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DSA05.- Evaluación e implementación de la intervención en el ámbito socioafectivo. La evaluación en Educación Infantil debe tener como fin la identificación de los aprendizajes adquiridos por los niños así como la valoración del desarrollo alcanzado por ellos y ellas. La evaluación de esta etapa educativa presenta algunas dificultades, originadas por las variables personales y contextuales que intervienen en este periodo educativo, ya que éstas condicionan el modelo de evaluación que se escoja. En esta etapa educativa, la técnica fundamental para evaluar es la observación, aunque también hacemos uso de otras técnicas como son la entrevista o los cuestionarios. Para elaborar los instrumentos de evaluación tenemos que tener en cuenta: Que los resultados de aprendizaje del alumnado de Educación infantil, en el ámbito socio-afectivo, afectan a aspectos de su comportamiento personal que no pueden comprobarse por un hecho puntual ni ante una única situación. Que la información a obtener es esencialmente cualitativa, centrada en muchas ocasiones en situaciones de interacción con los compañeros o con los materiales, acerca de conductas personales afectivas y sociales. Variables personales y contextuales relevantes para la evaluación en el ámbito socio-afectivo: Para concretar las variables que intervendrán en la evaluación, tendremos que recordar las características particulares de la etapa, que vienen determinadas en la norma jurídica que la expone y desarrolla. En 1º lugar recordamos que la Educación infantil constituye la etapa educativa con identidad propia que atiende a niñas y niños desde el nacimiento hasta los 6 años, ordenándose en 2 ciclos: el 1º de 0 a 3 años y el 2º, desde los 3 hasta los 6 años de edad. Por otro lado, recordamos que la finalidad de la Educación infantil es la de contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños. En ambos ciclos se atenderá progresivamente al desarrollo afectivo, al movimiento y los hábitos de control corporal, a las manifestaciones de la comunicación y del lenguaje, a las pautas elementales de convivencia y relación social, así como al descubrimiento de las características físicas y sociales del medio. Además se facilitará que niños elaboren una imagen de sí mismos positiva y equilibrada y adquieran autonomía personal. Esto nos recuerda que tanto el fin cono el método de este proceso de enseñanza-aprendizaje será integral y globalizado, lo que afecta decididamente a la elección del método, las técnicas y los instrumentos de evaluación. Entonces, ¿qué podemos sacar en conclusión? 1. Las variables personales que debemos tener en cuenta a la hora de diseñar la evaluación para el desarrollo socioafectivo en Educación Infantil son: •

La edad de los niños y niñas a los que vamos a evaluar.



Las necesidades básicas de los niños y niñas según su edad.



El grado de desarrollo madurativo propio de cada edad.



Las características individuales de cada educando, especialmente si en alguno de ellos se dan circunstancias tales como por ejemplo, que presenten algún tipo de discapacidad, o que el ambiente social y cultural de procedencia sea desfavorecido.

2. Las variables contextuales más relevantes son: •

Los agentes que participan en el proceso: la familia-la escuela-los iguales.



La finalidad que se persigue: ésta se concreta, siguiendo el propio planteamiento curricular, en los objetivos y en los criterios de evaluación, lo que posibilita definir de manera clara y significativa el referente que se va a manejar.



Los ámbitos sobre los que se proyecta: los contenidos educativos de la Educación Infantil se organizan en áreas correspondientes a ámbitos propios de la experiencia y del desarrollo infantil que se abordan por medio de actividades globalizadas.

Para especificar con mayor exactitud estas últimas variables tendremos que tener en cuenta la normativa vigente en cada caso, recordando que corresponde a las Comunidades Autónomas determinar los contenidos educativos del 1º ciclo de la Educación infantil y establecer el currículo del 2º ciclo cuyas enseñanzas mínimas vienen determinadas por el Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre. Elaboración de instrumentos de evaluación: Los procesos de aprendizaje de un alumno, o el propio sistema educativo en general, necesitan para su propio desarrollo, la elaboración de juicios que permitan comprenderlos y tomar decisiones que sirvan para mejorar su funcionamiento. Desde esta perspectiva, la evaluación se entiende como una actividad básicamente valorativa e investigadora, pero también facilitadora del cambio educativo y desarrollo profesional docente, afectando no sólo a los procesos de aprendizaje de los alumnos y alumnas, sino también a los procesos de enseñanza. La evaluación educativa atenderá a todos los ámbitos de la persona y habrá de tener en cuenta la singularidad de cada individuo, analizando su propio proceso de aprendizaje, sus características y necesidades específicas. Todo proceso de evaluación requiere instrumentos y técnicas destinados a obtener la información que se precisa. Dichos instrumentos y técnicas son, por tanto, herramientas al servicio de la propia evaluación, y su elección ha de estar siempre supeditada a la modalidad de evaluación elegida. En la etapa de Educación Infantil, la técnica fundamental para evaluar es la observación, si bien no podemos dejar atrás otras como la entrevista, cuestionarios, pruebas del rendimiento académico...Instrumentos que veremos detenidamente en los siguientes puntos. Lo 1º que tenemos que aprender es qué indicadores tendremos que identificar para realizar la evaluación de nuestro alumnado.

Identificación de indicadores (I): Siguiendo el Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del 2º ciclo de la educación infantil, la evaluación debe tener como fin la identificación de los aprendizajes adquiridos así como la valoración del desarrollo alcanzado teniendo, por tanto, un carácter netamente formativo. La evaluación en este ciclo debe servir para identificar los aprendizajes adquiridos y el ritmo y características de la evolución de cada niño. A estos efectos, se tomarán como referencia los criterios de evaluación de cada una de las áreas, entendiendo por criterio de evaluación, aquella formulación que ha de recoger el tipo y grado de aprendizaje que ha de lograr un alumno con respecto a unas determinadas capacidades. En definitiva, el criterio equivale a un objetivo didáctico en el que se refleja el grado con el que el alumno manifiesta determinadas capacidades, con relación a ciertos contenidos, todo ello en un momento concreto de su desarrollo evolutivo. Para determinar los criterios de evaluación deberá tenerse en cuenta la norma jurídica que es de aplicación en cada Comunidad Autónoma. Tomemos como ejemplo lo establecido en el Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre: 1. Dar muestra de un conocimiento progresivo de su esquema corporal y de un control creciente de su cuerpo, global y sectorialmente, manifestando confianza en sus posibilidades y respeto a los demás. Con este criterio se observa el desarrollo del tono, postura y equilibrio, control respiratorio o la coordinación motriz y se evalúa la utilización de las posibilidades motrices, sensitivas y expresivas del propio cuerpo. Habrán de manifestar un control progresivo de las mismas en distintas situaciones y actividades, como juegos, rutinas o tareas de la vida cotidiana. Deberán ser capaces de reconocer y nombrar las distintas partes del cuerpo y ubicarlas espacialmente, en su propio cuerpo y en el de los demás. Así mismo, se valorará si identifican los sentidos, estableciendo diferencias entre ellos en función de su finalidad y si pueden explicar con ejemplos sencillos las principales sensaciones asociadas a cada sentido. Se evalúa también a través de este criterio: La formación de una imagen personal ajustada y positiva. La capacidad para utilizar los recursos propios, el conocimiento de sus posibilidades y limitaciones, y la confianza para emprender nuevas acciones. Han de manifestar, igualmente, respeto y aceptación por las características de los demás, sin discriminaciones de ningún tipo, y mostrar actitudes de ayuda y colaboración. 2. Participar en juegos, mostrando destrezas motoras y habilidades manipulativas, y regulando la expresión de sentimientos y emociones. Con este criterio se trata de: Evaluar la participación activa en distintos tipos de juego. Se observará el desarrollo de los elementos motrices que se manifiestan en desplazamientos, marcha, carrera o saltos, así como la coordinación y control de las habilidades manipulativas de carácter fino que cada actividad requiere. Se valorará su participación y utilización adecuada de las normas que rigen los juegos, y la manifestación y progresiva regulación de sentimientos y emociones que provoca la propia dinámica de los juegos, Se valorará si muestra actitudes de colaboración y ayuda mutua en juegos diversos, evitando adoptar posturas de sumisión o de dominio, especialmente entre niños y niñas. 3. Realizar autónomamente y con iniciativa actividades habituales para satisfacer necesidades básicas, consolidando progresivamente hábitos de cuidado personal, higiene, salud y bienestar. Con este criterio se pretende: Evaluar las destrezas adquiridas para realizar las actividades habituales relacionadas con la higiene, la alimentación, el descanso, los desplazamientos y otras tareas de la vida diaria. Estimar el grado de autonomía y la iniciativa para llevar a cabo dichas actividades, utilizando adecuadamente los espacios y materiales apropiados. Apreciar el gusto por participar en actividades que favorecen un aspecto personal cuidado, un entorno limpio y estéticamente agradable, y por colaborar en la creación de un ambiente generador de bienestar. 4. Identificar y conocer los grupos sociales más significativos de su entorno, algunas características de su organización y los principales servicios comunitarios que ofrece. Poner ejemplos de sus características y manifestaciones culturales, y valorar su importancia. Con este criterio se evalúa: El conocimiento de los grupos sociales más cercanos (familia, escuela…), de los servicios comunitarios que éstos ofrecen (mercado, atención sanitaria o medios de transporte), y de su papel en la sociedad. La toma de conciencia sobre la necesidad de lo social, se estimará verbalizando algunas de las consecuencias que, para la vida de las personas, tendría la ausencia de organizaciones sociales, así como la necesidad de dotarse de normas para convivir. Su integración y vinculación afectiva a los grupos más cercanos y la acomodación de su conducta a los principios, valores y normas que los rigen. Especial atención merecerá la capacidad que niños muestren para el análisis de situaciones conflictivas y las competencias generadas para un adecuado tratamiento y resolución de las mismas.

5. Utilizar la lengua oral del modo más conveniente para una comunicación positiva con sus iguales y con las personas adultas, según las intenciones comunicativas, y comprender mensajes orales diversos, mostrando una actitud de escucha atenta y respetuosa. Mediante este criterio se evalúa: El desarrollo de la capacidad para expresarse y comunicarse oralmente, con claridad y corrección suficientes, para llevar a cabo diversas intenciones comunicativas (pedir ayuda, informar de algún hecho, dar sencillas instrucciones, participar en conversaciones en grupo). El interés y el gusto por la utilización pertinente y creativa de la expresión oral para regular la propia conducta, para relatar vivencias, razonar, resolver situaciones conflictivas, comunicar sus estados anímicos y compartirlos con los demás. La capacidad para escuchar y comprender mensajes, relatos, producciones literarias, descripciones, explicaciones, informaciones que les permitan participar en la vida del aula. El respeto a los demás se ha de manifestar en el interés y la atención hacia lo que dicen y en el uso de las convenciones sociales (guardar el turno de palabra, escuchar, mirar al interlocutor, mantener el tema), así como en la aceptación de las diferencias. Diseño de instrumentos de evaluación (I). ¿Cuál es el objetivo principal de la evaluación? ¿De qué instrumentos podemos servirnos para alcanzar ese objetivo? El objetivo principal es conocer en qué medida los niños que están terminando la Educación Infantil han alcanzado los objetivos propios de la etapa, y en qué grado los resultados obtenidos se relacionan con el contexto sociocultural, con el tiempo y las formas de su escolarización respectiva y con los procesos educativos organizados en los centros escolares. La evaluación se realiza mediante los siguientes instrumentos: •

Diario del profesor o profesora.

El diario del profesor entendido como instrumento de reflexión sobre la práctica docente, además de un registro de información sobre conductas, situaciones, comportamientos de los niños y niñas del aula,… •

Escalas de observación.

En Educación Infantil se puede afirmar que la observación no se da de forma aislada, sino que está en la base de los instrumentos y técnicas evaluativas. A veces se puede elaborar un listado de actividades, conductas e incluso contenidos, para verificar su identificación en momentos o situaciones determinadas. Así, por ejemplo, desde la utilización del peine o del vaso para beber agua, hasta el grado de participación en trabajos de grupo pueden ser aspectos sobre los que interese tener un instrumento previo para su verificación. Se pueden elaborar, en esta misma línea, gráficos espaciales en los que anotar la presencia repetida de algunos niños o niñas, movimientos más comunes, etc. •

Entrevista

La existencia de una relación individualizada con los padres permite no sólo obtener una información muy importante para la escuela (complementaria de la del maestro), sino que posibilita la creación de un clima de cooperación importante, que a su vez se puede traducir en participación activa en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La entrevista ha de planificarse como cualquier otro instrumento, y en esta fase se deberán considerar todos los pasos: Qué se va a comunicar o qué se precisa conocer, cómo se va a hacer esto y cuándo es más adecuado abordarlo. Por ejemplo, la utilización de encuestas o formularios estandarizados para recabar o entregar información no siempre es adecuada para las 2 partes. Realizar una entrevista al comienzo del curso tiene como finalidad establecer los primeros contactos, en un 1º momento tentativos, que deben proporcionar una información a todas luces “revisable”. En Educación Infantil es fundamental crear un clima de seguridad y confianza, y la entrevista constituye un recurso fundamental para los educadores. Establecer una relación en la que los padres se consideran valorados como educadores y poseedores de una información valiosa e indispensable para el educador, es la mejor forma de que ésta sea un verdadero instrumento de evaluación. •

Cuestionarios

Usaremos cuestionarios dirigidos a los padres, maestros, y directores de los centros escolares, involucrados directamente en el proceso educativo de los niños. Estos cuestionarios deben permitir profundizar en las variables de contexto sociocultural e identificar las trayectorias de los alumnos durante las edades propias de la etapa. Asimismo indagan en los procesos educativos organizados en los centros en este ciclo escolar. •

Observación externa.

La participación en el proceso de evaluación de personas que no participan directamente en la actividad escolar permite la existencia de información, e incluso valoraciones, de carácter complementario, pero que pueden ser muy útiles por la perspectiva diversa que representan. Este instrumento de observación resulta muy valioso para recoger datos sobre el proceso de enseñanza, que puede completar la autoevaluación que realiza el profesional. •

Conversación.

La posibilidad de hablar y escuchar a los niños del grupo, individual o colectivamente, permite recoger una importante cantidad de información en las situaciones más diversas, lo que hace de ella un instrumento básico de observación.



Técnicas audiovisuales.

Es importante tener presente este tipo de medios, que más que un instrumento en sí son procedimientos para registrar la observación; la facilidad de manejo, su potencialidad como receptores de la información y la permanencia de esta información hacen de ellos técnicas de observación que, en la medida de las posibilidades de la escuela, el profesional debe contemplar. Así, por ejemplo, la fugacidad de una conversación se puede atenuar con su grabación en un casete; las actitudes de la persona adulta pueden quedar reflejadas para su posterior análisis en una grabación. •

Observación de grupo.

La necesidad de observar al grupo, complementariamente con los individuos, exige pensar en instrumentos específicos para ello. Los juegos colectivos, proyectos que exijan la colaboración de varios miembros, distintas pruebas sociométricas, actividades de dramatización sobre relaciones, etc., pueden ser instrumentos que permitan obtener información sobre la configuración del grupo, al tiempo que sobre la incidencia de la persona adulta. La observación tiene indudables ventajas, ya que se integra en el proceso de enseñanza-aprendizaje y no es un elemento extraño que distorsione la dinámica del grupo. Permite también obtener la información necesaria para una continua y rápida toma de decisiones. •

Juego.

La importancia del juego en el desarrollo del niño, como actividad profundamente motivadora y que engloba casi todos los aspectos del aprendizaje, hace de estas situaciones instrumentos muy adecuados para obtener información significativa, sea en momentos de juego espontáneo o dirigido. •

Producciones

El análisis de los trabajos realizados por los niños y niñas de la escuela es otro de los elementos importantes para obtener información sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, hay que enfatizar que el “producto”, como resultado final, no debe ser observado aisladamente, sino enmarcado en el proceso y circunstancias en las que se ha desarrollado. Así, por ejemplo, hay que tener en cuenta lo que se pretendía al comenzar la tarea, posibles estrategias que se han podido utilizar para llegar al final, qué elementos se han utilizado, con qué grado de interacción, qué actitud ha tenido la persona adulta, y otros que van a situar adecuadamente el trabajo concreto. •

Autoevaluación

Es importante tener en cuenta que la autoevaluación no tiene que ser siempre intencionada para que exista. En esta etapa los niños y niñas hacen frecuentemente evaluaciones de sus actividades, aunque no exista intencionalidad directa. El maestro tratarán de utilizar esta información e ir posibilitando que adquiera un carácter más continuo y sistemático. •

Informes

Resulta casi obvio decir que los informes de anteriores profesionales que hayan estado con el niño, en el centro o fuera de él, son instrumentos fundamentales para la evaluación. En este sentido habría que recordar que los equipos de apoyo a la escuela, aunque trabajen muy coordinadamente con maestros, elaboran sus propios informes y son un material muy útil. Para terminar, habría que insistir en la tarea de selección que debe hacer cada profesional de los instrumentos y técnicas de recogida de datos, en función de lo que se desea evaluar, de la información que es necesaria para ello y de las situaciones en que se va a evaluar. Debes conocer: Seguro que una recopilación a modo de repaso te vendría bien. 1. Diario del profesor

2. Escalas de observación

3. Entrevistas

4. Cuestionarios

5. Observación externa

6. Conversación

7. Técnicas audiovisuales

8. Observación de grupo

9. Juego

10. Producciones

11. Autoevaluación

12. Informes

Análisis e interpretación de los datos registrados: Sabemos que aprender es un acto inteligente en el que se evoluciona desde una situación inicial a otra posterior, entre las que tiene lugar un proceso de asimilación-acomodación-integración en el que el alumno contrasta lo que ya conocía con la nueva información, reajusta los esquemas de conocimiento y los transforma. Después de este proceso el alumno habrán integrado nuevos conceptos, serán capaces de utilizar nuevos procedimientos o se habrán generado nuevas actitudes con respecto al desarrollo de cada una de las áreas/ámbitos en las que se desarrollan los objetivos generales de la etapa. Para garantizar el éxito del proceso de aprendizaje es preciso conocer y evaluar cada uno de los pasos del mismo: •

Debemos conocer cuál es la situación de partida del alumno, lo que nos permitirá ajustarnos a ella para adaptar las estrategias de enseñanza-aprendizaje y continuar el proceso de aprendizaje en el punto adecuado desde el que el alumno pueden avanzar.



Evaluar el desarrollo del proceso de aprendizaje permitirá reconducirlo, en el caso que se presenten dificultades, ya que, conociéndolas, es posible introducir las oportunas medidas correctoras (curriculares, metodológicas, didácticas).

La evaluación en Educación infantil debe constituir una práctica habitual y permanente para valorar los avances que se producen como resultado de la acción educativa y proporcionar datos relevantes para tomar decisiones encaminadas a la mejora de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, tanto a nivel individual como colectivo.

La evaluación en esta etapa debe servir para identificar los aprendizajes y el ritmo y características de la evolución de cada niño. A estos efectos, los criterios de evaluación se utilizarán como referentes para la identificación de las posibilidades y dificultades de cada niño y para observar su proceso de desarrollo y los aprendizajes adquiridos. Elaboración de informes de evaluación (I). Para la elaboración de los informes de evaluación vamos a seguir las instrucciones que se dan en la ORDEN ECI/734/2008, de 5 de marzo, de evaluación en Educación infantil. Según esta orden, la evaluación será global, continua y formativa. Las entrevistas con las familias, la observación directa y sistemática y el análisis de las producciones de los niños y las niñas constituirán las principales fuentes de información del proceso de evaluación. La evaluación será responsabilidad de cada tutor, que deberán dejar constancia de sus observaciones y valoraciones sobre el proceso de desarrollo y los aprendizajes de cada niño y niña. Las consideraciones derivadas del proceso de evaluación deberán ser comunicadas de manera periódica a las familias para hacerlas copartícipes del proceso educativo de sus hijos e hijas. Al comienzo de la escolarización, en cada uno de los 2 ciclos de Educación infantil, el centro abrirá un expediente personal para cada alumno. El expediente personal comprenderá al menos: •

la ficha personal del alumno o alumna,



los informes anuales de evaluación,



el informe individualizado de final de ciclo y



el resumen de la escolaridad.

¿Cuándo se deben realizar los informes de evaluación? ¿Quién es responsable de su cumplimentación? ¿Qué información deben contener? ¿Qué formato deben tener y quién decide dicho formato? Al finalizar cada curso los tutores elaborarán un informe individualizado de evaluación a partir de los datos de la evaluación continua. Los aspectos que deben recogerse en el informe así como el formato del mismo serán decididos por el equipo educativo del ciclo, en el marco de la propuesta pedagógica del centro y en su caso recogerá las medidas de refuerzo y adaptación que se hayan tomado. El tutor al finalizar cada uno de los ciclos y con el fin de garantizar una atención individualizada y continuada, recogerá los datos relevantes del informe individualizado de cada curso y elaborará un informe individualizado de final de ciclo sobre los logros en su proceso de desarrollo y en la adquisición de los aprendizajes en relación con los objetivos establecidos. Asimismo, se harán constar los aspectos que más condicionen su progreso educativo y, en su caso, las medidas de refuerzo y adaptación que se hayan tomado. Los aspectos que deben recogerse en el informe así como el formato del mismo serán decididos por el equipo educativo del ciclo, en el marco de la propuesta pedagógica del centro. Corresponde al tutor informar regularmente a las familias sobre los progresos y dificultades detectados en el proceso educativo de sus hijos. Estos informes servirán para la reflexión conjunta y la necesaria colaboración de las familias con el centro. La información recogida de la evaluación continua se compartirá y se trasladará a las familias, en un informe escrito trimestral y de forma personal las veces que sean necesarias. Los informes reflejarán los progresos efectuados por los niños con referencia a los criterios de evaluación establecidos en el marco de la propuesta pedagógica. El contenido y formato del informe será decidido por el equipo educativo de ciclo.

Generación de un clima de afecto y confianza (I): El artículo 4.2 del Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre, establece que: "Los métodos de trabajo en ambos ciclos se basarán en las experiencias, las actividades y el juego y se aplicarán en un ambiente de afecto y confianza, para potenciar su autoestima e integración social." Cuando los niños se encuentran a gusto y seguros en la escuela, se implican en su propio proceso de aprendizaje y desarrollo de una manera más positiva, alcanzando mayores y mejores resultados. De aquí la necesidad de que todos los miembros de la comunidad educativa y especialmente los educadores, procuren la construcción de un clima de afecto, confianza y seguridad para niños y niñas. En el desarrollo de las Unidades Didácticas que componen el módulo formativo hemos visto cómo los aspectos afectivos y emocionales tienen una importancia especial en Educación Infantil. Los aspectos que justifican la necesidad de generar un clima de afecto y confianza en niños de Educación I. son: 1. Entre los 0 y 6 años, la necesidad de afecto es una necesidad básica primaria, como la necesidad de comer. También lo es la necesidad de protección, por lo que los niños necesitan establecer relaciones estables y continuas con las personas que los cuidan. Esta estabilidad produce en los niños sentimientos de bienestar, confianza y seguridad. 2. En este periodo de la vida se construye la identidad personal: para generar un auto-concepto positivo y un adecuado nivel de autoestima es preciso que niños establezcan una relación personal de calidad con su educador que les permita sentirse queridos y valorados. 3. En la Escuela Infantil los niños se inician en un proceso de socialización que les plantea nuevos retos, pequeñas frustraciones propias de la convivencia con otras personas adultas y con sus iguales. Un ambiente cálido y seguro les ayudará a relacionarse positivamente con sus compañeros y con el educador y a superar estas nuevas dificultades, proporcionándoles un contexto más propicio para alcanzar un desarrollo afectivo equilibrado. 4. El desarrollo socio-afectivo incluye el desarrollo moral, para el cual es indispensable establecer normas y rutinas, que no están en absoluto contraindicadas con generar un clima de afecto y confianza sino más bien al contrario: el niño deben saber qué no pueden hacer y qué harán después:



Las normas deben estar adaptadas a las posibilidades de niños, ser claras, sencillas, flexibles, no demasiadas e introducidas en un clima de afecto.



El educador debe dar un sentido positivo a la conducta de los niños tanto si respetan las normas como si no, adoptando una actitud no autoritaria y flexible, lo que no significa que sea totalmente permisiva.



La finalidad de las normas es crear un ambiente de convivencia gratificante en el que niñas y niños puedan crearse un entorno estable y seguro.



Por otro lado, las rutinas contribuyen al desarrollo de la autonomía personal, el desarrollo moral y al proceso de socialización generando también un ambiente de seguridad.



Las rutinas que potencian la socialización y convivencia de niños y niñas son las que los ponen en relación con los otros. Ponemos como ejemplo: •

Las que fomentan el conocer a los otros niños y niñas.



Las que obligan a fijarse en los deseos, intereses y necesidades de los demás.



Las que potencian el ayudarse unos a otros.



Las que exigen hacer juntos alguna actividad.



Las que propician el jugar juntos.



Las que obligan a hablar con los compañeros y las compañeras.

En resumen diremos que el educador o la educadora deben proporcionar a los niños y niñas en la escuela infantil: •

Un ambiente que les de seguridad.



Normas claras sobre la conducta que deben seguir.



Confianza en sí mismos que les ayude a desarrollar su autonomía personal.



Sentimientos de capacidad y competencia personal que les ayuden a tener un alto auto-concepto y les animen a experimentar y de este modo aprender.

Y todo desde el cariño, el apoyo, la valoración y el estímulo de sus maestros y maestras. El educador como modelo de imitación y moldeadores de la conducta (I). En una unidad anterior estudiamos la teoría cognitivo-social de Albert Bandura, a través de la que demuestra que los seres humanos y especialmente los niños de 0 a 6 años, aprenden a partir del refuerzo y la observación e imitación de otra persona que actúa como modelo, dando cada vez más importancia a los procesos mentales internos (cognitivos) y a la relación (interacción) del sujeto con el medio, con los demás miembros de la comunidad que les rodea: en el caso de niños pequeños, su familia, los educadores y sus iguales. Como ya sabemos, hoy día hay muchos niños que pasan más tiempo con sus educadores que con sus padres, por las circunstancias socio-económicas de nuestra sociedad, que hacen que padres dediquen gran parte de su tiempo al trabajo y tengan que dejar a sus hijos al cuidado de otras personas, en la mayoría de los casos con educadores en las escuelas. En este contexto, el educador se convierten en un modelo de imitación para niños durante gran parte del día, aunque los niños nunca están exentos de las influencias ejercidas por sus familiares e iguales, en este punto conviene recordar la función compensatoria de la escuela infantil. A esto añadimos que la primera infancia es una edad de especial significación para el desarrollo del ser humano y que los niños son especialmente vulnerables a la influencia que ejercen sobre ellos los agentes externos (familia, escuela, personajes de dibujos animados), por lo que la conducta que manifiestan las personas que los forman y educan tiene una gran importancia, en cuanto se convierte en modelo de imitación para ellos. Para favorecer el proceso de imitación y facilitar el moldeado de la conducta, la educadora y el educador: •

Han de mostrarse comprensivos y afectuosos, para que el niño puedan ser capaces de identificarse con ellos.



Deben proporcionarles a niños lo que necesitan y brindarles oportunidades para que logren el mayor grado posible de desarrollo de sus potencialidades.



Es fundamental que mantengan la coherencia entre lo que dicen y lo que hacen frente a niños para que puedan asimilar las normas: valga como ejemplo la idea de que no es posible transmitirles el valor de la no violencia teniendo con ellos reacciones agresivas o violentas. (gritos, amenazas, etiquetas, etc., cuando les tenemos que corregir)



Ofrecerles modelos adecuados que obtengan consecuencias positivas por las conductas deseables y reforzar dichas conductas.



No olvidar que uno de los objetivos es que niños y niñasdesarrollen su capacidad de autoevaluación y autorrefuerzo, por lo que el educador, que necesariamente se equivocarán alguna vez en sus actuaciones, no han de tener miedo a disculparse ante ellos, si bien al contrario, pedir perdón alguna vez, reconociendo los propios errores, ayudará a niños a comprobar las consecuencias positivas de esta acción. Del mismo modo se esforzarán por expresar su propia alegría por los éxitos obtenidos, personales y de todo el grupo clase, por ejemplo cuando realizan alguna actividad ante sus padres y otros familiares (teatro).



Harán que niños vivan situaciones y realicen actividades que les ayuden a comprobar los éxitos alcanzados a través de su propio esfuerzo, deben llegar a reconocer el valor que tiene el esfuerzo personal y la necesidad de esforzarse para alcanzar sus objetivos. Esta sensación de que el esfuerzo es útil y valioso les proporciona el ambiente óptimo para crecer y desarrollarse, lo que les servirá de estímulo y se convertirá en un reforzador en sí mismo que podremos utilizar para modelar su conducta.

RECOMENDACIÓN •

PALACIOS, J., MARCHESI, A., Y COLL,C. COMPILACIÓN. Desarrollo psicológico y educación. Volumen I Psicología evolutiva. Edt. Alianza. Madrid. 1999.



BASSEDAS, E. Y OTROS. (2000). Aprender y enseñar en educación infantil. Edt. Grao. Barcelona.



GALLEGO ORTEGA, J.L. (1994) :Educación infantil. Edt. Aljibe. Málaga.



IBÁÑEZ SANDÍN, C (1992): El proyecto de la Escuela Infantil y su práctica en el aula. Edt: La Muralla. Madrid



LÓPEZ. F. (1999). Desarrollo afectivo y social. Edt. Pirámide. Madrid



JUANA Mª SÁEZ NIETO y otros (2005): Modelos de evaluación para la Educación Infantil. Ministerio de Educación y Ciencia, Instituto Nacional de Evaluación y Calidad del Sistema educativo.



CANTÓN DUARTE, J. CORTÉS ARBOLEDA, M.R.(2000) EI apego del niño a sus cuidadores. Alianza editorial. Madrid,



Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas del 2º ciclo de la Educación Infantil.



ORDEN ECI/734/2008, de 5 de marzo, de evaluación en Educación Infantil.