Epicuro

EPICURO Obras a Título en castellano: Obras Traducción, estudio preliminares y notas Montserrat Jufresa Con la col

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EPICURO Obras

a

Título en castellano: Obras

Traducción, estudio preliminares y notas

Montserrat Jufresa

Con la colaboración de

Montserrat Camps y Francesco Mestre

Dirección Editorial: Juliá de Jódar Director de Producción Manuel Álvarez Diseño de la colección: Víctor Vilaseca Distribuyedepara España: S.A. Marco Ibérica. Distribución Ediciones, Ctra. de28034 Irún, km. 13.350 (Variante de Fuencarral) Madrid Distribuye Distribuidora Intermexpara S.A.México: de C.V. Lucio México Blanco, D.F. 435 -Distribuye Col. Petrolera 02400 para Argentina: Capital Federal: Vaccaro Sánchez C/ Moreno, 794 - Aires 9? piso - CP 1091Interior: Capital Federal Buenos (Argentina; Distribuidora Bertrán - Av. Vélez Sarsfield, 1950 CP 1285Aires Capital Federal Buenos (Argentina) Importación Argentina: Rei Argentina, S.A. Moreno 3362/64 - 1209 Buenos Aires - Argentina © Estudio Preliminar, traducción y notas: Montserrat Jufresa, 1991 © Por la traducción: Editorial Tecnos, S.A., 1991 © Por esta edición: Ediciones Altaya, S.A., 1994 Musitu, 15. 08023 Barcelona ISBN Obra Completa 84-487-0119-4 ISBN: Depósito84-487-0179-8 Legal: B. 27412/94

Impreso en España - Imprime: Printed in Spain Marzo 1995 Litografía Rosés, S.A. (Barcelona) Encuadernación: S. Mármol, (Sabadell-Barcelona) S.A.

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x im a s c a pit a l e s h o r t a c io

................................................ 67 n e s (Gnomonologio

INDICE A Colotes ..................... 92 A Leoncio ............................. . . . 92 A su madre ........................... 92 A Metrodoro .......... ... 94 A Mitres ........................................................ 94 A P ito c le s 96 A los amigos deLámpsaco 96 A los am ig o s ..................................................... 96 A los filósofos deMitilene ............... 97 A un niño ... . 98

ESTUDIO PRELIMINAR por Montserrat Jufresa el Tal como nos cuenta Diógenes Laercio 1en libro X de su obra Vidas de filósofos , Epicuro nació en Samos año a finales 342 odela principios del 341. Sus padres, Neocles y Queréstrata, se habían establecido en esta isla como colonos diez años antes, probablemente empujados por alguna adversidad económica. Su padre completaba el trabajo de campesino con el de maestro de escuela, y su madre se casa ayudaba yendo de casa en para celebrar rituales de purificación, tareas ambas en las que la leyenda, con espíritu malévolo, cuenta que también participó.1Epicuro

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Al llegarle la edad de cumplir el servicio militar, puesto queate era hijo tuvo de ciudadanos nienses, que trasladarse a añoAtenas. Así que en el 321 emprendió viaje hacia Ate nas, ciudad que encontraría sumida en los mo mentos de profunda agitación subsiguientes a la muerte de Alejandro. Probablemente el jo ven Epicuro quedaría muy impresionado por hechos como el asesinato de Hiperides y ely suihemos cidio de de Demóstenes, imaginar también la intensa emoción de un amante de la filosofía que llegaba al lugar donde Jenócra- tesy dirigía la Academia Teofrasto el Liceo. Finalizadas sus obligaciones militares, Epi curo se reúne de nuevo con susefamilia,había que en tretanto trasladado a vivirallía Colofón, ydefinitivamente una vez decide continuar sus estudios de filosofía. La vocación dereció Epicuro por la filosofía apa bastante temprano: según él de mismo nos dice, a la edad catorce años. Una elanécdota que cuentan epicúreo Apolodoro y Sextocómo Empírico 2 nos muestra la curiosidad y la necesidad de encontrar, sobreexplicaciones el origen de las cosas, más convincentes quemitos las ofrecidas por los cosmogónicos, im pulsaron al muchacho Epicuro a atender las enseñanzas deléxico un filósofo que, según el Suda, habría sido el platónico

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Más tarde, en el período comprendido en tre 321 suy 311, Epicuro completará forma ción estudiando en Rodas, quizás con el peri patético Praxífanes, y más tarde con eldefilósofo atomista Nausífanes Teos. Debido proba blemente a que las diferencias de criterio man tuvonegó con este último, Epicuro siempre con posterioridad quesu Nausífanes hubiera sido maestro, negación que debemos interpretar en un sentido moral. En el año 311 Epicuro marchó a Mitilene, en lacomo isla de Lesbos, para ejercer maes tro público, pero que la fama de heterodoxo, probablemente se dohabía ya ganado polemizan con sus maestros, le impidió obtener una buena acogida. Se trasladó entonces a Lámpsaco, donde encontró un refugio seguro y consi guió formar un núcleo de amigos quetoda le guardó fidelidad durante su vida, algunos y en de el sus que más se cuentan, queridos discípu los, tal de como nos muestran los restos su co rrespondencia que nos han llegado. Pero su ydeseo erale volver a Atenas, allí vemos establecerse yel fundar una escuela en 306 a.C. Durante treinta ytancinco inte rrumpidos sóloaños, por

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los discípulos les permitió incluso prestar ayu da a del los atenienses con ocasión asedio a que fueron sometidos por El Demetrio Poliorcetes. propio Epicuro, según nos cuenta Apolodoro, solía alimentarse de panagua. y queso, y sólo bebía Llegado a la edad de setenta yendos la años, una afección vesícula provocó su muerte después de catorceque sodías de sufrimientos portó de manera ejemplar y serenidad haciendo gala de la misma que había mostrado duran te su vida. Hermipo 3nos cuenta que momen tos enantes de morir se sumergió un baño de agua caliente y bebió de un sorbo una copa de vino puro. Luego exhortó a sus amigos a y noexpiró. olvidar sus enseñanzas La época en pe queríodo Epicuro vivió fue un de grandes cambios. La polis, la ciudad estado que garantizaba un espacio físico y mo ral, que ofrecía en unos los esquemas de conducta que el individuo se hasentíahundido casi seguro, se definitivamente después depara las aven turas de Alejandro dejar paso a más otros tiempos, de horizontes amplios aunque más imprevisibles. De ahora en adelante el equilibrio personal ya no podrá ir unido a las pautas de la vida ciudadana: surge

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norma moral quedará separada —ensegúndistintas gradaciones, las escuelas— del quehacer público y ahondará en la conciencia hombres. individual de los Que Platón ygúnAristóteles influyeron de al modo en los planteamientos de cierto, Epicuro es muy posiblemente y así lo biográficos dan a entenque der nos los datos informan de que Epicurollama tuvo un maestro platónico do Pánfilo, y otrones. peripatético llamado PraxífaLa relaciónsode bre Epicuro con Aristóteles, todo el exotérico, fue filólogo la italiano gran aportación del E. Bignone en su perduto libro ya clásico L'Aristotele e la formazione fi crítica losófica di Epicuro 4, y la actual sigue indagando en este sentido. Pero quizás tampo co hemos de caer, tal como advierte otroEpicuro, de los estudiosos de D. Sedley, en el ex —y, tremo de pintar a Epicuro en general, a los filósofos helenísticos— tan encantado con Aristóteles queunano idea se atrevía a expresar que no tuviera en cuenta las opiniones de este gran personaje. Así pues, en nuestra expo estos sición no comentaremos aspectos, que precisan más quizás de un tratamiento particu

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cismo diálogos que descubrimos en unos que dejan para otro día nes la solución de las cuestio que se habían suscitado; dioses astrales yhombres fríos; los el alma de los en todas errante pere grinación; son imágenes que no le pare cen adecuadas aque laspresume necesidades íntimas en losmáshombres. En cambio, sí parece posible que Epicuro se sintiera interesado por los estudios de cien cias naturales de la escuela peripatética, así como por los descubrimientos hechos en Oriente durante lasy expediciones de Alejan dro, viera en para ellos tratar nuevos argumentos de hallar en la propia naturaleza una norma de verdad no trascendente, susceptible de ser conocida y, por tanto, asequible. Pero la conexión principal de Epicuro es Demócrito. Se ha dicho que Demócrito, Nausífanes —maestro también, aunque nunca reco nocido, de Epicuro— y el propio Epicuro mar can en la filosofía griega unapor línea progresiva que acaba dar paso a la ciencia empírica, ya que, otros aunquecrite todos ellos admitan rios de conocimiento, en filósofos las doctrinas de es tos los unifi-sentidos cador. tienen un valor Podemos determinar la relación EpicuroDemócrito de forma bastante clara utilizando la tradición polémica y doxográfica que se

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Metrodoro. Leonteo cuenta qü§ Epicuro du era rante mucho tiempo, cuando joven, se afir maba democríteo, y en una carta Epicuro a Licofrón escribe que sentía consideración por Demócrito porque éste, antes que él mismo, había sidounel primero en establecer sistema gnoseológico correcto, ya que llamaba democrítea su doctrina porqueél, Demócrito, antes que había descubierto los principios. También Metrodoro, en su obra De la filo sofía, sostiene sin ninguna clase de dudas que a Epicuro el seña camino depor la sabiduría le fue lado Demócrito. Según otro testimonio, eltuvo de Hermipo, De mócrito una importancia decisiva para la conversión del maestro de escuela Epicuro —ya hemos dicho que éste fue su primer oficio— a la filosofía. Los libros de ron Demócrito consiguie hacerle inteligible el Caos de Hesíodo, cosa que los gramáticos no habían logrado. A pesar, pues, de ciertas diferencias, que son, como veremos, importantes, ylibros de que Epicuro escribió Contra Demócrito, pa rece

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otros pensadores, convierten a su doctrina, gracias a la finura yen profundidad su análisis, algo propio de y original. El hecho de que una parte importante —para nosotros, pero también en su época— de la producción epicúrea tenga forma epistolar, y posiblemente aquella destinada a una mayora difusión, puede inducirnos algunas sentido. reflexio nes en este Desde un punto de vista formal, la carta está, acon toda seguridad, destinada la lectu ra, lo que explica su composición más cuidado sa, más atenta a hallar la expresión y dentro el argudemento convincentes, unos límites exiguos de contras extensión. Esto hace que el te entre el estilo de otras la Carta a Meneceo y el de obras de Epicuro, como el largo tratado Sobre la naturaleza, sea extremado. Este últi mo, probablemente destinado a servir de refe rencia en las lecciones de la difícil escuela, tiene una prosa muy y sigue la costumbre de la ma yoría de tratados filosóficos, que discuten las ideas de unos oponentes que no suelen iden tificar. Pero también una carta es un diálogo leja no, en reducido a dos interlocutores, el que sólo oímos laotro voz esde evocado uno de ellos —el por la memoria la imaginación, am y bos

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ces— a unen monólogo, y se convierte un vehículo adecuado aconsejar para sugerir, para —o para imponer— soluciones, ya que la voz que podría objetar no se oye. Y, además, elundestinatario de en la carta es amigo que, definitiva, piensa lo mismo que nosotros, y a quien tan sólo es necesario recordar que la ver dad existe, y con cuál duce, es el camino que a ella para que no suutilice de forma equivocada capacidad de elección. Diríamos qUe elcarta hecho de pensar que una es la forma máslos adecuada para resumir puntos más importantes de la propia doctri na a(laHeródoto autenticidad de la Carta y de la Carta a Meneceo no cambio, se ha discutido nun ca; en H. Usener 5 dudaba, creo que con razón, de que fuera auténtica la Carta me a Pitocles) deja translucir, parece, algunas de las posiciones más características del epicureis mo: por una parte, su lucha encarnizada contra el escepticismo; por otra, su convicción profunalbedrío; da de que existe el libre de otro lado, su fe todo, en la amistad, y, juntándolo su dog matismo, que halla vía también una magnífica de expresión en las Máximas,

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pensamiento de un autor. Ambos tipospopulares de lite en ratura serán muy la época helelas cartas nística de — recordemos San Pablo o las Cartas a Lucillo de Séneca, así como las colecciones de lógoi o logia atribuidas a uno uo otro sabio antiguo, Heráclito Pitágoras, por ejemplo—. Y es más que peculiares uno de que los aspectos ofrece labas figura de excepcional Epicuro, y que es tante en la historia del pensamien to antiguo, es Pitágoras su faceta dey maestro. Sócrates, reformadores morales ambos, en los que podemos hallar en dudables ciertos aspectos in semejanzas conél Epicuro, se distin guen de en un punto importante. Auna Pitágo ras, fundador de comunidad de prácticas ascéticas y profundamente reverenciado como único maestro, le fueron atribuidas todasa lolaslargo nuevas doctrinas que de casi milseaños las escuelas que de él reclamaban fueron elaborando. Sócrates sea limitaba a señalar ca minos, introducir la duda como instrumento de reflexión, y sus en la obra de sus discípulos enseñanzas se transformaron y se enriquecie ron. Por el contrario, Epicuro, preocupado por ofrecer al hombre un camino seguro hacia la felicidad, rechaza la dialéctica sustraer se aserenidad la duday,indis quepara perturbaría la pensable para

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religiosa. La fidelidad a unos principios mante nida de modo casi inamovible durante siglos, aadaptarse pesar dealos esfuerzos por la men que talidad cívica de los romanos se translucen en algunas obras de Filodemo de Gádara, lesemejanza, confieren una curiosa según algu nos comunidad estudiosos, con una monástica. tanreservado, Es quizás yenpor el carácter tolasiempre misterioso, que vida de los epicúreos tenía para los nojunto iniciados, con la falta deepicúreos información de lo que los entendían por placer, donde hemos de encon trar la base de las calumnias que yles atribuyen sus.detractores que reducen auna los seguidores de Epicuro a manada de puercos. Quizás contribuyera a ello el testimonio de algún adepto que, como Timócrates, el hermano de desertara Metrodoro del de Lámpsaco, Jardín imposibilitado de seguir la vida casi ascética que allí seluego practicaba y de se convirtiera en uno los mayores oponentes de Epicuro. Aunque, de y Séneca, según a la el testimonio entrada del Jardín sehic leíabene esta inscripción: Hospes manebis, hic summum bonum voluptas est 6, la comunidad que bien aspiraba a go zar de este supremo guardaba cos tumbres que habríanunas sorprendido a sus

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mantenía en(la unidos a daestos hombres búsque del placer la amistad. era la philía, Las noticias de Diógenes Laercio dan la testi monio suficiente de existencia de esta comu nidad de discípulos durante la vida de Epicuro. Sabemos también porenél esta que fueron aceptadas comunidad algunas mujeres y esclavos, hecho duda quea contribuyó sin aumentar su fama de heterodoxia. De vez en cuando algún discípulo abando

naba nueva el Jardín para dad fundar una comuni en otro lugar. El con maestro mantenía los la zos estas comunidades mediante el inter cambio depermitían frecuentes cartas, que le no sólo tratarsinoalgunos temas filosóficos, controlar los posibles desvíos Éste teóricos o ideoló gicos. parece haber sidoa el casovadeldirigida joven Pitocles, quien una de lascompletas, epísto lasy que poseemos lo mismo nos permiten suponer algunos fragmentos de las cartas a Mitre y a los amigos de Lámpsaco. A pesar de los alesfuerzos realizados por gunos estudiosos para dilucidar la organización concreta por la que se regían las comunidades epicúreas, lo único que puede afirmarse con verosimilitud es que las relaciones entre el sa bio y sus discípulos se desenvolvían en un am biente

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El edificiodescansa filosóficoen de Epicuro la necesidad de calmar la angustia del homtodo bre en este mundo, sobre la del hombre corriente. el Epicuro trata de combatir miedo que el hombre por siente fundamentalmente la conciencia de sudemortalidad, convenciéndolo que la muerte se las inserta en es el decir, ciclo natural de cosas, tratando de que acepte la mortalidad como algo desprovisto de ele mentos sobrenaturales y terroríficos, ya que la condición básica para disfrutar esde aceptar la tranquili dad epicúrea los hechos naturales tal como son. Para alcanzar este fin, que comporta asi mismo la necesidad de natural ofrecer una explicación del universo entero, Epicuro empezó por establecer una teoría del conocimiento quesus le permitiera construir razonamientos bre una base material y sosólida. Epicuro simplificó considerablemente la preparación intelectual con la que el sabio de bíafilosófica, emprender su investigación si lo comparamos conescue la que las se exigía en las platónica y música peripatética.y Retórica, matemáticas son, en el mejor

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doto. Como un antecedente de este Canon se ha considerado la obra Trípode de Nausífanes de Teos, en la que éste habría depende afirmadodeque el conocimiento la sensación, de la basada evidencia y de la inferencia en la analo gía, conceptos entodos ellos fundamentales la canónica epicúrea. Ésta constituye, por tanto, la introducción alparte sistema, y recibía por de los epicúreos los nombres de «ciencia delfundamental criterio, dely principio disciplina elementos». de los primeros Tradicionalmente se ha afirmado, teniendo solamente en cuenta el orden seguido en el Ca non, que Epicu’ro distinguía tres criterios de realidad, los que Cicerón llama iudiciasensaciones, rerum, y que son las las anticipaciones, y los sentimientos. Los tres, podemos añadir, se resuelven en uno solo, que es la sensación. Pero además Diógenes Laercio observa que los epicúreos en general incluían otro criterio, la phantastiké epibolé tés diánoias. La lectura donde de se la Carta a Heródoto, habla diversas veces nos de hace esta epibolé tés diánoias, ver queintrodujo fue el propio Epicuro quien este criterio, quizás en un momento posterior a la redacción del Canon. El hecho de de pla incluir los sentimientos cer y dolor entre los criterios

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mientos deen loscuenta átomos,quey, la si tenemos filosofía epicúrea es materialista y natu ral y que los sentimientos constituyen el punto de ética, referencia para de la normativa el hecho que enfinal última instancia el motor de la conducta humana estéun movimiento constituido también por atómico es una afirmación del todo coherente con el sistema. Otro principio epicúreo fundamental, con

secuencia de aquel que afirma que nada nace de lo que no existe, es llegan que lasa sensaciones que nos través de los sentidos externos son siempre verdaderas. Pero esto debemos inter pretarlo en el sentido de que, aunque las sen saciones nos evidencien la nos existencia de los ob jetos, no garantizan la verdad de los formulamos, juicios que sobre ellos puesto que la sen sación en sí misma es irracional. Los sentidos nos dan testimonio solamente de ciertas combinaciones o movimientos ató micos del objeto percibido, y nuestro juicio puede engañarnos al tratar de sacar consecuen cias de la información ofrecida por los senti dos; estas consecuencias serán

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saciones que son presentan esta particularidad ciertas sin lugar a dudas.y Los diferentes mo mentos circunstancias de la variaciones percepción, y en también las la disposición de los átomos de los órganos sensitivos, explicarían las undiferentes sensaciones que mismo objeto es capaz de causar en distintas personas,persona así comoena una misma ocasiones dis tintas. En la Carta a Heródoto encontramos la des cripción detallada de de cómo funcionan los senti dos la vista y del oído. La percepción visual de se produce por medio imágenes, typoi, o simulacros, eídola, nuestros que penetranen ojos y que proceden del objeto percibido. Los llamados eídola están constituidos por una capa muy tenue y superficial de átomos que determinado se separan dedebido un cuerpo a los choques continuados que éste experimenta con los átomos exteriores que le rodean y queensemovimiento. encuentran continuamente Esta capa de átomos reproduce las particulari dades del cuerpo, su relieve e, incluso, aque llos movimientos atómicos que causan la sensa ción de color. Gracias a su sutileza los simula cros tienen son rapidísimos, ya que pocas pro babilidades de experimentar choques interiores o exteriores que puedan frenar su movimiento. Es necesario que los simulacros se despren dan ininterrumpidamente de los

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produciría sino unade un visión intermitente, modo tan seguido de que laposibilite la continuidad impresión visual. Algunas veces los simu lacros pueden alterarse debido a algún choque exterior, pero la sensación se compensa con los nuevos simulacros que llegan sucesivamente. En el caso de que los eídola procedan de muy lejos, la compensación puede ser insuficiente y pueden producirse errores visuales, como en el caso de la torre todos y el bastón y, en general, los restantes errores de los sentidosen que Lucre cio menciona el libro IV de su poema. El cuerpoexperi emisor de una los simulacros menta inmediata substitución de materia, producida por átomos de otro origen cualquie ra que existen siempredanteeny que el ambiente circun proceden de la desintegración de otros cuerpos. Esta teoría sirve también para explicar en el fenómeno del pensamiento, el que de especial intervendrían simulacros sutili dad y capacitados para penetrar mente sin impresionaren los la sentidos. En cuanto al oído, el objeto emisor de sonicompuesta do difunde una corriente de átomos suaves que causan de formas una sensación

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durante el trayecto quesonido va del objeto emisor de hasta el sujeto sensible. Igualmente pueden producirse deformaciones debidas a la distancia o a Para los obstáculos encontrados. el sentido del olfato de Epicuropartículas habla también especialmente apropiadas para im presionar el órgano sensitivo. Vemos, por tanto, que las sensaciones se producen siempre a Esto travésesdel contacto direc to. lo que nos del permiten suponer los sentidos tacto y del gusto, yevidencia debido es a porsu lopropia que debemos pensar que Epicuro no se detiene explícitamente en detallar su mecanismo en la Cartaquea lasHeródoto. Es evidente explicaciones que nos da de sobre el funcionamiento los otros tres senti dos no son más que reconstrucciones analógi cas con relación a algo de lo que todos tenemos experienciapor y que no necesita, consiguien de muchas explicaciones te,teóricas. Las prolepsis se han formado en nosotros a partir de las repetidas percepciones de un mis mo objeto y nos sirven para una reconocer a qué se refiere determinada sensación. La defi niciónenque de ella hace Epicuro la Carta a Heródoto es,oscura, por desgracia, bastante cosa ha dadode motivo a diversas interpreta ciones. Las que opiniones algunos autores antiguos

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sal; en definitiva, como del recuerdo de algo que se nos ha aparecido frecuentemente. Filodemo afirma que pro el concepto general nos porciona lacosa definición básica de una parti cular. Cicerón, por que su Epicuro parte, nos informa de fue el primero que utilizó el téry mino «concepto general» que de él.los estoicos lo tomaron El proceso de seabstracción aprolepsis partir deles cual forma la completamente mate rial, pero hay que pensar queestela caso, mente, lapuede me moria en no conservar los unos si mulacros, que al ser cuerpos aumentarían su volumen hasta el infinito, sino que tiene la capacidad de reproducir el movimiento que en su interior se había producido para cada una de las representaciones. También podemos deducir, según loLaercio, que nos dice Diógenes