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O S C A R G . - Q U E V E D O , S . J.

El rostro oculto de la mente Versión española de

ANTONIO M. SANCHO S. J

7.A EDICIÓN ESPAÑOLA

1.a edición: 26 de enero de 1968. 2.a edición: 1 de octubre de 1968. 3.a edición: 10 de febrero de 1969. Imprimi potest: MANUEL GZ. SEMPRÚN, S. J. Prov. de Castilla,

Nihil obstat: AGAPITO AMIEVA Censor

Imprimatur: JOSÉ LUIS LÓPEZ RICONDO Vicario General Santander, 3 de Diciembre de 1970.

4.aedición: 20 de mayo de 1969. 5.a edición: 2 de agosto de 1969. 6.a edición: 8 de Noviembre de 1969. 7.a edición: 22 de Febrero de 1971.

PRÓLOGO DEL TRADUCTOR Por fin, un destacado especialista publica en España, por primera vez, el veredicto de la ciencia sobre los «misterios» de la transmisión del pensamiento; adivinación, conocimiento del futuro, telepatía, comunicaciones del «más allá», «apariciones» de muertos... Temas apasionantes que siempre han interesado a la humanidad, su explicación fue distinta según las diversas épocas y ambientes, y sólo muy recientemente comenzaron a ser tratados con el rigor propio de la investigación científica. La Parapsicología liberó esos fenómenos de las leyendas, exageraciones y credulidades que frecuentemente los acompañaban, y los estudia hoy científicamente en su contenido objetivo, reduciéndolos a su verdadera dimensión de fenómenos del inconsciente humano, con poquísimas excepciones que llamamos milagros. En este libro se estudian las fabulosas posibilidades de nuestro inconsciente: su memoria y talento prodigioso que permiten al hombre, por ejemplo, hablar lenguas desconocidas para el consciente, o que le hacen posible inventos sensacionales sin una elaboración consciente. Se estudia también la extraordinaria agudeza de nuestros sentidos, capaz de percibir sensaciones mínimas y los reflejos fisiológicos de nuestros más íntimos pensamientos, aun inconscientes, lo que explica tantos fenómenos de adivinación. En «El rostro oculto de la mente» se estudian con especial interés, facultades recientemente descubiertas en el hombre, capaces de explicar el conocimiento del futuro, y los fenómenos de telepatía, que esclarecen muchas supuestas comunicaciones del «más allá», apariciones de muertos y hechos semejantes. Oscar González-Quevedo, nació en Madrid el 15 de Diciembre de 1930. Es Licenciado en Humanidades por el «Centro Superior de Estudios Clásicos» de Salamanca; en Psicología y Filosofía por la Universidad de Comillas; en Teologia por las Facultades Teológicas de Comillas y Säo Leopoldo (Brasil). Se ordenó sacerdote el 7 de Diciembre de 1961, en la Compañía de Jesús. Desde joven se dedicó en Europa a la especialización en Parapsicología. Es Profesor de Parapsicología en las «Facultades Anchieta» de São Paulo (Brasil) y (Director del «Instituto de Parapsicología» de las mismas facultades. Y, también en las Facultades de Anchieta, es Decano del «Departamento de Educación». Es Director del «Departamento de Experimentación y Pesquisa» del «Instituto Brasileño de Parapsicología» de Río de Janeiro y miembro honorario del «Instituto de Investigaciones Parapsicológicas» de Córdoba (Argentina). Miembro de la «Sociedad Española de Ilusionismo» de Barcelona y Madrid. Ha escrito numerosas publicaciones en revistas universitarias. Oscar González-Quevedo ha dictado cursos de Parapsicología en las Universidades argentinas de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Santa Fe, etc., así como recientemente en las Universidades de Río de Janeiro, Sao Paulo, Campinas, Lins, etc., en Brasil. El P. González-Quevedo S. J., como decía una prestigiosa revista de Buenos Aires, está considerado por los especialistas come el mejor parapsicòlogo de América Latina.

P R Ó L O G O En «El Rostro Oculto de la Mente», nos limitamos a tratar los fenómenos parapsicológicos de conocimiento. Tenemos el proyecto de ir publicando una serie de libros de Parapsicología en la cual se tratarán, de una manera sistemática, todos los fenómenos y lemas parapsicológicos. El nivel del libro equidista de la rigurosa metodología científica y de ¡a pura divulgación. Colocamos abundantes notas bibliográficas para las personas que profundizaron o quieren ahondar en esta importante ciencia. Incluimos también algunas citas de los libros «populares» (que tanto leen, infelizmente, las personas de «clase media cultural») desde que los hechos citados sean de alguna significación científica. En igualdad de condiciones preferimos citar los casos o experiencias de los pioneros de la investigación. De esta manera se hace, casi imperceptiblemente, una historia de la Parapsicología. No obstante, no dejamos de citar descubrimientos, casos o experiencias de estos últimos años, especialmente en ocasiones, por cierto numerosas, en las cuales se dio algún nuevo paso adelante en la investigación. Citamos muchos ejemplos. Evidentemente que a los ejemplos concretos damos, en general, un valor representativo: nunca citaríamos un caso aislado; cada ejemplo que citamos está respaldado por centenares de otros casos semejantes y por experiencias u observaciones de Laboratorio. Los fenómenos parapsicológicos, con frecuencia, están relacionados unos con los otros. Esto nos obliga en algunas ocasiones a presuponer tesis que sólo se probarán en los próximos tomos. La tendencia, sin embargo, es la de fundamentarnos en las conclusiones ya establecidas en capítulos anteriores.

Contenido INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 7 1 L O S F E N Ó M E N O S ........................................................................................ 7 BRUJOS Y MAGOS EN LA HISTORIA........................................................................................ 7 2 I N V E S T I G A C I Ó N ........................................................................................ 13 Brujas y hechiceros ante la historia ..................................................................................... 13 Neo-ocultismo ......................................................................................................................... 14 Tentativas científicas ............................................................................................................... 14 Sociedades, Congresos e investigadores ................................................................................. 15 Nace una ciencia nueva ........................................................................................................... 16 Metapsíquica y Parapsicología ................................................................................................ 16 En 1934 con la reforma y perfeccionamiento de los métodos, nace la Parapsicología. ..... 17 3 D E F I N I C I Ó N .................................................................................................... 17 UNA CIENCIA NUEVA ........................................................................................................... 17 4 C L A S I F I C A C I Ó N ........................................................................................ 21 PRIMERA PARTE .......................................................................................................................... 21 5 H I P E R E S T E S I A D I R E C T A ............................................................. 21 6 E M I S I Ó N H I P E R E S T E S I C A .......................................................... 31 7 C U M B E R L A N O I S M O ............................................................................... 35 8 H I P E R E S T E S I A I N D I R E C T A ......................................................... 43 9 P A N T O M N E S I A ................................................................................................ 51 1 0 X E N O G L O S I A .............................................................................................. 59 1 1 E L T A L E N T O D E L I N C O N S C I E N T E .............................. 72 SEGUNDA PARTE ......................................................................................................................... 79 1 2 « A D I V I N A C I Ó N » ..................................................................................... 81 1 3 P S I - G A M M A ................................................................................................... 92 1 4 P S I - G A M M A Y D I S T A N C I A .................................................... 102 15 PSI-GAMMA

Y T I E M P O .......................................................... 105

1 6 P S E U P O - P R E C O G N I C I O N E S - I ............................................ 107 1 7 P S E U D O - P R E C O G N I C I O N E S - I I ........................................ 113 1 8 P R E C O G N I C I Ó N ..................................................................................... 121 1 9 E L P L A Z O E X I S T E N C I A L ........................................................ 136 TERCERA PARTE ......................................................................................................................... 150 20 TELEPATÍA 21 DIVISIONES

Y C L A R I V I D E N C I A ................................... 151 DE

L A T E L E P A T Í A .......................... 160

2 2 T I E E S P O N T Á N E A .............................................................................. 161 2 3 T I E E X P E R I M E N T A L ...................................................................... 168 24 ST ESPONTÁNEA 25 ST

— I ..................................................................... 176

ESPONTÁNEA

- I I ............................................................... 183

2 6 S T E X P E R I M E N T A L .......................................................................... 188

INTRODUCCIÓN 1 LOS FENÓMENOS

BRUJOS Y MAGOS EN LA HISTORIA Hechos extraordinarios llaman la atención de la humanidad desde los tiempos más antiguos.— Persas, hindúes, etc., conocían y practicaban la adivinación.— Primeros contactos del Cristianismo con las ‹‹artes ocultas».— La espantosa estadística de las hogueras con carne humana.

LA COMPROBACIÓN y consiguiente análisis de ciertos hechos extraordinarios de la vida del hombre, hechos que podían deberse a fuerzas ocultas naturales del mismo hombre, ocupa un lugar preeminente en la moderna investigación científica. Durante siglos y siglos ha sido ignorada por la ciencia la explicación profunda de estos prodigios e incluso el veredicto sobre su misma existencia. Son tan antiguos como la propia humanidad. Reales o imaginarios, naturales o atribuidos a fuerzas superiores, siempre han atraído la atención y la curiosidad de los hombres.

Remota antigüedad Los pueblos más antiguos, como los babilonios, los persas, los etruscos, practicaban la adivinación y «evocaban los espíritus de los muertos». Pero son pocos los vestigios históricos que conservamos de aquellos pueblos tan antiguos. Biblia y magia En los libros históricos de la Biblia, apenas considerados ahora bajo ese punto de vista, tenemos numerosísimas alusiones a prodigios. Tales son, por ejemplo, las fantásticas maravillas realizadas por los magos del FARAÓN, en lucha con MOISÉS y AARON (1), hasta que aquéllos se rindieron ante los jefes del pueblo hebreo, diciendo: «El dedo de Dios está aquí» (2). El caso del rey NABUCODÒNOSOR convertido en fiera, prenuncio de la abundante literatura posterior sobre los hombres-lobo (3). JOSÉ tiene sueños premonitorios e interpreta los sueños, también proféticos, del FARAÓN (4). Los mismos Evangelios nos refieren sueños monitorios, como el de la mujer de PILATOS (5). La Pitonisa de Endor «evoca» al profeta SAMUEL ante el rey SAÚL (6), etcétera. Los textos de la Biblia en que se condena la adivinación, el espiritismo, la hechicería, son numerosísimos, y nos indican que estas prácticas debían ser entonces muy frecuentes. Se lee, por ejemplo: «No haya entre vosotros quien pretenda purificar a su hijo o su hija haciéndolo pasar por el fuego, quien consulte adivinos u observe sueños y augurios, ni quien sea hechicero o encantador, ni quien consulte a los pitones o adivinos, ni quien indague de los muertos la verdad. Porque todas esas cosas las abomina el Señor y por semejantes maldades exterminará Él estos pueblos a tu entrada» (7). Todavía podríamos citar otros numerosos casos: milagros, profecías, endemoniados... Son fenómenos que interesan al investigador científico. La Grecia clásica y misteriosa Muchos escritores de la antigua Grecia nos hablan de esta clase de fenómenos. Por ejemplo, HOMERO en la Odisea describe a ULISES «consultando a los muertos» por consejo y con las instrucciones de la maga CIRCE (8). HERÓDOTO (9) entre otros muchos prodigios nos cuenta que hasta uno de los siete sabios de Grecia, PERIANDRO, mandó «consultar el alma» de su mujer, degollada hacía tiempo por orden del mismo PERIANDRO. Según PLUTARCO, PAUSANIAS «evocó el espíritu» de una joven que había mandado matar, y CALANDAS «evocó el espíritu» de AQUILAO también asesinado por él. Más tarde los

1 ÉXODO, VII, 11 22; VIII, 7. 2 ÉXODO, VIII. 19. 3 DANIEL, IV, 28-31. No habría figura de animal, sino simplemente locura. Vivía en el campo, sin cortarse las uñas ni los cabellos, sin vestirse, comiendo como los animales, de modo que en su locura procedía como un animal. Esto suponiendo que de hecho NABUCODÒNOSOR se hubiera vuelto loco, pues la interpretación más probable en la moderna exégesis es que no hubo tal cosa: simplemente la Biblia quiere indicar con este modo metafórico de expresarse, que Dios es el que exalta o humilla en su Providencia. 4 GÉNESIS, XXXVII, 5-11; XL, 5-XLI. 36. 5 MATEO, XXVII, 19. 6 I DE LOS REYES, XXXVIII, 7-25. 7 DEUTERONOMIO XVIII, 10-12. 8 ODISEA, X, 517-534. 9 HERÓDOTO: «Historia». Cfr. por ejemplo, 1, 46-48, 132, etc.

magistrados ordenaron «evocar el espíritu» del propio PAUSANIAS. ES interesante llamar la atención, en el caso de fenómenos de curaciones extraordinarias, sobre la distinción que ya PLUTARCO hacía entre enfermedades físicas y psíquicas (10). Es famoso el «genio» que Sócrates creía ver y al cual atribuía consejos sobre cosas desconocidas (11). Nos cuenta PLATÓN (12), entre otros ejemplos, cómo el «genio» había avisado a Sócrates que no permitiese a CHÁRMIDES ir a Menea. CHÁRMIDES no obedeció y sucumbe en Menea. Lo mismo nos testifican JENOFONTE (13) y PLUTARCO (14). Aquél pone en boca de SÓCRATES la afirmación de que el «genio» nunca lo había engañado. Entre los fenómenos que nos cuenta PLUTARCO, es también curiosa la aparición de un ángel malo («yo soy tu mal ángel»), de maravillosa y monstruosa figura. BRUTO ve la aparición sin perturbarse (15). Cierta clase de quiromancía y astrologia encontró nada menos que en ARISTÓTELES un gran entusiasta. «Las líneas— dice—no están escritas sin ninguna razón en las manos de los hombres, sino que provienen de la influencia del cielo en su destino». Y hasta se cuenta que regaló a su discípulo ALEJANDRO Magno un tratado de esa especie de quiromancía escrito en letras de oro, hallado en un altar dedicado a MERCURIO. También PLATÓN aceptó los principios de esa quiromancía (16). Muchos otros fenómenos «misteriosos» nos refieren FILÓS-TRATO (17), DEMOCRITO .(18), PITAGORAS (19), etc. Los latinos no se quedaron detrás de los griegos Ya en las «DOCE TABLAS» se castigaba con pena capital a quien echase hechizos o «malos fluidos» contra los sembrados ajenos. CICERÓN recoge e intenta analizar muchas adivinaciones y visiones (20). TÀCITO entre otros casos cuenta cómo «se apareció (a RUFO) un fantasma de mujer de forma ultra-humana y se oyó una voz» (21).

PLUTARCO: «Perí Eutymian», cap. VII. Cfr. LELUT, F.: «Le démon de Socrate. spécimen d'une application de la science psychologique à celle de l'Histoire», Paris, 1837. PLATÓN: «Theageto». JENOFONTE: «Apología de Sócrates». PLUTARCO. «Vidas de grandes hombres», XX: «Sobre el demonio de Sócrates». PLUTARCO: «Vida de grandes hombres», IX: «Vida de Bruto». PLATÓN: «Cármides» y «Leyes» principalmente. Libros, por otra parte, que son muy significativos para un estudio del «curanderismo». 17 Sobre FILÓSTRATO, cfr. DIELS, H.: «Fragmente der Vorsokratiker», 5.A edición preparada por Kranz, W., Berlín, 1934. 18 Sobre DEMOCRITO, muy interesante también desde el punto de vista de curaciones «misteriosas», puédese ver DIELS, H.: «Fragmente...» o. c.

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19 Sobre PITAGORAS de quien se dice que «fue un chaman griego», esto es, un iniciado en Grecia en las técnicas ocultistas del Oriente, conferme a los estudios de MEULI, DODDS, BOYANCE, NILSSEN, ELÍADE..., cfr. principalmente: DELATTE, A.: «Études sur la littérature Pythagorciennet, París, 1915. LEVY, 1.: «Legende de Pythagore: de Grece en Palestine», París, 1927. RATHMANN Gu.: «Quaestiones Pythagoreae, Orphicae, Empedc-cleae», Haia, 1933. 20 CICERÓN, Marco Tulio: «De divinatione» («Ciceronis Opera», París, Ed. Amar, 1824, tomo XVI: «De divinatione», dos libros). 21 TÁCITO: «Anales», XXI, 21.

LUCANO describe «evocaciones de los muertos» para adivinaciones (22). Los dos PLINIO, el Joven y el Viejo, refieren también toda clase de fenómenos «misteriosos» hablándonos éste en una de sus cartas hasta de una casa encantada al estilo de los tradicionales castillos ingleses (23). PLAUTO dedica una de sus comedias, «La Hospedería», al tema de las casas encantadas, etc. En lo que se refiere a encantamientos, hechizos, etc., nos cuenta SUETONIO que AUGUSTO mandó quemar más de dos mil libros de la materia, lo que puede darnos una idea de cómo estaba el ambiente lleno de magia y ocultismo, teniendo en cuenta que entonces los libros eran escasos y de difícil edición. HORACIO más de una vez hace alusión a encantamientos en sus poesías (24). COLUMELA describe prodigios del hechicero DÁRDANO. LUCANO habla de la famosa hechicera de Tesalia ÉRITON Fera (a la cual aludirá más tarde DANTE). PETRONIO, el árbitro de la elegancia, habla de niños robados por los hechiceros para preparar sus hechizos. De ello hablan también APULEYO, Sexto Pompeyo FESTO y otros. Como los griegos, también los romanos practicaron cierta clase de quiromancía y astrología. La época más brillante (u oscura), fue en los tiempos de JUVENAL, llegando el propio emperador AUGUSTO a ejercer dicha quiromancía. Los testimonios históricos sobre oráculos célebres en la época clásica son innumerables: así, los de Tropocia de Grecia, junto al río Aqueronte; la Sibila de Cumas en las márgenes del lago Averno; Figalia en la Arcadia; en el cabo Tenaro en Heracles. El más famoso fue Delfos. Incontables adivinaciones salieron de estos centros.

El Cristianismo enfrenta la magia El Cristianismo, desde sus mismos comienzos, adoptó una postura clara contra muchas supersticiones que se mezclaban en esta clase de fenómenos. Éfeso era famosa por sus libros de magia y por sus encantamientos, muy frecuentes en aquella ciudad. El evangelista San LUCAS cuenta cómo muchos de los que habían ejercido la magia y hechicería llevaron sus libros al apóstol San PABLO, que organizó una hoguera en presencia de todos (25). SIMÓN el Mago, «que había engañado al pueblo» (26) fue expulsado de la Iglesia por pretender comprar con dinero el poder de San PEDRO y San JUAN que él tenía por mágico (27). Los Santos Padres y Escritores Eclesiásticos se refieren innumerables veces a fenómenos «misteriosos». TERTULIANO, por ejemplo, en el siglo II, habla de «evocaciones de los muertos», adivinaciones, sueños provocados «(hipnosis o trance), movimientos de mesas para dar respuesta al contacto de las manos, así como de muchos otros prodigios mezclados con supersticiones «con las cuales engañan al pueblo». La filosofía alejandrina, con la cual JULIANO el Apóstata pretendía subyugar al Cristianismo, tenía como dogma fundamenta] la «evocación de los muertos» y presentaba los fenómenos usuales del espiritismo. Una verdadera pasión por el ocultismo y por los fenómenos maravillosos existía en todas las capas sociales, como afirman San GREGORIO de Nisa (28), LACTANCIO (29), etc.

22. LUCANO: «Farsalia», VI, 420-760, por ejemplo. 23. PLINIO (el viejo): «Historia Naturalis», libro XL, cap. 5 . PLINIO (el joven): «Epistolae», libro VII, carta 27 a la Sra. ATENODORO. 24. Cfr. por ejemplo, HORACIO: «Satirae», libro I, sátira 8A, versos 25 ss. 25. Hechos de los Apóstoles, XIX, 19. 26. «Que había engañado al pueblo», dice el autor de los Hechos de los Apóstoles (cap. VIII, v. 9 y 11), no porque los prodigios que realizaba fuesen siempre mero ilusionismo, sino porque, siendo fenómenos naturales, los atribuía a poderes sobrenaturales: «esta es la virtud de Dios» (v. 10). (Otros traducen «maravillar», «asombrar», etc., en vez de «engañar»). 27. TERTULIANO: «Apologéticus», cap. 33 principalmente. 28. San GREGORIO de Nisa: «Discurso Catequético». 29. LACTANCIO, Firminiano: «Divinae Institutiones».

Edad Media y Renacimiento En la Edad Media hay una verdadera epidemia de hechiceros, brujas, maleficios, sortilegios, endemoniados, etc., de lo cual tuvo bastante culpa la secta de los gnósticos. Muchos autores como Julio Obsequens, el pseudo-HIPÓLITO, Hierón de Alejandría, etc., nos hablan de «médiums espiritistas» que incluso producían efectos físicos, y hasta describen algunos de los secretos de tales fenómenos físicos realizados fraudulentamente por los falsos «médiums». El famosísimo ilusionista Cagliostro (30), parece haber actuado como «médium de efectos físicos», y, no es preciso decirlo, como un médium más que sospechoso. Esta fiebre por el ocultismo no disminuyó en el Renacimiento llegando a invadir hasta a las personas de más alta categoría social, como testifican Tasso, Ariosto y Celini. Papas como Alejandro IV (31) y VI (32), Juan XXII (33), Inocencio VIII (34) y toda clase de escritores cristianos no cesaron de advertir los peligros sociales, físicos, psíquicos y morales de semejantes prácticas.

Hogueras humanas Como es sabido, muchos hechiceros, brujas, magos, y muchas personas inocentes terminaron en la hoguera. Eran acusados de mil crímenes, a cuál más fabuloso: esos brujos se transformaban en gatos, lobos, ratones, etc., a sí mismos y a otros; producían tempestades, pedriscos, causaban toda clase de enfermedades con sus hechizos; se mantenían insensibles a las heridas de cuchillos, se comunicaban con el demonio, etc. Según Ch. Mc KAY en su obra «The Witch-Mania» fueron quemados vivos en una sola hoguera más de 200 brujos y brujas con sus jefes, el Dr. FIAN y la famosa Gelli DUNCAM. Eran acusados de haber provocado con sus encantamientos una tempestad para ahogar al monarca. Igualmente murieron quemados vivos más de 200 acusados de brujería ante JAIME IV de Escocia, más tarde I de Inglaterra... También en Inglaterra, en el Pendle Forest de Lancanshire, un niño calumniador acusa de brujería a la señora DICKENSON y otras veinte brujas de la vecindad subordinadas de ella. Por el «sólido» testimonio de un niño de doce años, ocho de esas mujeres fueron quemadas vivas. Incontables casos semejantes nos cuenta sir George MACKENZIE en su libro «Criminal Law››. El P. HEREDIA, S. I. (35), resumiendo más de diez autores, afirma que sólo en Escocia y en el corto período que va desde la ejecución de María ESTUARDO hasta que su hijo ciñó la corona de Inglaterra, esto es, en 32 años, fueron ejecutadas 17.000 brujas. En Ginebra, Suiza, sólo en tres meses fueron quemadas 500 brujas, según la «Chamber’s Encyclopedia››; y según la «New International Encyclopedia››, 7.000 brujas fueron quemadas en pocos años en Tréveris. La «Nelson’s Encyclopedia» afirma que la brujomanía costó sólo en Alemania 100.000 vidas.

Edad Moderna y Contemporánea Los faquires de la India Han sido y son famosísimos los prodigios fantásticos de los faquires. La misma vida que se atribuye a algunos de ellos, como los llamados «sinniasis», ya es algo extravagante: unos viven enterrados hasta la cintura, o sentados sobre clavos; otros mantienen continuamente levantado un brazo; hay también quienes cierran perpetuamente la mano de manera que las uñas van penetrando en la carne. Las narraciones de los viajeros sobre los prodigios de los faquires están llenos de admiraciones y ponderaciones por los fenómenos que ellos no logran explicar (36). 30. 31.

Sobre CAGLIOSTRO se consultará con interés el libro: «Compendio della vita e delli gesti di Giuseppe Balsamo, indenominato Conté Cagliostro», Roma, 1791. ALEJANDRO IV: Bula «Quod super nonnullis», que se encuentra en el ‹‹Magnum Bullarium Romanum a beato Leone Mago usque ad S. D. N. Benedictum XIV, opus absolutissimum Laertii Cherubini», Luxemburgo, H. A. Gosse, 1712 (la Bula es de 1257). ALEJANDRO VI: Bula «Cura acceperimus», Decret. Lib. V, Tit XII, tomo VII (la Bula es de 1494). JUAN XXII, Bula «Super illius specula», 1326. INOCENCIO VIII: Bula «Summis desiderantes affectibus», 5 de Diciembre de 1484.

32. 33. 34. 35. HEREDIA, S. I., Carlos María: «Los fraudes espiritistas y los fenómenos metapsíquicos», 5.a edición, Montevideo, Mosca, 1945. 36.

Max Müller, Louis Jacolliot, Charles Goddard, Chabos-seau. La Mairesse, Guymiot, Calebrook, Alvevdre, Sinnett, Laue-den, Huc, Zeffar, Vergenard, Seabrook, Pellenc, Betelsok, entre otros muchos se destacan por la abundancia de descripciones, no siempre críticas. Ducret tal vez sea el

más maravillado ante tales prodigios, entre los escritores más modernos. William L aid es el más conocido y leído entre los antiguos. Los milagros del Islam En África y países del Islam, tal vez los más famosos taumaturgos sean los Aissauas. Eran poco conocidos en Europa, a pesar de que nada tenían que envidiar en la realización de prodigios a los faquires de la India. El gran ilusionista Robert HOUDIN nos describe con todo lujo de detalles las maravillas que observó y que logró explicar «médicamente» o según las técnicas del ilusionismo (37). Comenzaban generalmente con una ceremonia religiosa de gran espectáculo que abría la exhibición, seguida con la ejecución de prodigios, tales como comer vidrios, piedras, clavos, carbones encendidos, etc.; otros se dejaban atravesar por espadas, sangraban abundantemente y se curaban instantáneamente. Con una sola mano un Aissaua esquelético levantaba en el aire al más fuerte, nutrido y alto de sus hermanos de prácticas, etc. Entre los místicos del Islam, son los más famosos AL-HALLAJ, a quien se atribuyen algunos casos maravillosos, como la materialización de un pan en pleno desierto; y AB-AL-KADIR, a quien se atribuyen los más prodigiosos fenómenos, digno de rivalizar, si los fenómenos que se le atribuyen son verdaderos, con los más célebres «magos» que estudia la moderna Parapsicología. Así, por ejemplo, se cuenta que alargó y materializó diversos objetos, multiplicó alimentos, levitó su propio cuerpo, etc. En la China legendaria Siempre ha habido y hay grandes obradores de prodigios en China. Todos los fenómenos «maravillosos» de que los investigadores modernos tienen noticia de haber sido «realizados» alguna vez en cualquier parte del mundo, pueden encontrarse en la China de todos los tiempos (38). Tenemos relaciones de casos «misteriosos» sucedidos mil años antes de Cristo. En una relación sobre una sesión de «ocultismo» realizada en 1035 se cuenta que hubo materializaciones de objetos y de seres fantásticos, se veían objetos lejanos, a través de paredes o puertas cerradas; se refiere que se oyeron voces y música «transcendente»... Pero una extranjera permanecía escéptica y desconfiada... Sin que supiese cómo, vióse desnudar completamente por manos invisibles y sus vestidos aparecieron fuera del local, colgados de un árbol... Magia organizada en América La «organización» más amplia de los fenómenos «misteriosos» tuvo su origen en América del Norte. En el «Cottage» conocido por el nombre de Hydesville, en la ciudad de Arcadia, Condado de Wayne, Estado de Nueva York, nació el espiritismo moderno como resultado de ruidos «misteriosos» que provenían de la cama de las hermanas Fox. La mayor parte de las sectas espiritistas ofrecen en sus sesiones toda clase de fenómenos «misteriosos». Con la difusión del espiritismo, se multiplicaron los prodigios, al menos los más ordinarios. El Brasil es actualmente el líder mundial del espiritismo. En el Brasil actual. CHICO XAVIER es un medium destacado en escritura automática: ARIGÓ se distingue por las curas «misteriosas». Son frecuentes las «incorporaciones de espíritus» con toda clase de manifestaciones como, por ejemplo adivinaciones del pensamiento o sucesos futuros, incluso hablando a veces lenguas extranjeras... Otros fenómenos más raros, como materializaciones, movimiento de objetos, levitaciones del propio cuerpo, no han tenido un incremento apreciable (aunque hoy sea bastante general entre los no especialistas interpretar con lasupersticiónespiritista esos fenómenos que «han existido» siempre). Pero en los comienzos del espiritismo pareció que esos fenómenos iban a tener una gran expansión. Eusapia PALLADINO fue, tal vez, la médium más destacada entre las mujeres, «realizando», delante de los sabios que la controlaban, toda clase de movimientos de objetos, apariciones de fantasmas completos o rudimentarios, etc. Daniel Douglas HOME fue el más famoso entre los médiums varones. Con el continuo descubrimiento de fraudes (muchas veces inconscientes y más frecuentemente irresponsables) hace ya años que desaparecieron los grandes «médiums de efectos físicos» dignos de ser observados por especialistas, quedando solamente, aquí y allá, algunos fenómenos aislados como en todas las épocas y pueblos.

37. HOUDIN, Robert, traducción de MARTÍNEZ, Avelino: «Confidencias de un Prestidigitador, una vida de artista». Valencia, Aguilar, 1694. tomo II, capítulo VIII, págs. 266 ss. 38. Cfr. DINGWALL, Eric John: ‹‹Ghost and spirits in The ancient World››, Londres, 1930. Además de esta magnífica obra, puede verse, especialmente desde el punto de vista de las interpretaciones supersticiosas dadas a estos fenómenos a lo largo de la historia: Vesme, Cesare de: «Storia dello Spiritismo», 3 volúmenes, Torino, Roux Frascati, 1895-1898, o traducción francesa: «Histoire du spiritualisme experimentel», París, Editions Meyer, 1928.

Conclusión «Los fenómenos parapsicológicos han sido señalados en todas las épocas y pueblos. Las descripciones que han llegado hasta nosotros son fundamentalmente idénticas, aunque las interpretaciones sean muy diferentes en las diversas civilizaciones»: así concluye, en la obra citada, DINGWALL, uno de los mejores historiadores de la Parapsicología. Investigar si tales prodigios son o no reales, o en qué parte, y cuáles son sus causas, etc., es el objeto de la Parapsicología. El objeto, pues, de la Parapsicología, es fundamentalmente idéntico, único, uniforme, aunque los fenómenos sean atribuidos a las más diversas causas, inclusive «sobrenaturales» como demonios, espíritus, larvas astrales, maatmas, gnomos, genios, hadas, etc. El fenómeno es uno solo. La interpretación que la ignorancia científica de épocas anteriores haya dado, es una diferencia meramente accidental. Los fenómenos parapsicológicos se dan en todos los pueblos y en todas las épocas. Los fenómenos parapsicológicos son propios del hombre, son humanos.

2 INVESTIGACIÓN

Brujas y hechiceros ante la historia En la Biblioteca de Alejandría perecieron fantásticos secretos de valor incalculable. —Sabios considerados brujos.— Los ‹‹sabios-brujos›› empiezan a hacerse respetar. —En el siglo XX la ‹‹Ciencia Oficial» se interesa por la ‹‹brujería››.—Una ciencia de vanguardia.

PARECE ser que en la investigación de los fenómenos «ocultos» los antiguos iniciados de la India habían llegado muy lejos. De ellos, probablemente, recibieron sus secretos los iniciados de Caldea y Egipto. Ciertamente conocían algo y tal vez mucho del funcionamiento de los fenómenos «misteriosos», pero resulta insostenible, por falta de pruebas, la pretensión de algunos de que aquellos antiguos «ocultistas» hubiesen llegado a penetrar en los estudios de estos fenómenos más profundamente que los investigadores modernos. Sea lo que fuere, es cierto que estos conocimientos eran guardados de los profanos con rigurosísimo secreto. Los conocedores de las explicaciones eran muy pocos, y los prácticos, más numerosos, que realizaban los prodigios, ignoraban muchas veces su explicación profunda y verdadera, atribuyéndolos erradamente a la intervención de diferentes fuerzas extraterrenas. Hay autores que incluso afirman que las explicaciones naturales y verdaderas fueron redactadas en manuscritos celosamente guardados en la Biblioteca de Alejandría. Ciertamente existen indicios históricos de esto, pero resulta dificilísimo saber el verdadero valor de esta afirmación. Y aun concediendo que ya entonces hubiesen llegado hasta donde tanto ha costado llegar recientísimamente, aquella ciencia ha resultado inútil para nosotros, ya que pereció en el incendio de la Biblioteca de Alejandría en tiempos de Teodosio. Destruidos los manuscritos y dispersados los que practicaban la magia (por otra parte ignorantes de las explicaciones), estos fenómenos continuaron siendo algo misterioso y sobrenatural en la mente de los pueblos (1). Investigadores aislados

La ciencia «oficial», por su parte, «ignoraba» esas «leyendas». Sólo de vez en cuando aparecieron algunos investigadores aislados, haciendo brillar pequeñas luces de verdad, aunque mezcladas con muchos errores. Así, por ejemplo, Basilio, Valentino, Paracelso, Avicena (2) y Agrippa. Los ocultistas, algunos de ellos cultos, hablan estudiado esos fenómenos. El ocultismo—como se ha dicho—es un conjunto de verdades que se volvieron locas. Locas y concretamente megalomaníacas. Al comienzo del libro de Hartmann podemos leer: «Cualesquiera que sean las falsas interpretaciones que la ignorancia de todos los tiempos ha dado a la palabra magia, su única verdadera significación es: la más alta ciencia o sabiduría fundamentada en el conocimiento y en la experiencia práctica» (3). Es demasiado: no negamos que exista algo de verdad en la magia, en el ocultismo... Pero el ocultismo es más un arte loco y orgulloso que una verdadera ciencia o sabiduría; proporciona pocas verdades y siempre mezcladas con muchísimos errores. Ya Agrippa aseguraba que existían estas verdades, cuando después de muchos años de estudio se defendía a sí mismo: «No dudo de que el título de mi obra sobre la Filosofía Oculta o Magia, podrá por su rareza seducir a muchos lectores. Entre ellos, algunos dotados de juicio falso y otros perversos; entiendan lo que quiero decir: porcrasa ignorancia habrán dado a la palabra magia su sentido más desfavorable, y habiendo sólo mirado el título, dirán que practico las artes prohibidas, que arrojo las semillas de la herejía, que ofendo la piedad y que escandalizo a los espíritus virtuosos. Me tratarán de hechicero, de supersticioso y de diabólico, y dirán que yo soy realmente un brujo. Les responderé que, para las personas cultas, ser mago no significa ser brujo o cualquier otra cosa de supersticioso o demoníaco, sino un sabio». Asi se expresaba Agrippa en su obra «Tres libros de Magia», en el prólogo «Cornelio Agrippa al lector» (4).

1. En el Oriente (yogas, lamas, bonzos, faquires, etc.) la práctica de la «magia» se conservó por tradición. Pero en la investigación científica, están muy atrasados en Oriente, respecto a la Parapsicología. La teoría, si de hecho la conocieron, no se ha conservado, y está muy mezclada con supersticiones y apriorismos. 2. Sobre este interesante sabio, se leerá con gusto, AFHAN. S. M.: «Avicena, his life and works», Londres, 1958. Desde el punto de vista de la Parapsicología debe destacarse entre las obras de AVICENA la titulada «De Natura». 3. HARTMANN, Franz: «Magie White and Black. Infinite Life», Londres, 1893, pág. 23.

4.

AGRIPPA, Henry Cornélius, trad. WHITEHEAD. W. F.: «Occult philosophy or Magic», Chicago. 1898. La primera edición inglesa fue en 1651, pero el autor escribió en 1510. aunque sólo publicó en 1533: «H. Corn. Agrippae ab Nettesfreim a Consiliis et Archius ludiciarii sacrae Cesariae majestatis: De Occulta Philosophia Libri Tres», Colonia, 1533.

Y sin embargo, es tan poca la luz oculta en las tinieblas del «ocultismo» que, al final de su vida, el mismo Agrippa tuvo que retractarse de una grandísima parte de su obra: «Es verdad que siendo joven yo mismo escribí tres libros sobre la Magia que intitulé De la Filosofía Oculta. ¡Cuántos errores cometí entonces! Hoy, habiéndome vuelto más prudente, debo refutarlos públicamente y reconocer que he perdido mucho tiempo en tales futilidades» (5). Retractación que tomamos como síntoma de la poca luz que hay en el «ocultismo». Época del magnetismo-hipnotismo

Ya modernamente, en el siglo xvm, MESMER (6), con su teoría del magnetismo animal, arrojó más luz sobre el problema, principalmente sobre las cur?ciones extraordinarias y la transmisión del pensamiento. En la misma dirección profundizaron PUYSEGUR (7), DELEUCE (8), POTET (9), etc. La escuela de Salpetriere, con CHARCOT (10) y la de Nancy, con BERNHEIM (11) y su maestro LIEBEAULT (12), aclararon más el asunto.

Neo-ocultismo La escuela del neo-ocultismo, dirigida por Eliphas LEVÍ (13), Stanislas de GUAITA (14), PAPUS (15), etc., a finales del siglo pasado, intenta reconstruir los conocimientos de los antiguos iniciados. Pero sus esfuerzos no han resultado muy provechosos para la ciencia por haber mezclado sin criterio diferencial suficiente la verdad con el error. También los antiguos encubrían sus secretos con expresiones sólo descifrables por los iniciados; los neo-ocultistas, al imitarlos, enredaron demasiado la cuestión. He aquí un detalle sintomático: el más destacado, tal vez, de los neo-ocultistas fue Eliphas LEVÍ (Alphonse Louis Contant); mas es bien sabido que en los últimos años de su vida abandonó el ocultismo, que había adoptado como una nueva religión, y volvió al seno de la Iglesia Católica a la que había pertenecido antes de dedicarse al ocultismo-esoterismo.

Tentativas científicas El espiritismo es el que dio la oportunidad para que algunos sabios se decidieran a estudiar los fenómenos «maravillosos» de una manera científica. Fue en 1851-1852, a los dos años del nacimiento del espiritismo moderno, cuando en Gran Bretaña el arzobispo de Canterbury, Edward White BENSON, funda la «Cambridge Ghost Society». La Sociedad fracasa en seguida... En 1860 MYERS y SIDGWICK pretenden examinar diversos médiums, pero se desaniman ante la cantidad de fraudes: las pacientes investigaciones no les ofrecen garantías ni para ellos mismos. Sus métodos de investigación en estos temas tan difíciles, les parecen deficientes. En Química, en Física, la materia no engaña. El inconsciente del hombre, objeto de la investigación de estos fenómenos, innumerables veces induce al error con una precisión asombrosa, con un talento que supera todo lo imaginable. Los mayores y más experimentados sabios pueden ser engañados con habilidad suma. La persona más honesta en lo consciente, puede ser la mayor tramposa en cualquier manifestación de su inconsciente.

5.

AGRIPPA. Henry Cornélius «The vanity of Arts and Sciences», Londres, 1678. El tituló original fue: «Henrrci Cornelii Agrippae ab Nettesfreim: «De incertitudine et vanitate omnium scientiarum et artium atque excellentia verbi Dei drclamatio». Colonia, 1627. La edición que preferentemente consultamos es de Leiden, 1614.

6.

MESMER, Franz Anton, obra confeccionada por Gaullet y Veau-Morel: «Aphorismes de M. Mesmer, dictés a l’assemblée de ses élevés».3.a ed., París, 1735. Del mismo autor: «Mémoire sur la découverte du Magnétisme Animal», París, Didot, 1799. «System der WechselwirkngenTheorie und Anwendung der Thierischen Magnetismus als die allgemeine Heilkund zur Erhaltung des Menschen», Berlín, herausgegeben vonWolfart. 1914.

7.

PUYSEGUR, Armand Marc Jacques Chastened du: «Mémoirs pour servir a l’histoire du magnétisme animal», Paris, Dentu, 1784. Del mismo autor: «Du magnétisme animal considérée dans ses rapports avec différents branches de la physique», Paris, Dentu, 1807. «Recherches, expériences et observations physiologiques sur l’homme dans l’état de somnambulisme naturel et dans le somnambulisme provoqué par l’acte magnétique», Paris, Dentu, 1811. DELEUZE, J. P. F.: «Histoire Critique du Magnétisme Animal» (4 vol.), Paris, Hypolite Bailliere, 1919. Del mismo autor, con comentarios de MiALLÉ: «Mémoire sur la faculté de previsión», Paris, Chochard, 1836. POTET, Baron du: «Manuel de l’étudiant magnétiseur», 8.a éd., París. Alean. 1908 (1.a ed. 1846). CHARCOT, Jean Martin: «Les leçons des Mardis en la Salpéttière». (Polychlinique 1887-88, y 1888-89), Paris, Babet. 1892. Del mismo autor: «Lectures on diseases of the nervon System», London, New Sydenham Society, 1889. «Oeuvres completes, Metallotherapie et Hypnotisme», Paris, Bourneville et E. Brisand, 1890. BERNHEIM, H.: «Sugestive therapeutics», New York, G. P. Putnam’s and sons, 1902, y London, Book Company. 1947. LIEBEAULT, A.: «Le Somneil Provoqué», Paris, Doin, 1899. LEVÍ, Eliphas (Alphonse Louis CONSTANT), trad. CAMAYSAR. Rosalis: «Dogma e ritual da Alta Magia», 7.a ed., Sao Paulo, O pensamento. 1955 (titulo del original francés: «Rituel de la Haute Magie»). GUAITA, Stanislas de: «Essais de Sciences maudites. Au seuil du mystère». 5.a ed., Paris, 1915. Del mismo autor: «La clé de la magie noire». Paris, 1897. PAPUS. Gérard. Anaclet Vincent Encausse: «A. B. C. d’occultisme», París, Dorbon Ainé. 1919. Del mismo autor: «L’Occultismc et le spiritualisme. Exposé des théories, phylosophiques et des adaptations de l’occultisme», París, Bibliothèque de phylosophie contemporaine, 1902. «Qu’est-ce que l’occultisme?» París, Niclaus, s. d. «Traité élémentaire d’occultisme», Paris, Diffusion Scientifique, s. d. «Tratado elemental de Magia Práctica». 3.a ed.. Sao Paulo. O pensamento. 1949 (Título original en francés: «Le traité elementaire de magie pratique»).

8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15.

El inconsciente engaña, no sólo a los observadores, sino también al consciente propio. Se trata de fraudes involuntarios, inconscientes e irreprimibles. En 1879, después de haber constatado la necesidad de estudiar seriamente los fenómenos llamados espiritistas, la «Dialectial Society» ro llega a publicar los trabajos del Comité. Por fin, después de 1870, un sabio bien conocido en el campo de la Química, William CROOKES, comunica las observaciones que hizo durante varios años sobre los prodigios realizados por una de las hermanas Fox, Catalina, y por el más famoso de los médiums varones, Daniel Douglas HOME (16). Estas son las primeras observaciones serias y sistemáticas, con intención científica, sobre los fenómenos del espiritismo moderno, aunque con muchísimas fallas. No en vano eran las primeras investigaciones en un campo dificilísimo.

«Society For Psychical Research» Deberían pasar todavía trece años, 42 desde el nacimiento del espiritismo, para que surgiese la primera sociedad de investigación. Fue en 1882 (17). Los más destacados investigadores colaboraron con la Sociedad. Sus dos publicaciones periódicas, «Proceedings» y «Journal», recogen millares de casos constituyendo el acervo más importante y de más sólido criterio de los fenómenos «misteriosos».

Sociedades, Congresos e investigadores Después se funda una filial de la «Society for Psychical Research» en los Estados Unidos, la «American Society for Psychical Research», y, con el correr de los años, aparecen en varios países sociedades semejantes (18). Se celebran algunos Congresos internacionales (19). En las naciones más cultas, los más destacados científicos se habían dedicado a estudiar profundamente los fenómenos «misteriosos» relacionados con el hombre (20).

16. CROOKES. William: «Experimental investigation on psychic force», Londres, Gillman, 1811. Traducción francesa: «Nouvelles expériences sur la force psyquique», 2.a ed., París, Librairie des Sciences Psyquiques, 1878. Traducción española: «La fuerza psíquica», Barcelona, Mancri. s. f. Del mismo autor: «Researches on the phenomene of Spiritualism», Londres, 1874. Traducción francesa: «Recherches sur les phénomènes du spiritualisme», Paris, Leymarie, 1878.

17. La

iniciativa partió de Willam BARRET, de Dublin, y de J. ROMANES, fundándose en Londres la «Society for Psyquical Research». Su primer presidente fue Henri SIDCWICK, siguiéndolo sucesivamente en la presidencia Balfour STEWART, William CROOKES, William JAMES, A. J. BALFOUR...

18. «International Foundation of Parapsychology», de Nueva York; o el «Parapsychology Laboratory», de la Universidad Duke de

Durham, en Carolina del Norte, famoso por los recientes trabajos de RHINE; «L’Institute Metapsychique international», de París, del que fueron presidentes los famosos RICHET y OSTY, fundado por el no menos famoso Dr. GELEY en 1919 con la ayuda económica de Jean MEYER, y reconocido como de utilidad pública; la «Associazione Italiana Scientifica di Metapsiquica», de Como; a «Società Italiana de Parapsicologia», de Roma, reconocida por el Estado; «II Centro di Studi Parapsicologici», de Bolonia; el «Comité Belgue pour l’Investigation Scientifique des Phenomenes Reputes Paranormaux», etc.

19. Congresos Internacionales de Conaghem, en 1921; Varsovia, 1923; París, 1927; Atenas. 1930; Oslo, 1935; Utrech, 1953; Saint Paul de Vence, 1954; Cambridge, 1955; Abadía de Royaumont, 1956...

20. He aquí el cuadro de honor de la investigación parapsicologica, no obstante las inevitables (y notables) fallas de los antiguos:

Inglaterra: MYERS († 1901), WALLACE († 1913), BARRET († 1925), LODGE († 1940), Harry PRICE († 1948), y nuestros contemporáneos: Eric John DINGWALL y Samuel George SOAL. Francia: ROCHAS († 1914), GELEY († 1924), FLAMMARION († 1925), RICHET († 1935). OSTY († 1938), BERGSON († 1941). y los contemporáneos: René WARCOLLIER († 1962) y Robert AMADOU, etc. Italia: ERMACORA († 1898), LOMBROSO († 1909), MORSELLI († 1929), SANTOLIQUIDO († 1931). MARZORATI († 1931), BOZZANO († 1943). y entre los contemporáneos: Ferdinando CAZZAMALLÍ. Gastone de BONI y Emilio SERVADIO. Estados Unidos: HARE († 1858), HODGSON († 1905), William JAMES († 1910), PRINCE († 1929), y los contemporáneos: Whately CARINGTON, Gardner MURPHY, Joseph Banks RHINE y otros. Alemania: ZÖLLNER († 1882), PREL († 1899), SCHRENCK-NOTZING († 1920), y DRIESCH († 1941) y nuestro contemporáneo Hans BENDER (Suiza). Son dignos también de mención el ruso Aksakov († 1902), el polaco Ochorowicz († 1918), y los contemporáneos, Guliaeff y Wasilieff. En otras naciones, también se ha investigado sobre la fenomenología paranormal, pero sus estudios son esporádicos o no llegaron en todo caso a la categoría de los realizados en las naciones reseñadas.

Nace una ciencia nueva Las primeras investigaciones causaron una verdadera revolución en el ambiente materialista de la ciencia de finales del siglo pasado y comienzos del actual. Los «nuevos» cientistas hablaban del espíritu y llegaron a asegurar que ciertos fenómenos no podrían explicarse si no era presuponiendo un alma espiritual... La nueva ciencia se interesaba por el estudio del espiritismo, de los milagros, de los endemoniados y de tantos otros fenómenos que los cientistas tradicionales ni siquiera tenían en cuenta. Gran parte de la ciencia de entonces se manifestó decididamente en contra de las investigaciones psíquicas, y los numerosos errores en que cayeron los primeros investigadores alentó aún más a los contradictores. Unos y otros, los tradicionales y los modernos, exageraron creando un ambiente de polémica muy perjudicial al progreso de las investigaciones. La exageración de los cientistas tradicionales, como bien analiza RICHET en su «Tratado de Metapsíquica», consistía en juzgar imposible cualquier fenómeno extraordinario por considerarlo contrario a la ciencia. Esta afirmación aprioristica confundía «contrario a la ciencia» con «nuevo en la ciencia». Por su parte, los nuevos investigadores, sin atender a la deficiencia de sus métodos de investigación, llegaron a despreciar la ciencia clásica.

Metapsíquica y Parapsicología La nueva ciencia usó varios nombres. En Inglaterra y Estados Unidos prevalecía la denominación de «Investigaciones Psíquicas», que no debe confundirse con «psicológicas» («Psychical Research» no es lo mismo que «Psycological Research»). RICHET, en su «Presidential Address», ante los miembros de la «Society for Psychical Research» de Londres, en 1905, introducía el nombre de «Metapsíquica» (21), triunfando la denominación en los países latinos. Ya antes, en 1837, según las investigaciones de G. van RIJNBERK (22), habla empleado GÖRRES un término casi idéntico, «Metapsicología», para designar las mismas investigaciones y fenómenos.

En Alemania nació el nombre de «Ocultismo científico» o también «Parapsicología», usado, al parecer, por primera vez por Max DESSOIR (23) en 1889, siendo Jules Bois el principal popularizador del término. BOIRAC, en 1908, divulgaba el término «parapsicológico» (24). El nombre de «Parapsicología» fue adoptado más tarde en los Estados Unidos. Otros nombres menos frecuentes son: «Psicología Supranormal», «Psicología Transcendente», «Estudio del Mediunismo», «Psicología Desconocida», etc. Hoy, sin que se haya logrado una perfecta uniformidad, prevalece el nombre de «Parapsicología» para designar la ciencia contemporánea, especialmente desde 1934, con la nueva orientación recibida después de la publicación del primer libro de RHINE (25), reservándose el nombre de «Metapsíquica» a las investigaciones más antiguas. Fue el mismo RHINE el impulsor de esta tendencia al definir la Parapsicología como una «Metapsíquica experimental y científica». Después de arduos trabajos, la ciencia parapsicológica encontró por fin su camino y es reconocida y respetada como ciencia de vanguardia. El reconocimiento «oficial» como ciencia data de 1953, del Congreso Internacional de Parapsicología de Utrech. En esa misma fecha y Universidad surgía la primera cátedra de Parapsicología, regentada por el Dr. W. H. C. TENHAEFF. Posteriormente se han multiplicado estas cátedras universitarias de Parapsicología en los países más adelantados. La investigación de los fenómenos «misteriosos» del hombre siempre interesó a ciertos grupos y destacados sabios. Pero la investigación sistemática y con intención científica sólo comenzó en 1882 con la llamada Metapsíquica.

En 1934 con la reforma y perfeccionamiento de los métodos, nace la Parapsicología. A partir de 1953 las conclusiones de la Parapsicología son oficialmente reconocidas como científicas.

21. RICHET, Charles: «Presidential Adress», en «Revue de l’hypnotisme». 1905, págs. 258 ss. Pero esta palabra ya había sido usada con otro sentido en una obra polaca: Wyclady Iagiellonskie» (Cracovia, 1902). como observó, después del discurso de RICHET, W. LULOSLAWSKI.

22. RIJNBERK, Gerard Van: «Les Métasciences biologiques», París, Adyar, 1952, pág. 16. 23. DESSOIR, Max: «Von Jenseits der Seele», Stutgart, Emcke, 1917 (pero la primera edición sería de 1889). 24. BOIRAC, Emile: »La Psychologie Inconnue», 3.a ed., París, Alean, 1912. Pero la primera edición fue en 1908, como afirmamos en el texto. Personalmente sólo poseemos la 3.a ed. que es la que utilizamos. 25. RHINE, J. B.: «extra-sensory perception», Boston, Bruce Humphries, 1934, y Boston, B. S. P. R., 1934. 3 DEFINICIÓN

UNA CIENCIA NUEVA Ni de más ni de menos. — La ciencia del misterio. —Tentativas de definición.

Hay definiciones tan amplias que parecen querer incluir dentro de la Parapsicología todo el saber humano. Estas definiciones se refutan por sí mismas. Definiciones restringidas «La Parapsicología estudia las funciones psíquicas todavía no incorporadas definitivamente al sistema de la Psicología». Según esta definición, bastante difundida, la Parapsicología no sería más que la fuerza de choque de la Psicología, una avanzada en la investigación de fenómenos más o menos oscuros. En el momento en que todos estos fenómenos fuesen entendidos por la Psicología o, en último término, por la Psiquiatría, etc., la Parapsicología no tendría razón de ser. Esta definición es, en parte, verdad. Hay fenómenos que pueden ser considerados durante algún tiempo como para psicológicos, extraordinarios, oscuros, y pasar después a ser poco menos que del dominio público. Es lo que aconteció con el hipnotismo, considerado en épocas antiguas como fenómeno «ocultista», trance debido a posesión de un espíritu o demonio, y hoy tenido por todo el mundo como un fenómeno natural y hasta vulgar. Pero hay fenómenos, como la telepatía, que aun cuando esté científicamente comprobada, continuará siempre siendo un fenómeno parapsicológico por su carácter esencial de fenómeno al margen de la Psicología normal o patológica. Otras definiciones son más amplias, pero también parciales, limitadas: «La Parapsicología estudia todos los hechos en los cuales la vida y el pensamiento se manifiestan por fenómenos aparentemente inexplicables» (BOIRAC); O «es una rama de la Psicología que trata de fenómenos mentales y de su comportamiento en los casos que parecen exigir principios todavía no aceptados» (RHINE). En definiciones como éstas, aparte de las expresiones: inexplicable, todavía no aceptados, de que hablamos antes, se incluye el elemento: mental, pensamiento, vida. Entonces cualquier fenómeno del espiritismo, de la demonología, de los milagros, cualquier fenómeno, en fin, capaz de suscitar una controversia sobre su carácter extraterreno, sería por este mismo hecho excluido del estudio de la Parapsicología, por no ofrecer certeza a primera vista de su carácter mental, de la vida humana, del poder del pensamiento. En definitiva, sólo los naturalistas declarados podrían ser parapsicólogos en muchos casos, para no decir en todos. Sin embargo, los fenómenos parapsicológicos siempre estuvieron envueltos en interpretaciones de las más contradictorias y misteriosas, pero generalmente de carácter «místico». ¿Sería el caso de estudiar primero si tales fenómenos son o no mentales, vitales, de pensamiento? Entonces tendríamos al parapsicólogo estudiando una materia que todavía no sabe si le pertenece... ¿Se debería esperar a que otras ciencias determinasen el carácter mental u vital de determinados fenómenos para que sólo entonces los estudie el parapsicólogo? Afirmar esto sería lo mismo que ignorar el origen de esta

ciencia que nació precisamente para investigar si estos fenómenos «misteriosos» existían de hecho, y, en caso afirmativo, si superaban en la realidad las fuerzas de la naturaleza, o cuáles de ellos superaban y cuáles no superaban estas fuerzas. Los fenómenos mentales y vitales, por consiguiente, no constituyen la única materia del estudio de la Parapsicología. Omitimos otras definiciones de mayor o menor difusión entre los parapsicólogos, pero también incompletas.

El campo es mayor Robert AMADOU, representando el sentir más general de los metapsíquicos y parapsicólogos, da en diversos lugares de su magnífica obra «La Parapsychologie» definiciones mucho más amplias. Por ejemplo: «El fin de la parapsicología es la constatación. y explicación de hechos desconcertantes, extraños, misteriosos, cuyos caracteres desorientadores pueden agruparse en la vasta categoría, profundamente heteróclita, de lo oculto perceptible, de las experiencias mágicas, de lo maravilloso empírico. Sobre estos hechos, la Parapsicología quiere pronunciar el veredicto de la ciencia. Su ambición no es ni más ni menos modesta». El lema de los estudios que, bajo la dirección de Robert AMADOU, se llevan a cabo en la «Tour Saint Jacques» se puede considerar como otra definición de la Parapsicología: «Rien de ce qui est étrange ne nous est étranger». Como se ve, no nos limitamos, como hacen algunos autores, a los fenómenos llamados PSI-GAMMA O PSIKAPPA. Nuestro concepto de la Parapsicología es más amplio, de acuerdo con destacados metapsíquicos y parapsicólogos, y supuesta la historia y la finalidad de esta investigación. Según la expresión de Robert AMADOU: «nada de lo que es extraño lo es para nosotros», si presenta cierta posibilidad de deberse a facultades humanas.

Hay mucho que investigar El campo en que trabaja la Parapsicología es inmenso. A veces se tratará de aparentes incorporaciones: un supuesto endemoniado, un «desencarnado» que parece hablar por boca de un «médium»... Otras veces será preciso estudiar, al menos como investigación previa, un supuesto milagro, o los poderes extraordinarios que se atribuyen a un hechicero, a un faquir, a un brujo. No raramente la ciencia «tradicional» queda sorprendida ante el anuncio de hechos que van a suceder después de 20, 30, 100 años, cuando era «imposible» preverlos por vías normales, y ve que los hechos comprueban los pronósticos; o ante adivinaciones de hechos sucedidos a miles de kilómetros de distancia... Y ¿qué decir de una mesa que se eleva por los aires desafiando aparentemente al menos, la ley de la gravedad? ¿Qué pensar de un ignorante y analfabeto que de repente empieza a hablar en lenguas extranjeras? O ¿de una adolescente que pasea con los pies descalzos sobre brasas sin sufrir quemaduras ni sentir dolor? O todavía, ¿de otro individuo que escribe automáticamente en un extremo de un aposento, mientras que en el otro se oyen voces, música, ruidos, sin causa aparente? En un recipiente, herméticamente cerrado, aparecen objetos que momentos antes, según se afirma, estaban en sitios lejanos; se habla de curas extraordinarias; se comentan apariciones de fantasmas, miembros humanos tangibles, separados de su cuerpo y que, no obstante, siguen vivos; aparecen escritas en papeles respuestas sin que nadie haya sido visto escribiéndolas. En fin, son en número incalculable los fenómenos asombrosos, increíbles, esto es, parapsicológicos. ¿Son reales? ¿Son alucinaciones, fraudes...? ¿Cómo se explican estos fenómenos reales o aparentes? Ya es tiempo de que surjan especialistas perfectamente preparados para abordar estos difíciles pero interesantísimos problemas. Ya es la hora de no afirmar ni negar nada en nombre de la ciencia y sin previo estudio especializado.

Tentativa de definición Es difícil encerrar en una definición tantos y tan variados fenómenos. Algunas de las definiciones que se han propuesto esquivan la dificultad y caen en tautologías. Por ejemplo: «La Parapsicología tiene por objeto la constatación y análisis de los fenómenos de apariencia paranormal», o «Estudia los fenómenos parapsicológicos y los con ellos relacionados». Los términos que se quieren definir no deben entrar en la definición. Son justamente esos «fenómenos parapsicológicos y los con ellos relacionados», «los fenómenos de apariencia paranormal» los que queremos definir. Sin embargo, los términos empleados en esas definiciones y otros equivalentes son de uso continuo en la Parapsicología: paranormales, para psíquicos, parapsicológicos, supranormales... Nosotros los tomamos como sinónimos de extraordinario, sorprendente, al margen de lo normal, inexplicable a primera vista. Paranormal no significa anormal en el sentido peyorativo de la palabra. Fenómeno paranormal no es sinónimo de patológico, propio de enfermos o de locos... Aunque el límite entre paranormal, anormal, normal, es

muchas veces simple cuestión de grado, no siempre fácil de precisar. Y la frecuencia de los fenómenos paranormales, espontáneos o provocados, puede llevar a la anormalidad. Aparte de esto, las facultades paranormales, consideradas como facultades, son patrimonio de todo el género humano y en ese sentido son facultades normales. Pero su manifestación es privativa de personas especiales o de circunstancias extraordinarias. Por tanto, el fenómeno, la manifestación de la facultad, es paranormal, extraordinaria, al margen de lo normal. Preferimos el prefijo «para» (para = al margen) al prefijo «supra» (supra = por encima de). Supranormal, en efecto, sugiere más o menos refleja o inconscientemente, una relación con lo sobrenatural, que escapa del plano en que directamente se mueve la Parapsicología. Los fenómenos llamados paranormales son, al menos generalmente, «espontáneos», irreproducibles a voluntad... Y este aspecto también está incluido en el término «paranormal». Con todo, los fenómenos paranormales, a pesar de ser «espontáneos», no reproducibles a voluntad, pueden ser comprobables matemáticamente. Notemos también que el aspecto de «espontaneidad o incontrolabilidad» incluido en el concepto de paranormal, o el aspecto de extraño, de inexplicable (nuevos para la ciencia «tradicional»), no son propios de todos los fenómenos que estudia la Parapsicología. Por eso debemos ampliar el término con el de «aparente» o «a primera vista» paranormal (1).

Nuestra definición Proponemos una definición, a título de orientación: La Parapsicología es la ciencia que tiene por objeto la constatación y análisis de los fenómenos a primera vista inexplicables, pero que presenten posibilidad de ser resultado de las facultades humanas.

Algunas aclaraciones: usamos la palabra «ciencia» y no el término «disciplina» u otro equivalente. La Parapsicología es ciencia en cualquier sentido en que tomemos esta palabra. Asi, es experimental en muchos aspectos, y en ese sentido se equipara a la Física o a la Biología. Es rigurosa en sus argumentos, y en este sentido coincide con la Filosofía. Pero algunos afirman que sólo sería ciencia si en todos los fenómenos estudiados fuese experimental, y todas sus experiencias pudiesen ser repetidas con éxito igual en iguales circunstancias. Sólo la Parapsicología no sería ciencia, si tomásemos el concepto de ciencia en este sentido tan restringido e inexacto... «A primera vista inexplicables»: esta inexplicabilidad aparente de los fenómenos puede ser debida a su carácter de extraños, que los coloca lejos de nuestro común juicio; o a su aparente contradicción con los presupuestos científicos comúnmente aceptados. Con posibilidad de ser resultado: no afirmamos que, de hecho, siempre se deriven de las facultades humanas, ni que sea obligatoria la constatación previa de que se derivan de ellas. «Facultades humanas»: en todos esos fenómenos interviene un hombre, aunque sea considerado como brujo, hechicero, médium, endemoniado o santo... O, al menos, hay un testigo, como, por ejemplo, una adolescente en una «casa encantada». Siempre interviene el hombre, al menos para comprobar o testimoniar. Existe, pues, la posibilidad (como notamos anteriormente) de que el fenómeno se deba al hombre, a las fuerzas «ocultas» (tal vez de actuación a distancia) del hombre. No ignoramos que la Parapsicología también estudia y ha hecho experiencias con animales y con plantas. Pero, al menos, la mayoría de los estudios que se han hecho con animales o plantas, han tenido por objeto arrojar luz sobre fenómenos humanos. Robert AMADOU, después de haber incorporado implícitamente en su definición la «Parapsicología animal», añade en una nota: «Nuestro estudio, no obstante, estará consagrado, exclusivamente a la «Parapsicología humana» (2). Es sintomático. Con todo, si quisiéramos incluir los animales y plantas en sus manifestaciones «misteriosas» como objeto de la Parapsicología, podríamos sustituir en nuestra definición el término «humanas» por la expresión «de los seres vivos de este mundo». Subrayamos la expresión «de este mundo» que en nuestra definición está implícita en el término «humanas». A este respecto escribe con mucho acierto AMADOU: La expresión «de este mundo», «descansa por entero en una hipótesis que bien se puede llamar la teoría general de la Parapsicología. Parece fuera de duda que la hipótesis base de la Parapsicología es que estas fuerzas están en relación con el espíritu humano» (de este mundo, ¡no de los «desencarnados»!) (3).

1.

El «Comité belgue pour l’investigation scientifique des phénomènes réputés paranormaux» defiende acertadamente esta expresión, por ejemplo, en «Revue Metapsychique», 1953, págs. 24, 56.

2.

AMADOU, Robert: «La Parapsychologie», Paris, Denöel, 1954. pág. 45. Hay traducción española: «La Parapsicología», Buenos Aires, Paidós, 1957. AMADOU, Robert: o. c. pág. 31.

3.

Ciencias limítrofes Como se ve, la Parapsicología tiene muchos puntos de contacto con otras ciencias. Como ciencia auténtica, no sólo no contradice a otros ramos del saber, sino que los presupone, se sirve de ellos y con ellos colabora. Concretaré con un solo ejemplo: supongamos una curación extraordinaria, inexplicable al menos a primera vista. Varias ramas de la ciencia y no sólo la Parapsicología, están interesadas en el asunto. Debe el médico, en primer lugar, ver si la curación puede explicarse simplemente con los datos de la Medicina. Si fuese así, ni el teólogo, ni el filósofo ni el parapsicólogo deben intervenir. Mas supongamos que la Medicina «queda sin respuesta» ante semejante cura. ¿Hay que atribuirla ya, sin más investigación, al demonio, a los espíritus «desencarnados», a Dios...? No. Desde el momento en que parece como sorprendente, a primera vista inexplicable, según el criterio de la Medicina y ciencias afines, la curación pasa al terreno del parapsicólogo. Es misión del parapsicòlogo investigar exhaustivamente, con métodos propios, tratando de descubrir cualquier dato que lo pueda poner en la pista de una explicación parapsicologica. Al más mínimo indicio, si es preciso, pedirá la colaboración del especialista en Psiquiatría, Psicología, Fisiología, Física, etc., incluso del Ilusionista, según lo pida el caso. El parapsicòlogo ideal sería el especialista en todas esas materias simultáneamente. En las sociedades de investigación parapsicologica hay miembros especialistas en los diversos campos, cuya finalidad es asesorar en aquello que pueda tener relación con su especialidad. Solamente cuando, más allá de la explicación ordinaria, quede excluida toda posibilidad de explicación parapsicologica sólo entonces el parapsicòlogo deberá dejar el caso al teólogo, filósofo...

4 CLASIFICACIÓN Los GRANDES GRUPOS DE LA FENOMENOLOGÍA Los fenómenos que estudia la Parapsicología requieren una doble división:

Fenómenos «extraordinario-normales» (si es que se pueden juntar estas dos palabras, como ya hizo RICHET), son fenómenos «misteriosos», pero que en la realidad no exceden el poder de las facultades y sentidos conocidos por la ciencia tradicional, aunque aparezcan con un funcionamiento extraordinario, o en manifestaciones extraordinarias, a primera vista inexplicables. Fenómenos «paranormales» son aquellos que se deben a unas facultades desconocidas por la ciencia tradicional, y recientemente descubiertas o estudiadas por la Parapsicología. Facultades, como veremos, no sensoriales, facultades espirituales. Por fin, la Parapsicología estudia los fenómenos posiblemente «sobrenaturales», o «transcendentes», hasta ver si, según la Parapsicología, tales fenómenos no tienen explicación natural satisfactoria. Sólo entonces abandonaría la Parapsicología el estudio de estos fenómenos, dejándoles al especialista en Mística, Teología, etc., el cual, con sus medios propios, analizaría tales fenómenos debidos a fuerzas extraterrenas (Dios). En una segunda división, más o menos bien delimitada y que se entronca con la anterior, los fenómenos parapsicológicos pueden ser:

En este volumen sólo estudiaremos los fenómenos de efectos psíquicos del conocimiento, tanto extraordinario-normales como paranormales.

PRIMERA PARTE FENÓMENOS «EXTRAORDINARIO -NORMALES» DE CONOCIMIENTO

5 HIPERESTESIA DIRECTA AGUDEZA DE NUESTROS SENTIDOS Asombrosa agudeza que pueden alcanzar nuestras sensaciones. — Esperanza para las personas que perdieron algún órgano de los sentidos.—Los ciegos pueden ver sin ojos.

Es innegable que algunos radiestesistas, cartománticos, adivinos, médiums, etc., e incluso personas comunes obtienen éxito en el conocimiento de «cosas ocultas». Dejamos de lado ahora los trucos, las casualidades, sugestiones...; sólo tratamos de las «adivinaciones» auténticas. Todos estos prodigios de «apariencia paranormal» ¿llegan de hecho, a ser paranormales, extra-sensoriales, debidos a una facultad capaz de conocer sin el auxilio de los sentidos?

La percepción hiperestesia Hiperestesia (de hiper = sobre; estesia = sensación) significa exaltación de la sensación. Hiperestésico es el que capta y puede manifestar estímulos mínimos. Las personas que manifiestan con alguna frecuencia este fenómeno, y por extensión otros fenómenos extraordinario-normales, de conocimiento, son llamadas «sensitivas» (reservándose el nombre de «metagnomos» para los que manifiestan fenómenos paranormales de conocimiento).

La hiperestesia en ciertos animales Si observamos a algunos animales, quedaremos sorprendidos con la sensibilidad, la hipersensibilidad, que pueden tener sus sentidos, fundamentalmente iguales a los nuestros. Las mariposas machos de la especie «Arestias selcne» son atraídas por la hembra, en la época de celo, hasta la distancia de 11 kilómetros. Un perro de caza se guía por una admirable hiperestesia del olfato, sobre el mínimo olor de que queda impregnado el suelo pisado hace una hora o más por la liebre que pasó por allí. La sensibilidad de los sentidos de ciertos animales sirve para alertarnos y obligarnos a admitir la posibilidad de la hiperestesia en el hombre, al menos de una hiperestesia inconsciente.

Hiperestesia en sujetos normales En alguna manera, todos somos hiperestésicos, esto es, todos somos capaces de captar con los sentidos estímulos mínimos. A veces estos estímulos son tan pequeños que el consciente no tiene modo de reaccionar y de caer en la cuenta de la percepción hiperestésica inconsciente. Son sensaciones inconscientes. El Doctor Hereward CARRINGTON describe una experiencia interesante respecto de algunas de estas sensaciones inconscientes (en el caso, subconscientes): Introducida una persona en una habitación en la cual nunca había estado antes, se le dan solamente cuatro o cinco segundos para que observe todo lo más que pueda de ella. Al salir de la habitación podrá dar cuenta de unos 10 ó 16 objetos. Pero si la hipnotizamos en seguida para aprovechar las sensaciones que de hecho tuvo y de las cuales no se dio cuenta conscientemente, observaremos que puede enumerar, bajo el efecto de la hipnosis que hace surgir ciertas sensaciones inconscientes, unos 40 ó 50 objetos más, que estaban en la habitación y de los cuales sólo inconscientemente tuvo conocimiento (1). El descubrimiento de las sensaciones inconscientes no es cosa reciente. Ya en 1846, GERDI avisaba «que era necesario habituarse a comprender que puede haber sensaciones sin percepción (consciente) de la sensación» (2). Muchos años antes, el talento de PLATÓN enseñaba la misma tesis, aunque con un lenguaje algo metafórico. Escribe, en efecto, el famoso filósofo griego en el Filón: «Debes suponer que entre las impresiones que recibe nuestro cuerpo en todo instante, algunas se detienen en el cuerpo antes de penetrar hasta el espíritu, al cual dejan indemne (conscientemente), pero otras atraviesan uno y otro y producen una especie de vibración, de la cual, una parte es particular de cada uno de ellos, y la otra, común a los dos». Es, como se ve, la distinción entre percepción consciente, de un lado, e hiperestesia inconsciente, de otro. Otro tipo de sensaciones inconscientes (en el caso, subconscientes) (3) son aquellas que no percibimos por la fuerza de la inhibición y concentración, pero que podríamos aprender en cualquier momento si así lo 1 CARRINGTON, Hereward: «A primer of Psvchical Research», London, 1932, pág. 28. 2 Citado por GRASSET, J.: «L'Occultisme hier et aujourd'hui. Le Merveilleux préscientifique». 2.a ed. (1.a ed., París, Masson, 1907). Montpellier. Coulet. 1908. pág. 128. 3 Llamamos inconsciente a todo aquello que FREUD lo llamaba así. Si no declaramos expresamente lo contrario en algún caso particular, en el concepto de inconsciente incluiremos, en todo el libro, lo preconsciente. lo subconsciente, lo transconsciente. lo supraconsciente, lo inconsciente colectivo, profundo, etc. Por tanto, todo aquello que no es consciente, lo llamamos inconsciente en este libro.

quisiéramos. Por ejemplo, al leer estas líneas sólo nos damos cuenta de las ideas expresadas en ellas, pero al mismo tiempo nuestros sentidos estaban siendo impresionados por ruidos que nos llegaban de la calle, por el contacto del cuerpo con la silla, la mesa y el suelo, por la humedad ambiental, por el ritmo de la respiración y el paso del aire por las vías respiratorias, por el frío o el calor que nos circundan... El consciente puede darse cuenta de estas sensaciones, si así lo deseamos. Todas estas sensaciones, tan pequeñas que el consciente no las percibe habitualmente, son tipos de lo que llamamos hiperestesia. Precisamente porque el consciente no capta, directa o normalmente, tales sensaciones, es difícil determinar su número y cualidad. Existen, sin embargo, y son, entre otras cosas, el fundamento de la tan discutida «propaganda subliminar». En una cinta de cine, .por ejemplo, se impresiona en un solo fotograma, y en segundo plano, suavemente, la palabra «sangre». En otro fotograma, y también de manera poco nítida, una calavera. Cuando la película es proyectada, en una escena de horror, nadie podrá darse cuenta de la palabra «sangre» ni de la calavera. Sin embargo, la ínfima sensación puede ser captada subconscientemente y, surgiendo a la superficie, la impresión tétrica del film es, o puede ser, acentuada. También el consciente puede llegar, gracias al entrenamiento, a grados fantásticos de hiperestesia. Los marineros distinguen objetos a distancias mucho mayores que las personas dedicadas a otras profesiones. Los pintores consiguen distinguir matices en los colores, completamente indiferenciables para el común de los hombres. Ciertos salvajes poseen, por el ejercicio, un oído que supera en sensibilidad al más sensible micrófono, y un olfato que recuerda el de los perros de caza. Los ciegos y sordomudos frecuentemente presentan algún sentido notablemente hiperestesiado, por verse obligados a «captar» sus sensaciones, a hacer conscientes las sensaciones que en las otras personas permanecen inconscientes. Así, muchos sordomudos pueden llegar a entender lo que habla una persona, sólo por el movimiento de los labios del interlocutor; cuán difícil sea esto se comprenderá apagando el sonido del televisor y mirando sólo la imagen. El ejercicio es lo que les ha permitido la manifestación de la hiperestesia. Si lo pueden manifestar, es señal de que la facultad estaba ahí; el hombre posee una gran capacidad de sensación. Esto es lo que nos interesa destacar. El problema de la «visión» de los ciegos de nacimiento Como en otros problemas, han sido las experiencias con animales las que orientaron a los investigadores para encontrar la verdadera solución de la «visión» de los ciegos. Más adelante hablaremos del célebre caballo Barto, uno de los caballos de Elberfeld, viejo y ciego. No obstante su ceguera, hoy es sabido que captaba los movimientos aparentemente imperceptibles de los asistentes. Hace ya mucho tiempo que Rafael DUBOIS trató ampliamente de los animales que «ven sin ojos». El gran naturalista SPALANZANI llamaba la atención de los especialistas para que estudiasen el escarabajo. Docenas de veces SPALANZANI repitió la experiencia de cortar la cabeza a un escarabajo y, no obstante, el escarabajo seguía andando y evitaba los obstáculos. Estos hechos, evidentemente, deben ser relacionados con lo que acontece con algunos hombres ciegos, especialmente los ciegos de nacimiento. DIDEROT afirma que hay ciegos que, entrando por primera vez en una habitación desconocida, se desvían de los muebles con tal precisión que dan la impresión de que ven. DUCAMP cuenta maravillado lo que presenció en el Instituto para niños ciegos de París. Varios niños ciegos de aquel Instituto saltan y corren en diversos juegos al aire libre sin chocar entre ellos. ZABAL interrogó a los directores del Instituto en busca de una explicación, mas no obtuvo sino la confirmación del hecho: esos niños son ciegos absolutamente, y evitan los obstáculos. Personalmente tengo referencias de un ciego a quien le gusta «ver» la televisión; y de varios ciegos de un Instituto especializado de Italia que acostumbran a subir a la azotea para «ver» entrar los barcos en la bahía.

Experiencias semejantes se repiten con relativa frecuencia (4). ¿Cómo explicar todo esto? Se ha hablado del eco, como en el caso de los murciélagos, de radar, incluso de telepatía o de percepción extra-sensorial. Ahora bien: que exista en el hombre una emisión de sonidos para provocar el eco, como los murciélagos, o, todavía más, una emisión de rayos «antropoflúxicos» para imitar el radar, son teorías bellas, pero totalmente «desprovistas de fundamento. No se deben explicar hechos difíciles por teorías todavía más difíciles. Acudir a la telepatía o a cualquier otro fenómeno para-normal, es muy cómodo, pero el fenómeno paranormal sólo se debe admitir en los casos en que cualquier otra explicación normal o extraordinario-normal sea imposible o muy poco lógica. Y si los hechos pueden ser repetidos regularmente y con precisión continua en determinadas personas, como sucede con los fenómenos que estamos analizando, entonces el recurso a lo paranormal debe ser excluido. La explicación es la hiperestesia. En el caso del escarabajo, por ejemplo, todos saben que este animal tiene el centro motor y sensitivo en el tórax y no en la cabeza. Puede, por tanto, seguir moviéndose y sintiendo perfectamente, sin cabeza. Los rayos de luz solar se reflejan sobre los objetos y reinciden sobre el escarabajo que, hiperestésicamente, con los nervios «al descubierto», los siente. No es visión ocular o retiniana pues no tiene ojos. El animal siente el contacto de los rayos luminosos, o el eco de sus propias pisadas, calor, ondulación del aire provocada por el movimiento, o la ondulación del aire al chocar con un objeto, etc... Lo mismo, o parecido, debemos decir del célebre caballo Barto. Hiperestésicamente sentía las ondulaciones del aire, los reflejos de la luz causados por los movimientos de los asistentes, oía las palabras pronunciadas inconscientemente tenuísimamente con el movimiento de las cuerdas vocales y los labios cerrados, etcétera... A lo largo de este capítulo se irá comprendiendo mejor la explicación.

La hiperestesia en ciertos histéricos En ciertas enfermedades psicosomáticas, se observa como síntoma ordinario algún tipo de hiperestesia patológica consciente, bien conocida por los médicos y psiquiatras. Decimos que es consciente, porque la hiperestesia inconsciente la consideramos común a todos los hombres, en mayor o menor grado. En los histéricos, por ejemplo, puede darse, entre otras perturbaciones del oído, cierta hiperacusia (hiperestesia auditiva), generalmente unilateral, de modo que oyen pequeños ruidos a grandes distancias; o gran intolerancia para ciertos olores o sabores (hiperestesia olfativa y gustativa), de modo que puede bastar una sola gota de alguna sustancia mezclada en la sopa para volverla intolerable. En muchos neurópatas se puede observar hiperestesia visual por la que perciben objetos pequeños distantes, como si usasen prismáticos. Hiperalgesia (hiperestesia al dolor o hiperestesia táctil), de manera que un pequeño estímulo cause un fuerte dolor, es frecuente en los neurasténicos, como también en los histéricos, generalmente muy localizada, difícilmente general. Es hiperestesia que se manifiesta fácilmente en el breve tiempo de una crisis. Si en tan breve tiempo puede manifestarse al consciente, es señal de que la facultad está ahí. Inconscientemente puede ser de actuación más frecuente. Una de las experiencias preferidas por CHARCOT, fundador, como se sabe, de la escuela de hipnotismo de Salpetriére, era la siguiente: Escogía algunos histéricos entre los pacientes del hospital. Primeramente los ponía en estado hipnótico de sonambulismo y, en este estado, les mostraba un papel blanco sugeriéndoles que era una fotografía. Hecho esto, mezclaba el papel con una docena de papeles, todos en blanco y perfectamente iguales. Escogía de propósito papeles en los que a primera vista fuese imposible descubrir cualquier marca que los diferenciase. Antes de despertar a los pacientes les sugería que, una vez despiertos, seguirían viendo el retrato en el papel. Entonces presentaba todos los papeles a cada paciente. Éste los iba pasando sin saber para qué, sólo porque así se lo mandaban. De repente, y al llegar precisamente al papel en que debería estar el imaginario retrato sugerido, el paciente se detenía con sorpresa por ver que ese papel era una fotografía. Por el lugar en que había sido colocado el papel en cuestión, CHARCOT comprobaba el éxito de la experiencia.

4 Ver, por ejemplo: «Enciclopedia Ilustrada Europeo-Americana». Madrid-Barcelona, Espasa-Calpe, artículo «Telepatía», pág. 578.

De esto debe deducirse que hubo hiperestesia, como bien analiza BINET (5). A pesar de que los papeles parecieran enteramente iguales, en la realidad no lo podían ser. El paciente había percibido por hiperestesia alguna señal característica y asi pudo distinguir el papel. Nótese que los experimentadores que sabían el lugar que ocupaba el papel en cuestión, estaban ausentes en la mayoría de las experiencias, para no guiar ellos mismos con gestos involuntarios a la persona histérica. Que se trataba de hiperestesia y no de telepatía o algún otro fenómeno extra-sensorial, paranormal, se puede confirmar, como hizo el Dr. BERNHEIM, de la escuela de hipnotismo de NANCY, utilizando sujetos menos sensibles: BERNHEIM repitió la experiencia de CHARCOT con varios sujetos. Entre ellos, una empleada doméstica de dieciocho a veinte años, convaleciente en el Hospital. Despertada de la hipnosis, reconoció inmediatamente el papel en cuestión, viendo en él su retrato. Un minucioso examen del papel mostró la presencia de algunas señales o defectos, muy pequeños, que podrían haber servido de orientación. Para comprobar esta sospecha, BERNHEIM resolvió hacer señales semejantes en los otros papeles. Sin embargo, la sonámbula continuó distinguiendo «su» papel. BERNHEIM entonces mandó hacer exactamente, concienzudamente, idénticas señales en todos los papeles. Esta vez, la sonámbula se desconcertó repetidas veces. Todavía BERNHEIM hizo otro tipo de experiencia que nos interesa aquí. «Uno de mis sonámbulos imitaba mis movimientos sin verlos, cuando me colocaba detrás de él para ejecutarlos. Cuando yo hacía movimientos de rotación con los brazos, se ponía también, algún tiempo después, a agitar los suyos, aunque sin conseguir una imitación exacta del movimiento que yo ejecutaba... En breve nos convencimos de que el sonámbulo oía el ruido de nuestros brazos y pies y que la idea del movimiento a ser ejecutado le era trasmitida al cerebro por el oído, ya que bastaba hacer los movimientos sin ningún ruido, esto es, sin rozar la ropa, para que él permaneciese inmóvil». BERNHEIM, analizando profundamente las experiencias que realizó, llegó a la conclusión de que no había exaltación propiamente dicha, aumento de agudeza en los sentidos, sino apenas de la atención, concentrándola en un punto determinado. No es aumento de la hiperestesia sino sólo manifestación en el consciente de la hiperestesia de que estos individuos eran capaces (en la medida en que pueda hablarse de consciente en individuos hipnotizados) (6). Hiperestesia en la hipnosis Nótese que en las experiencias que acabamos de citar, aunque al comienzo se usase el hipnotismo para hacer las sugestiones, el reconocimiento del papel se hacía estando despierto el paciente. Por consiguiente, incluso en estado de vigilia, existe o puede existir una hiperestesia asombrosa en el hombre. Con hipnotizados especialmente sensitivos (así se llaman: repetimos, los que manifiestan la hiperestesia), es más fácil experimentar hasta qué grados de hiperestesia puede llegar el hombre en ciertas circunstancias. En efecto, la manifestación de la agudeza de los sentidos llega a límites insospechados. No sólo con los ojos semicerrados, sino estando completamente cerrados, algunos hipnotizados sienten con tal nitidez los rayos luminosos que consiguen ver (visión auténtica) objetos sumamente distantes, imposibles de ser percibidos (conscientemente) por otra cualquier persona en estado normal y con los ojos abiertos. La Academia de Ciencias de París nombró una Comisión para el estudio de algunos fenómenos del entonces naciente «magnetismo» o hipnotismo. La Comisión, científica y seria, después de cinco años de estudio, concluía en la proposición 24: 5 BINET, A. y FERE, C: «Le magnétisme animal», París, Alean, 1887, pág. 166. 6 De hecho, la inhibición respecto a lo que pasa alrededor, ayuda a la percepción (consciente) de señales mínimas. Pero las

experiencias y conclusión de BERNHEIM nos parecen que deben ser completadas o explicadas. En primer lugar, la concentración explicaría el éxito de los sujetos en cuestión y de otros no muy sensitivos. Pero de ahí no se puede deducir que otros más sensitivos no pudieran acertar donde fracasaron los sujetos experimentados por BERNHEIM. Tenemos otras muchas experiencias y casos espontáneos, como iremos viendo, que muestran que la hiperestesia no tiene límites tan estrechos. Por otra parte, la concentración (e inhibición) explica los casos de hiperestesia consciente, mostrando que de hecho no hay aumento de la sensibilidad, sino simple aumento e la manifestación en el consciente de la capacidad de sensación. Pienso que la inhibición consciente no afecta a la hiperestesia inconsciente: veremos, en efecto, que incluso cuando el consciente atiende fuertemente a otra cosa, el inconsciente capta estímulos mínimos; es realmente hiperestésico hasta límites insospechados. En una palabra: la concentración (e inhibición consecuente), harían que el consciente perciba más, no refiriéndonos al inconsciente, que siempre sería hiperestésico.

«Vimos a dos sonámbulos distinguir, con los ojos cerrados, objetos colocados delante de ellos, designar el color y el valor de cartas de baraja sin tocarlas, leer palabras escritas a mano, o algunas líneas de libros que les eran abiertos al azar. Y estos fenómenos se daban incluso cuando con los dedos se les cerraban rigurosamente los párpados» (7). Ya BRAID, para citar un ejemplo de los pioneros del hipnotismo, relata el caso de un paciente que no tenía buen oído pero que, sugestionado, percibía lo que se le decía cuchicheando, estando de espaldas y a más de cinco metros de distancia. El que normalmente no oía el tic-tac de un reloj sino a la distancia máxima de un metro, lo oía nítidamente, en estado hipnótico, a una distancia de diez metros (8). El Dr. BREMANT observó un hipnotizado en estado de sonambulismo que, desde el consultorio del médico, seguía perfectamente, a través de los vidrios de la ventana, un diálogo mantenido en voz baja en el otro extremo de la calle (9). Ciertos hipnotizados se quejan cuando les aproximan una aguja a unos veinte centímetros de ellos. Por esto, algunos investigadores creyeron que la sensibilidad salía del cuerpo formando una capa a su rededor. Así, por ejemplo, el Dr. BOIRAC, (10), que repitió con algunas modificaciones las experiencias anteriores del célebre De ROCHAS (11). En realidad, nada hay que pruebe esa exteriorización de la sensibilidad. No sospecharon aquellos científicos que, con sólo mover una aguja y aproximarla a diez o veinte centímetros del cuerpo, el hipnotizado fuese capaz de notarlo en el propio cuerpo por la ondulación del aire, por el ruido imperceptible del movimiento... Otros, según BRAID, llegaban a más, pues podían sentir el movimiento de la mano a quince metros de distancia. Insistimos: si en la hipnosis, por la fuerza de la sugestión, es posible manifestar tanta hiperestesia, es señal de que esa hiperestesia existe, señal de que nuestros sentidos, al menos inconscientemente, son sumamente agudos. A veces la hiperestesia parece, más que sensibilidad, una exacerbación alérgica, exagerada de la misma. No sólo se percibe sino, al parecer, se «aumenta» la influencia del objeto. Es como si todo el cuerpo estuviese en carne viva y muy excitable; no puede ser tocado, ni aun suavemente, sin dolor. En definitiva, esto nos muestra cómo las terminaciones nerviosas son sensibles y excitables hasta el máximo por estímulos mínimos; y cómo inconscientemente podemos «exagerar» los estímulos, como cajas de resonancia. El Dr. AZAM (12) colocaba la mano a cuarenta centímetros de distancia de la espalda desnuda de una hipnotizada. Ésta no sólo sentía el calor de la mano sino que se inclinaba hacia adelante, quejándose de gran calor. Lo contrario sucedía a causa del frío cuando un pedazo de hielo era colocado a bastante distancia: el poco frió que podía llegar hasta ella la impresionaba tanto que temblaba todo el cuerpo y mostraba la clásica reacción de «carne de gallina» (piel hanserina). Sería interesante poder fijar hasta dónde llega o puede llegar la hiperestesia del hombre; pero esto nos parece imposible. Creemos que los sentidos pueden ser impresionados por los menores estímulos, al menos inconscientemente. La brújula es un instrumento delicado. Pues bien: el cuerpo humano siente también, al menos inconscientemente, el magnetismo terrestre. Y sensitivos excepcionales pueden sentir la influencia magnética incluso conscientemente. Los sensitivos observados por REICHENBACH reaccionaban violentamente en presencia de imanes, tanto más violentamente cuanto más potente fuese el imán. No podían dormir sino en la dirección del meridiano magnético, con la cabeza hacia el norte. En otra posición experimentaban una sensación de inquietud y malestar físico. En plena oscuridad percibían ciertos objetos por el «aura» luminosa que despedían, por ejemplo, cristales c imanes (13).

7 La Academia rechazó apriorísticamente todas las conclusiones de la Comisión. Sorprendida por lo que le parecía imposible, a pesar

de no haberlo observado, rehusó publicar las conclusiones de cinco años de trabajo serio y científico de la Comisión. Ni siquiera quiso discutirlas, motivo por el que quedaron como autógrafo. Hoy, sin embargo, deben ser incorporadas a la ciencia. 8 BRAID, James: «Neurhypnologi, or the Rational Nervous Sleep», Londres y Edimburgo, 1843. Traducción francesa de SIMÓN, Jules: «Neuropnologie. Traite du somneil nerveux ou Hypnotisme», 1883, traducción que lleva un apéndice con el resumen de los trabajos de BRAID aparecidos hasta 1860 (año de su muerte) y con un prefacio de BROWN-SEQUARD. El mismo libro prácticamente es: WAITE, A. E.: «Braid on Hypnotisme» Londres, George Redway, 1889. 9 Citado por CASTELLAN, Yvonne: «La Metapsíquica», Buenos Aires, Paidós, 1960, pág. 95. 10 BOIRAC, Émile: «La Psychologie Inconnue», París, Alcan, 1912 (3.a ed., 1908), págs. 252, 264, 271.

11 ROCHAS, Albert de: «L'exteriosisation de la sensibilité», París, Chamanuel, 1894 (hubo un edición posterior en 1909). 12 AZAM, E.: «L'Hypnotisme et le dédoublement de la personalité». Paris. Baillière, 1887; París, Alean. 1892. 13 REICHENBACH, Karl von, traducción de LACOSTE, Ernest, prefacio de ROCHAS, Albert de: «Les phénomènes odiques ou

recherches physiches et psychologiques sur les dynamides du magnétisme, de l'électricité, de la chaleur, de la lumière, de la cristalisation et de l'affinité chi miche, considérés dans leurs rapports avec la force vitale», Paris, 1904. Hay también traducción inglesa, con prefacio y notas de ASA-BURNER, John M. O.: «Physich-physiological Researches...». Londres. 1851. Del mismo autor,

Es más: los Doctores FRIEDMAN y BACHMAN, de los EE. UU., después de una serie de observaciones y experiencias, calificaron a ciertos sensitivos como «brújulas humanas». Numerosas observaciones realizadas con los primitivos de Australia Central confirmaron el hecho, según testimonios presentados en el último Congreso Internacional de Biomagnetismo. Muchas de las experiencias anteriormente descritas y otras semejantes pueden verse en los buenos tratados de hipnotismo como cosa relativamente frecuente. Le llamada visión paraóptica

Los conocimientos obtenidos por hiperestesia pueden ser tan nitidos que algunos autores llamaron a este fenómeno «visión paraóptica, hiperóptica o cutánea». Paul JACOT encontró (o mejor dicho, lo encontraron sus discípulos y lo llevaron al maestro) un sujeto que, hipnotizado, leía perfectamente las horas en un reloj colocado sobre su cabeza. No se trataba de señales dadas inconscientemente por los investigadores, pues éstos cambiaban las agujas del reloj por detrás del sonámbulo, y sólo observaban la hora marcada después de que el sonámbulo la había dicho (14). El profesor LOMBROSO encontró una histérica que, en ataques sonambúlicos de hipnotismo espontáneo, perdía completamente la visión por los ojos, viendo mientras tanto, casi con el mismo grado de claridad, por el lóbulo de la oreja izquierda. No sólo distinguía los colores, sino también los caracteres de una carta llegada hacía poco. Más aún: si el experimentador concentraba con una lente algunos rayos de luz sobre el lóbulo de la oreja, se resentía la paciente vivamente y gritaba, sacudía la cabeza y cubría con el brazo la oreja, como haría con los ojos si éstos fuesen heridos por una luz demasiado intensa. (Igual transposición se daba con el olfato. El amoniaco y la asafétida aplicadas a la nariz no daban reacción alguna; aplicadas al mentón la hacían estornudar y obligaban a la paciente a apartar la cabeza en señal de náusea y desagrado) (15). Fue famosa la pequeña Giselle COURT. LOS esposos DUPORT, campesinos de la Gironda, en Francia, la sacaron de la asistencia pública cuando tenía tres años. Después de una perturbación nerviosa, la niña quedó ciega. Poco a poco, con el ejercicio y la voluntad de vencer, fue hiperestesiando las extremidades de los dedos hasta conseguir distinguir los colores con sólo aproximar y detener los dedos sobre ellos (16). Visión paraóptica en estado de vigilia

Estos fenómenos de aparente transposición de sentidos tienen lugar también con personas en estado normal. O expresándonos con mayor exactitud: posiblemente estos fenómenos llamados de transposición de sentidos (en la realidad, hiperestesia) se dan en todas las personas, al menos inconscientemente. Hay, sin embargo, algunas personas en las cuales lo captado inconscientemente aflora al consciente. Son los llamados «sensitivos» como ya dijimos (17). El cronista científico Jean LABADIE, por ejemplo, describe dos casos extraordinarios y muy bien comprobados por él mismo, de la llamada «transposición de sentidos» o «visión paraóptica» (una clase de hiperestesia), en personas normales. sobre estos temas puede consultarse en la traducción de CAGNES: «Lettres odiques-magnetiques», Paris, Baillière, 1856; «Les phénomènes odiques». Paris, Flammarion, 1907; «Der Sensitive Mensch und Sein Verhalten zum Od», Sttugart, Cotta, 1855.

14 JAGOT, Paul Clement : «Méthode moderne scientifique de Magnétisme Hypnotisme, Sugestion» París, Ed. Dangles s. f Traducción española: «Magnetismo, Hipnotismo, Sugestión», Barcelona, Ed. v Publ. Iberia, s.f. (1956).

15 LOMBKOSO, Cesare: «Ricerce sui fenomeni ipnotici e spiritici.-Turin, 1909. Utilizamos la traducción francesa de ROSSGNNEUX: «Hypnotisine et spiritisme», París, Flammarion, 1922. 16 OLIVEIRA, Martins: «Magia do hipnotismo», 2A, ed. Porto. Progredior, 1959, pág. 58. 17 Con todo, los sensitivos pueden ser personas comunes, normales, perfectamente integradas en la sociedad, aunque sean frecuentes los sensitivos entre los más o menos anormales. No obstante, esa anormalidad es sólo con referencia al aspecto peyorativo de la palabra anormal. Porque en otros aspectos siempre será posible encontrar en los sensitivos «normales» alguna falla o lesión orgánica, algún desequilibrio psíquico... A veces puede bastar una excesiva emotividad, cansancio habitual, etc. Es cierto que el fomentar y pretender desarrollar la «sensibilidad» (la hiperestesia o cualquier fenómeno extraordinario-normal, o para-normal) es muy peligroso. Ser sensitivo (o metagnomo, como se llaman las personas que manifiestan frecuentes fenómenos paranormales de conocimiento) no es una cualidad sino un defecto. Tanto más notable defecto cuanto más frecuentes sean los fenómenos manifestados.

El primer sujeto observado era una señora de la mejor sociedad de París. Además de Jean LABADIE, otras seis personas fiscalizaron el experimento. Colocaron primeramente una venda horizontal de tafetán sobre los párpados cerrados, y después otra venda vertical. Una tercera, muy ancha, fue colocada sobre las anteriores, y una gran cantidad de algodón en rama se puso sobre toda la superficie de los globos oculares. Finalmente otra venda negra y opaca completó la rigurosa obturación. No obstante, la señora identificó, después de algunos momentos de observación, todo aquello que le fue presentado: dibujos, letras, números, objetos... En otra serie de experiencias, para evitar aún más la hipótesis de un fraude inconsciente o irresponsable (tan difícil de prevenir en los sensitivos o metagnomos), se recurrió a un control geométrico. A una caja de cartón en forma de paralelepípedo rectangular se le quitó la mitad de una de las caras. Lo que quedó formó una especie de escenario de teatro con el telón a medio echar. Se colocó entonces en el fondo de la caja una carta de naipes y se invirtió el aparato a fin de que, presentado a la señora, fuese la frente y no los ojos la que pudiese «ver». Después de unos segundos de examen, la señora identifica la carta. Y así una y otra vez... Se diría que veía por la frente. Como resultado de la publicación de estas experiencias, los investigadores recibieron un dia una carta enviada desde Nay (Bajos Pirineos). El Sr. Raymond SIMONIN informaba que tres sobrinas suyas, de 11, 13 y 14 años, presentaban el mismo fenómeno con una regularidad asombrosa. Acompañaba a la carta el testimonio cientifico publicado en un periódico por el Dr. SOUN, profesor de Física en el Liceo de Burdeos. A pesar de que el Dr. SOUN había realizado severamente las comprobaciones, Jean LABADIE se trasladó para comprobar el fenómeno por sí mismo. Se hizo acompañar por un operador de cine para filmar toda la prueba y poder así después analizar, comprobar, evitar posibles autosugestiones... Las experiencias se repitieron muchas veces. No cabía duda de la realidad del fenómeno (18). Visión paraóptica o DOP Numerosas y muy rigurosas experiencias sobre la «visión paraóptica» están siendo realizadas bajo la dirección del Dr. Gregory RAZRAN en el Instituto de Neurología de Moscú, especialmente con la sensitiva Rosa KULESHOVA; y bajo la dirección del Dr. Richard P. YOUTZ en el Bernard College de Nueva York, principalmente con la sensitiva Patricia STANLEY. Tanto los especialistas rusos como los norteamericanos, en su mayoría, consideran «nuevo» este antiguo descubrimiento y han inventado un nuevo nombre: «dermo-optical perception» (DOP). La novedad en estas experiencias tal vez sea únicamente el constatar que se pueden captar incluso los rayos infrarrojos. La importancia de la captación de rayos luminosos sobre otros posibles estímulos (calor...) fue comprobada con filtros, superposición de papeles transparentes amarillos y azules con los cuales se capta el color verde como en la visión retiniana. Pero esto no es nada nuevo: en la misma Rusia, el Dr. CHOWRIN, en 1894, había comprobado el influjo de los colores complementarios en las experiencias que estudiaremos en el capítulo 8. La visión «dermo-óptica» observada en algunos sensitivos es tan perfecta y a tanta distancia como la visión retiniana. Los investigadores rusos calculan que hay en el hombre 10 «fotorecep-tores» por cada 6 cm.2 de piel. Sin precisar el porcentaje, ya en 1920 FARIGOULE afirmaba que teníamos «pequeños ojos» por todo el cuerpo (19). La captación no retiniana de los rayos luminosos es, pues, un tipo importante (pero no único), de la hiperestesia humana. PÉTÉTIN, BOIRAC, etc., cuentan casos de lectura por el estómago.

18 OLIVEIRA, Martins, o. c, págs. 45 ss. 19 FARIGOULE. L.: «La vision extrarétiniene et le sens paroptique», París, Nouvelle Revue, 1920. Sobre las observaciones y experiencias de hoy a propósito de la visión «paraóptica» o «dermo-óptica», en «Life» international de junio de 1964 se hizo una reseña muy satisfactoria.

PÉTÉTIN deslizaba una a una cartas de baraja escondidas en la palma de la mano, bajo las cubiertas de la cama donde reposaba una enferma. La señora podía leer por el epigastrio las cartas. Sólo después de la «lectura» hecha por la señora, era mostrada la carta en cuestión a los testigos (20). Y a propósito de este caso de lectura por el epigastrio, permítaseme una digresión. La importancia del epigastrio debe ser destacada en Parapsicología. La hiperestesia es especialmente frecuente en esta región del cuerpo. Tanto, que ya llamó en épocas pasadas la atención de los filósofos, más que otros tipos de hiperestesia. KANT y HEGEL, por ejemplo, hablan de «lectura por el estómago». Se sabe cuántos pseudoposesos creen oír voces o sentir al «demonio» o al «espíritu», etc., en el estómago. Se ha constatado frecuentemente la existencia de lesiones o traumatismos medulares antiguos o recientes, en los sensitivos (o metagnomos), lo que puede ser significativo si tenemos en cuenta la especial relación epigastrio-médula espinal. Los «magnetizadores» han dado especial importancia a esta región. Algunos místicos sintieron enorme calor en el epigastrio durante o después de sus éxtasis. Los hindúes en general, y los yoguis en particular, consideran de capital importancia el plexo solar («chakra umbilical» o «manipura chakra») como sede del «prana», esto es, de la vitalidad o facultades normales, extraordinario-normales o paranormales, según nuestra nomenclatura. Los pseudoposesos del espiritismo, la demonología, la brujomanía, frecuentemente afirman, como vimos, que sienten al «intruso» en la boca del estómago, y los que se creen víctimas de un hechizo a menudo afirman que tienen un «embrujo» en el estómago. Por eso, se hizo algo clásico que las personas que pretendían hacer un pacto con el demonio o con los espíritus se tragasen el papel del «contrato». Las facultades parapsicológicas «tienen su sede en el epigastrio y en el plexo solar» llegó a concluir GÖRRES en 1837 (21). Otras clases de hiperestesia Lo que sucede con el sentido de la vista (volviendo al tema), sucede con los otros sentidos, constituyendo el para-oído, paraolfato... PÉTÉTiN, por ejemplo, describe una sonámbula hipnótica que reconocía por las puntas de los dedos el sabor de varias sustancias: bizcochos, carnero asado, carne de vaca cocida, pan de leche... Estudió y describe casos de personas que no oían por el oído pero lo hacían cuando se les susurraba palabras en las puntas de los dedos o en el epigastrio. Pero basta lo que hemos dicho respecto a la vista; no es preciso que nos detengamos en la hiperestesia de los otros sentidos. Los fenómenos de hiperestesia durante el sonambulismo nos podrían explicar ciertos casos de sonambulismo durante el sueño natural. Regla general: cuando un sonámbulo camina con los ojos cerrados por lugares conocidos, es porque la memoria inconsciente conserva con todo detalle las distancias, obstáculos, etc. Pero en ciertos casos los sonámbulos caminan con los ojos cerrados por lugares desconocidos y oscuros, o por sitios conocidos pero esquivando obstáculos nuevos. La explicación, en estos casos, no puede ser la memoria, sino la hiperestesia de escasísima reflexión luminosa, de la reflexión del sonido, del aire... Muchos conocimientos «extraordinarios», «inspiraciones», «presentimientos», etc., tienen su origen en la hiperestesia. Una esperanza para los ciegos En Bangkok (Tailandia) un equipo de científicos, bajo la dirección del Dr. Rhun Vichit SUKHAKARN está tratando de controlar la llamada «visión paraóptica» para que los privados de la vista puedan ver sin emplear los ojos. Se trata, en la realidad, de aprovechar la hiperestesia. El único avance podría ser el intento de sistematizar el ejercicio. El hipnotismo aumenta la concentración y la confianza., a fin de conseguir la manifestación de la hiperestesia más rápidamente. Las experiencias comenzaron cuando un viajero expuso a un médico de Bangkok las teorías sobre hiperestesia que había oído a un viejo monje budista tailandés. En Bangkok se procura que la DOP se manifieste en los pómulos, con lo que se dará la impresión de que de hecho los ciegos «ven», ya que vuelven el rostro hacia el objeto.

20 PETETIN, J. H. D.: «L'ELECTRICITE ANIMALE», LYON, 1803. 21 GÖRRES: «DIE CHRISSLICHE MYSTIK », REGENSBURG, 1837. CITAMOS DE LA EDICIÓN FRANCESA, TRADUCIDA POR ST. FOI, CHARLES: «LA MYSTIQUE DIVINE, NATURELLE ET DIABOLIQUE», PARIS, 1854-1862. TOMO III, PAG. 347.

Pero, con todo, por propia confesión del Dr. SUKHAKARN «nuestras experiencias sólo han conseguido éxito con sujetos muy jóvenes y aptos para la hipnosis». Somos capaces de percibir por medio de nuestros sentidos (al menos inconscientemente), estímulos mínimos, e incluso podemos «exagerarlos». Esta extraordinaria capacidad de sensación, se llama técnicamente «hiperestesia».

6 EMISIÓN HIPERESTESICA EXPRESIÓN MÍMICA INCONSCIENTE DEL PENSAMIENTO

El cuerpo revela los secretos del alma. — Pensamos hasta con los pies. — Fundamento sensorial de muchas adivinaciones del pensamiento. UNA pregunta se impone por su interés práctico. ¿Será que los sentidos pueden captar el pensamiento de otra persona? Directamente, es claro que no, porque el pensamiento en sí es algo inmaterial, que escapa a los sentidos. Pero, indirectamente, ¿no podrá ser captado el pensamiento? Esta pregunta, de enorme transcendencia, puede ser sustituida por esta otra: el pensamiento humano ¿se traduce por alguna señal fisiológica, externa, aunque mínima? Si así fuera, aparece la posibilidad de que por hiperestesia se pueda captar indirectamente el pensamiento humano... Sería lo que llamamos «hiperestesia indirecta del pensamiento». ¿Existen en el hombre señales externas, fisiológicas, que corresponden o acompañan a los actos psíquicos? (Pues tomamos la palabra «pensamiento» abarcando todos los actos psíquicos). Los primeros pasos de la investigación El descubrimiento científico de los movimientos involuntarios e inconscientes correspondientes a las ideas fue acogido en la ciencia con gran alborozo. Fue en 1853 cuando «Le Journal des Débats» publicaba una carta del Dr. CHEVREUL al Dr. AMPERE sobre el asunto. La carta ya habia sido publicada 20 años antes en la «Revue des Deux Mondes», aunque no tuvo la debida repercusión entre los especialistas. Y el asunto de la carta todavía se refería a unas experiencias hechas por el autor, CHEVREUL, otros 20 años antes, en 1813. Sólo en 1853, con la publicación de la carta en «Le Journal des Débats» se prestaría la máxima atención al asunto por arrojar gran luz sobre las acaloradas discusiones a propósito de las mesas que se mueven, la varita adivinadora, el péndulo de los radiestesistas, etc. En la famosa carta, CHEVREUL describía a AMPERE las experiencias realizadas por él, y concluía: «el pensamiento de una acción a realizar puede mover nuestros músculos sin que tengamos ni voluntad ni conocimiento de estos movimientos». Poco después, con nuevos estudios, CHEVREUL publicaba una monografía (1). Como no es raro que suceda, se descubrió lo que ya estaba descubierto dos siglos antes, aunque nadie prestase atención a las experiencias y observaciones que se juzgaron de poca transcendencia práctica, publicadas en 1646 por el P. Atanasio KIR-CHER, S. I., en Colonia, y poco después, en 1645 en Roma (2). Después de la segunda publicación de la carta de CHEVREUL a AMPERE, la ciencia se interesó con entusiasmo por el descubrimiento. El mismo año, 1853, ARAGÓ disertó sobre los movimientos involuntarios e inconscientes en la «Academie de Sciences» de París, y FARADAY en la «Society Regal» de Londres. Luego aparecieron las publicaciones de BABINET en la «Revue des Deux Mondes» y del P. MOIGNO en «Cosmos». Finalmente, Pierre JANET, en 1855, publicó los resultados de sus investigaciones, con lo que quedó suficientemente establecido y conocido el fenómeno de los movimientos involuntarios e inconscientes (3). Recientemente, las experiencias de PAULOV (4) sobre los tan conocidos reflejos incondicionados y condicionados profundizaron y explicaron los automatismos en su aspecto de movimientos involuntarios e inconscientes en respuesta a «señales» externas, o sea, en definitiva, en respuesta a las ideas e imágenes conscientes o inconscientes. Un interesante estudio sobre los movimientos inconscientes fue realizado por JUNG (5). Existen, por tanto, movimientos, señales, acciones mínimas, que corresponden a nuestras ideas, sentimientos, etc., sin que queramos ni tengamos conciencia de que los hacemos.

1 CHEVREUL: Carta a AMPERE, en «Journal des Débats», 13 de mayo, 1853. »De la baguette divinatoire, du pendule explorateur et des tables tournantes», París, Mallet-Bachelier, 1854. 2 KiRCHER, S. I., Atanasio: «Ars Magna LUCÍS et Umbrae», Colonia. 1646. Del mismo autor: «Magnes sive de Magnética Arte Libri Tres», Roma, 1654. 3 JANET, Pierre, publicó de un anónimo: «Seconde lettre de Gros-Jean à son Eveque au sujet des Tables Parlantes, des Possessions et Autres Diableries», Paris, 1855. Véase también del mismo autor: «L'Automatisme Psychologique. Essai de psychologie expérimentale sur les formes inférieures de l'activité humaine» (Tesis para el Doctorado en Letras). París. Alean, 1903 (pero la primera edición es de 1859). 4 PAULOV, Yvan Petrovich: «Conditions réflexes», Nueva York, Oxford Univ. Press, 1934. 5 JUNG. C. G., en «Les phénomènes occultes» (Alma, muerte, creencia en los espíritus: tres estudios), Paris, Aubier. 1938.

Relación entre la idea y los movimientos inconscientes ¿Cuántas ideas se reflejan en movimientos externos? En algunas personas más imaginativas e impulsivas, hay movimientos reflejos de las ideas sumamente amplios. «Un ciego los vería», podríamos decir. Mas desde el punto de vista de la «adivinación» del pensamiento, no son estas señales las que más nos interesan, pues la «adivinación» no tendría mérito. Queremos saber si existen otras señales más sutiles, sólo perceptibles, cuando mucho, por hiperestesia. Ya en 1908, Ernesto NAVILLE defendía: «pienso que todo fenómeno psíquico de cualquier orden que sea tiene su correspondiente fisiológico» (6). Evidentemente, esa correspondencia fisiológica tenía que ser minima, ya que no se percibía a primera vista. En 1929, Charles BAUDOIN, director del «Instituto Internacional de Psicagogía» de Ginebra, descubría el modo de amplificar los movimientos reflejos de las ideas, a fin de hacerlas perceptibles. Partiendo de las experiencias antes aludidas de CHEVREUL y AMPÈRE, estableció una serie de experiencias nuevas altamente demostrativas (7). He aquí una de esas experiencias destinadas a aumentar los movimientos inconscientes de modo que sean perceptibles: Sobre una hoja de papel se dibuja un círculo, y cortándolo, dos líneas perpendiculares entre sí. El sujeto del experimento mantiene sobre el círculo un péndulo no excesivamente pesado, sujetándolo por el extremo de un hilo con las puntas de los dedos. En esta posición, el sujeto piensa en cualquiera de los diseños que hay en el papel: el círculo, una de las líneas o la otra perpendicular. Supongamos que piensa en el círculo, o mejor, piensa que el péndulo se mueve en círculo, de derecha a izquierda. El sujeto no debe hacer nada conscientemente para mover el péndulo. No obstante, después de algunos segundos, muy pocos, si el péndulo es de las debidas dimensiones y el sujeto no está mudando continuamente de pensamiento, veremos que el péndulo oscila en círculo, de derecha a izquierda. La oscilación irá aumentando paulatinamente en amplitud. Estando el péndulo en pleno movimiento, si el sujeto cambia de pensamiento, escogiendo ahora, por ejemplo, una de las perpendiculares, el péndulo comenzará a variar de dirección, hasta seguir perfectamente la línea pensada. Si piensa después en la otra línea, el péndulo se acomodará dócilmente al pensamiento. Concentrándose en la idea de que el péndulo queda inmóvil, se consigue rápidamente la más completa inmovilidad. Lo curioso es que el sujeto no hace nada (conscientemente) para provocar los movimientos, pero no puede evitar que el péndulo se acomode perfectamente a su pensamiento. Son muy numerosas las experiencias de otras clases, a veces ingeniosísimas, demostrando plenamente la realidad de los reflejos inconscientes e involuntarios, como traducción fisiológica de las ideas e imágenes. Escribe el especialista en la Enciclopedia Espasa: «La realidad de los movimientos inconscientes e involuntarios correspondientes a todos los actos internos o de conciencia, debe ser admitida por todos, pues ha sido muy bien estudiada por la Psicología Experimental» (8). No sólo piensa el alma, sino también el cuerpo Es tan íntima la relación entre la imagen mental y el reflejo fisiológico «visible» externo, que TASSY puede escribir que la «imagen y su expresión son un solo fenómeno» (9). Hasta tal punto son «un solo fenómeno» el acto de conciencia y su expresión, que no es sólo el acto de conciencia el que provoca la «mímica» externa, sino que también se da la inversa: la «mímica», el gesto, la actitud, etc., tienden a provocar la imagen, la idea, el sentimiento... O mejor, los provoca en el inconsciente y de ahí tienden a surgir al consciente.

6 NAVILLE, Ernest. en «Archives de Psychologie», octubre de 1908. pág. 8. 7 BAUDOIN, Charles: «Suggestion et Autosuggestion». Ginebra. 1929. Tenemos traducción española: «Sugestión y autosugestión». Barcelona, Victoria, 1948. 8 «Enciclopedia Ilustrada Europeo-Americana», Madrid-Barcelona. Espasa-Calpe, articulo «Telepatía», pág. 577. 9 TASSY: «Propietés du fait mental», pág. 198.

El Dr. GRASSET tiene un interesante y extenso artículo sobre el tema: «Los que lloran porque están tristes y los que están tristes porque lloran» (10). DUGALD Stewart escribe este pasaje: «Si damos a nuestra fisionomía una expresión violenta acompañada de gestos análogos, sentiremos en algún grado la emoción correspondiente a la expresión artificial imprimida a nuestras facciones, del mismo modo que toda emoción del alma produce un efecto sensible en el cuerpo». Cuando CAMPANELLA, célebre filósofo y fisionomista, quería saber lo que pasaba en el espíritu de otra persona, la observaba atentamente con su capacidad técnica y experimental y procuraba imitar al máximo en si mismo la actitud y fisionomía de ella. Entonces, analizando sus propios sentimientos, deducía los de la otra persona. San Francisco de SALES y San Ignacio de LOYOLA aconsejan, para los momentos de sequedad espiritual, adoptar una postura y actitud piadosa. Extensión de la traducción fisiológica de las ideas En virtud de las leyes de asociación, al suscitarse en la mente una idea o imagen cualquiera, aun las más abstractas, surgirán en el cerebro, simultáneamente, las imágenes visuales, auditivas y motoras correspondientes a ella. Estas imágenes, a su vez, podrán en movimiento, aunque normalmente esto sea imperceptible, los músculos de la fonación, de la acción, de la mímica y todos los músculos que concurren al complicado mecanismo del lenguaje hablado o escrito en determinadas circunstancias. (He ahí el fundamento de la psicografia o escritura automática). Será una especie de tentativa, como un comienzo de hablar, etc. Todos estos movimientos son de tal manera característicos de las diversas ideas, que constituyen como un lenguaje subterráneo, mínimo, pero perfecto, y que acompaña a todas las representaciones mentales. Es tan inseparable esta traducción fisiológica, también externa, que STRUCKER intentó demostrar experimentalmente que «es imposible tener la representación mental aunque sea de una sola letra, sin que se produzca simultáneamente un movimiento en los músculos que sirven para articular esa letra, y no sólo los músculos de la fonación u otros directamente interesados, sino todos los músculos del cuerpo participarán-de alguna manera en la modificación» (11). El movimiento de los órganos de la fonación, o mejor, la emisión muy tenue de las palabras internas con que pensamos, fue demostrado experimentalmente. Los doctores LEHMANN, director del Laboratorio de Psicofísica, y su colega, C. HANSEN, ambos de la Univer- sidad de Copenhague, colocaron frente a frente dos grandes espejos cóncavos metálicos a una distancia de dos metros uno de otro. En el foco de uno de esos espejos, una persona ponía la boca cuando pensaba alguna cosa, y en el foco del otro espejo, otra persona colocaba el oído. Las experiencias fueron hechas de tres maneras diferentes: con la boca del individuo que pensaba medio cerrada, cerrada, apretando los labios respirando siempre por la nariz. Los resultados obtenidos fueron equivalentes en los tres modos de la experiencia, habiendo sólo un 25 % de fracasos completos; fracasos que pueden explicarse por el hecho de no tratarse, evidentemente, de sensitivos extraordinarios. La persona que colocaba el oido en el foco de uno de los espejos oía lo que pensaba la otra persona, colocada en el foco del otro. Hubo, por tanto, articulación de las palabras correspondientes a los pensamientos, ya fuesen cosas abstractas o concretas, imágenes, números, etc., a pesar de que no hubo movimiento alguno visible externamente. (Sin espejos, por hiperestesia inconsciente, todos captarían aquellas palabras pronunciadas inconscientemente por la persona pensante; más sólo en los sensitivos lo captado subiría al consciente). El análisis acústico del fenómeno reveló haber reducción y alteración de las consonantes, como sucede en los ventrílocuos. Los sonidos, pues, provenían principalmente de la laringe, pues no excluimos otras señales. Son movimientos reflejos involuntarios e irreprimibles. Debemos citar las numerosísimas experiencias del Dr. CALLIGARIS, profesor de Neuropatologia de la Universidad de Roma. La relación de ellas aparece en una serie de libros publicados por él (12). A través de esas 10 GRASSET. J.: «Province medical», n.º 2 11 Citado por CASTELLAN, Yvonne: «La Metapsíquica». Biblioteca del Hombre contemporáneo, volumen 49, Buenos Aires, Paidós, 1960, pág. 100. 12 CALLIGARIS, Giuseppe: «Le catene del corpo e dello spirito davanti alla diagnostica. Il cancro», Udine, Instituto delle Edizioni Academichi, 1936. Y bajo el mismo título general, que indicamos por los puntos suspensivos: «...La delinguenza malatia mentale», Brescia, Vannini, 1942. «...La fabrica dei sentimenti sul corpo dell'uomo», Roma, Pozzi, 1932.

investigaciones, observó cómo todo acto psíquico, consciente o inconsciente, normal, extraordinario-normal o paranormal, tiene su reflejo incluso epidérmico, especialmente en determinadas zonas particulares y propias para tal acto psíquico, zonas que él llamó «placas» o «campos». Este hecho vendría a confirmar, incluso elevándolo a alta potencia, lo que ya antes afirmaba el Dr. KLAUDER, de Filadelfia: «Está fuera de toda duda que la piel es un importante órgano de expresión, comparable a los ojos en la expresión de las emociones» (13). Otros tipos de «emisiones» han sido también observadas y demostradas (14). Mas basta lo dicho. Y probablemente existen «emisiones» que todavía no conocemos... La Psicología moderna y la Parapsicología formulan la existencia y extensión de los movimientos involuntarios e inconscientes que acompañan toda idea o imagen, según la ley de BAIN: «Todo hecho psíquico determina un reflejo fisiológico y ese reflejo se irradia por todo el cuerpo y cada una de sus partes». Es múltiple el reflejo fisiológico externo de los hechos psíquicos. Podemos, pues, decir que pensamos, que sentimos, imaginamos, con todo el cuerpo, traicionando nuestras experiencias internas por más secretas que las creamos.

«Le catene lineari del corpo e dello spirito», Roma. Pozzi. 1928. «Le catene lineari secondarie del corpo e dello spirito», Roma. Pozzi. 1930. «...Le meraviglie dell'autoscopia», Roma, Pozzi, 1933. «...Le meraviglie dcll'eteroseopia», Roma, Pozzi, 1934. «...Le meraviglie della Metafisiologia», Brescia, G. Vannini, 1944. «...Maletie infettive». Udine, Inst. dello Ediz. Academ., 1938. «...Malatie mentali», Milano, Fratelli Bocca, 1942. «...Nuove ricerce sul cancro», Milano, Fratelli Bocca, 1940. «...Telepatie e radio-ondecelebrari», Milano, Hoepli, 1934, y Brescia, Vannini, 1945. «...Telepatia e Telediagnostisi», Udine, Inst. delle Ediz. Acad.. 1935. 13 KLAUDER: «Psychogenie aspects skin diseases», en «Journal of nervous and mental disease», vol. 84, septiembre, 1936.

7 CUMBERLANOISMO ADIVINACIÓN POR CONTACTO Animales que responden «inteligentemente» —. Ciertas personas «tocan» el pensamiento ajeno. —Experiencias científicas.

Hemos visto en el capítulo anterior que todo acto psíquico tiene su expresión característica en señales externas, aunque mínimas. Hemos visto que ciertas personas manifiestan una asombrosa hiperestesia, capaz de captar incluso como aumentados, mínimos estímulos. Parece que todos, al menos inconscientemente, seríamos hiperestésicos. Todos, inconscientemente, podríamos percibir el reflejo fisiológico de los pensamientos de otras personas.... De estas bases surge una conclusión lógica: captando por hiperestesia los reflejos fisiológicos del pensamiento de otra persona se puede captar, indirectamente, el mismo pensamiento, por secreto que sea, contando que el «pensante» esté en presencia del «adivino», o por lo menos a no excesiva distancia. De esta manera no necesitaremos recurrir a lo paranormal o a lo extra-sensorial para explicar tales «adivinaciones». En 1908, Ernest NAVILLE lanzaba la idea: «Creo que todo fenómeno psíquico tiene su correspondiente fisiológico, y admito... que un sabio ideal, conocedor de toda la psicología y fisiología... podría leer como en un libro abierto los hechos psíquicos producidos en el individuo (1). Este «sabio automático» sería el inconsciente de los sensitivos. Más allá de la conclusión lógica, es necesario comprobar experimentalmente si por hiperestesia indirecta se puede captar el pensamiento humano. Hablamos aquí del pensamiento más o menos consciente.

Animales que responden «inteligentemente» El comportamiento extraordinario de ciertos animales llamó mucho la atención de los científicos de comienzos de siglo. En 1892 un viejo oficial alemán jubilado, Wilhelm von Ostem, adquirió un caballo ruso llamado Hans, al que enseñó a hacer diversas operaciones aritméticas, por medio de tarugos y después de números. Fueron realizadas adiciones, sustracciones y hasta raíces cuadradas. La pregunta se hacía verbalmente; el caballo respondía dando patadas en el suelo un determinado número de veces, según fuese la solución del problema... Todavía más: preguntado sobre algún problema simple de la vida ordinaria, el caballo pateaba el suelo tantas veces como fuesen los números del lugar que ocupaban en el alfabeto las letras necesarias para formar la respuesta. OSTEM, excéntrico y considerado por muchos como auténtico maníaco, no conseguía llamar la atención del mundo científico sobre su «inteligente» caballo. Desesperado, anunció en-un periódico las fabulosas cualidades de Hans, prometiendo a los compradores unas demostraciones gratuitas de ellas. Fue así que el Mayor Eugen ZOBEL, escritor y profundo conocedor de la hipología, comenzó a publicar artículos sobre el «talento» del caballo Hans. A partir de entonces, el n.° 10 de la calle Griebenow, en Berlín, se vio continuamente asediada por curiosos, y también por sabios que querían investigar el prodigio. En el mes de Septiembre de 1904, una primera comisión científica compuesta de profesores de Psicología, Fisiología, Zoología, Veterinaria, y especialistas en Equitación y Adiestramiento de animales, estudió detenidamente el caso, con el concurso además de oficiales de caballería, así como del director del Jardín Zoológico y el del Circo Busth. La comisión sólo llegó a la conclusión de que el caso debía ser tomado muy en serio y que se debía investigar científicamente y despacio, pues tal vez se llegase a conclusiones que revolucionarían los postulados admitidos hasta entonces sobre el comportamiento animal. Un mes más tarde, en octubre, una nueva comisión científica nombrada por el Ministerio de Educación estudiaba al caballo Hans, ya conocido en todo el mundo como «der kluge Hans» (el inteligente Juan). La comisión científica, presidida por el Dr. C. STUMPF, director del Instituto de Psicología de la Universidad de Berlín, declaró después de metódicos estudios, que el fenómeno era debido simplemente a percepción hiperestésica por parte del caballo, de movimientos inconscientes realizados por su dueño o por los asistentes, movimientos no percibidos por el hombre. El caballo Hans golpeaba ininterrumpidamente el suelo en cuanto percibía que se le hacía una pregunta y hasta que algún espectador le hiciese la señal para detenerse, señal, repetimos, mínima e inconsciente. 1 NAVILLE, Ernest, en «Archives de Psychologie», octubre, 1908.

Ya antes, en 1903, Albert MOLL, presidente de la Sociedad de Psicología de Berlín, había llegado a la misma conclusión. Pero ahora PFUNGST, que con HORNBOSTEN era asistente del Dr. STUMPF, demostraba experimentalmente los movimientos que ninguno advertía y que todos negaban ejecutar. PFUNGST imaginó y construyó un aparato de amplificación de movimientos muy ingenioso. Amplificados, los movimientos quedaban registrados en un cilindro. Sin oír él mismo la pregunta, el profesor percibía el momento exacto en que el caballo debía parar de golpear. Vimos en el capítulo anterior que el lenguaje fisiológico, las señales hiperestésicas correspondientes a las ideas, son automáticos, inevitables. Así no resultará extraño que tanto el caballo como el profesor PFUNGST con su aparato, respondiesen a preguntas que ni siquiera eran formuladas verbalmente, sino sólo pensadas. La idea implica señales inconscientes externas que, captadas o amplificadas por el aparato, eran percibidas por el profesor PFUNGST O por el caballo Hans. El caballo, con los ojos vendados no daba la respuesta exacta: golpeaba el suelo hasta cansarse (2). Se derrumbó el misterio: von OSTEM moría, abatido y desilusionado, en 1909.

Los caballos de Elberfeld Los caballos que verdaderamente revolucionaron el mundo científico fueron los famosísimos caballos de Elberfeld (3). El Dr. CLAPAREDE, de la Universidad de Ginebra, calificó el sorprendente hecho como «el acontecimiento más sensacional jamás surgido en Psicología». El rico industrial Karl KRALL, que en 1906 recibió como regalo el caballo Hans, decidió enseñar a otros caballos las mismas operaciones que realizara aquél, pero en condiciones más espectaculares. Empleó mucho tiempo, dinero e ingenio. Al fin consiguió que cuatro caballos pareciesen inteligentes. Eran dos caballos árabes, Muhamet y Zarif; un poney, Hanschen, y un viejo caballo ciego, llamado Barto. La literatura y las polémicas que surgieron por causa de estos caballos, especialmente después del libro publicado por su propietario (4), es enorme. Los sabios más famosos de la época fueron a Elberfeld a estudiar la «inteligencia» de los caballos (5). Muchos sabios y comisiones científicas llegaron a defender esa inteligencia o, al menos, la telepatía en los caballos, para explicar el fenómeno. Se dio el caso de que uno de estos caballos realizó cierta vez sus «cálculos» y dio las respuestas en ausencia de todos, siendo solamente observado a través de una pequeña ventana. El Dr. MAETERLINCK observó al caballo Muhamet en completa oscuridad. Y, sobre todo, el caballo Barto era ¡ciego! ¿Cómo admitir aquí la explicación por señales inconscientes dadas por los espectadores? Experiencias realizadas con el más severo control científico concluyeron, es verdad, la existencia de fraude en algunas ocasiones, cuando, por ejemplo, un cuidador de los animales se ocultaba de los investigadores, pero estando visible o cerca de los caballos. RICHET (6) protestó contra toda suposición de fraude inconsciente o consciente, basándose, como argumento principal, en que la respuesta a veces se daba en pocos segundos. El mejor calculador no podría encontrar tan rápidamente la raíz cuadrada de 456.776 o la raíz cúbica de 15.376 como los caballos hicieron en ciertas ocasiones delante del Dr. CLAPAREDE. Ahora bien, esta objeción de RICHET sería un argumento más en favor del fraude: no vamos a suponer más inteligencia en los caballos que en el hombre...

El cálculo de raíces

2 «Annales des Sciences Psychiques», 1904. pág. 384; 1906, pág. 781. «Archives generales de medicine» 1905, pág. 145. 3 VESME, C. de: «Les cheveux pensantes d'Elberfeld», en «Annales des Sciences Psyquiques», 1912, págs. 352-363. «Toujours les

chevaux d'Elberfeld»,ibidem, 1913,págs. 117 ss. CLAPAREDE, Ed. en «Archives de Psvchologie», Ginebra, 1912, XII, pág. 236 ss.; 1913, XIII, págs. 243-285. 4 KRALL, K.: «Dekende Thiere». Leipzig. 1912. Con el mismo título KRALL presentó una relación al Congreso de Investigaciones Psíquicas de París.

5 Cito por orden alfabético algunos de los sabios más conocidos entre los que consta que examinaron el prodigio: ASSAGLIOLI. de Florencia: BESREDKA, del Instituto Pasteur; BUTTEL-REENPEN. de Holden-burg; CLAPAREDE, de la Universidad de Ginebra; el eminente neurólogo EDIXGER, de Frankfurt; FERRARI, de Bolonia; FREUDENBERG de Bruselas; GEHRKE. de Berlín; GOLDSTEIN, de Darmstadt; HARTKOTF, de Colonia; KRAEMER, de Sttugart; MACKENZIE, William, de Genova OSTWALD, de Berlin; SARASIN, de Basilea; SCHOELLER, de Berlin ZIEGLER de sttugart... 6 PICHET, Charles: «Traité de Metapsychique», 2.A ed Paris Alcan, 1923, págs. 308 ss.

¿Cómo calculaban los caballos, superando en velocidad a los sabios? Hay métodos especiales para extraer las más complicadas raíces, métodos que desafían a los mejores matemáticos y que incluso superan a las máquinas calculadoras. Métodos especiales, reservados a los «iniciados», pero sin truco. El Dr. MAETERLINCK quedó sorprendidísimo al comprobar que una vez en que el caballo Muhamet no respondió, era porque el número que se le proponía no tenía raíz cuadrada exacta. Pero esto mismo sucede a los «iniciados», que sólo pueden extraer, con sus métodos, raíces de los números que la tienen exacta. De los demás, sólo por aproximación, o con métodos más complicados y menos rápidos sin que por eso dejen de ser espectaculares. Debemos notar que, en la realidad, la actividad aritmética es bastante simple y ajena a la inteligencia, puesto que puede ser realizada por máquinas. Pero esto no quiere decir que los animales sean capaces de extraer raíces cuadradas. Simplemente queremos decir que no sería difícil al rico señor KRALL encontrar alguna persona que conociese este método simple, que es guardado celosamente por ilusionistas e «iniciados». Podía darse incluso el caso de que alguno de los preparadores de los caballos hubiese descubierto ese método intuitivamente. (En el capítulo 11 hablaremos del talento del inconsciente). El método puede ser descubierto inconscientemente hasta por idiotas. Después el método podría aflorar al consciente o permanecer en el inconsciente. Al consciente podría subir sólo el resultado del cálculo inconsciente, sin que la persona supiera por qué se le «ocurrió» ese resultado. FLEURY, ciego, degenerado, casi idiota, era capaz de calcular en un minuto (un minuto y quince segundos exactamente),por ejemplo, el número de segundos que hay en 39 años, 3 meses y 12 horas, sin olvidarlos años bisiestos. Igualmente aprendió a extraer raíces cuadradas de memoria, tan luego le habían dicho lo que era una raíz cuadrada y sin que le hubiesen enseñado el método clásico. Él descubrió instintivamente, inconscientemente, el método simplificado de los «iniciados» (7). Con talento y un poco de suerte, el método puede ser descubierto también conscientemente. El filósofo R. QUINTÓN, como consecuencia de una acalorada discusión a propósito de los caballos de Elberíeld, descubrió este método simplificado al que aludimos. Y, en 1912, él mismo extraía de memoria, en dos segundos, las raíces de números de muchísimas cifras delante de los miembros de la Facultad de Filosofía de París. Los sabios filósofos creían que se trataba de un calculador prodigioso, pero el mismo Quintón explicó que se trataba simplemente de un método muy reducido que él sólo había llegado a descubrir en base a lo que sabía de los caballos. Que el método no es muy difícil de aprender, se comprenderá sabiendo que, en mis conferencias públicas, y siempre a un niño enseño a extraer raíces cúbicas y quintas de números hasta los diez mil millones: el niño las extrae de memoria y con tal rapidez que no da tiempo siquiera a escribir los números que se le dictan. En Brasil y Argentina, presenté a los hermanos Paulo César y Gerson SPERB SCHERER, de 12 y 11 años (en 1961), de San Leopoldo (Brasil).

Otras dificultades El caso que mencionamos antes, en que el caballo era observado a través de una ventana, no ofrece dificultad insoluble. Estamos precisamente hablando de la percepción hiperestésica de señales. Aquellos animales eran muy sensibles. Captar las señales a través de una pequeña ventana no es aumentar excesivamente la dificultad, puesto que las señales inconscientes se difunden por todo el cuerpo y cada una de sus partes. Queda, por lo menos, todo el rostro del observador para transmitir la señal visual. Para señales de tipo auditivo, por ejemplo, la dificultad es todavía menor. Y existen además otros tipos de «emisiones»... ¿Y el caballo Muhamet que fue observado por MAETERLINCK en gran oscuridad? Si la oscuridad no era lo bastante intensa para impedir las observaciones de MAETERLINCK, menos lo seria para impedir las del hiperestésico caballo. Y no se trata sólo de ver, sino de oír, sentir, etc.... ¿Y el caballo Barto, viejo y ciego? Es maravilloso, pero la cuestión es que la ceguera, principalmente la de nacimiento, en algunos casos no impide la «visión», como ya estudiamos en el capítulo anterior. (No se trata de vista propiamente dicha, sino de toda clase de sensación hiperestésica...).

7 Citado por SILVA MELLO. A. de: «Misterios e realidades déste e do outro mundo». Rio de Janeiro, J. Olimpio, 1949, pág. 359.

Más animales «inteligentes» Conocida o sospechada la solución de las dificultades, resultó fácil reproducir el fenómeno (8). Algunos preparadores de caballos consiguieron amaestrarlos hasta igualar e incluso superar a los caballos de Elberfeld. Hubo varios, sobre todo en los EE. UU. Así se hicieron famosos los caballos Lady y Black-Bear. El caballo Lady también daba respuestas correctas a preguntas hechas en chino. El preparador del poney Black-Bear le hizo un día dar una broma. Preguntó al caballo la raíz cuadrada de 841. Respondió: 49. Pero la respuesta exacta habría sido 29. Notado esto, el caballo se acercó a su entrenador y golpeando el suelo para designar letras, formó la frase: «Me está Vd. fastidiando». Sin embargo, este poney no fue enseñado más que a entender a su entrenador. Muerto éste, el caballo perdió sus «misteriosas» cualidades. El Dr. BECHTEREF, y más tarde, el Dr. FLEXOR, de Moscú, estudiaron un perro fox-terrier y otro sanbernardo. En una ocasión el perro ejecutó la orden prevista para una experiencia que se iba a hacer después. (Como veremos en los capítulos 22 y 23, este curioso hecho de aparente precognición se explicaría por hiperestesia por parte del perro de los reflejos fisiológicos provocados por la idea de la experiencia que luego pensaba hacer, idea excitada por asociación en el inconsciente del experimentador.) Fueron también muy famosos una gata llamada Daisy y los perros Rolf, Lola, Zoy, Awa, etc. Ya en la época misma del caballo Hans, una perrita llamada Nora conseguía rivalizar con el caballo. Emilio RENDICH, un inteligente pintor italiano que vivía en Berlín y que había visto con gran admiración los experimentos con Hans, acabó sospechando la explicación. A fuerza de paciencia consiguió hacer creer que su perrita Nora era capaz de leer, reconocer las notas musicales, dar respuestas inteligentes, por medio de ladridos. Nadie percibía las señales inconscientes, automáticas, que RENDICH daba al animal. Fue precisamente RENDICH el que orientó con estas experiencias al Dr. STUMPF y sus colaboradores para descifrar el misterio del caballo Hans. Poco después se haría también famoso un chimpancé del zoológico de Frankfurt, el chimpancé Basso. Se comprobó nuevamente que todo se debía a las señales inconscientes y mímicas proporcionadas por el guarda y de las cuales el propio guarda no tenía conocimiento; el entrenamiento del animal, hecho al comienzo tal vez de manera consciente, se fue realizando cada vez más insensiblemente, hasta terminar por sorprender al propio entrenador. Es verdad que el primer animal que llamó la atención de los científicos fue Hans. Mas no se piense que el fenómeno fuera completamente nuevo. El filósofo LE GANDRE, por ejemplo, nos habla de otro caballo expuesto en 1822 en la feria de Saint Germain, y que después recorrió otras ferias de Francia. El escritor GUER, que también refiere el caso, describe cómo el caballo reconocía cartas de baraja, sumaba los puntos de un dado, indicaba las horas y minutos de un reloj, acumulaba el valor de las monedas que se le presentaban... El sistema, como en Elberfeld, era golpear el suelo con la pata para dar las respuestas. El filósofo LE GANDRE ya entonces daba la solución. El caballo era guiado por las señales mínimas dadas por su dueño o por los asistentes al «prodigio», a pesar de que éstos (y Le Gandre se maravillaba de esto) no percibían esas señales. Toda la cuestión de la inteligencia de los animales calculadores, de telepatía, mediumismo y cuantas otras teorías se adujeron para explicar los hechos, debe estar hoy enterrada. El fenómeno sólo interesa a los artistas de circo. Marcel SIRE, en 1954, en estilo algo violento, concluía así el asunto: «Ahí no hay más que tonterías y trampas de aprovechadores. Hoy es difícil comprender cómo hombres serios dieron prueba de tan poco talento» (9). El propio entusiasta dueño de los caballos de Elberfeld, aunque había comenzado las «lecciones» pretendiendo demostrar la inteligencia de los caballos, tuvo que reconocer, decepcionado, que eran absolutamente incapaces de 8 Además de la bibliografía ya citada sobre los caballos de Elberfeld, donde también se trata de los animales a que vamos a aludir, cfr. para aquellos caballos y estos animales: MACKENZIE, William, «Nuove rivelazioni della psique animale», Genova, Formiggini, 1914. 9 SIRE, Marcel: «La intelligence des animaos», París, Hachette, 1954. pág. 208.

cualquier invención propia: sólo reproducían lo que habían aprendido. Ni se esfuerzan, ni calculan; sólo ven o sienten. E incluso lo que pueden conseguir a fuerza de entrenamiento, tiene un límite bastante pequeño (10). Marcel SIRE cita en su libro a HACHET-SOUPLET quien describe el modo generalmente empleado para enseñar a caballos a hacer las mismas pruebas que los caballos de Elberfeld. Se coloca al caballo en medio de la pista. Un auxiliar agita avena dentro de un recipiente al tiempo que dice algunas palabras en tono de pregunta. Otro auxiliar impide que el animal avance para comer. El caballo se impacienta y comienza a patear en el suelo sin cesar. Entonces se lo recompensa. Al poco adquiere el hábito de empezar a golpear el suelo tan pronto el entrenador formule una pregunta, y sin necesidad de mostrarle la avena. Después se le enseña a detenerse a una señal que consiste, primeramente, en un movimiento de retroceso del maestro; esta señal se va atenuando cada vez más. El caballo recibe una recompensa inmediatamente después de obedecer a estas señales... Cuando se puede detener el movimiento del caballo con un movimiento «invisible», provocado sólo por la idea del entrenador, sin moverse éste conscientemente, ya se puede exhibir el caballo como calculador. De cuanto hemos dicho, se desprende una conclusión interesantísima para nosotros: por hiperestesia los animales pueden llegar a captar, indirectamente, ciertos pensamientos de una persona, dar respuestas a preguntas aun muy difíciles y que hasta no han llegado a ser formuladas. Y todo esto, en la oscuridad, observados por una pequeña ventana, hasta un caballo viejo y ciego. ¿Podrán también algunos hombres captar el pensamiento de sus semejantes por hiperestesia indirecta?

Las personas que «tocan» el pensamiento El cumberlandismo es un sistema muy curioso de «adivinación». El nombre proviene de Stuart CUMBERLAND, tal vez el primero que lo descubrió, estudió y practicó en sesiones públicas de ilusionismo. {Es sabido que no todo lo que se hace en estas sesiones es a base de trucos. El cumberlandismo es una de las pruebas espectaculares que no necesita trucos.) He aquí un caso típico: se trata de encontrar un reloj que ha sido escondido en el bolsillo de la chaqueta del tercer espectador de la fila ocho de un teatro. El ilusionista estaba ausente, de espaldas, o con los ojos cuidadosamente vendados mientras se escondía el reloj. El ilusionista toma la mano de un espectador cualquiera, preferentemente un niño. «Concentre su pensamiento en la dirección que debo tomar para encontrar el reloj...». El artista va andando sobre las puntas de los pies, y siempre tomado de la mano del niño balancea suavemente el cuerpo. De repente, y precisamente al llegar a la fila ocho, se detiene. Manda nuevamente al niño que concentre su pensamiento en la dirección a tomar. Al pasar por delante del espectador número tres, se detiene de nuevo como si hubiera recibido una súbita inspiración. Con la mano del niño siempre agarrada, pasea su otra mano por los vestidos del espectador. Reclama continuamente la concentración del pensamiento en el lugar donde se halla el reloj. Por fin, ante la estupefacción del público, el artista saca el reloj y lo muestra.

Personalmente he realizado muchas veces experiencias públicas semejantes, como demostración práctica cuando hablo de este fenómeno. La prueba se basa en los movimientos involuntarios e inconscientes, mínimos, correspondientes al pensamiento del testigo cuya mano mantiene tomad? el ilusionista. Claro está que en muchos casos no puede ser excluida la participación de otras señales, como fonéticas, epiteliales, etc., inconscientemente emitidas, e inconscientemente percibidas que influyen en la conducta del ilusionista: yo me he equivocado algunas veces por interpretar mal los pensamientos del «colaborador», y otras veces he acertado por ser guiado inconscientemente por el público cuando el «colaborador» estaba equivocado. Lo más curioso es la admiración del propio colaborador inconsciente, que incluso juraría no haberle indicado nada.

Experiencias de cumberlandismo Entre 1910 y 1920, el profesor Gilbert MURRAY, de la Universidad de Oxford y Presidente de la S. P. R. desde 1915 hasta 1917, realizó en su casa experimentos de cumberlandismo, pensando que se trataba de telepatía extra-sensorial. Cualquiera de los miembros de la familia, generalmente su hija, la señora TOYNBEE, escribía en 10 Citado por RICHET. Ch., o. c, pág. 310.

un papel alguna cosa escogida libremente. Se hacía entrar entonces al Dr. MURRAY que había estado ausente. El doctor tomaba por la mano a la persona que pensaba, y otra persona tomaba nota palabra por palabra de las declaraciones del doctor. Por ejemplo: La señora TOYNBEE pensó «en el comienzo de un texto de DOSTOIEWSKI, en el cual el perro de un pobre hombre moría en un restaurante». Llamado el Dr. MURRAY, toma la mano de su hija y dice: «Me parece que es una cosa tomada de un libro. Diría que se trata de un libro ruso. Un hombre muy pobre. Me parece que se trata de algo relacionado con un perro. Un perro muy infeliz. De repente se me ocurre que es dentro de un restaurante y que las personas pelean, después regresan y se esfuerzan por ser buenas, no estoy-seguro... Tengo la impresión de que es alguna cosa así como GORKI (por DOSTOIEWSKI). Tengo la impresión de que es alguna cosa de Rusia». De un total de 505 experiencias, hubo un 60 por 100 de aciertos. No es necesario recurrir aquí a la telepatía, que igualmente hubiera dado resultado a kilómetros de distancia. Aparte de las señales estrictamente cumberlandísticas, pueden admitirse otras, como auditivas o de otra especie, inconscientemente emitidas. Esta posibilidad de explicación por cumberlandismo, o más en general por hiperestesia de diversas señales, ya fue admitida por el propio Dr. MURRAY, así como por el Dr. VERRALL que asistió también a las experiencias (11). Años más tarde, en 1931, el mismo Dr. MURRAY hizo experimentos con el Sr. y la Sra. SALTER. LOS resultados confirmaron nuevamente la capacidad de adivinación por medio del cumberlandismo, con mayor o menor refuerzo de otros tipos de hiperestesia, como el Dr. MURRAY tuvo que admitir a título de duda, aunque él, con escasos conocimientos de las posibilidades de la hiperestesia prefiriese, erradamente, inclinarse por la telepatía extrasensorial (12).

En Rusia El Dr. Naum KOTIK hizo experiencias con la pequeña Sofía STARKER (13). Sofía permanecía con los ojos rigurosamente cerrados y los oídos tapados con algodón. El padre estaba de espaldas. En estas condiciones, cualquiera de los presentes escribía algo en un papel, que presentaba al padre. El padre, entonces, sin volverse, tomaba la mano de su hija y ésta frecuentemente adivinaba, más o menos completamente, lo que se había escrito. No pensemos, como lo hizo el Dr. KOTIK, en telepatía, entre otras razones porque las experiencias llevadas a cabo por el mismo Dr. KOTIK, estando el padre y la hija en cuartos separados, no tuvieron éxito ni siquiera teniendo la niña libres ojos y oídos. Si fuese telepatía, y no simple cumberlandismo, el fenómeno se hubiera realizado igualmente a distancia. Por tanto se trata solamente de transmisiones de señales inconscientes hiperestésicas.

Experiencias especiales Otras experiencias de laboratorio que, por su ingeniosidad o la novedad del método, deben ser citadas, son las del Dr. ABRA-MOWSKI en Varsovia (14). «Se decían al sujeto un cierto número de palabras, tres o cinco, según las experiencias. Yo escribía una de esas palabras como objeto de la actividad telepática. Escogía aquella en la que iba a pensar intensamente. El sujeto debía decir cuál era la palabra escogida por mí».

11 La relación completa de esas experiencias fue publicada en «Procecdings of the Society for Psvchical Research», XXIX. págs.

46 y ss y XXXIV, págs. 212 ss. del problema de otros tipos de hiperestesia en las experiencias del Dr. MURRAY (como refuerzo del cumberlandismo propiamente dicho), puédese ver: «Revue Metapsychique», 1925, 1, págs. 45ss. 12 La relación de estas nuevas experiencias apareció en «Journal of Society for Psychical Research». XXXII, págs. 29 ss. 13 KOTIK, Naum: «Die emanation der Psychophisichen energien», Wiesbabl, Bergmans, 1908 (original: Moscú, 1908). Puede verse un magnífico análisis hecho en resumen del libro por SUCRE, Rene, en «Revue Metapsychique», 1923, II, págs. 104 ss. A propósito

14 Pensó que se trataba en realidad de telepatía, lo que consideramos errado, dadas las circunstancias de las experiencias. Excluyendo el cumberlandismo, o condiciones aptas para la hiperestesia, las experiencias fracasaron. ABRAMOWSKI: «Le subsconscient normal», París, Alean, 1918.

«En otras experiencias presentaba al sujeto veinte palabras que él leía una sola vez en voz alta. Después de la lectura escribía él las palabras que había retenido en la memoria, esforzándose por recordar las más posibles. De entre las palabras olvidadas, yo escogía una como objeto de la transmisión.» En los experimentos, el Dr. Abramowski tomaba la mano del sujeto. Con la misma técnica realizó transmisiones cumberlandísticas de dibujos o de movimientos de los dedos. Sobre 324 experiencias, obtuvo éxito en 156, casi el 50 por 100, inexplicable por simple azar. No es siempre preciso que el operador haga esfuerzo o se haya entrenado en captar las señales inconscientes. Se pueden captar también inconscientemente, lo que nos interesa especialmente-desde el punto de vista de la «adivinación». El operador puede incluso ejecutar acciones inconscientes y automáticamente. Se han hecho diversos tipos de experiencias. Tal vez una de las más fáciles de repetir sea la de hacer que una persona, buena sensitiva, completamente distraída, hablando de otras posas que absorben su atención, ejecute alguna acción que se le sugiere por cumberlandismo. El «sujeto» del experimento, habiendo obrado como un autómata, no sabrá decir al ser preguntado nada de lo que realizó. Pero hipnotizado, a veces recordará todo lo que se le hizo ejecutar automática e inconscientemente (15). Aunque en los capítulos 22 y 23 hablaremos de la «adivinación» del pensamiento inconsciente, debemos aludir aquí a un tipo especial de cumberlandismo. En casi todos los fenómenos para psicológicos de conocimiento, encontramos lo que podríamos llamar mecanismo indirecto o «en L», o «a tres», o «por procurador»: el «adivino» capta en el consultante lo que éste sabe, de ordinario sólo inconscientemente, pero a través de otra persona o de un objeto externo. Osip FELDMAN, por ejemplo, llegó a tal perfección en el cumberlandismo consciente, que podía incluso en experiencias públicas de ilusionismo (sin trucos) captar el pensamiento de un espectador a través de varias personas que no sabían lo que se tenía que «adivinar». Todas esas personas estaban unidas por las manos. Experiencias de esta clase de cumberlandismo «en L» no son excesivamente raras entre los profesionales del ilusionismo. Sin embargo, deberían repetirse más en el laboratorio. Si el hecho se confirmase, la explicación parece que sería la siguiente: las personas interpuestas captarían sólo inconscientemente las ideas del «pensante» (inconscientemente todos somos hiperestésicos) y transmitirían las señales inconscientemente captadas. Osip FELDMAN, al final de la «corriente» los interpretaría y los haría conscientes. Feldman ha tenido mucha fama entre los ilusionistas. Otro tipo de cumberlandismo «en L» o «a tres», que también precisaría de más experiencias de laboratorio para ser confirmado, es el experimentado, entre otros, por el Dr. BOIRAC. Una histérica «leía», tomada de la mano por BOIRAC, un libro sobre el que el doctor pasaba las puntas de los dedos (16). Sería hiperestesia directa (visión paraóptica, «dermo-optical-perception») en BOIRAC y la histérica interpretaría lo que captaba en BOIRAC por cumberlandismo sobre el pensamiento inconsciente. La «adivinación» del pensamiento inconsciente excitado por otros tipos de hiperestesia directa, ha sido también ampliamente comprobada, como veremos en el capítulo 23.

15 GRASSET, J.: «L'Occultisme hier et aujourd'hui. Le merveilleux prescientifique», 2.A ed., Montpellier, Culet, 1908 (1.A ed., París, Masson, 1907) pág. 123. 16 BOIRAC, Émile: «Le Psychologie Inconnue», París, Alcan, 1912 (1A ed., 1908), págs. 252, 264, 271.

Digresiones prácticas El cumberlandismo, como se ve, puede dar preciosas indicaciones a los médiums espiritistas, en la hipersensibilidad del trance. La corriente o cadena que los espectadores forman en algunas sesiones, sería el vehículo por el cual el interesado estaría manifestando al inconsciente del médium las ideas a comunicar. Muchas revelaciones hechas por un hipnotizado, pueden ser explicadas perfectamente por cumberlandismo sin necesidad de recurrir a conocimientos paranormales... Uno de los primeros pasos que se suelen dar para desarrollar la «lucidez» en los hipnotizados, es precisamente puro cumberlandismo. El hipnotizado, para diagnosticar una dolencia, por ejemplo, pone las manos sobre la frente del consultante, o, tomando entre sus manos una de las del paciente, recorre lentamente los miembros posiblemente enfermos. Por cumberlandismo puede un «adivino» hacer observaciones sobre el estado fisiológico, carácter, tendencias, pasado clínico inmediato e inclusive futuro inminente, esto es, aquel cuyas causas ya están actuando en el organismo. Por las causas antes indicadas, los manuales de hipnosis previenen al hipnólogo principiante de no fiarse mucho de lo que el hipnotizado revele sobre la otra persona con la cual está en contacto. Frecuentemente no dirá nada más que lo que esta misma persona piensa de si propia, tal vez erradamente (17). Los reflejos fisiológicos del pensamiento de una persona pueden ser sentidos por otra, habiendo contacto corporal. Por ese medio se puede conocer el pensamiento mismo de otra persona. Esto, sin embargo, no quiere decir que todas las señales sean transmitidas precisamente por contacto. Este fenómeno de «adivinación por contacto» se llama técnicamente cumberlandismo.

17 Véase, por ejemplo, JAGOT. Paul Clement: «Magnetismo, Hipnotismo, Sugestão», Sao Paulo, Mestre jou, s. f., pág. 167.

8HIPERESTESIA INDIRECTA

LECTURA SENSORIAL DEL PENSAMIENTO Las personas que «ven» el pensamiento. — Niños prodigiosos que lo saben todo sin estudiar.— Famosas experiencias en Rusia.

Nos INTERESA especialmente la «adivinación» sin contacto. ¿Se puede, a cierta distancia, captar el legua je fisiológico mínimo, esto es, los reflejos externos de la idea, de modo sea posible, indirectamente, como «ver» el pensamiento de otra persona? Es posible. Incluso para presentar este experimento en un teatro. Esto sería un «cumberlandismo sin contacto». Y se puede llegar a extremos maravillosos, como el ilusionista MARIÓN, por ejemplo. MARIÓN encontraba los objetos escondidos por los espectadores, estando el testigo que inconscientemente lo dirigía, completamente escondido, excepto los pies, dentro de una caja. MARIÓN en estos casos observaba las mínimas modificaciones inconscientes en la marcha del espectador que se había prestado a la experiencia. El Dr. SOAL (uno de los mejores investigadores de la moderna Parapsicología) estudió detenidamente las pruebas realizadas

por MARIÓN. SOAL llegó a la conclusión de que, no obstante las maravillosas experiencias, MARIÓN no tenía los sentidos más desarrollados que el común de las personas (lo que confirma una vez más que todos somos hiperestésicos en el inconsciente), sino que tenía muy perfeccionado el don de observador con lo que percibía señales normalmente imperceptibles (1). Pero esas señales, que conscientemente se’ pueden percibir con mucha práctica de observación, ya las había percibido antes el inconsciente. ¡Cuántas pseudotelepatías, pseudocomunicaciones del más allá, no serán más que el aflorar a la conciencia de los sensitivos esas señales inconscientemente captadas! (2). Se hicieron famosas las experiencias del Dr. LAURENT. Repitiendo las del Dr. PICKMANN, el Dr. LAURENT «pudo ejecutar, a una distancia de cuatro metros más o menos, las órdenes dadas mentalmente por algunas personas, órdenes muy simples, evidentemente, como escoger un objeto entre los varios que hay sobre una mesa» (3). Esto no es telepatía, sino lo que llamamos hiperestesia indirecta del pensamiento. El «transmisor» al procurar transmitir al receptor lo que debe realizar, no puede evitar que su pensamiento se refleje en señales inconscientes. Estos, y no directamente la orden mental, son los captados. El mismo Dr. LAURENT añade: «Bien analizado el fenómeno en mí mismo, tengo constatado que se trataba de hiperacusia (hiperestesia del oído) en mí, o percepción de órdenes, como pronunciadas inconscientemente: a la derecha, a la izquierda, si, no». Esta hiperestesia de las señales dadas inconscientemente por el «transmisor» es amplificada a veces, como vimos se amplificaba en los hipnotizados. El Dr. GRASSET transcribe la carta que le escribió el P. D’Aix: «Encuentro siempre con la mayor facilidad los objetos que me esconden. Con los ojos vendados, sin ver... Me dirige por detrás de mí el Sr. M..., concentrándose fuertemente en el pensamiento que me quiere hacer ejecutar... Siento, positivamente siento, una presión sobre las espaldas, en la parte derecha superior, cuando me quiere hacer dar la vuelta... Es una presión suave, algo de soplo y de imán, que se ejerce no directamente sobre mi cerebro, sino sobre mi espalda... Yo estoy siempre a menos de dos metros de él».

1 SOAL, S. G.: «Preliminary Studies of a Vaudeville Telepatichs», Londres, «U. of London Council for Psychical Research», III, 1937. Cfr. del mismo autor: «My Thisty Years of Psyquical Research», en «Proceeding of Psychical Research», CLXXXIII, págs. 80 ss.

2 Ya BINET llamaba la atención sobre esta posibilidad y aducía muchos casos confirmativos en su BINET, Alfred: «Le Magnetisme animal», París, 1887. 3 LAURENT: «Les procedes des Lisseurs de Pensée. Cumberlandisme sans contact», en «Journal de Psychologie Normal et Pathologie», París, t. II, n.o 6, pág. 481. Este tipo de experiencias se hizo clásico entre los hipnotizadores. El divulgador Paul Clement JAGOT, por ejemplo, en las págs. 53 ss. de su libro «L'lnfluence a distance» (París, Dalgles, 1925) enseña el modo de entrenar a los sujetos para que lleguen a realizar estas experiencias, incluso en vigilia, fuera de la hipnosis.

En la misma carta, el P. D’Aix describe más claramente la amplificación automática del estímulo mínimo, añadiendo: «a veces, cuando el señor M... quiere que me incline, siento en la cintura un peso extraordinario... se diría que soporto un peso de 50 kilos...» (4).

Condenado por hiperestésico Un caso interesantísimo es el de Ludwig KAHN. Había sido condenado por el tribunal de Karlsrube, acusado de atribuirse dolosamente un especial don de «lucidez». KAHN, para rehabilitarse, acudió al Dr. SCHOTTELIUS pidiéndole que lo sometiese a cuantas pruebas quisiese, lo más rigurosas posible, para comprobar la veracidad de su don de «lector del pensamiento». SCHOTTELIUS colocó a Kahn en el vestíbulo y él mismo se encerró en su despacho de trabajo. Escribió en tres papeles diferentes frases. Después los dobló ocho veces y tomó uno de los papeles en la mano derecha bien cerrada, otro en la izquierda y dejó el tercero bien visible, delante de sí sobre la mesa. Mandó entonces que trajeran a KAHN y éste, a metro y medio del profesor, levantó la mirada hacia el techo y luego dijo las frases que estaban escritas en los papeles. Otras experiencias semejantes fueron realizadas por el Dr. SCHOTTELIUS, así como anteriormente las habían realizado otros eminentes doctores, llegando, como él, a la conclusión de que la «visión sin ayuda de los ojos corporales (en frase de SCHOTTELIUS es incontestable» (5). Además de los médicos, también los metapsíquicos observaron rigurosamente a KAHN. Después de unas experiencias de orientación, que comenzaron en París en 1925, en el Instituto Meta-psíquico Internacional, se llevaron a cabo experimentos tanto más rigurosos cuanto más asombrosos parecían a los investigadores los éxitos de KAHN. Finalmente tuvieron que reconocer que «estamos ante un fenómeno limpio e irrefutable», según la expresión del Dr. OSTY, Director del Instituto (6). Pero las experiencias del Instituto Metapsíquico Internacional terminaron de golpe porque nuevamente, en 1931, un tribunal de París condenó a KAHN como farsante. El tribunal no podía admitir tal capacidad humana de conocimiento... (7). En todas estas experiencias, y en otras que se podrían citar, se trata evidentemente de percepción hiperestésica de las señales inconscientes emitidas por el «pensante»: diríamos cumberlandismo, pero sin contacto. Algunos pueden pensar fácilmente que se trata-de telepatía, como pensaron SCHOTTELIUS, OSTY, y cuantos observaron a KAHN, sin caer en la cuenta, entre otros detalles, que era necesaria la presencia del experimentador que había escrito la frase o hecho el dibujo. En ausencia de él, nada sucedía. El fenómeno era, pues, sensorial; era lo que llamamos hiperestesia indirecta del pensamiento (8). Niños prodigiosos Los casos que vamos a citar, entre otros, tal vez no sean más importantes que otros casos de «adivinos», profesionales o no. Pero tienen la ventaja de haber sido muy bien investigados. Por otra parte, al tratarse de niños ingenuos, atrasados mentales, se prestan menos a una explicación por fraude... Se hizo muy famosa la niña Ilga K. de Trapene (Letonia). De padres sanos, tuvo un desarrollo físico normal, pero intelectualmente quedó muy retardada. A los ocho años hablaba como un niño de dos. Nunca aprendió a leer o a calcular. No pasó del conocimiento aislado de las letras y números. Pues bien, a los 9 años (en 1935), a pesar de ser incapaz de leer o calcular, Ilga «leía» cualquier párrafo en cualquier lengua, incluso en latín, y resolvía problemas matemáticos, con tal que su madre estuviese en su

4 GRASSET, J.: «L'Occultisme hier et aujourd, hui. Le merveilleux prescientifique», 2.A ed., Montpellier, Coulet, 1908 (1.A ed., París, Masson, 1907), pág. 394. 5 «Armales des Sciences Psyquiques», 1914, marzo, pág. 65. 6 OSTY, Eugéne: «Un homníe doué de connaissance paranormale, E. Ludwig KAHN», en «Revue Métapsvchique», 1925, II, págs. 65 ss.; III, págs. 132 ss. 7 No queremos decir con esto que KAHN nunca engañase. El que nunca engaña no es sensitivo. No es sensitivo el que domina de tal manera su inconsciente que no se vea impelido a engañar, al menos inconscientemente, cuando el fenómeno que se espera de él no surge espontáneamente. Lo que afirmamos es que muchas de las experiencias realizadas por él fueron muy bien conducidas para evitar todo fraude. El fenómeno en muchas ocasiones es incontestable para cualquier persona que conozca las experiencias realizadas. 8 Experiencias parecidas, más simples generalmente, son relativamente frecuentes, y es frecuentísimo que los hipnólogos las consideren debidas a un fenómeno paranormal, al que llaman «sugestión mental», «telepatía»... La «sugestión mental», paranormal, en esas condiciones es sumamente difícil, como veremos en los capítulos 24, 25 y 26.

presencia leyendo mentalmente el mismo párrafo, o pensando en la solución del problema. En una ocasión, Ilga en vez de decir 42, dijo 12, mas se preguntó a la madre y se comprobó que la madre había confundido el número 4 con el 1, por la manera como estaban escritos. La pequeña no «leía» el papel, simplemente sentía lo que la madre leía. Un médico del lugar, el radiólogo Dr. KLEINBERGER, comprobó el caso y avisó al Dr. NEUREITER, profesor de Medicina legal en la Universidad de Riga. Ilga fue examinada por especialistas como los Dres. ROCHACKER y MENSHING (de Bonn), DUBICSCHFF (de Berlín), etc. Según las actas de las experiencias, «parece» que alguna vez se realizaron estando madre e hija separadas por una puerta cerrada. Incluso así, es posible la hiperestesia en los sensitivos. La puerta cerrada no puede impedir que por los intersticios lleguen al sensitivo los sonidos emitidos por las cuerdas vocales, el movimiento del aire, los reflejos luminosos, etc. Después de los experimentos de NEUREITER y la publicación de su libro al respecto (9), fue nombrada por el Ministerio de Instrucción Pública una primera comisión, bajo la presidencia del Dr. DALE, director del Laboratorio de Psicología Experimental de la Universidad de Riga, comisión que incluía psiquiatras, psicólogos, físicos, especialistas en Fonética, en Pedagogía para sordomudos, etc. Además de todo esto, la niña permaneció durante once meses bajo la observación de una especialista en Psicología y Pedagogía. Los resultados de las investigaciones de la comisión fueron publicados por el Dr. Hans BENDER, del Laboratorio de Psicología de la Universidad y actual catedrático de Parapsicología de Friburgo (10). La conclusión de la comisión nos parece muy acertada: «no se trata de telepatía, a no ser de manera esporádica», sino de hiperestesia indirecta del pensamiento, especialmente de naturaleza auditiva: Ilga percibía los «cuchicheos involuntarios» de la madre, para expresarnos con los mismos términos de los investigadores: «cuchicheos» que no percibían los testigos, por no ser sensitivos. Por ser hiperestesia especialmente auditiva, se explica que pudiese captar lo que la madre leía o pensaba, a pesar de encontrarse ésta detrás de una puerta; pero no percibía nada cuando la madre estaba dentro del estricto aislamiento de la sala de transmisión de la emisora de radio de Riga, a pesar de que Ilga veía a su madre a través de los cristales. En esta ocasión, la niña (retardada mental) gritó a la madre: «¡no oigo nada!» «Los labios de la mujer... se movían simultáneamente con las expresiones de la niña», pero nadie, excepto la sensitiva Ilga, podía oír absolutamente nada, aparte de que a veces, como expresamente se dice en las actas, la pequeña pronunciaba la palabra antes de que se moviesen los labios de la madre. Además, la comisión hizo que durante algunas experiencias se grabasen en disco los sonidos, mientras se iban filmando todos los movimientos, comprobando de esta manera que no siempre hubo movimiento de los labios de la madre, ni antes, ni mientras la niña decía lo que la madre pensaba. En estas ocasiones, como comprobó una segunda comisión de especialistas lituanos, el «cuchicheo» de la madre era interno, en las cuerdas vocales y demás «órganos motrices del lenguaje» internos. Otra anotación nos interesa en este caso. Es que, como hemos indicado antes, los sensitivos lo son porque pueden manifestar en el consciente lo que todos captamos sólo inconscientemente. Refiriéndonos al caso concreto de Ilga, su audición consciente era absolutamente normal, como demostraron varios tests auditivos. Las Academias de Medicina de París y de Angers, estudiaron el caso de Ludovico, idéntico al de Ilga. Muchas revistas de Medicina y Psicología, dentro y fuera de Francia, se ocuparon del caso. El Dr. FARGUES publicó una relación interesantísima a este respecto (11). Esta cualidad, sin embargo, ponía a Ludovico en circunstancias difíciles para la vida. Cuando su madre intentó enseñarle a leer, comprendió que era imposible. El niño, «adivinando» no ejercitaba la inteligencia ni la memoria. La familia, alarmada, tuvo que separar al niño de la madre para que pudiese recibir una educación normal. En ausencia de la madre, el pequeño dejó de distinguirse como «adivino». Si fuese telepatía, como afirmaron las Academias y profesores que estudiaron el caso (12), el fenómeno se habría producido, exactamente igual lejos de la madre, pues el concepto de telepatía incluye que el fenómeno prescinde de la distancia. Es la hiperestesia la que requiere, evidentemente, la presencia del «transmisor». Por otra parte, la telepatía no se podría provocar caprichosamente, y mucho menos con la pasmosa regularidad con que Ludovico captaba las ideas de su madre.

9 NEUREITER, Ferdinand von: «Wisen um Frendes Wissen, auf umbekannten Wege erwobe», Gotha, 1935. 10 BENDER, Hans: «The Case of Ilga K. Report of a phenomenno o unusual perception», en «Journal of Parapsychology», II, 1938. 11 FARGUES, Msr. Albert: «Les phénomènes mystiques distingues des leurs contrafaçons humaines et diaboliques», París, Bonne Presse, 1920, págs. 410 ss. 12 Ver, por ejemplo, ROCHAS, Albert, en «Cosmos», XLV, págs. 240 ss.

También se hizo muy famoso el niño Bo, de once años, retardado mental. La madre, precisamente por el poco provecho que sacaba el niño en la escuela, le daba clases en su casa. Y descubrió que Bo le decía espontáneamente palabras, números, cosas, que ella sólo había pensado. Bo, que era incapaz de hacer uno de los dibujos, o repetir una de las frases que en el Test de BINET están señalados para niños de cinco años, podía resolver cualquier problema o dar cualquier respuesta, por difícil que pareciese, si la solución era conocida por la madre. El Dr. DRAKE, del Wesleyan College de Georgia, estudió el caso e hizo experiencias con el pequeño (13). Nuevamente, no se trataba de telepatía, como pensó el Dr. DRAKE. La telepatía, extra-sensorial, no requiere la presencia del agente. Dicen expresamente las actas: «Era capaz de dar respuestas maravillosas, siempre que éstas estuviesen en la mente de la madre, pero no podía hacer absolutamente nada si ella lo dejaba solo», o «el niño no puede leer si alguien no está sentado cerca de él, mirando el libro. Entonces lee bien, pero si lo dejan solo, no puede». Son captadas, pues, señales sensoriales. Es un caso de hiperestesia indirecta del pensamiento. Acierta, por tanto, plenamente PALMES, cuando, refiriéndose precisamente al caso del niño Ludovico, escribe ya en 1928, antes del nacimiento de la Parapsicología: «Los hechos aducidos se diferencian del cumberlandismo propiamente tal, en que... falta el contacto muscular. Las impresiones corporales correspondientes a los fenómenos mentales transmitidos, serían señales acústicas o visuales. También se puede recurrir a la percepción táctil de las distintas emisiones de aire producidas inconscientemente por los órganos fonéticos del transmisor... Todo esto parece la explicación más lógica en los casos en que el receptor está a corta distancia del transmisor» (14). La regularidad con que los niños Ludovico, Bo o Ilga captaban el pensamiento de la madre y la casi absoluta ausencia de adivinación respecto a otras personas, se explica muy bien por pocas nociones que se tengan de Reflexología. Los niños, por afectividad, o por entrenamiento natural, se habían acostumbrado a las señales reflejas características de la individualidad de la madre. Ahora bien, el inconsciente tiene, o puede alcanzar, una gran delicadeza para diferenciar los distintos estímulos. PAULOV (15) consiguió condicionar unos perros a un sonido («señal condicionada») de 250 vibraciones. Los sonidos inmediatamente superiores e inferiores, no constituían señal para los reflejos condicionados, a pesar de aparecer absolutamente indeferenciables para el consciente (16). Con todo, otros sensitivos no se condicionan tan específicamente a las características individuales, sino que sólo captan las señales comunes a toda la especie humana, o de casi todos los hombres, no sólo los de una única persona. Los perros de PAULOV en general eran condicionados mediante luces o toques de silbato o de campanilla sin que distinguiesen los diversos matices o la intensidad de la luz. Una aplicación práctica No siempre se llega a tales extremos de precisión como en los casos citados u otros semejantes. Se comprende que ciertos «adivinos» o sensitivos consigan adivinar en quienes los consultan, algunos datos y no otros complementarios. El «adivino» simplemente revela los pensamientos, los temores de los consultantes. Uno de éstos, por ejemplo, puede estar con un miedo infundado de padecer del hígado. El «adivino» puede confirmarlo en el error, con peligrosas consecuencias. La mal llamada criptoscopia Criptoscopia, propiamente hablando, sólo puede tomarse en sentido fisiológico. La criptoscopia fisiológica sería una visión verdadera a través de cuerpos opacos: visión auténtica, ocular, impresión retiniana de cualquier tipo de rayos luminosos, o de otros desconocidos, como pretendían algunos metapsíquicos. No sería criptoscopia propiamente dicha la visión alucinatoria, la «adivinación» hiperestésica indirecta del pensamiento, la telepatía...

13 DRAKE, R. N.: «An unusual case oí ESP», en «Journal oí Para-psychology», 11, 1938. 14 PALMES, S. J., Fernando María: «Telepatía», en «Enciclopedia Ilustrada Europeo-Americana», Madrid-Barcelona, EspasaCalpe, 192&. LX, pág. 577.

15 PAULOV, Ivan Petrovich: «Conditioned reflexes», Nueva York, Oxford Univ. Press, 1934. 16 De las traducciones hispano-americanas, puédense ver: «Los reflejos condicionados aplicados a la patología y psiquiatría», Montevideo, Pueblos Unidos, 1955, o en «Obras escogidas», Méjico, Ed. Quetzal, 1960. La asombrosa capacidad de diferenciación de estímulos o señales condicionadas de que el inconsciente es capaz, es por sí misma una gran hiperestesia, como hemos sugerido en los dos capítulos anteriores.

La criptoscopia fisiológica es, para los especialistas en Parapsicología, sólo un aspecto de la hiperestesia directa estudiada en el capítulo 5. Visión retiniana a través de cuerpos relativamente opacos, opacos sólo para las personas normales, no verdaderamente opacos para los sensitivos. Pero algunos metapsíquicos creían que había verdadera visión a través de cuerpos totalmente opacos. Tal criptoscopia, en este sentido estricto, no tiene base alguna científica. Por eso hemos puesto en el título: «La mal llamada criptoscopia». Tratando de demostrar la visión a través de cuerpos opacos, por error en las condiciones de la experimentación, se hicieron muchas y magníficas experiencias de hiperestesia indirecta, o captación del pensamiento de otra persona por medio de señales inconscientes emitidas por ella. En los experimentos estaba siempre presente la persona que sabía lo que había bajo el cuerpo opaco... (17). Alcanzaron gran fama las magníficas experiencias realizadas en Rusia con Sofía ALEXANDROVNA. Fueron dirigidas por el Dr. CHOWRIN, director del Asilo de Alienados de Tambow. Con la ayuda de diversos colegas de la Sociedad Médica de Tambow, el Dr. CHOWRIN tomó precauciones ingeniosísimas para ponerse a resguardo de los asombrosos fraudes a que inconscientemente puede llegar una histérica. Se escribieron cartas con caracteres tan pequeños que sólo se podían distinguir con una lupa. Las cartas se ponían en sobres que, una vez cerrados, se pintaban con anilina negra para hacerlos más opacos. Algunas veces se metieron también en los sobres papeles fotográficos sensibles para descubrir si por si acaso eran abiertos furtivamente. No obstante todas estas precauciones, la enferma describió el contenido de las cartas en experiencias repetidas unas cuarenta veces. Los investigadores concluyeron que la histérica leía las cartas a través de los sobres opacos por la anilina y a través de los papeles fotográficos... En primer lugar, estas experiencias cayeron en el defecto fundamental de estar presentes a la prueba las personas que habían escrito o leído las cartas. Esto bastaría para explicar el fenómeno por hiperestesia indirecta del pensamiento. Pero además, en las actas tenemos argumentos que apoyan la explicación por hiperestesia indirecta. Efectivamente, no se podía suponer una visión a través de cuerpos opacos, porque Sofía ALEXANDROVNA no miraba los sobres, como expresamente se afirma en una experiencia dirigida por los Dres. TROITZKI y SPERANSK. Otro dato muy significativo: si no siempre, al menos frecuentemente no se «leía» el texto de la carta; sólo se describían las imágenes correspondientes. Por ejemplo, en una carta, escrita por el Dr. ANDREOFF se decía: «En el desierto de Arabia se yerguen tres palmeras, entre las que fluye un manantial murmurante». ALEXANDROVNA dijo: «Un gran espacio. Es un arenal blanco como la nieve, pero no es nieve. Tres árboles muy altos. Nunca vi nada semejante. Pocas hojas, muy largas. Un manantial, cuyo murmullo se oye claramente». Es la alucinación típica provocada reflejamente por las señales captadas inconscientemente por hiperestesia. No se leyó la carta: se captaron las ideas o imágenes. En otra experiencia se había escrito: «Sofía ALEXANDROVNA está en su cama y mira hacia la pared». La enferma, sin mirar para la carta, dijo: «Veo una cama. Soy yo que estoy en mi cama, con cintas atadas bajo la barbilla». No se leía la carta por criptoscopia, esto es, visión retiniana a través de cuerpos opacos. Se captaba el pensamiento de los asistentes: «Eres tú, tal como estás en la cama...». Que no se trata tampoco de telepatía o clarividencia parapsicología, extra-sensorial, es claro, entre otras razones, porque no se necesitaría la presencia de los experimentadores o de la carta... La explicación por hiperestesia indirecta del pensamiento, supone que la enferma era hiperestésica. Lo era en grado sumo. Como hemos descrito a propósito de algunos ciegos, también Sofía ALEXANDROVNA distinguía los colores por el tacto. Por el tacto (o por el olfato, etc.) distinguía los sabores. Los investigadores de Tambow llenaban diversas botellas con soluciones de soda, de clorato de sodio, de clorhidrato de quinina, de sulfato de zinc. Después humedecían pequeños pedazos de papel con alguna de estas soluciones.

17 Cfr. por ejemplo, ABELOUS: «Sur une observation de visión extrasensoriale. Melanges biologiques pour le jubilé de Ch. Richet», París. Alcan, 1913, págs. 1-5.

ALEXANDROVNA, en contacto con los papeles, sentía inmediatamente el sabor salado, ácido, astringente o amargo (18). Se tomó la precaución de que humedeciese el papel alguien que después no asistiría al experimento. Por tanto, los investigadores no sabían qué solución se había empleado. Esta precaución no se había tomado en la lectura de las cartas. ¿Por qué? ¿No sería porque, si estaba ausente el que conocía el escrito, la experiencia fracasaba? Pero, delante de los papeles impregnados, la sensitiva no necesitaba las señales inconscientes de los asistentes; bastaba la hiperestesia directa del olfato, del gusto o del tacto sobre los objetos. Siendo la enferma una extraordinaria hiperestésica, como demostraron estas últimas experiencias con papeles humedecidos, no sería extraño que por hiperestesia de las señales inconscientes, captase indirectamente el pensamiento de los asistentes. Las experiencias de Tambow, como se ve, no prueban la clarividencia fisiológica, esto es, la visión retiniana a través de cuerpos opacos (suponiendo que fuesen verdaderamente opacos los materiales empleados). Menos todavía prueban la clarividencia o telepatía parapsicológica, extra-sensorial. Pero son de gran valor, una vez más, en pro de la hiperestesia indirecta del pensamiento: adivinación del pensamiento de los asistentes por medio de las señales inconscientes que emitían (19). El mecanismo de captación de las señales Sabemos que hay ciertas emisiones de señales correspondientes a los actos internos, aunque sea difícil determinar en cada caso cuántos y de qué tipo son los reflejos fisiológicos externos o señales emitidas. También sabemos que el hombre puede captar esas mínimas señales correspondientes al pensamiento de otra persona presente, ya que el hombre es hiperestésico, al menos en el inconsciente. La HIP (hiperestesia indirecta del pensamiento) es la captación e interpretación, generalmente inconsciente, de esas señales. En los sensitivos esa interpretación aflora en el consciente sin que la conciencia sepa, generalmente, de dónde vino esa «adivinación», por lo que frecuentemente fue atribuida al «más allá». El Dr. CALLIGARIS, profesor de Neuropatología en la Universidad de Roma, en numerosos pasajes de uno de sus libros (20), afirma, después de numerosas experiencias, que el reflejo fisiológico de las ideas pasa a las personas presentes como por resonancia o consonancia. La idea, sentimiento, etc., no sólo tiene repercusión fisiológica en determinadas y mínimas «áreas» o «campos» cutáneos de esa misma persona, sino que la misma repercusión es experimentada por resonancia en las «áreas» o «campos» de las personas presentes. Con determinadas técnicas se puede amplificar esa repercusión fisiológica. Tal resonancia sería en definitiva lo que nosotros llamamos hiperestesia o percepción inconsciente de las señales. Sería una hiperestesia cutánea que se añadiría a la hiperestesia visual, auditiva... Por múltiples caminos el reflejo fisiológico de las ideas de otro pasarla a nosotros o a las personas presentes. Y como tales reflejos se identifican con la idea, como idea y reflejo son apenas dos aspectos diferentes de un mismo fenómeno, se comprenderá que, si inconscientemente son reproducidos en nosotros esos reflejos fisiológicos de otra persona, también habremos captado inconscientemente la misma idea. Si, con técnicas apropiadas, o por entrenamiento, ya espontáneo, ya provocado, o en circunstancias especiales esta resonancia es aumentada en algunas personas, se comprenderá también por qué, en esas personas, lo que sólo era «adivinación» inconsciente, pase a ser consciente. En los sensitivos, esta amplificación, este pasar del inconsciente al consciente, es más frecuente, e incluso regular. Aplicaciones prácticas En primer lugar, debemos destacar la importancia de la hiperestesia indirecta del pensamiento. Es mucho más frecuente que la telepatía o cualquier otro fenómeno paranormal, extra-sensorial. Ya PUYSÉGUR, uno de los primeros investigadores del hipnotismo, advertía a los hipnotizadores del error de considerar como telepatía muchas cosas que no lo son, tanto que llegó a afirmar expresamente que «es error pensar que por medio de un

18 CHOWRIN, N.: «Experimentelle Untersuchungen auf dem Gebiete des ráunlichen Hellsehens, der Kryptoscopie und inádequaten Sinneserrengung», Munich, Reinhardt, 1919. 19 RICHET («Traite de Metapsychique», 2.» ed., París, Alean, 1923, pág. 235) se inclina por la clarividencia paranormal, aunque admita la remota posibilidad de que los hechos se expliquen por hiperestesia directa, esto es, criptoscopia fisiológica a través de los sobres. En efecto, es enorme la dificultad de explicarlos por hiperestesia directa. Pero ni el célebre metapsíquico, ni los investigadores de Tanbow, pensaron en la hiperestesia indirecta del pensamiento... 20 CALLIGARIS, Giuseppe: «Le Mereviglie della Metafisiologia», Brescia, Vannini, 1944.

sonámbulo (hipnotizado) clarividente, se pueda adivinar el pensamiento de una persona ausente, pues lo único que se obtiene en tales ocasiones es inspirado inconscientemente por el propio observador» (21). PUYSÉGUR exagera y se equivoca al no admitir la posibilidad de la telepatía, pero está en lo cierto cuando afirma que lo que en realidad ocurre en la casi totalidad de los casos es que el sonámbulo capta indirectamente el pensamiento consciente o inconsciente del observador presente. Una experiencia fácil, inspirada en el libro de Julio María (22), ha comprobado incontables veces que la hiperestesia indirecta del pensamiento es más fácil y frecuente que la telepatía. Los mismos lectores pueden hacerla con facilidad. Si a un adivino, médium, radiestesista, etc., se le presentan una serie de preguntas escritas y guardadas en un sobre, el «adivino», con relativa frecuencia, será capaz de decir el contenido. Pero si no somos nosotros mismos los que escribimos las preguntas, sino que es un amigo el que nos las envía por correo (esto es más seguro que una entrega personal, para evitar así toda hiperestesia inconsciente en nosotros), entonces comprobaremos que sólo rarísimamente, y sólo muy buenos «adivinos» serán capaces de decirnos lo que hay en el sobre. Esta o semejantes experiencias, prueban perfectamente que en el primer caso, esto es, cuando la consulta es hecha por la misma persona que escribió la pregunta, es más fácil acertar, por tratarse de hiperestesia indirecta del pensamiento. Pero en el segundo caso, cuando no puede haber señales inconscientes, los aciertos son más raros y difíciles por tratarse de telepatía o conocimiento extra-sensorial. Muchas veces es el espectador el que se traiciona a sí mismo al consultar a un «adivino» o en las sesiones espiritistas. El médium o «adivino» no sabe más que aquello que le dice el consultante con el lenguaje de las señales inconscientes e involuntarias. El estado de trance del médium, o de delirio, narcotismo, histeria en que entran natural o artificialmente muchos «adivinos» ayuda evidentemente a la hiperestesia. Por otra parte, la cadena de personas tomadas de la mano, en ciertas sesiones espiritistas, favorece la hiperestesia del pensamiento de tipo cumberlandístico. Cumberlandismo e HIP en general, combinados, pueden, es claro, llegar a límites insospechados en personas especialmente «dotadas» y especialmente entrenadas. Y el resultado, repetimos nuevamente, puede ser sólo el confirmar al que consulta en su idea, tal vez equivocada. Ya en su tiempo decía RICHET: «Si yo conozco la palabra Margarita, que el médium debe decir, y sobre todo, si el médium duda, yo le proporcionaré, muy ingenuamente, las indicaciones que necesita, rectificaré sus errores, seré su cómplice involuntario...» (23). Dentro del ámbito de la hipnosis, son muchas las consecuencias prácticas que podríamos sacar de lo que hemos expuesto sobre la hiperestesia indirecta del pensamiento. Entre ellas, por ejemplo, el peligro que pueden tener sugestiones sólo pensadas por el hipnotizador y no manifestadas. Pacientes muy sensitivos o muy entrenados pueden captarlas por hiperestesia indirecta del pensamiento. Como esas sugestiones no fueron hechas expresamente, si el hipnotizador no las retira, en ciertos casos pueden después traer complicaciones. En 1784, PUYSÉGUR descubría que con uno de sus pacientes no tenía necesidad de hablar para darle las sugestiones «magnéticas» (hipnóticas, diríamos hoy). «Yo pensaba simplemente en su presencia, y él me comprendía y me respondía. Cuando él se mostraba dispuesto a decir más de lo que yo juzgaba prudente dejar entender, yo, sólo con el pensamiento, interrumpía inmediatamente sus ideas, cortando las frases en medio de una palabra y modificando completamente su curso» (24). Por no sospechar la existencia de hiperestesia indirecta del pensamiento, muchos investigadores sacaron consecuencias infundadas de sus experimentos con hipnotizados. Así, por ejemplo, quisieron probar la frenología sirviéndose de las manifestaciones de personas sometidas a hipnosis. Decían: si estimulamos una determinada zona del cráneo y el hipnotizado reacciona según el sentimiento correspondiente a la zona frenológica excitada, esto prueba evidentemente que la frenología acierta cuando dice que «cada sentimiento... tiene una sede en el cráneo y el estímulo de estas zonas provoca el sentimiento». No podría ser fingimiento por parte del hipnotizado, porque ¿cómo podría un hipnotizado «analfabeto» saber cuál es el sentimiento que se debe excitar en esta o aquella zona?

21 Citado por SILVA MELLO, A. da: «Misterios e realidades déste e do outro mundo», Rio de Janeiro, J. Olimpio, 1949, pág. 232. 22 PE. Julio María: «Os segredos do espiritismo», 4.a ed., Petrópolis, Vozes, 1950, pág. 180. 23 RICHET, o. c, pág. 77. 24 PUYSÉGUR, carta del 8 de marzo de 1784, citado por Cond. C. de Se. DOMINIQUE, en su libro «Animal magnetism», Londres, 1874.

Este raciocinio se encuentra ya en los primeros estudiosos del hipnotismo. Así BRAID, según una cita del Dr. MURPHY (25), demostraba la frenología con la siguiente experiencia: Un paciente, cuando se le estimuló la zona de la cordialidad y el afecto, abrazaba al médico; al serle excitado el órgano de la combatividad, en el lado contrario de la cabeza, con el brazo correspondiente golpeó a dos caballeros que imaginó le habían agredido, de tal forma que casi dejó a uno de ellos tendido en el suelo; mientras tanto, con el otro brazo continuaba abrazando al médico de la manera más afectuosa. Y así con otras zonas. Pero el argumento no sirve: el hipnotizado, por hiperestesia indirecta del pensamiento, podría adivinar las ideas preferidas por el experimentador y acomodarse a ellas en sus manifestaciones. El mismo fallo en la argumentación han cometido muchísimos investigadores de la hipnosis. Algunos quieren probar sus teorías sobre el hipnotismo basándose en las descripciones de los hipnotizados, incultísimos en las teorías hipnóticas. Otros prueban teorías diferentes, aduciendo este mismo argumento de las descripciones de los hipnotizados incultos... Por el contrario, podría ser que los hipnotizados, a pesar de no saber nada de hipnosis teórica, captasen por hiperestesia indirecta del pensamiento de su hipnotizador, las teorías preferidas del mismo... Uno de los errores más lamentables y frecuentes es el de aquellos que intentan probar una regresión de la edad hasta el óvulo fecundado e incluso hasta el espermatozoide... ¿Cómo podría el hipnotizado, siendo inculto, describir perfectamente el espermatozoide, la evolución del óvulo, etc.? El hipnotizado, ciertamente no lo sabía, pero ahí está el médico hipnotizador que sí lo sabe, y que desea que el hipnotizado confirme sus teorías de regresión de la edad hasta aquellos estados iniciales de la vida. Las consecuencias prácticas que podríamos sacar de lo que llamamos «hiperestesia indirecta del pensamiento» son numerosísimas. Los reflejos fisiológicos o señales correspondientes a todos nuestros actos psíquicos son sentidos por las personas que se encuentran presentes. Probablemente todos los presentes captan e interpretan, al menos inconscientemente, esas señales externas o reflejas, y a partir de ellas se interpreta o capta el pensamiento que las motivó. A este fenómeno de «adivinación» sensorial lo llamamos «hiperestesia indirecta del pensamiento» ( H I P ) . Una gran mayoría de las «adivinaciones» no son paranormales, sino simplemente H I P .

25 MURPHY, Gardner: «Historial Introduction to Modern Psychology», Nueva York, Harcourt Brace and Co., 1949; y Londres, Routtedge and Kegan Paul, 1949. Traducción española: «Introducción histórica a la Psicología contemporánea», Buenos Aires, Paidós, 1960.

9PANTOMNESIA

EL INCONSCIENTE SE ACUERDA DE TODO Se acordó de lo que había visto cuando bebé. —Un analfabeto aprende obras literarias, oyéndolas una sola vez. —Gracias a la memoria del inconsciente se recupera una fortuna.— Nuestro inconsciente no olvida nunca.

EL FILÓSOFO DELBOEUF soñó que en el patio de su casa había encontrado dos lagartijas enterradas en la nieve y rígidas por el frío. Las tomó, las calentó entre sus manos y las colocó en una grieta del muro. Después puso a su lado unas hierbas que crecían por allí. Todavía soñando pronunció el nombre de la planta: «Asplenium ruta muralis» (sic). El nombre se le presentó como algo familiar. DELBOEUF no se acordaba de casi ninguno de los nombres técnicos de las plantas aprendidos en sus años de estudiante. ¿Cómo, pues, era posible aquel conocimiento técnico? Después de 16 años encontró casualmente la explicación: en casa de un amigo vio un pequeño álbum de flores secas, en el cual estaba escrito por su propio puño: «Asplenium ruta muraria». El mismo DELBOEUF lo había escrito mucho tiempo antes, después de consultar a un botánico. DELBOEUF ya no se acordaba que su hermana había regalado aquel álbum a su amigo. Única variante: «muraría» por «muralis» (1). Casos semejantes son bastante frecuentes. Esto nos prueba evidentemente que se guardan en nuestro psiquismo antiguos recuerdos que el consciente ya había olvidado completamente. Surge, por tanto, la pregunta: ¿hasta qué punto llega la memoria del inconsciente? Daremos la respuesta por partes. Época infantil Para saber hasta dónde llega el poder amnésico del inconsciente, un primer paso importante es, sin duda, constatar que nuestro inconsciente nos hace recordar cosas que conocimos cuando aún no teníamos uso de razón. Este hecho ha sido comprobado muchas veces. El Dr. MAURY, por ejemplo, cuenta que una noche soñó que era niño y que vivía en un poblado de Triport. Imaginó ver allá un hombre uniformado que decía llamarse «fulano». MAURY gustaba de analizar sus sueños. Aunque no tuviese la menor idea de aquel hombre ni de aquel poblado donde pensaba no haber vivido nunca, había en el sueño una vaga sensación de «ya visto». Pasado algún tiempo se encontró con su antigua ama seca. El ama le dijo que siendo él muy pequeño, fueron a la localidad citada, donde su padre debía construir un puente, y que había allí un policía con el mismo nombre que había soñado (2). Fue una impresión de «ya visto», confirmada contra toda verosimilitud (3). Más todavía: también está comprobado que el recuerdo puede incluso referirse a las sensaciones tenidas ¡cuando se era niño de pecho! RIGNANO, p. ej., cita en su «Ensayo de síntesis científica» el siguiente caso:

1 Citado entre otros muchos autores, por SILVA MELLO, A. da: «Misterios e realidades dêste e do outro mundo», Río de Janeiro, José Olimpio Editora, 1949, pág. 312. 2 MAURY, Alfred: «Le somneil et les rêves. Études psychologiques sur ces phénomènes et les divers états que s'y rattachent», 4.» edic, Paris, 1878, pág. 92. 3 Por la memoria del inconsciente se explican muchos casos de «ya visto». Esta memoria puede referirse a antiguas sensaciones inconscientes o impresiones conscientes ya olvidadas. Las impresiones antiguas (conscientes o inconscientes) pueden haber sido causadas, no por el mismo objeto del que la persona se acuerda ahora, sino por una fotografía, película, descripción... Pero no queremos decir con esto que no haya otras explicaciones para otros casos de «ya visto». Muchas veces, en efecto, esa impresión de recuerdo se debe a diversas ilusiones: «Ya he visto esto» y en la realidad no lo ha visto sino lo ha imaginado o soñado... (contra la opinión que nos parece insostenible, como veremos, de LEONARD, que niega la corriente de unión o el recuerdo de sueño a sueño). Otras veces la ilusión es que en la realidad vimos alguna cosa parecida pero no la misma, y frecuentemente habrá ilusión completa, un «falso recuerdo» o una perturbación psicológica llamada en Psicología «recuerdo del presente». (Cfr. BERGSON. H.: «L'Energie Spirituelle», París, Alean, 1924, pág. 117, así como «Revue Philosophique», 1908, 12. La sensación de «ya visto» puede deberse también en algún caso al recuerdo de una «precognición» tenida antes, precognición que puede ser meramente inconsciente. De las precogniciones reales y aparentes, hablaremos ampliamente en los capítulos 15, 16, 17, 18 y 19.

Un joven, al llegar a un lugar «donde nunca había estado», lo conocía todo perfectamente. Impresionado, hizo averiguaciones descubriendo que cuando tenía pocos meses había sido llevado allí por su ama. El inconsciente había archivado todos los detalles. Ahora, en presencia del lugar, brotó el recuerdo. Una familia estaba confusa por lo que aconteció a una de sus hijas. Se trata de una joven de 16 años. Un día fue a un grupo escolar y percibió que «ya lo conocía, a pesar de no haber estado nunca en él». Las profesoras del centro, impresionadas por el hecho, hicieron en aquel mismo momento algunas experiencias y, efectivamente, la joven describía las distintas habitaciones antes de que abrieran la puerta. Un solo fallo: dijo que una sala era el despacho de la directora, cuando en realidad lo utilizaba la encargada de la limpieza. Los familiares de la joven estaban angustiados porque algunos espiritistas les habían dicho que todo eso probaba evidentemente que la niña había estado en aquel colegio en una reencarnación anterior (?!), teoría que los parientes, como católicos, no podían admitir. Las averiguaciones realizadas comprobaron, en primer lugar, que sólo durante el primer año de funcionamiento de la escuela aquel cuarto que la joven designaba como despacho de la directora, lo había sido de hecho. Actualmente ninguna de las profesoras del colegio sabía esto, pues todas eran más recientes en la casa. Y fue precisamente en aquel año de la inauguración cuando una tía de la joven estuvo visitando el grupo, llevando en brazos a la niña, entonces con un año de edad (4). Se han hecho algunas experiencias de leer a un niño, hasta de unos pocos días, un largo párrafo de un libro y, pasados varios años, hacerle repetir en estado hipnótico el mismo párrafo que sólo oyó una vez y que no era capaz de entender. El inconsciente, aun el de una criatura, es un óptimo magnetofón. Se acuerda hasta de lo «no percibido» Es un paso más para comprender hasta dónde llega la memoria del inconsciente. Muchos son los aspectos y casos que se podrían analizar sobre el recuerdo de lo «no percibido». En efecto, como hemos visto, el inconsciente se acuerda de lo que sólo se oyó en tierna edad. Es un tipo de «no percibido» ya que los niños pequeños «no prestan atención». Son frecuentes los casos de acordarse de lo que se oyó estando completamente distraído; he aquí otro tipo de lo que llamamos «no percibido». Podemos recordar hasta aquello que jamás podría percibir el consciente; recuerdo de sensaciones hiperestésicas e inconscientes, como veremos en éste y en el próximo capítulo. Ahora queremos fijarnos en otro aspecto: posiblemente no existe un estado tal de «desmemorización» que pueda incluso afectar al inconsciente. El ejemplo típico es presentado por CHARCOT en una de sus famosas clases en Salpetriére. Una enferma, después de una violenta crisis provocada por una emoción, lo olvida todo, desde un mes antes de la crisis (amnesia retrógrada), y después no puede fijar nada ni guardar ningún recuerdo (amnesia total). CHARCOT, el célebre investigador del hipnotismo en los enfermos, analiza así el caso en su clase: «En realidad, los hechos que ella olvida tan rápidamente en estado de vigilia y que no puede hacer aparecer en el consciente, estaban verdaderamente registrados (en el inconsciente). La prueba es que espontáneamente logró recordarlos de noche, durante el sueño. Ordenamos que fuese observada por dos enfermos cercanos a su cama y comprobamos así que frecuentemente sueña en voz alta haciendo a veces alusiones a los acontecimientos... que no es capaz de suscitar en estado de vigilia. Pero la prueba de que el inconsciente se acuerda de todo está, especialmente, en el hecho siguiente: esta mujer a la que conseguimos hipnotizar encuentra en ese estado todos los hechos sucedidos hasta el momento presente, y todos sus recuerdos reviven asociados, sistematizados, ininterrumpidos de manera que forman una trama continua, como si hubiera un segundo «yo» que contrasta extrañamente con el «yo» oficial, del cual todos conocéis la amnesia profunda» (5). El inconsciente aprende inmediatamente cosas complejas Entre los casos espontáneos es clásico el referido por MICHEA y citado por muchos autores.

4 Averiguaciones y consulta del autor en Río Grande doSul (Brasil). 5 CHARCOT, J. M.: «Sur un cas d'amnésie rétroantérograde probablement d'orige hystérique», en «Revue de Medicine», 1892, XII, pág. 81.

Un joven carnicero, en un acceso de manía, recitaba páginas enteras de «Fedra», de Racine. Curado de su manía, por más esfuerzos que hiciese no conseguía recordar ni un solo verso. Declaró haber oído una sola vez la lectura de esa tragedia, cuando era pequeño (6). Pocas cosas son tan complejas como las lenguas. El próximo capítulo se titula: «El inconsciente, la mejor escuela de lenguas» Por eso no nos detendremos aquí en el tema de la complejidad de los datos que puede archivar el inconsciente. La extensión cualitativa de la memoria La memoria se mide no sólo por el tiempo durante el cual retiene los datos aprendidos (extensión temporal, de la que hablaremos luego), ni tampoco sólo por la cantidad de datos que es capaz de almacenar (extensión cuantitativa o complejidad, a la que acabamos de aludir y de la que todo el próximo capítulo va a ser un comentario); se mide también por la minuciosidad de los detalles que llega a conservar. Esto viene a ser la extensión cualitativa. En materia de detalles, o sea, en el aspecto cualitativo, el inconsciente llega a límites insospechados. Desde BOTTLEY, son relativamente frecuentes en hipnosis experiencias como la siguiente: «Se coloca ante los ojos del sonámbulo una serie de cuartillas superpuestas y se le ordena que escriba, a medida que se le va dictando. Después de haber escrito algunas líneas en la primera hoja, ésta es retirada súbitamente, y él sigue escribiendo en la segunda, caso de no haber notado la falta de la primera para lo cual se le puede hacer una sugestión directa. Se va haciendo lo mismo con la segunda, tercera y cuarta hojas quedando escritas en cada una apenas unas líneas. En cada página, el sonámbulo es capaz siempre de retomar el punto en que había parado en la anterior. Finalmente, cuando termina la cuarta hoja, se le pone en las manos la quinta ordenándole que vuelva a leer en voz alta todo lo que había escrito y que coloque la puntuación en los sitios precisos. Puede ejecutar todo esto con extraordinaria exactitud, sin omitir palabra alguna y haciendo las correcciones en los debidos sitios de las cuatro hojas retiradas» (7). ¡Sobre una hoja en blanco! El fenómeno puede ser repetido aprovechando otros estados de inconsciencia diferentes de la hipnosis, como sonambulismo espontáneo, durante el sueño natural. El Arzobispo de Burdeos refiere el caso siguiente: un joven sacerdote se levantaba durante el sueño, sonámbulo, para escribir sermones o componer música. El Arzobispo lo acompañó varias noches seguidas. Con precisión matemática el joven, con los ojos cerrados, reunía todo el material necesario. Cuando componía música, trazaba primero el pentagrama con una regla. Las notas y el texto eran perfectos y si había errores, al «releer» los corregía en sus lugares correspondientes. Los sermones los leía en voz alta desde el comienzo al final, con ¡los ojos cerrados! Corregía los pasajes que no le gustaban. El Arzobispo, sospechando que el sonámbulo viese a través de los párpados cerrados, interpuso obstáculos como hojas de papel cuando el sacerdote leía. El padre continuaba leyendo con calma, imperturbablemente. Otras veces el Arzobispo sustituía las hojas escritas por otras de igual forma, peso, etc., y el padre «leía» sobre las hojas en blanco lo que estaba escrito en las otras. También, sobre esas hojas en blanco, corregía los errores o frases menos felices, en los sitios que correspondían a los de las otras hojas (8). Como se ve por estas manifestaciones, la minuciosidad de la memoria del inconsciente es asombrosa. El tiempo en la memoria inconsciente He aquí otro factor de gran importancia. Pueden considerarse tres aspectos que en la realidad se compenetran: hasta qué edad anterior pueden retroceder nuestros recuerdos; hasta qué edad avanzada se archivan en el inconsciente; y por cuánto tiempo se conservan.

6 Citado, entre otros autores, por LAPPONI, José: «Hipnotismo e Espiritismo», trad. de la segunda edic. italiana por VIEIRA, Baptista Manoel, Sao Paulo, Falcone, 1907, pág. 227. 7 Citado, por ejemplo, por SILVA MELLO, A. da: o. c, pág. 324. 8 «Encyclopédie Française», en el artículo «Sonambulismo».

«¿Hasta qué edad anterior pueden retroceder nuestros recuerdos?» Ya hemos apuntado algunos casos de memoria de hechos sucedidos antes del uso de razón e inclusive en la primera infancia. Tales casos son relativamente frecuentes. Aún más: un tipo de experiencia es presentado bajo el aspecto y denominación de «regresión» en la edad. El hipnotizado es llevado por la fuerza de la sugestión a años pasados, reproduciendo entonces los criterios, gestos, lenguaje, ocupaciones o juegos propios de la edad sugerida. Algunos autores que no han considerado suficientemente el asunto, defienden la «regresión» hasta un estado uterino anterior a la mielinización, o incluso pre-uterino. Los mejores especialistas evidentemente refutan el hecho. Tales «regresiones» son puramente ficticias. El paciente, sometido a sugestión, es muy capaz de crear maravillosas fantasías. Es verdad que, en algunos casos, el inconsciente podrá revelar hechos ocultos y que después se comprueba que corresponden a épocas de la pre-mielinización o pre-uterinas sugeridas. No se trataría en estos casos de un auténtico recuerdo del inconsciente, sino apenas, en último análisis, de conocimiento actual paranormal. Generalmente será una mera proyección al pasado de conocimientos actuales conscientes o inconscientes. Es claro que en la «regresión» hipnótica no se trata de una verdadera regresión del tiempo y que, por tanto, no se puede esperar una acomodación total de la personalidad a la edad sugerida, como esperaban algunos hipnólogos menos avisados. El inconsciente toma de su archivo innúmeros recuerdos para fingir la «regresión» que se le impone, pero no por eso se desprende de la personalidad adulta presente. Hay personas que «retroceden» a edades infantiles y sometidas al test de RORSCHACH proceden aparentemente con psicología de niños, lo que demuestra la memoria del inconsciente. Pero un psicólogo experimentado descubrirá ciertos detalles de madurez, lo que demuestra que la regresión es sólo aparente. Un hombre dibujó un árbol con trazos e ingenuidades propias de la edad sugerida de seis años, pero no omitió las raíces, detalle que a los seis años de edad auténtica, habría omitido. Otro individuo, después de aceptar la sugestión de que tenía cuatro años, preguntado repentinamente que hora era, no consiguió reprimir el gesto de mirar el reloj de pulsera. Estos y otros ejemplos muestran que se trata de memoria (¡y de imaginación!...). Otros autores, como BUTLER (9), quieren ver en el instinto, animal o humano, una memoria inconsciente heredada. ¿Pero será que los primeros animales y los primeros hombres no tenían instintos? En todo caso, el instinto, los reflejos incondicionados, los factores hereditarios de carácter y otros, sólo en un sentido muy amplio podrían ser llamados «memoria», una especie de memoria inconsciente de épocas pasadas, transmitidas de padres a hijos. «¿Hasta qué edad avanzada se archivan los recuerdos?» Parece que hasta la muerte. Y más todavía: como es sabido, es precisamente en los moribundos donde el inconsciente parece aflorar con más fuerza, surgiendo recuerdos «hasta de los primeros años de vida». Los viejos con frecuencia recuerdan incluso conscientemente sus primeros años, su infancia, su juventud, y continuamente están hablando de ello. Son numerosos los casos en que personas muy ancianas manifiestan de repente por cualquier asociación de imágenes, recuerdos del inconsciente, recuerdos tan antiguos y tan olvidados por el consciente, que ninguno los reconoce como tales, dando origen a interpretaciones a veces supersticiosas. En Psicología Experimental se ha hecho clásico el caso siguiente: Una anciana, al pasar por un sitio «donde nunca había estado», «adivinó» de repente que allí había habido una plantación de violetas. Hecho sorprendente porque aquel local, edificado y en medio de otros edificios, no podía sugerir en absoluto la existencia anterior de tales plantas. Pero la señora, sin poder explicar el motivo, estaba convencida de lo que afirmaba. Se hicieron averiguaciones y se comprobó que, de hecho, en aquel lugar, hacía más de treinta años, se había derribado un edificio y hasta la nueva construcción, ciertamente el terreno sirvió para las plantas de un famoso jardinero. La señora, sin embargo, ignoraba totalmente esta circunstancia. El tiempo se encargó de elucidar la cuestión. El marido de la señora, intrigado también, pensó muchas veces en el asunto. Un día, casi de repente, recordó que poco antes de ser vendida la propiedad, él mismo había comprado allí un ramillete de violetas para su esposa, que entonces convalecía de una enfermedad.

9 BUTLER, Samuel: «Unconscious Memory», 1910 (1.ª ed., 1880).

Entonces la señora recordó también que su marido, al entregarle las flores, le había dicho dónde las había comprado (10). Ambos se habían olvidado, pero el inconsciente «no olvida nada». Al pasar por aquel lugar, treinta años después, se efectuó la asociación de ideas y brotó el misterioso recuerdo. «¿Por cuánto tiempo conserva el inconsciente los recuerdos?» Esta pregunta está ya implícitamente respondida en las dos anteriores: desde la infancia hasta la vejez parece que el tiempo no afecta a la memoria del inconsciente. El encadenamiento de la memoria Para saber hasta qué punto llega la memoria, necesitamos aún un dato más. Ya hemos visto cómo las cosas sucedidas en estado de conciencia se archivan en el inconsciente. También se conserva en el inconsciente lo sucedido durante los mismos estados de inconsciencia. Y el paso de un estado a otro de inconsciencia no está cerrado para la memoria del inconsciente. Por ejemplo, lo sucedido durante la inconsciencia de una crisis histérica surge en la hipnosis. Lo sucedido en la hipnosis, surge a la superficie, por ejemplo, en el desdoblamiento de la escritura automática. Lo que ocurre durante el sueño es recordado, por ejemplo, en la alucinación cuando se fija la vista en una bola de cristal, etc. Todo parece indicar, pues, que la memoria del inconsciente forma «una trama continua e ininterrumpida», según la frase ya citada de CHARCOT. He aquí un caso de recuerdo en el sueño natural, de algo realizado en la inconsciencia de la sugestión posthipnótica. El Dr. VOISIN hipnotiza a un individuo. Hecho esto, le sugiere que al despertar, en plena vigilia, deberá asesinar a una mujer que estaba entonces en una cama próxima, y le sugiere también que debe olvidarlo todo. Despertado del sueño hipnótico, y sin saber por qué, el individuo se dirige a la cama cercana y sin dudar apuñala un maniquí de mujer perfectamente simulado. Los magistrados ante quienes se realiza el experimento, no consiguieron del supuesto asesino ni la confesión del crimen, ni la descripción del hecho, ni el nombre del cómplice que lo había sugerido. Era una acción en vigilia pero olvidada inmediatamente por efecto de la sugestión post-hipnótica. Tres días más tarde el hombre vuelve a Sal-petriére. Su fisonomía muestra las señales de un intenso sufrimiento moral de pertinaz insomonio. Se queja de que todas las noches, en cuanto se duerme, ve a una mujer que lo acusa de haberla asesinado con un cuchillo. Se despierta siempre con gran excitación. Rechaza el sueño como absurdo, pero en cuanto concilia de nuevo el sueño, surge la trágica aparición. Los médicos tuvieron que explicarle todo para que el pobre hombre no se volviese loco (11). BERNHEIM, después de hacer muchas experiencias corroborando el fenómeno de que por el hipnotismo se pueden recordar hechos que parecían totalmente olvidados o nunca percibidos, pasó en sus experimentos al hecho de que ahora tratamos. Demostró hasta la saciedad cómo, durante la hipnosis, pueden ser recordados todos los hechos que se habían realizado en anteriores hipnosis, pero con la sugestión post-hipnótica (eficaz, por tanto, sólo para el consciente) de que después fuesen olvidados (12). Se pide a un hipnotizado que describa lo que se ordenó olvidar, y es curioso comprobar cuan perfectamente se acuerda de todo. El encadenamiento de la memoria era ya completamente confirmado por JANET (13). Unas conclusiones prácticas La sugestión post-hipnótica para olvidar, no es eficaz en el inconsciente. Sugestiones post-hipnóticas para olvido, por ejemplo, de traumas con objeto de curar una psiconeurosis, muchas veces no corresponderán al método más indicado, ya que, pasado algún tiempo, por efecto de asociaciones o ciertas contradicciones espontáneas, el trauma «olvidado» puede surgir de nuevo a la superficie.

10 «Enciclopedia Ilustrada Europeo-Americana», Madrid-Barcelona Espasa-Calpe, en el artículo «Vaticinio», pág. 382.

11 VOISIN, Auguste: «Les suggestions criminelles posthypnotiques», ne «Revue de l'hypnotisme», 1891, V, pág. 382. 12 BERNHREIM, H.: «Hypnotisme, suggestion, psychotérapie», París, 1891, págs. 133 ss. 13 JANET, Pierre: «L'automatisme psychologique, essai de psy-chologje experimental sur les formes inferieures de l'activité mentale», París, Alean, 1889, págs. 336 ss.

No se debe pensar tampoco que ciertas sugestiones, a veces ridículas, no sean peligrosas por el simple hecho de que después se hagan sugestiones post-hipnóticas de olvido; el olvido no es total y algún día podría influir en el comportamiento del paciente. Éste es uno de los peligros de los espectáculos o sesiones de hipnotismo. ¿Pantomnesia o hipermnesia? Si somos pantomnésicos (del griego «mnesis» = memoria, y «pantón» = de todas las cosas) lo recordamos todo, absolutamente todo. Si somos hipermnésicos (del griego «hiper» = por encima de, extraordinario, y «mnesis» = memoria) entonces nuestra memoria inconsciente sería admirable, superaría todo lo que generalmente se piensa, pero no sería precisamente memoria de todo. El dilema es antiguo. Fue RICHET el que propuso el término de «pantomnesia»: «Para indicar—escribe—que la memoria no olvida nada y que todo lo que impresiona nuestros sentidos (añadimos nosotros: o nuestra inteligencia, voluntad, imaginación...) permanece fijo en el cerebro inconsciente, yo propondría la palabra pantomnesia. Por su etimología significa que ningún vestigio de nuestro pasado cognoscitivo se apaga» (14). No es posible probar experimentalmente que no se olvida absolutamente nada. Pero la pantomnesia parece lógica. ¿Qué es lo que se podría olvidar más fácilmente? Los casos espontáneos o experimentales que se han logrado realizar y que hemos ido citando hasta aqui, muestran precisamente que las cosas que más fácilmente se podrían olvidar, se guardan también en el inconsciente. Hasta los hechos captados en la infancia antes del uso de razón y los hechos no captados por su insignificancia o por distracción, incluso en personas que padecen de amnesia (falta de memoria) total en el consciente. Las cosas más complejas, o más detalladas y minuciosas, son archivadas inmediatamente en pasmosa cantidad. El pasar del tiempo no parece influir en la memoria del inconsciente, ni parece haber barreras que impidan el paso de la vida consciente al archivo del inconsciente, o que separen los diversos estados de inconsciencia. Se forma así una trama del «yo» único, perfectamente unido e ininterrumpido que nada puede olvidar. No hemos hablado directamente de los datos que hemos recibido por vías paranormales, pues tendríamos antes que explicar lo paranormal, difícil de ser entendido aquí. Pero también son archivadas las percepciones paranormales. Los casos observados y las experiencias realizadas nos autorizan a deducir que nada se olvida en nuestro inconsciente. Ya a los comienzos de la investigación metapsíquica, numerosos autores, como JANET, FLOURNOY, RICHET y otros, defendían la pantomnesia contra la hipermnesia. No nos detenemos más en este capítulo, pues gran parte de los dos siguientes servirá para probar o confirmar la memoria del inconsciente. En todo caso, aunque tuviésemos que conceder que tal vez pueda apagarse alguna cosa de nuestra memoria inconsciente, el hecho indiscutible es que el inconsciente conserva mucho más de lo que ordinariamente se podría sospechar. Y en Parapsicología, si algún fenómeno puede ser explicado por la memoria del inconsciente, es evidente que no debemos recurrir a otras explicaciones más «misteriosas», como los fenómenos paranormales, y mucho menos a explicaciones ultraterrenas o reencarnacionismo, como ya RICHET expresó en el lugar que acabamos de citar: «Probablemente todos somos pantomnésicos. En todo caso, en la apreciación de los fenómenos metapsíquicos, debemos admitir que no nos olvidamos absolutamente de nada». La pantomnesia en la vida ordinaria La memoria es como uno de esos inmensos bloques de hielo llamados «iceberg». Sólo una pequeña parte aparece sobre la superficie del mar, la memoria consciente, la memoria actual, si podemos emplear esta expresión. Pero desde la superficie se puede también ver una pequeña parte del «iceberg», con tal que queramos mirar hacia abajo: es la memoria preconsciente. Son todos esos recuerdos que tenemos archivados y a los que ahora, por ejemplo, cuando estamos leyendo estas líneas, no prestamos atención. Pero basta que queramos para que los recordemos: asi, nuestro nombre y el de nuestros parientes, dónde vivimos, en qué ocasión realizamos el último viaje en avión, etc. Sólo es preciso mirar bajo la superficie del mar, hacia el preconsciente. Hay otra zona del «iceberg» que no vemos, aunque miremos hacia ella. Pero si el bloque se inclina un poco, esos recuerdos emergen. Esto sucede porque las circunstancias (asociación de ideas inconscientes) procurarán o reclamarán tal recuerdo.

14 RICHET, Charles: «Traite de Métapsvchique», 2.A ed., París, Alean, 1923, pág. 69.

Muchas de las llamadas «intuiciones» o «inspiraciones» del momento, son en todo o en parte recuerdos de lo que oímos, leímos o pensamos en ocasiones anteriores. Pero casi siempre pasan desapercibidas en su aspecto de recuerdos. Podemos fomentar la asociación de imágenes y excitar el inconsciente, haciendo así trabajar el archivador. Se cuenta en la biografía del sabio español AMOR RUIBAL que su prodigiosa memoria consciente (preconsciente) le permitía encontrar sin fichero lo que necesitaba en su confusa biblioteca personal. Un día, sin embargo, la memoria consciente le falló y, a pesar de buscarlo durante varias horas, no encontró un folleto raro sobre el Código de HAMMURABI. Encargó a algunos auxiliares que mirasen libro por libro, dependencia por dependencia, para encontrar el folleto. Todo inútil. Profundamente contrariado y preocupado, pues necesitaba con urgencia el folleto, se acostó aquella noche, y en sueños lo vio en determinado lugar inesperado. Se levantó temprano y fue rápidamente a aquel sitio para constatar si era verdad... Allí estaba el folleto extraviado (15). El inconsciente, aguzado por lo desesperado de la situación, «trabajó en su archivo» toda la noche, hasta encontrar el recuerdo deseado. A veces es bastante largo el tiempo empleado por el archivador hasta encontrar el recuerdo que se desea. BROCKELBANK, por ejemplo, había perdido un cortaplumas que estimaba mucho. Lo buscó en vano. Conscientemente decidió no pensar más en el asunto. Pero el inconsciente quedó alerta. Cierta noche, seis meses más tarde, el inconsciente consiguió suscitar el recuerdo archivado. BROCKELBANK soñó entonces que tenía puestos unos viejos pantalones que ya había dejado de usar hacía mucho tiempo; soñó que en ellos estaba el cortaplumas. ¿Por qué soñó esto? Intrigado, quiso ver si era verdad y fue en busca de los pantalones. En el bolsillo que había soñado estaba el cortaplumas (16). MAURY se esforzaba por recordar cierta cosa interesante, antes de acostarse por la noche. Y así muchas noches iba «provocando» el archivador. Con alguna frecuencia, en sueños, le venían recuerdos y más recuerdos. Un método casi idéntico, aunque admite una técnica mejor, es el de la hipnosis. Por la hipnosis, en algunos casos, podemos obtener una excelente ayuda para la vida práctica (bajo la dirección de algún médico técnico en hipnotismo, con lo que reduciremos al mínimo el peligro de fomentar el automatismo y otras consecuencias peligrosas). Un conocido especialista en hipnotismo nos refiere el siguiente caso. La señorita W. trataba de encontrar una carta comercial muy importante que había perdido un año antes de nuestra entrevista... En estado hipnóptico y en respuesta a preguntas específicas, dijo primeramente cuándo había recibido la carta; después, en qué oportunidad la había utilizado; finalmente, cuándo la había visto por última vez. Fue en el cuarto de huéspedes de la casa de su tía en Boston, mientras preparaba la maleta para viajar. • ¿No la colocó en la maleta? —No. • ¿Desde entonces no ha vuelto a verla? —No. Despertándola de la hipnosis le dije que había dejado la carta en el cuarto para huéspedes en Boston. (En estado de vigilia había afirmado que la última vez que había visto la carta había sido en una oficina de Nueva York). Ella no creía que esto fuese posible, pero dijo que lo comprobaría escribiendo a su tía. Algunas semanas más tarde fui informado que la investigación había confirmado la revelación hecha durante la hipnosis. La carta había sido hallada en Boston. Felizmente, la tía la había guardado» (17). Por medio de hipnosis o asociaciones, tests, drogas, etc., el psiquiatra podrá obtener algunas veces del inconsciente, recuerdos que lo ayuden en la recuperación del paciente. El abogado podrá conseguir datos preciosos para la reconstrucción de los hechos de su cliente, etc. Por medio de la hipnosis se ha llegado en ocasiones a bastante profundidad en el archivo del inconsciente. Una experiencia casi de rutina es la comprobación de la memoria del inconsciente durante la hipnosis. «En consecuencia, la imaginación se exalta también, dando al lenguaje de los pacientes un brillo y un colorido

15 GÓMEZ LEDO, A.: