El hombre en el budismo

UNIVERSIDAD DE LA SERENA DEPTO. DE EDUCACIÓN PED. CASTELLANO Y FILOSOFÍA “El ser humano según las mitologías primitivas

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UNIVERSIDAD DE LA SERENA DEPTO. DE EDUCACIÓN PED. CASTELLANO Y FILOSOFÍA

“El ser humano según las mitologías primitivas.” El hombre en el Budismo.

Nombres: Alicia Cortés Gutiérrez Paula Molina Avilés Valeria Rodríguez Rojas Profesor: Dr. Francisco Rocco Materia: Antropología filosófica Fecha: 09/junio/2010

El hombre en el budismo El Buda no era un Dios ni profeta de Dios, no declaró ser un Ser divino. En el Budismo no habiendo el concepto de Dios creador se entiende al Buda como un ser humano que, a través de esfuerzos tremendos, se transformó a sí mismo y trascendió su humanidad creándose en él un nuevo orden de Ser: Un ser Iluminado.i

La palabra budismo proviene de budhi que significa despertarse, es decir despertar a la realidad, principio que marca todo el pensamiento budista. Es menester distinguir que a pesar de que siempre se ha arraigado el pensamiento de que el budismo es una religión, hemos podido constatar en nuestra investigación que es una filosofía, más precisamente es una filosofía del despertar, porque está enfocado al pensamiento del hombre y de los demás, teniendo como fin último la perfección. Se considera como nacimiento del budismo hacia el siglo VI a.C. y fue iniciado por el gran Buda que fue un hombre acaudalado, llamado Siddharta Gautama, quien en un momento de su vida reaccionó ante el dolor ajeno y dejó todo por ir en busca de la verdad. En este camino aprendió el proceso a seguir para llegar a la perfección humana, que luego sería llamada Nirvana, y que él interpretó como la máxima iluminación. El gran Buda en su devenir filosófico en busca de la verdad divulgó su forma de ver la vida, que fue imitada y seguida por los demás hombres, dando nacimiento al budismo y a través del tiempo, a sus diversas ramas. Ahora que ya se entiende lo que es el budismo como filosofía de vida, debemos interiorizarnos en ¿De dónde proviene el hombre? ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es su devenir? Ante la primera pregunta, podemos plantearnos tres formas genéricas para responderla: primero, que el hombre surge gracias a un ser divino que nos otorgó vida; segundo, que el hombre se crea a sí mismo y por último, que el hombre fue creado de forma natural evolucionando a través del tiempo. De acuerdo a estas formas genéricas de ver el surgimiento del hombre, la filosofía budista manifiesta que el surgimiento del hombre no está claro, porque no contempla un punto de partida de esta sustancia-materia, lo que sí plantea el budismo es que el hombre se crea a sí mismo, pero como personalidad, una vez que ya posee espíritu y sus extensiones (cuerpo). Aunque sí existen muchos mitos dentro de las culturas que se adscriben al budismo sobre el origen del hombre, pero que no

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encontramos pertinente nombrarlas en nuestro trabajo, ya que nos enfocamos hacia el comienzo budista y no las posteriores deformaciones o derivaciones de éste. Ahora bien, ¿qué es el hombre? A lo largo de la filosofía se ha denominado al hombre como idea, como ente, como ser racional, como corporeidad, etc. Incluso en nuestra cotidianeidad nos asimilamos como individuos, como seres vivos, animales racionales, mamíferos, etc. En la filosofía budista el hombre es entendido como mente y materia en flujo constante. Lo que se considera principal del planteamiento filosófico budista, es la mente, no así lo que rodea y es extensión del hombre, es decir cuerpo, sentimientos, percepciones, mente, consciencia, pensamiento, estados mentales, objetos mentales, actividad mental, puesto que estas particularidades del hombre, están en constante cambio, son impermanentes y por ello, son dañinas. La mente es la que eleva al hombre a un pedestal sobrehumano o lo degrada a un nivel infrahumano; al igual que la electricidad, la mente es una fuerza poderosa, al mismo tiempo constructiva y destructiva, ya que ésta crea, y la creación produce cosas que cambian y por ello son dañinas. Por ello, la tendencia budista debe inclinarse hacia la estabilidad y la permanencia de la mente, alejándose de las cosas mundanas que provocan daño y desequilibrio. Como la mente es tan poderosa, que capaz de crear el cielo y el infierno, por lo tanto el hombre es un mundo en sí mismo, ya que es capaz de crear todo lo que es pensado y poseer esta característica esencial del mundo de las cosas que es el constante flujo y cambio. El budismo nos plantea una psicología que está dentro del hombre, pero sin psique, ya que si consideráramos la mente como algo material, se caería en algo dañino y por lo tanto no se podría juzgar como algo casi supremo, en consecuencia la mente es algo inmaterial pero que está sujeto al cambio y es por esto que se debe entrenar y seguir en camino que en un principio nos enseñó Sidharta, esto es lo que los budistas llaman el “Noble Camino Óctuple”.

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Por último, el hombre posee cinco realidades o skandhas: el cuerpo material, los sentimientos, las percepciones, la predisposición ante las cosas o tendencias kármicas y la conciencia; cada hombre está constituido por la combinación de éstas cinco realidades, que están sujetas a constantes cambios. En cuanto al devenir, de forma genérica se ha mencionado que el fin del hombre es lo que ha dispuesto su creador y que tiende a la felicidad, por otro lado se ha dicho que el hombre construye su propio destino en base a proyectos realizables. En el budismo, al ser la mente la creadora del entorno, es también así arquitecta del propio destino. El destino puede ser orientado hacia la destrucción o hacia la felicidad, en caso de optar por la destrucción, estamos hablando de una vida llena de vicios y de cosas materiales, es decir de la vida común. Pero al optar por la felicidad, optamos de partida por aceptar las cuatro nobles verdades que son: • Todo lo que existe está sujeto al dolor, al sufrimiento. • El origen del sufrimiento es el deseo (la sed, la concupiscencia, el ansia de vivir). • El dolor puede ser suprimido (apagando esos deseos). •

Para extinguir el sufrimiento, se debe seguir el camino de ocho senderos(“Noble Camino Óctuple”).

Ahora bien, la filosofía budista no cree que exista una sola vida en un cuerpo, sino que el flujo de vida puede transmigrar de un cuerpo a otro, es más, tampoco cree que la muerte sea la aniquiladora de este flujo de vida permanente, es decir que la vida presente sería algo así como un episodio o estado de esta eternidad. La transmigración o reencarnación está determinada por el “karma”, el que es la ley causa-efecto que regula el devenir del flujo de vida en una nueva sustancia, el flujo de vida será castigado o premiado según las acciones de su anterior “corporeidad”, determinando en qué tipo de corporeidad tendrá que seguir su eterno devenir. La meta del hombre budista es llegar a un estado de total y completa realización del potencial espiritual del ser humano este se puede entender como:

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1- Un estado de ver las cosas como realmente son (Sabiduría, Gnosis). 2- Un estado de 'sensibilidad' infinita con todo lo que existe (Compasión y Amor). 3- Un estado de energía incasable e inagotable (Creatividad). Estos tres aspectos constituyen la parte más importante y determinante del budismo y son las que se desarrollan por medio de métodos prácticos, que nombramos anteriormente, lo que tienden a la meta trascendental del budismo, es decir, la Iluminación o Budeidad. Si entendemos el budismo como un constante cambio, en que las cosas mundanas, aquellas que no llevan al hombre hacia la perfección y lo llevan a la destrucción, al daño, podemos asemejarlo a lo que ha planteado el nihilismo, que si bien es más extremista en su planteamiento, y no sugiere un camino para no caer en esta destrucción; esto se entiende ya que el budismo no nos plantea concepto filosófico de tipo teórico, sino que nos propone una forma de vida, una filosofía práctica de vida, y por ello nos da las pautas para lograr el objetivo supremo de esta filosofía del despertar. En algún punto conectamos al ideal del budismo con el superhombre nietzschiano, puesto que ambos buscan la perfección humana, pero consideramos que los caminos y proceso de búsqueda de este ideal son completamente distintos, por un lado tenemos al superhombre que intenta sobresalir entre los que lo rodean, haciéndose partícipe de la vida social, para estar en un constante conocimiento de lo que el otro está haciendo, y que por ende, debe ser superado. Y por otro lado, está el hombre budista, que también busca la perfección pero aislando su entorno, para así poder llegar al estado máximo que es el Nirvana, una vez llegado este punto el hombre budista quiere transmitir el bien, los sentimientos más maravillosos de este mundo, característica con la que vuelve a diferenciarse con el superhombre, porque éste no tiende a ayudar y hacer bien a su entorno. No olvidando que el principio del budismo fue por una preocupación por el dolor ajeno. Lo que rescatamos en torno al hombre budista, que es muy parecido al hombre heideggeriano porque éste logra convertirse en un ser auténtico al aceptar su intrascendencia en este mundo material, ya que el hombre budista acepta su eterno peregrinar por la vida material, transcurriendo en estas “vidas” de la mejor manera posible,

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entendiéndose esto como una entrega de bienestar colectivo, siempre procurando el bien individual para así llegar al colectivo. Es tanto el procurar el bien que cuando un hombre budista alcanza el Nirvana, que es la culminación máxima de su esencia, este no se queda ahí sino que vuelve para ayudar a los demás para que así también puedan experimentar la tan ansiada perfección.

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Definición tomada del trabajo realizado por Severin Bull , en http://apuntes.rincondelvago.com/religion-budista.html