El Abogado Distraido

El abogado distraído. (Anónimo) Oficina de un abogado. Al fondo, una puerta. Al alzarse el telón, el abogado aparece tra

Views 150 Downloads 2 File size 114KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

El abogado distraído. (Anónimo) Oficina de un abogado. Al fondo, una puerta. Al alzarse el telón, el abogado aparece trabajando en su escritorio. Abogado: Será un bello poema, una hermosa loa al trabajo. ¡Lástima que el último verso no me resulta! ¿De dónde saco una rima para “grises”? (Recitando con entusiasmo). “Tú, labor de cada día” (Se oye golpear en la puerta del fondo). ¡Paciencia, señor, paciencia! Imposible conseguir diez minutos tranquilos. Es inútil; no se me ocurre nada. Grises, narices, codornices, lombrices… ¡Qué desgracia! Ninguna de estas palabras me sirve. (Golpean de nuevo). ¿Otra vez? ¡Paciencia! Pensar que me falta un solo verso para terminar mi obra maestra. ¿Quién llama? ¡Adelante! (Entra la señora Sandoval.) Señora S: ¿Es con el abogado don Nicomedes Garrido con quien tengo el honor de hablar? Abogado: Con el mismo, señora. La pregunta está absolutamente demás. Señora S: (Aparte). ¡Qué raro parece ser este caballero! (Al abogado). Vengo de un pueblecito cercano. Soy una modesta mujer que se gana la vida con su trabajo. Tengo un negocito de comestibles. Vivo muy cerca de un carnicero, quien mata allí mismo, en su carnicería, los animales. Abogado: La compadezco. ¡Qué enormidad de moscas tendrá usted en su casa! Señora S: No tantas. Abogado: (distraído) ¿Tontas? Señora S: Dije tantas... Abogado: Ah, entiendo... Señora S: (con pesadumbre) Ayer mi madre resultó herida por un novillo, no muy pacífico, que llevaban a esa carnicería (...) Mi madre estaba en su casa. El novillo era conducido por la calle. Frente a la casa acababa de detenerse un extravagante auto. El novillo se asustó del auto y se fue a estrellar contra la puerta de la casa. (...) Después dio una terrible patada contra la puerta. La puerta cayó en la cabeza de mi madre. Abogado: ¡Pobre señora! Señora S: Un competente doctor tuvo que curar sin demora la herida que casi le compromete la sien derecha. (...) Entonces son éstos los copiosos perjuicios causados: la cabeza de mi madre, la puerta, el cierre de mi negocio; por los cuidados que debo dar a mi madre, y todavía, lo que mi madre ha perdido con esas cicatrices… Abogado: (Con júbilo) ¡Cicatrices! ¡Cicatrices! ¡Ah! ¡Gracias, muchas gracias. (...) Buscaba desde ayer una rima para “grises”. ¿Comprende usted? Y ya la tengo, ya la tengo, gracias a usted. Señora S: (Aparte). ¿Qué dice este caballero? Señor abogado, le aseguro que mi caso… Abogado: Sí. Ya me lo ha contado. Lo conozco. Su madre dio un puntapié a un novillo que estaba cerca de la puerta de su casa y (...) Señora: No, permítame que le explique nuevamente. Abogado: ¡Ah! No, señora. Le ruego no repetirme su relato. En resumen. ¿Qué quiere que yo haga? Señora S: Necesito su consejo para obtener una indemnización de perjuicios. Abogado: Perfectamente. Vaya a un arreglo amistoso. Pida a ese carnicero un costillar de ese malvado novillo, por ejemplo. (Declamando entusiasmadísimo). “Tú, labor de cada día, Hermosearás mis horas grises; Tú me darás la alegría, Tú curarás mis cicatrices” ¡Espléndido, maravilloso poema! Benditas cicatrices… Señora S: (Aparte) ¡Se ha vuelto loco! ¡Se ha vuelto loco! (Huye presurosa gritando) ¡Socorro! ¡Socorro! Telón.-