Esquema de Las Barreras Defensivas Primarias

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Esquema de las barreras defensivas primarias BARRERAS PRIMARIAS Cuando un agente patógeno intenta invadirnos se encuentra con una serie de barreras que nos protegen contra ellos. Estos primeros mecanismos defensivos constituyen las barreras primarias. Estas barreras son externas, inespecíficas e innatas ya que están en contacto con el exterior y actúan contra cualquier tipo de agente patógeno. Podemos clasificarlas en tres grupos: físicas o mecánicas, químicas y biológicas. 1. Barreras físicas: la piel es una superficie impermeable que rodea nuestro cuerpo actuando como barrera mecánica, excepto cuando se producen heridas. 2. Barreras químicas. Entre ellas encontramos: • El sudor y las secreciones sebáceas de la piel que crean un medio con pH ácido que impide el crecimiento bacteriano. • Las secreciones ácidas del estómago y de la vagina evitan la proliferación de patógenos. • En la saliva, lágrimas y secreciones nasales hay una enzima: lisozima con actividad bactericida. • La espermina del semen sirve para protegerse de los patógenos. • Las mucosas respiratorias producen mucus, sustancia donde quedan atrapados los microorganismos que posteriormente serán expulsados ayudados por los movimientos de los cilios, de la tos y el estornudo 3. Barreras biológicas. Como la flora bacteriana que segrega sustancia de tipo antibacteriano que impide el asentamiento de otros microorganismos patógenos o estableciendo competencia por los nutrientes. 2- Cuando las barreras primarias no actúan correctamente, se ponen en funcionamiento las barreras secundarias. La primera de estas barreras es la fagocitosis.

La fagocitosis es un proceso que llevan a cabo ciertos glóbulos balancos: los polimorfonucleares, principalmente los neutrófilos y los monocitos. La fagocitosis se pone en acción cuando se produce alguna infección. Las infecciones son el aumento de la cantidad de microorganismos en el organismo. La infección se puede iniciar en determinadas células y tejidos, o se distribuye el microorganismo a través de la sangre. La fagocitosis consiste en producir enzimas y destruir al agente patógeno envolviéndolo con ellas. Para realizar esta defensa, las células pueden llegar al lugar de la infección y destruir a los microorganismos. Las células dañadas liberan una sustancia llamada histamina. La histamina produce la vasodilatación y un aumento de la permeabilidad capilar, por lo que aumenta el flujo sanguíneo; entonces las células fagocíticas pueden acudir más rápidamente al lugar de la infección. 3- Los leucocitos o glóbulos blancos son los miembros de un enorme ejército de células de la sangre. El número de estos en comparación con los eritrocitos es muy inferior, 1 por cada 600, pero su función, al igual que el de sus compañeros es vital. Se puede decir que hay unas cinco divisiones dentro de este ejército blanco que actúa como un ejército de choque contra los invasores patógenos. Tipos de leucocitos De los cinco principales leucocitos, tres son granulocitos, es decir tienen un aspecto granuloso: los neutrófilos, los eosinófilos y los basófilos. En cuanto a las otras dos divisiones, los linfocitos y monocitos no tienen este aspecto granuloso. Independientemente de la fuerza de la corriente sanguínea los leucocitos tienen la capacidad de atravesar la pared de los vasos sanguíneos para llegar donde se les necesite. Más de la mitad de los leucocitos monta guardia por todo el cuerpo; el resto sigue la corriente sanguínea. Su misión es defendernos de los virus, hongos, parásitos o células deterioradas de nuestro propio organismo que pueden poner en peligro nuestra integridad. Si no controlaran o eliminaran estos patógenos y otros tóxicos rápidamente se producirían enfermedades graves. Al igual que ciertos comandos policiacos, la vida de los leucocitos es dura, peligrosa; y en el caso de los leucocitos, corta. Según la naturaleza del agente invasor los leucocitos realizan dos tareas básicas. Algunos linfocitos y los basófilos actúan parecidos a minas: en presencia de un extraño explotan y vomitan sustancias químicas que hace posible que se produzca otro mecanismo de defensa del sistema inmunológico: la inflamación. Los vasos sanguíneos se dilatan, ciertas proteínas sellan la zona, acorralando al enemigo, y las paredes de los vasos sanguíneos se vuelven pegajosas. Esta rotura inflama la zona y prepara el camino para que se produzca la batalla. Aquí entran en acción el otro grupo de defensa, los neutrófilos, eosinófilos y monocitos. La función de estos leucocitos es la de combatir y “comerse”, fagocitar al enemigo

atrapado. Aunque estos leucocitos su misión es comerse a estos invasores, no todos actúan de la misma manera; algunos no hacen más que engullir al agente patógeno; otros sin embargo, lo rompen y digieren. El resultado es que estos fagocitos no hacen más que comer y comer bacterias tóxicas, detritus y materias extrañas hasta morir reventados de la indigestión. ¿Cómo sabe un leucocito a quién debe atacar? Los leucocitos fagocitos se valen de tres señales para distinguir entre los buenos y los malos. Primero. En la corriente sanguínea, por las venas, capilares o arterias todo tiene una superficie lisa, de modo que si encuentran algo con una superficie rugosa lo devorarán inmediatamente. Segundo. La señal eléctrica. La mayoría de las células corporales tienen una carga negativa en su superficie, sin embargo, las partículas extrañas, tóxicas, por lo general, la tienen positiva. Esto provoca que haya una atracción inmediata del leucocito con el patógeno para eliminarlo. Tercero: Señal química. Toda célula tiene como un D.N.I o carnet que lo identifica por los antígenos que tienen en su superficie. Los leucocitos fabrican anticuerpos según estos antígenos para poder identificar fácilmente al enemigo. Una vez identificado, es fácil acabar con él.