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• Cesar Puentes

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Ensayo libro “el hombre en busca de sentido” El libro “el hombre en busca de sentido” es un libro muy ineresante que decidí leer debido a la forma en que te hace pensar acerca de encontra el sentido de tu vida, es un libro que en cada página te lleva a reflexionar y es muy grato de leer. Hablando primeramente sobre el autor, llamado Viktor Frankl fue un psiquiatra austriaco sobreviviente a los campos de exterminio nazi y fundador de la escuela psicológica logoterapia, centrada en el significado de la existencia humana, así como en los pasos que el hombre realiza para encontrar dicho sentido. Frankl divide este libro en dos partes: al principio relata sus memorias como prisionero en los campos de concentración en Auschwitz y Dachau; en la segunda parte explica la logoterapia. En la primera parte Viktor nos habla sobre sus conclusiones al analizar el comportamiento humano, tanto del prisionero como de los capos, durante las tres fases padecidas en los campos de concentración; los primeros días del internamiento, la fase de auténtica vida en el campo y la época posterior a la liberación. Primera fase: saber que la única real posesión es la propia existencia Frankl empieza narrando su impresión de los primeros días en un campo de concentración y cómo los prisioneros cambiaban su manera de pensar y quedaban en shock ante tal situación. También relata como esas personas sufrían aleatoriamente la muerte aún antes de pasar a ser formalmente prisioneros: eran despojados rápidamente de su identidad anterior hasta convertirse en un número más dentro de tantos, incluso perdían toda ilusión de ser libres rápidamente y llegaban a comprender que lo único que poseían era su cuerpo y su existencia. Segunda fase: apatía ante la muerte emocional Ante el dolor, la pérdida, y la anulación individual, los prisioneros perdían las sensaciones a las que estaban acostumbrados antes de ser parte de estos campos, y la maldad alrededor de ellos no los llegaba a afectar. Esa falta de sentimientos formaba en ellos una autodefensa para sobrevivir, un caparazón para soportar su existencia.

Los prisioneros eran capaces de regresar a un estado anterior porque soñaban con actividades diarias de su vida anterior, como el simple hecho de comer un pastel en contraste con su carencia de comida que estaban viviendo. Aunque ellos creaban un caparazón que les dejaba huir a su interior y sobrevivir entre el mal que los rodeaba, los prisioneros durante su captura en el campo a la vez eran capaces de discutir la situación política en base a rumores que escuchaban sobre el estado de la guerra. De igual manera, se practicaba la religión en las barracas. Tercera fase: regreso a la libertad Al contrario de lo que se esperaba, los prisioneros al recuperar su libertad no se volvieron locos de alegría. Aunque se repetían entre ellos “¡somos libres!”, esa palabra carecía de sentido para ellos. El cuerpo de los prisioneros se acostumbró primero a su libertad, más no su mente, pues sentían un deseo absoluto de hablar de lo ocurrido. Los prisioneros pensaban que ningún momento feliz estando en libertad les podría suplir los sufrimientos pasados, pero tampoco les fue fácil lidiar con la infelicidad de no encontrar a las personas o las cosas que tenían de su vida pasada. La libertad espiritual Lo importante y lo que nos deja de reflexión y enseñanza el libro es que Frankl nos pretende enseñar que todos podemos ser libres a pesar de las circunstancias, que aun nuestro sufrimiento es capaz de dar sentido a nuestra existencia. El sufrimiento y un entorno nada favorable no necesariamente tienen por qué ser unas cadenas para nosotros mismos. Sin embargo, para esto hay que hacer una de las más difíciles pero necesarias luchas, y es enfrentarse a sí mismo y conocerse como un ser libre capaz de escoger cómo enfrentará espiritualmente a la vida. Y esto nos lo menciona Frankl en el libro, no es una lucha fácil ni que se emprenderá solo una vez en la vida, sino que para lograr la libertad espiritual debemos conquistarla todos los días de nuestra vida.