Ensayo Jose Maria Arguedas

NOMBRE: Caballero Puyen Yossy PROF.: Milva Rodriguez CURSO: Comunicación GRADO Y SECC: 4”B” TURNO: Mañana TEMAS:

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NOMBRE: Caballero Puyen Yossy

PROF.:

Milva Rodriguez

CURSO:

Comunicación

GRADO Y SECC:

4”B”

TURNO: Mañana

TEMAS:    

AÑO:

Biografía de José María Arguedas Visión general del mundo occidental Visión general del mundo andino Visión particular de J.M.A de ambos mundos

Más allá de aquellas hipótesis que ven en el suicidio de José María Arguedas (1911-1969) la demostración del fracaso de su proyecto histórico o "utopía arcaica", pensaremos este hecho como la expresión más clara de su profunda vivencia respecto de los límites de la comunicación intercultural; el antropólogo y el escritor, el sabio quechua y el intelectual occidental, todas ellas realidades que en él convivían, sustentaron la última decisión, en la constatación no sólo del fracaso de las esperanzas personales sino, también, en la desesperación frente a la incomunicación. Asumiendo lo anterior como premisa básica, intentaremos dejar que sólo sea su gran novela Los ríos profundos la que de alguna manera nos permita comprender esa desesperación de quien constata que la comunicación intercultural es, en numerosos contextos de nuestro continente, tan sólo un sueño, uno hermoso e irrealizable.

Vale la pena que recordemos que cuando comunicarse se torna imposible sólo queda el constatarlo y en ello se refleja el alma completa. En la novela Los ríos profundos, como en el ejedrez de Aureliano Buendía en Cien años de soledad, resulta incongruente sostener un rito que hace interactuar sistemas de signos por medio de la interacción de los individuos desde el acuerdo total respecto de las reglas. En nuestra opinión, en esta novela de Arguedas, se intenta graficar la no existencia de un real acuerdo sobre las reglas asumidas, entendiendo a éstas como los contenidos culturales expresados desde los valores y hacia los símbolos.

Nació en Apurímac el 18 de Enero de 1911.Proveniente de una familia mestiza, quedó huérfano de madre a los dos años de edad, su padre era Víctor Manuel Arguedas Arellano un abogado viajero y pues no lo veía muy seguido .El padre al quedar viudo se casó con una terrateniente Ayacuchana, quien maltrato mucho a José María Arguedas en su infancia. En 1921 se escapó con su hermano Arístides de la opresión del hermanastro. Se refugiaron en la hacienda Viseca, donde vivieron dos años en contacto con los indios, hablando su idioma y aprendiendo sus costumbres, hasta que en 1923 los recogió su padre, quien los llevó de viaje por diversos pueblos y ciudades de la sierra, para finalmente establecerse en Abancay. Después de realizar sus estudios secundarios en Ica, Huancayo y Lima, ingresó en 1931 a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima para estudiar Literatura. Entre 1932 y 1937 trabajó como auxiliar de la Administración Central de Correos de Lima, pero perdió el puesto al ser apresado por participar en una manifestación estudiantil a favor de la República Española. Después de permanecer alrededor de un año en la prisión El Sexto, fue nombrado profesor de castellano y geografía en Sicuani, en el departamento de Cuzco, cargo en que descubrió su vocación de etnólogo. En octubre de 1941 fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Patzcuaro (1942), reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima, hasta que en 1949 fue cesado por considerársele comunista. En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore en el Ministerio de Educación, para posteriormente ser promovido a Jefe de la

Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo ministerio (1950-52). En 1953 fue nombrado Jefe del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, y el mismo año comenzó a publicar la revista Folklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era secretario), la cual dirigió durante diez años. A este cargo sucedieron el de director de la Casa de la Cultura del Perú (1963-1964) y director del Museo Nacional de Historia (1964-1966), desde los cuales editaría las revistas Cultura y Pueblo e Historia y Cultura. También fue profesor de etnología y quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones (1950-53), catedrático del Departamento de Etnología de la Universidad de San Marcos (1958-68), y profesor en la Universidad Nacional Agraria de la Molina desde 1964 hasta su muerte, ocurrida a consecuencia de un balazo que se disparó en la sien y que ocasionaría su fallecimiento cuatro días después. Fue galardonado con el Premio Fomento a la Cultura en las áreas de Ciencias Sociales (1958) y Literatura (1959, 1962) y con el Premio Inca Garcilaso de la Vega (1968).

Aunque el 2011 ha sido para el Gobierno peruano el año dedicado al descubrimiento o redescubrimiento de Machu Picchu, lo cierto es que la comunidad académica en su conjunto se esforzó más en conmemorar, con justicia, el nacimiento de una de las figuras más importantes de la cultura viva en el Perú: José María Arguedas. No he querido referirme a él como narrador, pues Arguedas fue bastante más que eso y su proyecto nacional más relevante incluyó el discurso literario, sí, pero articulado con su actividad etnológica. Arguedas, antes que nadie en el Perú, había comprendido lo que solo luego Antonio Cornejo Polar pudo esclarecer sobre el divorcio entre la escrituralidad y la oralidad en el mundo andino. Las posibilidades y mecanismos expresivos del discurso literario se encontraban también en el discurso musical, coreográfico y performático de las canciones y danzas andinas. Por ello, al asumir la jefatura del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, Arguedas se dedicaría a recolectar una serie de piezas musicales de distintos lugares del Perú, aunque, hay que decirlo, con un énfasis mayor en las provincias del sur del país. Entre 1960 y 1963, específicamente, con la colaboración de Josafat Roel Pineda, Arguedas se volcaría hacia el registro de una inmensa cantidad de grabaciones, la mayoría realizadas en Lima, a intérpretes andinos que habían extendido su carrera musical a la capital peruana.

La visión de José María Arguedas (Andahuaylas, 1911 - Lima, 1970) pugna por lograr un armónico desarrollo de nuestras sociedades, a partir del respeto entre los múltiples grupos humanos, sus lenguas y su cultura. Es lo que apreciamos con claridad en trabajos como Formación de una cultura nacional indoamericana. Arguedas y su obra cuentan con todos los atributos para hacer de él un portavoz de la cultura propia del mundo andino, que por lo demás es de presencia milenaria.

Algunos críticos tienen una percepción errónea y de racismo , turística y discriminatoria de lo que es la literatura y la antropología de Arguedas cuando sostienen que cultiva una "utopía arcaica". Esta percepción es siempre superficial y externa frente a quienes vivieron y viven en carne y hueso las raíces culturales quechuas, entre otras.

José María Arguedas: ”llamó al Perú el país de todas las sangres. No creo que haya fórmula que lo defina mejor. Eso somos y eso llevamos dentro los peruanos, nos guste o no: una suma de tradiciones, razas, creencias y culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales”. El pensamiento de Arguedas, sin embargo, va mucho más allá. Es básicamente un retrato de la diversidad de las culturas, del encuentro de mentalidades y formas de ser, y la visión sentida y profunda de un peruano que, 500 años después del descubrimiento de América, se maravilla por la belleza del Ande y sus costumbres, pero también avizora la manera como podría darse, no siempre fácilmente, este nuevo encuentro de dos mundos, e invita a la reflexión sobre lo que somos. Y si concluimos que Lima es el principal imán y síntesis de la migración interna, que le ha dado una nueva cara, resulta indudable que la obra de Arguedas aporta una serie de elementos para entender la capitalidad, los matices de alienación e integración interna, y finalmente lo que podemos asumir como peruanidad.