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La música francesa e italiana del siglo XIV

Referencia bibliográfica • Grout, Donald; Palisca, Claude. Historia de la música occidental. Madrid, Alianza Editorial, 2004. v. 1, p. 141-177.

La música francesa e italiana del siglo I.

XIV

Antecedentes generales El siglo

XIII

fue una época de unidad y estabilidad, mientras que el siglo

XIV

fue

de grandes transformaciones, como resultado de la situación del papado, ya que en el siglo

XIII ,

la autoridad de la Iglesia gozaba de respeto y reconocimiento genera-

les con carácter de supremacía. Con el advenimiento del siglo

XIV ,

la autoridad y la

supremacía del papado empezó a cuestionarse. La filosofía de este siglo conside-ró la fe y la razón como ámbitos separados que debían limitarse a su propia esfera. De este modo, se consolidó la ideología de la separación entre la Iglesia y el Esta-do, que aún perdura en nuestra sociedad. El crecimiento de las ciudades durante los dos siglos precedentes aportó un creciente poder político a la clase media y ocasionó el declive de la aristocracia feudal. Francia evolucionó hacia una monarquía absoluta, mientras que la península itálica se dividió en numerosos estados pequeños y rivales. II .

La música en Francia Ars nova fue el título de un tratado escrito por el compositor francés Philippe de

Vitry hacia 1322. Este término resultó tan apropiado, que designó el estilo musical que prevaleció en Francia durante la primera mitad del siglo

XIV .

Los compositores

produjeron más música profana que sacra. El motete, que inició como una forma sacra, adquirió características profanas durante este siglo.

Influenciados por Vitry, los compositores reconocieron dos elementos recurrentes en los motetes: color y talea. Los motetes escritos con esta técnica se denominan motetes isorrítmicos. La idea isorrítmica no era nueva en el siglo

XIV ,

pero du-

rante esta época llegó a aplicarse de forma cada vez más compleja. La estructura isorrítmica imponía una forma coherente al motete. El principal exponente del ars nova en Francia fue el compositor Guillaume de Machaut. En su música, incluye ejemplos de la mayor parte de las formas usadas en su época y demuestra sus tendencias conservadoras y progresistas. Sin duda alguna, su obra más importante es la Messe de Notre Dame, que ejemplifica una de las más antiguas versiones polifónicas del ordinario de la misa. Esta obra destaca por sus vastas dimensiones, su control entre la consonancia y la disonancia y por su estructura cuidadosamente planificada. Y aunque cada movimiento está inspirado en un cantus firmus diferente, puede apreciarse una congruencia de estilo que los mantiene integrados. La música sacra de Machaut constituye una pequeña parte de su producción total. El declive de la producción de música sacra durante esta época se debió al debilitamiento del prestigio de la Iglesia y a la secularización de las artes. Además, la Iglesia asumió una posición crítica frente al uso de obras musicales elaboradas en los oficios religiosos. III .

La música en Italia La música italiana del siglo

XIV

difiere considerablemente de la música francesa

de la misma época, debido a las diferencias del clima social y político. La música más importante fue la de carácter profano, representada por tres formas: el madrigal, la caccia y la balatta. El madrigal solía escribirse a dos voces; los textos eran amorosos, pastoriles o satíricos, cuyas estrofas contenían tres versos. La caccia estaba escrita para dos voces iguales que cantaban al unísono apoyadas por una parte instrumental. La bal-lata polifónica muestra cierta influencia de la ballade francesa. En un

principio, la palabra ballata designaba una canción destinada a acompañar la danza. El princi-pal exponente de la música italiana del siglo

XIV

fue Francesco

Landini, cuya obra es eminentemente de carácter profano. IV .

Música ficta El uso de alteraciones ascendentes o descendentes confirió un estilo diferente a

la música del siglo

XIV ,

tanto francesa como italiana. Las alteraciones cromáticas

en la música de esta época no habrían acarreado tantas dificultades a los ejecutantes modernos si los compositores las hubieran anotado en los manuscritos. Sin embargo, esto no debe interpretarse como falta de cuidado, sino un apego a la lógica de la notación musical de aquella época. El sistema de tres hexacordos utilizaba las notas do, re, mi, fa, sol, la, si bemol y si. Estas notas constituían la música vera. Si una nota era diferente de éstas, se consideraba música ficta. En vista a evitar la incertidumbre, un editor moderno cuidadoso insertará en la partitura sólo aquellos accidentes encontrados en las fuentes originales, e indicará, habitualmente por encima o por debajo del pentagrama, aquellos que crea que aplicaban los intérpretes.