Disertaciones Descartes

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1) MORAL PROVISIONAL Descartes, descontento con la educación que recibió y ya que consideraba que no estaba basada en fundamento sólido alguno, se planteó como principal objetivo la creación de una filosofía o ciencia universalmente válida basada en conocimientos seguros, verdaderos e indudables, rechazando toda la filosofía anterior. Para ello necesita establecer un método que permita distinguir lo verdadero de lo falso y que esté basado en el método matemático. Una vez que se tiene el método hay que aplicarlo e inicia un proceso de duda que lo hace dudar de todo hasta que encuentra su primera verdad indudable, el “pienso, luego existo”. La necesidad de una moral provisional aparece ahora, en el momento en que Descartes piensa ejercitar su método y como persona tiene que seguir actuando en la vida social, por lo que no puede dejar de tomas decisiones en su vida diaria. Aparece ahora con ese carácter provisional dado que la razón no la ha garantizado. Descartes se provee de una moral provisional que le resulta necesaria para no permanecer irresoluto en sus acciones y para procurar vivir lo más felizmente posible mientras se dedica a la tarea principal de búsqueda de los fundamentos del conocimiento cierto y seguro. Es una moral de conformismo, de adaptación al entorno. Pero es además lo más razonable mientras no se tenga nada que sea verdaderamente cierto. Mientras en el análisis teórico sólo se aceptará como verdadero lo evidente, porque mientras se llega a esa verdad se puede vivir en la duda, en el terreno de la moral eso no es posible, ya que se ha de vivir cada día, tomar decisiones y actuar, y esto no admite dilaciones ni demoras de juicio y por tanto de acción. Es por ello, por lo que la propone para sí mismo, en principio, con carácter provisional aunque en su obra posterior adopta un carácter definitivo, moral que el mismo Descartes resume en “tres o cuatro” reglas o máximas. La primera regla consistía en obedecer a las leyes y a las costumbres del país, conservando la religión tradicional y ateniéndose en todo a las opiniones más moderadas y más alejadas de los excesos. Mediante la sumisión a las leyes del país y a la religión se trata de conseguir la tranquilidad de espíritu, sin la cual no sería posible la búsqueda de la verdad. En

esta primera máxima también se considera como un exceso ”todas las promesas por las cuales se pierde algo de la propia libertad “, es decir, se recomienda salvaguardar nuestra libertad evitando hacer promesas en el presente que comprometan nuestra libertad en el futuro. La segunda máxima era la de ser lo más firme y resuelto posible en el obrar, y la de seguir con constancia aun la opinión más dudosa, una vez que se hubiera adoptado. “La de ser tan firme y decidido en mis acciones como pudiera y no seguir en las opiniones más dudosas después de haber optado por ellas, con menor constancia que si ellas hubieran sido muy seguras”. Mediante esta ley se pretende eliminar las demoras en la acción, así como superar la incertidumbre y la inseguridad porque la vida no admite dilaciones. La tercera, “era la de tratar siempre de vencerme a mí mismo y no depender de la fortuna, de cambiar antes mis deseos que el orden del mundo y, en general, acostumbrarme a creer que no hay ninguna cosa que esté completamente en mi poder como no sean nuestros pensamientos”. Máxima consistente en adaptar los deseos y aspiraciones a las posibilidades; se trata de controlar los deseos y pasiones mediante el ejercicio de la razón, renunciando a ellos si su satisfacción no es posible. Primeramente, puede discutirse si las máximas son 3 ó 4. Tras enumerar estas tres, no aparece la expresión “mi cuarta máxima”, pero parece que la 4ª máxima tiene una posición especial, pues es como el fundamento de las otras tres. En cuanto a la discutida 4ª máxima, encontramos que la frase que más se asemeja a la formulación de una máxima es: “… dedicar toda mi vida a cultivar mi razón y avanzar tanto como pudiera en el conocimiento de la verdad, siguiendo el método que yo me había prescrito”. Se trata aquí de, en sintonía con el método, potenciar la razón con el fin de conseguir la verdad tanto en la acción como en el conocimiento porque, para Descartes como

ocurría con el intelectualismo moral Socrático, bastará conocer el bien para obrar bien. La intención última de este proyecto ético es la sumisión de la voluntad y de las pasiones a la razón. Con esa intención emprende Descartes el análisis de las pasiones y su interacción en el alma; para él las pasiones son emociones del alma causadas por el cuerpo y, en sí mismas, son buenas; lo que las convierte en negativas es el mal uso (permitir que se manifiesten excesivamente) que se pueda hacer de ellas. El objetivo es, pues, controlarlas; y el mejor modo de hacerlo es regular el medio a través del cual se urge su cumplimiento: el deseo. El deseo será bueno cuando su motivo es un conocimiento verdadero y será pernicioso cuando proceda de un conocimiento falso. Descartes considera que es el entendimiento el que revela el conocimiento verdadero; no debemos desear aquello que está fuera del alcance de nuestras posibilidades. Después de identificar lo que está dentro de nuestras posibilidades, nuestro entendimiento ha de discriminar lo que es bueno y lo que no lo es, lo que nos conviene y lo que no nos conviene. Una vez el entendimiento tenga ideas claras y distintas sobre lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, la voluntad estará en condiciones de obrar en libertad. La virtud aquí, como ocurre con el intelectualismo moral socrático, consistirá en seguir las acciones que juzguemos como buenas y positivas. Por tanto, la virtud, a la que conduce finalmente la moral provisional, siempre se identifica con la libre voluntad del bien. ( Falta una pequeña conclusión sobre el papel de la moral provisional)

2-TEORÍA DE LAS IDEAS Descartes, filósofo del siglo XVII, es considerado uno de los principales artífices de la revolución científica de este mismo siglo. Escribió elDiscurso del Método, basado en la matemática, con el principal objetivo de resolver el problema del origen y fundamento del conocimiento y establecer una filosofía como ciencia estricta. En esta disertación explicaremos por qué Descartes analiza y distingue tres tipos de ideas (repasando su duda metódica y la necesidad de conocer el mundo exterior para la ciencia), explicaremos estos tres tipos y también hablaremos sobre la idea de Dios. Pero antes de empezar, aclararemos una cosa. Descartes es un filósofo racionalista, es decir, para él el conocimiento proviene de la razón y no de la experiencia. Según Descartes todos los hombres poseemos la Razón en igual medida, pero no todos la usamos igual, por eso algunos adquieren un conocimiento verdadero de las cosas y otros no. El error no consiste en no tener Razón, sentido común sino que el error está en elegir un camino erróneo, no usar el método correcto. Él encuentra el método que conduce a la Razón por el buen camino. Para él conocer es igual a la razón más el método adecuado. Para conseguir su objetivo, Descartes establece un método que permita aprender a distinguir lo verdadero de lo falso, ir con seguridad por el camino correcto de la ciencia y para obtener el conocimiento de las cosas. Toma como punto de partida de este método la duda metódica, según él es dudando de todo como se llega a algo que es indudable, y que tras pasar las cuatro reglas de este método (criterio de certeza, análisis, síntesis y enumeración) podremos decir que es un conocimiento verdadero, cierto y claro. La primera certeza que descubre Descartes es la existencia del “yo”, por lo menos como sustancia pensante, “Pienso, luego existo”. Pero esto de poco sirve a Descartes a conseguir su objetivo de conseguir un método adecuado para la ciencia y poder progresar en ella. Necesita, además de saber de su existencia, saber de la

existencia del mundo exterior (que hasta ahora, también la había puesto en duda). Es entonces cuando Descartes se enfrenta al problema de tener que deducir la existencia de la realidad a partir de la existencia del pensamiento (para poder hacer ciencia, que es lo que persigue Descartes en todo momento). A partir del “yo pienso” han de deducirse todos nuestros conocimientos, y el primero, el conocimiento de que existen realidad extramentales. Para esto, analiza aquello que conforma nuestros pensamientos, es decir, nuestras ideas, con el fin de encontrar alguna idea que nos ayude a pasar de la realidad mental a la extramental, y así poder conocer el mundo y hacer ciencia. Descartes distingue tres clases de ideas: Ideas adventicias:

son aquellas que parecen provenir de nuestra experiencia externa (idea de casa, del color azul, etc.). El valor de esta ideas depende de si la realidad externa a la que se refieren existe, cosa que aún está en duda para Descartes. Ideas facticias: son inventadas o fingidas por nuestra mente que las construye a partir de otras ideas que a su vez también proviene de la experiencia (caballo con alas, sirena, etc.). Y por último, ideas innatas: son ideas que las posee el pensamiento por sí mismo (ideas de pensamiento, de existencia). Sin embargo, estas ideas innatas no son las mismas a las que se refería Platón, ya que para Descartes estas ideas no están acabadas en la mente de las personas al nacer, lo que ocurre es que las personas poseemos una predisposición natural a formarlas del todo. Mientras que para Platón, las ideas ya completas, acabadas y perfectas ya están en la mente de las personas desde que nacemos y no se cambian. Descartes, como racionalista, piensa que estas ideas innatas son la base para construir todo el conocimiento, y que, por tanto, estas ideas nos van a permitir pasar de la realidad mental a la realidad exterior. Así que toma estas ideas como válidas mientras que rechaza las demás. Entre estas ideas innatas, Descartes descubre una que va a ser fundamental, la idea de infinito, que asocia con la idea de Dios. Esta no es una idea adventicia ya que no poseemos experiencia de Dios, y tampoco facticia, ya que la idea de infinitud no es una

construcción de nuestra mente a partir de la idea de finitud, sino que la idea de finitud presupone a la de infinitud, digamos que las dos van unidas y uno aparece al mismo tiempo que la otra. Por tanto, es una idea que posee el pensamiento, la idea de Dios es innata. Falta añadir qué hace después con la idea de Dios, como elimina al genio maligno y fundamenta el criterio de certeza quel e permitirá afirmar la res extensa En conclusión, con el fin de obtener un método correcto para hacer ciencia y conseguir verdades ciertas y claras, Descartes, a partir del “yo pienso”, analiza las ideas del pensamiento, distinguiéndolas en tres, adventicias, facticias e innatas, y concluye que estas últimas son las correctas ya que proceden únicamente del pensamiento. De esta forma Descartes llega a contenidos ciertos que derivan de la mente, deduciendo nuevas ideas (que le ayudarán a comprender del mundo) a partir de las innatas, a base de la razón y del pensamiento, y no de la experiencia.

3- DUALISMO ANTROPOLÓGICO Descartes en su intensa búsqueda del conocimiento cierto e indudable que según él era posible con el método adecuado atribuyó una dualidad al ser humano que, era nueva y original conforme a los dualismos antropológicos que se establecieron antes de que Descartes incluso existiera. Su dualismo se basa en la división del humano en dos partes, por un lado el alma y por otro lado el cuerpo. Esta consideración, a diferencia de la platónica, considera que el alma tan solo es el pensamiento que el humano, como substancia que es, contiene como esencia. En cuanto al cuerpo tan solo alude que a diferencia del alma no hay nada indudable que lo sujete a existir. Esta consideración llevada más al extremo se puede ver enteramente relacionada con el mecanicismo y la libertad, aunque Descartes relaciona primordialmente al mecanicismo con la res extensa y no con el cuerpo. A partir de ahora explicaremos en profundidad estos términos y sus relaciones. Partiendo de la basa de que para Descartes tan solo es útil y necesario aquello que es cierto e indudable, no es de extrañar que inicie su Filosofía en búsqueda de la verdadera ciencia en la que, si se utiliza el método apropiado, se puede comprender verdaderamente. Por ello Descartes dado que no encuentra nada que se pueda conocer sin duda, en otras palabras, que no lo percibe con total evidencia claridad y distinción en lo que ha aprendido en su vida, y decide comenzar con el método de la duda hiperbólica, es decir, duda de todo aquello que puede, para así encontrar lo que se pueda percibir con total claridad y evidencia. Su resultado fue encontrar que tan solo puede encontrar como indudable (primeramente) el hecho del “Cogito ergo sum’’, esto es su primera verdad y consiste en que aunque imagine lo que quiera o ponga en duda lo captado por los sentidos no hay seguridad de su existencia, en cambio, el hecho de que está pensando es indudable desde todo punto de vista, pues si dudaba de que estaba pensando, en última estancia seguía pensando sobre la duda. Es a partir de aquí cuando Descartes diferencia entre alma y cuerpo porque gracias a su primera verdad puede establecer que él es un substancia con la esencia de pensar, ya que la substancia es aquello innegable por su evidente certeza, y su alma o esencia hace

posible que él sea una substancia mientras que el cuerpo no tiene esa certeza. Después Descartes deduce la existencia del mundo como una “res extensa’’ que puede ser estudiada, dado que esta está compuesta por otras muchas substancias, también indudables, pero con esencias distintas. Aquí podemos diferenciar claramente la postura de Descartes como pensador racionalista frente a la de los pensadores empiristas, ya que los empiristas tomarían el alma como un supuesto, porque aunque esté indudablemente demostrado, está demostración no es empírica y por tanto no les sirve, dado que los empiristas solo se apoyan en la experiencia que es captada por los sentidos y la interpretación de nuestras mentes. Por contra a Descartes tan solo le hace falta la interpretación de sus pensamientos para hallar su objetivo. A partir de aquí podemos hablar de la relación anteriormente mencionada, pues Descartes ve como posible la idea del mecanicismo en la propia “ res extensa’’, ya que esta sí está condenada a la ley de que todo está guiado por la interacción física de la materia, es decir, la ley de causa consecuencia. Es decir, la “res extensa’’ contiene una leyes por las que se rige. En el caso de la física podríamos comprenderlo mejor con teoremas como el de que para toda fuerza de acción hay una de reacción, en este caso encontramos una ley que se guía por una causa que conlleva a una consecuencia. Pues resulta que esto sucede en la “res extensa’’ y solo con la verdadera ciencia se puede llegar a estas conclusiones que, además de ser comprendidas, pueden ser utilizadas para llevar acabo distintos fines. Por ello la ciencia puede ser exacta y predecible, porque según Descartes si sabemos como funciona, por ejemplo, la causa que determina cierta consecuencia, siempre es posible que sea predicha. Ahora bien, para Descartes este hecho tan solo atañe a la “resextensa’’. En el caso del alma esto no sucede. El alma es algo distinto y que no esta atado a las causalidades, sino que es creada por la presencia divina que, como razona Descartes en su demostración de Dios, es aquello que creó las ideas innatas como la de perfección, pues si somos seres imperfectos tuvo que ser él el encargado (gracias a su perfección) de crear esta concepción. Pero que podemos pensar del aspecto de libertad según estas consideraciones, porque el mundo al menos en cierto modo está atado al mecanicismo y la existencia del alma o ideas innatas a

Dios, pero los seres humanos estamos en este mundo con la capacidad de voluntad propia, pues aunque Dios exista eso no nos libera de poder elegir nuestras decisiones o de interferir en la “res extensa’’. Por tanto podemos hablar de que el ser humano independientemente de su condición de mortal, tiene tanto la capacidad de pensar como la de actuar y podríamos afirma por ello que el humano es libre. Y todo esto gracias a la esencia de los humanos que es el alma, por que aunque nuestro cuerpo sea víctima del mecanicismo nuestro alma nos permite ser libres. En definitiva el mundo está compuesto por una amplia red llamada por Descartes “res extensa’’ y que está guiada por el mecanicismo, pero dentro de este mundo también existe el ser humano y este a su vez está compuesto por alma y cuerpo, el cuerpo es parte de la “res extensa’’ y comparte sus propiedades, mientras que el alma contiene la esencia de pensar y nos dota de libertad. Ahora bien, la forma por la que el cuerpo se comunica con el alma no llegó nunca a ser matizada con claridad por Descartes, hecho que a priori muestra que no lo consiguió demostrar de una forma clara y evidente como su método requería. Por ello podría decirse que es un tanto radical la separación que hace Descartes entre alma y cuerpo, ya que no tiene un criterio contundente de certeza para afirmarla.