El Buceo

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El conocimiento y la práctica del buceo para un socorrista acuático son totalmente necesarios. En socorrismo acuático son numerosas las ocasiones en las que se precisa el dominio de esta técnica subacuática, que no es algo intuitivo y sin dificultad que de una forma instintiva se pueda realizar correctamente, más bien al contrario, el buceo precisa de unos conocimientos y una preparación específicos. En socorrismo acuático es imprescindible que se llegue al conocimiento y dominio de las técnicas de buceo, sin material y con material subacuático sencillo y, por supuesto, que se entrenen dichas técnicas con el propósito de mantener o incrementar las posibilidades de un rescate en el que sea necesario aplicarlas. El buceo se puede realizar de diferentes formas, en función, principalmente, de los materiales que se emplean para el mismo. Según este criterio podemos establecer las siguientes formas posibles:

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Buceo con ayuda de equipo subacuático completo Esta forma de buceo no es válida para una actuación inmediata, ya que se necesitaría mucho tiempo para la colocación de todo el equipo y, habitualmente, no suele ser preciso, excepto para recuperar víctimas ya fallecidas. El equipo subacuático de buceo puede estar compuesto de aletas, gafas, traje de neopreno o isotérmico, botellas de aire, regulador, cinturón de lastre, profundímetro, chaleco, compás-brújula, linterna, manómetro, cuchillo, etc. Por otra parte, en el trabajo habitual de un socorrista acuático no se dispone, normalmente, de este equipo completo.

Buceo con equipo completo.

- BUCEO CON AYUDA DE EQUIPO SUBACUÁTICO COMPLETO. - BUCEO CON AYUDA DE MATERIAL SUBACUÁTICO SENCILLO. - BUCEO SIN AYUDA DE MATERIAL.

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Por estos motivos, esta forma de buceo no se desarrolla entre los conocimientos y las técnicas de socorrismo acuático, aunque sí es interesante su conocimiento y dominio. Existen cursos y titulaciones específicas que se encargan de esta forma de buceo, ya que se requieren conocimientos y preparación específicos por su alto nivel de complejidad y los riesgos elevados que implica.

Buceo con ayuda de material subacuático sencillo Es la mejor forma de buceo para una actuación inmediata en un rescate en el que se deba llegar a profundidades superiores a las habituales, pero siempre prudentes y posibles. Su nivel de complejidad es normal, aunque precisa de adaptación, sobre todo para la utilización de aletas, gafas y tubo. Los riesgos que se corren en esta forma de buceo son los normales en una práctica de este tipo, pero no incrementados por la utilización de ayudas externas al propio organismo. El material sencillo al que nos referimos se concreta en aletas, gafas, tubo de buceo y, en casos concretos, cuchillo y prendas isotérmicas. Es un material de una utilidad práctica fundamental en el socorrismo acuático, ya que facilitan enormemente cualquier tipo de rescate, lo que implica que el socorrista acuático, no sólo disponga del mismo, sino también que lo utilice siempre que sea posible.

Gafas de buceo - Permiten una visión más completa y siempre superior a las gafas que se utilizan en natación, aspecto que supone un gran beneficio para cualquier tipo de rescate en el que se deban realizar recorridos subacuáticos. - Deben facilitar la visión del entorno por el que se bucea y la búsqueda del accidentado sumergido. Aunque en algunos lugares (mar, ríos, lagos, embalses) muchas veces las condiciones del agua no permiten ninguna visibilidad. -Las gafas proporcionan una visión clara, pero también alterada al percibirse los objetos más cercanos (4/3) y de mayor dimensión (1/3). - Las gafas deben cubrir sólo los ojos y la nariz, dejando libre la boca para el tubo. - El cristal debe estar bien ajustado a la montura y ser de seguridad (nunca de plástico ni de ningún otro material que no sea vidrio templado, reconocido por llevar grabada la letra T o la palabra entera). - Los bordes en contacto con la piel deben ser suaves y adherentes para evitar la entrada de agua, por ejemplo de silicona, material de grandes ventajas: antialérgica, traslúcida, duradera, blanda y elástica. Tubo de buceo En combinación con las gafas de buceo permiten observar el fondo de una manera continuada, al poder respirar por él, siempre que las condiciones del agua sean adecuadas.

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Descripción del material subacuático sencillo - El más apropiado es el recto en la parte superior y de forma arqueada en la inferior, liso en su interior para facilitar la expulsión del agua y con la boquilla de goma suave o de silicona para no dañar la boca del socorrista. - El diámetro del tubo no debería exceder de los 25 mm. y su longitud debería ser entre 30 y 40 cm. Con un tubo excesivamente largo se corre el riesgo de no renovar en la respiración todo el aire que contiene en su interior e inspirar parte del dióxido de carbono expulsado en ciclos respiratorios anteriores y, además, si la longitud del tubo es excesiva los pulmones y la musculatura respiratoria deben trabajar contra resistencias adicionales provocadas por la presión en dicha cota. Cuchillo - Muchos buceadores insisten en que es una herramienta de la que no se puede prescindir debajo del agua. - Debe estar fabricado en acero inoxidable, con hoja resistente y bien afilada, pero no excesivamente larga. - Una parte debe ser dentada para permitir cortar cabos. - La empuñadura debe ser robusta y de fácil adaptación a la mano. - La funda debe ser resistente y, por supuesto, que asegure la protección contra el filo del cuchillo.

(aumentan velocidad, economizan gasto energético y permiten acción libre de brazos y manos). - Deben ser cómodas y no molestar en los pies, evitando durezas que puedan resultar lesivas. - El mejor trazado en las aletas es el oblicuo, que aprovecha mejor el esfuerzo de la palada y llega a evitar contracturas. - Suelen ir provistas de nervios que se prolongan desde la pala hacia la zapatilla, para dar rigidez y protección. - Es necesario cierto grado de rigidez en la pala para conseguir la suficiente fuerza en las acciones propulsivas. - Cada persona debe buscar la proporción adecuada de longitud-velocidad-esfuerzo. A mayor longitud, mayor esfuerzo, por lo que es preciso experimentar suficientemente para encontrar las adecuadas. - Un exceso de longitud puede dificultar el traslado del accidentado, así como aletas muy cortas pueden incidir en sobrecargas musculares y contracturas. -En socorrismo acuático, además, hay que pensar en la colocación rápida de las aletas ante un rescate, aspecto que también debe ser entrenado, ya que se pueden ahorrar muchos segundos cuando existe habilidad en su colocación.

Aletas - Es el material más importante para el buceo, ya que aportan una serie de beneficios inapreciables, sobre todo estando bajo el agua y que ya se han comentado en el tema anterior

- En socorrismo acuático también debería pensarse en el color, ya que colores llamativos permiten un mejor control visual tanto de las aletas como del socorrista que las lleva.

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Buceo sin ayuda de material Este tipo de buceo es el practicado sin ningún tipo de material auxiliar, es decir, utilizando, únicamente, las acciones y movimientos propulsivos del propio cuerpo. Aunque no es la mejor forma de buceo, conviene dominarla y entrenarla, puesto que los imprevistos y casos urgentes son frecuentes en socorrismo acuático. Su nivel de complejidad es reducido, pero precisa de entrenamiento para incrementar su eficacia. Técnica para el buceo sin material: La técnica más eficaz se consigue cumpliendo las siguientes acciones: - Las piernas realizan acciones propulsivas de braza, a las que se puede añadir una fase ondulatoria del cuerpo y piernas (batido delfín), cuando la articulación de las rodillas está en extensión completa. - La coordinación más correcta es la siguiente: la brazada se efectúa cuando la articulación de las rodillas está en extensión completa y flexión plantar de pies. La acción de piernas comienza cuando los brazos han finalizado su acción propulsiva, ayudando de esta forma al recobro de los mismos.

Manifestaciones físicas y fisiológicas en el buceo Al bucear suceden una serie de fenómenos físicos y fisiológicos que el socorrista acuático debe conocer y así puede evitar sorpresas o temores que hagan fracasar el rescaten que ha comenzado. Por eso la necesidad de entrenar suficientemente las técnicas de buceo, aunque en su necesidad en la inmensa mayoría de los rescates su utilización es nula. Los más importantes fenómenos físicos y fisiológicos son los siguientes: 1. Aumenta la presión y disminuye el volumen (Ley de Boyle aplicada a la profundidad). Entre 94

el nivel superficial del agua y los 10 metros de profundidad la presión sobre el cuerpo se duplica y el volumen pulmonar se reduce a la mitad. Esto explica la frecuencia de accidentes barotraumáticos. 2. Varía la transmisión del sonido y el oído sufre alteraciones: La velocidad de transmisión del sonido en aire es de 340 m./sg, mientras que en agua es de 11001500 m/sg. La consecuencia es que en el agua los sonidos se captan con mayor facilidad que en el medio aéreo y cualquier vibración se percibe con gran sensibilidad. 3. El oído sufre alteraciones: El aumento de la presión en el oído produce dolor, desequilibrio y peligro de rotura del tímpano. 4. La luz se reduce a medida que se desciende: - A 10 m. desaparece el color rojo. - A 20 m. desaparece el anaranjado. - A 30 m. deasparece el amarillo. - A 400 m. existe oscuridad total. 5. Visión alterada, borrosa y confusa: El índice de refracción varía por el contacto del cristalino con el agua (hipermetropía: dificultad para ver los objetos cercanos). Con gafas, los objetos se ven aumentados y más oscuros. 6. Pérdida de calor hasta de 25 veces mayor en el agua que en el aire: - Por el principio de conductividad (que es la pro-

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piedad que tienen los cuerpos de transmitir el calor, por lo que se cede calor corporal al agua que rodea al cuerpo que es más fría). - Por el principio de convección (que es el transporte en un fluido de una magnitud física, como el calor, por desplazamiento de sus moléculas debido a diferencias de densidad, que explica que el agua calentada por el cuerpo ascienda y se reemplace por otra más fría, de forma que el cuerpo cada vez pierde más calor).

Principios para la práctica del buceo Para una realización adecuada de las técnicas de buceo, que evite los riesgos y peligros innecesarios, se deben tener en cuenta una serie de principios enunciados por Palacios (1990) y agrupados por Iglesias (1997) en tres apartados: A) PRINCIPIOS DE LA EFICACIA FISIOLÓGICA: Respiración sin hiperventilación: Antes del comienzo del buceo es conveniente que la respiración se controle adecuadamente, la respiración debe ser normal y completa, lo que permitirá realizar distancias grandes sin problemas y mantenerse dentro del agua bastante tiempo, en función también de la capacidad de la persona y de su estado físico y emocional. La hiperventilación, que nunca debe realizarse en socorrismo acuático, consiste en la realización de sucesivas respiraciones profundas antes de la inmersión, lo que, contrariamente a lo que se piensa, no aumenta la saturación de la hemoglobina sanguínea, ya máxima con una inspiración normal, sino que hace descender la presión parcial del CO2 a nivel arterial. Esta técnica, según estudios realizados, aumenta la duración

de la apnea un 60% en reposo y un 40% en ejercicio, pero a expensas del retraso de la alarma fisiológica del centro respiratorio, lo que conlleva el peligro de anoxia en la inmersión y el riesgo, incluso, de morir, como ha sucedido en muchas ocasiones. Con la hiperventilación se logra una decarbonizacion casi absoluta, durante el ejercicio, a pesar de estar descendiendo el nivel de O2 y aumentando el de CO2, la acidosis de la sangre arterial se mantiene por debajo del límite que haría saltar la alarma. El buceador se encuentra cada vez más necesitado de O2, sin que perciba su situación, ya que no se emiten las señales características que indican que la apnea está llegando a su límite de ruptura (imperiosa necesidad de aire, impulsos nerviosos de potencial creciente en la musculatura respiratoria, etc). Nunca espirar aire: Mientras se permanezca con el aire que se ha inspirado se puede utilizar el oxígeno que contiene; por el contrario, si el aire se espira se desaprovecha la parte de oxígeno que todavía no se había utilizado. Es preciso tener en cuenta que con cada inspiración de aire, por término medio, se aporta de 4 a 5 litros, de los que un 21 % es oxígeno, de éste, en una respiración normal sólo se aprovecha el 5 %, sin contar el que queda en las vías respiratorias sin utilizar. Precisamente por esto es tan eficaz la respiración artificial boca a boca. El alivio que supone espirar aire se explica por los efectos de la mayor presión dentro del agua (1 kilo/cm2/10 mts.) que hace que a menor volumen menor presión, pero soltar aire no tiene ninguna utilidad práctica. Respuestas del cuerpo: Ante la práctica del buceo, habitualmente, el cuerpo responde de una manera determinada, sobre todo,

Principios de la eficacia fisiológica

Principios de la eficacia biomecánica

Principios de la eficacia psicológica

- Respiración sin hiperventilación.

- Comienzo del buceo de forma hidrodinámica.

- Relajación.

- Nunca espirar aire.

- Recorrido subacuático eficaz.

- Conocimiento completo de las propias capacidades y limitaciones.

- Respuestas del cuerpo.

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por las condiciones del entorno en el que se desenvuelve (el agua): 1. Reacciones ante el frío: el agua es la responsable de un enfriamiento rápido del cuerpo y ante la disminución de la temperatura la persona padece una serie de reacciones fisiológicas como la disminución de las pérdidas térmicas, ya que la vasoconstricción periférica disminuye la pérdida de calor a través de la piel y paralelamente aumenta, por razones hormonales, la secreción de agua por el riñón que favorece la vasoconstricción cutánea y disminuye la conductividad térmica de la piel. Otra reacción fisiológica es el aumento de la producción de calor, principalmente gracias al trabajo que realizan los músculos implicados en el movimiento y, además, los escalofríos provocan contracciones involuntarias, el hígado recalienta la sangre que lo atraviesa, las glándulas tiroides aumentan el metabolismo basal y, por tanto, la producción de calor, las glándulas suprarrenales aumentan la producción de adrenalina favoreciendo la movilización del glucógeno y la combustión de la glucosa. 2. Malestares diversos: es necesario conocer sus causas y sus formas, ya que pueden llegar a provocar una pérdida de conocimiento y, como consecuencia, el ahogamiento. Existen los malestares hipoglucémicos, que sobrevienen después de un periodo de esfuerzo y pueden ser evitados consumiendo algún alimento rico en glúcidos lentos (los efectos se renuevan durante la apnea con glúcidos rápidos). También se pueden notar malestares hipóxicos, que están siempre unidos a la disminución de la tasa de oxígeno en la sangre por debajo del nivel mínimo. Otros más graves son los barotraumatismos, que son el conjunto de lesiones provocadas por la variación de la presión exterior; las más frecuentes afectan al oído medio y, principalmente, al tímpano. Su prevención requiere un buen conocimiento y una buena práctica de los sistemas que permiten compensar la presión en el oído medio, así como una buena liberación de las vías respiratorias superiores. 3. Pequeñas molestias: pueden aparecer pequeños dolores, siendo muy importante identificar 96

sus causas; por ejemplo, los que aparecen en la rodilla suelen deberse al rozamiento de la rótula sobre el fémur provocado por el uso de unas aletas demasiado rígidas; en el empeine aparecen como consecuencia de la hiperextensión del pie durante el aleteo y también se debe al uso de aletas demasiado rígidas o a la falta de entrenamiento y también pueden darse ardores de estómago debidos a un reflujo gástrico provocado por la posición invertida. B) PRINCIPIOS DE LA EFICACIA BIOMECÁNICA: Comienzo del buceo de forma hidrodinámica: Si el comienzo del buceo se realiza mediante entrada al agua con salto, éste debe ser suave, sin brusquedades, adoptando una posición lo más hidrodinámica posible para evitar resistencias y aprovechando al máximo el impulso conseguido en la salida y, por lo tanto, no realizando movimientos de propulsión, que todavía son innecesarios, ahorrando de esta forma la energía y consecuentemente el oxígeno que se posee. Si el comienzo del recorrido subacuático se produce con el cuerpo ya en la superficie del agua, se intentará llevar por delante los brazos y en prolongación de ellos el resto del cuerpo. Recorrido subacuático eficaz: Se debe aprovechar al máximo cada una de las acciones de propulsión, ya sean efectuadas con los brazos o con las piernas y con o sin ayuda de material auxiliar (aletas). Estas acciones se realizarán con suavidad y continuidad, evitando los movimientos bruscos y rápidos que crean mayor resistencia y consumen más oxígeno. C) PRINCIPIOS DE LA EFICACIA PSICOLÓGICA: Relajación: Como en cualquier otra actividad física, la tensión y el nerviosismo va a perjudicar enormemente el buceo, produciendo incluso mayor desgaste físico, mayor fatiga, e incluso, algunas veces, antes de comenzar la actividad. Con la relajación es lógico llevar a cabo una concentración adecuada en la tarea que se va a realizar, repasando los pasos que se van a desarrollar, las circunstancias que rodean el caso y los posibles imprevistos con los que nos podemos encontrar. La concentración hoy día es la que de forma más clara está posibilitando los mejo-

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res y más avanzados resultados deportivos y no deportivos. En el buceo una adecuada concentración nos va a permitir no sólo permanecer más tiempo debajo del agua sino también tener una mayor seguridad. Conocimiento completo de las propias capacidades y limitaciones: Aunque se menciona en último lugar, es el principio más importante para el socorrista acuático, ya que sin él difícilmente estará capacitado para la práctica del buceo y pondrá en peligro su vida y, en consecuencia, la de la persona a la que va a rescatar. Los casos de ahogados entre nadadores expertos que han realizado imprudentemente prácticas de buceo son, desgraciadamente, más frecuentes de lo que sería de desear.

Plan estratégico en rescates con buceo El motivo principal que obliga a un socorrista acuático practicar el buceo es el de buscar personas accidentadas y sumergidas en el agua, por eso es importante tener en cuenta una serie de aspectos, muy relacionados unos con otros, que influyen decisivamente en esta búsqueda y que son los siguientes: 1. Rapidez. 2. Lugar exacto de búsqueda. 3. Considerar corrientes. 4. Nado de aproximación económico. 5. Descenso. 6. Alternar o simultanear estratégicamente. 7. No remover el fondo. 8. Duración controlada de las inmersiones. 9. Ascenso. 10. Persistir. 11. Si es posible utilizar material. 12. Estrategia de búsqueda. 1. Rapidez: La búsqueda se debe efectuar con rapidez, ya que el tiempo del que se dispone para lograr la reanimación del accidentado que se ha sumergido disminuye en gran medida si éste se ha hundido. Estadísticamente, según diversos estudios, las posibilidades de recuperación de un accidentado en función del tiempo que tarda en recibir la ayuda son los que se presentan en la siguiente tabla.

Tiempo en muerte aparente 1 minuto 2 minutos 3 minutos 4 minutos 5 minutos Más de 5 minutos

Posibilidades de reanimación 95% 85% 75% 50% 1% Sólo casos excepcionales

2. Lugar exacto de búsqueda: Cuanto más exactamente podamos determinar el lugar en el que se ha hundido el accidentado, menos tiempo tardará la búsqueda y más pronto se reanimará a la persona accidentada. Para tomar referencias válidas se debe tener en cuenta: no utilizar como puntos de referencias elementos móviles y las referencias tomadas desde el agua deben constar de dos visuales en distintos rumbos, que contengan cada una de ellas dos puntos fijos alineados, lo que permitirá que, posteriormente, las rectas que pasan por dichos elementos se corten en un punto que coincidirá con el del observador que tomó la referencia. 3. Considerar corrientes: Si existen corrientes deben ser consideradas, puesto que en estos casos el accidentado no se hunde en línea recta hacia el fondo. Ayuda mucho conocer la zona y saber qué orientación tienen las corrientes, lo que aún es más importante en el mar, dónde el viento, el trazado del terreno y las mareas influyen en las mismas. 4. Nado de aproximación económico: Se debe ir nadando sin agotarse excesivamente hasta llegar al lugar en el que se ha de bucear (aquel en el que creemos se encuentra el accidentado). Un agotamiento excesivo antes del buceo nos impediría realizarlo. Si las condiciones del agua lo permiten y el nado en superficie posibilita un rastreo de la zona por la que nos desplazamos, se debe adoptar una posición lo más hidrodinámica posible, con los brazos extendidos por delante de la cabeza y las manos próximas o juntas, mientras que las piernas efectúan el batido más apropiado (evidentemente, es mejor ir equipados con aletas). 5. Descenso: El descenso se inicia con un “golpe de riñón”, los brazos dirigidos hacia el fondo y la cadera flexionada, cuando comenzamos a sumergirnos se realiza la 97

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extensión de la cadera. Al inicio del descenso los movimientos propulsivos son enérgicos y a medida que aumenta la profundidad ya no es necesario el aleteo (fase de deriva), con el cuerpo en posición hidrodinámica y las aletas juntas e inmóviles. Para frenar el descenso se puede separar las piernas y, mejor aún, flexionar los tobillos hasta un ángulo de 90 grados, lo que provocará que las aletas frenen. En el fondo nos podemos desplazar utilizando los brazos y manos para gastar el mínimo de energía y un ahorro en el consumo de oxígeno. Si es necesario, durante el descenso hay que llevar una de las manos a la nariz para realizar la función de pinza en la maniobra de Valsalva. En el buceo, el agua puede ejercer una presión contra el oído, concretamente sobre el tímpano, produciendo dolor. Si la presión es grande se produce un desequilibrio a ambos lados de la membrana timpánica que puede llegar a romperse. Para reducir la presión se debe hacer pasar aire de los pulmones a través de la trompa de Eustaquio hasta el oído medio, lo que se logra con la deglución o la maniobra de Valsalva, que consiste en soplar fuerte por las fosas nasales mientras la nariz permanece ocluida. 6. Alternar o simultanear estratégicamente: Si acuden dos socorristas acuáticos, la búsqueda puede realizarse alternativamente, descansando uno mientras el otro bucea; o bien, simultáneamente, repartiéndose la zona de búsqueda para no repetir trayectos innecesariamente. En ambos casos debe existir una comunicación entre ambos y un planteamiento de los pasos a seguir por cada uno de ellos y de las zonas a rastrear. La estrategia que consideramos más apropiada es la de alternar, por las siguientes razones: 1. Aporta una mayor continuidad, ya que uno rastrea y otro recupera. 2. Favorece una mayor seguridad, puesto que el socorrista que recupera puede intervenir si su compañero precisa ayuda, manteniendo contacto visual si las condiciones del agua lo permiten. 3. Es más fácil al tener los socorristas la posibilidad de comunicarse en los relevos y asegurarse de que no se repiten zonas o plantear cualquier cosa. 98

4. Es más eficaz y lógico, si tenemos en cuenta que cuando el socorrista que bucea ha encontrado al accidentado, al salir a la superficie tiene la posibilidad de ser sustituido por su compañero en el remolque, que está más recuperado. 7. No remover el fondo: El fondo no debe ser tocado en ningún momento, para evitar que el agua se enturbie y perjudique la visión. Esta precaución es fundamental en zonas de aguas o fondos sucios, desgraciadamente, cada vez más frecuentes. Si se llevan aletas hay que tener en cuenta que el batido de éstas puede provocar turbidez al levantar sedimentos, por lo que en el fondo conviene desplazarse utilizando los brazos y manos. 8. Duración controlada de las inmersiones: La duración de las inmersiones no se debe prolongar más de 20–25 segundos, en función de la capacidad del socorrista acuático, puesto que se evita el agotamiento y posibilita efectuar más de una. Es preferible la realización de 6, 7, o más inmersiones, que una o dos de 40 segundos, ya que se gasta menos energía, se acumula menor cantidad de deuda de oxígeno y se evita una excesiva formación de ácido láctico, lo que es fundamental evitar para el remolque posterior. 9. Ascenso: Para iniciar el ascenso basta con colocar las plantas de los pies sobre un apoyo firme en el fondo e impulsarse fuerte, adoptando después una posición hidrodinámica y, si es necesario, realizar una brazada subacuática. La mirada se fija en la superficie y, al menos, un brazo irá extendido hacia arriba por delante de la cabeza, para evitar cualquier percance en superficie. Si el ascenso se realiza con el accidentado, se recoge a éste con un brazo y mano, mientras que el otro brazo permanece en la posición mencionada anteriormente. 10. Persistir: No abandonar la búsqueda al poco tiempo de comenzada, ya que en el siguiente intento puede encontrarse al accidentado. Se deben llevar planteamientos y expectativas positivas y no visiones pesimistas que lo único que hacen es entorpecer y, finalmente, hacer fracasar la búsqueda (“profecía autocumplida”). Se han producido casos excepcionales, debido fundamentalmente a la temperatura del agua y edad del accidentado, en los que se ha logra-

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do recuperar accidentados después de 40 minutos debajo del agua. 11. Si es posible utilizar material: Si las circunstancias del entorno acuático lo aconsejan (turbidez excesiva, corrientes, etc.) se debe procurar ir asegurado con un arnés a un cabo que facilite el regreso y la ayuda desde fuera, previniendo siempre los posibles riesgos de engancharse o atorarse por culpa del mismo, siendo lo más adecuado llevar un sistema que permita librarse con facilidad del arnés o cabo (mosquetones, tirantes, nudos fácil de deshacer). Un simple chaleco isotérmico, en muchos casos, nos ayuda a soportar mejor el frío; hay que tener en cuenta que, por ejemplo en Galicia, la temperatura media anual del agua en el mar es de 12 grados y entre 17 y 19 grados en verano.

1. Cuadrado de expansión: se comenzaría por el lugar en el que el socorrista acuático sospecha que se encuentra la persona y se iría abriendo un cuadrado progresivamente. 2. Rastreo en línea: se comenzaría unos metros antes del lugar en el que el socorrista acuático sospecha que se encuentra la persona y se iría progresando barriendo la zona a uno y otro lado. 3. Búsqueda en sector: se comenzaría por el lugar en el que el socorrista sospecha que se encuentra la persona y se iría abriendo un círculo, volviendo siempre al centro del mismo.

12. Estrategia de búsqueda: Buscar mediante el buceo a una persona sumergida no consiste en llegar, bucear y sacarla. En muy contadas ocasiones es tan sencillo, ya que, normalmente, no se producen condiciones ideales en los rescates reales. Habitualmente el socorrista acuático se va a encontrar con adversidades que le dificultarán esta tarea, que conviene que conozca y sepa cómo intervenir en función de las mismas. Las circunstancias que debe tener en cuenta en este sentido serían: - Características orográficas de la zona: es necesario conocer perfectamente la zona en la que se trabaja (bajos, depresiones, grietas, flora, etc.) y, sobre todo, atender a la profundidad y la temperatura del agua, que influyen decisivamente en el resultado del rescate.

Práctica de la posición hidrodinámica en el buceo con aletas.

- Condiciones metereológicas: en parte determinarán las corrientes, el oleaje, la transparencia del agua, etc. - Recorridos para la localización del accidentado: si es necesaria una búsqueda por el fondo, ante el desconocimiento del lugar exacto en el que se encuentra la persona sumergida, se podrían efectuar diferentes recorridos con el objetivo de no pasar por el mismo sitio varias veces y ganar tiempo:

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