Ensayo Sobre La Paz

Un Ensayo sobre la Paz La paz es indispensable para el desarrollo humano. La paz concebida como ausencia de violencia y

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Un Ensayo sobre la Paz La paz es indispensable para el desarrollo humano. La paz concebida como ausencia de violencia y no de guerra (1), siendo violencia todo lo que impida al ser humano desarrollar plenamente su potencial físico, mental, espiritual (miedo, hambre, explotación, pobreza, opresión, desinformación, manipulación) Dado que la guerra comienza en la mente del hombre, es en la mente del hombre, donde la defensa de la paz debe ser construida. La paz requiere adoptar una definición positiva, que acepte y asegure abundancia, comprensión acerca de la necesidades de interdependencia, preferencia por soluciones holísticas y el valor de la compasión o fraternidad. Porque la paz no es un mero rol de las instituciones, sino una responsabilidad de todos los seres humanos, individual y colectivamente. Estamos pasando por una situación compleja, tanto que muchos de nosotros estamos completamente en guerra con nosotros mismos, con la sociedad y con las naciones. A cada momento hay una guerra en nuestra mente, siempre estamos escogiendo ir en una dirección o en otra. Por lo tanto, cuantas veces haya un dilema debemos buscar en la sabiduría, en el bien común, el camino de la rectitud y por esto es esencial que las actividades educativas apunten a desarrollar a un hombre con valores, responsable y sensible, quien creara una sociedad compasiva. Promoviendo y enseñando la práctica de la no-violencia reduciremos la violencia que consume nuestras Almas, nuestras casas y nuestra sociedad. Para trabajar por la unidad de nuestro país y el progreso de nuestro gran mundo, dediquémonos a la práctica del humanismo y no permitamos que el odio y la violencia encuentren lugar alguno en nuestros pensamientos, palabras y acciones. Al habernos comprometido solo con el progreso material y bienestar físico hemos descuidado el desarrollo de la paz mental y los aspectos internos de nuestro ser Somos responsables de reemplazar para el nuevo siglo y el nuevo milenio la cultura pasada de guerra y violencia por una nueva cultura de paz y noviolencia, una cultura de prevención de los conflictos. Necesitamos aproximarnos al nuevo milenio con una visión holística y abierta, para alcanzar un estado de sociedad en la que cada uno de sus miembros viva su vida de acuerdo con una paz aprendida en forma de pensamiento amoroso y rectitud, sistema de valores y modelo de conducta. Es nuestra tarea común de desarrollar formas prácticas que nutran esta cultura e ilustren a cada individuo para que la pueda disfrutar plenamente. Violencia creciente, corrosión de valores familiares, diseminación del conflicto étnico y religioso, descuido del ambiente natural y vacio interno a pesar de la prosperidad material, han producido ansiedad universal, alienación y fragmentación. Los esfuerzos para contener estos problemas solo pueden tener éxito a menos que sus causas raizales sean trascendidas por la práctica de los fundamentos espirituales en nuestra vida diaria. El conocimiento de las raíces profundas de la pobreza y la opresión contribuye muy efectivamente a la paz. Así que la

pobreza, la enfermedad, la explosión demográfica, la inequidad, la discriminación, la injusticia social, la opresión política, la destrucción del medio ambiente, junto con la guerra y los conflictos armados deben ser nuestro objeto de estudio. No perdamos tiempo participando en juegos de sensiblerías y reuniéndose en espectáculos de paz para ganar el aplauso o el voto de las personas, ya que si no hay una conexión comprometida y un ambiente seguro no podemos movernos adelante hacia un cambio significativo. Una buena educación y un trabajo seguro en la actualidad contribuirían grandemente a nuestra salud física y mental. El enojo de los oprimidos y la deshonra del opresor son sentimientos naturales, respuestas genuinas a su degradación compartida. Porque los países en desarrollo están sufriendo demasiado y este dolor está alcanzando al mundo entero, uno debería preguntarse: ¿Cómo puedo contribuir a construir una sociedad secular justa basada en los principios de soberanía, evitando ser víctima de los mercados y el auto- marginamiento por el aislamiento tecnológico? ¿Cómo parar la carrera armamentista y lograr el desarme de todos? ¿Cómo parar la degradación constante del medio ambiente? ¿Cómo lograr que los intereses desorbitados de los industriales no exterminen los valores humanos? Las respuestas las vamos encontrando al asumir una verdad espiritualidad, que no nos coloque a los ciudadanos del mundo unos contra otros sino que nos impulse a construir conjunta y compasivamente un mundo de paz.