El Síndrome Del Intestino y La Psicología (GAPS)

El Síndrome del Intestino y la Psicología (GAPS) Por Natasha Campbell-McBride, MD EL SÍNDROME DEL INTESTINO Y LA PSICOLO

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El Síndrome del Intestino y la Psicología (GAPS) Por Natasha Campbell-McBride, MD EL SÍNDROME DEL INTESTINO Y LA PSICOLOGÍA EN EL CONOCIMIENTO MÉDICO Hace quince o veinte años la mayoría de médicos nunca había atendido a un niño con autismo. Era una enfermedad poco común de la que muchas personas nunca habían oído. En ese entonces afectaba a uno de cada 10 000 niños, mientras que hoy en día en Estados Unidos el promedio de niños diagnosticados es de uno por cada 150. Habiéndose incrementado 40 veces, hoy en día el autismo es totalmente una epidemia. El autismo es una enfermedad devastadora. No sólo arruina la vida de los niños sino también de las familias. Los hermanos pueden llegar a tener un gran peso que cargar por el resto de sus vidas así como los padres y abuelos. Los trastornos de dé cit de atención (TDA) así como los trastornos de dé cit de atención e hiperactividad (TDAH) son otra epidemia. En cada aula de este país, así como en Gran Bretaña, en Australia, en Canadá y en muchos otros países, uno de cada tres niños está diagnosticado con alguno de dichos trastornos. Cuando hay un niño hiperactivo en la clase el profesor ahora tiene que dedicar gran parte de su tiempo a ese niño, tiempo que el resto de niños está perdiendo. Estos niños son nerviosos y alborotados y pueden llegar a ser perturbadores; su capacidad de concentración es mínima y su memoria es débil. Tratar de enseñar a un niño así es muy difícil. Al mismo tiempo enfrentamos una epidemia de dislexia y dispraxia. La dislexia se de ne como un trastorno en que el niño no puede leer o escribir de manera adecuada. Sin embargo, cuando analizas a un niño disléxico encuentras que la dislexia se trata de mucho más que sólo leer y escribir. Las interacciones sociales de estos niños y niñas son torpes: es muy difícil para ellos sentirse a gusto en un entorno social, hacer amigos y tener un comportamiento apropiado en situaciones sociales. Alrededor del 50 por ciento de niños que padecen dislexia también padecen dispraxia. La dispraxia puede ser descrita como

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torpeza física–notorias desventajas en sus habilidades motoras gruesas y nas. Las personas con dispraxia son siempre malas en los deportes, a muchos de ellos incluso les toma un largo tiempo aprender a coger un balón o a pedalear una bicicleta. Si evalúas a los niños que padecen de los llamados trastornos “mentales” encuentras que están físicamente enfermos. La mayoría de ellos sufre de alergias a la comida, a los animales, al polen, al polvo–a casi cualquier cosa en el ambiente. Sufren de trastornos digestivos, asma y eczema, así como de infecciones frecuentes en los oídos y en las vías respiratorias. No pueden digerir ni absorber sus alimentos apropiadamente y tienen severas de ciencias nutricionales. Como resultado no son capaces de aprender del todo, no se sienten a gusto en entornos sociales, no pueden participar en los deportes ni hacer amigos. No logran encajar. EL ENTORNO MÉDICO Para entender qué está pasando debo explicar lo que he denominado el Síndrome PsicoIntestinal (GAPS, por sus siglas en inglés). Finalmente, esto cubre un vacío en el conocimiento médico. Los niños con esta condición no están recibiendo el tratamiento correcto porque la profesión médica no está al tanto de qué es exactamente lo que está pasando ni qué se debe hacer con ellos. Hemos colocado las etiquetas diagnósticas de TDA, TDAH, autismo, dislexia y dispraxia basándonos netamente en la descripción; tomamos un conjunto de síntomas que observamos en los niños, los ponemos en una caja y los llamamos autismo. Tomamos otro conjunto de síntomas que ponemos en otra caja y los llamamos TDAH. Sin embargo, en un entorno clínico ninguna persona calza total y exclusivamente en ninguna de estas cajas porque todas son condiciones que se traslapan. Por eso hoy se está hablando de un continuo de trastornos. Lo que esto signi ca es que nosotros en la práctica médica no estamos viendo ese un solo trastorno que está en la base y es la causa de todos estos trastornos. Habiendo trabajado con niños en tales condiciones por muchos años, a este trastorno en la base lo he llamado Síndrome del Intestino y la Psicología o Síndrome Psico-Intestinal.

El problema con nuestro sistema médico es que muchos de nuestros médicos son altamente especializados. Tenemos cardiólogos, neurólogos, gastroenterólogos, todo tipo de “oólogos” que están analizando su área especí ca sin examinar al paciente como un todo. ¿Han visto alguna vez a un psiquiatra o a un neurólogo que considere el aparato

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digestivo? Y sin embargo, nunca he conocido a una persona, niño o adulto, que padezca de los llamados “trastornos mentales” y que no tenga problemas digestivos. En algunos casos sus problemas son tan severos que es el primer problema del que los pacientes quieren hablar. Cuando traen a un niño autista a mi consulta es muy común que los padres tengan mucho que contar de su imparable diarrea, empacho, re ujo, constipación severa, o algún otro problema digestivo. En un porcentaje menor de pacientes los problemas digestivos no son tan severos ni tan pronunciados, pero cuando empiezas a hacerles preguntas directas descubres que el paciente alguna vez ha sufrido de alguna condición que aqueja al tracto gastrointestinal. Las alergias están universalmente presentes y el eczema es extremadamente común entre los infantes y bebés. El asma y el eczema son dos lados de la misma moneda porque nacen de un sistema inmune disfuncional. Cuando el asma se agudiza el eczema tiende a mejorar, y cuando el eczema se agudiza el asma tiende a mejorar. Asimismo, la malnutrición está presente en el 100% de los casos de GAPS. La mayoría de pacientes, niños y adultos, se ven malnutridos y pálidos. Muchos de los niños son muy delgados pero con estómagos abultados. Algunos de ellos puede que no luzcan malnutridos o incluso pueden tener sobrepeso, sin embargo cuando hacemos análisis de de ciencias nutricionales encontramos que tienen dé cits de los nutrientes más importantes, de aminoácidos, de grasas esenciales, de minerales y de vitaminas. INCONTINENCIA URINARIA E INFECCIONES En casos de niños y adultos con estados severos de esta condición es extremadamente común la incontinencia urinaria, tener aftas bucales u otras infecciones, así como la presencia de cistitis crónica. Estas tres condiciones se conectan la una con la otra dado que el centro del GAPS son las anormalidades en la microbiota intestinal. Una microbiota

intestinal anormal produce muchas toxinas y cuando esas toxinas son absorbidas en el torrente sanguíneo, el cuerpo tiene que deshacerse de ellas de alguna manera. Una de las principales vías para deshacerse de dichas toxinas es la orina.

Cuando la orina cargada de toxinas llega a la vejiga es capaz de irritarla al punto de causar in amación crónica en las membranas mucosas de la vejiga y uretra. Como resultado, la sensación de tener que orinar con urgencia es bastante fuerte. Los adultos con GAPS tienen que levantarse un par de veces en la noche para ir al baño, y los niños son aquellos que tienden a mojar la cama. Si el niño está profundamente dormido y su orina tóxica se ha acumulado en la vejiga, que de por sí está in amada, sensible y le causa dolor, la vejiga quiere deshacerse de la orina a tal nivel que sin necesidad de que el niño se despierte la orina se libera. Un adulto con esta condición puede ser diagnosticado con cistitis intersticial crónica. O, puede que el médico haga un análisis de orina, encontrar que no hay infección, y decir al paciente que no está ocurriendo nada malo. Dado que el médico no sabe reconocer la condición, para muchos pacientes se declara que lo que ocurre es psicosomático. La candidiasis es un sobrecrecimiento de hongos en el área de la ingle, la vagina y alrededor de los órganos sexuales. Muchos niños pequeños sufren de esta condición. Siempre vemos sus manos sobre sus genitales rascándolos, y la zona está roja e irritada. La condición se origina por una carencia de microbiota saludable en la zona. Hay trillones de microbios viviendo en el área de la ingle y necesitamos que sean del tipo correcto. Si el área está poblada de microbios bené cos para nosotros no dejará que nada más la invada, incluyendo las levaduras cuyo sobre-crecimiento genera infecciones. Estos niños prácticamente no tienen bacterias bené cas en el área de los genitales, es por eso que todo lo que caiga ahí tiene la posibilidad de crecer. Como resultado padecen de frecuentes y severos sarpullidos y erupciones en la zona de la ingle. Las niñas sufren de picazón y enrojecimiento vaginal, y los niños acaban por necesitar la circuncisión. Cuando estos niños llegan a la adultez puede que sufran de cistitis (in amación de la vejiga) crónica e infecciones fúngicas crónicas sin importar cuantas pomadas se apliquen de manera local. Las pomadas  y otros remedios puede que los libren de la infección temporalmente pero dado que las bacterias bené cas no están donde tienen que estar ni en la cantidad adecuada, en un futuro las levaduras podrán insertarse nuevamente.

TODAS LAS ENFERMEDADES COMIENZAN EN EL INTESTINO “Todas las enfermedades comienzan en el intestino” es una frase maravillosa acuñada por Hipócrates hace más de dos mil años. Mientras más aprendemos más nos damos cuenta

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lo cierta que es. Cada una de las enfermedades tiene su origen en los intestinos, por tanto, si queremos tratar alguna enfermedad degenerativa, debemos evaluar el sistema digestivo sin importar que a simple vista parezca no tener relación alguna. Alrededor del 70 por ciento de los niños en mi clínica tienen problemas digestivos severos. En bebés se mani esta como cólicos–una condición considerada prácticamente “normal” por las autoridades de salud simplemente porque la mayoría de nuestros bebés hoy en día sufren de cólicos. Lo que tienen es una microbiota intestinal anormal que hace que produzcan demasiados gases en su sistema digestivo. Una burbuja de gas que se acumula en el intestino del bebé estira la pared intestinal al mismo tiempo que una microbiota anormal causa in amación y resulta en un intestino irritado. El estiramiento creado por las burbujas de gas causa dolor al bebé, entonces empieza a llorar hasta que nalmente el gas se disipa o se mueve hacia alguna otra área del sistema digestivo. Por eso muchas madres señalan que al poner a sus bebés boca abajo o al acariciar gentilmente el estómago de sus bebés en sentido horario, el cólico para y el bebé deja de llorar. Los cólicos son resultado de una microbiota en desbalance en los intestinos del bebe y deberían servir como una campana de alerta para que los padres tomen medidas serias que normalicen la microbiota de sus hijos–tomando en cuenta que de lo contrario los problemas que se van a desarrollar más adelante son bastante serios. La sobreproducción de gas que conlleva al empacho y a las atulencias es muy común entre los niños, jóvenes y adultos con GAPS. La diarrea y la constipación son usualmente intercambiables: el paciente puede tener periodos de cada una. Los niños constipados están en un riesgo mucho mayor que los niños con diarrea. He visto niños que pueden no ir al baño por una semana o incluso 14 días; a continuación tienen una deposición que las madres describen como heces enormes y compactas, que pueden ser muy dolorosas y angustiantes para los niños, y que normalmente hieren el ano. Todo esto añade un componente psicológico que empeora el problema: el niño o la niña ahora tiene miedo de soltar las heces y pre ere contenerlas tanto como le sea posible. MALABSORCIÓN Y OSTEOPOROSIS La malabsorción es un problema generalizado en niños y adultos con GAPS. Sus sistemas digestivos no son capaces de digerir o absorber alimentos de manera correcta. Como resultado desarrollan múltiples de ciencias nutricionales. El cerebro y el sistema inmune no pueden funcionar de manera adecuada sin la nutrición adecuada.

p Como resultado de las de ciencias nutricionales estos pacientes a menudo desarrollan osteoporosis. Los niños normalmente ganan algo de peso antes de crecer cuando se embarcan en el programa nutricional diseñado para el GAPS. Esto es porque los huesos nalmente se hacen más pesados a medida que la estructura ósea va siendo reconstruida. El niño primero repleta sus reservas de nutrientes antes de empezar a crecer. Lo mismo pasa para los adultos, están malnutridos incluso cuando en muchas ocasiones tienen sobrepeso. LA MICROBIOTA INTESTINAL Cuando hablamos del tracto digestivo tenemos que hablar de qué vive ahí y qué lo protege; tenemos que hablar de nuestra microbiota intestinal (también llamada ora intestinal). La microbiota intestinal es la masa de bacterias, levaduras, virus, gusanos, estructuras unicelulares y todo tipo de pequeñas criaturas que viven en nuestro tracto digestivo. Esta masa de microbios puede pesar entre dos y tres kilogramos en adultos dependiendo de dónde y cómo vives. Hay una relación simbiótica entre estos microbios y nuestro cuerpo. De hecho, hay muchas más células y mayor cantidad de material genético en nuestro tracto digestivo que en el resto de nuestro cuerpo. ¿Qué hacen y por qué los tenemos? Son tan fundamentales para la vida que si alguien tratara de esterilizar nuestro tracto digestivo probablemente no sobreviviríamos. Así que echemos un vistazo a sus funciones: Es imposible que alcancemos la salud digestiva si no tenemos una microbiota intestinal saludable y funcional dominada por aquellas especies de bacterias, levaduras y virus que cumplen un rol fundamental–lo que llamamos microbios bené cos o “probióticos”. Ya se ha hecho mucha investigación sobre las bacterias que forman parte de los probióticos; aún no tanta sobre las levaduras (aunque ya se está haciendo), y tenemos incluso menos

información sobre el rol de los virus, pero yo creo que deben haber virus bené cos dado que los daños más severos a la microbiota intestinal vienen luego de la medicación antiviral que las personas usan para el herpes y otras infecciones orales.

La super cie del tracto digestivo podría cubrir una cancha de tenis si la estirásemos. Sería una perfecta puerta de entrada para agentes dañinos si no la tuviéramos cubierta de una capa compacta de microbios que cubren hasta el más mínimo espacio. Estos microbios bené cos producen todo antibiótico que pueda existir y toda substancia antifúngica y antiviral que conozcamos, así nos protegen de microbios potencialmente patógenos que entran a nosotros en lo que bebemos y comemos. Además de protegernos de infecciones, la mibrobiota intestinal nos protege de substancias carcinogénicas y tóxicas neutralizándolas o “atrapándolas” para no dejar que circulen por nuestro cuerpo. Nuestras heces están en su gran mayoría–alrededor del 90 por ciento–hechas de microbios, es así que a medida que las vamos eliminando se llevan consigo a las toxinas. En un estudio reciente fueron evaluados dos grupos de animales, a uno lo trataron con antibióticos y el otro sirvió de grupo control. Se les administró mercurio orgánico en sus comidas y en su agua, eso signi ca cantidades grandes de mercurio. En los animales que no fueron tratados con antibióticos, cuyas microbiotas intestinales eran fuertes y saludables, sólo el uno por ciento del mercurio lograba introducirse en sus cuerpos desde el tracto digestivo. En los animales tratados con antibióticos–que barrieron con sus microbios–, alrededor del 95 por ciento del mercurio logró introducirse en sus cuerpos, en su torrente sanguíneo, huesos, músculos y en todo lugar. La primera y más importante barrera para todos los agentes tóxicos en este mundo es nuestra propia microbiota intestinal–y hoy en día sí que vivimos en un mundo contaminado, comiendo comida contaminada, tomando agua contaminada, respirando aire contaminado y poniendo todo tipo de toxinas dentro de nuestros sistemas de muchas maneras. Con una microbiota saludable puedes comer abundante pescado y estarás protegida en gran medida del mercurio y otros agentes tóxicos que se puedan encontrar hoy en día en los alimentos del mar. Puedes exponerte a cargas considerables de toxinas y aun así estarás protegida. Si tus microbios bené cos no pueden destruir a las substancias tóxicas entonces las van a atrapar hasta que sean eliminadas junto con ellos. Así consiguen que las toxinas salgan de tu cuerpo.

Si tienes un microbioma saludable y resistente nunca vas a desarrollar cáncer en tu sistema digestivo. La microbiota intestinal no dejará que eso pase. Así que las bases para cualquier tipo de cáncer en tu sistema digestivo es el daño a tu microbiota intestinal, que inicia años antes al desarrollo de un tumor en esa zona.

La digestión apropiada y la absorción de nutrientes simplemente no pueden ocurrir sin la participación de bacterias y demás microbios. Ellos producen toda enzima que necesitamos, descomponen las proteínas, descomponen los carbohidratos, descomponen las grasas, descomponen la bra, liberan minerales, vitaminas y otros nutrientes. Y se aseguran de que dichas substancias sean transportadas a través de tu pared intestinal. Asimismo producen muchas moléculas de transporte. Una microbiota saludable produce un grupo especí co de substancias conocidas como ácidos húmicos, que son también producidos por bacterias propias del suelo y son los ácidos que dan al agua del suelo un ligero matiz pardusco. Estos ácidos tienen la habilidad de agarrarse de los minerales inorgánicos, transportarlos a través de la pared intestinal y hacerlos disponibles para el cuerpo. Nuestra microbiota también produce dichas substancias. Para absorber correctamente los nutrientes dependemos de la presencia de microbios bené cos en nuestro tracto digestivo. Por si esto no fuera su ciente, los microbios con que coexistimos tienen un rol activo en la síntesis de toda una gama de substancias nutritivas para nosotros. ¿Por qué? Porque muchas de las vitaminas que requerimos a cada segundo son solubles en agua. No permanecen en nuestro cuerpo por mucho tiempo, así que a pesar de que tengamos una dieta rica en estas vitaminas, habrán periodos durante el día en que realmente no las tengamos. Pero la Madre Naturaleza tiene una solución perfecta a este inconveniente: nos ha equipado con pequeñas fábricas dentro de nuestro tracto digestivo, fábricas que están constantemente produciendo estos nutrientes para luego liberarlos en las cantidades adecuadas en nuestro torrente sanguíneo a través de nuestra pared intestinal, así no caemos en de ciencia de los nutrientes que necesitamos. Estas son todas nuestras vitaminas B–B1, B2, B3, B6, B12, el ácido fólico, el ácido pantoténico, la biotina, así como muchas otras substancias activas sin las cuales no podríamos siquiera vivir. Nuestra principal fuente de vitamina K2 debería venir de la producción de nuestra microbiota intestinal.

Cuando perdemos nuestra microbiota intestinal con el uso de antibióticos o con el uso de algún otro medicamento moderno, o por alguna otra in uencia, lo primero que pasa es que la persona se ve pálida y débil. Los niveles de energía disminuyen a medida que los dé cits en vitaminas aumentan. Sin importar cuánto se suplemente con estas vitaminas,

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van a seguir viéndose débiles y seguirá teniendo de ciencias nutricionales hasta que su microbiota intestinal sea restaurada. Lo primero que necesitamos para suplir nuestras de ciencias de vitaminas B es restaurar nuestra microbiota intestinal, y si un paciente tiene de ciencias de vitaminas B es un claro indicador de que la microbiota intestinal no está equilibrada. LA MICROBIOTA INTESTINAL Y EL SISTEMA INMUNE Existe una conexión estrecha entre la inmunidad y nuestra microbiota intestinal. De hecho, alrededor del 84 por ciento de nuestro sistema inmune se encuentra en las paredes intestinales. Nuestra microbiota intestinal es la mano derecha de nuestro sistema inmune. Sin él, nuestro sistema inmune simplemente no podría funcionar. Sin la presencia de los microbios bené cos las dos principales ramas del sistema inmune se salen de balance–la inmunidad Th1 y la inmunidad Th2. Ambos tienen que actuar en el balance adecuado. El Th1 es responsable de las reacciones normales hacia todo en nuestro ambiente. Puede que hayas visto imágenes con aumento del polen en primavera, son de apariencia desagradable. Si tu Th1 funciona adecuadamente podrás inhalar cientos de partículas de polen y ni siquiera te vas a enterar porque tu inmunidad Th1 va a saber lidiar con eso. La Th1 está presente en todas las partes de tu cuerpo que entran en contacto con el ambiente–en tu piel, ojos, lágrimas, saliva, secreciones mucosas, sistema digestivo y órganos sexuales. Sin embargo, cuando la microbiota intestinal no está en equilibrio, entonces esta parte del sistema inmune no puede funcionar. Entonces la segunda parte del sistema inmune, responsable por las reacciones de tipo alérgico, se torna hiperactiva en un intento de compensar la inactividad de la Th1. Es ahí cuando las personas empiezan a reaccionar a casi todo en el ambiente, a los perros, al polvo, a distintas comidas. Las personas que nunca han tenido alergias a menudo se hacen alérgicas luego de que la microbiota de sus intestinos ha sido agredida de alguna manera. Todo puede empezar con el abuso de antibióticos o con algún otro evento que disrrumpe la microbiota intestinal. El eje de todas las alergias y las condiciones auto-inmunes es el microbioma intestinal. Otras condiciones físicas conectadas a las anormalidades del microbioma son la esclerosis múltiple, la bromialgia, el síndrome de la fatiga crónica, la artritis reumatoide, el lupus y la diabetes tipo 1.

Cuando hacemos análisis a los pacientes de GAPS siempre encontramos que no tienen una microbiota que pueda considerarse normal. Las bacterias bené cas en estos pacientes han sido reemplazadas por todo tipo de patógenos. En un individuo saludable con una microbiota normal encontramos alrededor de 500 especies distintas de causantes directos de enfermedades: bacterias patógenas y hongos rodean a las bacterias bené cas. Y siempre y cuando lo que consideramos bacterias bené cas predomine, ellas mantienen a los demás microbios bajo control; no permiten que alcancen un estado que signi que un peligro para nosotros. Sin embargo, cuando barremos con las bacterias bené cas–que son extremadamente vulnerables a los antibióticos de amplio espectro, a la píldora anticonceptiva, a los medicamentos esteroides prescritos a largo plazo, y de hecho a la mayoría de medicamentos prescritos en la modernidad–terminamos con lo que es llamado una disbiosis intestinal. La disbiosis inducida por medicamentos es la más difícil de tratar. Sin embargo existen otros factores en nuestro mundo moderno que pueden dañar a la microbiota intestinal, incluyendo la dieta moderna de comida chatarra, los periodos prolongados de estrés, las infecciones, las diarreas constantes, la salmonella, la tifoidea, el cólera, la radiación, entre otras in uencias del medio ambiente. En todas estas situaciones es muy importante ingerir probióticos de mucha calidad para cargar al tracto digestivo de bacterias bené cas. CUANDO LOS MICROBIOS DEL INTESTINO SE HACEN “MALOS” En pacientes con disbiosis intestinal, los microbios patógenos con mayor presencia son aquellos onmipresentes de las especies del género Candida. Esta es una gran familia de levaduras de las cuales la ciencia conoce alrededor de 200 especies distintas. Mientras que en nuestro cuerpo habiten una serie de microbios, muchos de ellos bené cos, la candida y otras levaduras permanecen en su estado unicelular y no pueden causarnos daño. Pero si nuestro cuerpo no está protegido por su ciente microbiota bené ca, estas levaduras pueden asentarse en nuestras membranas mucosas y pasar a su estadío secundario, que es un micelio de bras largas. Estos pueden llegar a un largo de literalmente de varios pies, creciendo a través de cada tejido y órgano en el cuerpo y con efectos absolutamente devastantes. ¿Qué es lo que estas levaduras hacen principalmente? Producen alcohol. Les gusta alimentarse de glucosa y carbohidratos. Lo que saben hacer ante un pedazo de pan o una cucharada de azúcar es iniciar la fermentación alcohólica. Las especies de candida convierten los azúcares en alcohol. Y esto puede pasar tanto en bebes como en niños, con

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devastadoras consecuencias para su futuro desarrollo. Las especies de Clostridia son otro patógeno que se encuentra normalmente en los pacientes de GAPS. Es una gran familia de bacterias, con alrededor de 100 especies conocidas. El miembro más común que conocemos de esta familia es el Clostridium tetani causante del tétano. Las bacterias Clostridia son formadoras de esporas prácticamente imposibles de erradicar dado que las esporas pueden sobrevivir casi a todo–pueden ser congeladas, hervidas o pasteurizadas y aun así no serán erradicadas. Son anaerobios estrictos. Son difíciles de analizar por el equipo que se necesita para detectarlas. Las bacterias Clostridia producen neurotoxinas de gran impacto, substancias que son tóxicas para nuestro sistema nervioso. Todos los suelos del planeta muestran la presencia de

Clostridium tetani cuando son analizados. Si una herida o raspadura tiene contacto con el suelo y la clostridia logra proliferar hasta producir dichas neurotoxinas entonces puede causar la muerte en cuestión de horas. Y sin embargo es normal que todos tengamos Clostridium en nuestro sistema digestivo. Las personas saludables conviven con clostridia en sus tractos digestivos y no signi ca un problema siempre que los microbios bené cos también estén presentes y en mayor proporción. Sólo cuando las bacterias de la microbiota bené ca son barridas es que estas criaturas empiezan a ser un problema, dañando el tracto digestivo y generando neurotoxinas. Las bacterias sulfato-reductoras forman otro grupo bastante grande de bacterias. Estas bacterias disfrutan comer sulfuro, un mineral presente a lo largo de todo nuestro cuerpo. El sulfuro es esencial para cientos y cientos de reacciones bioquímicas, de las cuales la más importante es la desintoxicación. El hígado necesita cantidades considerables de sulfuro para poder lidiar con cualquier toxina que ingresa a nuestro cuerpo. Sin embargo, un sobrecrecimiento de las bacterias sulfato-reductoras va a consumir todo el sulfuro y dejar al cuerpo en de ciencia. Es común que los niños con autismo tengan de ciencias severas de sulfuro, no sólo porque las bacterias consumidoras de sulfato lo han agotado sino porque el cuerpo lo necesita y lo usa en demasía para lidiar con todas las toxinas. Lo primero que vemos en estos pacientes es que los neurotransmisores, los químicos que el cuerpo usa entre las células cerebrales–serotonina, dopamina y otros–no pueden ser correctamente destruídos: luego de haber completado su función estos químicos cerebrales son transportados al hígado donde deberán ser destruidos o reciclados, sin embargo este

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proceso requiere de mucho sulfuro y en un cuerpo con dé cit de sulfuro no podrá llevarse a cabo. Entonces el cuerpo empieza a ser invadido por los restos de estos neurotransmisores que aún pueden reaccionar con las células cerebrales, pero dado que son neurotransmisores de alguna manera dañados/agotados, pueden causar muchos síntomas neurológicos y “mentales”. Se ha encontrado virus en pacientes autistas. Andrew Wake eld encontró el virus del sarampión. Otro es el virus del herpes, y hay muchos otros virus que proliferan. Siempre y cuando nuestro tracto gastrointestinal esté poblado por virus bené cos, estos virus patógenos no deberían lograr predominar. A la naturaleza le gusta combatir de igual a igual. Para lidiar con “malas” bacterias tenemos que contar con “buenas” bacterias; para lidiar con malas levaduras tendremos que poblar nuestro intestino con buenas levaduras; para lidiar con malos virus tendremos que poblar nuestro intestino con buenos virus. TOXICIDAD EN EL CEREBRO ¿Qué pasa cuando hay un sobrecrecimiento de especies patógenas de bacterias, levaduras, virus  y otros microbios? Transforman a los intestinos de ser una fuente de nutrientes a una fuente de toxicidad. La comida que ingresa es digerida por esta masa anormal de microbios y es convertida en cientos de toxinas que luego ingresan al torrente sanguíneo a través de la pared intestinal dañada. ¿Qué pasa en niños autistas o en niños con algún otro impedimento de aprendizaje? Estas toxinas están ingresando en sus cerebros. Dependiendo del tipo, estas toxinas se atan a estructuras cerebrales especí cas, proteínas especí cas, grasas especí cas y lipoproteínas especí cas, y como resultado causan distintos síntomas dependiendo de en qué parte del cerebro se han concentrado estas toxinas.

Los cerebros de niños autistas están repletos de toxinas. Estos niños nacen con cerebros normales…y tienen ojos normales, orejas y demás órganos sensoriales. Estos órganos sensoriales están colectando información del ambiente. Los pequeños bebes pueden mirarte, pueden tocar todo a su alrededor, son como pequeñas esponjas, colectan

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información y luego la información es enviada al cerebro para ser procesada. Cuando el cerebro procesa la información sensorial entonces el niño aprende: ella es mamá, él es papá, esto es una cuchara, esto es un juguete. Con un juguete me divierto–a un juguete no se le come ni destruye, sino que se juega con él. Si el cerebro del niño está congestionado con toxicidad, toda su información sensorial no puede ser debidamente procesada, se convierte en un ruido, una papilla de sesos. Los individuos autistas altamente funcionales reportan que pueden oír algunas frecuencias pero no otras. Las voces de algunas personas les suenan como si estuvieran bajo agua. Algunos sonidos les causan fastidio e incluso dolor. O notan que pueden escuchar las frecuencias de su madre pero no de su padre. Debido a que los estímulos sensoriales que entran a sus cabezas se convierten en un completo desorden y el niño no puede aprender de la papilla de sesos que se forma, entonces algunos sonidos son dolorosos, algunos son placenteros, algunos estimulantes y algunos molestosos. Esto suele ocurrir en el segundo año de desarrollo, a menudo cuando el bebe deja de lactar. El segundo año de vida es cuando se desarrollan las funciones vitales de comunicación: las habilidades receptivas de lenguaje, las habilidades expresivas de lenguaje, las habilidades sociales, al mismo tiempo que las habilidades motoras gruesas y nas. Los niños autistas desarrollan algunas de estas habilidades de manera anormal. Al examinar lo que está pasando en sus cerebros y cómo la toxicidad inter ere con todos los estímulos sensoriales que ingresan en sus cuerpos a través de sus órganos sensoriales, entenderías por qué estos niños son tan extraños. Es perfectamente lógico que se comporten como lo hacen. HERENCIA TÓXICA ¿De dónde obtenemos nuestra microbiota intestinal? Previo al parto los bebes tienen cuerpos estériles y sistemas digestivos estériles. A medida que atraviesan el canal de parto, durante el nacimiento, tragan los primeros bocados de bacteria que se convierten en su propia microbiota. Es así que todo lo que está en el canal de parto y en la vagina de la madre se convierte en la carga de microbios del bebe. ¿Qué vive en la vagina de la madre? Previo a la era de los antibióticos y la píldora anticonceptiva, la mayoría de mujeres tenían microbiotas vaginales saludables que traspasaban a sus niños. Sin embargo, hoy tenemos encima décadas de abuso de antibióticos. Y la píldora anticonceptiva tiene un efecto particularmente devastante para el

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microbioma. Lo que sea que viva en los intestinos de la madre va a vivir en su vagina y es eso lo que las mujeres traspasan a sus bebes. En mi clínica, antes de hablar de la salud del niño, colecto un historial de salud exhaustivo sobre los padres, abuelos y hermanos. Casi el cien por ciento de las madres con niños autistas tienen microbiotas anormales, y eso es lo que traspasan a sus niños desde el nacimiento. Estos niños están en desventaja desde el inicio de sus vidas. En un puñado de casos la madre es saludable y sin síntomas de ningún tipo, y es el padre quien tiene una microbiota anormal. Y es que los papás comparten el microbiota de todo su cuerpo regularmente con la madre a través del contacto corporal y aún más durante el coito. Las madres con disbiosis intestinal traspasan una microbiota disfuncional al bebé recién nacido y, como resultado, el bebe no desarrolla una microbiota saludable. Eso inmediatamente pone en peligro al sistema inmune debido a que el establecimiento de la microbiota intestinal del bebe en los primeros días de su vida juega un rol crucial en la adecuada maduración del sistema inmune y si eso no ocurre–o no ocurre adecuadamente como pasa ahora–estamos poniendo en peligro el desarrollo del sistema inmune en el niño. Esto genera en el niño la facilidad de contraer eczema, cólicos, episodios de asma, nariz bloqueada y otras reacciones alérgicas atópicas, debido a que su sistema inmune, la parte de la inmunidad Th1, no se desarrolla correctamente. El niño está en desventaja desde un inicio. Debido a que el sistema inmune no está funcionando bien, las membranas mucosas–la producción mucosa es una función inmune–empieza a moco exageradamente. Como resultado, el niño desarrolla otitis media adhesiva e infecciones constantes en los oídos. En Occidente el 80 por ciento de las visitas a médicos de familia son por infecciones de oídos. ¿Y qué hace el médico con respecto las infecciones de oídos? Prescribe antibióticos– a pesar del hecho de que numerosos estudios han demostrado que a los niños que simplemente no se les trata les va tan bien como a aquellos que usan antibióticos. Estos antibióticos barrerán con la preciada pequeña cantidad de bacteria bené ca que el niño aún conserva. Muchos niños con GAPS recaen constantemente en infecciones de oídos hasta que nalmente se les insertan tubos de ventilación para drenar el moco del oído medio hacia el canal exterior.

Las infecciones de las vías respiratorias son el segundo gran problema en estos niños. Nuevamente, lo que se hace es prescribir antibióticos, causando mayor daño a la microbiota intestinal y al sistema inmune. Los antibióticos son un golpe severo para el sistema inmune. Las vacunas se unen al problema. Hay una teoría de que las vacunas son la causa del autismo, pero no es que sean las causantes de ninguno de estos trastornos. Lo que sucede es que las vacunas han sido diseñadas para personas con sistemas inmunes saludables, y tenemos una creciente población de niños que no poseen sistemas inmunes saludables, por tanto no cumplen con ese gran requisito para ser vacunados. En niños con sistemas inmunes comprometidos, las vacunas causan daño a sus sistemas inmunes, acercando al niño cada vez más a un colapso en su salud. Para algunos niños las vacunas son “la gota que derrama el vaso”. En mi clínica, alrededor del quince por ciento de los niños empezaron sus síntomas de autismo luego de las vacunas MMR y alrededor del mismo número de luego de las vacunas DPT. Pero la mayoría de padres aún no ve conexión alguna. Estos días con toda la controversia por las vacunas, veo muchos niños autistas que no fueron vacunados ya que sus padres estaban al tanto del peligro. Sin embargo a pesar de no haber sido vacunados, tienen autismo. Sabemos que las vacunas no son la causa del autismo. Simplemente acercan al niño aún más al problema. Luego empieza la dieta para después del destete basada en trigo, lácteos procesados y pasteurizados, y en fórmulas en polvo. Todos estos alimentan el sobrecrecimiento anormal de microbios en el intestino y así el niño pronto contrae disbiosis intestinal. Los intestinos se convierten en una gran fuente de toxicidad. Las toxinas empiezan a circular en el torrente sanguíneo y se distribuyen en todo el cuerpo. Llegan al cerebro y causan disfunciones cerebrales. Así se desarrollan los problemas de aprendizaje. Y hay algunos otros factores: ¿con qué carga de toxicidad nació el niño? Solíamos pensar que la placenta protegía al bebe pero se ha descubierto que no siempre es el caso. Por ejemplo, sabemos que el mercurio afecta al feto y a la cubierta intestinal. En un estudio en que los investigadores dieron mercurio a ovejas preñadas encontraron que el mercurio se depositó en su mayoría en sus recubrimientos intestinales y en los fetos. Y el mercurio es sólo una de las toxinas a las que las mujeres embarazadas están

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expuestas. Cada producto de cuidado personal al que la madre se expone–el maquillaje, el perfume, los productos de limpieza domésticos, las piscinas cloradas, las comidas ultraprocesadas con cientos de químicos arti ciales–todos irán dentro del bebe, así que estos días nuestros bebes ya nacen con una carga tóxica. A menor carga tóxica el niño tendrá una salud más robusta y mejor constitución, a mayor carga tóxica el niño será más vulnerable. Y dependiendo del bagaje genético así como de muchos otros factores ambientales, diferentes niños van a manifestar diferentes conjuntos de síntomas: algunos serán diagnosticados con autismo, otros con TDA, otros con cambios de humor extremos, trastornos obsesivos, depresión, etc. EXISTE ESPERANZA El autismo es un trastorno serio, sin embargo es perfectamente curable. Cuanto más temprano empecemos el tratamiento obtendremos mejores resultados. Cuando trato a un niño autista por debajo de los tres años entonces hay un 60-70 por ciento de probabilidades de que se recupere totalmente. Mi propio hijo era autista pero fue tratado a temprana edad. Él ahora tiene quince años y es un adolescente normal, por lo cual yo estoy profundamente agradecida. Entonces ¿qué es lo que hacemos? Antes que nada, tratamos los trastornos digestivos. Cada uno de los ahora llamados trastornos “psicológicos” y “mentales” tienen un trastorno digestivo en la base–ya sea la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el comportamiento obsesivo-compulsivo, el abuso de substancias, la depresión o los comportamientos agresivos y malhumorados–siempre miremos primero el sistema digestivo. Un adolescente saludable sería amable y respetuoso, a menos que se hayan cometido graves errores en su crianza. Aquello con que llenamos el largo tubo que es nuestro sistema digestivo tiene un efecto directo en su bienestar, es por eso que el noventa por ciento del tratamiento es la dieta. Los probióticos son absolutamente necesarios dado que es fundamental que

introduzcamos bacterias bené cas en los sistemas digestivos de estos niños. Al mismo tiempo deben cubrirse las de ciencias nutricionales y llevar a cabo un programa de desintoxicación.

Los alimentos fermentados son una fuente excelente de bacterias probióticas. Solíamos consumir trillones de bacterias a diario cuando fermentábamos nuestras comida y estos organismos se incorporaban con regularidad a nuestra siología. Desde que inventamos la refrigeración dejamos de consumir fermentos y así dejamos de lado algo que es vital para la salud de nuestros cuerpos. Sin embargo, consumir alimentos fermentados no es su ciente para los niños y adultos con GAPS. Ellos necesitan una intervención con probióticos a un nivel terapéutico que logre balancear la microbiota ahora invadida por candida y clostridia, y que “coma” la putrefacción vieja y compacta que se encuentra en los intestinos. Este tipo de intervención causa lo que llamamos las reacciones de eliminación (die o ). En la eliminación, los microorganismos bené cos regularán la disbiosis y, a medida que los patógenos van muriendo liberan toxinas a niveles que son agresivos, mismas toxinas que mantienen a los niños en un estado de autismo, hiperactividad o dislexia. Por eso debemos empezar la intervención en cantidades pequeñas e ir progresivamente aumentando la dosis hasta un nivel terapéutico, de manera que vayamos controlando las reacciones propias del die o . A menos que lo hagas de a pocos, es posible que lleves al paciente a una crisis de tal dimensión que no aceptará tomar probióticos nunca más. NUTRICIÓN No soy partidaria de los suplementos. Creo que las personas deberíamos ingerir nuestros nutrientes desde la comida y no en cápsulas. Sin embargo es fundamental el consumo de algunos suplementos alimenticios durante el tratamiento. La vitamina A es fundamental para el niño con autismo, y el aceite de hígado de bacalao es la mejor manera de ingerirla dado que la vitamina A en el aceite de hígado de bacalao viene en combinación con otra vitamina liposoluble–la vitamina D–y ambas trabajan en equipo. Muchos suplementos de vitaminas liposolubles disponibles a nivel comercial contienen vitaminas sintéticas. Estas no funcionan al mismo nivel que las vitaminas naturales de los alimentos y además es muy fácil que sean sobre-dosi cadas. Es mejor recibir las vitaminas de una fuente alimenticia. Los niños con autismo tienden a tener severas de ciencias en ácidos grasos esenciales. Necesitamos consumir tanto precursores de ácidos grasos esenciales, que se encuentran

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en los aceites de nueces y semillas, como los mismos ácidos grasos esenciales, que se encuentran en el pescado, en las grasas animales y en algunos aceites vegetales. Normalmente en un cuerpo saludable y en un ambiente perfecto, los precursores podrán ser convertidos en los ácidos grasos esenciales EPA, DHA, DGLA y ácido araquidónico. Sin embargo, los pacientes de GAPS tienen tanta toxicidad y tanta de ciencia en nutrientes que no pueden completar dicha conversión, por eso tienen que recibir necesariamente los ácidos grasos esenciales en su forma elaborada. Es decir que necesitan consumirlos de grasas de pescado, grasas naturales de animales y alguna fuente de DGLA (como el aceite de prímula). Soy muy cuidadosa con los multivitamínicos, los suplementos de aminoácidos y de minerales. A la mayoría de pacientes no se los suministro. Sólo les indico que implementen la dieta indicada al máximo. Una vez que la dieta ha sido completamente implementada, las de ciencias nutricionales simplemente se van debido a que el cuerpo sabe muy bien qué hacer con las vitaminas, los minerales y los aminoácidos cuando ingresan como comida. Cuando ingresan como suplementos suelen ser sintéticos. No vienen con el tipo adecuado de co-factores, sus compañeros ideales, y así el cuerpo no los reconoce. Y para la gran mayoría de suplementos en el mercado el día de hoy la tasa de absorción es bastante baja. Es así que tienes que saber muy bien qué tipo de suplementos prescribir. En lo personal los prescribo bajo un análisis personalizado y sólo en casos de de ciencias muy particulares, no como una recomendación general para todos. Las enzimas digestivas puede que ayuden también, pero estas son un soporte temporal, y asimismo deben ser prescritas bajo un análisis individual. Finalmente, la desintoxicación es una parte muy importante del proceso. Hay muchas maneras naturales y efectivas de desintoxicar al niño de manera delicada sin causarle ninguna reacción.

El autismo es un síntoma y un símbolo de nuestros tiempos, es una tragedia que ha llegado como resultado de un mundo altamente tóxico, un sistema de comida industrial y un sistema médico que se basa en el uso de antibióticos antes que en las legiones de microbios amistosos que habitan un cuerpo saludable. Los niños con autismo tienen una

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importante lección para todos nosotros, nos urgen a mantener nuestro aprendizaje y progreso en el mundo industrial dentro de un marco de respeto al mundo natural.  

ANEXOS   EL GAPS EN EL ADULTO Cuando los niños con autismo y TDA crecen los síntomas no se van–se convierten en adultos con GAPS a menos que se haya hecho una severa intervención para ayudarlos. El abuso de sustancias en la adultez es muy común entre estos niños porque tienen su cientes motivos físicos, bioquímicos y siológicos para que así sea. También tienen motivos psicológicos: a lo largo de su niñez se les hizo creer que eran incapacitados. Fue muy difícil para ellos hacer amigos y encajar en cualquier evento social. Vieron cómo no les iba bien en el ambiente académico en comparación a los demás niños, así que su autoestima sufrió un gran golpe. Al llegar a la adolescencia están dispuestos a hacer lo que sea para ser aceptados, para que los inviten a las estas y tener amigos, y el abuso de sustancias suele ser una de las vías alternas que toman. Un resultado trágico para estos niños es que presentan una reacción inusual al cannabis (la marihuana). Estoy segura de que todos han escuchado que el cannabis puede desencadenar el primer episodio de esquizofrenia. El gobierno británico cometió un error hace algunos años al clasi car al cannabis como una sustancia poco peligrosa, haciéndola mucho más disponible para nuestros adolescentes. Ahora todos los psiquiatras están alarmados, haciendo reportes en la televisión y en los periódicos, así como en revistas revisadas por pares, acerca de la ola de casos recientes  de adolescentes diagnosticados con esquizofrenia luego de fumar cannabis. Estoy segura de que conocen muchos adolescentes que fuman cannabis en cada esta y no por ello tienen esquizofrenia. Los niños que caen en esta psicosis luego de fumar marihuana son niños con el GAPS. Eso los hace tener una predisposición a la condición que el cannabis desencadena. Otras condiciones psiquiátricas, como la depresión endógena, el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión maníaca o el desorden bipolar, y la ya mencionada esquizofrenia, son condiciones típicas de personas con GAPS. A los pacientes con estas condiciones les va muy bien bajo en programa nutricional para GAPS. Son condiciones curables; en la

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mayoría de casos originadas por nuestro ambiente y nuestra dieta. LA HORA DE COMER Las di cultades a la hora de comer están siempre presentes entre los niños con autismo y entre los parientes de los niños con autismo. Tienen razones contundentes para ser tan quisquillosos a la hora de comer. Están atrapados en un ciclo vicioso de compulsividad y dependencia por algunas comidas: las preferidas de su microbiota intestinal en desbalance. Cuando estos microbios se alimentan liberan cientos de toxinas; muchas de estas toxinas tienen estructuras que se asemejan a las endor nas y que envían al cerebro una señal de placer que entonces hace que el cerebro quiera más–un proceso similar al que ocurre en la drogadicción. Normalmente se hacen mucho más quisquillosos en el segundo año de su vida. Los niños con autismo tienden a limitar sus dietas exactamente a las comidas que más daño les hacen. Desarrollan fuertes antojos por aquellos alimentos que incrementan el desbalance en su microbiota intestinal y dejan de lado todos los demás. La dieta usualmente se limita a todo alimento dulce y almidonoso, panes, cereales de desayuno, plátanos, galletas, queques, azúcar y tal vez yogurts azucarados. He visto algunos niños que pueden comer una o dos de estas cosas y no quieren comer nada más que eso. En “El Síndrome del Intestino y la Psicología” describo un acercamiento estructurado para introducir alimentos en el menú de un niño quisquilloso a la hora de comer. Al usar este método podrás introducir prácticamente todo. Recientemente tuve un paciente que vivió de galletas la mayor parte de su vida. Este niño de tres años de edad no aceptaba comer nada más y se veía como uno de los niños de Etiopía sin acceso a alimentos. Sus padres constantemente debían llevarlo al hospital para ver a un nutricionista clínico que les decía “está bien siempre que esté comiendo…denle las galletas y eventualmente va a cambiar sus preferencias.” Siguiendo el método del GAPS para reintroducir nuevos alimentos, en un lapso de dos meses el niño estaba comiendo de todo–carnes, pescados, huevos, vegetales y frutas. Ahora tenía un menú completo y empezaba a recuperarse. Obviamente no puedes esperar que un niño sea saludable si vive de galletas. LA OPOSICIÓN Hasta no hace mucho, los médicos generalmente no miraban al sistema digestivo cuando se trataba de autismo y otras condiciones relacionadas. Sin embargo, ahora

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ocasionalmente podemos encontrar estudios de casos publicados en revistas de revisión por pares donde los pacientes acudieron al gastroenterólogo y este realizó un análisis de bajo costo que incluye un enema de bario con una prueba de rayos X del intestino. En la mayoría de casos encontraron una condición denominada “compactación fecal” con un “síndrome de sobrepoblación”. Esto es lo que pasa cuando las heces viejas y compactas están literalmente adheridas a las paredes intestinales, en algunos lugares prácticamente obstruyendo el lumen (el espacio interior) del tracto digestivo. Cualquier comida nueva que ingrese tendría que deslizarse ahora por un canal estrecho y a través de estas heces compactas. En un caso, el médico describió la masa de las heces compactas en el recto del niño como del tamaño de un melón. ¿Podremos imaginar cuán doloroso sería para ese niño evacuar sus heces? Luego, en 1998, el Dr. Andrew Wake eld, un gastroenterólogo consultante en el hospital Royal Free Hospital en Londres, y su equipo, publicaron los resultados de su investigación sugiriendo una conexión entre el síndrome del intestino irritable y el autismo. Ellos realizaron una endoscopía y una biopsia en un grupo de niños autistas que llegaron a ellos por síntomas gastrointestinales. El Dr. Wake eld llamó a la condición “enterocolitis autística”. Además de la in amación, los abscesos tapados con pus, las úlceras, las erosiones y mucha compactación fecal, el Dr. Wake eld encontró que los nódulos linfáticos que están presentes en la pared del intestino y en las paredes y partes inferiores de los intestinos, que normalmente deberían ser del tamaño de un frijol, estaban hinchados, extendidos y causaban dolor. En algunos casos eran tan grandes que prácticamente obstruían el lumen del tracto digestivo. Es así que el Dr. Wake eld tomó muestras de estos nódulos linfáticos y encontró el virus del sarampión. Hizo un análisis más profundo y encontró que la cepa especí ca venía de la vacuna. Fue ahí que el asunto se hizo muy político, cuando fue lanzada una gran campaña por el gobierno británico promoviendo la vacuna del sarampión, y la profesión médica en el país dio la espalda al Dr. Andrew y a su trabajo. Hoy él continúa trabajando en su país de manera privada y llevando a cabo su investigación.

El problema ahora es que muchos gastroenterólogos en Gran Bretaña no se atreven a examinar a un niño autista. Temen que lo mismo pase con ellos. Así que veo a familia tras familia que tiene que viajar a los Estados Unidos o algún otro país y pagar grandes cantidades de dinero sólo para que sus hijos sean examinados por un gastroenterólogo.

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Así de políticamente cargada está la situación. TOXINAS PRODUCIDAS POR LAS LEVADURAS Alcohol. La producción de alcohol por la candida y otras levaduras resulta en lo que es llamado el síndrome de la autofermentación, descrito por primera vez por un doctor japonés en los años 1970’s. Hoy en día este fenómeno es bien conocido. La disbiosis intestinal puede resultar en un estado crónico de ebriedad parcial, que es particularmente devastador para los niños pequeños. Acetaldehído. El hígado convierte el alcohol en acetaldehído, una sustancia tóxica. Cualquiera que ha experimentado una resaca sabe lo que el acetaldehído hace. Causa cientos de efectos devastadores en el cuerpo. El acetaldehído se une a varias proteínas en el cuerpo y cambia la estructura de la proteína. Luego el sistema inmune se encuentra con la proteína y es como si dijera “tú eres extraña, no pertenecer aquí” y empieza a atacarla y a producir anticuerpos. Es así que el acetaldehído en el cuerpo crea autoinmunidad. Y dado que el acetaldehído se ata a muchas proteínas que son los lugares de trabajo para muchos nutrientes en el cuerpo, estos nutrientes no pueden completar sus funciones. La de ciencia más común que puede resultar es la de ciencia de vitamina B6. Los análisis muestran que la vitamina B6 está presente en el torrente sanguíneo pero los receptores para ella dejan de funcionar. La de ciencia de vitamina B6 está ligada a los problemas que vemos en los niños con autismo–problemas de aprendizaje, hiperactividad y dislexia–así como en personas con esquizofrenia. Dermor na y deltor na. Un bioquímico newyorkino llamado Alan Freedman encontró estas dos substancias en la orina y en la sangre de los niños con autismo. Son idénticas a las toxinas encontradas en la piel de aquellas ranas amazónicas. Las tribus insertan la punta de sus dardos en la piel de estas ranas para obtener la substancia con que paralizan a sus enemigos–compuesta de poderosas neurotoxinas que ocasionan parálisis. Lo interesante es que no es la rana quien produce estas potentes neurotoxinas sino un hongo que crece en la piel de las ranas. La sospecha es que en el sistema digestivo de los

niños autistas crece tal hongo, y es el hongo el que produce toxinas. Esto puede dar respuesta a algunas de las características anormales del tono muscular observadas en muchos niños autistas.

GLUTEOMORFINAS Y CASOMORFINAS Las gluteomor nas y las casomor nas son proteínas parcialmente digeridas. Las gluteomor nas vienen del gluten que se encuentra en los granos, y las casomor nas vienen de la caseína que se encuentra en los lácteos. El gluten y la caseína son grandes moléculas que son difíciles de digerir incluso para personas sin enfermedades. En los niños con intestinos dañados, porosos y permeables, estas proteínas no se digieren de manera adecuada sino que son parcialmente degradadas hasta cadenas peptídicas de estructuras muy similares a la de la heroína, mor na y otros opioides. Estas substancias son absorbidas de la misma forma y tienen un efecto similar en el cerebro como tendrían la heroína y la mor na. Los niños con autismo a menudo son puestos en una dieta libre de gluten y caseína (GFCF, por sus siglas en inglés). Es una tragedia que esta dieta haya sido proclamada como “la” dieta para el autismo y la esquizofrenia, dado que remover los granos y los lácteos sólo está eliminando las gluteomor nas y las casomor nas. La dieta GFCF no está lidiando con todo el resto de toxinas, no sana los intestinos y no cambia la composición de la microbiota intestinal. En mi clínica alrededor del 30 por ciento de los niños muestran mejoran iniciales con una dieta libre de gluten y de caseína. La mayoría no muestra mejora alguna, mientras que aquellos que sí lo hacen luego se estancan en un punto en que los padres viven la pesadilla de que si el niño come al menos un pedazo de pan o se roba una galleta, entonces ocurre una gran regresión. Esto pasa debido a que los intestinos están aún dañados, la microbiota aún es anormal, y las paredes de los intestinos aún son permeables y porosas; todas las toxinas aún circulan por todo el cuerpo. La dieta sin caseína y sin gluten es inapropiada para los pacientes con GAPS. No es su ciente. (Para un plan dietario para niños con autismo y TAD ver el libro El Síndrome del Intestino y la Psicología).   Este artículo forma parte de la revista trimestral de la Fundación Weston A. Price , en la edición de Invierno de 2007.   Sobre Natasha Campbell-McBride

Natasha Campbell McBride, Doctora en Medicina, Máster en Ciencias Médicas en Neurología, Máster en Ciencias Médicas en Nutrición. Graduada con honores como doctora en 1984 de la Universidad Médica Bashkir en Rusia, en los años siguientes obtuvo el grado de Master en Neurología. Luego de practicar por cinco años como neuróloga y tres años como neurocirujana, empezó una familia y se mudó al Reino Unido. Poco después su hijo fue diagnosticado con autismo, lo cual incitó en ella el pronto e intenso estudio en las causas y el tratamiento del autismo. Fue durante este tiempo que la Dra. Campbell-McBride desarrolló sus teorías en la relación entre los desórdenes neurológicos y la nutrición. Luego obtuvo un segundo Master en Nutrición Humana en la Universidad She eld del Reino Unido. Habiendo tratado a su hijo con éxito, la Dra. Campbell-McBride retorna a su práctica en el año 2000 e inicia la Clínica Cambridge de Nutrición. Se especializa en usar la nutrición como tratamiento y se ha hecho reconocida como una de las mayores expertas en tratar a los niños y adultos con trastornos del aprendizaje y otros desórdenes considerados mentales, así como a niños y adultos con trastornos digestivos e inmunes. En 2004 publica “El Síndrome del Intestino y la Psicología: Un tratamiento natural para el Autismo, el TDA, el TDAH, la Dislexia, la Dispraxia, la Depresión y la Esquizofrenia”, en el cual explora la conexión entre la condición física del paciente y el funcionamiento cerebral. El libro detalla el protocolo nutricional GAPS, altamente exitoso en tratar pacientes con trastornos mentales y de aprendizaje. En su clínica, la Dra. Campbell Mc-Bride trabaja con muchos pacientes que sufren de enfermedades coronarias, presión arterial elevada, arritmia, derrame cerebral y otras complicaciones de arterioesclerosis. La Dra. Mc-Bride es totalmente consciente de la confusión que existe en torno al rol de la nutrición en todas estas condiciones, lo cual motiva sus estudios intensos sobre el tema. El resultado de este estudio es su nuevo libro “¡Pon tu corazón en tu boca! ¿Qué son en realidad las enfermedades coronarios y qué podemos hacer para prevenir y revertirlas?”

La Dr. Campbell-McBride es conferencista principal en muchas conferencias médicas y seminarios a lo largo del mundo. Con frecuencia da cursos a practicantes del rubro salud, a grupos de pacientes y a asociaciones. Es miembro de la Sociedad de Autores y contribuye como editora en muchas revistas de salud.

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