Es Posible Conocer - Ensayo

Caracas, 12 de noviembre de 2013. Universidad Católica Andrés Bello. Introducción al Conocimiento Científico. Profesor D

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Caracas, 12 de noviembre de 2013. Universidad Católica Andrés Bello. Introducción al Conocimiento Científico. Profesor Diego Larrique. Daniel Méndez - C.I 20.794.625

¿Es posible conocer?

En 1830 Auguste Comte formula una ley macrosocial y macrohistórica sobre el pensamiento humano llamada Ley de los Tres Estados, donde se refiere a la supuesta dinámica histórica de la evolución de la humanidad. Está ley afirma que el pensamiento humano, las concepciones del mundo y los modos de comprensión de la raza humana han pasado necesariamente por tres estados diferentes: primero el estado teológico o ficticio, segundo el estado abstracto o metafísico y tercero el estado científico o positivo. El primero es un punto de partida necesario para el conocer humano ya que inclinó a los primitivos a poseer un saber único, el segundo está destinado a servir como etapa de transición ya que es donde las antiguas creencias son sometidas a las primeras críticas; permitiendo un eventual descubrimiento a nuevos procesos para el saber, y el tercero es fijado como el estado definitivo ya que representa el descarte a las explicaciones místicas. Entonces, ¿es posible conocer? de antemano la respuesta es sí, y la prueba, se encuentra a tu alrededor en la sociedad de la cual perteneces; sin el conjunto de información que poseemos cada uno de nosotros almacenada mediante la experiencia, el aprendizaje o la introspección la humanidad no hubiera logrado estar en la cúspide de la pirámide de la escala evolutiva. El conocimiento social no es acumulativo, lo que ocurre es que van apareciendo nuevas preguntas sobre la realidad y nuevos métodos para conocerla, los cuales varían desde el punto de vista desde el cual se observa. El conocer ha tenido un papel importante y determinante a lo largo de la historia de la humanidad, representando grandes cambios, conquistas e innovaciones. Este fenómeno dinámico se puede observar en las páginas de la historia de las primeras grandes civilizaciones del hombre como lo fueron Egipto y Mesopotamia; donde el conocimiento de los faraones y reyes venia “dictado” por los dioses, dándole respuestas místicas a los fenómenos naturales y a los problemas sociales. Otro ejemplo, mucho más adelantado en la historia nos encontramos con el Cristianismo, donde el conocer estaba moldeado a las creencias tradicionales de la religión. A pesar que el conocimiento ha estado entorpecido y obstaculizado por ciertas interferencias tales como los mitos, las pautas de tradición, explicaciones religiosas e ideologías el ser humano tiene la capacidad innata

de indagar y analizar las interrogantes que el mundo le propone con el uso crítico de la razón (herencia directa de la filosofía helena), tal como se observó en el personaje de Guillermo de Baskerville en la película “El nombre de la Rosa”, argumento donde se ve que desde la antigüedad se ha venido “desencantando el mundo”, las personas se han vuelto descreídas porque ahora buscamos explicaciones ya que todo no los cuestionamos; razón por la cual se inició el cultivo del conocimiento secular entre los individuos de las sociedades, que no es más que el conjunto de fenómenos o elementos en los cuales el pensamiento religioso no se encuentra presente, ya que este representa una expresión barbarie. La fe en el progreso humano fue otro de los impulso para el desarrollo del conocer humano, ya que este dio una “… confianza en la evolución humana hacia estadios moral y materialmente superiores de la civilización” (Giner, 2004). El triunfo y la expansión de la revolución científica que se manifiesta con el Renacimiento dan como inicio al “pensamiento positivo” el cual es la actitud que reposa sobre la confianza en los procedimientos de la ciencia natural para alcanzar un conocimiento certero. Esta corriente consuma el pensamiento doctrinal representado principalmente en las religiones y tradiciones antiguas apareciendo así una mentalidad científica que ayudará a que se imponga la observación, el análisis científico y la deducción a través del uso de la razón; abriendo así nuevas sendas en la indagación racional del universo social del hombre. A partir del auge del positivismo, la ciencia considerará que, para alcanzar el conocimiento es necesario seguir un método. El conocimiento científico no sólo deberá ser válido y consistente desde el punto de vista lógico, sino que también debe ser probado mediante el método científico o experimental. Para Auguste Comte “el método no es susceptible de ser estudiado por separado de las investigaciones en que es empleado” refiriéndose así que la metodología es más que una serie de procedimientos y técnicas, sino entenderla como la lógica del conocimiento relacionado con la historia social, cómo lo pensamos, en qué contexto nos encontramos y con qué categoría la entendemos. Vulnerable a reinterpretaciones, es necesario incluir a la metodología un actitud de constaste vigilancia epistemológica para constituir una fuente de continuas reflexiones para el avance del conocimiento “captando la lógica del error para construir la lógica del descubrimiento de la verdad como polémica contra el error y como esfuerzo para someter las verdades próximas a la ciencia y los métodos que utiliza una rectificación metódica y permanente” (Bachelard, 1938), es por ello que toda operación, no importan cuán rutinaria y repetida sea, debe repensarse a sí misma y en función del caso particular.

Esta vigilancia epistemológica puede ser desplazada en el momento que se persigue una metodología perfectamente exacta, la cual desvía la captación del orden racional. Es por ello que N. Campbell señala que, cuando se establece que todas las proposiciones comprendidas dentro de ciertos límites son equivalentes y que la proposición definida aproximativamente se sitúa dentro de estos límites, el uso de la forma aproximativa es perfectamente legítimo. Ya en la actualidad, viviendo en el tercer estado científico de la Ley de Auguste Comte a la cual se le hizo referencia al inicio de este ensayo; la vigilancia epistemológica permite identificar las posibilidades y limitaciones del conocimiento, acrecentar y renovar determinados procedimientos, la aparición de nuevas hipótesis sobre el conocimiento y establecer permanentes relaciones entre la ciencia y la sociedad. Esperando así el inicio de un “cuarto estado” el cual seguramente llegará, ya que la curiosidad humana es infinita y el conocer es un proceso dinámico y connatural de nuestra especie.