El Medio en Occidente

El miedo en Occidente Jean Delumeau La sociedad Occidental tiene sus raíces en el miedo, nació y se desarrolló en medio

Views 95 Downloads 0 File size 225KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

El miedo en Occidente Jean Delumeau La sociedad Occidental tiene sus raíces en el miedo, nació y se desarrolló en medio de los horrores de un mundo desgastado por la ignorancia, la peste y la guerra y esos valores establecieron el nervio de su filosofía. Es el miedo él que ha logrado cohesionar a este tipo de sociedades en torno a la lucha contra sus enemigos: Satán, la noche, los judíos, los brujos. Jean Delumeau es su texto acerca del Miedo en los años entre 1348 y 1800, nos dice cómo nació, cómo se desarrollo. El temor se relaciona con la angustia, el sufrimiento y la zozobra de un peligro próximo pero que no se puede identificar. Todo comenzó en el año 1348, cuando una enfermedad misteriosa, como si se tratara de una plaga apocalíptica se tratara, se ensañó con la indefensa población de casi todo el continente europeo, desbastando ciudades y pueblos enteros y dejando campos de cadáveres en las calles de las grandes urbes. La muerte negra, como se le conocía, acabó con casi la tercera parte de la población europea. Se creía que el mal se debía, a la ira de Dios, o a una descompensación de los humores del cuerpo, o a un castigo divino La Peste hundió a reinos y ciudades enteras en la más total ruina y depresión, y sus efectos fueron repugnantes, como narró el escritor italiano Giovanni Boccaccio. Los cementerios no eran suficientes para enterrar a los miles de cadáveres y la burocracia se interrumpió prácticamente por completo en las grandes ciudades. Para muchos historiadores, la epidemia fue el comienzo del fin del feudalismo. Hasta finales del siglo XIX no se sabía las causas de la peste, “que la ciencia de antaño atribuía a la polución del aire, ocasionada a su vez bien por funestas conjunciones astrales, bien por emanaciones pútridas venidas del suelo o del subsuelo”.1 Los astrólogos y algunos médicos estaban convencidos que las causas de la peste, se encontraba en la influencia de los astros concretamente en la funesta

1

Delumeau , Jean, El miedo en Occidente (pág. 161)

conjunción de los planetas Marte, Júpiter y Saturno y en el

efecto negativo de

eclipses y cometas. Hay que recordar que en el pensamiento cristiano medieval, la enfermedad muchas veces se asociaba con el pecado, como en el caso de la lepra. En ese entorno la explicaciones más convincentes era un “decreto de Dios, un castigo enviado por él” (Lutero).2 Las autoridades en un principio cuando aparece el peligro de contagio, intentan no verlo, ya que eso representaba un aislamiento y la interrupción la relaciones comerciales con el exterior “mientras la epidemia no causara todavía más que un número limitado de muertos, podía esperarse que retrocediera por si misma antes de haber asolado toda la ciudad”.3 Jean Delumeau nos dice que es común encontrar en muchos pueblos europeos una postura inicial muy negligente hacia la Peste. No se toman las precauciones correspondientes, para evitar que el pánico se apodere de la ciudad, y luego se sufran las consecuencias. También explica que la caridad, alimentada por el cristianismo, y el cuidado de los enfermos, es hecha a un lado en tiempos de Peste, ante el temor del contagio. Los enfermos son revisados por los médicos, guardando la máxima distancia posible, se les rociaba con vinagre y aceites perfumados, para evitar que su corrupción contamine a los que aún gozan de salud e incluso los sacerdotes les daban la absolución y la comunión desde lejos, usando largas espátulas para entregarles la Hostia consagrada. Esta actitud que también trasciende en los ritos fúnebres, ya que, en tiempos de peste, debido gran cantidad de muertos que deben ser enterrados cada día y evitar ser contagiados por un cadáver infestado, se dejan de lado los velatorios y los cuidados esmerados que se le hacen a los difuntos en condiciones normales. En la mayoría de las veces, las tumbas no son suficientes para efectuar enterramientos individuales, apilándose cuerpos por montones, siendo enterrados todos juntos y cubiertos con cal. 2 3

Delumeau , Jean, El miedo en Occidente (pág. 213) Delumeau , Jean, El miedo en Occidente (pág. 172)

La medicina medieval fue incapaz ante la Peste. Lo que se sabía acerca de ella era muy poco y desde tiempos de Galeno e Hipócrates, los avances en conocimientos médicos no eran muchos. Los tratamientos contra la Peste Negra, al igual que otras dolencias, tenían su base en la alimentación, la purificación del aire, las sangrías y en los brebajes a base de hierbas aromáticas y piedras preciosas molidas. A quienes contraían la peste bubónica, los doctores les abrían los bubos, en donde les aplicaban sustancias para neutralizar el „veneno‟. El efecto que traían estas epidemias no sólo era demográfico, también suponían grandes alteraciones en la sociedad de la época. No se trata solamente de que hubiese más muertes, habrá menos matrimonios y con ello, menos nacimientos. Esto dificulta que la población pueda recobrarse. Y las continuas reapariciones periódicas de la Peste, evitaran esta recuperación demográfica y social. La Peste Negra se volvió en una enfermedad endémica, con rebrotes ocasionales y locales, reapareciendo por períodos de entre seis y 18 meses, durante casi dos siglos. La epidemia de 1347 fue la más mortífera. Pero, también fueron importantes los brotes de 1362-1364 en el norte y sur de Europa, y la del Mediterráneo entre 1374 y 1376. Hasta el siglo XVIII, la Peste continuó desbastando ciudades europeas, aunque cada vez con menor violencia. Para la sociedad medieval los judíos eran quienes habían despertado la ira divina provocando la epidemia, así que el odio popular, fomentado por los sermones de los curas, se volcó contra ellos, el hecho preservar sus tradiciones, su religión y su lengua, separados de los demás, les convertía en foco de la ira de los cristianos. Además, prestaban con réditos y cobraban impuestos para la nobleza, lo que para una sociedad donde la usura era un pecado, constituía toda una verdadera afrenta.