El Derecho y El Reves de La Memoria 4

El derecho y el revés de la memor ia. Quito tradicional 1 y legendar io 318 CAJONERAS 70 Ulises Estrell

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El

derecho

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de

la

memor ia. Quito

tradicional

1

y

legendar io

318

CAJONERAS

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Ulises Estrella

Ulises Estrella

vienen de atrás, de una centena de años que aprendieron a disponer sus cajones, como cuerpos que se abren generosos dispuestos a entregarnos sus mínimos tesoros: cintas, pañuelos, aros, mullos, cordones, bolas, catapultas, diablos y las eternas muñecas de trapo. Cajoneras mujeres en la plaza enamoradas de las figuraciones, quieren entregar la naturaleza de las cosas a los paseantes, a los que no tienen nada que ofrecer.

Poema escrito para este libro, Quito.

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COLORES

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Ulises Estrella

Ulises Estrella

no banderas, muñecas de colores para volver cotidianos los mitos. cada una de un solo color: La de Blanco, es Aire, no tiene miedo, quiere acompañar las diarias luchas, sabe que la vida siempre vence a la muerte. A la Negra, le gusta cazar los olores, busca el equilibrio, trastabilla entre la Fuerza y la Luz, su negación es su existencia. Y la Roja, la más antigua, es el Principio y el Fin, exige cautela para entender las verdades. Poema escrito para este libro.

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CASA 1161

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Édgar Freire Rubio

Édgar Freire Rubio

arece una viejita desdentada. A la decrépita casa le faltan las puertas, las ventanas. El tiempo la ha dejado ciega y sorda. Dos boquetes, como fauces abiertas, sustituyen a esa puerta que no deja de perseguirme en el sueño intermitente en que corro a abrirla para escampar de una lluvia torrencial. Cuando supero el umbral, veo invariablemente a mis padres; entonces siento una calidez extraña y me inundan los infaltables olores. Hasta ahora vuelve el mismo sueño, la misma calle, el rudo aguacero, el sonar de la puerta y un deseo creciente de llorar, como debió de llorar el hijo pródigo.

P

La calle está solitaria. Las paredes de la casa derruida se mantienen enhiestas. No quiere derrumbarse, no se resigna a morir. (De una puerta emergen dos niñas. Llevan un par de muñecas de felpa, sucias; las aprisionan bien en sus manos y ríen). Todavía, en las paredes se dibujan los olvidados cuartos, el desecho de una grada, un zaguán oscuro. Ese zaguán que albergaba un baño grande en cuyos rincones me escondía cuando era un niño y desde allí, acurrucado, escuchaba el ir y venir de los pasos y de los gritos, llamándome. Los otros niños subían y bajaban por las gradas, y en aquel escondite yo me entretenía adivinando en qué momento debían cruzar las maderas desclavadas. La casa, vista así, parece tan silenciosa. Nadie imagina que adentro, todavía, deben escucharse las risas de los niños, los suspiros de las madres pobres; el ronroneo de una máquina de “aparar” cortes para zapatos; que adentro debe de guardar la vieja casa los olores de las comidas sencillas, el dulzor de la fragancia de los turrones caseros, la exhalación ácida de un desagüe destapado. Muy oculto, como un sordo eco, estará refundido el grito de esa noche, Nochebuena, cuando una madre vio a su hijo muerto. A la vieja casa ya nadie la mira.Yo, desde un rincón de la calle, la acaricio con mis ojos. La casa sigue entera en mi retina. Pero sé que un día, una lluvia, ese aguacero temido en mis sueños, la abatirá a los suelos.Y se escucharán los gritos, las risas, los llantos reprimidos. Alguien, al descuido, encontrará una lata. En ella sólo hallará impreso un número: 1161.Y a lo mejor llorará calladamente...256

En Édgar Freire Rubio, El Barrio de los prodigios, Quito, Libresa, colección Crónica de Sueños, 1998.

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Efectivamente, la casa fue derruida en 1997. 323

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SUBIMOS Y BAJAMOS CALLES

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Rafael Larrea

Rafael Larrea

Subimos y bajamos calles, nos hundimos en Quito, corazón. Las esquinas nos abrazan, lloran. Los callejones nos empujan más adentro. ¡Ja!, se riega la sal, cómo no. Los amantes se comen las lunas, se abren y cierran capas de fantasmas, curas sin cabeza circulan apurados antes de las seis, al subir el muro del convento se les cae una baraja. El Arco de la Reina se traga a los paseantes: espaldas mojadas, mejillas, coloretes, guitarristas, violinistas, ojos puñales. Un ser herido, con una mano en el pecho, piensa, sin parpadear, ¡qué arrojo!: es un quiteño gorjeando su cuento, ¡quién más! Mi sombra salta felina sobre las tejas, estira la mano flaca y escribe: Necesito habitación....avisen dónde. Sobre la vieja y blanca espalda de una casa, con brocha gorda, yo insisto: América Latina... un abrazo solidario Y siento un garfio en plena nuca, el tarro de pintura es toda una orquesta. Pero, antes de que el gallo de la catedral abriera el pico, desaparezco, oculto en el umbral de los siglos, y tras el velo de una viuda alegre. En Rafael Larrea, Bajo el sombrero del poeta, Quito, El Conejo, colección Metáfora, 1988. 325

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CINCO CANCIONES DE QUITO

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Rafael Larrea

Rafael Larrea

Balcón Quiteño Jorge Salas Mancheno (Pasacalle) Eres la reina de mis amores mujer quiteña, linda mujer. de esta gran tierra de tradiciones, donde mi vida terminaré. Cuando te asomas a tus balcones bella y hermosa como una flor donde te espero con mis canciones para entregarte mi corazón…….. (bis) En vano quisiera, reina de mi alma, buscar la imagen que yo soñaba, tú eres la imagen que yo buscaba al son alegre de mi guitarra, balcón quiteño, balcón florido, tú eres testigo de mis pasiones, eres de Quito, la maravilla, la maravilla de mis canciones; para esta linda tierra querida, donde mi vida terminaré …….. (bis)

Qué lindo es mi Quito Leonardo Páez (Albazo) Qué lindo es mi Quito, con su cielo lleno de estrellas… (Bis) Por eso yo grito junto con ellas Lindo es mi Quito … (bis) Y si cualquiera pretende decir que hay cielo mejor yo les digo: no señor no hay cielo como el de Quito. Con sus quiteñitas las lindas mujeres rubias o trigueñas todas son bonitas, lindo es mi Quito. Con sus mañanitas claras y aromosas y las buenas mozas que hay en sus calles lindo es mi Quito.

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El

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Y si cualquiera pretende decir, que hay cielo mejor yo les digo: no señor No hay cielo como el de Quito… En noches lunadas, cuando los chullitas van con sus guitarras, donde sus chicas, lindo es mi Quito; y cuando yo muera, yo tendré el consuelo del agujerito que hay en el cielo verlo a mi Quito Y si cualquiera …..etc….. (Bis)

Mi Panecillo querido Música de Víctor de Veintimilla Letra de Luis Alberto Valencia (Tonada) Que será cuando yo me vaya de aquí y en dónde lloraré mi penar… (Bis) Panecillo de mi recuerdo ayayay tan lejos quién me ha de consolar… (Bis) Si la vida hoy me separa de ti y mi destino siempre es vagar Panecillo que tanto quiero ayayay quién calmar mis desdichas podrá … (Bis) Si a retornar me obligas y al fin en tu regazo deba morir; monte que fuiste cuna del Sol de los Shyris santuario de su esplendor, Panecillo que no te olvido ayayay ya no he de separarme de tí.

El Chulla Quiteño Alfredo Carpio (Pasacalle) Yo soy el chullita quiteño, la vida me paso encantado para mí, todo es un sueño, bajo este mi cielo amado.

Las lindas chiquillas quiteñas, son dueñas de mi corazón, no hay mujeres en el mundo, como las de mi canción. La Loma Grande y la Guaragua son todos barrios tan queridos de mi gran ciudad; El Panecillo, la Plaza Grande ponen el sello inconfundible de su majestad. 328

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El

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Chulla quiteño: eres el dueño de este precioso patrimonio nacional; chulla quiteño: tú constituyes también, la joya de este Quito colonial (se repite íntegro)

Romántico Quito César Baquero (Pasacalle) Mi Quito tiene un sol grande y las noches estrelladas … (Bis) La luna por el Oriente, alumbra en las madrugadas… (Bis) Romántico Quito mío, poblado todo en canciones que brotan cual un rocío poemas y ruiseñores, que quien llega a conocerte no puede vivir sin verte… (Bis) (se repite íntegro dos veces) Balcones de otras ciudades no oyeron más serenatas; mujeres de otros balcones no fueron tan adoradas como son las de mi Quito… (Bis) luceros de su cielito … (Bis) que quien llega a conocerlas… (Bis) no puede vivir sin ellas… (Bis) En Bolívar Bravo A., Quito Monumental y Pintoresco, Quito, Editorial Universitaria, 1965, 2ª. ed.

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LA ALAMEDA

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Édgar Freire Rubio

Édgar Freire Rubio

o sé durante cuantos años he pasado y repasado por este parque de la Alameda. La niñez y sus juegos, la primera juventud con las prácticas timoratas en la escuela Bolívar, y luego, día tras día, casi todas las mañanas y tardes al ir y venir de mi trabajo, primero en la Cima y luego en la Española, han presenciado el espectáculo humano que ofrece este lugar. Por eso podría caminar a ciegas por sus vericuetos sin perderme y con la seguridad de hallar a ciertos personajes incrustados en su reducto; personajes que, aunque de repente veo tan envejecidos, continúan allí, supongo que reconociéndome como una pieza más del escenario, como al paseante perpetuo que comparte sus espacios y que, como ellos, también envejece.

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Penélope: esposa de Ulises, conocido protagonista de La Odisea, cuyo regreso a Itaca ella aguarda durante muchos años, permaneciéndole siempre fiel. Por eso, ha pasado a simbolizar la paciente espera que no se deja afectar por el transcurso del tiempo.

Prevalecen los mendigos, los locos que van en aumento, el tempranamente fracasado que una vez intentó suicidarse, los timadores, los jóvenes enamorados, los parias borrachos, los niños vendedores de ilusiones... y aquella Penélope257 a la que encuentro invariablemente leyendo el Nuevo Testamento con el mismo vestido y los mismos zapatos de taco alto; con el mismo rostro polvoreado y joven que hacen de ella una perfecta alucinada. Internarse hoy en la Alameda es arriesgarse a sufrir un robo, a ser vilmente esquilmado. Pero es exponerse, además, al peligro de toparse sin más con la locura, con el dolor desbocado, con la pesadilla de lo incomprensible, con la crueldad de los sueños perdidos. Es asistir, en el corazón de la ciudad, al extravío. Porque cada día nos asaltan escenas inesperadas empeñadas en conducirnos, a plena luz del día, a los elásticos dominios de lo onírico. Un día, un hombre juega en el suelo. Está solo, pero se pasa más de media hora disputando seriamente con alguien inexistente la marcha de su partido. Un poco más allá aparece un hombre negro, muy pobre, sucio por donde se le mire, que siempre anda con un colchón a cuestas.Tiene la facilidad de tenderlo donde y cuando le apetece y de quedarse dormido ipso facto ante la perplejidad de los transeúntes, aunque a veces prefiere hacer de anfitrión y, sentado en su inseparable armatoste, se enfrasca en una larga y al parecer sustanciosa conversación con alguna visita imaginaria. Esta mañana habla de un robo que le ha hecho a alguien. Enarbola una cartera y con su voz alta y sonora se ríe gozoso de la cara del estafado. Muy cerca de él pasa un borrachín increpándose a sí mismo con un ahínco digno de mejor causa. Se arrastra por las hierbas del parque buscando dónde dormir. Los niños pasan y cambian de súbito sus gestos de asombro causados por el negro vociferante, por unas risas francas, casi alegres. Otro día me fijo en un hombre que suele pasar sus mañanas en la Alameda. No debe de superar los 40 años y llama la atención porque siempre va muy abrigado. Usa botas, una bufanda gruesa bien atada al cuello y unos guantes de lana negros. Camina dando largos y medidos pasos, como si contara los metros de la plaza. Como un niño ensimismado en su juego, el hombre no parece percatarse de nadie ni de nada. Imperturbable, repite su recorrido haga calor o frío sin levantar la vista del suelo durante horas y horas. Es un loco inofensivo, como ese personaje enquistado en la ciudad que ahora descansa de sus ajetreos durmiendo en el césped del parque. Reposa de sus caminatas por la Guayaquil donde, con un palo en la mano, vocifera a todo bus o carro que pasa por su lado y luego canta un único estribillo:Adiós guambrita, adiós bonita. Pero no todos duermen tranquilos en el maltratado suelo de la Alameda. Una tarde un joven se confía al reposo bajo el sol. Cierra los ojos y cuando los abre, talvez pensando que está en otro lugar, juega; participa de la bulla que ha armado una pandilla que ríe. Al rato, el hombre se levanta y grita desencajado. Alguien habrá aprovechado su resaca para bolsiquearle y robarle los zapatos.Y es que los borrachos tampoco están siempre a salvo en este rincón quiteño que cada día frecuentan más y que muchos han convertido en la casa que no tienen. Hombres estropajo, la mayoría jóvenes aún, piltrafas tiradas dondequiera, rostros hinchados, deformes, destruidos, esperpentos sometidos a un jefe que aguaita a los caminantes y que nos sorprenden -criaturas de un mundo miserable- pidiéndonos dinero. La Alameda es hormiguero por donde deambula la vida y es, asimismo, antesala de la muerte. ¡Cuántos hay que, a sus ojos, formaremos parte de la identidad de un escenario permanente. Son nuestros espectadores, aquellos que ven pasar la vida, esta pobre vida... En Édgar Freire Rubio, comp., Quito: tradiciones, testimonio y nostalgia,t. v, Quito, Libresa, 2005. 331

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CINCO CENTAVOS EN SANTA CATALINA

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Édgar Freire Rubio

Édgar Freire Rubio

on las 11:30 de la mañana de un sábado cualquiera. Cansado de deambular por la ciudad, me siento en una de las gradas del Convento de Santa Catalina, en cuya entrada no hay todavía casi nadie. Sin embargo, no transcurre mucho tiempo cuando, poco a poco, comienza a llegar el desfile de los viejos mendigos. Todos cargan fundas, como yo. Algunos, la mayoría, lucen rostros devastados. Uno cojea; otro, al sentarse, cae desfallecido de cansancio. El que se pone en una esquina engulle unas galletas y espía a los costados, como si temiera que se las fuesen a arrebatar. Una vieja cuenta y acaricia unos pocos panes que lleva en una bolsa. Entonces se suma al grupo una pareja que sonríe, como burócratas de la pobreza.

S

De pronto, me veo rodeado de unos quince mendigos y me percato de que, en cierto modo y desde su punto de vista, he pasado a ser uno más. Percibo en ellos el olor de los portales en las noches frías y duras de esta ciudad. El color de la piedra en que descansan se halla impreso en su piel, en sus manos, en sus ojos.Y siento que son los personajes de otra Viridiana, de talvez otro Buñuel.258 Una mujer que está junto a mí dice que tiene 36 años, pero que ha vivido 60. Cuenta que tiene una hija y una nieta y que por eso pide caridad. “Para algo, sumando, sirven los cinco centavos que nos dan las monjitas”, explica a su amiga, que la acompaña, la escucha y consuela. El viejo va terminando sus galletas y, con los dedos índices y pulgares, apura las migajas. Miro bien su cara y veo que le falta un ojo y que el otro le lagrimea. Una mendiga de unos 70 años vocifera porque alguien le pide que “respete el turno”, y un rostro que me observa grita, sin apartar de mí su mirada:“el señor estuvo primero”. Sonrío un poco mientras me voy llenado de una pena y un desasosiego inmensos. “¿Qué me quedan viendo, pobres diablos? ¿Será porque estoy mejor vestida y no apesto como ustedes? Tengo siete nietos y se mueren de hambre”, les reprocha a los demás una mujer, aferrada a la puerta por donde suele salir una monja a repartir la dádiva semanal de los cinco centavos. El viejo de las galletas la mira y se ríe, y la voz lacerada le responde imprecándole: “¡Viejo tuerto, ni tu mujer te ha de poder aguantar! ¡Tacaño! Basta ver cómo devoras las galletas...”. Pero el hombre no se inmuta. Persiste en su risita burlona. De pronto, casi todas las mujeres van abandonando la antesala del convento. “Nos vamos a quedar sin el almuerzo”, anuncia la que ejerce de líder. Se alzan los murmullos. “No voy a perderme el almuerzo por esos cinco centavos”, declara la cabecilla. “No nos hagamos tarde...”, musita entonces el espectro de 36 años. Junto a mí se quedan el tuerto, la dama bien vestida, abuela de siete nietos, la mujer que lleva los panes en una funda, y uno más que se va aproximando con un viejo bastón. Por fin la puerta se abre y la monja los llama a todos.“El señor está primero”, repite uno de ellos, refiriéndose a mí. Me río y sigo sentado. Cedo mi puesto a esas manos que, ansiosas, se apoderan de los cinco centavos y salen corriendo. 258 Buñuel: Viridiana es una de las películas más famosas de Luis Buñuel, director de cine español (1900-1983). Este título se estrenó en 1961 y en él se realiza un irónico melodrama sobre la caridad y su inutilidad. No se escatiman medios para resaltar la sordidez de los mendigos.

Texto escrito para este libro. Quito, 2004.

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QUITO, LA HORRIBLE

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Fabián Corral B.

Fabián Corral B.

as ocho de la mañana. La columna de buses se prolonga hasta perderse de vista por la Avenida América, humean sus escapes contra el cielo que se enturbia, pitan su desesperación los automovilistas, vociferan transeúntes y conductores. La gente pugna por subir a los autobuses atestados. Los vendedores ambulantes ocupan tempranamente las aceras donde instalan ventas de baratijas.

L

Comienza un día cualquiera en Quito, y la tensión de una ciudad agobiante. Los conductores tratan de cruzar una intersección sin semáforo. El nudo se prolonga por cuadras de angustia. Pasan los minutos y la gente lucha por hacerse un espacio en el caos; siente sobre sí la presión de relojes y horarios. No hay policía a la vista, ni lo habrá en todo el recorrido. Son una especie en extinción (¿o están de guardia en embajadas y palacetes de funcionarios, o jugando voley?). Gracias a la pericia de un taxista, se abre una brecha en el caos y por allí, a riesgo de choques y abolladuras, los automovilistas escapan como alma que lleva el diablo, con la esperanza de llegar a tiempo.Vana ilusión, una obra municipal, con cintitas de colores y todo, bloquea la avenida de la fuga y, otra vez, la maldita cola, la humareda de los buses, los pitos y la frustración. Desalado y sudoroso, el hombre del cuento llega a su oficina después de “buscar parqueo” y confiar a la suerte, o a los rateros, el autito de la familia. El ánimo no está para bromas, porque el ciudadano cometió la imprudencia de sintonizar la radio del coche mientras viajaba y pudo enterarse de que la Ley del Seguro Social sigue en el limbo, que la delincuencia hace de las suyas, que las perspectivas políticas son negras, que lo de Colombia está peor, que los candidatos tienen con los pelos en punta al país, que los indígenas, como siempre, amenazan con paro y los maestros igual. Llega el quiteño con el entusiasmo roto porque, además, en el semáforo de la esquina los pordioseros son multitud pedigüeña, los mutilados exhiben sus mutilaciones, los magos del malabarismo echan fuego y gasolina por la boca y un enfermo terminal recibe suero tendido en la acera, mientras su familia pide caridad.Todo eso, más la Selección derrotada en el partido de la madrugada y los comentarios de los locutores deportivos que ponen a los hinchas al borde del suicidio. A la tarde, hay que atravesar Quito para retornar a casa. Pero el tráfico está completamente detenido. De las calles se eleva una confusión infernal de pitos y motores en marcha. Huele a gasolina y a angustia. Los buses bloquean las calles, ¿qué pasa? Algún enterado dice indignado: “¡Hay un desfile de policías y están cerradas las calles junto al estadio!”. El norte ha colapsado. ¡No hay forma de moverse, mientras la banda de guerra de la Policía y las autoridades festejan la incorporación de algunos gendarmes! Quito vive en la noche. Los bares se llenan. La gente bebe. Pululan en las aceras de La Mariscal seres equívocos. Se vende de todo, desde empanadas hasta otra clase de “bocadillos”. La basura crece en las esquinas. Arranchadores y estruchantes hacen de las suyas, mientras la juventud se sumerge en el estruendo de las discotecas y se atonta en la diversión interminable. Amanece sobre Quito. La mañana parece anunciar un día pacífico. Hay sol tras la cordillera. Pájaros sobrevivientes pían escondidos entre las ramas de un árbol. Quito se apresta a otro día de tumulto. Quito, la horrible. En Diario El Comercio, Quito, 24 de febrero de 2002.

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ESQUITOFRENIA 1

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Lucho Barrios: famoso cantante peruano (El Callao, 1935). En Radio Callao conoce a Julio Jaramillo, que lo lleva al Ecuador, donde graba sus primeros discos en solitario. Obtiene un gran éxito, que pronto se propaga por toda América Latina, en especial con sus boleros, entre los que destaca Marabu, hasta el punto de que también se le conoce como “Mister Marabu”. En 2002, el presidente Lagos le condecora en Chile por ser”un artista peruano ejemplar”.

Ramiro Oviedo

Ramiro Oviedo

Quito es una imperfecta geometría con las deudas pendientes. Pasa un taxi pirata a contravía con el chofer borracho hasta los dientes. El semáforo en verde pero frena me pita retrocede y se estaciona. Una puerta amarilla que da pena que parece caerse de aquel mazda viejísimo me guiña coquetona nefasta impertinente. A contracielo subo y digo “al centro” como si de repente a Quito le sobrara real y medio de centro. ¡Qué balcones floridos ni guaraguas! ¡El centro es un lugar que ya no existe! Por todas partes le han salido abscesos tumores que subsisten con el nombre de Tolas o de Mamascucharas de Quito Tennis y de Pobresdiablos tan juntos y revueltos pero irreconciliables tan cruzados los cables que sólo Lucho Barrios259 o tal vez Jota Jota260 con su varita mágica de psicoterapeutas de rocola podrían remediar la esquitofrenia. Truena y suena un diluvio de botellas como anunciando la quitoterapia.

En Ramiro Oviedo, Esquitofrenia, Quito, Eskeletra, 2000.

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Jota Jota: Julio Jaramillo (1935-1978), cantante ecuatoriano muy popular en su país, así como en toda América Latina. Cuenta con un amplio repertorio de valses, pasillos y tangos, entre otros tipos de música. Muy querido por el pueblo, sigue siendo escuchado, en las “rocolas” y cantinas, así como con ocasión de las más variadas festividades y reuniones de amigos y familiares. 337

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LA AMAZONAS: DE FANTASMAS Y FANTOCHES

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Édgar Freire Rubio

Édgar Freire Rubio

a Amazonas es lo kitsch de esta ciudad. Es el lugar en que se enseñorean, reinantes y orondas, la liviandad y a la apariencia. Cuando la atravieso, cada mañana, debo ir sorteando unos bultos como tumbas al aire. Como en un lúgubre cementerio, sobre estos promontorios de trapos sucios y malolientes asoman unas rosas lánguidas, rosas desechadas por los pobres de la noche que no lograron vendérselas a los amores nocturnos y clandestinos. Rosas que se funden y amalgaman con esas víctimas palpitantes del desprecio diario y que aparecen justo donde esperarías ver pies, manos, cabezas... Pero no, lo que uno ve, escapados de los trapos que no alcanzan a cobijarlos, son retazos de miembros renegridos y enmarañados, enroscados y recogidos sobre sí mismos, atizados y amoratados por el frío hostil de la madrugada. Eso, y rosas desvaídas; desprecio sobre desprecio, muerte sobre agonía y, a menudo, un perro sucio de mirada anhelante que humaniza con su calidez a estos seres botados, exiliados de nuestras vidas normales, felizmente reglamentadas, civilizadas.

L

En las aceras hay que esquivar aún otros restos: los excrementos, las orinas medio secas de la noche, los vómitos de algún borracho. Ese hedor que poco después se irá retirando ante la acometida de los muchos ejecutivos que comenzarán a pulular presurosos con sus maletines y celulares en bandolera. Aditamentos vacíos embadurnados por el envoltorio del agua de colonia y el terno gastado: maletines con ficciones de negocios dentro; celulares exentos de llamadas.Y más tarde, cuando los efluvios de los cafés y los restaurantes tomen la posta, de nuevo esos ejecutivos apurados para nada y para nadie, esos pobres mejor vestidos, volverán a llenar las aceras de la Amazonas. Muy cerca, a la vuelta de la avenida, se eleva la iglesia que todas las mañanas pueblan los mismos desesperados en una función que se repite idéntica cada día. En un determinado momento el sopor de las oraciones íntimas es quebrado por el grito del loco de Santa Teresita. Su alarido feroz cesa instantáneamente; el hombre se calma y, alucinado, corre por las naves de la iglesia, va rondando los soportes de piedra y dejando papelitos aquí y allá, y finalmente, una vez cumplido este rito, mira con atención a quienes entran puntuales y ocupan el sitio de siempre, como para comprobar si están todos.Verá, sin dudas, a esa beata tan jovencita que va cuadro por cuadro de la Pasión y que reza, me imagino que pidiendo lo mismo todos los días.Y, ¿cómo no?, al estudiante, al obrero, al transeúnte, a la joven con su mochila, al viejo que arrastra sus zapatos y se santigua con marcada solemnidad. Cerca del altar, se fijará en ese hombre que madruga más que ninguno y que lee, como si estuviera en trance, la Biblia que porta invariablemente en sus manos. Estará atento a la entrada, un poco más tardía, de una señora alta que debió de ser rica y que, como muestra su infaltable abrigo, ha caído en desgracia. Con ella va el jubilado de un banco, que en día fue prestigioso y que al final estafó a los ahorristas y a sus mismos empleados. Muchos de estos visitantes asiduos de Santa Teresita desembocarán, tempraneros, en la Amazonas, en esa avenida de fantasmas, de fantoches. El tontódromo, la bautizó alguien un día de cinismo y certeza. Avenida de tontos y mendigos, de negociantes y adivinos de la Bolsa y del dinero plástico. Avenida que a pesar de su deslumbramiento y magia, no puede desprenderse de los malos olores ni de los locos y parias que la vuelven misteriosa y llamativa. Avenida de los fracasados y triunfadores, de los que pasean de arriba abajo sin oficio ni beneficio. Avenida de quienes se fingen ocupados y no se detienen a reconocerse como mendigos; tanto como los otros, como esos que duermen en las calles y se cubren de rosas mustias. En Édgar Freire Rubio, comp., Quito: tradiciones, testimonio y nostalgia, t.V, Quito, Libresa, 2005. 339

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LA PLAZA GRANDE EN SEPIA

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Édgar Freire Rubio

Édgar Freire Rubio

A Janneth y Mª del Carmen, ellas saben por qué.

uanto más la miras, cuanto más profundizas en sus detalles, mayor es la certeza: ésta es la plaza de la pobreza, de la soledad, del engaño, de la tristeza. La habitan viejos que duermen bajo un sol inclemente, olvidados. A su alrededor se diría que todo es silencio. Un par de hombres comen de una bolsa sucia y grasienta. Sus manos renegridas, llenas de roña, sus risotadas grotescas, hacen aun más despreciables esos desperdicios que devoran con ansiedad. Una pareja de jóvenes mediocres, groseros, se besan con desenfado y desgana, lúbricos hasta el asco. Se oye una flauta entonando esa música nacional tan manoseada, una y otra vez. Hay quien, sentado en un banco, lee una Biblia vieja y maltratada, y alguien da manotazos al aire en tanto se desgañita vociferando el Evangelio ante la sonrisa embobada de un racimo de bocas desdentadas. Al margen de esta función, con la mano en el bolsillo un hombre observa el goteo del agua en la pileta.

C

Sí; ésta es la plaza de los hombres que hablan solos. Fingen interlocutores imaginarios y algunos hasta se ríen abiertamente. Es la plaza de los ex militares que no se resignan a este presente vacío, en que no pintan nada, y repasan todos los días, con idénticas palabras y la misma mirada perdida, sus viejas hazañas y sus guerras “familiares”, o conversan sobre rencillas políticas. Ex-militares que, como ese Drogo de El desierto de los tártaros,261 nunca asistieron a la batalla que los convirtiera en héroes. Es la plaza de los mendigos y de los abandonados, donde los pordioseros de manos huesudas y venas endurecidas transpiran copiosamente bajo el sol que abruma; es la plaza de esos personajes chuscos que se ganan un trago a base de risotadas o de amarillentas nostalgias. Aquí no se enseñorean las palomas, sino la memoria daguerrotipada en que todas las imágenes lucen de color sepia. Aquí deambulan los fantasmas, los que saben que mañana van a morir y vienen a recibir, como dádiva, como aplazamiento a la cita fatal, un poco de este sol deslumbrante con cuyo calor creen absorber algo de vida. No faltan las mujeres golpeadas, marcadas por moratones mal disimulados y la mirada rabiosa e impotente. El maquillaje pobre y barato hace de esos rostros unas máscaras grotescas. Los hay que se sacan los piojos, y otros leen o hacen como que leen periódicos atrasados. Son hombres a los que nadie espera, que no esperan a nadie, pero que de todas formas están instalados en la espera.Y, mientras tanto, muchos hombres y mujeres pasan apurados, como si esta plaza estuviera infecta y les acechara el miedo al contagio. Contagio del aburrimiento, de la muerte, del fracaso, de la desgracia. Se huele a vejez, a miseria, a algo detenido, putrefacto, como agua empozada... Texto escrito para este libro. Quito, 2004. 261

El desierto de los tártaros: novela del italiano Dino Buzzati (1906-1972) publicada en 1945. En ella el oficial Giovanni Drogo es destinado a una fortaleza fronteriza sobre la que pende una amenaza aplazada y no concreta, pero obsesivamente presente, que nunca tiene lugar. 341

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GLOSARIO DE QUITEÑISMOS (Extracto)

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Jorge Fegan

Jorge Fegan

Acasito:

Dentro de la socorrida costumbre de poner diminutivos a las palabras, como podrán ver en muchas de las definiciones que voy a describir, ésta es el diminutivo de acá, por lo tanto quiere decir: más acá, menos de allá que acá, o sea, acasito.

parecer muy coquetos, pero por atrás enseñan todas sus cerdas. Si a esta palabra le cambian la ca por el que, sería un término grosero de quemeimportismo.

C a l z o n a r i o : Prenda íntima, propia de

la mujer – de la mujer propia, ajena a prestada que Exclamación de origen cubre la parte íntima, sea propia o ajena y si es ajena es prestada. quechua que indica tener frío.

Achachay:

A g u a i t e n : Conjugación del verbo C a p o t e : Castigo entre la guambriada que aguaitar, que es igual a ver y esperar, o esperar consiste en dar manotazos en la cabeza al culpable. viendo. C a r i o c a s : Variedad de gallinas que tienen el cuello rasurado dejando al descubierto su A n a n a y : Exclamación de origen quepellejo rosáceo, se puede decir que son las gallinas chua que indica que una cosa es bonita o linda. vedettes, pues están semidesnudas o por lo menos A n t i e r : Antes usual y común apócope dejan al descubierto algo de sus carnes. de antes de ayer.262 C a r i s h i n a : Mujer con modales varoniA r r a r a y : Exclamación de origen que- les, persona que no guarda pudor con relación al chua que indica tener mucho calor o quemarse. sexo opuesto pero tampoco guarda rencor. Arroz

q u e b r a d o : Medio pelo, C r i s t i n a : Dulce nombre de mujer, pero

de clase baja, corriente.

A t a t a y : Exclamación de origen quechua que indica asco o repulsión.

sin motivo alguno se nombró así a una especie de gorra que se llama cachucha.

C u c h o : Poca cosa.

A u r i t a : Entre apócope y diminutivo de C u i c a : Igual que flaca, llámese así también a

262 Antier: Coloquialmente, en los extractos populares, este uso se sigue encontrando, tanto en Ecuador como en España y en otras zonas del mundo hispanohablante.

263

Cháchara: esta palabra no puede considerarse un quiteñismo, ya que es de uso común, con el significado que aquí se registra, en todo el ámbito hispanohablante.

ahora, en este mismo momento, más rápido que las lombrices. ahora mismo. C u i c o : Flaco. Por lo tan flaco se le dice que de frente filo y de filo...mena. A v e n t a d o r : Adminículo hecho de palma que sirve para avivar el fuego, por lo tanto C u r c o : Jorobado, que tiene jiba. su color es amarillento C h á c h a r a : Alharaca. No dar importanB e r m e j o : Rubio, desabrido, general- cia y seriedad a un asunto.263 mente made in USA. C h a g r i l l o : De ninguna manera es B o n i t i c a s : Apodo dado a unas pintarra- diminutivo de chagra, son los pétalos de las flores jeadas mujeres entre solteras y casadas, que entre extraídos de sus corolas. sonrisas y suspiros vendían su mercancía subrayando “lleve nomás mi bonitico” al posible comprador. Su C h a l i n a : Femenino de pañolón, prenda acostumbrada manera de vender no iba nunca de con que las mujeres se cubren de la cintura para arriba. acuerdo con el físico del comprador.

C a c h u c h a : Gorrita que usan los cons- C h a p a n d o : Atisbando, mirando, obsercriptos. Cubre muy poco. Se ponen de lado para vando. 343

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C h a p o : Mezcla de harina de cebada, bien D i j e : Simpática, agraciada. sea con leche o con agua, de acuerdo con las posiD o s i t o s : Diminutivo de dos, uno mas bilidades económicas. uno dos, unito mas unito igual dositos. C h a q u i ñ á n : Sendero, atajo, camino más corto por donde transitan en fila india los lugareños. F u t r e : Elegante, bien puesto, bien vestido.267 C h a r l a t á n : Hablador, exagerado y/o G a b e l a : Ventaja, sobre todo en una carrementiroso.264 ra. Apellido de un diplomático de carrera. C h a s c o : Lo inesperado, resultante de una Empleado gratuito de salubridad. burla.265 H i s h p a p u r o : Vejiga de un animal C h a u c h a s : Algún dinerito ganado por con la que, inflada, jugaban los niños de escasos un trabajo menor, ocasional. recursos como si fuera bleris.

C h a u c h e r a s : Made in Uribe. Recep- H u a r m i l l a : Indio maricón o longo táculos de la moneda fraccionaria, portamonedas.

afeminado.

C h e p a s : Llámese así a las mujeres de la H u a s i p i c h a y : Participación del fesvida airada, aunque con las puertas cerradas. tejo con motivo de un estreno, puede ser inmueble, pero jamás de luna de miel. C h i b o l o : Protuberancia que sale luego de recibir un golpe, es una tumefacción de sangre H u i c h o : Empacho, estómago sobrecargaremordida. Apodo de un Espinoza. do de comer golosinas. C h i l p e : Trasto viejo. Dícese: Le chilpearon I r q u i : Flaco, huesudo, largo y delgado de el hocico por bocón... o sea.... lo dejaron como el constitución. Hay constituciones que se rompen viejo trasto. por irquis, pero nada más que por los militares.

C h i r i s i q u e : Nalga fría, del quechua, L l u c h o : Desnudo, que no tiene con que chiri- frío, shiquenalga. Se dice a las persona des- cubrirse. nuda de la cintura para abajo.

L l u q u i : Zurdo, que tiene la habilidad en la

C h i r l a z o s : Golpe dado con la mano mano izquierda, como los buenos toreros, o como abierta, se conjuga con el verbo chirliar.

ciertos Gobiernos débiles con la derecha y poderosos con la izquierda.

C h i s p o : Ver “chumado”.

M a m a d e r a : Por biberón. Pero a quie-

C h i v o : Bronca, escándalo, pelea.

nes usan el biberón no se les dice: bibedores, pero sí, a los que usan las mamaderas, les dicen: mamadores.

C h o g n e s : Moco de los ojos. C h u l q u e r o : Prestamista, avaro, que da dinero a intereses.

M a m i t i c o : Dícese a los niños como una

demostración de excesivo cariño, como total perC h u l p i : Maíz pequeño y suave que puesto tenencia de la madre. a la brasa se hace un delicioso tostado. M a p i o s a : Sucia, desaseada. C h u m a d o : Quien se toma unas copas de M u c o : Tacaño, avaro, medido, todos los que licor. En la primera etapa es chispo o pepo, en la no compren este libro. segunda chumado, en la tercera borracho, en la cuarta ¡sáquenlo! M u c h a s : Besos, ósculos.

C h u p i l l i t a : Juego infantil, que se rea- M u s h p a : Distraído, media tonta y la otra liza alando suavemente la piel de las manos.

mitad también.

C h u s c o : Algo o alguien gracioso, ocurri- N i g u a s : Diminuto piojo del puerco que do. Que ocasiona risa.266 se interna en los pies de las personas. También fruta diminuta silvestre que se interna en la boca C h u s p i : De ojitos chicos y rasgados, muy con gran facilidad. pícaros. 344

264 Charlatán: la definición que el autor ofrece de este término no presenta ninguna particularidad respecto del que tiene la palabra en todo el ámbito hispanohablante. No es, pues, un quiteñismo. Quiteñismo puede considerarse, más bien, charlón.

265 Chasco: Este es el significado que da el Diccionario de la Real Academia Española. No es, por tanto, un quiteñismo.

266 Chusco: lejos de ser un quiteñismo, este término es empleado con el significado reseñado en amplias zonas del mundo hispanoablante. Concretamente en España, su uso es general en todo el sur del país.

267 Futre: como pituco (más adelante): este término, más que un quiteñismo, es un americanismo utilizado en otros países del continente. Además de en el Ecuador, lo hallamos por lo menos en Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia.

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Ñ a ñ o : Hermano, trato sumamente familiar R e t a c a : Chiquita, pequeña, regordeta.270 que se da entre amigos.

Ñ a r r a : Menos que pite, tratándose de

S a n R o q u e : La capital de Quito. San

gente menos que omoto.

Ñ u t o : Molido, hecho polvo... “Si se lo echó no diga con quién... porque lo hacen ñuto”.

R o q u e ñ o : Nacido en el gran barrio de Quito, capitalino al cuadrado. S h u g u a s : Rateros, ladrones nocturnos.

O s h o t a s : Alpargatas hechas de soga, pantuflas rústicas que usan las indias.

S h u n g o : Corazón del quechua.

P a l o m i t a c u c u l í : No se trata de S h i q u i c h u p a : El reto de una ave, “la que sabemos” sino de una tórtola de canto siqui, la parte trasera, y chupa...quien sabe. agradable.Tomado unas copas. S u c o : Medio rubio, bermejo. P a q u i v e n t a n a : Juego. A quien le falta un diente y al reírse deja ver el agujero. T a r t o s o : Persona con dificultad al pronunciar, repite las sílabas y arrastra las rrr. P e p o : infantil que trataba de chocar o tapar dos cosas a determinada distancia. T r i p a m i s h q u e : Las tripas de los gracia animales puestas a la brasa, claro, bien lavadas. Toman un inigualable sabor. Nace el dicho: “De natural. tripas corazón...”. P i t u c o s : Niños bien...bien mimados o bien mal educados, hijos de riquillos o hijillos de Y a p a : Aumento, regalía gratis que, atractivo obsequian al hacer una compra, como dicienricos.269 do:Ya Pa, ...ya pagarás después. P l a n t i l l a d a : Por plantillero o fanfarrón, exageración o mentira con el objeto de pre- Y u c s y h i , y u c s h i : En idioma sumir. canino “lárgate, lárgate”.

P i s p i r e t a : Coquetona

con

268

P ú c h i c a : Exclamación muy nuestra, de Z a r c i l l o s : Pendiente, joya, colgante de contrariedad o admiración.

Q u e s p e s : Apócope muy usual por.- ¡qué

las orejas, que no es lo mismo que tener orejas colgantes.271

Z u m b a m b i c o : Las tapas de las bebidas embotelladas –tillos- se aplanaban, se les atraQ u i ñ o : Golpes dados con los nudillos de los vesaba una piola, se las enredaba de un lado a otro dedos. y se enrolla hasta que zumban. es pues!

268

Pispireta: esta es una voz extendida por todo el mundo hispanohablante con el significado que le da Fegan. La única diferencia es que el término debe escribirse con z, es decir, pizpireta. Aquí se ha asimilado la ortografía de la palabra a su pronunciación.

269

Q u i t e ñ o : Raza caso extinguida, su antiguo habitad en el reino de los Quitus, se encuentran pequeños vestigios en México, New York, Los Ángeles y alrededores.

Z u r d a h i n c a d a : Grito y reto que hace señal de poderío: desafiar a golpes sin utilizar la mano derecha y pelear arrodillado. ¡Vaya pretensión!

Pituco: ver nota 267.

En Añoranzas de un quiteño. Solo para mayores de treinta años, México, Ed. Joaquín Porrúa, 1989. 270

Retaca: no es un quiteñismo. Su definición coincide con la que da el Diccionario de la Real Academia Española.

271

Zarcillos: lejos de ser un quiteñismo. Su definición coincide con la que da el Diccionario de la Real Academia Española.

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SOY

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Édgar Freire Rubio

Édgar Freire Rubio

Soy ese que nadie ve, como ese papel que el viento eleva en medio de la calle. Ese bostezo triste del mendigo, el tanteo del ciego y su palo. Ese viejo que duerme sentado en el banco de la Plaza Grande brillante. El loco que habla de la Biblia, la vieja que carga tanta basura. Soy el que deambula con hambre, ese que tartamudea en medio del bus (algo quiere vender y nadie le escucha y luego llora en medio del parque). Soy el que toma una cerveza en ese sucio y destartalado bar. El que vende los periódicos, con rostro sombrío, la vieja que sale de la Iglesia y tropieza. Esa mujer con el rostro golpeado. El niño que se droga con una funda en la mano, soy ese hombre que abraza a una mujer muy fea, y abre su boca para la carcajada. Soy el mendigo que muestra la herida pustulante. Soy el que arroja una moneda desde lejos. Soy ese papel sucio que recoge el barrendero. Soy el que lee el periódico de ayer. El abandonado que busca un pitillo debajo de las bancas, en media calle, en las esquinas. Soy los que hacen fila, con una taza en la mano, a la espera de un poco de agua y pan. Soy el borracho tirado en media plaza. El que mira al mundo como un resucitado. El que tiembla, el que está sentado y recoge los pasos de todos.

Texto escrito para este libro. Quito, 2002.

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Fichas Bio-Bibliográficas de los Autores de los textos ALEMÁN Hugo ( Q u i t o , 18 9 9 -19 8 3 )

Poeta nacido en Quito en 1899. Desde muy joven animó los grupos literarios y bohemios de su tiempo e impulsó múltiples publicaciones literarias. Su poesía responde a una sensibilidad modernista y, en este género, publicó la antología Distancias en 1959. Destacan, además, Tránsito de generaciones, una historia del Colegio Mejía, y Presencia del pasado, galería de retratos -hecha a base de recuerdos personales- de los más destacados miembros literarios de su generación.

ANDRADE COELLO Alejandro ( Q u i t o , 18 81 -19 4 3 )

Hombre estudioso, atento a todas las manifestaciones del espíritu tanto dentro como fuera del país. Periodista, crítico y difusor de cultura, fundó revistas como Revista nacional,Albores Literarios y Ecuador, y destacó por sus numerosas colaboraciones en las publicaciones más prestigiosas del Ecuador, como América, y en muchas de otros países. Entre sus obras destacan Algunas ideas acerca de educación,Vargas Vila, Motivos nacionales, En torno a la prensa nacional.

ANDRADE MARÍN Luciano ( Q u i t o , 18 9 3 -19 7 2 )

Periodista, científico y “quijote de la quiteñidad”, en palabras de Jorge Salvador Lara. Nació en Quito en 1883 y hasta su muerte, acaecida en 1979, este ilustre quiteño dio a conocer numerosas obras fruto de sus investigaciones de botánica, mineralogía, geografía e hidrografía. Entre ellas destacan Llanganati, Leyendas quiteñas, El reino de Quito y Geografía e historia de la ciudad de Quito.

BORJA Arturo ( Q u i t o , 18 9 2 -1912 )

Figura cumbre del modernismo poético ecuatoriano, junto con Humberto Fierro, Ernesto Noboa Caamaño y Medardo Ángel Silva. Pasó algun tiempo de su niñez y adolescencia en París, donde se familiarizó con las producciones de los simbolistas y ‘malditos’. De regreso a Quito, le ahogaba el ambiente militarista del placismo y buscó la salvación a través de la morfina y el escape a un mundo ideal e íntimo. Su único libro, que consta de 20 poemas, es La flauta de ónix, publicado en 1920, ocho años después de su muerte, debida a una sobredosis de morfina a los 20 años, durante su luna de miel.Además, conocemos 7 poemas suyos más, publicados por Alejandro Carrión en la revista La calle en 1958.

B R AV O B o l í v a r ( Q u i t o , 1912 -19 81 )

Fue profesor y luego Director de la escuela fiscal Reino de Quito, profesor del Colegio Luis Napoleón Dillon, Vicerrector del Colegio Nacional Amazonas. Ejerció desde 1939 como periodista del Diario El Comercio hasta su muerte. Co-fundador de la Unión Nacional de Periodistas (UNP). Sus publicaciones fueron Quito Monumental y Pintoresco; Quito Monumental y Pintoresco, edición ampliada, primer tomo; Quito Monumental y Pintoresco, segundo tomo. Por los años 33 a 36, junto con Sixto Salguero, director teatral, llenos de entusiasmo social, fundó el grupo cultural y artístico “Siembra”, al que pertenecieron las distinguidas profesoras Virginia Larenas y Raquel Verdesoto, el periodista Víctor Hinostroza y, más tarde, entre otros, el famoso pintor Oswaldo Guayasamín. El grupo hacía difusión cultural en la ciudad y en el campo. Entre los años 37 y 39, el país atravesó momentos convulsionados, varios gobiernos y dictaduras. Bolívar Bravo Aráuz estuvo entre los profesores cancelados por sus ideas y luchas por ideales democráticos. Entonces varios periodistas, artistas e intelectuales -entre ellos Bolívar Bravo- fundan en enero de 1940 una asociación que perdura: la Unión Nacional de Periodistas.

CARRERA ANDRADE Jorge ( Q u i t o , 19 0 2 -19 7 8 )

Uno de los más grandes poetas ecuatorianos. Nació en Quito en 1902 y murió en la misma ciudad en 1978. Aunque, como diplomático, pasó gran parte de su vida en el extranjero, su obra revela su constante y honda preocupación por la historia y vida nacionales. En este sentido destacan la dimensión telúrica de su poesía, 349

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las composiciones dedicadas a Quito y las obras en prosa La tierra siempre verde, El Camino del sol, El fabuloso reino de Quito, Galería de místicos e insurgentes, Radiografía de la cultura ecuatoriana, Retrato cultural del Ecuador y El volcán y el colibrí (autobiografía).

CARRIÓN BARRAGÁN Juan Manuel (Quito,1960)

Ornitólogo y artista quiteño nacido en 1960. Ha publicado algunos libros de ornitología, como Aves del valle de Quito y sus alrededores (el primer libro ilustrado, sobre aves, editado en Ecuador), Aves del occidente de Pichincha, Introducción a las aves del Ecuador, Aves del bosque nublado San Francisco, parque nacional Podocarpus y Aves de Quito, retratos y encuentros. Son numerosos los artículos, tanto científicos como de divulgación, que ha escrito sobre este tema para revistas nacionales y extranjeras, y destacan sus conferencias y guiones para producciones de radio y televisión. Actualmente es concejal alterno del Distrito Metropolitano, elegido por votación popular para el período 2003-2007.

C E VA L L O S J av i e r (Quito, 1976)

Fue miembro del Taller Literario de la Casa de la Cultura Ecuatoriana dirigido por Edwin Madrid, a partir del cual publicó La ciudad que se devoró a sí misma en 2001.Actualmente forma parte, como actor, del proyecto “Quito Eterno”.

C E VA L L O S P e d r o F e r m í n ( A m b a t o , 1812 -18 9 2 )

Importante historiador ecuatoriano. Escribió una nueva historia de la República que llenó los vacíos de la del Padre Velasco y la completó con los hechos ocurridos en los primeros años de la República, hasta la revolución de 1845. Fue doctor en jurisprudencia y ministro general del gobierno durante la presidencia del liberal Urvina. Además, fue fiscal de la Corte General de Guayaquil y, luego, de la de Quito. Desde 1851 publicó muchos artículos de costumbres a la manera de Larra y el Padre Isla, y en 1852 comenzó a escribir crónicas históricas en La Democracia, que luego reunió en Cuadro sinóptico de la República del Ecuador y en Galería de ecuatorianos ilustres, trabajos que culminaron en su obra clave Resumen de la historia del Ecuador (Lima, 1870). Escribió también sobre jurisprudencia y sobre cuestiones lingüísticas, tema este último de su Catálogo de errores en orden a la lengua y al lenguaje castellanos.

CORRAL Fabián (Riobamba, 1947)

Doctor en Derecho, abogado, profesor universitario y decano fundador del Colegio de Jurisprudencia de la Universidad San Francisco de Quito y de su Centro de Pensamiento Jurídico. Desde 1987 es articulista del diario El Comercio y es miembro de su Consejo Editorial.Además es director de la revista Iuris Dictio y colabora en varias publicaciones periódicas. Entre sus títulos, en que aborda la realidad política, social y jurídica del país, se encuentran El chagra, La hacienda,Viaje a un país olvidado y Los Andes del Ecuador vistos desde el caballo.

COSTALES Alfredo (Riobamba, 1925)

Historiador y antropólogo nacido en Riobamba en 1925. Estudió derecho y periodismo en la Universidad Central del Ecuador. Ha sido director del Archivo Nacional de Historia, del Programa de Investigación y Conservación de las pirámides de Cochasquí y de la revista Llacta. Es autor de más de un centenar de libros y de numerosísimos artículos, tanto especializados como de prensa. Entre sus obras destacan Los puruhayes, Historia social del Ecuador, Relaciones geográficas de la presidencia de Quito, Nos, la plebe, la Real Familia Duchicela y Los señoríos del norte andino del reyno de Quito, además de más de una docena que permanecen inéditas. En 1974 recibió el Premio Tobar del Municipio de Quito junto con su esposa, Piedad, con quien ha firmado casi todos sus libros.

DESCALZI Ricardo ( R i o b a m b a , 1912 - Q u i t o , 19 9 0 )

Médico especialista en oncología, fundó el primer instituto de cancerología en el país y tras 20 años de profesión, tuvo que abandonarla al sentirse afectado por el radio. Dio a conocer el arte ecuatoriano a través de la TV, fue jefe de relaciones públicas del Banco Central, y de 1978 a 1987 fungió como director de la Biblioteca Nacional. Fue, además, escritor de relatos, como Los murmullos de Dios, y de teatro. En este terreno publicó Historia crítica del teatro ecuatoriano en seis volúmenes, título varias veces premiado. Por otra parte, 350

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cuenta con la obra en dos tomos La Real Audiencia de Quito, claustro en los Andes (1978-1981) y con La historia de Quito Colonial, editada por la ESPE.

ESPEJO Eugenio ( Q u i t o , 174 7 -17 9 5 )

Médico, pensador y periodista ilustrado nacido en Quito en 1747. En todas sus obras inquietó los ánimos de sus contemporáneos y cuestionó los valores y conocimientos vigentes en la Audiencia de Quito. En este sentido fue un precursor de la Independencia, así como la conciencia crítica de su época. Entre sus obras destacan El Nuevo Luciano de Quito, centrada en el cuestionamiento de la educación jesuítica de su tiempo, Marco Porcio Catón, La ciencia blancardina, Reflexiones acerca de la viruela, Cartas Riobambenses, y el primer periódico del país: Primicias de la cultura de Quito, del que sólo pudo publicar siete números, de enero a marzo de 1792. Perseguido por las autoridades, fue encarcelado varias veces. Una de ellas se le envió al Virrey de Bogotá, ciudad donde conoció a Juan Pío Montúfar con cuya ayuda publicó allí mismo el discurso que se incluye en este libro y que en Quito el propio Espejo publicaría más tarde en su periódico. Con la expulsión de los jesuitas, se hizo cargo de la biblioteca que estos dejaron, hasta que, después de tres años, lo apresaron de nuevo por instigar a la revolución. Así, murió preso en 1795, a la edad de 48 años.

ESPINOSA José Modesto ( Q u i t o ,18 3 3 -1915 )

Político, pensador, polemista, escritor y crítico quiteño. Partidario de García Moreno y del catolicismo militante, mantuvo importantes polémicas con Juan Montalvo y Pedro Moncayo, fue secretario de la Cámara del Senado en 1858 y de la de Diputados en 1858, 1861 y 1871; combatió el gobierno del general Ignacio de Veintimilla y fue ministro del interior y de relaciones exteriores con José Mª Plácido Caamaño (de 1883 a 1888). Fue uno de los fundadores de la Academia de la Lengua y colaboró numerosas publicaciones, como El Iris, La Patria, El Semanario Popular y Los Principios. Es autor de García el grande, Artículos de costumbres, Misceláneas, y Ecuador y Pedro Moncayo.

ESPINOSA CORDERO Simón (Cuenca, 1928)

Profesor y periodista nacido en Cuenca en 1928. En 1946 se graduó de bachiller e ingresó en la Compañía de Jesús, de la que se retiró en 1972, tras realizar estudios religiosos superiores en la Universidad de Missouri. Ha sido profesor en la Universidad Católica de Quito, jefe de redacción de la revista Mensajero, director de la revista Chasqui, así como colaborador en El Comercio y en Vistazo. Por medio de esta revista escribió en fascículos una Historia republicana del Ecuador. Es autor de un manual de ortografía (editorial Norma), y en 1978 fundó el Centro de Investigación y Cultura del Banco Central del Ecuador. Actualmente escribe en el diario Hoy.

ESTRELLA Ulises (Quito, 1939) * Nota del editor: podemos referirnos al Tzantzismo como “un grupo y un movimiento que resultó de una triple confluencia: el clima de rebelión provocado por la Revolución Cubana, el influjo de los movimientos iconoclastas argentinos [...], y la febril lectura de la filosofía existencialista, [...]. Proclamándose ‘hacedores’ de tzantzas’ es decir, ‘reductores de cabezas’, lo primero que los tzántzicos querían significar era la denuncia de la macrocefalia de Occidente, [...]”, en Fernando Tinajero “De la violencia al desencanto: cultura, arte e ideología 1960-1979”, en Nueva Historia del Ecuador, vol.11, época republicana V, Enrique Ayala Mora, edit., Corporación Editora Nacional/Grijalbo, Quito, 1991, p. 298.

Poeta quiteño nacido en 1939. Es autor de numerosos poemarios, entre los que destacan: Ombligo del mundo, el primer libro relevante del grupo ‘Tzántzico’, revolucionario en forma y contenido; Convulsionario, Interiores, Peatón de Quito y Digo, Mundo, entre otros. Ha incursionado también en el teatro, en la narrativa (por ejemplo con Quilago, mujer solar) y en el ensayo (Reflexiones de fin de siglo –2000-, La revolución necesaria–2003). Destaca su labor cultural al frente de la Cinemateca Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el Proyecto Interestético y el Laboratorio de Poéticas de la Imagen y la Palabra, además de los muchos años de investigación que ha dedicado a Quito en lo que ha denominado “Quitología”, una cátedra informal que trabaja sobre los imaginarios quiteños. Es relevante asimismo su vocación organizadora, que se ha plasmado, entre otros frentes, en el Tzantzismo*, el Frente Cultural, la Escuela de Educación Sindical, en grupos de teatro y talleres de cine y literatura. A todo ello se suma el libro testimonial Memoria incandescente (2003).

FEGAN Jorge ( Q u i t o , 19 31 -19 9 3 )

Dramaturgo y actor nacido en Quito en 1931. Intervino en radionovelas como El derecho de nacer y, luego, en películas como Amanecer en el Pichincha, Pasión Andina y ¡Qué lindo es mi Quito! A finales de los años 60 se afincó en México, donde murió en 1993 y donde se dice que participó en unas 250 películas, entre las que destacan Santo Oficio,Actas de Marusia y Rojo Amanecer. Publicó Añoranzas de un quiteño en 1989.

FREIRE GARCÍA Édgar (Quito, 1982)

Egresado de la Escuela de Biología de la Universidad Central del Ecuador. Trabaja como guía en “Quito Eterno”, proyecto educativo que auspician el Hotel Real Audiencia y la Embajada de los Estados Unidos que, 351

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en convenio con algunas iglesias y conventos de Quito, ofrecen jiras o ‘rutas’ en las que se presentan de forma dramatizada personajes y hechos que marcaron la historia de la ciudad.

FUENTES ROLDÁN Alfredo (Quito, 1926)

Abogado nacido en Quito en 1926. Es doctor en jurisprudencia y licenciado en Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, y ha colaborado en los diarios El Comercio, Hoy, en la revista Familia, de Quito, y en La Verdad, de Ibarra. Cuenta con la obra inédita El artesanado en el Ecuador (1960), colaboró con “Generación quiteña del S. XX” en el libro Memoria política del S. XX y ha publicado los siguientes trabajos: Programas indigenistas (1959), San Lorenzo, puerto marítimo de población negra (1960), Sobre la población rural (1962), Valor y aprovechamiento de las artes populares (1964) y Quito: Tradiciones,en dos tomos: el primero, en 1996 y el segundo en 1999. Está en preparación un tercer tomo de esta obra.

GALEANO Eduardo (Montevideo, 1940)

Escritor nacido en Montevideo en 1940, donde fue jefe de redacción de la revista Marcha y director del diario Época. Durante la dictadura militar uruguaya estuvo exiliado en Argentina y Buenos Aires, y siempre ha estado vinculado con las causas liberadoras en América Latina. Entre sus obras destacan Las venas abiertas de América Latina (1971), Vagamundo (1973), Días y noches de amor y de guerra (1978), los tres tomos de Memoria del Fuego (1982-1986), El libro de los abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), Patas arriba (1998), El fútbol a sol y sombra (1995) y Bocas del tiempo (2004).

GANGOTENA Y JIJÓN Cristóbal ( Q u i t o , 18 8 4 -19 5 4 )

Ilustre historiador, genealogista y estudioso del folklore ecuatoriano. Destacan sus investigaciones sobre el Inca Atahualpa y Al margen de la historia, colección de leyendas protagonizadas por frailes pícaros y personajes pintorescos. Esta obra fue reeditada por el FONSAL, en la colección Biblioteca Básica de Quito, en diciembre de 2003.

GUARDERAS JIJÓN Fabián (Quito, 1962)

Médico siquiatra nacido en Quito en 1962. Es también investigador de la historia de la medicina en el país, tarea que comenzó con la biografía de su bisabuelo, Manuel Jijón Bello, el primer higienista ecuatoriano. Ha publicado Talentos médicos universitarios (tres tomos), Reseña histórica del hospital Eugenio Espejo, Una mirada interior, tomos I y II (entrevistas a médicos de Quito) y Hospitales de Quito.

JURADO NOBOA Fernando (Quito, 1949)

Siquiatra, genealogista e importante quiteñólogo nacido en Quito en 1949. Entre sus muchos títulos publicados sobre la ciudad destacan: Collas y pallas del Tahuantinsuyo, Descendientes de Benalcázar (ocho volúmenes) Plazas y plazuelas de Quito, Las noches de los libertadores (dos volúmenes), El chulla quiteño, Las quiteñas, Calles, casas y gente del centro histórico de Quito en el sentido oriente-occidente de 1534 a 1950 (primero de los cuatro tomos proyectados).

KINGMAN Nicolás ( L o j a 1918 )

Nació en Loja en 1918. Desde muy pronto se dedicó a la literatura y formó parte de la bohemia de los años 20 y 30. Es colaborador permanente en revistas y periódicos, y director de La Hora de Quito. Su obra, compuesta por múltiples artículos de prensa y recreaciones de la bohemia literaria que vivió, la ha realizado tanto en Quito como en Guayaquil. En el género narrativo ha publicado Comida para locos (1978) y Dioses, semidioses y astronautas (1986) y en 2002 se publicaron sus Obras Completas.

LARREA Rafael ( Q u i t o , 19 4 3 -19 9 5 )

Poeta que en los años 60 formó parte del grupo ‘Tzántzicos’, al que contribuyó con sus colaboraciones en las revistas del momento y con su poemario Levantapolvos (1969), marcado por una ironía cargada de solidaridad con el hombre y por la voluntad de recuperar lo popular en léxico, humor y cosmovisión. Más tarde, y en parecida línea de denuncia social, publicó Nuestra es la vida (1978). En 1996 se le rinde un homenaje póstumo con la publicación de su última obra La casa de los siete patios (Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1996). 352

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MORENO YÁÑEZ Segundo E. (Riobamba, 1939)

Antropólogo nacido en Riobamba en 1939. Licenciado en filosofía y pedagogía, realizó estudios de teología en Austria y de antropología en Alemania. Actualmente es profesor de la Universidad Católica del Ecuador en Quito y colabora asiduamente en la prensa. Entre sus obras destacan: Los caciques mayores, renacimiento de su concepto en Quito a finales de la Colonia, Rebeliones, asonadas y levantamientos indígenas, Don Leandro Sepla y Oro, un cacique andino de finales de la Colonia, De las formas tribales del señorío étnico: don García Tulcanaza y la inserción de una jefatura en la dominación socio-económica colonial, entre otras.

NOBOA Guillermo ( C h o t a , 19 0 6 -19 9 6 )

Escritor y periodista nacido en el Chota en 1906 y fallecido en 1996. Desde niño vivió en Quito, donde cursó sus estudios primarios y, más tarde, de arquitectura y literatura en la Universidad Central. Desempeñó diversos cargos públicos y, como periodista, escribió para varias radiodifusoras, en una de las cuales mantuvo durante más de 30 años un programa diario de charlas sobre problemas sociales. Además, fue editorialista en varios diarios, como La Tierra, El Día, El Comercio y Diario del Ecuador. Sus obras más importantes, en las que recupera al Quito tradicional, son Rincones propios y Tradiciones quiteñas.

OVIEDO Ramiro (Quito, 1952)

Poeta, narrador y profesor universitario nacido en Quito en 1952. Reside actualmente en Francia, donde es director del Departamento de Español de la Universidad del Litoral en Boulogne sur Mer. Ha publicado crónicas y poemas en La pedrada zurda, Tientos, Débora y Letras del Ecuador. Sus poemarios son: Serpencicleta, Fanesca y Esquitofrenia. Libros de relatos son Jeroglifo se quedó para siempre en el jardín del valle y Semana Santa.

PA L M A R i c a r d o ( L i m a , 18 3 3 -1919 )

Escritor nacido en Lima en 1833. Su origen humilde y su conocimiento de las capas populares hallaron eco en su obra cumbre: las Tradiciones peruanas, cuya elaboración completa le llevó casi hasta su muerte, acaecida en 1919. De las 453 tradiciones que escribió, la mayoría se sitúa en la época colonial, pero en todas se revela un humorismo humanitario que recrea el pasado a través de una ironía comprensiva.Aparte de este género, que creó, Palma cultivó el drama, el periodismo, la poesía y la investigación histórica y lingüística.

PEÑAHERRERA DE COSTALES Piedad ( Q u i t o , 19 2 9 -19 9 4 )

Historiadora, investigadora social y profesora. Es autora de la Biografía del padre Gualberto Lobato y coautora de numerosas obras junto con su esposo, Alfredo Costales.

PÉREZ DE OLEAS Laura ( Q u i t o , 1910 -19 7 5 )

Polémica escritora quiteña atacada y admirada por la sinceridad histórica de sus obras y por la valentía de dedicarse al cultivo y difusión del pasado legendario en un ambiente estrecho y pacato.Autodidacta, su obra máxima es Historias, leyendas y tradiciones ecuatorianas (1962). Además, escribió para La Nación, de Guayaquil, para El Sol y para El Comercio, de cuyas columnas se tomó el material para radioteatralizar sus leyendas; y con el seudónimo de Manuelita, publicó artículos costumbristas en el diario Últimas Noticias. Han quedado inéditos poesías, cuentos y una novela, El rastro del silencio.

REYES Jorge ( Q u i t o , 19 0 5 -19 7 7 )

Poeta quiteño hasta finales de los años 30, cuando dejó la poesía para dedicarse al periodismo y a las funciones burocráticas y diplomáticas. Su obra poética consta de dos libros cuyo eje es el Quito tradicional, amenazado de muerte por la naciente cuidad moderna; son Treinta poemas de mi tierra (1928) y Quito, arrabal del cielo (1930).

RIBADENEIRA Jorge (Guaranda, 1930)

Periodista nacido en Guaranda en 1930. Como relatista de sucesos y personajes de Quito ha publicado Tiempos idos (1988), título con el que mantuvo una columna durante años en los diarios quiteños El Comercio 353

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y Últimas Noticias, diarios en los que sigue colaborando, y Con Pelé, Fidel y Rolando, viajes y anécdotas (1993). Actualmente es director del vespertino Últimas Noticias.

RODRÍGUEZ Byron (Pujilí, 1960)

Nace en Pujilí en 1960. Ha publicado cuentos en antologías nacionales y extranjeras. Fue miembro del taller literario de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y formó parte de la revista La mosca Zumba. Cuenta con la colección de relatos La cueva de la luna, donde se dan como temas la nostalgia, la recurrencia a un pasado mágico y la obsesión por los ambientes rurales y coloniales. Su última publicación es la novela Bestiario de cenizas (1997). Es colaborador del diario El Comercio, de Quito.

SÁENZ Bruno (Quito, 1944)

Poeta nacido en Quito en 1944. Fueron importantes sus colaboraciones en la revista Ágora (fundada en 1965), de cuyo comité de redacción formó parte.Títulos suyos son los poemarios El aprendiz y la palabra y Oh palabra otra vez pronunciada. Además, cuenta con Crónica de los incas sin incario (teatro y poesía) y Biografía ejemplar del Dr. Fausto (teatro poético).

TERÁN Enrique (Henry Nick) ( Q u i t o , 18 8 7 -19 41 )

Polifacético hombre de cultura, fue violinista, profesor del Conservatorio Nacional de Música, excelente caricaturista, fundador de la revista Caricatura, militante socialista y autor de El Cojo Navarrete (1940), novela del liberalismo, fundamental en la historia de la narrativa ecuatoriana. En 1994 Editorial El Conejo, de Quito, publicó una novela inédita suya, facilitada por Gonzalo Almeida Urrutia. Se trata de la romántica Huacay-ñan (Camino del llanto).

VA R G A S L L O S A M a r i o (Arequipa, 1936)

Escritor peruano nacido en Arequipa en 1936. Su primera obra es el libro de relatos Los jefes, pero su carrera literaria comienza a cobrar notoriedad con la novela La ciudad y los perros, premio Biblioteca Breve en 1962 y con La casa verde (1966), premio de la Crítica y premio Rómulo Gallegos. Ha escrito piezas teatrales, estudios y ensayos, como García Márquez: historia de un deicidio, La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary, la autobiografía El pez en el agua, relatos (Los Cachorros) y, sobre todo, novelas, como: Conversación en la catedral, Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor, El hablador, Elogio de la madrastra, Lituma en los Andes, La fiesta del chivo y El paraíso en la otra esquina, entre otras.

VEGA SALAS Jaime (Quito, 1920-2004)

Descendiente de los pintores Salas y nacido en el barrio colonial de La Tola, es considerado como toda una institución de la quiteñidad. Su libro Reminiscencias. Quito del recuerdo fue reeditado en 1996 con la adición del subtítulo En busca del Quito perdido.Ambas ediciones se hallan agotadas. Jaime Vega ha estado siempre vinculado al mundo del deporte. En su mocedad fue guardameta del equipo de fútbol Norteamérica y ejerció como jefe de Relaciones Públicas del AFNA. Como periodista fue director de la sección deportiva del extinto diario El tiempo y ha colaborado en Diario Hoy y en La Hora. Además, durante muchos años dirigió la revista Aucas y fue comentarista deportivo en varias radiodifusoras, como Radio Éxito, Democracia y, últimamente, en la radio de la Unión Nacional de Periodistas. Como político, formó parte de las filas del ARNE (Acción Revolucionaria Nacional Ecuatoriana)

VILLACÍS MEYTHALER Eduardo (Quito, 1932)

Poeta nacido en Quito en 1932. Ha publicado muy poco pero, en palabras de Hernán Rodríguez Castelo, “su seriedad y rigor mantienen en torno a lo que está haciendo gran expectativa”. Cuenta con los poemarios Latitud unánime (en colaboración con Alfonso Barrera Valverde, 1953) y Las puertas del mundo (1962). Su último título es Documental sobre un conspirador (1994), que trata sobre Eugenio Espejo.

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Bibliografía Obras de Edgar Freire Sobre Quito • • •



El Barrio de los prodigios, Quito, Colección Crónica de Sueños, Libresa, 1998 (recientemente agotada). Quito, tradiciones, leyendas y memoria (compilación), Quito, Colección Antares, Libresa, 2005, 10ª. ed. (la 1ª edición es de 1994). Quito, tradiciones, testimonio y nostalgia (compilación) t. II, Quito, Libresa, 2002, 7ª ed, (la 1ª edición es de 1987 y, hasta la 6ª, fueron editadas por Librería Cima); t. II, Quito, Librería Cima, 1993, 3ª ed. (la 1ª ed. es de 1991); t. III, Quito, Librería Cima/Abrapalabra, 1993; t. IV, Quito, Libresa, 2002; y t.V, Quito, Libresa, 2005. Parias, Perdedores y otros antihéroes (compilador junto con Manuel Espinosa Polo), Quito, Taller de Estudios Andinos, 1999.

Sobre el mundo del libro • • • • • •

Desde el mostrador del librero, Quito, Imprenta Mariscal/Grijalbo Ecuatoriana, 1990. Desde el mostrador del librero II, Quito, FESO/Abya-Yala, 1992. Desde el mostrador del librero III, Quito, SINAB, 1996 El libro nacional, ese desconocido, Universidad de Guayaquil, 1987. ¡Esas viejas librerías de Quito!, Quito, Cámara Ecuatoriana del Libro, 1993. Los libros en mi vida, Quito, Círculo de Lectores, 1995.

Otras Obras Naturalmente, todos los trabajos en que se publicaron originalmente los textos seleccionados en esta compilación constituyen interesantes obras de consulta. Además, merecen reseñarse: • ADOUM Jorge Enrique, Ecuador: señas particulares, Quito, Eskeletra, 1997. • ATIENZA Juan G. de, Guía de leyendas españolas, Barcelona, Ariel, 1985. • BARRERA Inés y Eulalia, Tradiciones y leyendas del Ecuador, Quito, El Comercio, 1947. • BARRERA Isaac J., Historia de la literatura ecuatoriana, Quito, Libresa, 1979. • CARVALHO NETO, Paulo de, Diccionario del folklore ecuatoriano Quito, CCE, 1964. • GARCÍA CALDERÓN,V., Del Romanticismo al Modernismo, París, s/e, 1912. • JURADO NOBOA, Fernando, El chulla quiteño, Quito, Sociedad de Amigos de la Genealogía (SAG), 1991. • NÚÑEZ Estuardo (estudio y selección), Tradiciones hispanoamericanas, Caracas, Biblioteca Ayacuho nº 67, 1979. • PALMA Ricardo, Tradiciones Peruanas, Colección Archivos de la UNESCO Edición de Julio Ortega, 1993 . • RODRÍGUEZ CASTELO, Hernán, comp., Leyendas ecuatorianas, Quito- Guayaquil, Publicaciones Educativas Ariel, s/f. • ROIG Arturo Andrés Humanismo en la segunda mitad del S. XVIII, t. I, Quito, Banco Central del Ecuador, 1984. • TOBAR Y BORGOÑO C. M., “La tradición y los tradicionalistas”, en Revista de la Sociedad Jurídico Literaria nº 1, Quito, Mayo de 1902, p. 53. • UBIDIA Abdón, Antología del cuento popular andino, Quito, IADAP, s/f, pp. 125-135. • VAN GENNEP Arnold, La formación de las leyendas, Barcelona, Alta Fulla, 1982 (1ª. ed. en castellano, 1914). • VELASCO Juan de, Historia del Reino de Quito, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1981. 355

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Referencias de las ilustraciones Artículo 1 “Se precipitaron hacia ellos y lanzaron sus lazos”, en Edward Whymper, Travel amongst the great Andes of the Equateur [1892], Viajes a través de los majestuosos Andes del Ecuador, Quito, Abya-Yala, 1983.

Artículo 11 Medallón en alto relieve que representa a los patriotas prisioneros que serían asesinados en agosto de 1810. Museo Municipal Mena Caamaño (Quito). Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005.

Artículo 2 Vistas de Quito.Fotografía de Rómulo Moya,Quito,2005.

Placa de bronce que representa a los patriotas de agosto de 1810. Base del monumento de la Independencia, Quito. Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005.

Artículo 3 “Altri conquist. di Quito” y “D. Sebast. di Belalgazar conq. di Quito” en Montesinos, Velasco [Juan] e Torozomoc, Viaggi, relaciones e memSorie, relative alla scoperta delle bellisime e vaste regioni del Peru di Quito e del México, Prato,Tipografia Ghiachetti, 1842. Artículo 4 Recado de plata del siglo XVIII, utilizado por el cabildo de la ciudad de San Francisco de Quito. Secretaria del Concejo Metropolitano de Quito. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 1998. Escudo de Quito,Tipografía Moderna, Quito, al rededor de 1930. Artículo 5 Estandarte de la ciudad de San Francisco de Quito, s/d, al rededor de 1930. Artículo 6 “Partituras del Himno de Quito”, en Revista Museo Histórico nº 3, año 1, Jorge A. Garcés, dir., Quito, Imprenta Municipal, 6 de diciembre de 1949. Artículo 7 “Inti Raymi”, de Víctor Mideros [1888-1969]. Banco Central del Ecuador (Quito). Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005. Ilustración en Giulio Ferrario [1967-1847], Il costume antico e moderno o storia del governo della milicia, della religione, dellle arti, scienze et usanze di tutti i popolli antiche e moderni, Milán, Dalla Tipografía, 1827. Colección Filoteo Samaniego. Artículo 8 Lámina inserta en Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Relación Histórica del Viage a la América Meridional hecho de Orden de S. Mag para medir algunos grados del meridiano […], Antonio Marín, edit., Madrid, 1748. Artículo 9 Portada y primera página del Nuevo Luciano de Quito [siglo XVIII], de Eugenio Espejo. Banco Central del Ecuador (Quito, Fondo Jijón). Artículo 10 Monumento de la Independencia en la Plaza Grande de Quito, 1932. Fotomontaje de Luis Alfonso Ortiz Bilbao, en Quito, piedra y oro, Quito, Banco Central del Ecuador, 2004, p. 15. 356

Artículo 12 La Plaza Grande, en Un siglo de imágenes. El Quito que se fue 1860-1960. Colección fotográfica de Ernesto Chiriboga Ordóñez, t. II, Fernando Jurado Noboa y Alfonso Ortiz Crespo, edits., Academia Nacional de Historia / FONSAL, 2004, p. 20. Artículo 13 Posible retrato de Manuela Cañizares, de Antonio Andrade. Banco Central del Ecuador (Quito). Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 14 “La picota colonial, en su sitio original en El Ejido”, ca. 1928. Fotografía de Luis Alfonso Ortiz Bilbao, en Quito, piedra y oro, Quito, Banco Central del Ecuador, 2004, p. 15. Artículo 15 “Vista de una parte de Quito tomada de la Recoleta” [del Tejar], en Alcide d´Orbigny, Voyage pittoresque dans les deux Amérique. Résumé général de tous les voyages…, París, Furne et Cia, 1841. Grabado suelto de la colección de Filoteo Samaniego. Artículo 16 Hospital Eugenio Espejo en el folleto del centenario de la República del Ecuador, 1930. Artículo 17 “Calle Ipiales”, de José Enrique Guerrero, 1977, óleo/tela, 90,5 x 109,5 cm., Museo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (Quito). En En la tierra Quito…la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 73. Artículo 18 Nuestro Señor de la Buena Esperanza. Estampa antigua, ca. 1930. Colección Alfonso Ortiz Crespo. Convento de San Agustín. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2000. Artículo 19 Composiciones fotográficas de Christoph Hirtz, 2005. Artículo 20 El Cristo de la Agonía. Museo de El Tejar. Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 21 Cruz pétrea de la Catedral. Fotografía de L. Pazmiño, ca. 1920-1930. Colección Alfonso Ortiz Crespo.

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Artículo 22 Cruz de la muralla de San Francisco en Quito. Fotografías de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 23 “Ingratitud” en Edward Whymper, Travel amongst the great Andes of the Equateur [1892], Viajes a través de los majestuosos Andes del Ecuador, Quito, Abya-Yala, 1983. “La Cerenata”, en Álbum de Costumbres Ecuatorianas: paisajes, tipos y costumbres, Biblioteca Nacional de Madrid, ca. 1855, acuarela nº 110. “La cerenata”, acuarela firmado por J. A. Guerrero, finales del siglo XIX. Colección particular. Artículo 24 Grabado del Arco de la Reina, de Roura Oxandaberro, en Quito Monumental, s/e, s/c, s/f.

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Patio de los naranjos en el Monasterio del Carmen Bajo. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2005. Artículo 32 Arco de Santo Domingo, julio de 1952. Fotografía de Luis Alfonso Ortiz Bilbao, en Quito, piedra y oro, Quito, Banco Central del Ecuador, 2004, p. 29. Artículo 33 Juego del sapo en. Fotografías de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 34 Palacio de Gobierno, con las estribaciones del Pichincha y Toctiuco al fondo. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2000. Vista de la Plaza Grande con las estribaciones del Pichincha y Toctiuco al fondo. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2000.

Detalle del plano de Quito, de Alcedo, 1734. Arco de la Reina e Iglesia del Carmen Antiguo, en Monografía Ilustrada de la provincia de Pichincha, 24 de Mayo de 1922. Fotografía de J.D. Laso. Artículo 25 Vista del Centro Histórico de Quito desde San Juan. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2003. Artículo 26 Vista de Guápulo [16 de noviembre de 1952]. Fotografía de Luis Alfonso Ortiz Bilbao, en Quito, piedra y oro, Quito, Banco Central del Ecuador, 2004, p. 118.

Artículo 35 Tumba de Velasco Ibarra en el cementerio de San Diego en Quito. Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 36 Acuarela atribuida a Álvaro Enríquez. Colección Iván Cruz Cevallos. Artículo 37 El río Machángara, en El Quito que se fue. 1850-1912. Colección fotográfica privada de Ernesto Chiriboga Ordóñez, vol. I, Fernando Jurado Noboa y Alfonso Ortiz Crespo, edits, Quito, Academia Nacional de Historia / FONSAL, 2003, p. 159.

Artículo 27 Antiguo Beaterio [final de la calle Manabí, en el centro histórico de Quito]. Fotografías de Alfonso Ortiz Crespo, 2000.

Artículo 38 Cristo de la Columna. Colección Oswaldo Viteri. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2002.

Artículo 28 Iglesia de San Roque. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2000.

Pordiosero, de Juan Agustín Guerrero, en Imágenes del Ecuador del siglo XIX,Wilson Hallo, Quito, ediciones del Sol / Espasa-Calpe, 1981.

Artículo 29 “Misa del Niño”, en el Álbum de costumbre ecuatorianas: paisajes, tipos y costumbres, Biblioteca Nacional de Madrid, ca. 1855, acuarela nº 36.

Artículo 39 “Capilla del Robo”, en Quito a través de los siglos, t. I, Eliécer Enríquez B. (recopilación y notas bio-bibliográficas), Quito, imprenta Municipal, 1938, p.

“Eclesiásticos”, en James Orton, The Andes and the Amazon, Nueva York, Harper an Brothers, 1870.

Capilla del Robo. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2000.

Artículo 30 “Sr. Cristóbal de Gangotena y Jijón”, en revista Caricatura.

Artículo 40 “La Catedral”, en el Álbum de costumbres ecuatorianas: paisajes, tipos y costumbres, Biblioteca Nacional de Madrid, 1855 ca., acuarela nº 135.

Artículo 31 “Antigua Puerta del Carmen Bajo”, en Quito a través de los siglos, t. I, Eliécer Enríquez B. (recopilación y notas bio-bibliográficas), Quito, imprenta Municipal, 1938, p. 247.

“Los pegadillos”, en el Álbum de costumbres ecuatorianas: paisajes, tipos y costumbres, Biblioteca Nacional de Madrid, 1855 ca., acuarela nº 130.

Detalle de la puerta de la iglesia del Carmen Bajo. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2005.

Templo del Monasterio de Clausura de Santa Catalina, en Luciano Andrade Marín, La lagartija que abrió la calle Mejía. Historietas de Quito, Quito, FONSAL / Grupo 5 editores, 2003, p.228. 357

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Artículo 41 Vista aérea de la esquina de la Virgen (sector del Gobierno de la provincia de Pichincha). Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2004. Detalle del Plano de Quito. Capital de la provincia del mismo nombre, en el Reino del Perú [...], por M. Morainville, Ingeniero del Rey.

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Artículo 51 Fábricas en el Machángara, en Anselmo Fiorio, Vida de García Moreno, 1921. Artículo 52 Plaza del teatro de Nelson Román, ca. 2004, técnica mixta / tela, 160 x 127, 5 cm. Colección del artista. En En la tierra Quito…la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 144.

Detalle del Plano del Servicio Geográfico Militar, 1947. Artículo 42 Virgen de Quito, de Bernardo de Legarda, escultura del siglo XVIII. Fotografía de Christoph Hirtz, 2003. Inmaculada Concepción, de Bernardo de Legarda, escultura del siglo XVIII. Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2002. Artículo 43 “En el camino”, en Edward Whymper, Travel amongst the great Andes of the Equateur [1892], Viajes a través de los majestuosos Andes del Ecuador, Quito, Abya-Yala, 1983.

Artículo 53 Detalle de la Llegada de la Virgen de El Quinche, anónimo, siglo XVII. Santuario de El Quinche. Fotografía de Christoph Hirtz, 2004. Virgen de El Quinche. Fotografía Christoph Hirtz, 2004. Artículo 54 Retrato de Alfaro. Museo Municipal Mena Caamaño (Quito). Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005.

Artículo 44 “El día de los muertos”, de A. Batallas, en revista Caricatura.

Artículo 55 “San Juan calle colonial de Quito”, de Segundo Ortiz, s/f, litografía/papel, 974 x 1304cm. Museo Municipal Alberto Mena Caamaño (Quito). Fotografía Alfonso Ortiz Crespo, 2005.

Artículo 45 San Diego (Quito). Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2005.

“La víspera”, Guillermo Muriel, 1979, óleo/tela, 1472 x 1304 cm. Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (Guayaquil). Fotografía de Alfonso Ortiz Crespo, 2005.

Artículo 46 “Lápida sepulcral de Francisco Cantuña y sus herederps ubicada en el altar de la ‘Impresión de Las Llagas de San Francisco”, ca. 1669, en Luciano Andrade Marín, La lagartija que abrió la calle Mejía. Historietas de Quito, Biblioteca Básica de Quito nº 2, Quito, FONSAL / Grupo Cinco, 2003, p. 216.

Artículo 56 “Vista de Quito”, de Sergio Guarderas, s/f, óleo/tela, 85 x 126 cm., Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (Guayaquil). En En la tierra Quito…la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 167.

Artículo 47 Convento de San Francisco. Fotografía Alfonso Ortiz Crespo, 2000. Vista aérea del convento de San Francisco. Fotografía Alfonso Ortiz Crespo, 2004. Artículo 48 Niño Jesús. Fotografía de Christoph Hirtz, 2001. Virgen con el Niño Jesús. Iglesia de la Compañía de Jesús. Fotografía de Christoph Hirtz, 2005. Artículo 49 “La Quebrada de Jerusalem en Quito”, en Alcide d´Orbigny, Voyage pittoresque dans les deux Amérique. Résumé général de tous les voyages…, París, Furne et Cia, 1841. “El Chorro de San Catalina”, en Álbum de Costumbres Ecuatorianas: paisajes, tipos y costumbres, Biblioteca Nacional de Madrid, ca. 1855, acuarela nº 157. Artículo 50 “Calle de Quito”, en James Orton, The Andes and the Amazon, Nueva York, Harper and Brothers, 1870. 358

Artículo 57 “La Municipalidad”, en el Álbum de costumbres ecuatorianas: paisajes, tipos y costumbres, Biblioteca Nacional de Madrid, ca. 1855, acuarela nº 137. Artículo 58 “Salón de lectura y comedor del Gran Hotel Europa. Carrera Venezuela nº 64, propietario Julio Burge”, en Monografía ilustrada de la Provincia de Pichincha, s/c, s/e, 24 de mayo de 1822. Artículo 59 “Quito.Vista de conjunto desde el convento de los dominicanos”, en P. Magalli (misionero dominicano), Voyage d´exploration d´un missionaire dominicain chez les tribus de l´Équateur, París, Bureau de l´année dominicaine, 1889. “Vista general (Quito)”, en Marcel Monnier, Des Andes au Para, París, Nourrit et Cie., 1890. Vista del Panecillo desde La Tola, Fotografía de Juan Moya, 2005. Artículo 60 Heinrich Goldschmid, De los Andes a la Amazonía del Ecuador; diario de un explorador. 1939-1946, Quito, TRAMA / Golschmid Archiv, 2005, p. 147.

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Artículo 61 “Cruz Loma vista desde El Ejido”, de José María Roura Oxandaberro, 1931, óleo/tela, 62 x 70 cm., Colección Mónica Roura. En En la tierra Quito…la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 137. Vista de Quito. Fotografía de Rómulo Moya, 2005. Artículo 62 Carlos Kohn Kagan, Quito, mi encanto (12 dibujos), Quito, s/e, octubre de 1970. Artículo 63 Ilustración en Luis Tufiño, El juego de pelota en la república del Ecuador, Quito, Talleres Tipográficos Nacionales, 1928. “Juego de pelota nacional en el parque de El Ejido”, en Un siglo de imágenes. El Quito que se fue 1860-1960. Colección fotográfica de Ernesto Chiriboga Ordóñez, t. II, Fernando Jurado Noboa y Alfonso Ortiz Crespo, edits., Academia Nacional de Historia / FONSAL, 2004, p. 263. Artículo 64 Sello de la Sociedad Deportiva Aucas. Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 65 Juego del cuarenta. Fotografía de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 66 “De los bailes populares”, de A. Salgado, en revista Caricatura. Artículo 67 El Florón, escultura en Quito. Fotografías de Juan Diego Pérez, 2005. Artículo 68 El ‘Mapapelotas’, en revista Caricatura, t. I (nº 1 al 29), Iván Irving Zapater, dir., Colección de Revistas Ecuatorianas XLIV, Quito, Banco Central del Ecuador, 1989, p. 9. Museo del Libro, Biblioteca Nacional Eugenio Espejo. Fotografía Alfonso Ortiz Crespo, 2005. Artículo 69 ‘Tipos y escenas de Quito’, apuntes y rápidos de Valenzuela Pérez, en revista Caricatura. Artículo 70 “La Cajonera”, en el Álbum de costumbres ecuatorianas: paisajes, tipos y costumbres, Biblioteca Nacional de Madrid, ca. 1855, acuarela nº 62.

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Artículo 72 “Quito colonial”, de A. Batallas, en revista Caricatura. Artículo 73 “Calle La Ronda”, de Guillermo Latorre, s/f, témpera/papel, 30 x 26 cm. Colección Viteri-Reyes. En En la tierra Quito…la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 109. Artículo 74 Acuarela atribuida a Ernest Charton. Colección particular. Artículo 75 “El puente de La Alameda”, Paul Bar, s/f, óleo/tela, 55 x 65 cm., Banco Central del Ecuador (Quito). En En la tierra Quito…la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 141. Artículo 76 Acuarela atribuida a Ernest Charton. Colección particular. Artículo 77 Publicidad de llantas, en revista Caricatura. Artículo 78 “Quito vertical”, de Ramiro Jácome, 1987, témpera/cartulina, 97,5 x 67,5 cm., Museo Municipal Alberto Mena Caamaño (Quito). En En la tierra Quito…la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 148. Artículo 79 Detalle del plano del Servicio Geográfico Militar, 1947. Artículo 80 La Plaza Grande, en Un siglo de imágenes. El Quito que se fue 1860-1960. Colección fotográfica de Ernesto Chiriboga Ordóñez, t. II, Fernando Jurado Noboa y Alfonso Ortiz Crespo, edits., Academia Nacional de Historia / FONSAL, 2004, p. 21. Artículo 81 “Un precioso ejemplar de chulla quiteña”, dibujo de Bellolio, en la revista Caricatura. Artículo 82 Capariche, en Un siglo de imágenes. El Quito que se fue 1860-1960. Colección fotográfica de Ernesto Chiriboga Ordóñez, t. II, Fernando Jurado Noboa y Alfonso Ortiz Crespo, edits., Academia Nacional de Historia / FONSAL, 2004, p. 253.

Artículo 71 “Subiendo a Santo Domingo”, de Oswaldo Cercado, 1980, óleo/tela, 51 x 61 cm., Museo de Antropología y Arte Contemporáneo (Guayaquil). En En la tierra Quito… la ciudad, la pintura, Quito, Ediciones Archipiélago, 2004, p. 131.

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Se imprimieron 1500 ejemplares en Quito, Ecuador, noviembre del 2005 TRAMA www.trama.com.ec