Ensayo de Literatura y Cine

“El humano verdadero De la existencia y su cuestionamiento en dos películas” (El Show de Truman y Agentes del Destino)”

Views 104 Downloads 0 File size 188KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

“El humano verdadero De la existencia y su cuestionamiento en dos películas” (El Show de Truman y Agentes del Destino)”

Módulo II: Cine y Literatura. Profesor: Francisco Javier Diaz. Autor: María de Los Á. Lugo. C.I: 20.212.311. [email protected] “Ocurre que la realidad es superior a los sueños. En vez de pedir `déjame soñar´, se debería decir: -`déjame mirar´. Juega uno a vivir”. Jaime Sabines.

Hablar del hombre, de la humanidad, de la existencia, siempre es complejo, sobretodo cuando del hombre actual se trata; naturalmente, desde la antigüedad y en el presente, el humano está “constituido por un substrato físico que produce y sostiene una capa vital; la cual, a su vez, produce y sostiene una capa mental; ésta, en su turno, produce y sostiene una capa social (y aquí en esta última es donde parece que todo se trastoca)” (Fuenmayor, 1994:2). El humano es un ser social, en el cual la influencia de su entorno ejerce una repercusión determinante. El hombre contemporáneo parece vivir al extremo, algunos, en la más cruda realidad, sin permitirse sueños, a veces parece, como dice Jaime Sabines (2) en un poema, que el hombre “sigue sin detenerse, sin disminuir la velocidad. Solamente preocupado de lo previsto. En el fondo se siente que es como la preocupación de la vida, y que no es posible detenerse el día lunes o el martes porque la muerte esté esperándonos el sábado”. Aunque no se evidencie en las caras lúgubres de la gente que conduce autos en calles interminables, ni en los militares rapados, ni en tantas vidas faltas de color y gracia, la naturaleza del humano es ser creativo, curioso; las especie ha hecho tantos descubrimientos, respondiendo a sus necesidades, las corporales y espirituales; así aparecen las ciencias, las artes, la filosofía, la espiritualidad; el humano tiene distintas facetas, es un “animal evolucionado”, con instintos y deseos a los que necesita dar respuesta; y cada acción que realice en esa búsqueda, es lo que le proporcionará la felicidad, el sentimiento de autorrealización. Y “todo está muy bien mientras somos-lo-que-somos. Sin embargo, la sociedad comienza a ejercer presión para que no seamos lo que somos. Aquí comienza su acción la primera fuerza negativa, la fuerza que nos impulsa a no-ser lo-que-somos. Cuando esta fuerza triunfa, aunque sea en muy poca medida, comenzamos a serloque-no-somos. Y cuando esto ocurre todo se trastoca” (Fuenmayor, 1994:2)

El hombre que tiene grandes metas, que asume tareas trascendentales, que es soñador, que responde a sus anhelos, es visto de forma desdeñosa por una sociedad que simpatiza con un hombre “más bien normal”; La naturaleza del humano ha cambiado, entonces por esa necesidad de adaptación y aceptación, el soñador que todos llevan dentro se estandariza, y se convierte en un ser absorto, ajeno de en su propia existencia, el que lucha para vivir, no se cuestiona, no se hace preguntas, simplemente es, conforme a lo que establece la sociedad, en consecuencia, lo espera la infelicidad y no lo sabe Sin embargo, las ciencias, las artes, la filosofía, la espiritualidad, siguen estando allí, el espíritu sigue siendo rebelde, y existe (afortunadamente) quien no se resigna a ser un “normal”, quienes ejercitan su creatividad de forma permanente; ciudades enteras con sus cláxones y sus edificios del 30 pisos, albergan aún algunos Cronopios, personas que desde la pintura, la fotografía, la música, las letras o el cine, hacen verdaderos manifiestos, dan al mundo color, sobretodo se expresan, permiten ver que algo de ese hombre soñador, que no está extinto. El hombre culto, considero yo (lejos de aquel estirado y pretencioso), es aquel que manifiesta la necesidad por cultivar lo bello de su espíritu, por obtener aprendizajes de lo que le rodea, por expresar sus ideas, es decir, hacer arte. Estas inquietudes y manifestaciones, naturalmente responderán a la cultura del sujeto, entendiendo -culturacomo “esa parte del conocimiento que suministra la redundancia necesaria para volver disfrutable un estímulo. La cultura es la información preliminar que se ha de poseer para gozar del procesamiento de información posterior”. (Rivera, 2003:336). Naturalmente, para entender o más bien apreciar el arte, es necesario agudizar el ojo, esto solo se logra familiarizándose con el arte en si, ejecutándola; leyendo mucho, o yendo a muchas exposiciones fotográficas o mirando muchas películas…; aunque considero que el caso del cine es particular, se le ha llamado el “séptimo arte”, porque ese fue su orden de aparición histórica, y porque conjuga todas la demás artes, así que ver cine es aprender de fotografía y de pintura y de música y de… En este sentido, el cine se constituye en una especie de ventana al mundo, al universo, donde las leyes de la existencia se flexibilizan; por un periodo, el espectador se convierte en el protagonista de otra vida, es capaz de desenvolverse en épocas remotas, experimentar las más desgarradoras historias de amor o de aventuras; “esas dos horas de cine formarán luego ya parte de su experiencia de manera indeleble; y con esa experiencia así enriquecida, se las verá después en su mundo cotidiano con los asuntos prácticos que se les pongan en frente; empleará esa experiencia vicariamente disfrutada para solucionar algunos de sus asuntos prácticos. (Rivera, 2003:334) Sospecho que la literatura y el cine han influenciado de forma determinante las relaciones humanas; la chica que lee novelas amorosas desea pasión en su vida, el joven al que le gusta la encantadora –Amelie-, buscará ese estereotipo, quien se ha deleitado con -El lado oscuro del corazón-, quizá se atreva a recitar algunos poemas de Oliveiro Girondo a la persona amada; lo que quiero destacar es que “hemos aprendido a tratar a los miembros del otro sexo, a besarlos, a reñir con ellos – y también a reconciliarnos- , en gran medida a través de las ficciones” (Rivera, 2003:339); y es en este y en otros planos de la realidad,

donde se observa la influencia que el cine tiene en los miembros de la sociedad, en la vida real. En el cine veo la prolongación de la imaginación, de forma virtual; la gente de hoy día imagina como ve las películas. No sé si esto sea una ventaja o una desventaja, naturalmente los libros dan libertad a la imaginación, en el sentido de que cada lector tendrá una visión distinta y muy personal, pero el cine, la imagen, posee recursos narrativos también inagotables, y la apreciación visual proporciona tanto un deleite, como una influencia determinante. Es innegable entonces que “el cine es un medio potentísimo de sumar vidas a su propia vida e incrementar así el caudal de experiencias propias para su uso prudencial en el futuro” (Rivera, 2003:334) ¿Qué niño acaso no se ha imaginado siendo el héroe de su película favorita?, o ¿qué espectador no ha deseado habitar en tal o cual película o “ser” determinado personaje; ésta tendencia de desear otras vidas mejores (aparentemente) que la nuestra, ha sido descrita por Rivera como “apetito fáustico”, esa sensación que nos incita, nos lleva a “a integrar en nuestra vida, aunque sea de forma vicaria, el mayor número de experiencias, incluidas aquellas que no hemos vivido en primera persona; el apetitito fáustico no es una extravagancia de carácter, sino todo lo contrario: es un anhelo sentido por los hombres de todas las épocas y que han tratado de mitigar con los medios de que disponían. (Rivera, 2003: 333).

En este caso, el cine surge como una herramienta valiosísima para la alimentación del espíritu de la humanidad, cuando los hermanos Lumiere diseñaron el cinematógrafo, no se imaginaron las repercusiones de su invento; al principio solo lo concibieron como un entretenimiento de pueblo, unos simples fotogramas en movimiento, la proyección de la llegada de un tren y luego rieron de aquellos espectadores asustadizos; pero unos años después, George Mellies más revolucionario, se dio cuenta del potencial narrativo del cine, y basándose en las historias de Julio Verne, creó “El viaje a la una”, en 1902. Luego W.D. Griffith empleó por primera vez el lenguaje cinematográfico, implementando en “La villa solitaria” 1909, distintos planos y giros argumentales, ampliando las posibilidades discursivas del cine; y el resto de la historia ya la conocemos. Existen diversos géneros cinematográficos, cortometrajes y largometrajes, infinidad de películas, una llanas, comerciales, otras de gran trascendencia, y naturalmente cada espectador o cinéfilo tiene sus películas favoritas y sus opiniones al respecto de otras. En este sentido analizaré el argumento de dos películas que quizá el lector habrá visto, “El Show de Truman”, y “Los agentes del destino”, las elegí por su trama, porque responden a ciertas preguntas y necesidades, que como decía algunos párrafos anteriores, ese “animal civilizado” que somos, ese “hombre culto” necesita y busca satisfacer. “El Show de Truman” es una película estrenada en 1998, dirigida por Peter Weir y protagonizada por Jim Carrey, que encarna a “Truman Burbank”; un hombre cuya vida ha sigo grabada y transmitida en un programa de televisión las 24 horas del día, desde su nacimiento. Naturalmente él no lo sabe; Truman habita en un pueblo donde cada uno de sus habitantes es un actor, todas sus relaciones son una farsa, su matrimonio, la muerte de su padre, su mejor amigo… Éste programa televisivo se rueda en el set mas grande del planeta bajo la iniciativa de “Cristof”, el director / Dios, que designa y manipula cada uno de los sucesos en la vida de Truman. Durante la adolescencia, Truman conoce a una hermosa

chica que se enamora de él y trata de advertirle que forma parte de un show televisivo, pero esta chica es sacada de forma brusca del electo y Truman no vuelve a saber de ella; pasado los años Truman se casa y tiene una vida común, pero en el fondo extraña a aquella chica y desea explorar el mundo, salir de esa isla en que habita, sin embargo al intentarlo muchas cosas extrañas suceden, eventos que lo hacen sospechar y despiertan en él la incertidumbre. Cuando Truman comienza a revelarse contra toda aquella farsa de sociedad, Cristof, el director del programa se preocupa por el hecho, trata de mover piezas de la vida de Truman y los espectadores se dan cuenta, a lo que él solo puede decir: “Si estuviera determinado a conocer la verdad, no habría manera de impedirlo”. Contra los pronósticos, es así como sucede, Truman descubre la realdad enfrentando sus miedos, decide salir en barco de la isla, para descubrir luego que su vida es una farsa, que los limites de su realidad son físicos, y a través de una simbólica escalera hacia el cielo, sale al mundo real para encarar la vida. Otra historia donde se cuestiona la verdad tras la existencia es en “Los agentes del destino”, estrenada en el 2011 y dirigida por George Nolfi; ésta película protagonizada por Matt Damon y Emily Blunt, está basada en un relato de Philip K. Dick; se cuenta la historia de David Norris, un exitoso político que conoce a Elise Sellas, bailarina; aparentemente son solo un hombre y una mujer que se encuentran, se conocen y desean estar juntos, sin embargo en su destino no está predestinada aquella unión, pues esta relación afectaría el destino de David, inclusive el destino de E.U.A.; los protagonistas se encuentran como la Maga y Oliveira(4), al azar, una y otra vez por extrañas circunstancias; como su unión no es posible, es allí donde intervienen “Los agentes del destino” unos hombres de sombrero, cuya función es manipular los hechos de la realidad, para que el “destino” de cada uno de los seres humanos se cumpla. El caso es que los protagonistas logran descubrir que “alguien” manipula el destino de los humanos, así que haciéndose de la ayuda de uno de los agentes del destino que se arriesga y les presta su sombrero mágico, van al encuentro del Gerente / Dios, que es quien traza los destinos de cada uno de los humanos; éste al ver el amor y el esfuerzo que han hecho para llegar hasta allí, se compadece y les permite estar juntos en esta vida. He disfrutado mucho estas películas y las considero entre mis favoritas; la búsqueda de la verdad es un elemento clave en ambas, además considero que presentan otros puntos en común interesantes para destacar: -

Protagonistas muy humanos, con los cuales el espectador puede identificarse, sufren los males de la humanidad, la infelicidad, la imposibilidad de estar con el ser amado, por ejemplo, se hacen preguntas existenciales y al ahondar, descubren la verdad tras la existencia tal como la concebían.

-

La existencia de un Director / Gerente / Dios, ente máximo que traza el destino, contra el cual los protagonistas se revelan, no lo sienten como suyo.

-

Quienes los rodean, son cómplices del plan de la existencia, los protagonistas no saben qué es real o en quien confiar.

-

El descubrimiento de una verdad trascendental, que da respuesta a todas sus preguntas, el mundo ya no es como lo percibían, pero el final está abierto, nadie sabe lo que sucederá.

En cualquiera de los casos, el de un hombre que está preso sin saber en un programa de televisión, o en el de una pareja que sufre por no poder estar juntos, vemos el destino trazado como el hecho mas determinante, y la posibilidad de cambiarlo a través de las decisiones. A la salida del cine, o después de terminar de ver cualquiera de estas películas en el sillón de nuestra casa, cada espectador se hará ciertas preguntas, y aunque el mundo que lo rodea no sea tan fantástico como estos films, los mensajes que se encuentran inherentes en ambas historias, proponen el despertar de la conciencia, destacan que la búsqueda forma parte de la naturaleza del humano, y como es admirable y necesario, luchar contra lo establecido si es que caso no nos hace feliz. Sin embargo la felicidad es un sentimiento, muy subjetivo y relativo; la existencia y la realidad están dadas tal como las conocemos, y así también “aceptamos la realidad del mundo como se nos presenta”, aunque eventualmente no está de más replantearse algunas cosas, alimentar el espíritu fáustico es una actitud completamente normal y no del todo descabellada. Tal como lo plantea Rivera, bien podría tener Dios salas de proyección como la del Fausto o la Divina, donde se proyecten historias de vidas, y uno, etéreo aún, pueda decidir que vida o mundo habitar; creo, que aunque Dios nos diese acceso antes de nacer a todos lo “mundos posibles”, la vida que tenemos, es tan maravillosa como la de nuestro film favorito, inclusive mejor, porque el final no está escrito, ni el destino trazado, nosotros, como esos personajes, con nuestras decisiones hacemos el curso de nuestra vida “se hace camino al andar”; en cuanto a lo fantástico, también es factible, solo depende de cuanto abramos los ojos del alma frente a lo que nos rodea, hay maravillas y encantos que no somos capaces de apreciar en nuestro ajetreo diario; sin embargo, volviendo con el apetito fáustico, eso de las salas con todas las “vidas posibles” creo que esa sensación ya la hemos experimentado; tomar una película “al azar”, motivados por un impulso invisible, o llevados por el director o los actores, o porque ha sido basada en un libro que alguna vez nos gusto, o porque un amigo nos ha contado el argumento; en cualquiera de los casos, y aunque ya sepamos o presintamos el final, el simple deleite de la visión, el disfrute de la estructura narrativa, el suspenso o la esperanza nos mantiene frente a la pantalla, a la espera, siempre, de un final sorpresivo, en el que podamos reconocernos, o porque no, quizá algún día sea nuestra historia la que veamos proyectada. Digo esto, el cine tiene todo en común la vida real, y verlo, es vernos, es estudiar al humano que somos, conocer al fin y al cabo del hombre, de la humanidad, de la existencia.

Bibliografía Consultada 1. Fuenmayor, Ramsés. 1994. Modernidad y Autenticidad: El No Ser Siendo de lo Moderno. Actual, No. 28. 2. Sabines, Jaime. 2012. Diario semanario y poemas en prosa. Editorial Planeta Mexicana. México. 3. Rivera, Juan Antonio. 2003. “Las salas de cine Fausto”. Lo que Sócrates diría a Woody Allen. Cine y Filosofía. Espasa Calpe ©. Madrid. 4. Cortázar, Julio. 1963. Rayuela. Editorial Sudamericana. Argentina.