo resultó decisivo y fundacional. Luis Ordaz (op.cit.233) afirma que son documentos escénicos “Don Quijote en Buenos Aires” (1885), de Eduardo Sojo; “La fiesta de don Marcos” (1890), de Nemesio Trejo y “El año 92” (1892), de Ezequiel Soria, entre otros. A inicios del siglo XX, la primera expresión teatral que se ocupa del tema, brindando informaciones precisas del clima y el acento de la época, fue el sainete. Autores como Carlos Mauricio Pacheco, Alberto Vacarezza, Roberto Lino Cayol, Alberto Novión , reflejarán la condición de las masas de recién llegados de principios de siglo veinte, pero será Armando Discépolo su principal exponente. Discépolo se encargará de subrayar la situación mísera, no sólo económica sino moral, en que se encontraban los inmigrantes. En 1

obras como Mateo, Babilonia (una hora entre criados), El organito, Mustafá, Stefano, etc. exploró el fenómeno profundamente, dando a su vez una valoración ideológico social de la realidad del amontonamiento y la confusión sintetizada en el concepto del cambalache. Las criaturas teatrales aparecían encubiertas detrás de caricaturas o “máscaras” que especificaban su procedencia, denominándoselos según la jerga local como: tanos (italianos), gallegos (españoles), rusos (judíos, polacos, rusos) y turcos (armenios, árabes de Medio Oriente). En el período posterior a 1950, el teatro se ha seguido ocupando del tema: 

German Rozenmacher con “Réquiem para un viernes a la noche” (1964)



Roberto Cossa primero con “Gris de ausencia” (1981), luego junto a Mauricio Kartun con “Lejos de aquí” (1993) y junto a Ricardo Halac con “Aquellos gauchos judíos” (1995) y por último con “Definitivamente adiós” (2003).



Patricio Esteve con “For export” (1981)



Grupo Catalinas Sur con “Venimos de muy lejos” (1989) y “El Fulgor Argentino” (1998)



Patricia Zangaro con “Pascua Rea” (1991).



Eduardo Rovner con “Volvió una noche” (1993)



Jorge Accame con “Venecia” (1998)



Luciano Suardi y Alejandro Tantanian con “Temperley” (2002)



Teresa Istillarte y Rafael Bruzza con “De 1919” (2002)



Ricardo Halac con “Lejana tierra prometida” (2003)



Alex Benn con “ L’America di Severino” (2004)



Andrés Bazzalo con “ La sierva” (2005)



Andrea Bauab con “ Desde la cuna” (2004) y “ Nunca es demasiado tarde” (2005)



Damián Dreizik e Inés Saavedra con “Los hijos de los hijos” (2005)



Ricardo Bartís con “De mal en peor” (2005)



Manuel Lotersztein con “Las nieves del tiempo” (2006)



Germán Cáceres con “Agua, piedras y escobazos” (2006)



Mauricio Kartun con “La Madonnita” (2009) 2

Una particularidad es la ausencia de obras referidas a las últimas oleadas migratorias, tales como las de bolivianos, peruanos, chinos o coreanos, lo que parecería mostrar la preferencia por modelos culturales europeos y el rechazo consciente o inconsciente de otras culturas. Sólo la labor de José María Muscari se ha encargado del tema con sus obras: 

“Grasa” (2003)



“Shangay” (2004).

OBJETIVO:

Dentro de este contexto de historias referidas a inmigrantes, el objetivo del presente trabajo es hacer un análisis de la puesta en escena de “Los Kaplan” de Eva Halac, actualmente en cartel y compararla con “Aquellos Gauchos Judíos” de Roberto Cossa y Ricardo Halac de 1995 como provenientes de una misma fuente literaria: “Los Gauchos Judíos” de Guerchunoff .

“LOS KAPLAN” FICHA TECNICA

David Kaplan

Jorge D’Elia

Edith

Tina Serrano

Sergio Kaplan

Chino Darín

Lázaro Kaplan

Claudio Rissi

Miriam

Cristina Fridman

Rabino Mendel y Comisario

Alejandro Hodara

Laura

Adriana Asturzzi

Mitia

Leandro Cóccaro

Música

Cesar Lerner

Diseño de iluminación

Miguel Solowej

Escenografía y vestuario

Micaela Sleigh 3

Dirección

Eva Halac

Teatro del Globo 30 de octubre de 2011

SINTESIS ARGUMENTAL: Narra una historia de inmigrantes judíos tomando como eje la figura de David, que llegó con sólo 12 años a la Argentina, más precisamente a Colonia Moisés Ville, fundada en 1909 en Santa Fe, con su familia, huyendo de los pogroms en Rusia y gracias al proyecto del Barón Hirsch. Lázaro, el padre de David, no tuvo otro sueño que lograr una organización que reuniera a todos los inmigrantes y devenir en verdaderos gauchos judíos, metáfora del fenómeno lingüístico y cultural ocurrido en la Argentina durante el siglo XX, pero David no se conformó con labrar la tierra y aspirando llegar a ser un verdadero porteño de traje blanco, pese al rechazo paterno, se instaló en Buenos Aires en el barrio de Once donde se desempeñó como comerciante mayorista. La obra nos lo muestra en 1950, ya viudo, con edad para retirarse, pretendiendo dejar su negocio al nieto Sergio, quien le manifiesta el propósito de partir en apoyo del Estado de Israel (siguiendo los pasos de su padre médico) y abandonar a su novia, lo que remueve en David hechos del pasado disparando el lema central de la obra al aconsejarle a su nieto “Quédate siempre donde puedas amar a alguien y donde haya alguien que pueda amarte”. El nieto, no queriendo dejar sólo a su abuelo, lo conecta con la prima Edith que fuera el gran amor dejado en Moises Ville 50 años atrás, cerrando así el círculo y saldando cuentas pendientes con los afectos.

PUESTA EN ESCENA: Se trata de una puesta en escena muy creativa que recrea una atmósfera cargada de ambigüedad en la alternancia de realidad y evocación. Por un lado logra diferenciar y ubicar a los personajes en sus respectivos mundos reales, con sus características particulares y por otro lado le otorga una gran importancia a la construcción de un espacio interior, receptáculo de fantasmas y proyecciones del sueño despierto de sus protagonistas, que dan el marco propicio para una recepción más sintética y dinámica del texto, permitiendo un juego escénico donde los diferentes tiempos y espacios imbricados 4

dialogan penetrando uno en el otro. Esto a su vez obliga al espectador a realizar una operación de selección y focalización constante, optando por fijar la atención en uno u otro de los momentos y tiempos diferentes. El planteo escénico para reflejar el pasado y el presente simultáneamente se resuelve en forma efectiva al plantear un personaje que por ejemplo puede jugar a las cartas con los muertos o por los recuerdos de momentos muy puntuales que se reproducen en la escena. ESCENOGRAFÍA: Desde el primer momento, a telón abierto, antes de comenzar la función, trabamos contacto con un espacio escénico cargado de objetos que estimulan fuertemente nuestra atención. Se aprecia también claramente la segmentación de tal espacio escénico en dos ámbitos diferentes, que supuestamente se convertirán en dos espacios lúdicos al comenzar la obra. Si bien no hay economía en el uso de objetos escenográficos, lo que la convierte en realista, igualmente se hace evidente que tal incorporación de objetos trasciende la intención de copiar o reproducir miméticamente la realidad, ya que muchos de ellos, suspendidos en el espacio, pueden leerse como recuerdos perdidos en el espacio-tiempo de los afectos, unos detrás de otros como en capas y cargados de fuerza propia (cuna, maniquíes, objetos en desuso, herramientas para trabajos del campo, uniforme de soldado, etc.) que luego bajarán a tierra representando un museo de los colonos judíos. Tal abundancia de detalles elocuentes ayudan a construir una identidad, aquella de los gauchos judíos (si bien en el primer contacto se la lee como redundancia escenográfica generando cierta confusión). La escenografía se erige así en mensaje esencial para la comprensión del mundo del que habla la obra, a su vez que de la materialidad del lugar representado. Es también de importancia la presencia de practicables, objetos que a lo largo de las escenas van cumpliendo diferentes funciones. ILUMINACION: Toda la obra trasunta en ambientes ampliamente iluminados con focos laterales y frontales contrapuestos, pero de luz blanca que no permiten ningún subrayado especial, ni producción de sombras, y en tal sentido la función que cumple parece neutra, pero tal indefinición se altera con la presencia de una luz proyectada por detrás de un panel que 5

atraviesa horizontalmente todo el foro. Tal iluminación va cambiando y tiñendo el escenario con diversos tintes que confieren diferentes atmósferas y ayudan tanto a la construcción emocional de la escena, como a una comprensión racional del acontecimiento representado, señalando de qué forma tiene que ser percibido. El cambio de color (verde, azul o rojo) marca tiempos diferentes, indicando, sin mediación de la palabra, el paso del plano del tiempo real del presente al plano del tiempo interno en la conciencia, recuerdo o fantasía de los protagonistas en su infructuoso intento por rescatar esa imagen estática del pasado imposible de recuperar.

MUSICA: La música de Cesar Lerner es incidental, de procedencia no visible y con un objetivo claro desde el comienzo de la función y es el de aportar un clima melancólico y conmovedor a la totalidad de la obra. Acompaña toda la misma, marcando momentos, tiempos, lugares, ayudando a la comprensión del texto. Sólo existe un momento en que cobra un sentido mayor dentro del universo dramático reforzando el sentimiento y expectativas del protagonista principal, cuando este canta un tango como forma de manifestar su identificación con la cultura en la que está inmerso y distante de aquella de sus orígenes étnicos.

VESTUARIO: El vestuario no aporta demasiado, cumple su rol de caracterizar a una familia judía, diferenciar lo rural y lo urbano y distinguir a los personajes en función de su acercamiento o alejamiento del hábito judío.

ACTUACION: La dirección, concreta con precisión el ritmo de las acciones y es muy eficiente en el trabajo de los actores, donde se destacan Jorge D'Elía, conmovedor en el papel del abuelo; Tina Serrano, entrañable en la composición de la novia eterna y Claudio Rissi exponiendo

6

con convicción la tradición judía, mientras que el resto del elenco se suma correctamente a la propuesta.

EJES COMPARATIVOS: SIMILITUDES: Inicialmente podemos encuadrar ambas puestas como de “escena tradicional no ortodoxa” ya que el texto de Guerchunoff en “Aquellos gauchos judíos” y ésta para “Los Kaplan” no es el componente principal, sino que hay una apropiación para darle un sentido estético diferente. Es evidente que los directores han recurrido a sus respectivas fuentes para que, sin hacerle perder el sentido al texto original, utilizarlo para sus propios fines artísticos. Ambas puestas en escena privilegian la comunicación de un sentido que debe ser percibido por el espectador. En cuanto a la organización de todos los signos escénicos por parte del director en ambas podemos hablar de un tipo de armonización como conjunto integrado en su deseo de mostrar realmente la verdad profunda de los personajes a través de la visibilidad del subtexto. En lo que hace al estilo de actuación ambas se caracterizan por una actuación semántica construyendo el trabajo actoral desde el sentir; a partir del “subtexto” en el decir de Stanislavski o de la “subpartitura preparatoria” como lo denominan Eugenio Barba y Patrice

Pavis, haciéndose evidente la tendencia realista que mantiene la ilusión de realidad. Ambas fueron estrenadas en teatros representativos del quehacer teatral (Cervantes y Del Globo) y con salas tradicionales con su escenario a la italiana.

DIFERENCIAS: Si bien ambas obras se inspiran en una misma fuente, se observan aspectos interesantes para comparar, entre los que destacaremos: En “Los Kaplan” hay una reducción importante de la cantidad de personajes que tuviera “Aquellos gauchos judíos” y experimenta reemplazando lo lingüístico por lo

7

extralingüístico, dejando del texto lo necesario y suplantando mucho discurso por acciones dramáticas, pero sin alterar el nivel de la estructura profunda de la obra fuente. “Los Kaplan” pone el acento más en los vínculos personales, en línea con el formato de una historia más íntima. En ambas, a través del contenido del lenguaje se puede observar la evolución cultural del inmigrante y su integración a la sociedad argentina, pero en la versión de los Kaplan no se recurre a la representación del acento del extranjero, a su pronunciación, permitiendo una mayor identificación con el público no judío. La creación de Eva Halac a diferencia de “Aquellos gauchos judíos” no cuenta la historia desde la epopeya, sino desde las vivencias personales. Le quita peso a la tradición y a los mandatos, que por lo demás trasciende lo judío (también ocurre con los descendientes de otros inmigrantes). Por un lado se mantiene la presencia de lo religioso e identificación/fusión de lo judío con lo argentino, pero por otro lado rescata una mirada más tierna y divertida sobre los inmigrantes de la comunidad judía, con mucho de evocación y menos de mirada crítica. “Los Kaplan” remite más a aspectos que trascienden lo cultural y hacen a lo esencial del ser humano (En tal sentido se aleja del enfoque con el que Germán Rozenmacher trata el tema en su “Requiem para un viernes a la noche” centrado en lo conflictivo de la relación de asimilación – acomodación a una nueva realidad o vivir según la tradición). CRITICA PERIODISTICA: Con “Los Kaplan” la crítica periodística se ha mostrado dividida: Desde muy buenos comentarios de Susana Freire del diario La Nación, “planteo escénico convincente…escenografía con interesante vuelo creativo”, hasta una pésima crítica realizada por Moira Soto del diario Pag. 12, quien la considera “ una comedia dramática difícil de entender , con una dramaturgia errática, que no logra desarrollar una narrativa ni perfilar a los personajes y que desaprovecha un tema tan rico y lleno de historia como es el de los gauchos judíos y su manera de adaptarse a esa tierra prometida en el litoral” Sobre “Aquellos gauchos judíos” no se han registrado críticas positivas y todas las voces tendieron a marcar lo negativo: “no logró representar cabalmente todo lo mucho que el 8

pueblo judío hizo por la Argentina” (Diario Pág. 12), o “escenografía totalmente descontextualizada…, la iluminación no prestó ninguna colaboración, como para que se entendiera mejor la puesta que de por sí, fue excesivamente lenta… pretencioso intento de superponer los tiempos de las historias que se juegan paralelas” (Diario “El Expreso”). El mismo lema central, esto es, el consejo del abuelo: “Quédate siempre donde puedas amar a alguien y donde haya alguien que pueda amarte”, fue visto en “Aquellos gauchos judíos” como forzado y sin sentido por el periodista Fabián Pico, quien agregó: “mientras tanto el pueblo judío seguirá su peregrinar de aquí para allá con sufrimientos y sin respuestas, con dolor, sin una obra que represente cabalmente todo lo mucho que han hecho por la argentina”

CONCLUSION: En el intento de encontrar elementos de análisis sobre las obras comparadas recurrimos al concepto de Recepción y de Horizonte de expectativa. Si bien el texto tiene sus diferencias, sostenemos que lo que más ha cambiado es la recepción que de él tiene el espectador, y no sólo hacemos referencia al receptor explícito que vio concretamente la obra en el 95 y en el 2011, sino también al receptor implícito que tuvo in mente sobre todo Eva Halac quien manifestó expresamente su decisión de dirigirse a un público más general al decir “Preferí plantear un relato que le permita identificarse a todo el mundo, donde existen el amor, los deseos y las consecuencias que implica en los demás, cualquier decisión que tome una persona.”.

Pensar en el horizonte de expectativa nos lleva a preguntarnos cuál es el marco o visión del espectador, desde dónde lo vio, cuál el conocimiento del tema, etc. y en esto cobra vital importancia la diferencia entre el contexto de la Argentina actual en el que surge “Los Kaplan” y el contexto turbulento de la Argentina del 1995 para la comunidad judía en el que surge “Aquellos gauchos judíos”. La obra de Cossa y Halac fue concebida con el propósito de reunir fondos para la construcción de una nueva sede de la AMIA, luego del atentado que un año antes la hiciera desaparecer (En una entrevista previa a su estreno Roberto Cossa dijo: “Los artistas no curamos heridas pero podemos hacer estas cosas”) 9

Tal contraste puede explicar en parte las críticas absolutamente negativas que recibiera en su momento “Aquellos gauchos judíos”, en las que puede leerse una gran sensibilidad y altas expectativas depositadas en sus directores que ocupaban además una posición dominante en el campo intelectual.

10