Guerra comercial EEUU VS China

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República bolivariana de Venezuela Universidad Central de Venezuela Facultad de ciencias económicas y sociales Escuela de estudios internacionales Catedra de Preseminario Sección 11

Estudio sobre conflicto económico entre EEUU Vs China dentro del periodo 20182019

Profesor: Blanco, Fernando

Integrantes: Muñoz, Aarón Tamayo, Samuel

Caracas, 04 de noviembre de 2019

Introducción La Guerra económica se define como un conflicto político e ideológico entre dos bloques que tratan de establecer su hegemonía a nivel mundial, en este trabajo se busca explicar el devenir de varios eventos que acarrean a la actualmente llamada guerra económica de EE.UU. VS China. La importancia de esta investigación proviene del riesgo que puede acarrear un choque entre estas dos naciones debido a su fuerte posición en el panorama económico, por la razón de que cualquier acción que sea tomada por alguno de estos dos países podría desbalancear la economía mundial. Se puede observar que el inicio de este conflicto se da con las amenazas por parte del dirigente del país norteamericano, las cuales fueron seguidas por aumentos de los aranceles por parte del mismo país según la BBC (2019), los aranceles fueron agravados en un 10% a partir del 17 de septiembre del 2018 lo cual se traduce en 200.000 millones de dólares a comparación de China el cual para ese momento se encontraban en 60.000 millones de dólares, estos aumentos no han hecho más nada que aumentar desde dicha fecha. Roberto Azevedo, director general de la OMC, asevera que, de continuar con el aumento constante de dichas medidas, el crecimiento y recuperación de los países se vería afectada gravemente, la OMC comenta que entre los países más afectados se encuentran la Unión Europea (UE), Canadá, México y China. Este trabajo tuvo como base múltiples técnicas de investigación documental basándose en la recopilación de información de múltiples portales de noticias entre las cuales se encuentran, la cadena BBC, Washington Post, El país España. A su vez, para poder información más profunda y especializada sobre el tema, se recurrió a la consulta de revistas científicas. Este trabajo está compuesto de tres partes esenciales las cuales son, preámbulo el cual busca dar una base sencilla sobre el trabajo y permite darle un entendimiento al lector sobre los inicios del conflicto entre EEUU y China, y a su vez, busca de dar la entrada a las causas de como dicho conflicto se ha fortalecido. El estado del arte como la siguiente parte, trata el conflicto de manera más minuciosa de forma tal de proveer una mayor base científica del tema esta parte usa como base múltiples revistas científicas, por último, se encuentra el estado del arte el cual busca dar un marco teórico sobre los conceptos más importantes en el tema.

La guerra económica es un conflicto que se encuentra en un estado latente en la actualidad, y sus estudiosos solo pueden conjeturar sobre sus resultados, pero entre ellos existe una opinión común la cual sugiere que, de seguir el curso actual, el panorama político y económico a nivel global se verá afectado gravemente.

Aumento de aranceles y medidas contra Huawei desatan la guerra comercial entre dos potencias La relevancia de este trabajo de investigación se origina debido a los conflictos político/económicos entre China y EEUU, los cuales son dos de las naciones más influyentes del mundo. Entre las razones por las cuales este conflicto debe ser estudiado se encuentra la discusión sobre el riesgo de que china y Huawei administren un enorme flujo de información mediante la denominada “red 5G” BBC (2019). Cuando hablamos de la red 5G, nos referimos a la quinta generación de las tecnologías de telecomunicaciones, lo que representa muchas mejoras de su predecesor el 4G, esto implica que existirá una mejor conectividad entre dispositivos, mayor velocidad al momento de la trasferencia de datos o información, además de una mayor recopilación de los mismos. Según lo publicado en el medio Info1 (2019), el director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad de Estados Unidos Bill Evanina (2019) declaró "Tenemos serias preocupaciones sobre las obligaciones de Huawei hacia el gobierno chino y el peligro que representa para la integridad de las redes de telecomunicaciones en Estados Unidos y en otros países". Este riesgo se ve representado en la legislación china y el órgano gubernamental conocido como la Administración del Ciberespacio Chino (CAC), el cual busca mantener la soberanía de China en el ámbito de la ciberseguridad. No obstante, dicho órgano gubernamental tiene la potestad de revisar la información privada de cualquier empresa que el gobierno requiera, debido a esto las instituciones de seguridad de EEUU se han visto alarmadas, esto según lo publicado en el diario BBC (2018). Todo este conflicto se ve englobado dentro de una situación denominada como una “guerra económica” la cual amenaza con la estabilidad global debido a que la participación de China en el mercado mundial ha permitido la reducción de precios de múltiples artículos, mayormente estadounidenses, a la par de generar numerosos puestos de trabajo, por ende, este conflicto amenaza con desestabilizar a múltiples naciones en

varios aspectos entre los cuales se encuentra el ámbito económico, político, tecnológico y de seguridad nacional.

Antecedentes Al hablar de guerra comercial, nos referimos a “un conflicto en virtud del cual un país impone medidas dirigidas a restringir la entrada de uno o más productos importados desde otro país o grupo de países” (San Martín, 2018, pág. 2). Esto tiene su base en lo que se denominó “Guerra Fría”, y que surge después de la Segunda Guerra Mundial, en la cual se establece un enfrentamiento político e ideológico entre dos bloques distintos, que buscan imponer sus hegemonías al resto del mundo. El comportamiento de los bloques se basa históricamente en una tensa relación donde se han producido amenazas, medidas, sanciones, sin que éstas lleguen a un conflicto bélico. En distintos artículos del portal web BBC (2019) se ha asociado este término a la actual situación que existe entre la primera y segunda economía más grande del mundo: Estados Unidos y La República Popular China, respectivamente; naciones que buscan imponer su modelo a través del factor dólar-yuan como condicionante de la economía global. En un mundo globalizado, las grandes compañías luchan constantemente por mantenerse a flote en los mercados variantes. En su intento por obtener mayores ganancias y avanzar en la tecnología, buscan una mano de obra más barata, impuestos más flexibles en aquellos países que les permitan desarrollarse. Según Rodríguez (2007), casi en la totalidad del territorio del gigante asiático las compañías ven un gran atractivo para la inversión y un significativo aumento en la productividad, debido a que ofrece mano de obra barata, y una socavación de los derechos de sus trabajadores, pues China sólo cumple la mitad de los convenios establecidos por la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Otro aspecto a tener en cuenta es que China tiene una población activa de unos 800 millones de personas, que prácticamente dobla a la de los Estados Unidos y la Unión Europea juntas, por estas razones muchas compañías norteamericanas decidieron mudar

su producción al país asiático, lo que aumentó considerablemente el desempleo en aquellos países que dejaron. Mientras tanto, China, optó por diseñar una estrategia de saturación de los mercados con productos más asequibles para esas plazas emergentes lo que desató una verdadera confrontación comercial entre ambas naciones. Adicionalmente a este panorama, el desarrollo de la diplomacia del gigante asiático y su cercanía a naciones consideradas por el Despacho Oval como amenazas inusuales para la seguridad de Norteamérica provoca un el diferendo diplomático-económico-comercial entre estas dos grandes potencias. Otra de las razones que han fomentado las tensiones entre EE.UU. y China es la decisión del Gobierno estadounidense de aumentar el consumo de productos nacionales, lo que ha conllevado a que el actual mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, aumentara los aranceles a productos provenientes de China, según reflejan artículos publicados en Washington Post (2019) y BBC (2019). El acelerado ritmo de crecimiento económico que ha experimentado China en las últimas tres décadas, está fundamentado en una estrategia de desarrollo basada en las exportaciones, y en la focalización de manufactura intensiva en mano de obra, por lo cual, muchas de las acciones tomadas por el presidente Trump, buscan desacelerar el avance comercial de la nación asiática liderada por Xi Jinping (Rodríguez, 2007). Según el diario El País de España (2019), se destaca que: “La economía china crece el 6,2% el segundo trimestre, el menor ritmo en casi tres décadas”. La publicación en su portal web asegura que si bien el Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático todavía sube con fuerza, pierde vigor y genera preocupación en medio del pulso comercial con Estados Unidos. Tal como lo confirman el diario El País de España (2019), y el portal BBC (2019) otro de los factores cruciales por los que se inició lo que se ha denominado como una guerra comercial, y que se considera como la punta del iceberg, es la situación presentada por la compañía Huawei, la cual es poseedora de una decena de patentes en el desarrollo de la tecnología 5G. Una de las principales metas de Huawei es el desarrollo a nivel mundial de redes 5G, que permitiría acceder a la información en un tiempo de respuesta de la red de un

milisegundo, con una velocidad de conexión 100 veces más rápida que la actual 4G, y un ahorro de energía del 90%, puesto que las conexiones a internet rápidas y fiables, son el objetivo de todo país que desee encabezar la nueva economía global. Según el BBC (2019), esto representa para la Casa Blanca un peligro para la seguridad nacional, pues, aseguran que dicha red trabaja en la misma frecuencia que los sistemas de predicción meteorológica, y estos sufrirían una degradación en su efectividad, lo que afectaría principalmente al comercio marítimo y la aviación comercial, y las fuerzas aérea y naval, que requiere estas predicciones para garantizar la seguridad de sus operaciones. Otra de las razones por las que EE.UU. considera el desarrollo de tecnología 5G como un peligro para su seguridad nacional fue expuesta en el Foro Económico de Davos 2019 (Suiza), espacio en el que se sostuvo que los ciberataques son una amenaza más probable debido a la interconexión conocida como “internet de las cosas”, tecnología que haría que fuésemos mucho más vulnerables a los hackeos, y robo de información, que se desarrollaría por medio de las redes 5G. Así las cosas, el conflicto ha trascendido el tema comercial y la tensión ahora también se centra en el ámbito militar. Recientemente, EE.UU. anunció su disposición de vender armas a Taiwán, situación preocupante para la administración de Xi Jinping, por lo que la tensión ha ido creciendo entre ambos países.

Inicio del conflicto Tal y como lo afirma el diario BBC (2018), el punto de partida de este conflicto fueron las amenazas efectuadas por la Casa Blanca el 22 de marzo de 2018, cuando el presidente, Donald Trump, afirmó a través de un memorándum bajo el artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, que aplicarían aranceles por un 25%, lo equivalente 50.000 millones de dólares a una amplia gama de productos provenientes de China. Además, demandó al país asiático ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por las supuestas prácticas ilegales del país, según publicaron el New York Times (2018), y el Washington Post (2019). “Se está produciendo un tremendo robo de propiedad intelectual, de cientos de miles de millones de dólares cada año”, fueron las palabras del Mandatario norteamericano.

Posteriormente, el 5 de abril de 2018, Trump, ordenó al USTR (Representante de Comercio de Estados Unidos) que se considerara establecer aranceles adicionales por 100.000 millones de dólares, según se afirma en la misma publicación del diario BBC (2018). En represalia el Mandatario chino, decidió cancelar los pedidos de soja estadounidenses e imponer un impuesto adicional del 25% a los aviones, automóviles y soja. En este mes China también inició el procedimiento de solución de controversias ante la OMC, en relación a los aranceles de distintos productos, según reseñó la agencia china de noticias Xinhua (2019). El 15 de junio, el presidente Trump confirmó la imposición de los aranceles por 25%, publicó Reuters (2019). Horas más tarde, el Ministro de Comercio chino, Zhong Shan, acusó a Estados Unidos de iniciar la guerra comercial, por lo que ellos responderían aplicando el mismo tipo de aranceles a los productos americanos según el medio digital Perfil. El 22 de agosto se reúnen en Washington el subsecretario de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro de EE.UU., y el viceministro de Comercio de China, con el fin de reiniciar las conversaciones, sin embargo, al día siguiente, Washington aplica finalmente los aranceles impuestos a productos chinos por un valor de 16.000 millones de dólares, a lo que China respondió iniciando un nuevo proceso ante la OMC, contextualizó BBC (2019).

Desarrollo del conflicto Durante los primeros meses del año 2019 las consecuencias de la guerra económica se expanden hacia el ámbito tecnológico debido a todo el conflicto que se ha desenvuelto alrededor de la empresa Huawei. Dicha empresa ha sido acusada en múltiples ocasiones de espionaje y de trabajar con países considerados como enemigos del Estado norteamericano según lo mencionado en el portal web Xataka (2019). La BBC (2018) afirma que uno de los problemas que se encuentran en el “ojo del huaracan” es la detención de Meng Wangzhou (hija del fundador de Huawei y directora financiera de dicha compañía) debido a que es acusada de usar a una subsidiara (Skycom) para evitar las sanciones con Irán.

Debido a esta detención, ocurrida en Canadá, el Estado chino busca evitar la extradición de Meng debido a que si es trasladada a EE.UU. podría enfrentarse a 30 años de cárcel. Tras los sucesos del encarcelamiento de Meng Wangzhou y las tenciones de la guerra económica, EE.UU. coloca a la empresa Huawei en la “entity list”. (Bermúdez, BBC, 2019) “es una herramienta central en las sanciones aplicadas por el gobierno de Donald Trump”. La BBC (2019) afirma que dicha lista es utilizada como una de las armas principales contra el gobierno chino dentro del marco de la guerra económica. Esta lista es una recopilación de múltiples nombres extranjeros sean: empresas, centros de investigación, gobiernos e incluso individuos que potencialmente podrían usar productos norteamericanos en contra del mismo (tecnología, armas). Al Huawei ser colocado en dicha lista se le aplica un bloqueo en la compra-venta de tecnología, que le impide adquirir materiales de empresas norteamericanas como Qualcomm para reducir el crecimiento desmesurado de la tecnología china y obliga al gigante asiático a trabajar con países no aliados de EE.UU. y que son conocidos por tener conflictos a nivel de seguridad internacionalmente, entre ellos se encuentra: Rusia e Irán. Sobre el conflicto económico se posiciona un problema de seguridad nacional el cual ha alertado a los “cincos ojos”, es decir las agencias de inteligencia de EE.UU., Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Al mismo tiempo las afirmaciones de Estados Unidos han causado divisiones dentro del grupo antes mencionado así lo afirma la BBC (2019) “Australia y Nueva Zelanda han expresado su rechazo a la idea de que Huawei esté implicada en la fabricación de sus redes de 5G, y Canadá todavía se lo está pensando”.

Prospectiva Según la opinión de Gualda (2019) el bloqueo a Huawei puede costarle caro a el Estado norteamericano debido a que si no permite los negocios con el gigante chino en materia de telecomunicaciones estaría perdiendo una gran cantidad del mercado del sistema operativo de Android debido a que China alberga más de mil millones de dispositivos móviles.

No obstante, el BBC (2019) asegura que “Los movimientos de Washington contra Huawei son vistos por algunos como parte de una estrategia más amplia para frenar la creciente importancia de China en el mundo.” A su vez se afirma que “si Huawei está en el corazón de la infraestructura 5G de un país, el gigante asiático podría espiar los mensajes que viajan a través de las redes o desconectarlos, lo que causaría enormes alteraciones”. Debido a estas sospechas se origina el veto a dicha empresa, el cual se representa mediante su inclusión en la “entity list”, esto significa que empresas norteamericanas no puedan negociar con la compañía asiática. Por otra parte, el 9 de mayo, el reportero Matt O’Brien aseguró que más allá de que en esta guerra económica existan ganadores o perdedores, ambos bandos tendrán más desventajas que beneficios y que además el conflicto pone en suelo quebradizo las relaciones internacionales entre ambas naciones, estos dos países han chocado antes debido a sus desacuerdos en materia tanto social como económica. A su vez la BBC (2019) publicó que, aunque por los momentos exista una tregua entre los dos países las tensiones siguen siendo palpables ya que EE.UU. sigue buscando la forma de cambiar el sistema económico del gigante asiático, debido a que se busca hacer que China abra su mercado interno al panorama internacional. Esto significa que cuando EE.UU., busque doblegarlos, en este caso con medidas económicas, China responderá con reciprocidad. Lo cual puede llevar el conflicto a instancias mayores.

Seguimiento de las investigaciones sobre la guerra económica EE.UU vs China Los acontecimientos que se han estado desarrollando desde el año 2018 en la palestra mundial en materia comercial, y tecnológica tienen como epicentro a dos potencias, EE.UU. y China, las cuales rivalizan su dominio en la cantera comercial. En estas circunstancias, ambas tratan a toda costa de operar en la frase “ganar-ganar”, pero es evidente, que una estará delante de la otra. La guerra comercial entre China y EE.UU. ha sido estudiada por muchos investigadores, en tres campos del conocimiento principalmente, encabezadas lógicamente por la rama de la economía, y seguidos por la rama jurídico-política, y la rama de la tecnología. En el campo económico observamos como las medidas proteccionistas del presidente Trump al incrementar los aranceles, no sólo han acarreado consecuencias para los países implicados directamente, sino que han afectado también a la economía global; y también observamos cómo ha crecido la economía de China en las últimas décadas gracias a su estrategia de saturación de los mercados (Agosín, 2019; Camposano; 2018; FJG, 2018; Hernández, 2006; Pedrevira, 2019; Santayana, 2019; San Martín, 2018; Thiebaut, 2018; Vattuone, 2018; Viani, 2019; Feng, Yang y Zhu 2018). Por otro lado, está el campo jurídico-político, donde las naciones involucradas, mueven sus piezas de ajedrez bajo el amparo de las leyes para poner freno a lo que estos consideren adverso a los intereses nacionales (Agosín, 2019; Steinberg, 2018). Y por último encontramos el campo tecnológico, epicentro de esta guerra económica pues los países del primer mundo tratan de estar siempre a la vanguardia en materia tecnológica, actualmente buscando ser el país que desarrolle la tecnología 5G, aunado a creciente demanda de productos de alta tecnología, que le aseguren estar de primeros en el desarrollo de la sociedad (Rosales, 2019; Santayana, 2019). Los investigadores que han estudiado este conflicto, hacen énfasis en algunos conceptos claves vinculados al mismo. Entre ellos tenemos:

•Proteccionismo, que, según Martínez (2018) “es una política comercial establecida por un gobierno que tiene como finalidad proteger la industria nacional ante la competencia del extranjero con la aplicación de aranceles o cualquier otro tipo de restricción a la importación”. •Aranceles, que son “una herramienta de recaudación, porque es un impuesto que se paga por la importación y exportación de mercancías, donde existen varios tipos y modalidades” (Gómez, 2016, pág. 3). •Aislacionismo, que se refiere a la doctrina practicada por EE.UU. de mantenerse alejados de las contingencias mundiales, si estas no representan ninguna amenaza para su país (Figueroa). •Globalización, fue definida por el profesor Mittelman (1996, pág. 3) como “una fusión de procesos transnacionales y estructuras domésticas que permiten que la economía, la política, la cultura y la ideología de un país penetre en otro. La globalización es inducida por el mercado, no es un proceso guiado por la política”. La mayoría de los autores que han escrito sobre este problema, lo han hecho desde un periodo reciente, que es cuando el conflicto saltó a la palestra mundial. Exactamente desde la candidatura presidencial de Donald Trump, quien desde un primer momento ha buscado concretar lo que es parte fundamental de sus ideas en el rescate de la economía interna a través del proteccionismo del mercado (FJG, 2018; Viani, 2019). Todo esto debido al impresionante crecimiento de la economía del país asiático, que se estima que en 20 años se habrá convertido en la primera economía del mundo (Santayana, 2019), cosa que el presidente de EE.UU., no tiene intención de permitir que ocurra. Como lo menciona Thiebaut (2018), Trump con su política “America First” busca consolidar y conservar la posición que tiene el país, lo que lo ha llevado a tomar distintas medidas para ralentizar la economía china, disminuir el tremendo déficit que tienen con el país dirigido por Xi Jingpin, y promover la producción y el consumo nacional. Sin embargo, otro grupo de autores han destacado que el conflicto se inicia desde hace 4 décadas atrás, cuando el coloso asiático pone en práctica su política agresiva de explotación del mercado con una infalible combinación de mano de obra barata, la imitación de productos manufacturado y su propia esencia de conducirse como sociedad (Vattuone, 2018; Feng, Yang y Zhu, 2018). En esta misma época, EE.UU. y la Europa Occidental, apostaron a una transformación de la economía con la llegada de las empresas

transnacionales y la inversión de capital, asegurando su hegemonía en los mercados. Según lo afirma Pedrevira (2019), no fue sino hasta 2001, cuando China ingresó a la OMC, que se empezó a ver el crecimiento de su economía. Según Santayana (2019), tras haber superado exitosamente la crisis económica del 2008, China decide dejar atrás su política internacional de bajo perfil y catapultarse para ser hoy en día en la segunda economía más grande del planeta. Por otra parte, un pequeño grupo de autores afirman que el comercio mundial, tiene un orden que se ha establecido en los últimos 70 años, y que ha evolucionado a lo que hoy se maneja (Camposano, 2018). Así mismo, la relación EE.UU. y China como principales socios comerciales, data de principios del siglo XX. Pero el desarrollo histórico y político de China al transformarse en un país socialista en 1949, hizo que esta relación comercial perdiera fuerza (Hernández, 2006). Los estudiosos del tema se han enfocado en una serie de problemas que van desde el campo legal hasta el económico y que guardan una relación directa con el enfoque inicial de esta investigación los cuales son: En primer lugar cómo afecta esta guerra comercial a distintas naciones que se ven afectadas por el incumplimiento de tratados que parecían inalterables pero que el presidente Trump ha desestimado, usurpando las funciones competentes del congreso norteamericano que debe legislar en materia comercial, tal y como se menciona en el artículo de Agosín (2019). En cuanto al factor netamente económico se afirma que, tenemos la crisis que experimentan las bolsas mundiales y su efecto sobre la divisa americana, lo que San Martín (2018), y la revista FJG (2018) afirman que repercute en la inflación de los países afectados. Así mismo, otros mercados comienzan a experimentar problemas que en un futuro podrían agravarse, como afirma Viani (2019), este el caso la Unión Europea que comienza a ver reticencias en la industria automotriz, o países vecinos como México que sufre bajas en sus productos (Hernández, 2006). Otro problema que es estudiado dentro del marco de este conflicto es el “efecto contagio” que puede surgir a partir de las medidas proteccionistas de Trump, ya que esta conducta puede ser imitada por otros países que busquen proteger los intereses de su nación (Agosín, 2019; Pederiva, 2019). A partir del conflicto entre EEUU y China, el cual abarca un panorama político, económico y tecnológico, varios expertos (Rosales, 2019; Viani ,2019) han desarrollado

ciertas teorías de como poder aminorar el daño que podría causar una guerra económica entre dichas naciones. Estas mayormente apuntan a que el estado americano debe aceptar a China como una competencia en lugar de como un enemigo, debido a que estas acciones podrían repercutir en una escala mundial. Según los estudiosos Lira (2019), Rosales (2019), Thiebaut (2019) gran parte del problema radica en que EEUU ve a la nación asiática como un enemigo, por ende, el estado americano en gran parte trata de ralentizar el desarrollo del país asiático. El consenso entre los expertos es que EEUU debe ver a China no solo como un competidor en el mercado económico global si no como un posible socio en el mismo. Debido a que esto mejoraría la fluidez del mercado, dicha fluidez será altamente beneficiosa para el ciudadano común. Por otra parte se menciona que EEUU debe aceptar que el modelo político chino no es similar a los modelos occidentales y este debe de dejar de hacer campaña contra el mismo. Al hacer esto podría encontrar a un aliado con el cual podría enfrentar los desafíos económicos y sociales que transcurren en esta época moderna. Estas recomendaciones nacen debido a las predicciones de algunos profesionales en materia económica los cuales afirman que de seguir el curso actual en este conflicto los resultados pueden causar un desbalance mayor en el ámbito económico a nivel internacional. Múltiples estudios (organización CREA, 2019; FJG, 2018) aseguran que de seguir el curso actual los resultados podrían tener ramificaciones las cuales englobarían a varios países y empresas que se verían afectados por el daño colateral el cual dificultaría sus negocios de exportación al país asiático. Otra de las predicciones que alertan a los expertos es el riesgo de un denominado “efecto contagio” de las políticas proteccionistas en otras naciones. Por ende, dichas predicciones sumadas al miedo que produce una política proteccionista, dejan a un panorama económico plagado de incertidumbre a la espera de la acción y reacción de ambos Países. Estos posibles resultados provienen de las cifras obtenidas mediante los análisis de mercados, los cuales fueron elaborados a partir del comienzo de dicho conflicto entre ambas naciones la organización CREA (2019) afirma que desde que el gigante asiático se unió a la OMC en el año 2001. Este tuvo masivo incremento en relación al comercio con la nación estadounidense la cual en su momento fue de US$121.460 millones y para el año 2018 tuvo un ascenso de 443% el cual se traduce a US$659.844 millones, este

intercambio arroja un saldo negativo de US$419.612 millones para EEUU. A su vez, Viani (2019) observa que existe un valor añadido de las exportaciones chinas hacia Estados Unidos cuando estas pasan por el área del euro, aunque estos valores son generalmente son bastante minúsculos “por debajo del 0,1 % del PIB” pero hay ciertos sectores que se ven más afectados entre ellos están: el sector textil y los productos electrónicos los cuales afectan el 1 % y el 3 % de la producción total del sector. La Fundación Jaime Guzmán (2018) hace referencia a las afirmaciones del Banco de Inglaterra el cual dice que de afrontar una guerra comercial a escala global esta afectaría el PIB mundial en unos 2,5 puntos en el transcurso de 3 años. Como fue previamente mencionado estas cifras no hacen más que alarmar a la comunidad económica mundial debido a la incertidumbre que crea este conflicto entre naciones.

Proteccionismo Dentro del concepto de proteccionismo existen varios términos, los cuales deben ser analizados para poder comprender con mayor profundidad el significado de una postura proteccionista. Un concepto que debe ser explicado es el de los aranceles, Góngora, Juan Pablo (2010) los define como un elemento de política económica el cual se basa en la protección de la empresa nacional, mediante el desaliento de la importación de determinados sectores económicos. Junto con la idea de promover el mercado nacional a partir de la reducción de los precios de dichos productos nacionales, Góngora, Juan Pablo (2010) afirma que “los aranceles permitirían resolver los problemas de transferencia de conocimiento y aprendizaje de un sector, que una empresa en sus inicios no podría resolver con facilidad y competiría en desventaja con empresas extranjeras ya desarrolladas.” (pág. 236). A estos también se les puede definir como: las tarifas de los impuestos de importación y exportación.

Los aranceles han existido desde épocas preindustriales, así lo asegura Góngora, Juan Pablo (2010) estos impuestos han sido utilizados como medidas políticas económicas, dichas medidas han cambiado conforme al paso del tiempo, la situación económica y las doctrinas económicas acomodándose a las necesidades de la nación que los implementa. Góngora, Juan Pablo (2010) asevera que “varias veces se le ha satanizado como obstáculos para el crecimiento económico, pero en la historia han sido utilizados por los países desarrollados que ahora abogan por su erradicación.” (pág. 234). Sánchez (2018) define a la ventaja absoluta como “la capacidad de un país para producir un bien, teniendo que usar menos factores de producción que otro.” Esto se refiere a que hay países que producen bienes y servicios de mejor calidad a un menor costo. Esto se establece al momento de entablar comparaciones de producción entre naciones, lo cual se traduce a que la nación que produzca un bien gastando la menor cantidad de recursos tendrá la ventaja absoluta. Cuando hablamos de la guerra comercial entre EE.UU. y China, podemos decir que la palabra proteccionismo es un concepto fundamental. Esto se debe a las medidas tomadas por el mandatario americano, las cuales son proteccionistas, y son lo que ha llevado a las dos potencias más grandes del mundo a la actual guerra comercial. Debido a esto es que nos pareció de suma importancia tomar este como nuestro concepto central. Se puede definir el proteccionismo como un “procedimiento dirigido a impedir las importaciones, a través de una actuación discrecional de las autoridades que intentan poner todo tipo posible de trabas a los productos extranjeros: especificaciones técnicas particulares, requisitos sanitarios, formalidades burocráticas, etc.” (Plano; Olton, 1980, pág. 533). En resumidas cuentas, el proteccionismo son todas aquellas medidas económicas que están destinadas a incentivar la producción nacional, usualmente a través de la imposición de aranceles aduaneros que buscan desalentar la importación. Esta palabra proviene de la combinación del sustantivo “protección” y sufijo “Ista” que hace referencia a la inclinación a una doctrina. La política económica proteccionista tiene sus bases en el mercantilismo de los siglos XVI, XVII y finales del XVIII. Sée (1983) hace especial hincapié en el año de 1747 cuando son aplicadas a las colonias inglesas políticas en las cuales no se permitía dedicarse a las manufacturas o cultivos que adversara a la sede del imperio. Asimismo, se prohibía el consumo de artículos que no fueran de la “madre patria” y el transporte de

productos, su única misión era la explotación de los bienes primarios, principalmente la agricultura. En el siglo XX esto evolucionó a lo que hoy es el proteccionismo propiamente dicho, más específicamente hablando, cuando se dio la Gran Depresión de los años 30, cuando naciones con bases sólidas como EE.UU. se desequilibraron tras una gran debacle económica. Cuando volteamos hacia atrás en la historia, observamos que los movimientos proteccionistas más intensos han estado ligados a momentos de crisis económica, puesto que, las medidas proteccionistas se volvieron de las respuestas más típicas de los poderes político-económicos ante este tipo de situaciones. Hasta ahora hemos visto el proteccionismo como algo negativo, ya que las medidas proteccionistas de Trump fueron lo que llevó a la actual guerra comercial, pero existen autores que ven el proteccionismo como algo positivo. Este es el caso del político Vicente Fidel López, quien fue el líder del proteccionismo en la Argentina liberal. Él sostuvo que era mejor una política proteccionista que una librecambista, afirmaba que las naciones nuevas eran dependientes de los países fabriles, debido a la carencia de un parque industrial que repercutía en tener que ser arrendados por un miserable precio a aquellos que si lo tienen. Aunado a que las sociedades de estos se debatían entre la crisis del trabajo y la producción, además de no encontrar su independencia sino permanecer en esta perjudicial situación. Entonces, podemos decir, que la razón principal por la que López veía el proteccionismo como algo positivo, era porque esto era algo ventajoso para países crecientes, ya que los ayudaría a darle una base sólida a su economía. Otro político argentino que estaba a favor del proteccionismo era Carlos Pellegrini, que al igual que López, sostenía que una política proteccionista era mejor que una librecambista, puesto que las políticas librecambistas, no funcionan en todos los países. Su base para decir esto es que, aunque algunas naciones han obtenido en el libre cambio el éxito y la prosperidad, las condiciones económicas, industriales, etc. de cada país son diferentes, por lo que no se puede esperar que todos tengan el mismo resultado. Pellegrini estuvo firme en el hecho que era fundamental para la nación argentina proteger la industria nacional con base legal para que esta fuera el motor del progreso nacional y el cimiento de una sociedad sólida y prospera. El economista Friedrich List, es otro que estaba a favor del proteccionismo, y planteaba, en esencia, lo mismo que Pellegrini, que era la protección a la industria como algo fundamental. Hablaba de que debía utilizarse la protección para ayudar a que la industria se estableciera. Pero al mismo tiempo, desechaba la idea de proteger con

aranceles a la agricultura nacional puesto que esto es desestimar la capacidad de esta para lograr niveles eficientes a través de la industria. Pero, así como hay autores que están a favor del proteccionismo porque ayuda al comercio interno de un país, otros no están de acuerdo, porque afirman que las ganancias de un país se basan en el intercambio. Los economistas Paul A. Samuelson y Wolfang Stolper, hablan de que la liberación comercial puede jugar a favor o en contra, pero por lo general las ganancias suelen ser suficientes para cubrir las pérdidas, siempre que se puedan distribuir las rentas del país que apertura su mercado. La mayoría de economistas están de acuerdo con este punto de vista desde que se descubrió el principio de la ventaja comparativa, porque, al fin y al cabo, las políticas librecambistas son superiores a las proteccionistas debido a que estas ayudan a aumentar la eficiencia, permitiendo que las naciones alcancen niveles de producción y consumo mayores gracias al intercambio. Al mismo tiempo del proteccionismo se ramifican otros conceptos, por ejemplo, la autarquía, Tamanes y Gallegos (1995) lo definen como la situación en la cual un país busca autoabastecerse, con sus propios recursos, para evitar la necesidad de importaciones. Otra forma de denominarlo puede ser autosuficiencia. Como existen conceptos que permiten comprender con mayor facilidad las posturas del proteccionismo, también existen términos los cuales son análogos a dicha doctrina. Estos mayormente tienden a inclinarse hacia las posturas del libre comercio y globalización en el ámbito económico. Como ya fue explicado en el espectro económico existen posturas las cuales buscan la autosuficiencia para evitar la dependencia de otras naciones sin embargo también existen opiniones las cuales contrastan con el proteccionismo. Una de ellas es la globalización, este proceso ha visto una curva de crecimiento bastante inclinada en las últimas décadas. Se define como un proceso de interdependencia a nivel mundial, la cual se propicia debido al aumento de transacciones internacionales de bienes y servicios. Fajul (2016) afirma que dicha postura tuvo un alza durante el siglo XIX en países los cuales para ese momento se encontraban más adelantados, pero dicho proceso se disminuyó durante el siglo XX debido a las medidas proteccionistas de varios países, aunque tras la segunda guerra mundial la globalización volvió a fortalecerse y en las ultima décadas este proceso teniendo un aumento del 60% con respecto al PIB mundial.

Por otra parte, se encuentra el libre cambio, Husillos, Mario (2017) lo define como “Un enfoque económico que defiende la eliminación de las trabas en el comercio entre países con el objetivo de lograr una mayor eficiencia en la asignación de recursos a escala global gracias a una división del trabajo y especialización crecientes”. Al examinar los conceptos expuestos se puede tener un mayor entendimiento sobre los beneficios y desventajas tanto del proteccionismo como de su contraparte la cual es la globalización, debido a esto se puede llegar a la conclusión de que ambas posturas tienen sus funciones, no obstante, tanto una como la otra puede desbalancear a una nación si se esta se basa firmemente en una sola de las dos posturas.

Conclusión En el ámbito económico mundial, potencias como EE.UU. y China protagonizan una rivalidad sin precedente para estar a la cabeza y liderar el mercado global. Marcado con pasado distinto al de hoy, donde estas dos potencias fueron grandes socios comerciales, esta situación se ha convertido en estudio de investigación, y nos deja las siguientes conclusiones: El conflicto tiene inicio el 22 de marzo de 2018 cuando EE.UU. anuncia las medidas arancelarias que tomaría contra China, y teniendo como principal protagonista a la empresa de telecomunicaciones Huawei. Sin embargo, esta realidad confirma lo que se venía desarrollando en la palestra comercial desde hace cuatro décadas, un problema latente que actualmente se encuentra en su clímax, China se ha adueñado poco a poco de los mercados extranjeros, lo cual ha llevado al presidente Trump a tomar medidas que lo desaceleren.

El principal asunto dentro de esta situación es el deseo de desarrollar la tecnología “5G”, que permitiría acceder a información y datos con mayor velocidad. Allí es donde entra Huawei, que tiene sus pretensiones de querer desarrollarla y ejecutarla en el mundo, lo que llama poderosamente la atención del gobierno de la Casa Blanca. Para Donald Trump, esta es una situación de asunto nacional, pues prevé que si empresas como Huawei llegaran a manejar esta red en territorio norteamericano se pondría en peligro la seguridad nacional. Todo esto debido a que detrás de la empresa Huawei está el gobierno comunista de China, el cual tiene antecedentes de manipulación de información. Ante este panorama, los expertos y estudiosos del ámbito económico han bautizado dicha situación como “guerra comercial”, tomando como base el término de “guerra fría”, que surge al término de la Segunda Guerra Mundial. Este término nos plantea el enfrentamiento de dos bloques completamente opuestos tanto en política, como en ideología, y que pretende imponer al otro a sus ideales, pero a través de amenazas, medidas o sanciones, pero que jamás llega al conflicto militar. En este caso en particular del presente actual, con el enfrentamiento entre China y EE.UU., podemos ver un parecido con lo antes dicho. Esto debido a que, en la búsqueda de imponer sus ideales comerciales, EE.UU. llegó al punto de tomar medidas para detener el avance de China tanto en el mercado, como en el desarrollo de la red “5G” por medio de la imposición de aranceles a los productos chinos. Mientras que, por otro lado, el gigante asiático, ha respondido también aplicando aranceles a los productos norteamericanos, lo que nos lleva al desarrollo pleno de la guerra comercial. Paradójicamente, estas dos naciones en un pasado fueron los principales socios comerciales, con un equilibrio favorable para ambos países, pues, el flujo de importaciones y exportaciones era pareja para ambos. Pero actualmente, China invade el mercado norteamericano, teniendo un mayor beneficio, mientras que los productos provenientes de EE.UU. no representan una gran influencia en el mercado asiático. Expertos como el profesor César Rodríguez, quien ha estudiado detalladamente el comportamiento gerencial y empresarial de China, asegura que, el éxito del crecimiento y posicionamiento en el mercado mundial, se debe a la aplicación eficiente y sostenida de sus políticas económicas. Dichas políticas se iniciaron en la década de los 80, con una receta infalible que combina mano de obra barata, explotación de la masa laboral

socavando sus derechos y la copia de millones de productos con materia prima económica, para que sus productos sean accesibles a un público de bajos recursos. En la palestra de las políticas económicas surge nuevamente el término “proteccionismo”, el cual es reiterativo de la actual administración del gobierno norteamericano. El presidente Trump, asegura que hay que proteger el mercado nacional y educar a la población para defender y consumir productos nacionales sobre los extranjeros, especialmente los chinos. Esta política de mercado fue abanderada por otros personajes en la historia, como los argentinos Pellegrini y Fidel López, quienes afirmaban que el carecer de un parque industrial y verse forzados a servir a las naciones que sí lo tenían, los hacía esclavos y no permitía que se progresaran como nación. Por esto, es que estas y otras figuras, alimentaban la idea del proteccionismo para sembrar en sus políticas económicas el esforzarse para alcanzar los máximos niveles de productividad y crear un sistema que les permitiese ser autosuficientes y poder competir en los mercados internacionales. Por otro lado, tenemos a economistas como Samuelson y Stolper, que opinaban que el proteccionismo ocasiona un problema a futuro dentro del mercado nacional, pues debilita a la industria y genera contratiempos, debido a que la competencia, y el intercambio con otros países provoca mayores niveles de eficiencia y consumo. La guerra comercial ha despertado el interés, y el estudio de lo que ella misma representa, sus alcances, no solo para los protagonistas, sino todos los países, que serán en mayor o menor grado afectados, y el desenlace que traerá si EE.UU. se mantiene como la principal economía del mundo, o por el contrario, toma ese lugar China, que no ha dejado de crecer y se ha consolidado como una verdadera amenaza.

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