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“Caudillismo, ¿Problema o Solución?” “Proceso de Formación del Estado”

“Caudillismo, ¿Problema o Solución?” El libro “Cesarismo Democrático” comienza con la afirmación controversial que la Guerra que se luchó en territorio latinoamericano a principios del siglo XIX y que, históricamente, ha sido promocionada como una guerra independentista, no fue más que una Guerra Civil (titulo del primer capítulo: “Fue una Guerra Civil”. Para Lanz, la guerra que se libró entre venezolanos patriotas y españoles no fue más que una guerra entre venezolanos que decían perseguir el ideal democrático y que conllevó a la destrucción de cualquier vestigio de civilización que había podido vislumbrarse alguna vez en Caracas. “(…) todo había sido arrasado, todo había sido destruido. Siendo que la revolución no fue obra única de las grandes figuras como Bolívar o Páez, al estudiar el porqué se afirma que lo se sucedió durante en esos años en Venezuela no fue más que otra expresión de una guerra civil, Vallenilla Lanz procede a conocer que caracterizó al contingente de llaneros venezolanos que se lanzaron en una lucha intestina Vallenilla muestra a todas luces su deseo de justificar la necesidad de un gobernante fuerte que logre mantener el orden en la sociedad. Según V. Lanz, es mérito de los realistas la instauración de un gobierno que demostró las graves consecuencias que comporta la colocación al poder de un civil como José María Vargas (en contraposición a la figura fuerte de José A. Páez, caudillo

por excelencia). En una nación donde las revoluciones y los tumultos estaban a la orden del día, un civil no lograría controlar el desorden. En una nación como esta, sólo un caudillo, un militar está capacitado, según él, para gobernar. Todo esto debido a que formó parte del gobierno de Juan Vicente Gómez. Uno de los primeros adjetivos con los que el autor se atreve a delinear el carácter de los llaneros venezolanos es que los mismos no son más que “gente belicosa”, por lo que resulta imprescindible la existencia de una figura de mando fuerte que pueda dominar ese carácter salvaje típico de los llaneros. Ese será el carácter que determinará el devenir de llamada Guerra de Independencia, la cual se distinguió por continuas luchas, rapiñas, masacres, saqueos, robos, etc. La historia tradicional, sin embargo, ha intentado borrar las páginas negras de nuestra época independistas, tratando de crear una imagen mitificada de los sucesos y de sus protagonistas, olvidando que, sin la presencia de un verdadero líder, aquella “gente belicosa” no hubiera podido alcanzar el tan anhelado triunfo. Efectivamente, los llaneros no eran personas con formación militar, y los líderes eran hombres muy jóvenes seguidores de Simón Bolívar quien, desvirtuando el primer motivo de la Independencia que fue puramente económico, y llevado a cabo por los mantuanos, termina decretando la liberación de los esclavos y dando al movimiento independentistas un giro importante hacia la defensa de los derechos de los pueblos. Esta decisión le trajo enemigos que lo acusaron de dictador y de hecho fue desterrado de su Patria y murió en Colombia donde estaba su peor enemigo, Santander.

“Proceso de Formación del Estado” Retomando la historia, se debe decir que las iniciales actuaciones políticas que nuestro país ensayó entre 1811-1830, estuvieron signadas por la contradicción entre dos concepciones sobre la organización del estado liberal. La

una, que abogará por la instauración de una República Federal, la otra que propugnará la organización de un Estado Unitario, de transición, que asumiese la realidad del atraso del país y lo superara mediante una estructura política "paternal" que permitiese la regeneración del pueblo, su educación cívica, y, por tanto, su participación responsable en el ejercicio de sus derechos. Esto no es otra cosa que el proyecto de Simón Bolívar esbozado en sus documentos fundamentales. Del mismo modo se debe reconocer que Guzmán Blanco fue un caudillo "Sui Generis": Caraqueño, graduado universitario y cosmopolita; gracias a ello, pudo convertirse en el vértice de una pirámide de caudillos, muchos de ellos simples "macheteros" semi analfabetos; permitiéndole esto un relativo éxito en la organización centralizada del Estado Nacional Venezolano. Después de haber examinado este primer intento por organizar en forma moderna y centralizada nuestro Estado Nacional, con el objeto (fallido) de liquidar el caudillismo y las guerras civiles; pasamos a plantear las notas más resaltantes de uno de los movimientos de la oposición caudillesca tradicional antigomecista: La invasión de Román Delgado Chalbaud en 1929. Es así como luego de realizar un estudio sobre la procedencia socio-cultural de la mayoría de los héroes de la Independencia, el autor nos hace notar que fue la masa popular, que es comúnmente desdeñada por la historiografía tradicional, una de las piezas claves la que compuso el rompecabezas que llevó a nuestro pueblo hacia la libertad. Es de ese “sector” de la sociedad de donde surgen los grandes protagonistas y luchadores de nuestra Independencia. Sin embargo, resulta importante señalar que al destacar el protagonismo de la masa en las luchas de independencia, no se está afirmando que la suya fue una

lucha de ideales. Se debe recordar que, bajo el análisis positivista, el hombre es por naturaleza salvaje (especialmente el llanero), por lo que sólo bajo un mando fuerte es que el espíritu de los llaneros se podrá verdaderamente domar. Y ese es el rol que debe de desarrollar el verdadero caudillo. Ejemplo máximo: José Antonio Páez. Hasta el momento actual de la lectura, Vallenilla Lanz, Páez representa la caracterización típica del caudillo máximo, ya que con atrevimiento, fuerza y valor supo transformar a los llaneros de Boves (desconfiados, salvajes, suspicaces, acostumbrados a obtener todo a la fuerza y por el combate, interesados en las ganancias personales) en luchadores de la Patria (aún cuando los mismos contaban con más convencimiento monetario que ideológico).Una vez finalizada la revolución (o Guerra Civil) el carácter de estos llaneros representó una seria amenaza al mantenimiento del orden y de la tranquilidad de la sociedad, por lo que Vallenilla Lanz se adentra a delinear claramente lo que será su tesis más polémica

y

popular:

sociedades

como

la

nuestras

necesitan

de

un

Gendarme/Caudillo que las gobierne. Justifica pues plenamente el caudillismo en la gesta independentista y hasta cierto punto comparto su opinión, a excepción de la forma dictatorial en que algunos de ellos actuaron con una gran represión al pueblo llano solo por no compartir su forma de gobernar. No se puede decir que tenían ideales porque los ideales independentistas de Simón Bolívar, del Mariscal Sucre, de José Félix Ribas y otros con su sacrificio en pos de la libertad,

fueron absolutamente

desvirtuados dando paso a una exacerbada ambición de poder y dinero, que aupada por gobiernos extranjeros que venían tras los recursos naturales, degeneró en lo que ya conocemos de nuestra historia.

Bibliografía

Vallenilla, L. El gendarme necesario. Editorial Ayacucho. 1991.