Escultura Primera Mitad Siglo XX

ESCULTURA DEL SIGLO XX La escultura que encontramos en la primera mitad del s. XX deriva de los movimientos vanguardista

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ESCULTURA DEL SIGLO XX La escultura que encontramos en la primera mitad del s. XX deriva de los movimientos vanguardistas que nacieron a raíz de los ismos, y múltiples manifiestos. Estos movimientos vanguardistas fueron 4 principalmente: cubismo, futurismo, dadaísmo y surrealismo. Se forja un espíritu “rupturista”. La escultura siempre sufrió una evolución más lenta que cualquier otro arte, debido a su costosa financiación, una supeditación al encargo (debido a los costos), un transporte más difícil y un emplazamiento destacado. Sin embargo, aquí, en el siglo XX contemplamos un cambio radical en las formas y materiales. Para empezar, se abandona el estilo figurativo, es decir, las obras no necesitan tener una forma o “figura” con lógica física o preestablecida. Hay una libre interpretación. Ahora las esculturas alojan cierto movimiento y huecos (literalmente hablando) interiores que permiten una mayor gracilidad y mayor disposición a la vista y la imaginación. Existe una conjunción de volúmenes y formas nunca vista. Los materiales son todo lo que el artista sea capaz de utilizar, desde mármol, madera o piedra hasta bronce, cristal, hierro o acero, e incluso goma o basura. La temática es humanista, concentrándose en el interior emocional del hombre. Son obras más psicológicas e imaginativas, deshumanizadas como diría Ortega y Gasset. Se pretende, con la tridimensionalidad desfigurada, interceptar los pensamientos del espectador en pos de hacerlo imaginar. La experiencia ha demostrado que estos estilos son de difícil aceptación, de gran complejidad. Las influencias o inspiraciones de estos movimientos derivan de las culturas primitivas y clásicas: pueblos prehistóricas preferentemente no-occidentales, cultura maya o azteca… Algunos autores destacables de este período y género son:

BRANCUS, CONSTANTIN (1876-1957) Podría considerarse uno de los padres de la escultura moderna. Aunque empezó con influencias modernistas e impresionistas acabaría decantándose por las cultura primitivas y africanas, llevando la talla a una expresión visual muy simple y muy estilizada. Para él, “lo real no es lo externo, sino la esencia de las cosas”. La clave de su obra es simplificar y depurar el objeto hasta el máximo, llegando a la abstracción pura del objeto representado, con grandes curvas estilizadas. Emplea como materiales la piedra, el mármol, la madera y el metal. Su temática preferida con las aves, destacando “Pájaro en el Espacio” (sup.) (1928). Otra destacable es “La Princesse X” (inf.).

GIACOMETTI, ALBERTO (1901-1966) Uno de los más originales “padres”. Abandona el surrealismo para adscribirse a un estilo figurativo que tiene como objetivo

representar el vacío existencial de ser humano, su soledad y sentido trágico. Representa bustos y figuras humanas de formas alargadas, filiformes, con superficies fibrosas casi corroídas, hechas de bronce poco pulido. Es con esto con lo que persigue representar crudeza y podredumbre ante el espectador. Algunas de sus obras destacables son “Mujer de Pie”(izq.) o “Tres Hombres que Caminan” (dre.).

HENRY MOORE (1898-1986) Originalísimo escultor de origen británico. Halla sus influencias primero en Miguel Ángel y pronto en los artes egipcio, etrusco y azteca. Utilizando materiales como la madera, la piedra, el hormigón, el mármol o el bronce, muestra una bonita preferencia hacia las figuras de

gran tamaño y voluminosidad.

Moore persigue también una abstracción total hacia el objeto, y persigue lo que se llama un realismo vital, en función a la corriente filosófica vitalista. Su temática suele ser maternalista: representaciones de un niño y su madre. Tiene una gran preferencia por las figuras cóncavas.

Obra destacable es “Reclining Mother and Child”:

CALDER (1898-1976) Este escultor estadounidense, de gran versatilidad, es uno de los artistas más ingeniosos. Se inicia en la abstracción y concretamente en el movimiento, desarrollando dos modos de escultura: los móviles o arte dinámico, y el stabile o arte inmóvil. Los móviles son estructuras orgánicas (es decir, con diferentes partes u órganos) hechas de metal, cableado, plomo y pintura suspendidas en el aire. Todo esto le confiere la posibilidad de, literalmente, moverse, mediante impulsos del mismo aire o por un movimiento inicial. Así, una misma obra adopta formas variadas. Destacan “Spiral” (izq.) y “Star”(dre.)

ESCULTURA CONTEMPORÁNEA EN ESPAÑA En la primera mital del siglo XX, la escultura española experimentó una poderosa renovación. La influencia cubista se dejó sentir en la obra de los escultores de la década de los veinte, aunque posteriormente evolucionaron hacia otras corrientes. Tal vez la mayor personalidad de la escultura del siglo XX es Julio González que contribuyó con sus aportaciones al desarrollo de la escultura contemporánea internacional e influyó en la obra de Pablo Picasso.

JULIO GONZÁLEZ (1876-1942) Estudió el cubismo junto a Picasso en París. Evolucionó a un estilo propio entre el surrealismo y la abstracción, fusionando la materia

y el espacio, utilizando planes horizontales o verticales, líneas y vacíos y contrastes luz-sombra, siempre con materiales pobres. Revolucionó la arquitectura con la técnica del hierro forjado, que abría multitud de posibilidades expresivas y que se convertiría en algo sistemáticamente usado por los escultores posteriores. Destacan “Mujer ante el Espejo” (izq.) y “Montserrat” (dre.).

PABLO GARGALLO (1881-1934) De origen campesino, este escultor se cultivó en Barcelona y París, recibiendo influencias del modernismo catalán, Brancusi, del Cubismo y del Expresionismo. Destaca por crear un estilo propio donde usa chapas de

hierro recortadas, forjadas, con remaches, ensambladas… Además, combinando planos cóncavos y convexos, consigue forzar la creación de espacios interiores dejando vacíos en las limitaciones de éstos, para que sea la mente los que los cree. Su obra más conocida, sin duda, es “El Profeta”.

EDUARDO CHILLIDA (1924-2002) Destaca por la elegancia de sus esculturas y su asombroso “diálogo con el entorno”, es decir, adaptación al marco expositivo, normalmente al aire libre. Esculpe en hierro, mármol y terracota, creando una relación vacío-lleno innovadora. Su obra se interesa fundamentalmente en los volúmenes y formas geométricas de gran pureza. Destaca, como obra además famosísima,

“El Peine de los Vientos”, situada al are libre junto a la costa cantábrica.