El Oncenio de Leguia

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Historia 4º Secundaria

EL ONCENIO DE LEGUIA El regreso de Leguía Augusto B. Leguía, quien se encontraba ausente del país desde que Billinghurst lo desterrara al asumir la presidencia, retornó al Perú en las postrimerías del gobierno de José Pardo. Su candidatura para las elecciones de 1919 fue el resultado, en parte, de la campaña que contra el civilismo destilaban los opositores políticos al régimen de Pardo, del creciente descontento social y del propio desgaste de los mecanismos políticos que cimentaban la «República Aristocrática». En estas circunstancias, el nombre de Leguía volvió a cobrar relevancia y cierto prestigio. A su retorno, Leguía se presentó como un hombre preocupado por los problemas de los más necesitados. Ofreció cambios en el Congreso y en el sistema electoral, así como la solución al asunto pendiente con Chile respecto de Tacna y Arica. El 4 de julio de 1919 Las elecciones de 1919 fueron muy cuestionadas por las irregularidades en el conteo de votos. Aunque nadie dudaba del triunfo de Leguía, corría el rumor de que se pretendía invalidar los resultados y que, en tal caso, le correspondería al Congreso, donde los civilistas eran mayoría, elegir al nuevo presidente. En consecuencia, Leguía decidió actuar. El 4 de julio de 1919 depuso a Pardo mediante un golpe de Estado que contó con el respaldo militar y de la mayoría del electorado. En un manifiesto publicado ese mismo día, Leguía justificaba su proceder alegando la existencia de una conspiración civilista que pretendía desconocer la elección presidencial. Después del golpe de Estado, Leguía ocupó el poder como presidente interino. En los meses siguientes, convocó a una asamblea nacional para que redactara una nueva Constitución. De esta manera, una vez aprobada la nueva carta magna (la Constitución de 1920), Leguía juró ante ella como presidente constitucional, como una forma de legitimar su gobierno. La «Patria Nueva» El término «Patria Nueva» fue usado por Leguía para designar su propuesta de gobierno. Según Jorge Basadre, se refería a la urgencia de establecer un nuevo orden que rompiera con la etapa precedente, que estuvo dominada por el civilismo; es decir, distinguir el inicio de su mandato como un período nuevo y diferente del civilismo. Pese a que Leguía nunca se preocupó por definir con precisión en qué consistía esta «Patria Nueva» ni cuáles eran sus bases económicas, políticas y

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sociales, hizo que se la identificara más con un esfuerzo de modernización material y con el desarrollo de una economía capitalista. La política económica Uno de los objetivos de Leguía fue la modernización del Estado. Por ello, la burocracia estatal se expandió y se procuró incrementar la recaudación tributaria. Con el objetivo de centralizar la emisión de billetes con respaldo de oro y divisas, se creó en 1922 el Banco de Reserva. Por otra parte, su gobierno buscó insertar al Perú en el sistema económico internacional mediante la suscripción de empréstitos y la apertura a la inversión extranjera, principalmente norteamericana. El resultado de esta política fue el incremento de la deuda externa peruana. Este endeudamiento permitió la hegemonía del capital norteamericano sobre la economía nacional. Durante el Oncenio, el Congreso aprobó un acuerdo por el cual se concedió a la International Petroleum Company (IPC) la concesión de los yacimientos petrolíferos del norte del Perú por cincuenta años, sin obligación de pagar ningún canon u otro impuesto. La solución de los conflictos internacionales El problema con Colombia, que no encontró solución durante la primera gestión de Leguía, fue arreglado mediante la firma del polémico Tratado Salomón-Lozano (1922). Por este tratado, el Perú cedió el territorio comprendido entre los ríos Putumayo y Caquetá, así como la zona denominada Trapecio Amazónico, donde se ubicaba la población de Leticia. A cambio, el Perú recibió un territorio denominado Triángulo de los Sucumbios. Con Chile quedaba pendiente la realización del plebiscito estipulado por el Tratado de Ancón, que decidiría la suerte de las provincias de Tacna y Arica, aún bajo control chileno. Como no se pudo llevar a cabo el plebiscito, se firmó en Tratado de Lima (Rada Gamio-Figueroa Larraín), por el cual Tacna volvió a formar parte del Perú, mientras que Arica quedaba definitivamente en poder de Chile+. Las reelecciones Pese a haber «auspiciado» la redacción de la Constitución de 1920 y de haber jurado ante ella, Leguía la transgredió constantemente. Las libertades y derechos que ella establecía, como la libertad de prensa, no fueron respetadas. El artículo que establecía un período de gobierno de cinco años sin posibilidad de reelección inmediata fue modificado hasta en tres oportunidades para permitir la reelección de Leguía.