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Nombre: Elian Murcia Número de grupo: 404012_17 RAE - 1 Título: Conformación del campo sociológico temprano Autor: Dieg

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Nombre: Elian Murcia Número de grupo: 404012_17

RAE - 1 Título: Conformación del campo sociológico temprano Autor: Diego Larrique Porley Nombre de la editorial: Aposta – Revista de ciencias sociales Fecha: Septiembre/2019 Palabras claves: Ilustración, Revolución industrial, Positivismo, Sociología, Modernidad Descripción: En este artículo se propone plasmar algunas de las preocupaciones de los personajes centrales de la sociología temprana de los siglos XVII y XVIII con la intención de comprender la consolidación de la sociología del siglo XX. Fuentes: 29 fuentes bibliográficas Contenido: El pensamiento social del siglo XVIII estuvo marcado por La influencia del Iluminismo y la decadencia de la explicación religiosa del mundo. Lo cual, hizo necesario el surgimiento de la sociología como disciplina aceptada científicamente en el mundo académico del siglo XIX, esto suponía un avance en la posibilidad de encontrar nuevas explicaciones del mundo y las leyes que lo seguían. El pensamiento de los filósofos del Iluminismo fue el encargado de desacomodar el orden medieval del mundo y permitir el desarrollo de la sociología como disciplina. Así, la fe en la razón humana y la creencia del progreso de la humanidad por vías del desarrollo científico serian el eje central del pensamiento social del siglo XVIII y XIX que dio origen a la primera física social saintsimoniana, a la sociología de Comte, el evolucionismo de Spencer y toda la evolución del pensamiento social. Con esta nueva mirada del mundo los filósofos del Iluminismo adoptaron el método científico como la nueva guía para la investigación objetiva y precisa del mundo basada en la observación y la experimentación libre de las filosofías

especulativas propias de la edad media. Así pues, este desarrollo de pensamiento científico sobre lo social tuvo su materialización en la Revolución Francesa y en la Revolución industrial. El pensamiento del Iluminismo tuvo su máxima expresión en la Revolución Francesa de 1789, pues fue un contexto de grandes cambios sociales durante el cual el hombre rompe sus lazos medievales religiosos y pasa a una nueva etapa signada por la fe en la razón y la hegemonía del pensamiento científico. En otras palabras, la Revolución Francesa fue la primera revolución ideológica, que no sólo se plantea el problema de la toma del poder sino además la transformación de amplios aspectos sociales, económicos y políticos de la sociedad europea. Por su parte, la Revolución Industrial genero temas como: la situación de la clase obrera, la transformación de la propiedad, las implicaciones de la ciudad industrial, la tecnología y el análisis de sistema fabril. Estos temas perfilarían a la sociología como respuesta al “utilitarismo individual” moderno. Así, la naciente sociología centraría sus esfuerzos en la necesidad de abordar el industrialismo y hallar la manera de como reorganizar sociedad actual. En este orden de ideas, el Iluminismo influyo en estas dos revoluciones permitiendo el surgimiento de un periodo de crisis que a su vez abrió las posibilidades de la formación del pensamiento sociológico del siglo XIX. Es este periodo de crisis fue en donde los pensadores y fundadores del pensamiento sociológico encontraron la necesidad de un nuevo orden social compatible con el espíritu científico de la época. Entre estos pensadores se encuentra Saint Simón, Comte, Spencer y Morgan, de quienes hablaremos a continuación. Saint Simón representa el positivismo francés de principios del siglo XIX, él siguió la búsqueda de un nuevo orden para la sociedad moderna industrial, que necesariamente tenía que superar el estado de anarquía en que se había sumido en el período posterior a las revoluciones de finales del XVIII. Entre los principales temas que encontramos en Saint Simón se destacan dos: el positivismo y el industrialismo. La ciencia positiva desarrollada por Saint Simón es sinónimo de industrialismo, de organización tecnocrática de la vida y de las bondades de una sociedad que debe necesariamente ser guiada por quienes se han ubicado en la cima de la pirámide de la sociedad industrial.

Auguste Comte por su parte nos ubica en el nacimiento formal de la sociología como pretensión de disciplina científica que permitiría la reorganización de la sociedad a la cual veía en un estado de crisis y desorden notables. Para él este desorden de la sociedad moderna era un desacomodo intelectual que podría solucionarse colocando a la sociología como la reina de las ciencias, pues creía que esta unificaría las demás. Comte creo la ley de los estadios suponiendo que el conocimiento humano pasaba por tres etapas: una teológica metafísica y positiva. Esta ley puso el acento en la ciencia y su método para el descubrimiento de las leyes de la humanidad. Herbert Spencer es uno de los más importantes representantes del evolucionismo del siglo XIX y fue de fundamental influencia en la consolidación del pensamiento sociológico del siglo XX, Spencer fue influenciado por el éxito de las ciencias naturales y creía que las leyes de la evolución orgánica eran aplicables a la sociedad. Para Spencer la analogía entre la vida orgánica y la vida social era obvia y ello lo condujo a declarar la Teoría General de la Evolución. Lewis Morgan también se destaca dentro del evolucionismo histórico dominante durante la primera parte del siglo XIX, se esforzó por la identificación de las etapas por las cuales había pasado la humanidad hasta llegar a la civilización moderna. Para Morgan lo que distingue al hombre de los demás animales es su capacidad para dominar la naturaleza de forma creciente a través de los inventos y los descubrimientos. En síntesis, el nacimiento del pensamiento sociológico en el siglo XIX no hubiese podido desarrollarse sin las condiciones creadas por los acontecimientos del último tercio del siglo XVIII. Así los temas de la sociología temprana se unen alrededor de la idea de la creación de un nuevo orden social en el ámbito de la modernidad. Como también el progreso, la evolución, la fe en la razón humana, la centralidad del método científico y la relativización de la explicación religiosa del mundo son procesos que explican las continuidades y las rupturas del pensamiento sociológico del siglo XVIII. En cuanto al pensamiento sociológico del siglo XIX, este estuvo influenciado por las dos revoluciones, la fe en la idea de progreso y la confianza en la condición de la ciencia como impulsadoras de las teorías desarrolladas a lo largo de este

siglo. Todo esto permitió el desarrollo y consolidación de la sociología como disciplina científica hasta nuestro tiempo. Metodología: Siendo un escrito recopilatorio o de opinión, no se considera pertinente ninguna metodología en específico. Conclusiones:  Con las tesis desarrolladas en el artículo se buscó explicar algunas de las rupturas del pensamiento sociológico de los siglos XVIII y XIX.  El pensamiento del siglo XVIII y básicamente la lógica de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial creó el contexto para el surgimiento de los principales temas y problemas que luego serían desarrollados por el naciente pensamiento sociológico del siglo XIX.  El origen de la sociología inicio de la mano con el Iluminismo que a su vez dio origen al positivismo, el evolucionismo y demás corrientes sociológicas que terminaron por consolidar a la sociología como disciplina científica. Autor del RAE: Elian Murcia

RAE - 2 Título: El paradigma positivista y la concepción dialéctica del conocimiento Autor: Luis Gerardo Meza Cascante Nombre de la editorial: Revista INDEX Fecha: Septiembre/2019 Palabras claves: Positivismo, Dialéctica, Conocimiento, Individuo Descripción: artículo en donde el autor describe las características esenciales del positivismo comparando y analizando las posibles similitudes o discordancias con la concepción dialéctica del conocimiento. Fuentes: 18 fuentes bibliográficas

Contenido: El paradigma positivista El positivismo es una corriente de pensamiento que se le atribuye a los planteamientos teóricos de Auguste Comte, la cual no admite como válidos otros conocimientos que procedan de las ciencias empíricas. Algunos autores coinciden en que le origen del positivismo se halla en la publicación de la obra “Curso de filosofía positiva” escrita por Comte. Autores como Kolakowski, vieron en el positivismo como un conjunto de reglamentaciones que rigen el saber humano que durante la historia ha dirigido en particular sus críticas contra los desarrollos metafísicos de toda clase. De igual manera autores como Dobles, Zúñiga y García (1998) coinciden en que la teoría de la ciencia que sostiene el positivismo se caracteriza por afirmar que el único conocimiento verdadero es aquel que es producido por la ciencia, particularmente con el empleo de su método. Otra de las características del positivismo es suponer que la realidad está dada y que puede ser conocida de manera absoluta por el sujeto cognoscente y, que de lo único que había que preocuparse es por hallar el método adecuado para descubrir esa realidad. Por tanto, la ciencia positiva dicho método garantiza la verdad y el conocimiento de la realidad. Otro aspecto importante del positivismo, es el supuesto de que las ciencias naturales y las sociales pueden hacer uso de un mismo método de investigación. Por tanto, los científicos positivistas suponen que se puede obtener un conocimiento objetivo del estudio del mundo natural y social mediante la misma lógica y procedimientos similares. Desde esta perspectiva positivista se considera que el método científico es único y el mismo en todos los campos del saber. La concepción dialéctica del conocimiento La hipótesis fenomenológica, considerada por Waldegg (1998) como una de las hipótesis centrales sobre la naturaleza del conocimiento según un acercamiento constructivista, supone que el conocimiento tiene su origen en la acción mutua del individuo y de su medio físico o social y, entonces, en la experiencia del individuo; pero esta experiencia no es sólo la experiencia vivida, sino que incluye también la experiencia cognitiva.

Aceptar que el conocimiento tiene una naturaleza fenomenológica nos permite explicar algunas de las características de la cognición. De esta manera, podemos explicar la dialéctica de la cognición: la hipótesis fenomenológica permite expresar el carácter dialéctico que el sujeto cognoscente atribuye a sus percepciones. Para comprender más claramente el significado de la dialéctica del conocimiento, podemos recurrir a Martínez (1997) quien dice que actuamos con base en lo que percibimos; después nuestros actos influyen en nuestras percepciones; esto lleva a nuevos actos, y así se forma un proceso increíblemente complejo que constituye la vida misma. Otra perspectiva de la dialéctica del conocimiento es la de Gutiérrez (1986), que refiere que es inaceptable desligar pensamiento y realidad, y se tiene la convicción sobre una realidad modelada y construida por nuestros pensamientos, en donde investigamos de acuerdo a como formemos parte de esa realidad y desde nuestra perspectiva y posibilidad para conocerla. Dentro de la concepción dialéctica del conocimiento se deben considerar aspectos tales como que ninguna percepción humana es inmaculada ya que toda observación está cargada de teoría y que toda realidad que aprehendemos es una realidad ya interpretada, y todo esfuerzo de conocimiento es siempre una interpretación de una interpretación. Análisis comparativo A continuación, se presenta un intento por analizar comparativamente ambas posiciones. Para algunos autores los métodos del positivismo y de la concepción dialéctica del conocimiento son incompatibles y para otros son es posible integrarlos. Así pues, en cuanto a comparaciones encontramos la siguientes: Para el positivismo, es válido asumir que el sujeto cognoscente puede acceder absolutamente al objeto por conocer mediante un método especifico valido para todos los campos de la experiencia. Mientras que en la concepción dialéctica del conocimiento el sujeto no puede acceder al objeto de conocimiento pues se encuentra mediado por las experiencias previas del sujeto, sus creencias, temores, etc. Para el paradigma positivista la realidad es única, puede ser fragmentada para su análisis y las partes pueden ser manipuladas independientemente. En la concepción dialéctica del

conocimiento existen múltiples realidades construidas por cada persona, por lo tanto, el estudio de una parte está influida por el estudio de las otras partes de esa realidad. El enfoque positivista considera que es posible establecer leyes generales. La dialéctica del conocimiento no admite las generalizaciones. El enfoque positivista asume que es posible establecer las causas de los hechos. En la concepción dialéctica del conocimiento los fenómenos tienen múltiples factores asociados. El enfoque positivista asume que es posible desarrollar una investigación libre de valores. En la concepción dialéctica del conocimiento tenemos que aceptar que los valores del investigador tienen importancia. La investigación positivista tiene un enfoque metodológico predominantemente cuantitativo, mientras que la investigación que se deriva de la concepción dialéctica del conocimiento debe privilegiar los enfoques cualitativos. La investigación en el enfoque positivista se realiza en laboratorios especialmente diseñados para la selección de muestras estadísticas. La investigación que se orienta por la concepción dialéctica del conocimiento se debe desarrollar directamente en el sitio en el que se da ordinariamente el fenómeno. Finalmente, según el autor en los estudios de las ciencias sociales es imposible separar el pensamiento de las emociones, la subjetividad y los valores, son válidos y deben reflejarse en la forma en la que abordamos la investigación en estos campos. La complejidad del mundo social presenta cambios constantemente y es imposible establecer leyes similares a las existentes en las ciencias naturales. Metodología: Siendo un escrito recopilatorio o de opinión, no se considera pertinente ninguna metodología en específico. Conclusiones:  El positivismo es una corriente del pensamiento que ha tenido y tiene una gran influencia. Ya que, asume que existe un método especifico mediante el cual el sujeto puede llegar a conocer de manera absoluta el objeto de conocimiento.

 En el paradigma positivista se privilegia los métodos cuantitativos en el abordaje de la investigación y también el sujeto de la investigación es capaz de ubicarse en una posición neutral y que sus valores no influyen en los resultados de su investigación.  Desde el punto de vista de la dialéctica del conocimiento tenemos que asumir que el conocimiento es continuo y progresivo, inacabado y en constante evolución. Así pues desde el punto de vista de la dialéctica del conocimiento el aprendizaje tiene lugar mediante las actividades que desarrolla el sujeto para construir ese conocimiento. Autor del RAE: Elian Murcia

RAE - 3 Título: Aspectos epistemológicos y metodológicos del debate Weber Autor: María Celia Duek Nombre de la editorial: Andamios – Revista de investigación social Fecha: Septiembre/2019 Palabras claves: Marx, Weber, causalidad, leyes, tipo-ideal Descripción: en el articulo la autora propone revisar y problematizar la discusión específicamente epistemológica y metodológica que Weber establece con el materialismo histórico en su ensayo La “objetividad” cognoscitiva de la ciencia social y la política social. Fuentes: 12 fuentes bibliográficas Contenido: Lo esencial del trabajo de Max Weber es su polémica con Marx, así pues, se analizarán algunos aspectos epistemológicos y metodológicos de esta discusión; concretamente, aquellos que desarrolla Weber en su artículo de 1904, La “objetividad” cognoscitiva de la ciencia social y la política social, en el cual la disputa con el materialismo histórico tiene una presencia privilegiada. Fue en 1904 cuando Weber publicó el famoso ensayo metodológico La “objetividad” cognoscitiva de la ciencia social y de la política social, en cuyas páginas procura delimitar su

método respecto del empleado por Marx. Allí Weber manifiesta de manera frontal su rechazo al materialismo histórico y al pensamiento marxista; pues según su ensayo el modo de proceder de este pensamiento remite a un problema esencial ubicado en el sesgo “materialista” de sus explicaciones. Para Weber, la “concepción materialista de la historia” resulta vieja, anticuada y obsoleta; pues la considera como una explicación universal, cosmovisión o método generalizado que pretende producir un saber especializado carente de conciencia crítica. Es por esto que Weber ve en la tradición marxista clásica, el postulado de la determinación en última instancia por lo económico o por las relaciones de producción como una generalización que no corresponde; debido a que para él la causalidad solo cobra sentido en el nivel de lo concreto y nunca a manera de generalizaciones. La crítica de Weber se apoya en lo que él llama la interpretación económica de la historia y al uso contemporáneo de la misma. Si en la teoría marxista los postulados sobre la determinación en última instancia por la base económica son frecuentes y, más aún, constituyen su punto de partida teórico, para Weber en cambio nada puede decirse en términos generales. Ninguna generalización a este respecto es legítima. Sólo cabe imputar procesos concretos a causas concretas. En este sentido, veía en las teorías marxistas un patrón generalizado que se repetía en donde si se comprueba que en dos situaciones históricas, iguales respecto de lo económico, se obtuvieron respuestas distintas en virtud de diferencias de los determinantes políticos, religiosos, climáticos u otros innumerables de carácter no económico, entonces, para mantener la supremacía de lo económico, se reducen todos esos momentos a la categoría de “condiciones” históricamente accidentales, tras de las cuales los motivos económicos actúan como causas. Para Weber, la explicación que se reduce a causas económicas no es exhaustiva, lo cual le preocupaba pues consideraba que se sobreestimaba lo económico y se clasificaban los fenómenos económico-sociales en “económicos” en sentido estricto, “económicamente pertinentes” y “económicamente condicionados” olvidando que también es cierto que la vida cotidiana, la historia política, las realizaciones artísticas, además de estar “económicamente

condicionadas” también son fenómenos culturales “económicamente pertinentes” en tanto que operan sobre el curso del desarrollo económico. En este sentido, al ver que la obra teórica de Marx consiste en un desarrollo teórico que se interesa por las leyes mismas, por las tendencias y no por la situación particular del algún país, Weber cuestiona este modo de proceder, pues tiende a demostrar la teoría ilustrándola mediante material extraído de la realidad empírico-histórica. El peligro que ello conlleva es que el saber histórico aparezca como el servidor de la teoría y no a la inversa; en definitiva, que se confundan o inviertan los papeles de teoría e historia. Otro problema metodológico que ocupa a Weber es la objetividad de los conceptos que utiliza la ciencia social. Según Weber, los conceptos generales elaborados por las ciencias sociales y utilizados por la historia, son tipos-ideales, esto es, construcciones mentales o cuadros de pensamiento en que ciertos elementos de la realidad son realzados conceptualmente según puntos de vista unilaterales. Son tipos puros, inhallables empíricamente en la realidad que no constituyen una exposición de la realidad. Es así que, para él, el más claro ejemplo de este problema metodológico son las construcciones conceptuales de Marx, pues poseen carácter típico-ideal. Así, conceptos marxistas como por ejemplo la clase social, lucha de clases y el modo de producción capitalista desde el punto de vista de Weber no son realmente verdaderas o correctas, sino que son construcciones del investigador, “utopías”, ficciones, conceptos límites puramente ideales, respecto de los cuales la realidad tiene que ser medida y comparada. Para el marxismo, el conocimiento, el concepto, pretende de alguna manera “reflejar” o representar lo real, “reproducirlo como un concreto espiritual”, pero para Weber, en cambio, el concepto tiene un carácter más relativo e instrumental: es sólo una herramienta, un medio, eficaz o no. Con el análisis de los conceptos marxistas Weber quería expresar su inquietud por la objetividad, siendo que los intelectuales marxistas no asumían el carácter irreal o ficticio de todo concepto teórico. Para Weber, los conceptos de Marx son, en todo caso, tan “irreales”, o distanciados de la realidad histórica como los de la teoría abstracta de la economía política; simplemente porque todos los conceptos científicos de las disciplinas históricas, siempre que

no sean meramente clasificatorios, tienen la condición de “utopías”, y por consiguiente se apartan de la realidad empírica. Esta discusión sobre la naturaleza irreal o ficticia de los conceptos marxistas y sus leyes tuvieron gran importancia para la obra de Max Weber, que llego a considerarlos como una ficción necesaria, aunque no expresen en su totalidad la realidad que buscan uniformizar. En síntesis, las consideraciones de Weber sobre el carácter irreal, típico-ideal, de los conceptos de Marx en general y del concepto económico de valor, pueden ser admitidos y hasta considerados valiosos llegado el caso, como ficción, como “principio heurístico”, como hipótesis, como “punto de partida”, pero no como representación o reproducción de lo real. Metodología: Siendo un escrito recopilatorio o de opinión, no se considera pertinente ninguna metodología en específico. Conclusiones:  Max Weber desarrollo algunos de sus trabajos teóricos en los terrenos epistemológicos y metodológicos, para luego desplazarse al espacio propiamente teórico de la sociología que lo conllevaron a una confrontación con los intelectuales y militantes de formación marxista.  La crítica de Weber al marxismo clásico tiene dos ejes, el primero es el sesgo materialista de sus explicaciones que privilegia el factor económico y el segundo eje de la crítica es la manera como los marxistas conciben la relación entre la realidad y su conocimiento, y más concretamente, con sus concepciones sobre la naturaleza de los conceptos y “leyes” de la ciencia.  Para weber los conceptos de la teoría marxista son típico ideales y se apartan de la realidad: no son verdaderos o correctos, sino que son construcciones del investigador, ficciones, conceptos límites puramente ideales, respecto de los cuales la realidad tiene que ser medida y comparada. Autor del RAE: Elian Murcia

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