El Cuerpo en Psicoanalisis

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Clase N° 8 – Viernes 05-08-11

El cuerpo en psicoanálisis Clase N° 8 Alfredo Eidelsztein: hoy vamos comenzar con David Le Breton, que no es jefe de escuela ni ha propuesto un nuevo paradigma pero es un autor lo suficientemente importante como para que lo trabajemos. En la lista de nuestra bibliografía está su libro Antropología del cuerpo y la modernidad y también utilizaremos otro de sus libros que es Antropología del dolor. Uno es de 1990 y el otro de 1995. Este autor se ha dedicado a la antropología del cuerpo en Occidente. El primer texto vale realmente la pena conseguirlo y estudiarlo, porque es francamente de muy buenas indicaciones. Antropología del dolor no tiene tanto valor, es un libro de menor trascendencia. La virtud, igualmente, es que el punto de inflexión de todo el argumento David Le Breton para sostener la novedad que quiere proponer en torno a la antropología del dolor en Occidente, es el concepto de inconsciente. Quienes hayan leído Antropología del cuerpo y la modernidad, habrán visto que es un autor que utiliza plenamente los conceptos psicoanalíticos, utiliza mucho inconsciente, retorno de lo reprimido y pulsiones, bien en el sentido freudiano. En Antropología del dolor, todo el argumento del autor está sostenido en la premisa del inconsciente. Es muy interesante en ese punto porque, utilizando la premisa del inconsciente, llega a ciertas antípodas del discurso psicoanalítico. Es decir, lo que sostienen los analistas en términos generales, en todas sus variadas corrientes hoy, es lo contrario de lo que dice este autor que justamente se apoya, por fuera del psicoanálisis, en el concepto de inconsciente. Hay un capítulo en la enseñanza de Lacan –desconocido- que es su rechazo y su crítica de lo que se conoce como “paralelismo” (en francés, parallelisme). El autor a través del cual Lacan lo trabaja es Hippolyte Adolphe Taine (1828-1893) que es un filósofo, ensayista y poeta francés, cuya posición teórica es naturalista. Lacan, desde su tesis de doctorado y hasta “Radiofonía”, sigue trabajando en su crítica al paralelismo y especialmente a este autor. El paralelismo que Lacan trabaja tanto a través de este autor, Taine, tiene una entrada en Ferrater Mora y se lo conoce como el “paralelismo psicofísico”. Edición: Mariana Gomila

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De lo que estuve investigando –hay bastante información pero no tanta- Lacan es el único autor que llega a designarlo “prejuicio paralelista”. De hecho, no aparece así salvo en la expresión de Lacan en “Acerca de la causalidad psíquica”. El prejuicio paralelista, el paralelismo psicofísico, hay que pensarlo bien. La base argumentativa es la noción matemática de “paralela”, plantea que hay entonces un par de series paralelas donde, a cada elemento de una serie le corresponde otro de la otra serie y viceversa, como si fuese una relación biunívoca. Desde el siglo XVII, con Leibniz y la mónada, ya se trabaja con la idea del paralelismo. Es muy interesante, porque en el siglo XVII, el paralelismo –como bien lo indica la palabra- se funda como teoría de la correlación (el vínculo es de correlación) y la teoría que sostiene rechaza la causalidad. La causalidad que rechaza es la de lo físico hacia lo psíquico: Ps.

Fs.

_

_

S. XVII

_

causalidad

_

correlación

Hay una conferencia muy linda de Lacan que se llama “Lugar, origen y fin de mi enseñanza” de 1967, donde dice que el famoso paralelismo psicofísico es una estupidez y que lo que él (Lacan) realmente propone es una articulación entre lo psíquico y la lógica. En Freud hay una aparición del paralelismo psicofísico, está en “Lo inconsciente”. Esto es muy interesante, porque E. Jones hace toda una nota sobre este punto de la obra de Freud. En “Lo inconsciente”, dice Freud: Hay derecho a responder que la igualación convencional de lo psíquico con lo conciente es enteramente inadecuada.

Edición: Mariana Gomila

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Freud no acepta que lo psíquico sea equiparado a lo conciente. Degrada las continuidades psíquicas, nos precipita en las insolubles dificultades del paralelismo psicofísico.

Freud rechaza el paralelismo psicofísico y pone una nota que es de Harlings Jackson. Y hay una nota de E. Jones sobre este autor, que sostiene que en la célula nerviosa se localiza una representación. Tendríamos, entonces, representación/neurona, como si hubiese una correlación entre ambas. El punto que quizás más nos interese a nosotros es de 1946, en “Acerca de la causalidad psíquica”, punto III. Lacan ya rechaza el paralelismo psicofísico desde su tesis de doctorado. A quienes les interese este tema, quizás ya estén pensando en cómo consideran ustedes este asunto, si admiten o no el paralelismo. No voy a entrar en detalle sobre todas las veces en que Lacan habla de este tema que, si les interesa estudiarlo, pueden poner en el buscador de las obras de Lacan “paralelismo” y “Taine” que es el autor de referencia. En “Acerca de la causalidad psíquica” está el núcleo de todo el problema, por el cual nosotros podríamos asumir, desde la perspectiva de este curso y del paradigma que sostengo, una respuesta crítica al paralelismo. Les leo la cita, son dos párrafos absolutamente famosos y conocidísimos pero, si uno no tiene las referencias de los contextos de Lacan, no sirven de mucho. En el punto III titulado “Los efectos psíquicos del modo imaginario”, ¿cuál es la causa de los efectos psíquicos? El modo imaginario. No sé si se dan cuenta de que hay dos cosas que son psíquicas para nosotros, ya en ese título está la respuesta de Lacan: los efectos psíquicos del modo imaginario. Dice allí Lacan: La historia del sujeto se desarrolla en una serie más o menos típicas de identificaciones ideales que representan a los más puros de los fenómenos psíquicos, por el hecho de revelar, esencialmente, la función de la imago.

Dice “los más puros de los fenómenos psíquicos”, cuando decimos “alcohol puro” ¿qué quiere decir? 100% alcohol. Lean de vuelta el párrafo. Quiere decir que la identificación, los procesos de identificación, son a la imago. Entonces, Edición: Mariana Gomila

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tanto la identificación, como la imago, al ser psíquicas, son puros fenómenos psíquicos. Y no concebimos al yo de otra manera que como un sistema central de esas formaciones…

Entonces, el yo será un sistema de identificaciones ideales que responden al funcionamiento de la imago. La imago es un concepto que después desaparece de la enseñanza de Lacan. …sistema que hay que comprender de la misma forma que a ellas, en su estructura imaginaria y en su valor libidinal.

Los conceptos psicoanalíticos en Lacan no conservan siempre el mismo valor. Lo que les pido es que no pierdan de vista que su estructura imaginaria y su valor libidinal hace que ambos sean psíquicos también. Sin demorarnos pues en aquello que hasta en la ciencia confunden tranquilamente al yo con el ser del sujeto…

Les podría traer textos de Colette Soler, Jacques-Alain Miller y Germán García, donde proponen que el fin de análisis es, justamente, el encuentro con el “verdadero yo”, es decir, se ha vuelto a este punto. …podemos desde ahora ver dónde nos separamos de la concepción más común, la que identifica al yo con la síntesis de las funciones de relación del organismo.

Ven que ahí habría paralelismo. Lean nuevamente la frase. ¿Por qué paralelismo? Porque pondrían en una columna al yo y en la otra el organismo. Entonces es una concepción paralelista. Una concepción que debemos calificar de bastarda, por la circunstancia de definirse en ella una síntesis subjetiva en términos objetivos.

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Bastardo no es un insulto sino el casamiento de un noble con un plebeyo. Lacan dice que la barra que cae sobre el sujeto es la barra de noble bastardía. Los escudos de armas de los bastardos llevan esta escritura, la de la barra: barra de noble bastardía

$

es por eso que Lacan dice que lo que cae sobre el sujeto es la barra de noble bastardía, el sujeto es bastardo. Ya se reconoce la posición de Henri Ey, tal cual se expresa en un pasaje que ya hemos destacado, en la fórmula según la cual la afección del yo se confunde, en último análisis, con la noción de disolución funcional.

Entonces, está criticando a Henri Ey y su posición desde la psiquiatría dinámica. Miren cómo sigue Lacan: ¿Es dable reprochársela [reprocharle la confusión de sostener al yo como una instancia, en último término, vinculada al organismo] cuando el prejuicio paralelista es tan fuerte que hasta Freud mismo, en contra de todo el movimiento de su investigación, siguió siendo prisionero de él y cuando, por lo demás, atentar contra él en la época de Freud habría tal vez equivalido a excluirse de la comunicabilidad científica?

¿Por qué Lacan dice que Freud sostiene el prejuicio paralelista? Es la única vez que Lacan lo llamó “prejuicio” y tal vez lo llamó así por este mismo motivo, porque Freud estrictamente lo rechaza pero, inconscientemente, en forma descriptiva, lo sostiene. Se sabe, en efecto, que Freud identifica al yo con el sistema percepciónconciencia, que constituye la suma de los aparatos gracias a los cuales el organismo se adapta al principio de realidad.

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Ahí está el prejuicio paralelista en Freud: yo = P-Cc. El sistema es percepción-conciencia y es la palabra “percepción” la que indica el prejuicio paralelista en Freud. ¿En qué punto nos encontramos nosotros? ¿Qué es lo que podríamos llegar a decir? Lo que estamos tratando de formular es que hay elementos, que nosotros somos capaces de designar en forma genérica, por ejemplo, el yo o inclusive el sujeto, que no tienen correspondencia alguna con lo físico. Es mucho más difícil plantear la relación entre lo psíquico y lo físico, entre lo psíquico y el organismo, en términos generales. Si quisieran, alguna vez nos podríamos animar a hacerlo. La única salvedad que estamos planteando a la correspondencia

psicofísica

–no

estamos

diciendo

que

no

a

la

correspondencia, porque habría que elegir bien los autores, traer bien los problemas, investigar un poco- lo único que estamos diciendo es que, el paralelismo psicofísico queda atacado, en el punto donde nosotros sostenemos la existencia de entidades, y nos animamos a decir, gracias a Lacan, “objetos”, que no participan del paralelismo, o sea, que no tienen un correspondiente físico, anatómico-fisiológico. Si les interesa el problema, un lugar muy bueno para trabajarlo –no el prejuicio paralelista sino el problema- es El periplo estructural de Jean-Claude Milner, en su último capítulo, donde trabaja physis y thesis, es decir, “por naturaleza” y “por convención”. Ahí Milner llega a hacer una seriación y trabaja esta polarización, que quizás sea la que más caracteriza a Occidente, quizás sea todo nuestro problema. Hay una articulación obvia que es res cogitans y res extensa. Descartes nunca planteó ningún tipo de correspondencia término a término entre res cogitans y res extensa, sino que lo que pertenecía a una no podía estar en la otra (y eso se denominó “claro y distinto”):

res cogitans

res extensa

X

X

X

X

claro y distinto

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La lógica con la que se construye res cogitans y res extensa es “claro y distinto” y a eso Lacan agrega la res gozante (Rj) que es la posición que asume Lacan para resolver este problema que está desde el origen mismo de la filosofía y de la ciencia occidental: se lo llama fuertemente “dualismo cartesiano” y todos los autores que trabajan en la modernidad el cuerpo en Occidente dicen que estamos atrapados por el dualismo cartesiano pero, al menos en ese capítulo de Jean-Claude Milner de El periplo estructural, se nota claramente que es una polémica muy anterior. Lacan, trabajando el paralelismo, justamente va a decir que no es cartesiano porque lo que Descartes escribió fue “extenso” y no físico o anatómico (si bien es cierto que bajo la columna de res extensa ubicó a los animales, no obstante no trabajó con físico sino con extenso). Lo que estamos tratando de sostener es la existencia de entidades requeridas imperiosamente para la práctica del psicoanálisis y que quizás el psicoanálisis valga como una diferencia hoy en Occidente, justamente por ser una práctica que sostiene esas existencias, de entidades que no tienen correspondiente físico. Pero me da la impresión de que todo el movimiento psicoanalítico sostiene justamente aquello que ni el prejuicio paralelista sostenía y es la lógica de la causalidad. El psicoanálisis todo –freudiano, annafreudiano, kleiniano, lacaniano, milleriano, soleriano, etc.- sostiene que el sujeto (para los autores que todavía aún no dicen que no hay sujeto, porque ya hay muchas escuelas que sostienen que no hay sujeto) es un epifenómeno de una causalidad que es la sustancia viva, el cuerpo, etc. Por eso se dice que todo lo que va en la columna de “físico” es real. Y todo lo que se escriba en la columna de “psíquico” es epifenómeno de lo físico, que es lo único real. El cuerpo biológico es lo real y todo lo demás es como un producto menor (epifenómeno) de lo que se considera como real. Es decir que estamos en el punto de un naturalismo previo al del paralelismo psicofísico, porque el paralelismo nació advirtiendo que proponía una correlación pero no una causalidad, y observen que es una causalidad rechazada de la época, no es que dijeron “no aceptamos la causalidad de lo físico sobre lo psíquico y viceversa”, ese viceversa no, lo que dijeron era que no aceptaban la única causalidad que les parecía que se podía plantear en ese esquema que era la Edición: Mariana Gomila

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de lo físico sobre lo psíquico. Ahora estamos trabajando, más que nunca, que para nosotros lo más verídico que tendría para decir el psicoanálisis es que cada uno de nosotros tiene que reencontrar la verdad de su cuerpo –el propio goce que proviene de su propio cuerpo- porque todo lo que se registra del lado de lo psíquico no sería más que un epifenómeno. Y si eso molesta, hay que acomodarse, adaptarse; la teoría del goce lacaniano es una teoría de la adaptación increíble, porque hasta ahora, las teorías de la adaptación eran de adaptación a la realidad. Y la teoría del goce lacaniana es una teoría de adaptación a sí mismo, es notable, son ideas muy notables. Martín Krymkiewicz: tanto el poslacanismo como el posfreudismo se parecen en que vuelven a algo del sí mismo como fundamento. El posfreudismo era evolutivo en la tendencia a la normalidad y el poslacanismo es adaptativo a la singularidad de cada uno. Pero es “normalizante”. A.E.: cuando ustedes dicen “posfreudismo” tienen poco sistema de diferencias porque, en general, participan de un conjunto –es mi diagnóstico- que conoce muy poco de Melanie Klein. Si conociesen sobre M. Klein no verían tantas diferencias entre el posfreudismo y el poslacanismo. Porque para Melanie Klein se trata –también- de adaptarse a eso que viene del propio cuerpo y es el exceso de pulsión de muerte, que los lacanianos llaman “goce mortífero”, con una salvedad muy interesante y es que el kleinismo –es muy interesante la teoría de Klein- por el exceso de pulsión de muerte, lo que planteaba como dirección de la cura era reparar al otro. Era la clínica de la reparación. Porque para M. Klein esa pulsión de muerte excesiva, estructural, si era muy mucha era esquizofrenia, pero en la normalidad, si era excesiva, se la proyectaba al objeto; entonces, de lo que padecía la persona era de la retaliación, desde el objeto, de ese exceso de pulsión de muerte. El otro era espejo, como el analista en la teoría de Freud. Y como uno recibía pulsión de muerte desde el otro, entonces, lo que se verificaba es que uno lo atacaba. Son las distintas teorías de por qué uno putea a la madre en análisis. De hecho, se podrían distinguir todas las corrientes psicoanalíticas de cómo se entendió que los neuróticos sean gente que habla tanto de los padres. Inclusive es una Edición: Mariana Gomila

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definición de los neuróticos y no es poco clínica. Si quieren saber si vuestro paciente tiene o no una posición neurótica, en el sentido de neurosis de transferencia, tienen que ver si putea mucho o no a los padres. Si no putea nada, el problema lo tienen ustedes porque no sé qué podrán hacer con ese caso. Edith Tage Muler: entonces, esto tendría la lógica del nudo tal como lo dibuja Miller, sin anudar. A.E.: claro, como una relación causal. Creo que fue en el posgrado de hace dos años que hice la aclaración de que, si dibujábamos esto,

ahí nosotros confundimos círculo con circunferencia. Porque al dibujar eso, ustedes podrían decir que yo he trazado un círculo. Y está bien dicho, lo revisé en el diccionario. Pero en realidad, lo que tracé es una circunferencia, porque si fuese un círculo, debería ser así:

Cuando Miller dibuja el nudo desanudado, en realidad dibuja tres círculos, no tres circunferencias: R

S

I

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porque la teoría de Miller es imposible que trabaje con el agujero, no puede. Una teoría que parta de la sustancia viva, no podrá poner a trabajar el agujero, porque el agujero no tiene valor en la sustancia viva. Vamos a aclararlo un poco: el agujero como existencia geométrica. El cero (0), es aritmético. “Nada” es filosófico. “Vacío” es físico. “Agujero” es geométrico y la geometría que se dedica al estudio de los agujeros es la topología. Digo, porque son todos términos que nuestra cultura universitaria porteña post-Mayo francés tiende a confundir. Este libro de Le Breton es bárbaro, porque diagnostica a Miller: dice que después de Mayo francés es cuando el cuerpo volvió a ocupar un lugar central, etc. Y de hecho, al nihilismo se lo reconoce como un producto muy reforzado a partir del Mayo francés: después de las pintadas, de los graffitti, no quedó nada. El cuerpo humano no tiene agujeros: la boca no es un agujero. De hecho, no cumple ninguna función el agujero. Lo que ustedes tienen que pensar es cómo el tegumento recubre de distintas maneras… pero en Freud la zona erógena es carne. En Lacan la zona erógena es agujero, es decir, algo intangible. En Freud, la zona erógena es tangible y lo es justamente por ser tangible, porque es algo que se toca, que produce satisfacción y, si produce satisfacción, en la lógica de Freud, es porque es tangible. En Lacan, el agujero es intangible. Lo interesante es que si están pensando en la sustancia de la circunferencia, es una línea. Y no sé si se acuerdan de que el punto es 0 (cero) dimensión, la línea es de 1 dimensión y la superficie es de 2 dimensiones. Entonces la circunferencia es algo que existe sólo en una dimensión. Lo decimos, pero no nos damos cuenta de que es una de las máximas abstracciones a las que tenemos que enfrentarnos. El punto y la línea, junto con la superficie, son las máximas abstracciones que debemos enfrentar. No estamos advertidos de que son abstracciones. La propuesta de David Le Breton es realmente maravillosa. En la página 9 de esta edición, dice: En nuestras sociedades occidentales, entonces, el cuerpo es el signo del individuo.

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Esa es la idea. Me parece magnífico. Lo tomó de Durkheim. Pero lo que es magnífico es que Le Breton tiene una teoría del signo. Está en una cita a pie de página, la N° 10 en la pág. 203: Entendemos por símbolo una representación que alcanza al objeto sin reducirlo a lo concreto, una representación basada en un suplemento de sentido, es decir, la epifanía de un misterio.

y cita al autor que dijo “la epifanía de un misterio”, que es Gilbert Durand en La imaginación simbólica. Recuerden que Lacan distingue el significante (que es lo que representa a un sujeto frente a otro significante) del signo, que es lo que representa algo para alguien. Continúa diciendo Le Breton: El signo, remite a una realidad identificable, presencia de lo concreto, representación funcional que busca lo dado, puro y simple.

Es magnífica. Lástima que nadie le haya dicho que Lacan tiene una teoría sobre esto. Tuvo que citar a Gilbert Durand. Yo no acepto esta definición que da Le Breton, pero vean cuál es la diferencia que hay que aplicar para decir que el cuerpo es el signo del individuo. Entendemos por símbolo una representación que alcanza al objeto sin reducirlo a lo concreto…

Alcanza al objeto, como si fuese el objeto a. El símbolo alcanza al objeto a, pero no lo concretiza. En filosofía, concretizar el objeto se llama reificar. En el programa de investigación que estamos trabajando, que estoy presentando parcialmente ante ustedes, a esa reificación la hemos llamado “biologización”. Reificación se podría traducir como “cosificación” (rei es cosa, en latín). Con lo cual, nosotros también podríamos decir que el significante crea al objeto a y, en la medida en que lo crea, podríamos decir que lo “alcanza”, pero no por ello lo concretiza. Entendemos por símbolo una representación que alcanza al objeto sin reducirlo a lo concreto, una representación basada en un suplemento de sentido,… Edición: Mariana Gomila

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El símbolo implica el problema del sentido, es el significante de Lacan, lástima que nadie le avisó. El signo, remite a una realidad identificable, presencia de lo concreto,…

Lo que está diciendo entonces es que en nuestras sociedades occidentales, el cuerpo es el signo del individuo. Pero el cuerpo, al ser signo del individuo, ¿qué hace el cuerpo con el individuo? Lo concretiza y le quita todo sentido. ¿Me siguen? Bueno, la propuesta de David Le Breton, que es sólo este punto, tiene una consecuencia y es que el problema del sinsentido en el mundo occidental moderno –si pude definir reificación en doce palabras, no podría hacer lo mismo con nihilismo porque hay muchas concepciones distintas, inclusive en un mismo autor, como en Nietzsche, que hay un nihilismo que es enfermedad y un nihilismo que es curación- si se pudiera tender a decir que nihilismo es aquello que se podría registrar como cierta condición moderna que nos plantea la pregunta relativamente novedosa de “¿para qué?”, por ejemplo, “¿para qué trabajar?”, o los adolescentes a quienes nada los quita de la cama, no tienen por qué levantarse, no es que estén deprimidos sino que no tienen por qué o para qué levantarse. Esa disolución de los por qué, que podría llegar a explicarnos cuánta gente no hace nada, de hecho, es gente para la cual determinados valores que funcionaban con cierta contundencia hace cincuenta o sesenta años (belleza, dinero, viajes, etc.) han sido como trasparentados, han perdido espesor de valor (no digo para todos, pero me parece que es como una tendencia diagnosticada por muchísimos autores) y a eso se lo llama “nihilismo epocal” y es que se empieza a visualizar mucha gente sana, chicos de clase media, ni siquiera argentinos ya que es una epidemia que ha atravesado Europa y, aunque en menor escala, a Estados Unidos también, donde los chicos no tienen nada para hacer, no tienen prácticamente motivos. Lo que dice este autor es que, justamente, como el signo del individuo es el cuerpo, el que sea un signo le ha quitado sentido. Para decirlo de manera más cartesiana: si soy un cuerpo, no me atraviesa ningún problema de sentido. Si no soy un cuerpo, ¿qué soy? Y frente al “¿qué soy?”, quizás, intentando darle

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otra vuelta a la pregunta y mínimamente intentando darle una respuesta, podría ser que me ponga en movimiento. Piénsenlo, porque recuerden que la definición de Lacan de deseo es “lo que torna activo al hombre”. Si vemos tanta gente inactiva, esos jóvenes tomando cerveza en la puerta de la casa por horas y horas, esos amigos que se encuentran para no hacer nada durante todo el día, quizás lo que les sucede es que “son”. Porque se ha producido una respuesta al ser del hombre y es que es su cuerpo, pero el cuerpo funcionando como signo. Para quienes estén aburridos, distraídos o crean que estoy hablando de cualquier cosa, pueden comprarse el libro de Jacques-Alain Miller –que está agotado- titulado Los signos del goce. Justamente para Miller, que es el máximo referente del lacanismo –inclusive de sus enemigos políticos- de lo que se trata con el goce es de signos. Con lo cual, entiendan que postulado así, necesariamente se producirá un sinsentido. Pero no es que Miller “descubrió” que el goce no tiene ningún sentido sino que, el pensarnos como goce nos vacía de sentido la vida, es una consecuencia de la postulación. Cuando alguien dice “somos un cuerpo” o “soy un cuerpo” y eso no tiene ningún sentido, parecería que fueran consecuencias lógicas de la misma postulación, de la cual uno va sacando las consecuencias. Lo que digo es que se trata de la consecuencia vivida de esa posición. Se nos va a vaciar de sentido la vida si efectivamente admitimos que el cuerpo es el signo de nuestra condición particular, de nuestra individualidad. El cuerpo como signo del individuo, Le Breton dice que lo toma de Émile Durkheim (1878-1917), que es como el creador de la sociología científica, moderna. El libro de Durkheim de referencia es Las formas elementales de la vida religiosa, de 1912 (“Tótem y tabú” es de 1913, es posterior). En “Tótem y tabú”, apartado IV, punto ß, llamado “Las teorías sociológicas”, Freud dice: Reinhardt, quien ha rastreado con éxito los relictos del sistema tomista en el culto y las costumbres de periodos posteriores, pero desde comienzo concedió poco valor al aspecto de la descendencia del animal totémico, expresa en cierto lugar, sin ambages, que el totemismo le parece no ser otra cosa que una hipertrofia del instinto social.

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Este autor propone que la propiedad de lo religioso es universal y que eso universal de lo religioso (lo sagrado) es muy legible en el totemismo. Entonces, respecto de las formas elementales de la vida religiosa –como las estructuras elementales del parentesco- va a proponer cuáles son y las va a leer del totemismo. Y Reinhardt, que no sé quién es, dice que el totemismo no es otra cosa que una hipertrofia del instinto social. Sigue diciendo Freud: Esta misma concepción, parece recorrer la nueva obra de Durkheim (1912), el tótem es el representante visible de la religión social visible de esos pueblos. Corporiza a la comunidad que es el genuino objeto de veneración.

El tótem le da cuerpo a la comunidad que es el genuino objeto de veneración. Es exactamente lo que plantea Durkheim. Freud leyó a Durkheim y lo leyó muy bien, aunque no obtuvo -como sí lo hicieron estos autores que estamos trabajando- lo que se puede obtener de allí. Vamos a trabajar algunas referencias de Durkheim que son las que cita Le Breton en su libro, para justificar el surgimiento del diagnóstico de que el cuerpo es el signo del individuo. Eso va a aparecer en el capítulo VIII, titulado “La noción del alma” del libro de Durkheim (que tiene 700 páginas). En Lacan hay una referencia a Durkheim y es cuando menciona el acierto de Durkheim en llamar a la familia moderna “familia conyugal”. Vamos a leer algunas citas de Las formas elementales de la vida religiosa de E. Durkheim, de la edición de Alianza (hay muchas versiones disponibles en Internet) y ustedes me dirán si la segunda tópica está o no en Durkheim antes que en Freud. Para ustedes, el canon de esta Facultad dice que la segunda tópica arranca en 1920 con “Más allá del principio del placer”. Lacan tiene otra versión y es que la segunda tópica arranca con “El yo y el ello” de 1915 (y es el único autor que lo dice). Pero en esta Facultad, donde reina el lacanismo (aunque ahora en menor medida) se acentúa que es en 1920 porque se han quedado muy pegados al pesimismo de Freud y creen que con la pulsión de muerte Freud cruza todas las barreras y descubre lo inaudito, lo inefable y lo que todo el mundo quiere negar, que es la pulsión de muerte. Y por eso se acentúa muchísimo el giro de 1920, que es una versión pesimista que tiene

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filiación con el nihilismo (no es tan distinto decir que nada vale nada, a decir que todo es una mierda, mientras que los que sostienen ideales e ilusiones son los pobres neuróticos engañados). Entonces, estamos con Durkheim, el tema es el alma y el cuerpo, estamos trabajando el problema del alma. En la página 411, Durkheim dice que la noción de alma no carece de realidad: Es bien cierto que estamos formados por dos partes distintas, que se oponen una a la otra, como lo profano y lo sagrado, y puede decirse en un sentido que en nosotros hay algo de lo divino. Pues la sociedad, esta fuente única de todo lo sagrado, no se limita a movernos desde afuera y a afectarnos pasajeramente, se organiza en nosotros de una manera durable.

Es decir, la sociedad habita en nosotros. Más adelante, continúa: Aunque nuestra conciencia moral forme parte de nuestra conciencia, no nos sentimos en el mismo nivel con ella. En esta voz, que sólo se hace oír para darnos órdenes y decretar, no podemos reconocer nuestra voz. El tono mismo con que nos habla nos advierte que ella expresa en nosotros otra cosa que nosotros.

¡Si esto no es el yo y el superyó…! Esto es lo que hay de objetivo en la idea del alma.

Luego dice cuáles son las representaciones que hacen al “nosotros” y cuáles no son “nosotros”, y el término que utiliza es “representaciones”. En la página siguiente, continúa: Sin duda, para hacer inteligible esta dualidad, no es necesario imaginar bajo el nombre de alma una sustancia misteriosa e irrepresentable que se opondría al cuerpo. Pero aquí, como cuando se trata de la noción de lo sagrado, el valor reside en la letra del símbolo empleado y no en la realidad del hecho simbolizado. Sigue siendo verdad que nuestra naturaleza es doble. Hay verdaderamente en nosotros una parcela de divinidad, porque hay en nosotros una parcela de esos grandes ideales que son el alma de la colectividad.

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Me parece que Lacan no leyó este libro, porque hay aquí una polémica sobre el mana que Lacan no introduce. Recuerden en “Subversión del sujeto…” donde Lacan trabaja la introducción de C. Lévi-Strauss a Marcel Mauss sobre el concepto de mana, y hay aquí un desarrollo espléndido sobre el tema. El argumento fenoménico que utiliza Durkheim para sostener todo lo que sostiene son los sueños, es decir, la afinidad con el proyecto freudiano es notable, aunque Durkheim no cita a Freud (Freud sí cita a Durkheim). En la página 414, continúa Durkheim: Pero acaso esta génesis de la idea de alma, ¿no desconoce su carácter esencial? Si el alma no es más que una forma particular del principio impersonal que está difundido en el grupo, en la especie totémica, en las cosas de todo tipo que se relacionan con ella, ella misma es impersonal en su base. Pues bien, todo lo contrario, nos representamos ordinariamente el alma como un ser concreto, definido, concentrado todo entero sobre sí mismo e incomunicado a los otros. Hacemos de ella la base de nuestra personalidad.

Más adelante, en la pág. 417: No existe pueblo donde la idea de alma y la idea de mana no coexistan. No tiene fundamento suponer que ellas se han formado en dos tiempos distintos,…

Para nosotros, cristianos, el mana fue primero y el alma cristiana fue después. Pero para Durkheim, siempre que hay lo sagrado y lo profano, hay alma y mana, son elementos estructurantes, podríamos decir. No tiene fundamento suponer que ellas se han formado en dos tiempos distintos, sino que todo prueba que son sensiblemente contemporáneos. Del mismo modo que no existe sociedad sin individuos, las fuerzas impersonales que se desprenden de la colectividad, no pueden constituirse sin encarnarse en conciencias individuales donde ellas mismas se individualicen. En realidad, no hay allí dos procesos diferentes, sino dos aspectos diferentes de un solo y mismo proceso. Es cierto que no tienen la misma importancia: uno de ellos es más esencial que el otro.

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Observen que para Durkheim, todavía (en 1917) el alma (que es social) es lo más importante para la personalidad. Ahora sí pasaremos al trabajo que hace Durkheim sobre el cuerpo, que está en el capítulo 6 de este apartado sobre el alma, en la página 422 de esta edición. Dice así: La idea de alma ha sido durante largo tiempo, y permanece todavía en parte, la forma popular de la idea de personalidad. La génesis de la primera de estas ideas debe ayudarnos pues, a comprender cómo se ha constituido la segunda.

Es decir que, para entender la personalidad, hay que estudiar el alma. De lo que precede surge que la noción de persona es producto de dos tipos de factores. Uno es esencialmente impersonal: es el principio espiritual que sirve de alma a la colectividad. Él constituye, en efecto, la sustancia misma de las almas individuales.

Lo impersonal es lo que constituye la base de las almas individuales. Ahora bien, no es algo de nadie en particular: forma parte del patrimonio colectivo, en él y por él se comunican todas las conciencias.

Pensaba mucho en el artículo de María Inés Sarraillet sobre el sujeto como modalidad de lo impersonal en Lacan, 1 porque aquí está plenamente articulado en esa lógica. Pero por otra parte, para que haya personalidades separadas es necesario que intervenga otro factor que fragmente este principio y lo diferencie: en otros términos, se necesita un factor de individuación. El cuerpo desempeña este papel.

El cuerpo es factor de individuación. Toda nuestra personalidad está constituida por un factor impersonal que es el alma de la colectividad. De hecho, habrá que ver cuántos de ustedes admitirían que haya alma de una comunidad o de una colectividad. Me parece que ya no, que todos tenemos la 1

Cf. Sarraillet, M. I. (2008). El sujeto del inconsciente como impersonal y el problema de la responsabilidad subjetiva. En El rey está desnudo. Revista para el psicoanálisis por venir. N° 1. Buenos Aires: Letra Viva.

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versión cristiana e individualista del alma y es que la consideramos en sí misma individual: se salvará o no en función de que sea o no piadosa. Pero su destino y su origen son individuales. Para Durkheim, el cuerpo desempeña el papel de factor de individuación. El cuerpo es signo del individuo. Como los cuerpos son distintos unos de otros, como ocupan puntos diferentes del tiempo y del espacio, cada uno de ellos constituye un medio especial donde vienen a refractarse y a colorearse de modos diferentes las representaciones colectivas.

Cada uno de nosotros somos un modo de refractar y/o colorear lo colectivo. Son ideas sencillas de leer pero no se nos ocurren fácilmente en el contexto sociocultural donde vivimos. Porque es muy evidente la diferencia entre uno y otro, pero ¿cómo pensar esa diferencia? Acá lo que se dice es que esa diferencia radica en que colorean lo mismo de manera distinta. Es muy interesante. De esto resulta que, si todas las conciencias penetradas en esos cuerpos tienen una visión del mismo mundo, a saber el mundo de ideas y de sentimientos que hace la unidad moral del grupo, no lo ven todas desde el mismo ángulo; cada una lo expresa a su manera.

Vieron que al comienzo había dicho que al alma no le faltaba realidad. No sé si escucharon lo que acabo de leer, que también es una muy buena idea. Si las conciencias tienen una visión del mismo mundo, ¿qué es “mundo”? Es el mundo de ideas y sentimientos, que hace la unidad moral del grupo. Para ir terminando, en la página 424 Durkheim ya presentó cómo esto fue pensado por Leibniz y por Kant; y destaca que a Kant no se le escapa que la voluntad es universal y a Leibniz (que era matemático) no se le escapa que la razón es universal, es decir, los factores universalizantes. Cuando termina de hacer ese paneo, dice Durkheim: Es que la individuación no es característica esencial de la persona.

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Ahí tienen un programa de investigación opuesto al del psicoanálisis. Para el psicoanálisis, la individuación es lo fundamental de cada persona, es la lógica del caso por caso. Cada caso en su condición singular y la práctica será la de las singularidades con las que operamos. Pero Durkheim dice que la individuación no es característica esencial de la persona. Una persona no solamente es un sujeto singular que se distingue de todos los otros. Es, además y sobre todo, un ser al que se atribuye una autonomía relativa en relación al medio con el cual está en contacto más inmediatamente.

Vuelvan a leer el párrafo, porque seguro que no se esperaban lo que dice. ¿De qué está hablando? La persona es, sobre todo, un ser al que se le atribuye una autonomía, ¿respecto de qué? En relación al medio con el cual está en contacto más inmediatamente. Supongamos que tenemos alma y cuerpo. ¿Cómo accede cada uno de nosotros al alma colectiva? Mediatizadamente. Podríamos decir así: ¿y al frío y al calor? Si a un bebé le acercan a la mano un encendedor prendido, ¿qué hace? Grita y retira la manito. Eso es inmediato, es el arco reflejo, para eso no hacen falta ni la madre ni el padre, los bebés nacen con arco reflejo. El arco reflejo es el modelo de toda la lógica argumentativa del “Proyecto…” y “Más allá del principio del placer” de Freud, que ya es un problema porque se trata del dolor instantáneo, no dolor crónico. Todos los autores modernos le hacen la salvedad a Freud de que trabajó con modelos de dolor instantáneo. Por eso Freud decía que de eso se podía escapar (retiro la mano) pero de la pulsión no, porque está dentro de mí. Pero eso es porque hablaba del dolor instantáneo y no del dolor crónico. Entonces, ¿qué es “en contacto más inmediatamente”? Es el cuerpo en su medio. Por lo tanto: Es que la individuación no es característica esencial de la persona. Una persona no solamente es un sujeto singular que se distingue de todos los otros. Es, además y sobre todo, un ser al que se atribuye una autonomía relativa en relación al medio con el cual está en contacto más inmediatamente.

Eso podría ser la cultura. Pero si es la cultura, si somos seres caracterizados por la cultura, esto es, si somos seres que estamos Edición: Mariana Gomila

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mediatizados respecto de nuestro modo natural, lo que caracteriza nuestro ser es esa mediatización. ¿Entendieron cómo fue definida la persona? Somos definidos fundamentalmente por lo que tenemos en común. ¿Qué es lo que tenemos en común? Que tenemos una autonomía relativa respecto de los medios naturales donde se aloja nuestro cuerpo. Lo último de Durkheim, en la página 422, hay una cita a pie de página, que es la número 351 –este libro tiene 700 páginas y más de 1000 citas al piedonde dice: Quizás se objetará que la unidad es la característica de la personalidad,…

Es lo que criticaba Lacan de Henri Ey, la síntesis de las funciones del individuo. Si es sintético, es unitario, si se ha hecho una síntesis es porque ha quedado uno. Siempre se considera al yo como uno, de hecho, si hay dos yoes es esquizofrenia. Quizás se objetará que la unidad es la característica de la personalidad, mientras que el alma siempre se ha concebido como múltiple, como susceptible de dividirse y de subdividirse casi al infinito. Pero hoy sabemos que la unidad de la persona está igualmente hecha de partes, que ella es, también, susceptible de dividirse y de descomponerse.

Con descomposición de la personalidad psíquica, entiendan que está trabajando no solamente con yo y superyó sino que entiende que la personalidad no es unitaria. Esto es Durkheim, otro autor más para pensar, fundamentalmente, que se nos está imponiendo un paradigma. Lo que quiero transmitirles es que hay una contradicción. Para nosotros, somos seres individuales, cada uno intrínsecamente distinto de todos los otros, y esa diferencia solamente somos capaces de pensarla como originada en nuestro cuerpo. Es como cuando pensamos, por ejemplo, por qué somos tan distintos de nuestro hermano, cómo es que mi hermano es tan inteligente y yo tan estúpido. ¿Por qué mi hermano es tan buen músico y yo soy sordo de ambas orejas? ¿Cómo entender esa diferencia? Inexorablemente vamos a explicarla por atributos corporales. Por lo tanto, se nos hace cada vez más Edición: Mariana Gomila

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consistente pensar que nuestras características fundamentales como seres individuales, son originadas en el cuerpo biológico. Y por eso hay miles y miles de millones de dólares –o la moneda que venga- invertidos en manipulación genética. ¿Para qué? Para que los padres compren bebés hechos a demanda. Pero ¿para qué? Para que las cosas sean mejores. ¿O acaso creen que lo hacen para que la cosa sea peor? Es eugenesia. Se está intentando lograr que la persona nazca con la mejor dotación cerebral, la mejor estatura, el mejor diseño corporal, porque se supone que es del cuerpo de donde nos va a provenir las mejores características, que nos van a hacer vivir mejor. No niego que pueda llegar a incidir en la calidad de vida de alguien el que haya sido manipulado genéticamente, no lo sé. Lo que digo es que, seguramente, eso nos traerá un efecto iatrogénico y es la pérdida de sentido. Porque a lo que estamos apuntando es a que el cuerpo provea los signos que van a caracterizar a esa individualidad. ¿Entienden la idea? Y ustedes podrán preguntar: ¿y no serían más inteligentes? No niego que pueda incidir favorablemente –o no- en resultados de C.I. en esas poblaciones. Lo que digo es que, inexorablemente, va a producir que siga vaciándose de sentido la vida. Porque lo que se está haciendo es instalar una lógica para lo humano, en la cual el cuerpo es el signo de su condición particular. ¡Y es exactamente lo que dice el psicoanálisis! Comentario: estaba pensando en Un mundo feliz de A. Huxley… A.E.: sí, claro, esto ya fue descripto por autores futuristas. Y vieron cómo se representan a esas personas del futuro: siempre automatizadas, en tareas que no entusiasman mucho a nadie. Quizás nosotros tengamos que pensar que lo que podemos aportar a esta discusión sea el tema del sentido. De hecho, hay un desarrollo en Lacan del cual hice una presentación y es que podríamos escribir así: Neurona, palabra, significante , S energía

cosa

significado

s

Freud (Qn)

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Y donde podríamos, a continuación escribir, finalmente, otro modo de escritura, que es:

S1

S2

en el bucle que propone Lacan de S 1 y S2, donde se ha disuelto, en esta lógica, el piso de abajo. A partir del Seminario IX, donde aparece la definición del sujeto y el significante (un significante es lo que representa al sujeto frente a otro significante; y sujeto es lo que un significante representa ante otro; son fórmulas circulares), pero a partir de que Lacan tiene esta teoría del significante –que es exclusiva de él- donde se ha disuelto toda dimensión de significado, lo que aparece es el problema del sentido. Por eso en el nudo borromeo tendrán sentido y no significado. Porque lo que adviene como lo que se articula a esta lógica del significante es el sentido. Quizás lo que dicen los psicoanalistas, en especial los lacanianos, que son los más pesimistas de todos porque creen que el pesimismo es desengaño y el salir de la ilusión (no se dan cuenta de que tanto el pesimismo como el optimismo son modos simétricos de ilusiones); cuando proponen que el final de análisis es el encuentro con el punto del sinsentido, tal vez no se den cuenta de que llevan a los analizantes a descubrir lo que ese análisis les ha propuesto, al modo de crónica de una muerte anunciada. Trabajaron diez o doce años con esa persona para que se convenza de que, efectivamente, nada tiene sentido, ni casarse, ni tener hijos, ni tener pareja, ni estudiar, viajar, nada, nada tiene sentido. Jorge Andrés Álvarez: François Leguil de la EOL decía en un texto que se llama “Psicoanálisis de la política y política del psicoanálisis”, que Freud llega al pesimismo como un resultado, en cambio el optimismo es un presupuesto.

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A.E.: claro, pero eso no es más que la posición de Leguil, nada lo demuestra, sería equivalente a que yo dijera “no, pero esto yo lo descubrí en mi análisis”, es algo que yo sostengo porque lo dije, pero ¿qué garantiza que lo que sostiene Leguil tenga algún valor? Jorge Andrés A.: que Freud llega, arriba a la pulsión de muerte y eso le da pie para pensar el pesimismo. En cambio, ser optimista es un presupuesto. A.E.: pero ¿por qué? ¿Por qué se puede decir eso? Son esas articulaciones que se ofertan al otro con un presupuesto metalingüístico. Pero no dice por qué dice eso. Haydée Montesano: ¿no es porque se apoya en la idea de que es real? Como si el pesimismo fuera realista. A.E.: sí, es como cuando Graciela Brodsky dijo hace cinco o seis años “Y esto no es cinismo: es lo que hay”. Haydée M.: pero es esa lógica, cuando encuentran la pulsión de muerte, que está allí, que es “real”, es por eso que se es pesimista, en cambio el optimismo sería un hecho hipotético. ¿Será por eso? A.E.: no lo sé, no leí el artículo de Leguil. Pero, por otra parte, no se olviden de que en esa articulación se cree que la pulsión de muerte es un descubrimiento. Que hay pulsión de muerte y que, después de tantos años de práctica y de que la gente siguiera igual de mal, entonces Freud tuvo que “descubrir” que había pulsión de muerte. Pero eso también es una explicación tremenda, porque ¿por qué no plantear la hipótesis de que Freud trabajaba mal? Es como cuando los analistas dicen que el paciente es muy jodido, que ya lo vieron tres analistas, doce años cada uno, ya lleva treinta y seis años de análisis, debe ser un paciente imposible de analizar. ¿Y si los tres analistas se equivocaron? ¿Nunca les pasó de ir a cuatro médicos y que recién el quinto diera en la tecla? ¿Los analistas no se pueden equivocar? Son todas afirmaciones que parten de una Edición: Mariana Gomila

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aceptación y es que todos los conceptos de Freud corresponden a seres reales: hay inconsciente, hay pulsión de muerte, hay pulsiones, ¿por qué sostener que hay pulsiones? ¿Ustedes vieron algo que inexorablemente los haya llevado a decir “debo aceptar, ya que esto es incontrovertible, que hay pulsiones y que son dos”? ¿Qué buscaba Eros? La unión. ¿Saben lo que decía Lacan? Que Freud estaba en pedo. ¿Cómo es, entonces? Se reprime absolutamente que Lacan haya dicho eso de Freud. El tipo de transmisión que se hace está empapada del mismo problema que estamos criticando y es que no se supone que estemos hablando de ideas. Se supone que estamos hablando de entes o cosas que existen más allá de las palabras o las ideas que tenemos, y creemos que se “descubren”. Freud, ¿descubrió la pulsión o la creó? No es lo mismo. El significante, el significante de Lacan, no nombra la cosa, la crea. ¿Cuándo hay esa cosa, antes o después del significante? Después. Si Dios creó al hombre, primero está Dios y después el hombre. Si el significante crea la cosa, quiere decir que primero hay que sostener y aceptar la existencia del significante. En todo caso, si hay pulsión y se verifica en la clínica psicoanalítica, o tiene cierta aplicabilidad la idea de pulsión, sólo es a partir de que Freud lo dijo y lo entramó en cierta teoría que resultó medianamente convincente en alguno de ustedes y por eso la practican. Y creen encontrar lo que en realidad ustedes están haciendo surgir. No decimos lo mismo del sueño, no decimos que Freud “creó” el sueño, pero ¿y el inconsciente? Al inconsciente, Freud lo creó. Si Freud lo creó, entiendan que no hay nada que sea inconsciente, es una teoría. Es una teoría cuyo único valor es su consistencia lógica, el tipo de práctica que habilita, en oposición a otras articulaciones lógicas y otras prácticas. Y, en todo caso, ¿cuál será la mejor? Ahí habría que ver si no es donde Lacan se ve necesitado de introducir en psicoanálisis el problema de la ética. Hay que ver si en psicoanálisis no es necesario que la ética del psicoanalista sea introducida justamente para pensar por qué este tipo de práctica y no otra. Haydée M.: bueno, la ética aparece en el seminario de Lacan luego de revisar “Más allá del principio del placer”, el problema de la Cosa, el problema de la pulsión –que ahí la propone como de vida- me parece que ahí se trata del Edición: Mariana Gomila

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Freud biologicista. Y también en la segunda aparece el Freud hermenéutico, es la palabra respecto de la cosa. Me parece que podríamos pensar que la respuesta tiene que ser teórica desde una posición ética. A.E.: en función de la práctica. Para estudiar una teoría no hace falta posición ética. Pero para practicar sí, porque hay que decidir cuál es la teoría que vas a aplicar. Lo que estamos diciendo, categóricamente, es que, en función de la teoría que apliques, es el caso que vas a crear. Porque el caso no está antes de la teoría. Y para eso hay que dejar caer el modelo científico que impera en nosotros que es el de “Acerca de una cosmovisión” de Freud, que es: un ojito de un científico neutro, que mira por el microcopio –o telescopio- lo que está en el portaobjetos o lo que está en el cielo. Ese es el modelo físico newtoniano. Esa física solamente es válida cuando se piensa en el desplazamiento de cuerpos –como el de animales- sobre la superficie de la Tierra. Para objetos microscópicos o del tamaño de años luz, esa física ya no es válida, porque en el segundo modelo, el resultado de lo que se observa depende de la posición que haya asumido el investigador para observar. Me refiero a esto: la luz, ¿es corpuscular u ondulatoria? Depende de mí. Si quisiera, haría un experimento y les demostraría, incontrastablemente, que es un corpúsculo. Si quiero que sea ondulatoria, haré otro experimento y demostraré, indiscutiblemente, que es una onda, eso depende de mí, que soy el investigador. Eso es la física moderna. Todos los libros de cuántica del siglo XXI –debe haber al menos quince en las librerías- ya lo tienen clarísimo y no hay más dudas: lo llaman conciencia, la estructura de la realidad depende de la conciencia del investigador. Ya no se supone más lo que suponía Einstein. Desgraciadamente, Lacan no llegó tan, tan lejos (de hecho, esto se desarrolló en las décadas del ’60 y ’70, me parece que Lacan siguió estos movimientos hasta la década del ’50) y por eso ustedes solamente conocen una frase de Einstein, que Lacan les enseñó y es “Dios no juega a los dados”, es decir que Einstein rechazaba la estructura probabilística de la física subatómica. La otra frase de Einstein, que habría que pensar muy categóricamente, es más o menos así “No puedo creer que la luna exista a partir del momento en que yo deseo mirarla”. He ahí el verdadero problema: el del objeto de la física –y no de la física “piripipí” sino de la física del lector láser Edición: Mariana Gomila

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de código de barras del supermercado, que es un aparato fundado en física cuántica. Una parte del aparato funciona corpuscular y otra parte funciona ondulatorio, combinan los dos funcionamiento y operan los láseres… Carlos Anwar De la Peña: si el psicoanálisis, por ejemplo, a diferencia de una arqueología o genealogía que se propondría buscar una lógica en relación a la procedencia, a lo que está antes; y el psicoanálisis, al pensarse como creación ex nihilo, supone una lógica puramente sobre los efectos, sin buscar la filiación con lo que estaba antes,… A.E.: sí, sí. Lacan ha tenido que enfrentar este mismo problema que tenemos nosotros y en “La ciencia y la verdad” hay una teoría de la causa. La teoría de la causa de Jacques Lacan no es que lo que está antes sea lo que causa a lo que está después que es el efecto, no es la relación causa-efecto. ¿Entienden? No es que la luz sea un corpúsculo y entonces el efecto es que yo miro, veo y encuentro fotones, eso sería que la causa está antes que el efecto. Para estudiar causalidad, lo mejor es el libro de Mario Bunge que se llama Causalidad, porque no todas las lógicas causales son de anticipación temporal (la causa antes, el efecto después). También es muy bueno para pensar este problema Reichenbach, que es un filósofo sobre física cuántica. Lo que Lacan dice es que en psicoanálisis, la teoría de la causa no tiene que ver con que haya algo primero y algo segundo, y que el primer algo esté antes que el segundo algo; sino que la lógica de la causa implica sostener que para todo lo que uno quiera pensar –para absolutamente todo lo que se quiera pensar- antes hay que postular la existencia del significante. Esa es la teoría de la causa de Lacan. Es una teoría espectacular. No sé si sólo vale para el psicoanálisis, me parece que debería ser aplicada para todas las ciencias llamadas sociales. No sé qué alcance podrá tener para otras ciencias como la física o la matemática. Si uno se hace la pregunta por la causa de algo, en realidad lo que está haciendo es plantearse que antes de cualquier fenómeno, está el significante. Si es así, se disuelven el existencialismo y la fenomenología.

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Pensémoslo juntos: si el significante está antes que el fenómeno, ¿hay vivencia de satisfacción? Pudo haber sido de insatisfacción y por el juego del significante presentarse como de satisfacción. Si el significante está antes, ya no

hay

más

fenomenología

ni

existencialismo.

Para

la

lógica

del

existencialismo, se puede decir que la regla fundamental es que el dolor es dolor. En vuestros casos, para ustedes, como practicantes, ¿está garantizado de que el dolor sea dolor? ¿Está garantizado de que el dolor es doloroso? ¿O podría ser gustoso? Cuando el paciente se sigue quejando, después de cuatro años, y ustedes ya analizaron al padre, a la madre, al Espíritu santo y ya supervisaron tres veces, ¿qué le dicen a ese paciente? “¡Lo que pasa es que usted goza de eso que se queja!” ¿Qué están queriendo decir con eso? Que se queja de que es dolor pero lo sostiene porque disfruta de eso. ¿Puede ser o no puede ser? Si puede ser, entonces hay que aceptar que el significante está antes. ¿Antes de qué? De todo. Eso, en Lacan, es la teoría de la causa. Es muy interesante. Podría ser que Lacan haya dado, con su teoría, una respuesta a la fenomenología y el existencialismo. Puede ser que Lacan haya producido, sin que nosotros nos hayamos dado cuenta, una filosofía que contraría todo el movimiento filosófico de la modernidad occidental que, si es fenomenológico y existencialista ¿de dónde parte? Del cuerpo, de la vivencia, de lo que sentís, de la realidad que aporta mi cuerpo, de la realidad que es dolor y no del optimismo. Es como dice Freud: el dolor es dolor. Freud parte de la vivencia de satisfacción. Todo el modelo freudiano se apoya en la vivencia de satisfacción, pero para Freud, la vivencia es real y la satisfacción es real. Ese es el engaño que les estoy proponiendo como característico del movimiento social y cultural de Occidente, respecto del cual el psicoanálisis puede ser la única respuesta correcta. Estoy diciendo algo paradójico. Estoy diciendo que para Durkheim y para todos los autores que cité hasta aquí –todos- y también para mí, lo que nos caracteriza fundamentalmente, como parlêtres, es lo social, lo cultural y lo lingüístico. Eso social, cultural y lingüístico, al menos desde la Revolución francesa para acá (lean de Louis Dumont Ensayos sobre el individualismo y van a ver que el individualismo en Occidente se cocinó en miles de años), en nuestra sociedad, nuestra cultura y nuestro lenguaje, nos hacen creer que la Edición: Mariana Gomila

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sociedad, la cultura y el lenguaje son menos importantes que el cuerpo. Esa es la paradoja que les quiero transmitir: que todo nos hace creer que lo más importante de nuestra condición subjetiva es lo que proviene de nuestro cuerpo, eso es lo que caracteriza a cada uno como distinto del otro y para nosotros, ese “cada uno como distinto del otro” es lo que verdaderamente cada uno es. ¿O no? ¿Cómo creen ustedes que cada uno es? Edith Tage Muler: “únicos e irrepetibles” A.E.: claro, porque lo definís en función de la diferencia con todos los otros. Esa es una definición singular. Se puede también definir de otra manera, tener una definición particular, considerándose parte de un contexto. Por eso ahora el sujeto se llama singular. Hace veinte años el sujeto era particular. Lo que les propongo es lo mismo que proponen todos estos autores, que no tienen ningún predicamento en el sentido común: que es la sociedad -su cultura y su lenguaje- la que nos está enseñando que la sociedad, la cultura y el lenguaje son elementos muy secundarios (blablablá, paja pura). ¿Acaso no le dicen al paciente que basta de hablar, que ya hace once años que está hablando de lo mismo, de si se separa o no se separa, que se decida de una vez y basta de blablablá, que tiene que pasar a la acción, al “acto”? Y para Lacan, el acto es un significante, se produce un corte. Entonces, lo que les propongo es una paradoja, muy difícil de explicar y es: que nuestra cultura enseña que la cultura no enseña. Es diabólico. Hay un proceso cultural –muy diagnosticado y estudiado, no les traigo más que notas sobre esos estudios- que enseña que el cuerpo es lo que nos determina y que la palabra, los vínculos sociales, son secundarios respecto de lo que el cuerpo determina. Recuerden todos los artículos de diarios donde se dice que la homosexualidad, la infidelidad, la fe religiosa, etc., todo eso se localiza en el cerebro. Es un paradigma muy fuerte. Lo que trato de decirles es que es un paradigma, no es real. La función que tiene el cerebro, para nosotros, es paradigmática. ¿Y qué dice el paradigma del cerebro? Que el cerebro es real. ¿Qué quiere decir que el cerebro es real? Que vence, en cualquier combate, de arranque, a cualquier otro paradigma. Ese es el punto. Edición: Mariana Gomila

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La cuestión es que todo esto es igualmente en vano, porque los movimientos sociales no se rectifican. Si Occidente va hacia un individualismo, un nihilismo y una biologización, nadie lo puede evitar, porque es un elemento autónomo, ni siquiera un pacto mayoritario lo podría evitar. Lean cualquier comunión del “hombre nuevo”: cristianismo, comunismo, etc. Millones de personas comulgan con una verdad y hacen comunidad en función de producir el hombre nuevo… pero nunca se produjo el hombre nuevo. Son procesos absolutamente autónomos. Con lo cual, ¿para qué perdemos el tiempo aquí? No lo vamos a rectificar porque, justamente, lo que estamos diciendo es que el paradigma se impone, es imposible de rectificarlo. Solamente lo estamos planteando aquí porque somos psicoanalistas. Y entonces, primero: el psicoanálisis, tal como lo propuso Lacan, se perdió. Si no vamos a producir nosotros un nuevo paradigma, no lo vamos a recuperar. Ese es el retorno a Freud de Jacques Lacan: no volver a decir lo mismo sino producir un nuevo paradigma para recuperar lo que había de subversivo en el paradigma anterior que ya había sido totalmente arrasado. El paradigma de Lacan ha sido absolutamente arrasado, hay que producir un nuevo paradigma. ¿Para qué? Para recuperar lo que había de subversivo en el paradigma de Lacan, para aquellos a quienes les interese. Pero a su vez, y si somos psicoanalistas, también para pensar si la función del psicoanálisis y la existencia misma del psicoanálisis -como distinto de todas las psicologías, todas las psicoterapias y todos los counselling- no está destinado a existir, en estas últimas décadas de Occidente, para contrarrestar esa versión en la gente que sufre por ello –neurosis de transferencia- y que no compra el nihilismo, el individualismo y la biologización, por ejemplo, Dora. ¿Qué decía la familia de Dora? Que estaba loca. ¿Qué decía Dora? Que era objeto de un cambalache. ¿Qué quiere decir un cambalache? El intercambio de cosas usadas. ¿Por cuántas personas estaba compuesto ese cambalache, según Lacan? Por cuatro: esa es toda la diferencia. Lo que recibe Dora, es un diagnóstico individualista de época: está loca, es una persona que está loca, o sea, hay una realidad y ella dice cualquier cosa. De hecho, Freud sostenía esa versión, decía conocer al Sr. K y que era macanudo y no entendía por qué Dora no le daba bolilla (porque estaba loca). ¿Cómo lo lee Lacan? Como un problema Edición: Mariana Gomila

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entre cuatro, es un problema de lazo social. Nosotros atendemos pacientes que se quejan del lazo social. Pero si les vamos a responder que se trata del cuerpo, entonces: a) el psicoanálisis va a perder su lugar en la sociedad y b) vamos a tener mucha reacción terapéutica negativa. Vamos a perder la diferencia que nos caracteriza –me parece que ya la estamos perdiendoporque para muy poca gente fuera de la ciudad de Buenos Aires, para muy pocos pensadores, filósofos, intelectuales y epistemólogos, el psicoanálisis tiene algo para decir, o sea, que para la gran mayoría de la gente el psicoanálisis tuvo algo para decir pero ya no tiene nada para decir. De hecho, el psicoanálisis no es un gran interlocutor de época, el psicoanálisis no es un interlocutor del siglo XXI, ha perdido esa posición. Me parece que porque nos hemos quedado sin paradigma, nos hemos quedado sin referencia, sin autores, sin una teoría pertinente para este problema. Pero a su vez, quizás nos convirtamos en un factor iatrogénico para nuestros propios pacientes y quizás lo que les vayamos a proponer sea exactamente aquello que enferma. Tal vez por eso seamos tan poco efectivos clínicamente. Quizás estemos haciendo como los homeópatas: les damos la misma mierda que la propia familia, pero en dosis muy pequeñas. La homeopatía es curar con lo mismo, la alopatía es curar con lo distinto. Quizás la lógica del psicoanálisis se haya convertido en una homeopatía: “este es su análisis, acá se trata de usted y no de su hermana”, “yo no lo dije, es usted que proyecta” y “todo lo que le pasa a usted, viene de su cuerpo”. Me parece que así tal vez se termine de opacar al psicoanálisis. No creo que sea posible rectificar la orientación social, pero sí creo que es posible hacer una apuesta para que siga existiendo el psicoanálisis, eso sí está en nuestras manos. Dependerá de lo que digamos que es el psicoanálisis, dependerá de cómo y qué sostengamos en nuestras discusiones con filósofos, antropólogos y sociólogos, dependerá de si hacemos valer nuestra noción de sujeto, nuestra noción de significante. Miren la potencia que habría si alguien alguna vez pensase esto: jA; que la satisfacción o insatisfacción que todos y cada uno de nosotros sufre, tiene inmixión de Otredad. Esta es una idea tremenda, espectacular. Pero los lacanianos dicen que no, que es mentira, que el goce es propio, de cada uno, pero como yo soy un neurótico lo vivo como Edición: Mariana Gomila

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Otro, es Otro porque lo rechazo, esa es una lectura individualista de la fórmula de Lacan. Bueno, la próxima trabajaremos dos o tres citas de Antropología del dolor y Antropología del cuerpo y la modernidad de David Le Breton. También les recomiendo La cultura del dolor de David Morris.-

Versión no corregida por el autor.

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