ENSAYO LA DIVINA COMEDIA

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ENSAYO LA DIVINA COMEDIA “INFIERNO”

Dante inicia su viaje a la mitad de su vida. Yo descubrí lo que tuvo que pasar a la mitad de los años a los que vivió la travesía, ¿diferentes edades? Sí. ¿Diferentes pensamientos? Quizás. El infierno que Dante nos describe, me hace pensar en muchas cosas, es como tener en mi vista un relato de lo que sucede después de la muerte, y no puedo evitar pensar en que me corresponderá, son cosas escalofriantes, pero sobre todo divinas, a continuación relataré la historia y seguido a eso daré mi opinión en muchos puntos . El infierno de Dante, está dividido en nueve círculos, los primeros cinco forman el alto infierno y los cuatro últimos forman el infierno interior, los cuales se van haciendo más pequeños, y en mi opinión, mucho más fuertes y miedosos; forman una especie de continuos círculos hacia el centro de la tierra. Dante al parecer recorre estos círculos en 24 horas, aunque juraría que si yo hubiese sido Dante, no hubiera completado ni la primera hora. Dante recibe ayuda de su maestro Virgilio, enviado por Beatriz, que le pide el favor a Virgilio de que lo guíe por el paso del infierno, purgatorio y paraíso. Dante se encuentra confundido en un bosque el cual describe como un bosque sin vida, con ausencia de luz y suspenso. Ay, Dante, qué enorme cabeza, o mejor dicho, qué gran imaginación. ¿No pudiste colocarte en un lugar menos espeluznante? Disperso en sus pensamientos aparece una pantera (lujuria), una loba (avaricia) y un león (soberbia y ambición) que le dan la no muy buena bienvenida a su recorrido, apareciendo así su maestro Virgilio. No pude evitar

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cuestionarme sobre la aparición de él. Supongamos que estás en la mitad de un bosque espeluznante, con animales rabiosos y de repente veo una sombra, que es un hombre. ¿Confiaría? Quizás sería igual que Dante, en esa situación, Virgilio es la única salvación. Ahí es cuando Dante y Virgilio emprenden su marcha atravesando el bosque lleno de pozos, pantanos y demás. Era el único camino, lo llevaría a la entrada del mundo de los espíritus. Dante nos describe algunos aspectos. Yo, lo asociaría literalmente con una sola palabra, “infernal”. Dante se cuestionaba si verdaderamente él era digno de conocer esas divinidades. ¿Quién no? Ser el único hombre mortal que lo hace. Yo me cuestionaría como Dante, y semejante a él tendría mucho más que un simple temor. Dante le comenta a Virgilio sobre esos miedos y mansamente él le explica la ayuda de Beatriz. Es ahí cuando su miedo va disminuyendo, adentrándose al primer círculo: El limbo, aquel donde conoce y vea a las personas que no cometieron ningún pecado en la tierra, pero no están bautizadas. Ni se salvan, ni se condenan. Allí se encontró con los que admiraba, yo también me hubiese sentido insuficiente ante 4 grandes escritores poetas. Seguido de esto se dirigieron hacia un lugar en el que no había resplandor, el segundo círculo. Era más pequeño pero con más dolor, en la entrada, se encontraron a Minos, el que determinaba qué lugar del infierno le correspondía. Una vez más Virgilio habla y les permite el ingreso hacia la oscuridad. En el segundo círculo yacían los lujuriosos, aquellos que pecaron utilizando el amor para bienes propios. En palabras del ahora, los infieles. Encuentra muchos reyes que fueron lujuriosos y a la vez utilizaron el amor para sacar provecho, como Cleopatra. Avanzaron hacia el tercer círculo, donde se encontraban los soberbios y envidiosos, lo nombra como el lugar de la lluvia eterna, maldita y fría. Aparece Cerbero, perro de tres cabezas que los devoraba una y otra vez. Algo así como la propia bestia.

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Continuaron hacia el cuarto círculo, donde se encontraban los pródigos y los avaros. Las almas estaban divididas entre 2 bandos, eternamente disputándose entre sí. Así como Dante, poco hay que comentar, castigo merecido. Aparece Pluto, el rey de la riqueza. No me extraña. Pero Dante también menciona a los papas y cardenales que con el dinero de la iglesia se hicieron avaros. Me llamó la atención dicho comentario, Dante tuvo que haber sido un hombre de gran conocimiento sobre la biblia e iglesia. Menciona el lugar donde se encuentran, un pantano de aguas oscuras. En mi perspectiva, no merecen menos. Para llegar al quinto círculo debían atravesar una laguna llamada estigia, almas se encontraban hundidos desgarrándose y golpeándose entre sí, eran los que se dejaron llevar por la cólera, los orgullosos, los materialistas. Atravesaron un río que dio lugar a la ciudad de Dite Dante es informado por Farinato sus infortunios y desdenes que tendrá durante su recorrido, pero Virgilio su maestro estará ahí para guiarlo. El séptimo círculo está vigilado por minotauro. Otra bestia. Este círculo está divido en tres círculos llenos de piedra y rodeados por un río inmenso de sangre. Cada uno de estos círculos tiene almas que corresponden a cada uno de ellos por ejemplo los espíritus malditos, que están divididos en tres: violentos - aquellos que pueden violentarse contra Dios, contra otros y contra ellos. Injuriosos y usureros, aquí se encuentra el flegotonte donde hierven los violentos y también los centauros, comandados por Quirón, Neso los guía por aquel círculo, donde incluso ven a Atila. En el octavo círculo se encuentran los fraudulentos. Ahí está Malebolgue (malabolsa), nombre que Dante utiliza para nombrar este círculo, también se forma por10 fosas las cuales tiene un determinado tipo de alma en cada una de ellas, Esta escena me produjo cierto tipo de cosquilleo. ¿Almas que sufren en pozos oscuros por toda la eternidad? Definitivamente los castigos solo son propios de

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alguien con una imaginación y un conocimiento gande. Dante tiene problemas para pasar por aquí ya que está a punto de entrar al último círculo (la primera, de los rufianes y los seductores y la segunda, de los aduladores y los cortesanos. Tercera fosa del octavo círculo: Los simoníacos. Cuarta fosa del octavo círculo: Los adivinos, aquí Virgilio explica a Dante el origen de "Mantua". Quinta fosa del octavo círculo: Los que trafican con la Justicia; están sumergidos en pez hirviendo. Los demonios atacan a los poetas, Dante y Virgilio, en el Infierno grotesco. Sexta fosa del octavo círculo: Los hipócritas; soportan capas de plomo dorado. Séptima fosa del octavo círculo: Los ladrones, mordidos por serpientes. Predicciones de Vanni Fucci de Pistoia contra Florencia. Octava fosa del octavo círculo: Los consejeros, hechos llamas. Aquí explican el trágico fin de Ulises. Novena fosa del octavo círculo: Los escandalosos, cismáticos y herejes, acuchillados. Suplicio de Mahoma y otros. Décima fosa del octavo círculo: Los charlatanes y falsarios, cubiertos de lepra). Aquí encuentran a Gerión, que es el símbolo del fraude, el cual los ayuda para pasar de aquel círculo. Aquí también tiene el enfrentamiento con los demonios. En el noveno círculo se encuentran los traidores. En la entrada como dos grandes torres, se encuentran los gigantes Ticio y Tifeo, los cuales lucharon en contra de Júpiter y fueron vencidos. Dante tiene una pelea con Bocca degli Abati, que era un florentino traidor de los güelfos. En él se encuentra el constructor de la torre de babel que impidió al mundo hablar la misma lengua. Vaya tiempo qué llevaba ahí. Dante y Virgilio se topan con lucifer el príncipe de las tinieblas. Éste es el peor de los círculos y el más temeroso ya que se describe a lucifer con medio cuerpo fuera de la superficie glaciar y masticando a Judas. Éste también se divide en 4, que son: Primer recinto del noveno círculo, la caína: Los traidores a sus parientes. Segundo recinto del noveno círculo, la Antenora: Los traidores a su patria. El suplicio por el hielo. Tercer recinto del noveno círculo, la Plotomea: Los traidores a sus amigos y huéspedes.

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Cuarto recinto del noveno círculo, la Judesca: Los traidores a sus bienhechores. Judas y Lucifer. Al finalizar, Dante junto con el maestro Virgilio debían trepar por Lucifer para seguir el camino. Sinceramente, fue una parte en la que no tuve miedo, porque no me pareció muy real. No digo que la obra sí, solo que el hecho de como Dante describe cada circulo, cada castigo, las almas que ahí yacen, me pareció cargado que trepara por este demonio líder de los infiernos. Sin embargo, logran cumplir con el último miedo y llegan a la salida, donde ven de nuevo las cosas bellas que muestra el cielo. Muchas cosas pasó Dante, desde el encuentro con Virgilio hasta la salida del infierno, ficción o no, aunque en muchas ocasiones hablaba del miedo que lo consumía, yo solo podría resumir dicha actitud del personaje principal: valentía.

“PURGATORIO”

Crecimos con una idea del purgatorio, es donde las almas que no quedaron totalmente purificadas van a sufrir una penitencia y, en un final, subir al cielo. Dante logró elaborar un mundo entero donde las almas que allí yacen deben sufrir para poder después presentarse ante Dios, con un nivel de detalle y coherencia que se hace evidente el arrepentimiento de las almas que yacen ahí. Es importante resaltar que las almas que llegaron a parar a ese lugar son almas que, en vida, no vivieron acorde a las enseñanzas del Señor pero que, en su final, sintieron un genuino arrepentimiento.

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Es interesante ver como estos pecados, que son la base (raíces) de todos los pecados existentes, pueden ser calificados según la manera como desconocen o hacen mal uso del amor. La Soberbia, la Envidia y la Ira son uso del amor pervertido dirigido a dañar a los demás. La Pereza, por su lado, es en definitiva la deficiencia o la falta de amor, mientras que la Avaricia, la Gula y la Lujuria son el amor excesivo y enfermizo por cosas que, tomadas con mesura, serían buenas. Dante hace este análisis mostrando como cada falta del pecador es castigada con una rectificación elocuente y dirigida al mejoramiento de su alma. Continuando con el relato de la obra, al ser escoltados por un ángel a las costas del ante purgatorio, Dante y Virgilio, descienden de la barca y ven con admiración lo que le espera: una montaña gigante, con mesetas circulares donde toman lugar las penitencias para cada pecado. Al llegar a la entrada del Purgatorio, un ángel marca las 7 P´s en Dante, representando los 7 pecados capitales, los cuales infligen peso sobre el pecador. A medida que el pecador subiese, las P´s irían desapareciendo y la búsqueda del cielo se volvería placentera y ligera. Virgilio bien lo expresa en la siguiente frase: “Cuando las P`s que aún llevas impresas en la frente, ya casi borradas, hayan desaparecido por completo, […], hallarás tan ágiles tus pies, que no sólo no sentirás fatiga, sino placer a medida que vayas subiendo. Soberbia La etapa más baja del purgatorio está reservada para los orgullosos, quienes fallaron en bajar la cabeza a lo largo de su vida. Es hermoso como Dante muestra este lugar con el más alto ambiente de humildad posible, que es la virtud opuesta. Se ve como la frase “He aquí la esclava del señor” es visible para todo el que entre en aquel lugar, recordando que María,

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al ser una mujer humilde y dócil, se volvió la elegida por Dios para ser su madre. También Dante nos recuerda cómo el Padre Nuestro, que tantas veces repetimos mecánicamente, es una oración de pura humildad; una oración que nos hace admitir que somos polvo frente a la grandeza de Dios. Después de ver esto, Dante dirige su atención a los penitentes, quienes estaban encorvados por un bulto enorme de piedras que llevaban en la espalda. Mirando de cerca, es muy interesante como Dios envía el mensaje a las almas soberbias que hay que ponerse por debajo, gesto simbolizado en el peso de las rocas, para poder ir hacia arriba. Les deja en claro que en el único momento en que un hombre debe mirar a otro hacia abajo es para ayudarlo a levantarse. Es así como estas almas en sufrimiento aprenderán que “los últimos serán los primeros”, por lo que deben darse cuenta de que, a los ojos de Dios, todos somos iguales. Al finalizar esta etapa, un ángel borra una de las P´s de la frente de Dante, simbolizando la purificación del alma de un peso más. Es ahí cuando el paso se aligera y se sigue escalando hacia el cielo. Envidia La segunda etapa del purgatorio está diseñada para las almas que se carcomían a sí mismas por los bienes de los demás. El entorno de esta etapa del purgatorio era grisáceo y monocromo, acondicionado por las canciones de generosidad (la virtud opuesta) que se cantaban con intensidad. Destellaban imágenes de Caín, el primer envidioso en pisar la tierra y asesino de su hermano, y se oían a manera de súplicas las palabras de Jesús que decían: “Amad a vuestros enemigos.”

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No se debe confundir esta súplica con respecto a la venganza, dado que hace alusión a que los envidiosos siempre buscan el malestar del prójimo que tiene más que ellos mismos y que por esto se vuelve el “enemigo”. Los penitentes esta vez tenían los ojos cosidos con alambres metálicos, y se sentaban unos apoyados en otros pareciendo mendigos y pordioseros, debido a sus túnicas de color gris. Es muy impactante ver como Dios, por medio de tan brutal acto, elimina este defecto ostentoso de sus almas quitándoles lo único que les hace caer en pecado: la vista, que les permite presenciar como el de al lado cae y regocijarse con ello. Es, después de todo, este sentido el que nos permite codiciar los bienes de los demás y, como consecuencia, perder la gracia de Dios. Las almas, en un estado de reflexión absoluto por su incapacidad de pecar, claman la importancia de dar para recibir. Otra P es borrada de la frente de Dante. Ira La tercera estación del purgatorio está destinada para las almas que a lo largo de su vida se llenaron de odio y de rencor hacia su prójimo. En este pasaje, Dante analiza la importancia de la mansedumbre, que desempeña el papel de virtud opuesta. Ve como el perdón y la calma frente a las cosas malas que nos hacen desempeñan un rol importante en una vida llena de caridad, y cómo esta enseñanza toma forma en la frase “Perdona nuestras ofensas, como también perdonamos a los que nos ofenden.” Los penitentes caminaban cegados en nubes de humo permanentes, lo cual tiene un amplio valor simbólico. La ira, como bien lo sabrá cualquiera que lea la obra, tiene la capacidad de cegar a la persona, por lo que nos impide razonar y reflexionar acerca de las decisiones que estamos a punto de tomar. Las nubes de humo muestran a los iracundos lo que hicieron a lo largo de toda su vida, que fue caminar sin sentido cegados por cosas que a fin de cuentas no valen la pena y, como resultado, lastimar a los que los rodeaban quedando solos. Dante expresa este punto a lo largo de este canto directamente, pues se ve fácilmente que el rencor nos quita la objetividad frente a los hechos, y nos tienta a cometer acciones que, después de hechas, sólo pueden ser perdonadas por los otros, pero no olvidadas. Aprendido esto, otra P es borrada de la frente de Dante.

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Pereza Esta grada del purgatorio es huésped de las almas cuyas vidas sólo giraron alrededor del descanso y del descuido. Es impresionante ver como Dante, simbolizando las virtudes opuestas del entusiasmo y la energía, explica que no se puede siquiera hablar con las almas de esta etapa por lo ocupadas y atareadas que se hallan. Se nota como su trabajo fuerte compensa por una vida llena de mediocridad que llevó a la flojera y al desgano para buscar el amor de Dios. La idea de que se “rehabilite” este pecado por medio del movimiento es alentadora y motivante, pero en sí dura como todas las anteriores penitencias que hemos analizado. El mensaje de Dios que nos indica que para poder obtener verdadero fruto de la vida hay que sudar y sangrar un poco está plasmado en una de las bienaventuranzas que predica Jesús a lo largo de su vida: “Benditos sean los que sufren, pues serán recompensados.” Con esto en mente, Dante obtuvo lo necesario para que otra P fuese borrada de su piel. Avaricia Todo el que llega a parar en esta etapa es debido a su excesivo deseo de poseer bienes terrenales, privando así a los demás de obtener algo. Cuando Dante llega a este lugar, ve como las almas están acostadas boca abajo, exclamando “pegóse mi alma al pavimento”. Cuando Dante ve tal escenario, pregunta a una de las almas la razón por la que todos están mirando hacia el suelo y la respuesta del penitente es esta: “Porque como nuestra vista, fija en las cosas terrenales, no miraron nunca hacia arriba, del mismo modo la justicia divina los hunda aquí en el suelo. Como la avaricia no puso nuestro amor en los bienes verdaderos, por lo que fueron vanas nuestras obras, la misma justicia nos tiene aquí oprimidos.” El mensaje que Dios querìa dejar a los avaros es claro: el tener la vista pegada a lo que es efímero y superficial te impide, por definición, ver lo que hay más allá, que es lo que te lleva al cielo. El poner a los penitentes a hacer literalmente lo que practicaron a lo largo de su vida es irónico, y da un punto de vista muy original con respecto a lo que Dios piensa de sus penitencias.

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Gula Aquí entran las almas que desenfrenadamente buscaban saciar su hambre y su sed. Teniendo como virtudes opuestas la templanza y la moderación, se ve como ambas se llevan al extremo cuando los penitentes mueren de hambre alrededor de un árbol lleno de manjares provocativos. Es aquí donde quiero hacer un cuestionamiento breve acerca de lo que hizo Dios con estos penitentes en particular. Todo pecado está compuesto por 2 acciones realizadas por el pecador: sentir y consentir. Sentir es perfectamente normal, pues somos seres humanos imperfectos, pero al consentir estamos desafiando deliberadamente la voluntad de Dios y, por ende, negándolo como padre nuestro. En la Envidia, por ejemplo, Dios evapora toda capacidad de sentir el pecado y, por ende, consentirlo, lo cual permite al pecador reflexionar acerca de lo que hizo en vida y, eventualmente, llegar al cielo. En el caso de la gula, Dios permite sentir la tentación (El árbol con fruto) y además no impide al pecador consentirla, o sea, intentar comer el fruto. Entonces ¿qué quiere alcanzar Dios con todo esto? ¿Acaso que intentemos cometer el pecado una y otra vez hasta que nos demos cuenta que no es posible cometerlo? ¿Cómo enseña esto al pecador que la mesura es la clave de todo? En lo que a mi concierne, Dante debió haber replanteado la manera como se castiga a los glotones, dado que esto parece una simple tortura sin sentido en la cual el pecador solo es puesto en sufrimiento sin enseñanza transmitida. De todos modos, cuando Dante recapacita sobre la mesura en lo que se consume, borra otra P de su rostro. Lujuria La última etapa del purgatorio está pensada para las almas que en vida no fueron capaces de poner un alto a sus impulsos y deseos sexuales. Llegando allí, Dante se topa con un escenario tan espantoso como imponente: una pared de llamas gigante, que se interpone entre el purgatorio y el camino inicial que lleva al cielo. Es muy interesante como Dios toma nuestros más grandes defectos y los utiliza como prueba final para cada uno de nosotros. La clave de este pecado yace en el concepto que presenta para nosotros la llama.

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Como seres humanos imperfectos, tenemos una llama interior de la cual no nos podemos deshacer, pues en esto consiste nuestra naturaleza. Cuando abusamos de este fuego, o lo avivamos en exceso, ya no hay quien lo pare, pues consume todo lo que hay a su paso incluso nuestras más puras intenciones. Es aquí cuando surge nuestra primera manera de ver la pared en llamas: el simbolismo del fuego que se salió de nuestro control y que ahora debemos sentir para poder darnos cuenta de lo que alimentamos en vida y, como fin último, purificar nuestra alma. Otra manera de verlo podría ser utilizando la anécdota de Hércules. Cuando este héroe vio que lo único que le impedía volverse una divinidad eran las ataduras que los defectos de su cuerpo le imponían a su alma, tomó una decisión radical. Como el fuego no solo es símbolo de destrucción sino también de pureza, Hércules prendió fuego a su cuerpo y, despojándose de toda imperfección terrenal, pasó al Olimpo sin mancha alguna. Es aquí donde Dios puede haber fijado su enseñanza ya que, al purificar los vicios del cuerpo pasando por la llama eterna a sus penitentes, estos dejarían de lado sus apegos corporales y pasarían a la vida divina. No es absurdo ver la llama desde tal punto de vista dado que en ocasiones Dante hace alusión a distintos aspectos de la mitología griega en su obra, lo cual permita pensar que adoptó el concepto griego del fuego. Retomando lo acontecido, Dante, después de ser convencido por Virgilio, sigue adelante y pasa por las llamas, entrando así en el tan ansiado paraíso puro de toda falta. A lo largo del purgatorio pudimos ver como Dios, en su infinita misericordia, nos da la oportunidad de recapacitar sobre las faltas que cometimos en vida. Es aterradora, pero a la misma vez bella la manera como nos hace ver que los pecados cometidos no son gratuitos, haciéndonos ver brutalmente las repercusiones que estábamos causando en nosotros mismos y en los que nos rodeaban. Después de todo, los hombres necesitamos una bofetada para despertar de vez en cuando, no? Esta etapa del libro se presta mucho para la recapacitación y la reflexión con respecto a la manera como tratamos a los demás y como nos tratamos a nosotros mismos, dejándonos ver que Dios, dispuesto a perdonarnos, es infinitamente misericordioso, pero también infinitamente metódico y justo.

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“PARAÍSO”

Por fin llegan al tan esperado cielo, este a diferencia de los otros no está dividido en círculos, si no en cielos. Aquí van subiendo de menor a mayor, cabe destacar que aquí los cielos son representados como los planetas y el sol pero como en ese tiempo todavía no se descubrían Saturno ni Plutón, por lo cual les llama cielo estrellado y cielo cristalino respectivamente. En esta parte Virgilio deja ir a Dante solo y ahora quien lo guía es su amor platónico Beatriz, la cual lo lleva a recorrer cada cielo. Igual que en el infierno son nueve, pero envés de ser sufrimiento, ahora es puro gozo. En cada cielo aprende nuevas cosas, la purificación de su alma y hay mismo se encuentra con su tátara abuelo. Cielo cristalino: En esta esfera empieza y concluye el movimiento mientras todo lo demás gira a su alrededor Dante llega al Empíreo un lugar fuera del cielo se podría definir como el cielo supremo lugar donde acaba la travesía de Dante. El emporio es un cielo de pura luz. Desde aquí Dante observa finalmente la luz de Dios, gracias a la intervención de María a la cual San Bernardo (guía de Dante de la última parte del viaje) había pedido ayuda para que Dante pudiese ver a Dios y sostener la visión de lo divino, penetrándola con la mirada hasta que se une con él, y viendo así la perfecta unión de toda la realidad, la explicación de toda la grandeza. En el punto más central de esa gran luz Dante ve tres círculos, las tres personas de la Trinidad, el segundo del cual tiene imagen humana, signo de la naturaleza humana, y divina al mismo tiempo, de Cristo.

Esta parte de la historia, nos relata un cielo, yo lo tomé como una pregunta de fe, ¿realmente, después de leer lo que Dante experimentó sobre este reino de los cielos, creo en que existe? Las preguntas de cuestionamiento son una de las cosas que más deja esta obra cuando se termina de leer, y es buscar una respuesta al: “es cierto o no es cierto”. Después

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de saber por todo lo que Dante pasó y sucedió, puedo decir que realmente es una obra complicada de leer y sobre todo para los que no creen en las vidas más allá de la muerte. Para mí, que soy creyente de que hay un cielo esperando, un purgatorio en el que cual perdonan los pecados y un infierno de castigo, me pareció muy divino, celestial, y admitiré que un poco infernal. Puedo llegar a mi conclusión personal, que es un muy buen relato y es una forma única de comprender las cosas que no se pueden comprobar.

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PAULA VALENTINA JAIMES ORTEGA, 1101.