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• Edgar Choquehuanca

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La Llama en las Tradiciones Indígenas Actuales de los Andes La llama es un animal muy importante en la vida de los pueblos andinos. Como animal doméstico es una especie multipropósito, ya que, además de ser usada como animal de carga para el transporte de productos, su carne es ampliamente consumida en los mercados rurales y urbanos. Su fibra es usada en la fabricación de vestidos, cuerdas, lazos y bolsas para el almacenamiento de productos agrícolas, y el estiércol es utilizado por la familia del pastor como fuente de energía para la cocina y como abono de los campos de cultivo. Es también el animal preferido en los sacrificios para los dioses, especialmente para pedirles lluvias que permitan regar los campos y obtener buenas cosechas. El sacrificio de la llama (Guaman Poma de Ayala) El sistema exclusivo de producción de las llamas es el pastoreo. En general, los animales son explotados en forma extensiva, y su alimentación depende únicamente del pastoreo de praderas nativas. Varias veces al año, los pastores forman largas caravanas de 30 a 300 animales, y viajan con ellas cargadas desde el altiplano a los mercados de los valles bajos, trayendo a su regreso alimentos que no se encuentran localmente. A pesar de que han pasado 500 años desde la llegada de los españoles, distintas creencias andinas han perdurado, venerándose muchas de las deidades antiguas, que en ciertos casos se han fundido con las nuevas. A la madre tierra o pacha mama y a los cerros tutelares o apus se les respeta ampliamente en los Andes, ofreciéndoseles regularmente sacrificios o "pagos" de llamas u otras plantas y animales, según sea la ocasión. La llama blanca es una de las más importantes, ya que este color es considerado símbolo de la pureza y de la cercanía al mundo superior. Los pastores andinos celebran la ceremonia señalakuy en agosto o piña killa, el mes encolerizado, la cual está dedicada especialmente a las llamas. En ésta, se marca y decora o "enflora" a cada una de las llamas con borlas de color bendecidas en las orejas, o con pintura roja taku, mientras se les habla suavemente. Este acto se celebra con mucho simbolismo: en su ejecución se elevan plegarias a los apus locales y se les hace ofrendas para asegurar la fertilidad y la prosperidad de los rebaños, renovándose las relaciones entre el pastor y sus deidades. En algunos lugares, los rituales de marcado están directamente asociados a los "ojos de agua", manantiales o pukios, desde donde se cree surgen los camélidos.

Llama sacrificada. Lago Titicaca. El suñay es una actividad ceremonial que los pastores realizan cuando uno de sus vecinos ha sufrido la pérdida de parte de su rebaño de llamas a causa de enfermedades, heladas o por la acción de otros animales como pumas y zorros. Esta ceremonia consiste en regalarle cachorros de llamas al pastor para que su rebaño vuelva a aumentar; éste, a su vez, hará lo mismo en retribución, en caso de que otro pastor se encuentre en las mismas condiciones adversas. La Llamerada es un baile tradicional peruano que está relacionado con una de las actividades más importantes de la economía agropecuaria altiplánica, la cría de la llama. Este baile, cuyos pasos recuerdan el tránsito rítmico de las caravanas de llama, alude a la domesticación de los primeros camélidos de la zona andina y, al mismo tiempo, a las largas caravanas de llamas que llevaban sal y otros productos para ser intercambiados. En la cosmovisión de los grupos pastoriles andinos, la llama presenta diferentes connotaciones. Un mito de origen de la llama recogido en comunidades aimará, señala que éstas serían seres humanos transformados, por lo cual se les guarda profundo respeto y son consideradas ‘hermanos’. Otro mito entre los grupos de pastores de los Andes es el Mito de Yakana, según el cual una de las constelaciones formadas por los espacios oscuros entre las estrellas de la vía láctea está constituida por la Llama o Yakana y su cría. Ellas beben el agua del mar y la orinan en el mayu o vía láctea, para que caiga a la tierra en forma de lluvia, explicándose así el ciclo del agua. Por último, debemos señalar que entre los pastores andinos las aves están íntimamente relacionadas con las

llamas, representando el alma de los camélidos domésticos. Este hecho hace que las aves sean consideradas como favorecedoras de la fertilidad del ganado, por lo que en las ceremonias donde los pastores le piden a sus divinidades que los rebaños aumenten, se suele hacer ofrendas consistentes en pájaros embalsamados. Por eso, a las llamas se les suele nombrar con denominaciones de aves, tales como suri (avestruz), kiyu (perdiz), parina (flamenco) o wallata (ganso).