El Camino de Los Llanos

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El camino de los llanos entre Paramonga y Santa: revisión de los caminos incas de la costa norcentral del Perú Jack Chávez Echevarría [email protected]

Resumen El camino costero de los incas o Camino de los Llanos, según los primeros cronistas españoles, uno de los cuales salía de la ciudad de Lima en dirección a San Miguel (Piura), ha sido estudiado principalmente sobre la base de fuentes etnohistóricas y de información proporcionada por los viajeros de los siglos XIX y XX. Específicamente, el tramo Paramonga-Santa, fue investigado por Alberto Regal, basándose en una supuesta existencia de tambos inca, que el licenciado Vaca de Castro, en 1543, reconoció en los poblados de Huarmey, Casma y Santa. El objetivo del presente ensayo es revisar dicha información y contrastarla con datos arqueológicos incas para determinar la existencia del tramo Paramonga-Santa. Palabras claves: Camino inca, camino de los llanos, Paramonga, Casma, Huarmey, Santa. Abstract The Inca coastal road or “The Road of the Flatlands (or plains)”, according to the earliest Spanish chroniclers one section of which exited Lima in the direction of San Miguel (Piura), has primarily been studied on the basis of ethnohistorical sources and the accounts of 19th and 20th century travelers. Particularly the section from Paramonga to Santa was studied by Francisco Regal. He based its route on the assumed existence of Inca waystations identified by the Spanish colonial administrator Vaca de Castro in 1543 at the settlements of Huarmey, Casma and Santa. The objective of the current paper is to revise the existing data and to contrast it with archaeological evidence of the Inca period to determine whether the Paramonga to Santa section existed or not. Keywords: Inca road, Road of the Flatlands (or plains), Paramonga, Casma, Huarmey, Santa. Introducción Definición de camino, su reconocimiento y filiación. Entre 1976 y 1978 se emprendieron, en la costa norte del Perú, los primeros estudios arqueológicos sobre caminos prehispánicos, a cargo de Marguerite Beck Colleen, investigadora de la Universidad de California. Su trabajo estudió los caminos tempranos en el valle de Moche, teniendo como base las investigaciones del Proyecto Chanchán-Valle de Moche (1969-1974), donde miembros del proyecto registraron y demostraron la existencia de caminos pre-inca (Beck 1979: 4). En su trabajo, la autora diferencia Paths (senda) y Road (camino). El primero es definido como una ruta que se ajusta a la superficie natural de la tierra, no implica una alteración planificada de su curso

y su delineamiento es causado por el constante uso y fricción de los pies con la tierra, así como el paso de los animales (figura 1). En el segundo caso los caminos involucran planificación y una considerable inversión de labor (figura 2). Asimismo, la metodología que utilizó para el reconocimiento de caminos se puede resumir en: 1) estudio de fotografías aéreas, 2) reconocimiento superficial y 3) recorrido de caminos y restos arqueológicos asociados. Luego empleó para la determinación de su cronología relativa el método de relaciones transversales (cross-cutting relationships), tomado de la geología, la asociación del material cerámico con los caminos y, principalmente, la asociación de los caminos con los sitios arqueológicos (Beck 1979 y 1991). Tiempo después, Hyslop en su trabajo sobre El

CHÁVEZ ECHEVARRÍA, Jack, 2017. El camino de los llanos entre Paramonga y Santa: revisión de los caminos incas de la costa norcentral del Perú. Revista Haucaypata. Investigaciones arqueológicas del Tahuantinsuyo, Nro. 12: 23-38. Lima.

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Figura 1. Vista de un Paths o senda que bordea una quebrada para luego integrarse a un camino formal. Zona El Olivar, valle de Sechín, distrito de Casma. Foto tomada por Jack Chávez Echevarría en el 2012.

Figura 2. Vista de un road o camino, en el sitio de Pallka-Yaután delimitado por muros altos. Foto tomada por Jack Chávez Echevarría en el 2012.

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sistema vial inkaico (1984 y 1992), destacable por sus estudios de campo en varios sectores del área andina, define al camino como una ruta formalmente construida, que emplea elementos arquitectónicos que pueden ser delineación de banquinas, superficies preparadas, muros de retención, peldaños o superficies elevadas (Hyslop 1992: 32). En términos generales, el método de reconocimiento y datación relativa de los caminos incas que emplea, es el mismo que aplica Beck para sus estudios de caminos pre-incas de la costa norte. Otra definición importante de lo que es un camino es la que ensaya Trombold, sobre la base de los caminos antiguos del nuevo mundo. El autor reemplaza la palabra camino por ruta y distingue entre rutas formales e informales. Una ruta formal es aquella que muestra evidencia de planificación y propósito constructivo, reflejado en su rectitud y elementos asociados como afirmados, muros laterales, drenajes. Si bien hasta aquí la definición coincide con la expuesta por Beck y Hyslop, el autor añade otra característica importante al recalcar que no solo evidencian la inversión de labor constructiva en el mantenimiento e ingeniería, sino que es el resultado de un aparato organizado responsable de su implementación y que define evidencia física de rutas de viaje que significan comunicación entre dos puntos o áreas de actividad (Trombold 1991: 3). Según lo anotado, para la presente discusión, el término camino será entendido como una vía formalmente construida que denota planificación, inversión de labor y elementos constructivos. El cual es elaborado, básicamente, para el tránsito de personas, que buscan comunicación entre dos o más puntos o áreas de actividad. Además, su filiación será determinada teniendo en cuenta, principalmente, a los diferentes asentamientos que se ubiquen próximos al camino y el material cultural asociado a la vía. ¿La presencia de un sistema de caminos puede ser tomado como un indicador del nivel de complejidad social? Bajo una perspectiva evolucionista, Timothy Earle (1991: 10-14) señala que solos los chiefdoms (jefaturas) y sociedades de tipo estatal fueron capaces de construir este sistema formal de caminos, y sociedades menos desarrolladas solo pudieron haber transitado sobre paths o sendas. Si bien

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este tipo de enfoque es limitado, en la medida que orienta el desarrollo de manera lineal, nos puede ayudar a entender, hasta cierto punto, los cambios sociales; dado que si nos ordenamos en el tiempo, los primeros contactos interregionales durante el periodo Arcaico pudieron desarrollarse con ausencia de caminos, siguiendo rutas naturales, cuyo tránsito continuo sobre determinado espacio pudo generar una senda. Para Hassig (1991: 21-22), la naturaleza de los caminos y lo que nos pueden comunicar sobre las sociedades que lo construyeron, puede estar relacionado con el clima y el terreno local, dado que bajo condiciones favorables o de ligeras variaciones climáticas, como la superficie de los desiertos, estos pueden manifestarse en simples construcciones producidas por sociedades menos complejas. Esta hipótesis no tiene un sustento sólido, dado que la aparente simplicidad puede reflejar muchos aspectos sociales como: adecuación tecnológica sobre la naturaleza del terreno, funciones diferenciadas y estilo. Además, la tecnología y forma de construcción de un camino puede mantenerse o variar poco, durante miles de años, como lo ha demostrado Beck en la costa norte del Perú. Según los estudios de Schreiber (1991: 243), en el valle de Carhuarazo-Ayacucho, los caminos utilizados por los estados no necesariamente fueron construidos por estos, dado que frecuentemente incorporan caminos existentes. Si bien los caminos a los que alude la autora provienen de la entidad estatal Wari, reutilizados por los incas, esta misma estrategia pudo ser aplicada por los Wari, anexando caminos construidos en el interior del valle en épocas precedentes. Sin embargo, podemos asumir a priori lo que sostiene Hassig (1991: 24): “… las características de un sistema de caminos establecen al menos los estándares mínimos para reconocer el nivel de organización política en la que se encuentran…”. Esto puede ser deducido a través de la caracterización de los lugares o sitios de actividad que comunique, es decir la definición de los puntos extremos del camino. Dado que solo de esta forma podemos acercarnos a conocer al grupo social que construyó el camino, sus propósitos y motivaciones. ¿Qué es lo que se conoce en la literatura arqueológica como camino inca? El ingeniero Alberto Regal, uno de los pioneros en la investigación de caminos inca, engloba dentro de su estudio a todo como camino prehispánico,

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dado que reconoce que no puede precisar cuáles fueron verdaderamente los caminos del inca (Regal 2009: 21). Para Hyslop (1992: 32), el camino inca es principalmente una ruta usada por los incas, ya sea formal o no, relacionada a edificios y/o asentamientos vinculados al manejo del Tahuantinsuyo. Hyslop, dado que no encuentra una diferenciación tecnológica y/o estilística mayor entre caminos prehispánicos, ensaya una definición en la que prioriza la utilización de los caminos y sendas, por parte de los incas, para construir el Qhapaq Ñan o Sistema vial incaico (figura 3). Esta postura, aunque tiene sustento metodológico, sobredimensiona la capacidad de un estado en cuanto a inversión de recursos, dado que al no remarcar los tramos que presentan una clara asociación con edificaciones de carácter inca de otros, en cuyo trazo se encuentran edificaciones pre-incas, presenta una lectura equivocada del sistema vial. Esta percepción no contribuye a entender la dimensión cultural en la que se encontraban las sociedades, sobre todo de la costa norte, antes de la conquista inca, dado que presentaban una desarrollada infraestructura vial, que se remonta al periodo Formativo como lo señala Beck para el valle de Moche. Información histórica acerca del camino de los llanos Construcción del camino sobre la base de una lista de tambos. Tambos según Vaca de Castro. Las ordenanzas de tambos, elaboradas por el licenciado Vaca de Castro en 1543, a razón de observar en su trayecto de Quito a Cuzco un total despoblamiento de los “tambos” ubicados en las proximidades de los caminos, lo cual causaba una excesiva jornada de caminata a españoles y a los indígenas que servían en el transporte de cargas; ordena el reactivamiento de los caminos y tambos que funcionaban en tiempo de los incas. Sobre el recorrido que se hacía de la ciudad de Lima a Trujillo, señala una serie de tambos como por ejemplo Guaurua, Supe, Barranca, Paramonga, Guarmey, Cazma, Guambacho y Santa. Las siguientes líneas abordan una serie de puntos, mencionados en las ordenanzas, que discuten la ruta elegida por Vaca de Castro de Quito a Cuzco y la ubicación de los supuestos tambos incas, dado que algunos fueron construidos

durante el virreinato. Según el documento de ordenanzas, Vaca de Castro comenta que su recorrido de Quito a Cuzco lo hizo a través del camino de los llanos, pero la mayor parte del trayecto lo efectuó por la sierra (Vaca de Castro [1543] 1908: 428). Sin dar mayores referencias acerca del camino que eligió para bajar de la sierra hacia la costa; dado que hay una mayor probabilidad que tomara el camino real de la sierra hacia Lima y haya bajado por Paramonga, como lo hizo Hernando Pizarro en su viaje de Cajamarca a Pachacamac (Miguel Estete [1532-1533] 1917). Por lo que es probable que Vaca de Castro no conociera, por experiencia directa, un buen tramo del camino de los llanos. En otro pasaje, en el trayecto de Villa de la Plata a Arequipa, Vaca de Castro mandó a construir un tambo, porque el camino estaba despoblado (Vaca de Castro [1543] 1908: 439). Este tipo de situaciones pudo presentarse con mayor frecuencia en la costa norte, entre los valles de Paramonga y Casma, dado que este tramo parece haber sido una zona secundaria o periférica durante la conquista chimú e inca. Asimismo, el licenciado observó en su trayecto muchos sitios despoblados y quemados a consecuencias de las guerras, que podrían ser entre españoles con los indígenas y las guerras civiles entre Huáscar y Atahualpa. Por ello, dispone que se reparen los caminos, calzadas y puentes, dado que los pobladores destruyeron los caminos (Vaca de Castro [1543] 1908: 463). De esta manera muchos caminos usados en tiempo de los incas pudieron ser reconfigurados para adaptarlos a un nuevo transporte de cargas, como el uso de mulas y carretas. Por otro lado, es preciso señalar que Vaca de Castro nunca vio en funcionamiento un tambo, dado que es reiterativo en señalar que la mayor parte de sitios asociados al camino estaban despoblados o desolados, y en otras ocasiones el camino se encontraba destruido, por lo que los viajeros se salían de la ruta (Vaca de Castro 1908: 430, 435, 436, 439, 440, 441, 442, 447) . Caminos y tambos según Guaman Poma De Ayala. En su Nueva Crónica y Buen Gobierno, Guaman Poma menciona que en el tiempo de los incas había seis caminos1 reales gobernados por 1 En un inicio Guaman Poma menciona seis caminos

reales, pero luego expone siete (Guaman Poma [1614: 355[357] 2006: 327).

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Figura 3. Mapa del sistema vial inca elaborado por Hyslop empleando investigaciones precedentes, principalmente las de Alberto Regal. Imagen tomada de Hyslop 1992: 33, figura 1.1.

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un oficial real (Guaman Poma [1614: 355 [357]] 2006: 327), los cuales son los siguientes: 1- El primer camino real, por el arenal del Mar del Sur, por los llanos 2- El segundo camino real por Choclo Cocha, Carachi, Quilcata, Uata Cocha, Ura Pampa 3- El tercer camino real por Guaylla Cucho, Queca Machay, Poma Ranra 4- El cuarto camino real por Bilcas Guaman, Andaguaylas, y Guamanga 5- El quinto camino real sería Taya Caxa y Xauxa2 6- El sexto camino real es por la cordillera de la montaña 7- Y el séptimo camino real es de la montaña hacia la Mar del Norte De estos siete caminos reales, “puestos por los incas”, solo uno de ellos es por los llanos o arenal del Mar del Sur, y un segundo camino baja de la montaña hacia el Mar del Norte, que vendría a ser un camino transversal. Estos apuntes de Guaman Poma indicarían la gran importancia que tuvo las comunicaciones por la ruta de la sierra o montaña, además que el camino real lo divide en tramos, muchos de ellos uniendo asentamientos administrativos incas como Vilcashuamán y Jauja. Si la percepción de Guaman Poma y las noticias que tuvo sobre la construcción de los caminos hace referencia a algunos tramos, este modo de presentar los datos nos podría indicar que: 1- No todos los caminos fueron construidos por los incas, razón por la cual no los cita como caminos reales, 2- También se podría pensar que no estarían asociados a asentamientos importantes de carácter inca y, 3- No fueron construidos por los incas pero fueron remodelados y/o usados por ellos, colocando tambos a la vera del camino. Es importante mencionar que en el “Capítulo primero de los mezones y tanbos rreales y tanbillos de todo este rreyno”, Guaman Poma marca una ruta de Quito a Lima, teniendo como puntos Cajamarca, Chinchaycocha y Tarma. Para llegar a Lima se pasaba por Huarochirí a través del valle de Lurín hasta la costa, lo que convertiría a este paso en una de los caminos transversales de probable construcción inca; remarcando la ruta de Lima a Jauja y de Jauja a Quito (Guaman Poma [1614] 2006: 1004). De esto se desprende que el camino oficial o real

para trasladarse hacia el norte de Lima era a través del camino troncal de la sierra vía Jauja. Por otro lado, Guaman Poma ([1614: 1088 [1098]] 2006: 1004) señala que para ir “... de los llanos de Lima hazia el Cuzco...” se va por “... Sulco, tanbo rreal… Pachacamac… Mala, tambo de Asyac, Villa de Cañete, Santo Domingo, Villa de Piscuy…Villa de Ica...” . Seguramente la ruta continuaba hasta Nazca y luego subía a Cuzco, como lo señala Vaca de Castro. Esta ruta, documentada a través de la lista de tambos de Vaca de Castro, puede estar indicando el camino real de los llanos, de construcción inca, que menciona Guaman Poma en su relación de caminos reales. Itinerario de Hernando Pizarro de Cajamarca a Pachacamac. Según anota Miguel de Estete (1917: 83-84), el 6 de enero de 1533 el capitán Hernando Pizarro partió de Cajamarca rumbo a Pachacamac, con “… veinte de a caballo y ciertos escopeteros… [no se menciona el número]…”. La ruta que emplearon atraviesa la sierra de La Libertad y del departamento de Ancash, a través del valle del río Santa pasando por Corongo (capital de provincia) y Pachacoto (provincia de Recuay). En este punto abandonaron el camino real de la sierra, que se dirigía al Cuzco, y tomaron un camino transversal que desciende hasta Guaracanga (Huaricanga) y luego a Purpunga, un poblado que, según las descripciones de Estete, estaría fortificado, haciendo alusión al sitio conocido actualmente como “Fortaleza de Paramonga”3. Siguiendo con su recorrido, Hernando Pizarro tomó un camino “muy ancho que viene hecho a mano por las poblaciones de la costa, e tapiado de paredes de la una parte e de la otra” (Estete 1917: 84), y prosiguió por el camino costero atravesando los poblados de Guamanmayo, Guarua, Llachay, Suculachumbi, Armatambo hasta llegar a Pachacamac. En todos estos poblados, el capitán Hernando Pizarro y su gente son hospedados y alimentados en algunos sitios mencionados en la

2 Pese a que Guaman Poma no dice que es el quinto, asumo este número, dado el orden en que va mencionando los caminos reales y además el siguiente es el sexto (Guaman Poma [1614: 355[357] 2006: 327). 3 Urteaga en sus comentarios de pie de página (Estete 1917: 84; pie de página N°45), manifiesta que Estete haría referencia al pueblo de Paramonga, donde se hallan las ruinas, conocidas hoy como Fortaleza de Paramonga.

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ruta de la sierra, donde hay provisiones especiales para alimentar a los viajeros (como es el caso del poblado de Guaray4 [Carhuay]), así también se les proporciona en cada lugar gente que les ayuda con su cargamento, lo que podría tratarse de un sistema de tambos inca. Según lo anotado, el camino de los llanos al norte de Lima, estaría documentado desde el poblado de Paramonga hasta la altura de Huacho, y según lo descrito por Estete se encontraría

delimitado por grandes muros, presumiblemente, de tapial. Además, es preciso anotar que el 4 En este poblado de nombre Guaray, que para Urteaga se trataría de Carhuay en concordancia, según menciona este, con Antonio Raimondi [actualmente conocido como Carhuaz], Estete da cuenta que “[…] es de mucho mahíz e ganado, tanto que solamente para dar de comer al dicho capitán e la gente que con él yba, tenían en un corral más de doscientas cabezas de ganado” (Estete 1917: 83).

Figura 4. Sitios con cerámica inca en el valle de Chancay y Huaura. El número 12 es Pisquillo Chico y el número 7 es Quintay. Imagen tomada de Krzanowski 1991: 210, fig. 11.

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camino transversal transitado por Hernando Pizarro, marcaría otra ruta importante de comunicación con la costa. Anotaciones de Bernabé Cobo sobre los caminos incas. Cobo menciona que había dos caminos principales: uno por la sierra y otro por los llanos y costa de la mar. Además, señala que otros caminos, en número de cuatro o seis, cortaban a los principales, es decir eran caminos transversales: 1- El principal de estos caminos partía de Cuzco y descendía por Arequipa 2- Otro de Tumbes hasta la sierra, 3- Otro desde el valle de Trujillo con dirección a las provincias de Cajamarca y Chachapoyas, 4- Otro bajaba por el valle de Paramonga y 5- Otro desde Jauja a la ciudad de Los Reyes 6- Y por la provincia de Chuquiabo, otro desde la costa de la mar hasta las provincias de los Chunchos. En esta relación de los caminos transversales más importantes, el camino costero o de los llanos, en el extremo norte del Perú, se disponía de Tumbes hasta Trujillo y en este tramo existían dos caminos transversales que subían hasta la sierra; por lo que la mayor circulación de persona y bienes, en tiempo de los incas, debió ocurrir por estas vías, dado que en Tumbes el mayor centro administrativo pudo ser Cabeza

de Vaca y entre los valles de Jequetepeque y Moche los asentamientos Chimú con reocupación Inca destacan Farfán y Chiquitoy Viejo (Conrad 1977 y Mackey 2003). Luego de Trujillo, no se menciona otro camino transversal importante hasta Paramonga, por lo que podría estar indicando que este trecho (Trujillo-Paramonga) se realizaba por el camino de la sierra y no por la costa, o por lo menos era la ruta más transitada. Otro dato importante que menciona Cobo, cuando describe el camino de los llanos en el área de Lima, es que observa algunos tramos que van desde Caraguayllo hasta las lomas de junto a Surco, que comúnmente son llamados Callejón de Surco, por los altos muros de tapia que la delimitan, pero estos ya se encontraban en su mayoría derruidos o caídos (Cobo [1580-1657] 1964: 127). Evidencia arqueológica del camino de los llanos Entre el valle del río Chillón (Lima) y el valle de Culebras (Ancash). El camino de los llanos que sale de Lima con dirección norte está formado por grandes muros de tapial, algunos de ellos aún conservados por tramos visibles hasta la altura de Oquendo, Márquez y Hacienda Chuquitanta. Existe una clara asociación entre el camino y los sitios, con reocupación y remodelación inca, como los asentamientos de Cerro Respiro y Tambo

Figura 5. Vista de los cuatro caminos formales que parten del valle de Casma hacia el valle de Nepeña. De izquierda a derecha: línea roja (camino 1), línea anaranjada (camino 2), línea verde (camino 3), línea azul (camino 4). Los caminos 1 y 4 fueron recorridos por Wilson. Imagen trabajada empleando Google Earth.

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Inca (Ayala 2008 y 2011). Más al norte, entre los valles de Chancay y Huaura, no hay reportes o datos arqueológicos de caminos prehispánicos, pero si se registra ocupación inca en la parte media-alta del valle de Huaura en el sitio denominado Quintay (figura 4). Para estos valles Krzanowski (1991: 209-211) sostiene que la ocupación inca fue de manera pacífica y se mantuvieron las buenas relaciones con las élites de los asentamientos de Pisquillo Chico y Lauri. El proyecto de inventario de sitios arqueológicos en la zona del valle de Culebras, realizado en el 2002 por la Misión Polaca, no ha reportado caminos prehispánicos, como tampoco edificaciones o reocupaciones inca (Giersz 2003). Sin embargo, durante la fase Chaucas Jirca (1450-1532 dC), el sitio que da nombre a este periodo muestra cerámica de estilo inca polícromo y chimú-inca, pero constituye menos del 1% de la muestra total (Przadka 2011: 340). Valle de Casma, Nepeña y Santa. Los trabajos de patrones de asentamiento prehispánico en el valle de Casma, realizados en diversas temporadas por David J. Wilson (1994),

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arrojaron un total de 138 sitios asociados al período que él denomina Chimú-Inca o Manchan (1350 a-1532 dC)5. Estos se hallan concentrados en la parte baja del valle y una agrupación pequeña cerca del poblado de Yaután, ubicado a 40 km al noreste de Casma y aproximadamente a 750 metros de altitud. La asociación con este período se ha realizado teniendo en cuenta el material cerámico, tiestos chimú-inca, no hallándose fragmentos diagnósticos incas como polícromo, geométrico, helechos y formas típicas como aríbalos. En cuanto a la arquitectura, no se ha registrado construcciones de estilo inca y solo se ha reportado presencia de cerámica inca local en el asentamiento administrativo chimú de Puerto Pobre. Asimismo, las excavaciones en dicho sitio muestran una baja proporción de esta cerámica y una ocupación tardía y débil (Koschmieder 2011: 5 Este periodo abarca la ocupación chimú e inca, dado que después de la ocupación inca se siguió confeccionando cerámica de estilo chimú sin restricciones, por lo que resulta, para el autor, un poco difícil distinguir materialmente ambos periodos.

Figura 6a. Camino de calzada despejada con muros laterales de doble cara y rellenados al interior con piedras menudas y arena. Presenta aproximadamente 20 metros de ancho y se ubica en Pampa Colorada-valle de Casma. Asociados a este camino se registraron cerámica de diversos tipos, como se presentan en las siguientes figuras b y c. Foto tomada por Jack Chávez Echevarría en el 2012.

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418-419). Esto puede estar ocurriendo en el centro regional chimú de Manchan durante la ocupación inca6, lo cual no significa que no se tuvo un control administrativo considerado, si revisamos la estrategia empleada por los incas en la costa norte, especialmente para el sitio de Farfán (Mackey 2003). En Casma se presentan cuatro caminos formales paralelos7, que cruzan de sur a norte el desierto hasta el valle de Nepeña. Estos se encuentran separados uno del otro en promedio 3 kilómetros (figura 5). Además, en Pampa Colorada, que es un desierto ubicado entre los ríos Casma y Sechín, se presenta un sistema de caminos que une la parte alta del valle de Casma con el valle de Sechín. Estos caminos datan de distintos periodos y algunos de ellos han sido construidos durante el periodo Formati-

posteriormente reutilizados y talvez modificados estructuralmente por sociedades que les dieron usos diversos (figuras 6a, 6b y 6c). Wilson anota que el camino ubicado hacia el extremo oeste (camino N° 1 para nosotros) es utilizado durante el periodo Manchan o chimú-inca y estaría conectando el centro administrativo de Manchan con el sitio arqueológico chimú de Huacatambo, ubicado entre el valle de Nepeña y Santa (ver figura 1 en Mackey 1990). Así, también, el sistema de caminos 6 Carol Mackey reporta durante sus excavaciones en Manchan, en la unidad 145, el hallazgo de vasijas de cerámica, una de ellas corresponde a un aríbalo (Mackey 1981: 82). 7 Estos caminos se caracterizan por presentar muros laterales de piedra de caras planas, teniendo como máximo tres hiladas. El ancho de estos caminos varía por tramos, de 13 a 25 metros.

Figura 6b. Tiestos pertenecientes al periodo Formativo (Pallka-Cerro Blanco Nepeña) y periodo Intermedio Tardío (Casma-Chimú). Foto tomada por Jack Chávez Echevarría en el 2012.

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Figura 6c. Fragmentos de vajilla de loza inglesa, testigos del tráfico comercial que se realizaba entre la sierra y costa a mediados del siglo XIX, según anota Antonio Raimondi en sus estudios sobre el departamento de Ancash. Basado en Raimondi 2006:116. Foto tomada por Jack Chávez Echevarría en el 2012.

ubicados en Pampa Colorada, de acuerdo a sitios asociados con cerámica chimú-inca, reportados a la vera del camino, estarían siendo utilizados en este periodo. Pero su utilización más intensa data del periodo Choloque (alrededor de 650-900 dC) u Horizonte Medio Temprano (figura 7), asociada con el surgimiento de la sociedad Casma (Wilson 1995). En el valle de Nepeña, los estudios de Donald Proulx (1968) no reportan asentamientos inca, pero en cambio registran cerámica chimú-inca, consistente en aríbalos negros y uno rojo, pertenecientes a la colección privada de la Hacienda San Jacinto. En lo referente al periodo Intermedio Tardío, Proulx identifica 16 sitios asociados, para lo cual relaciona la cerámica de estilo chimú y también identifica un estilo cerámico que denomina Nepeña Black-on-White,

que se desarrolla a partir de Nepeña Black-White-Red, asociado al Horizonte Medio. Este último estilo Vogel y Pacifico (2011: 369) lo asocian con cerámica funeraria de la cultura Casma, y Wilson (1989: 13) también la reporta asociada a los caminos que unen los valles de Casma, Nepeña y Santa, durante el Horizonte Medio Temprano. En el valle de Santa, Wilson (1988) reporta para el periodo Tambo Real Tardío (Horizonte Tardío) 78 sitios de los cuales la mayoría son habitacionales; cuya cerámica corresponde al estilo Casma-Chimú. Algunos de los sitios se encuentran asociados a dos caminos que unen el valle de Chao con el valle de Santa. Asimismo, menciona que estos caminos son más tempranos y provienen del periodo Tanguche Temprano u Horizonte Medio Temprano (Wilson 1988: 224-294), estos estarían asociados con el estilo Casma- inciso.

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Figura 7. Red de caminos formales prehispánicos durante el periodo Choloque (u Horizonte Medio Temprano) en el valle de Casma. Imagen tomada de Wilson 1995: 225, figura 13.

Discusión: contrastación de la evidencia histórica y arqueológica Actualmente no existe evidencia arqueológica del camino de los llanos hacia el norte del río Chillón, solo por referencias históricas sabemos que existía un camino costero de Paramonga hacia Pachacamac, y que en su trayecto se ubicaron algunos sitios que pudieron fungir como tambos, cuyos nombres a la fecha siguen siendo utilizados como Paramonga, Huaura y Lachay. La existencia de este tramo resulta verosímil en la medida que Bernabé Cobo lo menciona como una vía importante de comunicación transversal entre la sierra y la costa a Paramonga. Esta fue la ruta que tomó Hernando Pizarro de Cajamarca a Pachacamac, sobre la cual Estete proporciona ciertos datos que pueden ser contrastados actualmente, como los nombres de pueblos y descripción del camino, que se correlaciona con los grandes muros de tapial que delimitan el camino, aún observable, en el valle del Chillón. En cuanto a la evidencia de sitios arqueológicos incas o con una clara ocupación inca, solo se encuentra definido el asentamiento de Quintay en el valle medio-alto de Huaura, otros sitios ubicados en el valle bajo, como Pisquillo Chico, no han sido

lo suficientemente estudiados para determinar cómo fue el sistema de dominación inca. Si bien, Vaca de Castro menciona al “tambo de Huarmey”, como parte del camino de los llanos entre Paramonga y Casma, es probable que se trate de algún pequeño asentamiento de influencia casma-chimú. Dado que este tramo se mantuvo marginado, sin ningún interés momentáneo durante la conquista chimú, en donde las principales instalaciones administrativas se encuentran en el valle de Casma (Manchan) y solo un sitio de avanzada en Paramonga. Es por esta razón que las comunicaciones con la frontera o periferia no se establecieron mediante caminos formales durante la ocupación chimú e inca, sino mediante simples sendas en zona de playa o en todo caso estas estuvieron en proceso de construcción. Este segmento de camino, quizás, es el mismo que describe Antonio Raimondi, entre PativilcaHuarmey y Huarmey-Casma, mencionando que recorre a poca distancia del mar, y se trata de una vía cuya mayor parte es de arena suelta (Raimondi [1873] 2006: 113-114). Esta ausencia de caminos y sitios con una clara asociación inca, se presenta hasta el valle de Culebras, donde solo se ha registrado una mínima cantidad de cerámica de estilo inca polícromo y chimú-inca, durante la

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la fase Chaucas Jirca. Cabe mencionar que este valle alcanza un desarrollo importante solo durante el Horizonte Medio, con el asentamiento de Ten Ten, el cual formaría parte de una confederación de señoríos, según Vogel (2011: 359), para la organización política casmeña, cuyo centro principal fue el sitio de Purgatorio en Casma. Según lo mencionado, los incas no invirtieron en la construcción de infraestructura en el valle de Casma y lo más probable es que hayan reutilizado instalaciones chimú para la administración política y económica de la región. En este punto, es preciso mencionar que Manchan se ubicó estratégicamente cerca de un antiguo camino costeño norte-sur y una ruta este-oeste que conducía hacia la sierra de Ancash a través del valle de Casma (Moore y Mackey 2008: 792). El investigador David Wilson (1994 y 1995) asocia el camino costero, norte-sur, al Horizonte Medio Temprano, caracterizándolo como un periodo muy desarrollado de integración pan-valle (periodo Choloque - alrededor de 650 a 900 dC), lo cual vendría a ser el desarrollo temprano de lo que Melissa Vogel (2011) denomina cultura Casma, que se trataría de una confederación y no de un estado, cuyo centro político fue el Purgatorio en el valle de Casma, Cerro La Cruz en el valle de Chao y Ten Ten en el valle de Culebras (Vogel 2011: 358-362). Estos datos proporcionados por investigaciones arqueológicas en el valle de Casma, nos estarían indicando, básicamente, que los incas no construyeron caminos y que la infraestructura vial inter valle se habría desarrollado en el Horizonte Medio Temprano, la cual habría llegado a su máxima expresión con la expansión chimú, que tenía como capital a Chan Chan en el valle de Moche. A su vez, se podría asumir que al sur del valle de Casma, el desarrollo vialformal no se desarrolló, dado que los caminos formales estarían asociados con la ubicación de asentamientos de tipo residencial-administrativo, durante estos periodos. Comentarios finales 1. La diferenciación entre camino y senda, se encuentra en que el primero involucra tres puntos básicos: a) planificación, b) fuerza laboral y c) elementos constructivos. Además, el trazo de un camino puede generarse a partir de una senda y su formalización por parte de una sociedad

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puede obedecer a distintas motivaciones de carácter económico, político e ideológico; cuyo análisis supondrá el esclarecimiento de las relaciones generadas entre dos puntos de actividad. Estos puntos extremos, así como los diversos elementos que se encuentren asociados al camino nos ayudaran a establecer una filiación cronológica relativa. 2. Los caminos y sendas no necesariamente denotan jerarquía en la complejidad social, dado que ambas vías de tránsito, pueden estar funcionando juntas en un sistema social determinado, generalmente por razones geográficas donde las formaciones naturales como quebradas muy estrechas pueden servir como límites y guía de la ruta, para luego retomar el camino formal. 3. Respecto a lo que se viene denominando como camino inca, ha primado el enfoque de Hyslop sobre uso y asociación de edificios vinculados al estado inca; por lo cual todo camino construido o no por el estado inca fue asumido como Qhapaq Ñan. Desde esta perspectiva, al incorporar caminos preexistentes al estado inca solo por su uso, se desconoce la tecnología vial y los propósitos que motivaron a las distintas sociedades pre incas que las construyeron. Lo que explicaría que la tecnología vial caminera “inca” sea tan diversa en distintos escenarios geográficos y niveles altitudinales semejantes, dificultando su reconocimiento. Un ejemplo claro lo constituye el registro de un tramo de camino costero de 190 km, realizado por Hyslop y Urrutia, en la costa norte del Perú (entre Zaña y Jequetepeque); en el cual Hyslop reconoce que su construcción estaría asociada a influencias Chimú o Moche tardío, pero al aplicar su fórmula de conversión de USO INCA = CAMINO INCA, hace que una tecnología desarrollada por una sociedad distinta y aplicada a una realidad determinada (empleo de postes de señalización en el desierto) forme parte del inventario tecnológico inca. Esto se puede ver plasmado si revisamos La Guía de Identificación y Registro del Qhapaq Ñan elaborada por el Ministerio de Cultura (2013 y 2016), donde mucha de esta tecnología pre inca es asumida como una modalidad para el reconocimiento de caminos inca. 4. La información etnohistórica consultada sobre el camino de los llanos, especialmente el tramo norte desde Paramonga a Trujillo, no presenta mayores datos que puedan ser contrastados con la lista de tambos elaborada por Vaca de Castro. Asimismo, Vaca de Castro deja entrever que no recorre todo el camino de los Llanos de

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Quito a Cuzco, sino que la mayor parte lo hace por la sierra, por lo que se presenta la duda de su paso en el tramo discutido. En cambio, el camino costero Paramonga-Nazca, resulta más verosímil en la medida que ha sido parcialmente transitado, en un primer tramo de Paramonga a Pachacamac por Hernando Pizarro, para luego ser delineado por Guaman Poma (en su ruta Lima-Cuzco) posiblemente hasta Nazca, en cuya ruta se encuentran diversos asentamientos incas como: Incahuasi, La Centinela, Lima la Vieja, Tambo Colorado, Paredones. 5. Por otro lado, sobre la base de los documentos discutidos, existió una ruta principal o camino real de Cuzco a Quito, que se hacía a través de la sierra y que comunicaba diferentes centros administrativos inca. En este punto la información etnohistórica es muy convergente, y además los datos proporcionados por Guaman Poma de Ayala nos pueden indicar que solo algunos tramos pueden ser llamados caminos reales, en la medida, tal vez, que estos fueron de planificación inca, o en todo caso fueron remodelados y/o ampliados de acuerdo a las estrategias de ocupación. 6. Los caminos transversales nos proporcionan otro dato importante, dado que fueron las vías por donde se bajaba de la sierra hacia la costa y viceversa. Entre los más transitados se destaca el de Tumbes hacia la sierra, el de Trujillo-Cajamarca y valle de Fortaleza por Paramonga. Estos dos últimos tramos transversales talvez nos estén indicando que se evitaba transitar por el camino de la costa en el tramo Trujillo-Paramonga, lo cual puede deberse a un clima demasiado árido y dificultoso para ser caminado o que carecía de una adecuada infraestructura vial de tambos. 7. Los escasos datos arqueológicos sobre componentes inca, entre los valles de Fortaleza y Santa, pueden estar reflejando una carencia de investigaciones acerca del tema o una reducida influencia inca en este sector de la costa norcentral. Respecto a la primera opción, en este artículo se ha contado con información arqueológica referente a los valles de Chancay, Culebras, Casma, Nepeña y Santa, faltando investigar más exhaustivamente a nivel bibliográfico del valle de Huarmey. A pesar de ello, se tiene una muestra preliminar considerable. Por lo tanto, se podría decir que la influencia inca en todo este sector es imperceptible bajo una óptica

de ocupación tradicional, comparándolo con la costa sur, donde el centro administrativo de Tambo Colorado, nos permite establecer las diferencias del caso. Los pocos fragmentos de estilo chimú-inca hallados en Puerto Pobre y en Manchan, no soportan a la fecha una interpretación de reocupación inca de los monumentos administrativos Chimú, por lo que habría que esperar mayores investigaciones en el área y visualizar por lo pronto un control desde el valle de Moche, utilizando la infraestructura vial diseñada desde el Horizonte Medio, reutilizada y modificada por los Chimú. Bibliografía AYALA CASTILLO, Ronal, 2008. El sitio arqueológico Cerro Respiro: Un caso de residencia de élite inca en el valle bajo del Chillón. Tesis para optar el grado de licenciado en arqueología. Universidad Nacional Federico Villarreal. Lima. 2011. Cerro Respiro: Un caso de residencia de élite inca en el valle bajo del Chillón. En Arquitectura prehispánica tardía: construcción y poder en los Andes centrales: 339-383. (Editado por Kevin Lane y Milton Luján). Universidad Católica Sedes Sapientiae. Lima. BECK, Colleen M., 1979. Ancient Road on the North Coast of Peru. Ph. D. dissertation, University of California at Berkeley. 1991. Cross-cutting relationship: the relative dating of ancient roads on the north coast of Peru. New Directions In Archaeology, Ancient road networks and settlement hierarchies in the new world: 66-79. (Editado por Charles D. Trombold).Cambridge University Press. COBO, Bernabé, 1956 [1580-1657]. Historia del Nuevo Mundo. (Editado por Mateos Francisco). Volumen 2, Madrid. CONRAD, Geoffrey W., 1977. Chiquitoy Viejo: An Inca Administrative Center in the Chicama Valley, Peru. Journal of Field Archaeology, Vol. 4, Nro. 1: 1-18. EARLE, Timothy, 1991. Paths and roads in evolutionary perspective. New Directions In Archaeology, Ancient road networks and settlement hierarchies in the new world: 10-16. (Editado por Charles D. Trombold). Cambridge University Press.

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