Dialectica Hegel

Para Hegel toda la realidad tiene un sentido lógico: lo que existe, no existe caprichosamente, sino que responde a una n

Views 81 Downloads 5 File size 1000KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Para Hegel toda la realidad tiene un sentido lógico: lo que existe, no existe caprichosamente, sino que responde a una necesidad interna de todas las cosas, que las hace ir evolucionando –cambiando– según una dialéctica de oposición de los extremos: Una cosa, una idea, una circunstancia histórica cualquiera, pueden ser tomada como una posición, o sea como una tesis. Como ninguna cosa ni idea es completa y perfecta, frente a esa posición surge una que se le opone, la oposición, o sea la antítesis. De la confrontación o el encuentro entre estos dos opuestos surge la composición, o sea la síntesis, que supera ambas posiciones anteriores y alcanza una nueva más completa y perfecta que las incluye a las dos, pero que está abierta a su vez a una nueva oposición, con lo que la evolución de la realidad, del mundo, de la historia, de lo que sea, nunca se detiene.

RASGOS DE LA DIALECTICA HEGELIANA En la dialéctica idealista de Hegel dice que,” La razón es el principio fundamental”. De este modo Hegel propone su dialéctica como una construcción que procura superar las restricciones tanto del dualismo de la filosofía moderna, como la de la lógica aristotélica tradicional. En la teoría de Hegel no es posible sostener una separación entre pensamiento y el mundo objetivo. Desde el monismo hegeliano surge así una afirmación central que marca la ruptura definitiva con el dualismo:” La verdad de lo infinito es ideal”.

Para Hegel la realidad de las cosas se encuentra en lo ideal. Sus fundamentos son dos: El primero es que la verdad no es real sino ficticia; y el segundo es que la verdad de lo finito está en la idea. Con respecto a la crítica de principio de identidad, el afirmaba que el ser de una cosa es ella misma y a través de su ser se diferencia del resto. Hegel propone encontrar la identidad no en la unidad sino en la contradicción. En consecuencia, su no-ser es parte de su esencia. Conocer implica establecer mediaciones de la relación con las demás cosas. Entonces en la crítica al principio de identidad se despliegan cinco conceptos: relación, mediación, movimiento, contradicción.

Hegel (1770-1831) con su dialéctica pretenderá resolver esa tensión entre finito e infinito introduciendo el concepto, tan caro en la época, de progreso. Para el filósofo idealista, la dialéctica es el devenir mismo de la realidad, gracias al cual lo que es (finito) pasa a ser lo que debe ser (infinito). Sin embargo, Hegel asume que finitud e infinitud son momentos de una misma realidad que es absoluta, o, en otras palabras, lo finito incluye lo infinito y viceversa. Para Hegel la dialéctica tiene tres momentos: tesis, antítesis y síntesis. La tesis es la fase afirmativa, por ejemplo, una semilla; la antítesis es la negación de la tesis, cuando la semilla se pudre y deja de ser ella misma para transformarse en planta; por último, la síntesis es la negación de la negación, es decir, afirmación pero que contiene la tensión de la tesis y de la antítesis, en el ejemplo sería una nueva semilla que nace de la planta. Como vemos en el ejemplo, cada momento dialéctico comprende al anterior y es fruto de su devenir. Hegel considerará que este proceso se repite en todo lo real, en el pensamiento, en la historia del hombre, en el desarrollo de los seres, etc. y analizó todo lo real desde esta perspectiva progresiva.

Para que un individuo adquiera libertad debe de reconocer a la autoconciencia del otro como tal. Solo en este reconocimiento nos vemos como hombres y, en tanto tales, libres. Pero además el sujeto debe vivir su relación con el otro como enfrentamiento si quiere alcanzar esa libertad, que solo estará garantizada si el individuo es capaz de asumir su singularidad frente a otras conciencias que son no-yo. Sin embargo, la conciencia suele vivir en la parcialidad de una actitud señorial o servil. La conciencia señorial quiere vivir únicamente en relación consigo misma para tener la seguridad de libertad e independencia frente al no-yo. La conciencia servil teme la libertad absoluta y esto le hace querer conservar y respetar la realidad del no-yo que modifica y transforma, pero no destruye ni recrea. La conciencia señorial reconoce el temor del siervo y se sitúa “por encima” de él ya que en la independencia está la superioridad para el señor. No obstante, el señor descubre que esa

independencia no es tal: solo cuando esa libertad es reconocida por otro (el siervo) es real. Cuando esto ocurre, pierde su categoría “señorial” y se muestra como dependiente de la

autoconciencia servil. El señor necesita al siervo y así pierde su independencia, al mismo tiempo, el siervo es necesario para el señor, luego el siervo no es “prescindible” sino indispensable. La conciencia del amo y del siervo son intercambiables entre sí en su tensión. Esta dialéctica la observamos en las relaciones humanas de poder, pero también en la evolución histórica de los sistemas políticos.

Hegel piensa que la razón es espontáneamente dialéctica. Apenas ha afirmado una cosa, tiende a negarla o a contradecirla y luego a superar esa contradicción. Por tanto el movimiento dialéctico del pensamiento es ternario: 1. Tesis: afirmación simple. 2. Antítesis: negación de la tesis. 3. Síntesis: superación reunificadora de la oposición anterior. Ejemplo de la filosofía de la historia hegeliana: 

Tesis: La moralidad usual de la antigua Grecia



Antítesis: la moralidad de la conciencia individual propia de la Reforma 

Síntesis: la comunidad racional.

El movimiento dialéctico del pensamiento es infinito: toda síntesis, se convierte en una nueva tesis, que llama a una antítesis, y así sucesivamente. De todas formas para Hegel habría una Síntesis Última llamada "Espíritu Absoluto". La dialéctica es el ser mismo de la realidad. La realidad es contradictoria, y la razón también. La realidad no existe toda al mismo tiempo, ni se puede conocer en un determinado momento, sino que va siendo. La dialéctica es la fuerza que impulsa dicho movimiento hacia el Espíritu Absoluto. Otro ejemplo: Tesis: tiranía Antítesis: libertad Síntesis: la ley Un corolario –una consecuencia– de esta evolución lógica es el famoso enunciado "Todo lo real es racional" (todo tiene una razón lógica para ser real), "y todo lo racional es real". Esto último es mucho más importante en sus consecuencias, porque significa que todo lo que el intelecto pueda llegar a concebir –la utopía marxista, el nazismo, el estado por encima de las personas– puede también hacerse real, y en cierto sentido debe hacerse real, de modo que va a surgir inevitablemente aunque no lo conciba la razón humana, porque por encima de nuestro espíritu está el Espíritu Absoluto, que se piensa a sí mismo y nos piensa a nosotros y al mundo. Como consecuencia, la historia no es algo que el hombre pueda modificar, sino que es la manifestación en el mundo del Espíritu Absoluto, que a través de ella se autoconoce. Como se deduce de esto, el hombre no es un ser libre sino que es una pieza necesaria de la evolución del Espíritu Absoluto –que es una especie de Dios lógico, pero no justo ni piadoso, sino solamente todopoderoso–. Otra consecuencia de esta manera de ver la realidad es que se absolutiza al Estado frente a las personas, por lo que el hegelianismo está en la base de todos los totalitarismos modernos