El Clasicismo y Sus Antecedentes

El clasicismo y sus antecedentes Hernán Mauricio Delgado Llerena Universidad de Nariño – Facultad de artes – Departame

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El clasicismo y sus antecedentes

Hernán Mauricio Delgado Llerena

Universidad de Nariño – Facultad de artes – Departamento de música Licenciatura en música Hisoria de la música II San Juan de Pasto 2014

El clasicismo y sus antecedentes Al llegar al mundo el ser humano adquiere la capacidad propia de comunicarse con el mundo que lo rodea, en un primer momento a través del llanto, de sonidos, de gritos y de su propio cuerpo; al crecer ve la facilidad y la necesidad de embellecer todos estos procesos, creando así una forma más elaborada de comunicarse con otros, de comunicarse y de expresarse. El fin siempre exteriorizar, la estrecha relación demostrada por la antropología entre el hombre y la música nos revela que mucho antes de fabricar instrumentos los primeros seres humanos expresaban ideas a los demás o simplemente sus sentimientos mediante aplausos, golpes percutidos a diferentes objetos o con gritos y aullidos, elementos que desde ahí tenían primitivos y muy simples patrones rítmicos y melódicos, respectivamente. No importa qué tan elemental pudiera ser en un principio, ya tenía “la chispa”, esa chispa que llevaría al hombre a conocer sus límites interiores, a tratar de entender lo que dentro de él pasaba y regalárselo al mundo en forma de arte y superar siempre su propia obra, logrando así hazañas musicales cada vez más grandes, formas de ser de la música cada vez más complejas. Esta evolución de la música iría de la mano con los cambios sociales y culturales que sucedían con el hombre, uno de los resultados de todo esto es la Época Clásica, periodo que, si bien no podemos asegurar que fue el mejor, es posible decir que ni el hombre ni la música fueron los mismos después de él. Con el transcurrir del tiempo la música bajó “del cielo a la tierra”, podríamos decir que en un principio era cosa de dioses, avanzó así por algunos años y al llegar al cristianismo sólo algunos hombres eran dignos de ella, pero era una bomba de tiempo, la cuenta regresiva que le dio otra vida al hombre; y es que es realmente imposible imaginar un mundo sin música. La iglesia católica se apropió de la música y la santificó a punto de privarla de la luz, pero en la oscuridad supo cuidarla, cultivarla y hacerla crecer; y fue allí donde se dieron los primeros intentos de escritura y arreglos corales, el manejo de la voz daba, con el canto gregoriano, los primeros pasos de la magnífica carrera que le esperaba de la mano del hombre. La música es el hombre, mantienen una estrecha e íntima relación de existencia, no es posible pensar en el hombre sin pensar en la música. Cuando reinó la represión ella fue apresada y cuando en el renacimiento el hombre volvió a ver la luz ella se expandió, explotó de manera horizontal, es decir se popularizó entre cada persona y llegó a cada esquina de cada poblado de aquella época, es allí donde comenzaría un nuevo camino hacia la belleza, el camino en el que nos encontramos ahora y ese que tendremos que seguir recorriendo para llegar a toda

esa belleza que se esconde a nuestros ojos y aflora cuando siente al corazón acercarse. El barroco llegó respondiendo el llamado de la elegancia, haciendo un pare a todo el jolgorio desorganizado y música informal resultantes de aquella explosión y embelleció cada idea musical que se concebía en este periodo. En esta época empezaron a surgir algunos de los instrumentos tal como los conocemos actualmente, instrumentos como el violín y los metales ya conformaban los primeros ensambles de aquel tiempo, eran protagonistas en otros; y obviamente acompañaban a la voz cuando era necesario. En poco más de un siglo, hasta y durante este periodo comprendido entre el siglo XVII y el año de 1750 brillaron bastantes músicos, en comparación a la antigüedad podríamos decir demasiados, puesto que la educación musical se expandió y se hizo mucho más accesible. La música en el barroco dio la mitad del gran paso hacia la relativa perfección que habría tenido en el clasicismo, el hombre avanzó, entendió y aprendió en estos años tanto de la música como de él mismo. Johann Sebastian Bach fue el músico referencia de este periodo, el que se adelantó a su tiempo, el más grande de todos sus similares. Pero, si bien se adelantó a toda la música e idea de calidad musical concebida en su época, fue preso de las formas de ser de la música en esos años; pues no encontramos términos y formas concretas sino ambigüedades que tal vez sólo él entendía, pero que de igual manera no generan mayor conflicto pues en el Barroco la idea de forma musical no estaba del todo clara, es otro de los acercamientos que tuvo hacia el clasicismo y que allí vería su fin en la definición final de formas como la sonata, el concierto, la sinfonía o las oberturas. Es difícil, teniendo en cuenta la grandeza y el significado de la época clásica, no concebir a los periodos anteriores como “de paso”, como un acorde en donde no nos sentimos cómodos; pero es absolutamente inapropiado menospreciarlos sin tener en cuenta todo lo que representan para la música. Y es que así es incluso nuestra propia vida, nunca sabemos cómo influyó y qué tan bueno fue determinado suceso sino cuando, estando adelante, miramos atrás y no vemos la forma de haber llegado allí sin que eso nos haya pasado; así fue el Barroco para el Clasicismo. La música no fue sino un aspecto más en donde se vio reflejado el cambio que atravesaba el hombre y la sociedad, el cambio de pensamiento y la entrada a la Ilustración hacían digna presencia en el pensamiento musical, y así como el hombre y la sociedad desecharon todos esos pensamientos que no era

fructíferos para el desarrollo, la música hizo lo propio con el exceso de adornos y embellecimientos que trajo el Barroco.

La sobriedad y el delicado sentido de claridad Clásicos dan real muestra del hombre de esa época y ni hablar de los maestros, pues, sin quitarle merito a los que surgieron al margen, la Escuela de Viena basta para poder decir que para las formas que allí sucedieron el clasicismo lo hizo todo y alcanzó dimensiones verdaderamente impresionantes. No volvimos a ver sinfonías, sonatas o cuartetos iguales a los de Beethoven, los conciertos de Mozart son insuperables en su belleza melódica; y para referirnos a Haydn podemos ver cómo ni siquiera la competencia se hizo ver entre estos maestros, pues él les enseñó tanto a los dos anteriores como ellos aprendieron de su trabajo. Sin duda cuando el hombre bajó la mirada del cielo en donde se encontraba dios y puso sus ojos en sí mismo fue el momento que marcó el clasicismo y su manera de influir en la historia del hombre y de la música. El hombre ya no vivía en el sueño en el que vivió durante todos los siglos que habían pasado, su despertar se hacía cada vez más fuerte y conforme el creció, tomó de la mano a la música para que crezca con él; así, podemos ver que formas como el motete renacentista y fugas instrumentales del Barroco tuvieron un proceso evolutivo bastante largo y minucioso, mientras que la sonata o la sinfonía no solo tuvieron un crecimiento realmente grande en poco tiempo sino que llegaron a su punto más alto al final de este periodo. Uno siempre puede caer en excesivas repeticiones al decir que el periodo Clásico trajo el control, pero es que hay demasiados aspectos desde donde verlo; y uno de ellos es el límite establecido al hablar del número de ejecutantes en una y otra forma de ser de la música, fue en esta época en donde se estableció el umbral definitivo entre música de cámara y la música orquestal. Estas dos formas de tratar a la música tenían una sola cosa en común; las dos hacían gala de pertenecer al clasicismo al cuidar cada detalle, sin embargo en la música de cámara el trato que se le da a cada idea musical es aún más minucioso, al ser menos instrumentos los que entran en diálogo cada uno debe trazar su camino con más cuidado para lograr así una textura perfecta y deliciosa a juicio del oyente. La orquesta llevo a la sinfonía y a la forma sonata, forma que caracterizó casi a la totalidad de las composiciones que surgieron en la época clásica, a otra dimensión, al contar con más medios para elevar el contenido dramático de cada una de ellas; con unas dinámicas exquisitas y absolutamente impecables

podríamos decir que las sinfonías de Beethoven son el ejemplo más claro de esta característica. Toda la evolución que desde el Barroco e, incluso antes, desde el renacimiento y medioevo tuvo la música en cuanto a expresión y exteriorización de sensaciones no puede llegar completa al Clasicismo sin hablar de su principal protagonista; el piano. Un instrumento sin predecesores, aunque por su teclado su similar más cercano lo constituye el clavecín, bajo continúo por excelencia en el Barroco; un instrumento que alberga una orquesta y que no pudo ser mejor cómplice del hombre para poder llevar acabo todo lo que por él pasaba en aquella época. En el clasicismo el piano empezó su desarrollo y alcanzó, a medida que obras más complejas y de mayor octavaje se componían, su plenitud hasta llegar al punto en donde en este momento lo conocemos. Jugó un papel muy importante ya que fue el principal instrumento solista en los conciertos compuestos y protagonista de una de las estructuras cumbres de la época clásica, la sonata. Fue posible transmitir las doctrinas y pensamientos que rondaban al hombre en la época tanto en un cuarteto, una orquesta o un piano solitario en una sonata; fue posible que el ser humano sea uno sólo con la música e hiciera de ella uno de sus mayores medios para decir que el mundo, su mundo estaba cambiando y que sus ideales no eran los mismos que tan solo 50 años atrás. Toda la música giró de acuerdo a las necesidades y facultades del hombre, el desarrollo de pensamiento que hubo en relativamente tan pocos años quedó evidenciado en el desarrollo tan abrupto que tuvo la música en esos mismos años; y jamás será incorrecto redundar en ese detalle, la música es el hombre y ninguno de los dos puede concebirse sin el otro. El clasicismo fue una época dorada para la música y el hombre, sus antecedentes provocaron que así lo sea, pero así mismo ésta no fue la última; el camino seguiría y el hombre 50 años después ya no iba a ser el mismo y es ahí donde de nuevo la música se pintara del color que el hombre se pinte para hacer exterior todo el universo que dentro de él se gesta.