Cultura Moche

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“Año de la Integración Nacional y el Reconocimiento de Nuestra Diversidad” HISTORIA DE LA INGENIERIA CIVIL

Docente: Ing. Irma Capuñay Capuñay

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INTRODUCCIÓN Existió en la costa norte del Perú un pueblo poderoso y muy guerrero conocido como la sociedad Mochica. La cultura Moche o Mochica surge y se desarrolla entre los 100 años a.C. hasta los 700 años d.C. , teniendo como escenario la larga y angosta franja desértica de la costa norte del Perú donde se encuentran los restos de sus templos piramidales, palacios, fortificaciones, obras de irrigación y cementerios que testimonian su alto desarrollo artístico, tecnológico y compleja organización. Es la cultura más conocida y admirada del Perú. Una de las más representativas del Perú antiguo desde el punto de vista de su expresión artística. Los elementos de las culturas Cupisnique (“Chavín Costeño”), Salinar, Vicús y Virú se fundieron para formar la gran cultura Moche en sus primeras épocas. Luego de este largo proceso, apareció como una síntesis regional autónoma, con mayores aportes tecnológicos e ideológicos que cualquier otra cultura norcosteña y andina.

UBICACIÓN La Cultura Mochica tuvo su hábitat en el valle homónimo, desarrollándose entre los territorios de Huarmey (Ancash) al Sur y de Piura al Norte. Ocuparon los valles de la Leche, Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa y Nepeña. Históricamente fue conocida como Protochimú o Chimú Temprano, pero recibió el nombre de Moche tras los descubrimientos en el valle de Moche. También se la denomina Mochica en razón del nombre de la lengua, el muchik, que hablaban sus pobladores.

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MOCHICAS NORTEÑOS Y SUREÑOS Inicialmente se pensó en Moche como en una unidad cultural, pero la división natural de la Costa Norte por el desierto de Paiján dividió también las manifestaciones culturales de los mochicas: Mochica del Norte y Mochica del Sur. Los Mochicas Norteños tuvieron mayor abundancia de metales en sus tumbas (el Señor de Sipán es un ejemplo), mientras que los Mochicas del Sur fabricaron la mayoría de los huacos retratos que casi no existen entre los norteños. La cerámica norteña es de color naranja o crema con los diseños en rojo o púrpura, mientras que los sureños utilizaron el fondo blanco o crema y los motivos en rojo o en ocre. En las construcciones norteñas se construyen pirámides con rampa, mientras que en las sureñas, no se encuentran rampas. Hacia el final del periodo Mochica, Moche Sur llegó a opacar el poder de Moche Norte, conquistando territorios hasta Piura y Jequetepeque. Pero esta hegemonía fue breve, pues hacia el 550 d.C., esta sociedad sufrió transformaciones producto de severas sequías. Una de ellas, de 32 años, probablemente fruto de una manifestación del Fenómeno del Niño, trajo como consecuencia el desalojo de las partes bajas de los valles y el desplazamiento hacia el interior del valle. Esto provocó un nuevo resurgimiento de la clase Moche Norteña y un debilitamiento de la Moche Sureña. Moche Norte, al final de su periodo, terminó conviviendo con la cultura Virú. Los centros principales en Moche Norte fueron el valle del rio Jequetepeque (donde se halla San José de Moro y Huaca Dos Cabezas) y el valle del rio Lambayeque (donde se halla Sipán y Pampa Grande). Los centros principales de Moche Sur fueron el valle del rio Moche (donde se halla la Huaca del Sol y de la Luna) y el valle del rio Chicama (donde se halla el Complejo El Brujo).

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FASES DE LA CULTURA MOCHICA Larco Hoyle caracteriza cada una de las fases con las siguientes particularidades: FASE MOCHICA I La cerámica es pequeña, de aspecto sólido, en algunos casos de forma lenticular; de asas proporcionales y circulares con picos cortos y fuertes rebordes. Las formas comunes son: vasos retratos, antropomorfos de cuerpo entero, zoomorfos, fitomorfos, cántaros sencillos con asa de estribo. Colores crema y rojo, crema y ocre, rojo, crema y anaranjado; crema y negro. Hay una influencia de la decoración negativa. Los motivos más comunes son los puntos grandes, los círculos, rombos, cabezas de lagartijas estilizadas, triángulos con círculos concéntricos, signos escalonados, bandas cuyos temas pictóricos en colores están delineadas por incisiones. FASE MOCHICA II El grosor de las paredes disminuye. La cerámica se alarga y no se observa tendencia en darle la misma altura que ancho, se inicia con esto la esbeltez de los vasos. El asa y el pico crecen proporcionalmente, y mientras el asa no pierde la forma redondeada, el pico pierde el reborde pronunciado, quedando tan sólo un pequeño ribete. Existen vasos retratos, antropomorfos de cuerpo entero, fitomorfos y zoomorfos. Predominan los colores crema y rojo, crema y ocre, rojo y crema plomizo, marrón y anaranjado, crema y ocre. Área de influencia de la Cultura Mochica FASE MOCHICA III Se inicia el refinamiento de esta cultura. Las paredes de los vasos se afinan sin perder su solidez, el ceramio está cubierto por una fina capa de engobe cuidadosamente pulida. Los hornos abiertos con abundante oxigenación fueron perfeccionados. La cerámica es un poco más grande que Mochica II. Los recipientes son de mayor capacidad. Las asas y los picos se afinan notablemente, siendo las primeras elípticas y los picos pequeños, acampanulados y con reborde casi imperceptible. Los ceramios son de líneas armónicas y proporcionadas. Las esculturas antropomorfas son verdaderos retratos de personas. La escultura religiosa adquiere importancia. FASE MOCHICA IV Los motivos escultóricos y pictóricos se multiplican y adquieren mayor complejidad. El artista mochica trata de perennizar en su cerámica no solamente los asuntos comunes de su vida diaria, sino también las actividades de sus instituciones organizadas. El rico acervo de su vida espiritual es sintetizado en las escenas pictóricas que cubren los numerosos vasos de caracteres religiosos. Los vasos se alargan y también proporcionalmente el asa, que ya no es chata sino, redonda o ligeramente angular. La mayoría de los picos son largos y rectos, aunque hay algunos más angostos en la punta con bordes levemente afilados. FASE MOCHICA V La cerámica de este período, por sus formas y decorado, constituye el "arte barroco" de la cultura mochica. Se reduce en tamaño pero el asa se alarga, siendo el pico más

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pequeño. El asa toma una forma triangular acentuada y el pico es de naturaleza troncocónica con bordes afilados del interior hacia afuera. Las representaciones geométricas abundan. El motivo escultórico pasa a segundo plano, desplazado por el arte pictórico.

SOCIEDAD Iconografía Moche en donde se ve al sacerdote o sacerdotisa con el Señor más importante, durante la ofrenda de la sangre del enemigo. La sociedad Mochica se establecía en jerarquías muy marcadas lo que, a falta de haber desarrollado algún tipo de escritura, quedó reflejado en su muy abundante producción de cerámicas o "huacos". La pirámide de esta sociedad teocrática estaba encabezada por los Señores, con poderes terrenales y religiosos. Los sacerdotes conformaban un segundo estrato que podía estar integrado por mujeres sacerdotisas, al igual que los Chimus. El tercer estrato era el del pueblo, que realizaba los trabajos de campo y los oficios. Esta división de la sociedad en castas, gobernadas por caciques o sacerdotes de los diferentes valles, se unió bajo un mando único sólo en épocas tardías. Los Moche eran evidentemente guerreros, como lo muestran las escenas de lucha, en las decoraciones de las vasijas y las representaciones escultóricas individuales. Los guerreros gozaban de un estatus especial y formaban pequeños ejércitos profesionales. Para los Mochica, amantes de la vida, la muerte no constituía el final. Los hombres seguían viviendo en otra esfera del mundo con sus mismas obligaciones o privilegios, razón que llevó a sepultarlos con provisiones y bienes. Los entierros reflejaban así la función y lugar de cada hombre dentro de su sociedad. Las tumbas Mochica poseen una decoración mucho más rica que las de épocas precedentes y los muertos yacen siempre sobre la espalda. Los grandes personajes se enterraban junto a docenas de vasijas, botellas, jarros, bandejas y recipientes con decoraciones en relieve que representan frutos, animales, hombres y dioses. Los cadáveres llevan valiosos pendientes, mosaicos de turquesa incrustada en oro, collares de cuentas de oro huecas y medallones con rostros humanos.

AGRICULTURA Los Mochicas vencieron al desierto mediante la irrigación artificial desviando el agua con canales (Wachaques) provenientes de los ríos que bajan de los Andes, que se muestran como notables obras de ingeniería hidráulica, como el de Ascope y el de la Cumbre. Asimismo construyeron represas como la de San José, cuyas aguas almacenadas servían para irrigar las tierras en tiempo de sequía y escasez.

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Su ingeniería hidráulica les permitió contar con excedentes agrícolas y una sólida economía que, complementada con los productos del mar, constituyó la base de su portentoso desarrollo. Todo complementado con un sistema de surcos (por escasez de agua) o el uso de pozas o melgas en caso de que no escasee el agua. La cerámica realista Mochica ha permitido comprobar tanto la producción de plantas alimenticias como el maíz -que ocupaba la mayor área cultivable de ese entonces- los frijoles, los pallares, las papas, las yucas y los camotes, como la fauna dominante, compuesta de alcatraces, zorros, pumas y muchos otros animales que, en su mayoría, subsisten hasta nuestros días. Por medio de sistemas de regadío en gran escala, estos pueblos habían transformado terrenos desérticos en fértiles. Existían más de treinta variedades de cultivos indígenas, entre ellos el tabaco y la coca.

ARQUITECTURA En cuanto a la arquitectura, la construcción de las grandes pirámides de la época Moche sólo pudo ser posible gracias a un trabajo en común muy bien dirigido, utilizando prisioneros de guerra y la masa de los súbditos de los príncipes sacerdotes.

Dibujo de cómo se hubiese visto La Huaca El Brujo

La arquitectura Mochica recibió influencias de la cultura Virú, especialmente en el manejo del espacio con la forma de la "piramide" escalonada. Tanto la arquitectura de carácter monumental y la doméstica, se caracterizaron, principalmente, por estar construidas a base de adobes en forma rectangular paralelepípeda de constitución sólida, elaborados en moldes de madera. En la cara superior se advierten diversas marcas hechas a presión o incisiones anchas, posiblemente identificando a los diferentes grupos totémicos que participaron en la construcción del monumento, probable alusión a un sistema de trabajo de carácter corporativo o al cumplimiento obligatorio de tributos religiosos a sus deidades supremas. Hasta el momento en los diferentes monumentos principales, se han registrado más de un centenar de aquellos símbolos. Las dimensiones de estos adobes, que por lo general son de color beige, son de 43 x 27 x 17 y de 33 x 20 x 15 cm. Los arquitectos moches también utilizaron la piedra como elemento constructivo, pero de menor uso que el adobe, y prioritariamente para las bases de muros y terrazas. La forma más típica de las estructuras ceremoniales y domésticas es la rectangular, a excepción de las estructuras construidas con muros circulares en las cimas de cerros, como en el caso de Galindo, en el valle de Moche o de Huaca Cholope en el valle del Santa. Galindo ofrece, igualmente,

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arquitectura doméstica en un área aproximada de 5000 m2, siendo su patrón la edificación de viviendas unifamiliares sobre plataformas de piedras. Los complejos arquitectónicos monumentales que cumplieron funciones religiosas o administrativas están constituidas por varias terrazas escalonadas que abarcan todo el ancho del edificio, guardando orden simétrico con rampas inclinadas hacia patios o plazas.

MATERIALES Y TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS La tierra es la materia prima por excelencia de la arquitectura moche. Fue empleada para la elaboración del material constructivo básico, el adobe (ladrillos de barro secados al sol), al igual que los morteros preparados para asentar los adobes. Se usó también para los enlucidos y acabados de muros, columnas, pisos y techos. Los adobes de las huacas del Sol y de la Luna son propios de la tradición constructiva moche. Son de forma paralelepípedo rectangular y fueron moldeados, algunos con gaveras o moldes de caña, mientras la mayoría lo fue con gaveras llanas de madera. De esta forma, los constructores moches podían elaborar masivamente sus materiales constructivos y, al estandarizar sus dimensiones, posiblemente eran capaces de estimar la cantidad de adobes necesaria para sus grandes obras. Existen evidencias, especialmente en Huaca del Sol, de la tradición de marcar los adobes posiblemente para identificar la contribución de diferentes grupos de comunidades en la construcción de la arquitectura monumental. Los adobes fueron dispuestos en aparejos trabados, conformando bloques constructivos que sirvieron para el relleno de los espacios en las plataformas (patios, recintos y corredores), y de forma similar se emplearon para construir los muros de las edificaciones. Para levantar las plataformas y todo tipo de grandes estructuras sólidas los mochicas usaron la técnica del "bloque de adobe tramado" (BAT) el que consiste en levantar bloques formados por la superposición de muchas capas o hileras de adobes ordenados en sentidos diferentes. La base de estas columnas mide varios metros por lado y su altura muchos más. El aumento del volumen de las pirámides se logró mediante el adosamiento y superposición de los BAT. Otros materiales orgánicos intervenían en las construcciones moches. Existen evidencia de postes, vigas y dinteles hechos de madera, especialmente de algarrobo, así como cañas de guayaquil (especie similar al bambú), carrizo, esteras de totora y cordajes de fibras vegetales, que sirvieron para la armadura y cobertura de los techos.

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MATERIALES Y TÉCNICAS PICTÓRICAS

La técnica pictórica utilizada en Huaca de la Luna es un temple en base a una sustancia adhesiva extraída del cactus sampedro (Trichocereus pachanoi), que permite fijar los pigmentos, colorantes y cargas sobre los enlucidos planos o en relieve de tierra arcillosa. Los primeros son materiales de naturaleza mineral, inorgánica (óxidos de hierro, aluminio, sílice y talco), salvo el negro que es carbón vegetal. Los segundos son de naturaleza orgánica, solubles. Los espacios pictóricos fueron divididos en módulos y luego cubiertos con pinturas planas, cuya iconografía se dibujaba previamente con trazos incisos a mano alzada y luego pintados; o con relieves que son modelados directamente sobre las paredes y recortados con espátulas. Los materiales pictóricos son aplicados sobre estas superficies de tierra seca, con pinceles de pelo de camélidos, cubriendo todas las superficies de muros, pilastras y cielos rasos de los espacios ceremoniales. Los maestros moche no tuvieron licencia para la libre creación artística, se limitaron a representar personajes, escenas y dogmas impuestos por la clase sacerdotal.

EL CENTRO URBANO

La ciudad de Moche debió alcanzar una extensión de unas 100 hectáreas. Dos edificios monumentales sobresalen en sus extremos: la Huaca del Sol o Capuxaida al oeste, de aparente carácter político-administrativo, y la Huaca de la Luna al este y al pie del cerro

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Blanco, que fue el templo mayor y principal complejo político-ceremonial de la sociedad de Moche. Para los visitantes que en época Moche se aproximaban a la ciudad, el impacto visual de las Huacas del Sol y de la Luna debió ser impresionante, ya que el volumen colosal de estas edificaciones estuvo pintado con colores llamativos como el rojo y el amarillo ocre. La impresión inicial debió acentuarse al ingresar a la ciudad, que contenía edificios públicos, palacios y viviendas para la elite, talleres destinados a la producción de distintas manufacturas (cerámica, textiles, orfebrería, etc.), las instalaciones de almacenamiento, así como espacios abiertos a manera de plazas públicas. La densa trama de edificaciones de la ciudad estaba ordenada siguiendo los ejes cardinales, definida por avenidas, calles y angostos pasajes. Ellas facilitaban la circulación de los habitantes así como la articulación de los diferentes espacios. A la vez, establecían los límites de los diferentes sectores que constituían el núcleo urbano.

Los habitantes de la ciudad moche El estudio de los restos de cerámica, metales y otros materiales de uso ceremonial que fueron encontrados en los talleres de artesanos, sugiere a los investigadores, que esta ciudad fue habitada por personas correspondientes a la élite mochica, responsables de los servicios que se realizaban en ambos templos, comúnmente llamados huacas. Los residentes participaban en diferentes actividades que tenían lugar en la ciudad, produciendo principalmente bienes necesarios para el culto y los ritos ceremoniales, o que se congregaban en ella bajo el mandato de los principales dignatarios de la elite urbana. Además, la presencia de canales para el abastecimiento de agua, así como la existencia de otros servicios, nos indica que esta ciudad fue una de las expresiones más significativas y calificadas del Estado Moche.

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La "avenida" principal Resulta interesante observar que además de callejones existió una gran “avenida”, que separó al centro urbano de un área más elitista, donde los edificios tienen relieves polícromos ligados al templo o Huaca de la Luna, porque ese espacio fue usado para funciones entre lo sacro y lo doméstico. Según los arqueólogos es probable que también existan otras “avenidas” que separan al centro urbano de la Huaca del Sol, pero esa aún es una hipótesis que deberá ser confirmada a través de las investigaciones Arqueológicas. Planificación urbana La ciudad presenta una planificación ortogonal, donde hay callejones de 1,8 metros de ancho, que separan los grupos de viviendas. Los citados callejones conducen hacia espacios abiertos, de unos 20 metros de lado (en promedio), a los cuales los investigadores llaman plazas.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS TEMPLOS Las características generales de los templos o huacas son que sus adobes rectangulares se encuentran unidos con mortero de barro, dispuestos en forma de paneles modulares que dan la apariencia de grandes columnas, apoyados unos con otros desde su base, logrando así resistencia y perennidad antisísmica; también los adobes están dispuestos de canto, de cabeza y de soga. La arquitectura básica de la cultura Moche, en conclusión, fue monumental, doméstica y defensiva. Lo monumental está representado por impresionantes edificios "piramidales". La doméstica era pequeña, de varios cuartos comunicados con entradas rectangulares, con arcos en la parte superior e inclinada a dos aguas. Las de defensa eran erigidas en grandes fortificaciones.



HUACA DE EL BRUJO: Las huacas de El Brujo, oficialmente conocidas como "Complejo Arqueológico El Brujo" se ubican sobre la margen derecha del río Chicama, muy cerca al litoral del Océano Pacífico, en el distrito de Magdalena de Cao, provincia de Ascope, departamento de La Libertad en el norte del Perú.

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Vista de la pirámide de Cao Viejo. Las partes techadas son las áreas excavadas donde se encontraron frisos.

El Modelo Mochica para Centros Urbanos Los arqueólogos que investigan el Complejo Arqueológico El Brujo han determinado que los Mochicas tenían un estricto patrón o modelo al momento de construir sus edificios principales. Este consistía en la construcción de 2 pirámides separadas por un amplio espacio, plano y vacío, en alusión a la creencia de que el cosmos estaba formado por dos fuerzas o entidades opuestas, pero complementarias. En el caso del CAEB (Complejo Arqueológico El Brujo) estas dos pirámides son Cao Viejo y Huaca Cortada. También se puede ver este modelo reproducido en el sitio arqueológico de Licapa (valle de Chicama) y en las Huacas de Moche -más conocidas como Huacas del Sol y La Luna- (Franco, Gálvez y Vásquez 2001) Pirámide + Plaza + Anexo Al excavar exhaustivamente una de estas pirámides, la de Cao viejo, determinaron el patrón al interior de las pirámides. Este consiste en un edificio piramidal (Pirámide Principal) con una Plaza Ceremonial amurallada y un Anexo o plataforma larga a un lado de la plaza. Para acceder a la cima de la pirámide, donde se encuentran las habitaciones más importantes, se usó una larga rampa ubicada a un lado de la plaza. En una esquina de la misma se ubica un recinto especial llamado Recinto Ceremonial, pues está decorado en todas sus paredes con frisos representando escenas míticas. En la cima, hay un Patio Ceremonial, semejante a la Plaza Ceremonial, pero en dimensiones reducidas, con su propio Recinto Ceremonial. Al frente, y dando vista a la Plaza Principal una última plataforma (Plataforma Principal) sirve de base al Altar, la más sagrada y máxima estructura en importancia de todo este complejo arquitectónico.

La Pirámide Cao viejo Cao Viejo es el nombre de una de las más importantes pirámides construidas por los mochicas, fue el principal centro religioso y administrativo de dicha cultura en el valle de Chicama (costa norte del Perú) y posible par de las Huacas de Moche (El Sol y La Luna), junto con quienes formaron dualidad, base de la organización religiosa, política y económica en el antiguo Perú. Es una pirámide trunca formada por la superposición de plataformas dándole un aspecto escalonado (120 m. de largo por 100 m. de ancho por 31 m. de alto). Su orientación es rumbo norte. Hacia esa misma orientación hay una plaza, más larga que ancha, rodeada por una muralla. Los trabajos de investigación arqueológica llevados a cabo a lo largo de varios años (desde 1990) por el PACEB determinaron, como ya se ha mencionado líneas arriba, que los principales componentes arquitectónicos de esta huaca son: (1) Pirámide de bordes escalonados, sobre la cual se ubican el Patio Ceremonial, el Recinto Ceremonial, la Plataforma Principal y el Altar. (2) Plaza Ceremonial, con el Recinto

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Ceremonial en una de sus esquinas, (3) Anexo junto con la rampa por la que ascendía desde el nivel de la Plaza Ceremonial a lo alto de la pirámide.

Reconstrucción tridimensional por computadora de la pirámide de Cao Viejo tal como pudo ser en sus tiempos de mayor esplendor. Se indican sus principales componentes.

Cronologías y Fases Constructivas de Cao Viejo Cao Viejo inició su construcción alrededor del año 200 d.C. y estuvo en pleno uso hasta aproximadamente el año 700 d.C. A lo largo de estos cinco siglos de uso gozó de 7 remodelaciones que consistieron en, siguiendo una milenaria tradición peruana, construir sobre el antiguo edificio uno nuevo, tapando previamente el anterior (acción llamada "entierro ritual"), pero repitiendo estrictamente el modelo establecido. Los arqueólogos del PACEB han identificado cada una de estas remodelaciones con una letra del alfabeto, así al último edificio (el más reciente) es llamado Edificio A, y el más antiguo por ellos encontrado hasta ahora es llamado Edificio G. Período

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Cao Viejo Estilo Cerámico Edifico A Mochica IV Edifico B Mochica III Edifico C Mochica I, Mochica II, Mochica III

Intermedio Temprano Mochica Edifico D Estilo Virú de Chicama, Mochica I Edifico E No definido Edifico F

No definido

El material usado para la construcción en esta pirámide es el adobe (ladrillo de barro secado al sol) sobre los que se dibujaron símbolos llamados "marcas de fabricante", de los que se han identificado al menos 120 diferentes. Se deduce que estas marcas representan a diferentes comunidades o pueblos mochicas que tributaron a la

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autoridad central de esta huaca contribuyendo con adobes para su construcción, dejando constancia, a través de las marcas, de la cantidad entregada. Los adobes de Cao Viejo miden, en promedio 27 x 18 x14 cm, al interior de los cuales se encontraron restos de moluscos de aguas dulces (de río y de pantano), lo que puede indicar el origen de las canteras de donde se obtuvo tierra para fabricarlos. El barro usado fue de color gris claro (Franco, Gálvez y Vásquez 2001). Para construir las plataformas y demás estructuras sólidas los ingenieros mochicas inventaron la técnica del "bloque de adobe tramado" (BAT) el que consiste en levantar columnas o bloques formados por la superposición de muchas capas o hileras de adobes ordenados en sentidos diferentes. La base de estas columnas mide varios metros por lado. El aumento del volumen de las pirámides se logró mediante el adosamiento y superposición de los BAT.

Línea cronológica indicando la posición en años de las pirámides de El Brujo (Cao Viejo y Cortada) con respecto a la cultura Moche y sus estilos alfareros.

Los arqueólogos del PACEB (Franco, Gálvez y Vásquez 2001) postulan que pone final a cada etapa constructiva un gran cambio climático llamado "El Niño" (ENSO), que causa torrenciales lluvias, desbordes de ríos y avalanchas muy destructivas. Ellos han encontrado las huellas que este fenómeno causa en las estructuras de adobe de esta pirámide. Los mochicas responden a este embate de la naturaleza remodelando la huaca, cambiando los motivos iconográficos que decoran los muros, enterrando ofrendas, desenterrando tumbas de ancestros, haciendo fogatas rituales y sacrificios humanos.



HUACA DEL SOL

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La pirámide escalonada, llamada "Huaca del Sol" es una de las edificaciones más impresionantes de todo el Perú precolombino. Esta construcción monumental se ubica muy cerca de la ciudad de Trujillo -a 6 kilómetros del mar- al pie de un promontorio rocoso llamado Cerro Blanco, en la margen izquierda del río Moche, en un punto entre el valle bajo y el valle medio. La pirámide es escalonada, tiene básicamente una forma rectangular a la que se le han agregado algunas otras formas geométricas. Su tamaño es monumental: 345 metros de largo por 160 metros de ancho y 42 metros de altura. Gran parte de este volumen fue destruido durante la colonia. Con la finalidad de buscar tesoros en su interior, el río Moche fue desviado para que partiera en dos la pirámide. El resultado fue peor de lo esperado, pues el río se llevó cerca de dos tercios de la Huaca. Pero en su interior no se encontró ningún tesoro.

Reconstrucción Isométrica de cómo pudo verse la Huaca del Sol, en el momento de mayor esplendor.

La Ingeniería Moche El corte ha permitido ver que toda la pirámide está construida con adobes. Se ha estimado que se usaron 140 millones de adobes en su construcción. Como el río cortó la pirámide desde su base, se ha podido observar que la Huaca del Sol no fue construida toda en un solo momento, sino que sufrió muchas modificaciones y ampliaciones hasta tener el volumen que actualmente le conocemos. El arqueólogo norteamericano Moseley ha visto en el corte 8 etapas en las que se construyó el monumento. Las primeras remodelaciones se habrían producido durante las fases I, II y el inicio de la III, y la gran masa de la pirámide se habría construido durante la fase III y IV. El volumen de la pirámide (a lo largo, ancho y alto) era ampliado construyendo grandes columnas de adobes adosadas unas a otras.

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La Huaca de El Sol está construida íntegramente en adobes. En la foto el talud suroeste de la pirámide.

Los Adobes Los adobes para la construcción de esta pirámide (la Huaca del Sol) y otras de Moche (como la de Sipán o El Brujo) tienen 2 características importantes: eran hechos con moldes y tenían la marca del fabricante. La fabricación con moldes permitía tener adobes con las mismas dimensiones y calidad. En la cara superior del adobe se hacían unas marcas. Estas eran puntos y rayas, o aspas. Se cree que las marcas corresponden a la comunidad que los fabricó, y que servían para controlar la cantidad de adobes con los que contribuían en la construcción de la Huaca. En El Sol se han encontrado por lo menos 96 marcas distintas. En base a los estudios de la arcilla de los adobes, se ha determinado que secciones enteras de la Huaca están construidas con adobes provenientes de una misma cantera, y tienen un mismo tipo de marca.

Muestra de adobes marcados encontrados al pie de la pirámide llamada Huaca de El Sol. La regla tiene 30 centímetros.

"El Sol" hoy Los estudios arqueológicos realizados en ella son todavía escasos, teniendo en cuenta todo lo que nos puede decir. La Huaca del Sol, por ser la construcción más grande e importante de los Moche, demuestra el alto grado de desarrollo alcanzado en esta época en cuanto a ingeniería y planificación social. Por ellos estamos seguros que en

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un próximo futuro este monumento arqueológico nos explicará mucho de nosotros mismos al conocer mejor la experiencia de nuestros antepasados.



HUACA DE LA LUNA: La Huaca de La Luna, ubicada al pie del cerro Blanco considerada como "impresionante centro ceremonial", está conformada por un complejo de estructuras que ocupa un área aproximada de 290 x 210 m. orientada de Sur a Norte. En su interior no se han hallado vestigios de tareas domésticas, a diferencia de la huaca del Sol, lo que demostraría el carácter ceremonial de su construcción. En 1995, el arqueólogo canadiense Steve Bourget, desenterró los cuerpos de 42 jóvenes sacrificados brutalmente, hallazgo que se ha interpretado como un sacrificio masivo vinculado al Fenómeno del Niño.

La Huaca de La Luna es una pirámide escalonada que tiene un patio delantero cercado por un grueso muro, un sector anexo y múltiples construcciones en su cima a la que se accedía por una larga rampa.

Reconstrucción tridimensional de Huaca de La Luna y las partes que la forman.

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Los arqueólogos que han estudiado por largos años este sitio arqueológico han determinado que los mochicas tenían un modelo establecido para el diseño de las pirámides ceremoniales, el que consiste en una pirámide (la Plataforma I) con un amplio espacio delantero cercado por un muro (Plaza 1). Al lado derecho una larga plataforma (Anexo). Para llegar a la cima de la pirámide una larga rampa (Rampa Principal). En la cúspide, una plataforma (Nivel Alto) que cobija al altar, el lugar más sagrado de todo el conjunto, y un patio (Nivel Bajo). Este mismo modelo es posible verlo en otro importante sitio de la cultura Moche, como es el Complejo Arqueológico El Brujo. La complejidad en la construcción, observable en este monumento, se debe a la variedad de ceremonias celebradas en este edificio lo que explica la presencia de muchos otros ambientes, como la Terraza 1 y 2, los patios 2 y 3, la Plataforma 2, la Plataforma 3, entre otros que complementan el modelo básico: Pirámide + Plaza + Anexo

Huaca de La Luna y el camino ceremonial Después de muchos años de investigación los arqueólogos Santiago Uceda y Ricardo Morales del proyecto arqueológico Huaca de La Luna han llegado a conocer que esta pirámide no estuvo dedicada a este astro, sino al dios de las montañas: Aiapaec. Los antiguos peruanos relacionaban a objetos de la naturaleza (como cerros, piedras o ríos) como poseedores de voluntad divina. Los cerros eran los proveedores del agua, muy necesaria para la agricultura. El Cerro Blanco, sobre cuya falda esta Huaca de La Luna, era la montaña sagrada de los moches. La Huaca del dios de la Montaña (Huaca de La Luna) tiene plazas, patios, rampas y pirámides, todas muy necesarias para las ceremonias en honor a esta divinidad. Muchos de los ambientes de esta huaca estaban decorados con hermosos frisos de muchos colores. Las imágenes en los muros tenían relación con los ritos y ceremonias practicados en dichos lugares.

Dibujo de un combate entre guerreros moches. Iconografía dibujada sobre cerámica de esta cultura.

El agua es escasa en la desértica costa peruana. Sin embargo los estrechos ríos, que descienden raudos desde las alturas de los andes, irrigan fértiles valles en avenidas estacionales. Pero este equilibrio es precario en los andes, pues los años de abundante agua son sucedidos por otros de escasez total. Es por eso que para los

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moches era muy importante predecir el comportamiento del agua, sujeto a la "voluntad" del dios de la montaña. Por eso los moches consultaban oráculos, hacían adivinaciones y ofrendaban sacrificios para de ese modo mantener el orden y la venida del agua. Lo primero era hacer una ceremonia adivinatoria en donde los chamanes (brujos) consultaban, usando coca u otro alucinógeno, cuál será la voluntad del dios y que tipo de ofrendas exigirá. El dios de la Montaña pedía sacrificios humanos. En las pampas desérticas próximas a Moche se realizaba una batalla, los prisioneros serán sacrificados. Los que caían capturados eran despojados por sus captores de todas sus armas y ropa. Luego eran llevados desnudos y amarrados a la gran plaza delantera (Plaza 1) donde eran presentados ante los sacerdotes y el soberano. Un friso sobre la fachada de la pirámide representa este momento.

Fachada de la Plataforma 1 que da hacia la Plaza 1. A la derecha, dibujos de los frisos.

Subían a la cima de la pirámide por una larga rampa. Luego eran llevados a una pequeña habitación en el patio trasero, en la cima de la pirámide, allí eran adoctrinados por mujeres como una preparación para el sacrificio. Luego de varios días eran sacados al patio en donde serán degollados. Este patio está decorado con frisos donde destaca, al centro el rostro del dios de las montañas. En el nivel más alto de la fachada de la pirámide está también la imagen, en cuerpo entero, del dios de la montaña: aiapaec, también conocido como "el degollador" pues es frecuentemente representado con un tumi (cuchillo) en una mano y una cabeza cercenada en la otra. La sangre vertida por el sacrificado era depositada en una copa, y presentada al gobernante moche que esperaba de pie sobre un altar. El Curaca (gobernante) moche ofrendaba esta sangre al dios de la montaña.

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Friso en el patio del Nivel Bajo de la Plataforma 1 en Huaca de La Luna, representa al dios Ai Apaec.

Desde la gran plaza delantera era posible ver lo que sucedía sobre el altar. Por eso esta parte del ritual debió ser una ceremonia pública con la concurrencia de gran cantidad de personas que observaban desde la plaza. En otros momentos, otros tipos de sacrificios eran exigidos. En una plaza de la parte alta un peñasco ha sido dejado (Plaza 3a), asemejando una maqueta del Cerro Blanco, que está a su espalda. Sobre este peñasco los sacrificados eran desmembrados, en alusión a la muerte por despeñamiento, un ritual practicado por los moches. Numerosos esqueletos encontrados en este lugar corroboran esta práctica. Por varios siglos los moches celebraron el calendario ceremonial y ofrendaron sacrificios al dios de la montaña, manteniendo de ese modo el orden del universo.

El Recinto Ceremonial Se ubica en una esquina de la Plaza 1. Sobre sus muros están representados en alto relieve muchas y muy complejas escenas de la mitología mochica. Por ser un hallazgo reciente aún no se ha descifrado lo que estos dibujos cuentan. Pero sobre esos muros se pueden ver escenas de pesca con redes, a los Perros Sin Pelo del Perú o animales y aves con atributos divinos. Los arqueólogos que estudian este recinto consideran que en este ambiente se prepararon las ceremonias que se realizaron en la plaza. El Recinto Ceremonial consta de dos ambientes, un cuarto con techo a dos aguas y delante de éste un espacio techado, también a dos aguas, ambos sobre una pequeña plataforma. Una rampa era la vía de comunicación con la plaza.

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El Recinto Ceremonial, ubicado en una esquina de la Plaza 1. Sobre sus paredes está representado el "Calendario Ceremonial".

La Plataforma 1, cronología y renovación La mayor estructura en Huaca de La Luna es una gran pirámide escalonada conocida como la Plataforma 1. Su aspecto actual, volumen y altura es el resultado de un largo proceso social y muchos proyectos constructivos que los arqueólogos han nombrado "renovación del templo". La Plataforma 1 de Huaca de La Luna pasó por al menos 6 grandes reconstrucciones identificadas como Edificio A, el más moderno y construido sobre el precedente, llamado Edificio B, quien a su vez fue construido sobre el Edificio C y así sucesivamente con los siguientes: Edificio D, Edificio E y Edificio F, el más antiguo. Cada uno de estos edificios hizo a la Plataforma 1 ganar en volumen a lo ancho, largo y alto. Sin embargo estos grandes cambios no significaron una transformación en los patrones o modelos arquitectónicos anteriores (pirámide + plaza + anexo). Así, cada edificio nuevo era una re-edición del anterior.

Colección de fotos de frisos en Huaca de La Luna.

En las culturas antiguas del Perú fue una tradición muy arraigada la veneración a los ancestros y por ende a los muertos, donde la muerte significaba la renovación de la vida y por ello, enterrar al difunto era como sembrar una semilla para que germine. Esto se aplicó no solo a las personas, sino también a ciertas construcciones

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consideradas sagradas. Ejemplos muy antiguos de esta tradición han sido descubiertos por los arqueólogos en los sitios de Caral (2900 a.C.), La Galgada (2400 a.C.) y Kotosh (2000 a.C.) entre otros. Estos edificios eran cuidadosamente desmontados en parte y sus habitaciones rellenadas prolijamente para luego construir nuevos edificios sobre ellos. A este proceso se le ha llamado "entierro ritual". Los arqueólogos de Huaca de La Luna consideran que si dichos entierros rituales de los templos (o las pirámides) fueron con la finalidad de construir nuevos edificios pero similares en forma y contenido a los anteriores, entonces es una renovación y por ello prefieren usar el término "renovación del templo". La renovación de templo significó no solo la renovación de la arquitectura, expresada en plazas, patios recintos, rampas y plataformas, sino también en la renovación del ritual y ceremonial que dicha arquitectura contiene y representa. Las renovaciones no fueron producto del azar o eventualidades catastróficas, pues su ejecución debió demandar de mucha planificación así como del tiempo suficiente para acopiar la energía (trabajo) y los recursos (materiales) para su ejecución. Los trabajos de construcción del edificio A y C, por ejemplo, demandaron el uso de alrededor de 4 millones de adobes y 160 mil días/hombre de trabajo (Uceda y Tufinio 2003). Según opinión de los arqueólogos de Huaca de La Luna, esta renovación debió ser parte de un calendario ritual de largo plazo. Las labores de renovación del templo debieron tomar muchos meses de trabajo, tiempo durante el cual se debió clausurar temporalmente las áreas donde se realizaban las remodelaciones, y por tanto de debieron suspender temporalmente, también, las ceremonias que en esos ambientes se llevaron a cabo. Pero, parece, que esto no era posible (detener o suspender, aunque sea temporalmente el calendario ritual), así que, mientras duraron los trabajos en la Plataforma 1, las ceremonias debieron realizarse en otro ambiente. Los arqueólogos creen haber encontrado este sitio. Es una plataforma ubicada al oeste de la Plataforma 1 llamado Edificio Menor, que presenta salas con columnas y patios con relieves representando las mismas imágenes que los presentes en Huaca de La Luna.

Línea de tiempo que relaciona a la cultura Moche con los estilos alfareros y la Huaca de La Luna con sus respectivas fases constructivas.

Tanto la Huaca del Sol como la Huaca de la Luna, conformaron un complejo administrativo y religioso, ubicado en las faldas de Cerro Blanco, el más venerado de los Moches.

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HUACA RAJADA: Donde se encontró al Sr de Sipán. Actualmente los hallazgos del Sr de Sipán se encuentran en el Museo Tumbas Reales de Sipán, Lambayeque. En la Huaca Rajada ocurrió un espectacular descubrimiento de una tumba real Moche "El señor de Sipan" se hizo en febrero del año 1987 por el arqueólogo Walter Alva, director del Museo Arqueológico Brüning en Lambayeque. Hubo informes de la excavación en la revista National Geographic (octubre de 1988 y junio de 1990), se habló de una tumba con los más ricos tesoros en el Nuevo Mundo. El hallazgo incluyó piedras semi-preciosas traídas de Chile y Argentina por los moches, y conchas marinas de Ecuador (los Moche fueron también grandes navegantes).

Se emplearon adobes medianos y estandarizados con «marcas de fabricante» más o menos recurrentes en los paneles modulares, cuidadosamente adicionados siguiendo una planificada organización. Los morteros arcillosos produjeron bloques estables separados por juntas de unión. Pese a su considerable deterioro, pueden reconocerse dos niveles y los indicios de una posible rampa dirigida al Este, así como restos de techumbres en los niveles superiores. En el núcleo de esta última forma arquitectónica fue abierto el recinto funerario de 5 x 5 metros para disponer la tumba del Señor de Sipán y al Este del nivel Sur la Tumba del Sacerdote, indicando su diferenciada jerarquía. Los materiales de construcción son de buena calidad con adobes recurrentemente marcados y asociados a unidades modulares firmes, reflejo de una estable organización laboral. La peor catástrofe de esta época, ocasionada por la Corriente del Niño a lo largo del siglo II, fue superada con una reestructuración y crecimiento inmediato. Las grandes estructuras, componentes monumentales de Sipán presentan dos modelos básicos que llamaremos “piramidal trunca” y “plataforma masiva”, modelos representados también en otros monumentos contemporáneos. El primero de ellos, con sus frecuentes remodelaciones, es el más antiguo.

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CONSERVACIÓN DE LAS HUACAS Gran parte de las piezas de cerámica, madera, tejidos y orfebrería recuperadas han sido sometidas a cuidadosos procesos de conservación desde el momento de su hallazgo, garantizando su permanencia y permitiendo su exposición al público. Algunas piezas reducidas a múltiples fragmentos, han sido recompuestas pacientemente. Muchos de los muros que aquí vemos con maravillosos relieves policromos habían colapsado con el correr de los siglos y requirieron una cuidadosa consolidación, al igual que los relieves y pintura mural fueron sometidos a una meticulosa conservación y permanente monitoreo-mantenimiento. Todo lo que se exhibe es original, no hay réplicas ni restauraciones. El Proyecto respeta la condición de “obra de arte en actual estado de ruina”, de la Huaca de la Luna, por eso el antiguo templo Moche no ha sido restaurado. Es decir, allí los restauradores no han repuesto los muros que ya habían desaparecido, ni han retocado los colores que estaban deteriorados. El Proyecto aplica una política de conservación preventiva, siguiendo una metodología de trabajo que ha sido diseñada para responder a la problemática específica de la Huaca de la Luna, respetando los principios vigentes a nivel internacional, como la Carta de Venecia, la teoría propuesta por Cesare Brandi y las recomendaciones de la UNESCO. Los conservadores no han reconstruido la Huaca de la Luna, solamente han realizado trabajos de conservación y consolidación, consistentes en anular las causas del deterioro constante, como evitar que la luz del sol, la lluvia y el viento caigan directamente sobre las superficies polícromas; aplicar productos químicos para anular la acción de las bacterias que destruyen los componentes orgánicos de los muros y colores; y reforzar las estructuras que estaban a punto de caer, para rescatar el valor documental y estético del monumento arqueológico.

TÉCNICAS DE MANUFACTURA DE LA CULTURA MOCHICA Las técnicas de manufactura que mayormente conocieron fueron el moldeado y el estampado. Por el gran dominio de la cerámica escultórica y pictográfica se le ha denominado, y con mucha justicia, el Período de los Maestros Artesanos. Dada la calidad estética y temática de su innumerable producción se ha convertido en el mejor espejo de su vida cotidiana y espiritual.

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Elaboraban su cerámica individualmente, pero también llegaron a emplear moldes hechos de cerámica para proveerse de una producción masiva de recipientes especialmente de los que acompañaban a los difuntos ilustres en calidad de ofrendas. La gran mayoría de los ceramios tuvieron uso ritual funerario, sin embargo, la vajilla para uso diario, utensilios domésticos y vasijas para agua fueron funcionales, sencillos y escasamente decorados.

RELIGIÓN DE LA CULTURA MOCHICA La vida religiosa de la Cultura Mochica giraba y se regía por el culto al Felino, el que se encuentra personificado en la divinidad de un dios supremo llamado Ai Apaec, que representa a un hombre con grandes colmillos, transformándose en animal con un tocado semilunar. Este dios está identificado con viejas herencias ideológicas que vienen desde la época Chavín y complementadas con otras deidades, como la serpiente, el cóndor o el águila como máximas expresiones de poder en todo el proceso cultural andino. Cabe poner en claro que esta inspiración espiritual, fue determinada por su observación del espacio cósmico, ya que hay una información antiquísima que Ai Apaec era una constelación de estrellas, asimismo que el Dios principal era Ai Apaec, pero existieron unas seis divinidades muy importantes.

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CONCLUSIONES

 Arquitectónicamente, Chan Chan, refleja la existencia de una fuerte estratificación de clases sociales distintas ocupando áreas y edificios propios a su condición económica.

 Fueron los mejores arquitectos del Perú antiguo.

 El arte de los chimús se refleja aquí en chan chan principalmente en sus técnicas de construcción en su arquitectura en sus relieves y los detalles, todo en barro, todo un arte. Se dio el máximo desarrollo urbano, usaron el adobe y los frisos o arabescos (adornos en las paredes). .  La cultura Tiahuanaco no sólo resaltó por sus aportes culturales en su cerámica y arquitectura, sino que es esencia viva de las relaciones que tuvieron territorios de los países de Perú y Bolivia  La cultura Tiahuanaco, influye mucho en la actualidad, ya que realizo unos excelentes trabajos arquitectónicos, ceramios y textiles.  La cultura Tiahuanaco nos da un buen ejemplo de sociedad, una sociedad organizada, que gracias a eso pudo salir adelante; como cultura expansionista.  Siempre sus ceramios y tejidos, estaban relacionados con motivos religiosos.  La cultura Tiahuanaco nos ha dejado unos excelentes trabajos arquitectónicos y muy bien diseñados, los cuales nosotros debemos de admirar y estar muy orgullosos.

LINKOGRAFÍA

 http://todosobrelahistoriadelperu.blogspot.com/2011/07/cultura-mochica.html  http://www.deperu.com/arqueologia/mochec.html  http://huacasdemoche.net/tecnicasconstructivas.html  http://www.arqueologiadelperu.com.ar/laluna.htm

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 http://www.arqueologiadelperu.com.ar/elsol.htm  http://www.arqueologiadelperu.com.ar/elbrujo.htm

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