El Objetivo de La Educacion en El Siglo XXI

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Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación Facultad de Ciencias Básicas Departamento de Matemática Cognición, ambientes virtuales y tic para el aprendizaje Profesor Guillermo Arancibia Canales

Objetivo de la educación en el siglo XXI Autor: Valentina Abarca Carrillo

Resumen Uno de los rasgos más característicos de la especie humana, es la capacidad de conocer el pasado, y proyectarse en el futuro. Es este sentido, que la educación se hace presente en la vida de las personas, ya que surge la necesidad de hacerse parte de la historia, aprendiendo códigos, símbolos y tradiciones, de modo que hacerse parte de la sociedad sea un proceso cómodo. Antiguamente, la única herramienta disponible eran los libros y escritos, pero al avanzar la tecnología, se han agregado instrumentos auditivos, visuales y digitales, lo que por una parte ha favorecido a la práctica educativa, pero por otro, ha sobrecargado de información a las personas, provocando confusión y conceptos erróneos. Por lo que ya no se trata solamente de usar las herramientas, si no que se ha transformado en usarlas con responsabilidad y bien intencionados. No basta utilizar la tecnología porque está al alcance, sino que a través del objetivo que se tenga en mente, se debe buscar la forma y el medio adecuado de llevarlo a cabo.

Objetivo de la educación en el siglo XXI La educación siempre ha estado presente en todas las sociedades, ya que la sociabilización va de la mano con el aprender, y no se concibe una sin la otra. Ambos conceptos son propios de los humanos, que tenemos como principal rasgo, lo incompletos que llegamos al mundo. A diferencia de otros mamíferos, que nacen listos para hacerse parte de la manada o para salvaguardar sus propias vidas, en los humanos, este proceso puede durar hasta dieciocho años, en los cuales se van adquiriendo destrezas de diferente índole, mientras que en otros organismos, el tiempo es considerablemente menor, ya que las habilidades que debe adquirir, son mucho menores en cantidad y dificultad, por lo que el tiempo invertido en la educación, es proporcional a la cantidad de cosas aprendidas. Lo que si comparten, es la naturalidad con que se aprende, o mejor dicho, con que se enseña; porque mientras están en los primeros procesos de formación, siempre se encuentran acompañados de alguien con más autoridad y experiencia, que sirve como guía y ejemplo para ser imitado. Es por ello, que durante mucho tiempo las prácticas educativas seguían el mismo modelo, en el cual el estudiante tenía como labor intentar seguir al profesor. Claramente, ahora ese modelo ha quedado obsoleto, ya que tanto el estudiante como el docente tienen el mismo acceso a la información a través de los avances tecnológicos como los computadores, o aún más básico, el acceso a libros y textos, por lo que se ha transformado la practica educativa en algo mucho más transformador y formador que instructivo, en el aprendizaje humano “no es lo mismo procesar información que comprender significados” (Savater, 1997, p.15). Ya no basta con simplemente pasar contenidos, se debe enseñar la forma correcta de buscar información, los canales apropiados para acceder a ella, qué hacer con los datos recopilados y como apropiarse de los conceptos vistos para luego poder sociabilizarlos. La madurez y formación de los docentes, los facultan para vislumbrar las falencias o conceptos y prácticas erróneas con la que llegan los estudiantes a las salas de clases, proceso que es esencial, puesto que si no se percibe la ignorancia, no habrá un esfuerzo por enseñar y sacar del error al estudiante y de ese modo compartir los conocimientos adquiridos a través de la experiencia. Este simple proceso, es el que nos humaniza, ya que el educar, más allá del aspecto cultural, es la vida social de la cual esta depende. El hombre por sí mismo no es capaz de insertarse en la sociedad, si es que un semejante no le enseñó los códigos y significados necesarios para hacerse parte de esta. De hecho, aquí radica la importancia de la educación informal, que se da en los hogares durante los primeros años de vida, ya que a partir de la comprensión de significados, es que se puede procesar la información y posteriormente, se puede dar la apropiación de conceptos. Como hemos visto, todo el proceso educativo tiene como intermediario a otro ser humano, a pesar del fácil acceso a la fuente misma de los conceptos que se tiene hoy en el siglo XXI, en donde todo se está automatizando, no es descabellado pensar que prontamente la labor

docente pueda quedar obsoleta, pero apoyándonos en lo dicho anteriormente, es que más que nunca se hace necesaria la intervención de los profesores en dichos procesos, ya que a pesar de tener siempre presente la vulnerabilidad propia de las personas, nos aporta con la visión humanizadora, cosa que al pasar el tiempo se ve dañada por la diferencia en el cómo se relacionan las personas hoy en día, donde el contacto directo se ha reemplazado por medios digitales como el WhatsApp, donde difícilmente escuchamos siquiera la voz de nuestro interlocutor. Además, los profesores aportan con la temporalidad, ya que aquel que nos enseñó a nosotros, nació en otro tiempo, lo que significa que vivió de forma diferente la introducción de tecnología, los que nos aportó su visión a nuestra formación. De ese mismo modo, es que debemos influir en las nuevas generaciones, haciendo más adaptativo su ingreso a la sociedad, por medio de la historia que los precede. Por lo que una de las labores de los profesores es mantener viva la capacidad de relacionarnos con nuestros semejantes de forma autónoma y cordial, sin necesidad de tener una pantalla de por medio, ya que si la sociabilización se está viendo afectada, ¿Cuál es el fin de educar? La adaptación de los procesos de sociabilización es finalmente a lo que debemos apuntar, atacando el individualismo y las faltas de empatía, que responden a la sobreinformación de la que somos víctimas y la facilidad de acceso a diferentes plataformas. Por ejemplo, antiguamente para estudiar, las personas se reunían en torno a un único libro, dado la escases de estos y por ende sus altos precios, por lo que se creaban lazos; otro ejemplo, es también la capacidad de organización de la sociedad frente a algún descontento social, donde ya no es necesario hacerse parte de un colectivo político o de alguna asamblea sectorial, donde se discutían las diferentes posturas frente a un determinado tema, ahora como desahogo las personas utilizan herramientas como Twitter o Facebook para hacer ver su opinión, pero no pasa de ahí, es poco el dialogo que se da, si no que más bien, predomina la idea de intentar validar la opinión propia, más que el intentar llegar a un consenso u opinión común. Suena un tanto contradictorio el fácil acceso a la comunicación, y al mismo tiempo la falta de comunicación real que tenemos, esto significa que el problema no está en la herramienta en sí, si no en como la estamos utilizando. Siguiendo la misma línea, es nuestra labor enseñar a los estudiantes que escudarse bajo el anonimato que entrega el computador no significa pasar a llevar a los otros y quedar impune, sino que ante la pantalla somos tan personas como lo somos tras ella, por lo que elementos como el respeto, igualdad, responsabilidad, solidaridad, honestidad, fraternidad, amor, libertad, tolerancia, creatividad, entre otros, deben estar siempre presentes. Es por esto que el ministerio de educación ha puesto como eje transversal el desarrollo de estas mismas habilidades sociales, reconociendo las falencias presentes. La educación es fundamental para la formación de las personas ya que es la que desemboca la eclosión de la personalidad al tener un carácter liberador, por lo que su buen funcionamiento creará ciudadanos fuertes y seguros, capaces de desenvolverse en todo ámbito, por lo que siempre debe apuntar a la autonomía personal, el conocimiento veraz y

la generosidad o el coraje (Savater, 1997, p.25), pero también a la capacidad de investigar, explorar y descubrir a través de actividades individuales y colectivas, esto teniendo en mente las necesidades que presenta el mundo actualmente, donde las nuevas herramientas sirvan “para el desarrollo de habilidades y competencias que faciliten la vida del hombre y de la mujer en este planeta, que promuevan la vida en comunidad y el encuentro de soluciones a los problemas más urgentes” (Moraes, 2002, p.4). Si la temporalidad es la que le da sustento a la forma de vida, es casi inmediata la necesidad de ir adaptando el paradigma educacional, esto de la mano con el constante proceso evolutivo de la ciencia, no bastando con incluir en el aula de vez en cuando tic, ya que las bases del cambio deben ser aún más profundas. Desde cómo se para el docente frente a sus estudiantes, hasta como realiza la evaluación final de cierto proceso, debe ser esencialmente diferente al antiguo modelo tradicional, el utilizar el computador no hace que una clase sea didáctica o sea contemporánea, la planificación completa es la que debe ser transformadora, esto incluye las relaciones humanas que el mismo profesor tiene, ya sea con los directivos del establecimiento, con sus colegas, estudiantes y apoderados. La relación con los directivos no debe ser simplemente de acatar órdenes, sino que el docente debe innovar y proponer actividades que favorezca la educación de sus alumnos y/o que ayuden a que los diferentes actores de la escuela puedan relacionarse, ya que la interdisciplinar es tremendamente enriquecedora a nivel personal y profesional. Por otra parte, la relación con los estudiantes debe cambiar de ser autoritaria, a ser un intercambio de opiniones, donde el responsable de encaminar de forma correcta es el profesor, pero que en ningún momento debe cambiar de su forma, es decir, un constante dialogo, donde además siempre el contrato didáctico debe ser respetado, por ambas partes. Para los apoderados, que pertenecen a una generación completamente diferente a la que pertenecen sus pupilos, es difícil el cambio, ya que al no ver resultados inmediatos tienden a impacientarse, por lo se les debe dar la confianza para que apoyen la formación de sus estudiantes como seres humanos íntegros más que como una base de datos. Finalmente, aunque las tic están fuertemente presentes en la sociedad, no significa que estén presentes en la educación, o por lo menos, no están presentes de forma que se les pueda sacar todo el provecho posible, ya que debemos luchar para obtener la atención de los estudiantes, no podemos ponerlos frente a un computador con una débil planificación y esperar que el estudiante explote su potencial y construya conocimiento, sino que la contextualización es fundamental, para apuntar a sus debilidades y desde ahí trabajar, desafiándolos constantemente, enfrentándolos con los conceptos en sí, y que sean capaces de apropiarse de ellos, en función de desarrollar tanto sus habilidades intelectuales puras, como sus habilidades sociales, de forma que entienda que es parte de una sociedad que está en constante movimiento, y que posee problemáticas que tienen que ser abordadas por las nuevas generaciones, las cuales tienen una cantidad infinita de herramientas, que siendo

bien utilizadas, podrían lograr los cambios que tanto se necesitan, a nivel político, ecológico, y social.

Bibliografía  

Savater, F. (1197). El valor de educar. Recuperado de https://www.ivanillich.org.mx/Conversar-educar.pdf Moraes, MC. (2002). Tejiendo la red, pero, con qué paradigma educacional?. Educação a distancia: fundamentos e prácticas.