Himno 88

Himno 88 “Placentero nos es Trabajar” Andrés Carlos González, Sr. Nacido: 4 de Febrero de 1887 en Nadadores, Coahuila,

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Himno 88 “Placentero nos es Trabajar”

Andrés Carlos González, Sr. Nacido: 4 de Febrero de 1887 en Nadadores, Coahuila, México Muere: 12 de Marzo de 1973 en El Paso, Texas

Clate W. Mask, Jr., del Segundo Quórum de los Setenta, le encanta contar cómo su abuelo, Andrés C. González, llegó a escribir esta canción. La historia es la siguiente:

Andrés Carlos González nació el 4 de Febrero de 1887 en la ciudad de Nadadores, Coahuila, México, era el décimo hijo de quince, sus padres fueron el Maestro Juan Francisco González y Juliana Rodríguez González, se convirtió en miembro de la iglesia el 3 de Febrero de 1905, estudio el idioma ingles y fue maestro impartiendo Español en la Academia Juárez, le gustaba

mucho la poesía y componía su propios poemas, fue uno de los primeros misioneros llamados a servir en la Ciudad de México en agosto de 1910 durante la época revolucionaria.

Durante su misión predicando en una esquina, él y su compañero pensaban que podían atraer más atención al cantar el himno protestante popular, "En el dulce porvenir." Himno "En el dulce porvenir" 1.- Hay un mundo feliz más allá, Donde cantan los santos en luz Tributando eterno loor Al invicto, glorioso Jesús.

(Coro)

En el mundo feliz Reinaremos con nuestro Señor, En el mundo feliz Reinaremos con nuestro Señor.

2.- Cantaremos con gozo a Jesús, Al Cordero que nos rescató,

Que con sangre vertida en la cruz Los pecados del mundo quitó.

(Coro)

3.- Para siempre en el mundo feliz Con los santos daremos honor Al invicto, glorioso Jesús, A Jesús, nuestro Rey y Señor.

(Coro)

En cambio, llamaron la atención de la milicia, que los encarceló por "robar" la canción protestante.

Incapaz de dormir en la cárcel, el Elder González re-escribió el Himno con el vocabulario propio de los Santos de los Últimos Días. De vuelta en la esquina de la calle después de ser liberado, los Elderes nuevamente cantaron "Placentero nos es trabajar", con las palabras nuevas.

Himno 88 “Placentero nos es trabajar” Con entusiasmo

Placentero nos es trabajar En la viña del gran Rey Jesús, Y honroso nos es predicar A Su pueblo Su ley y Su luz. Por Su luz, por Su luz, Placentero nos es trabajar. Por Su luz, por Su luz, Moriremos en El sin pesar.

La palabra de Dios escuchad Con ahínco, lealtad y fervor. Para siempre jamás recordad Su pureza, verdad y amor. Con amor, con amor, La palabra de Dios escuchad. Con amor, con amor, La bandera de Dios empuñad.

¡Oh hermanos, adiós, pues, adiós! El momento de ir vino ya.

Si guardamos la fe en el gran Dios, Nos veremos aún más allá. Más allá, más allá. ¡Oh hermanos, adiós, pues, adiós! Más allá, más allá, Moraremos con Dios en amor.

Letra: Andrés C. Gonzalez. Música: Joseph P. Webster, 1819-1875.

La milicia estaba preparada para arrestarlos y llevarlos de vuelta a la cárcel, pero el Elder González exclamó: "Ustedes no nos pueden llevar a la cárcel. No es la misma canción."

En otra ocasión, los soldados federales a él y a su compañero los acusaron de ser espías y amenazaron con dispararles contra ellos en el acto. Convencidos de que estaban a punto de morir, Elder González tomó una lección del gran libro de Mosíah. Recordando como Abinadí ganó su aplazamiento para que pudiera predicar al Rey, Elder González dijo a los federales, "No nos pueden matar, tenemos un mensaje que todavía no hemos entregado, llévenos con su Presidente."

Los soldados se mostraron escépticos, pero al final los tomaron y los llevaron ante el Presidente de México, Francisco Ignacio Madero González (Francisco I. Madero). El Elder González y su compañero se presentaron y durante su presentación, el Presidente se dio cuenta de que el Elder González era del

mismo lugar donde nació y creció, fue entonces que le pregunto si conocía al profesor Juan Francisco González - no solo lo conozco, es mi padre - le respondió; entonces el Presidente le dijo: "Tu padre fue mi profesor cuando yo era un niño, le conozco personalmente”, el Presidente Madero quedo sorprendido y encantado de que el hijo de su maestro Francisco González era mormón, él había vivido las primeras batallas de la revolución en Nuevo Casas Grandes y conoció la hospitalidad de los mormones de estas áreas, después de preguntar por sus viejos amigos y conocidos, declaro – que esos hombres son finos y que México requiere de ellos para su progreso – el Elder González y su compañero compartieron del evangelio por 2 horas y el Elder González le dio al presidente un Libro de Mormón el cual se comprometió a leer. Este fue el comienzo del exitoso movimiento misionero de LDS en México. En aquellos días, la enseñanza del Evangelio allí era muy difícil. Hoy en día hay 12 templos y 199 estacas en México.

Info:

Righteous Desires I have also always remembered his mission stories. Even though he was married and had a child, Grandpa was called to serve as a missionary in Mexico City—just as the Mexican Revolution broke out. One time, federal soldiers accused him and his companion of being spies and threatened to shoot them on the spot. Remembering the story of Abinadi, Grandpa said, “You can’t kill us because we haven’t delivered our message yet. Take us to the president.” He and his companion were taken to the presidential palace, where they gave the president a Book of Mormon and taught him for two hours. The president discovered that my grandpa was from his hometown and asked, “Do you know Francisco González?” Grandpa replied, “Yes, he’s my father.” The president said, “He was my teacher when I was a little boy! Now that I know who you are, is there anything I can do to help you in your work?” The missionaries asked for a letter with the presidential seal and signature, stating that they had permission to preach.

"The Sweet By-and-By"

"Placentero" text[edit] The 1907 Spanish Latter-day Saint hymnal contained a similar song, set to the same tune and titled "Hay un mundo feliz más allá", that was copied with permission from the American Tract Society's Himnos evangélicos.[3][4] During the era of the Mexican Revolution, Andrés C. Gonzalez, an early LDS missionary in Mexico, sang "Hay un mundo feliz más allá" in public and was arrested for "stealing" the Protestants' song.[5] While incarcerated, he rewrote the lyrics, which appeased the police.[5] This revised version appears in place of the original in every Spanish LDS hymnal from 1912 on.[6][7] It was titled "Despedida" until the 1992 hymnal, which changed the title to match the first line of the song, "Placentero nos es trabajar".[6][8]

http://www.orsonprattbrown.com/PaulyBrown/Gonzalez/AndresMinnieGonzalezindex_files/andres-gonzalez-18871973.html