Cuestionario Keynes

9. Para Keynes, ¿qué determina las decisiones de inversión de las empresas? La escala de la inversión depende de la rela

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9. Para Keynes, ¿qué determina las decisiones de inversión de las empresas? La escala de la inversión depende de la relación entre la tasa de interés y la curva de eficiencia marginal del capital correspondiente a diversas escalas de inversión corriente, en tanto que la eficiencia marginal del capital depende de la relación entre el precio de oferta de un bien de capital y su rendimiento probable. (Keynes, 2003: 157) El precio de oferta del bien no quiere decir el precio de mercado al cual puede comprarse un bien de cualquier clase, sino el precio que bastaría exactamente para inducir a un fabricante a producir una nueva unidad adicional del mismo, lo que algunas veces se llama costo de reposición. La relación entre el rendimiento probable de un bien de capital y su precio de oferta, da la eficiencia marginal de capital. Ésta se define en términos de expectativa del rendimiento probable y del precio de oferta corriente del bien de capital. Depende de la tasa de rendimiento que se espera obtener del dinero su se invirtiera en un bien recién producido. (Keynes 2003:147) La curva de demanda de inversión puede definirse como la que relaciona la tasa de inversión agregada con la correspondiente eficiencia marginal del capital que establecerá aquella tasa de inversión. La tasa real de inversión corriente será empujada hasta el punto en que ya no haya clase alguna de capital cuya eficiencia marginal exceda de la tasa corriente de interés. En otras palabras, la tasa de inversión será empujada hasta aquel punto de la curva de demanda de inversión en que la eficiencia marginal del capital sea igual a la tasa de interés de mercado. Eso puede expresarse de la siguiente manera: si Qr es el rendimiento probable de un activo en el tiempo r, y d es el valor presente al plazo de r años a la tasa corriente de interés, la suma de Qrdr es el precio de demanda de la inversión y ésta se llevará hasta que la suma sea igual al precio de oferta de la inversión. Si por el contrario, la suma es menor que el precio de oferta, no habrá inversión corriente en el bien considerado. (Keynes, 2003: 148) Se deduce que el incentivo para invertir depende en parte de la curva de demanda de inversión y en parte de la tasa de interés. 10. ¿Qué determina la tasa de interés según Keynes? ¿De qué depende, en la Teoría General, la preferencia por liquidez? Según Keynes, la tasa de interés es la recompensa por desprenderse de la liquidez, es decir, una medida de la renuencia de quienes poseen dinero a desprenderse del poder

líquido que da. La tasa de interés no es el precio que pone en equilibrio la demanda de recursos para invertir con la buena disposición para abstenerse del consumo presente. Es el precio que equilibra el deseo de conservar la riqueza en forma de efectivo, con la cantidad disponible de este último. Lo que implica que si baja la tasa, el volumen total de efectivo que el público desearía conservar excedería a la oferta disponible y que si la tasa de interés se eleva habría un excedente de efectivo que nadie estaría dispuesto a guardar. Según este comportamiento, la cantidad de dinero (oferta de dinero) y la preferencia por la liquidez (demanda de dinero) son los factores que determinan la tasa real de interés en circunstancias dadas. La preferencia por la liquidez es una potencialidad que fija la cantidad de dinero que el público guardará cuando se conozca la tasa de interés; de tal manera que si r es la tasa de interés, M la cantidad de dinero y L la función de preferencia por la liquidez, tendremos que M=L(r). Puede decirse que las tres clases de preferencia por la liquidez dependen de 1) el motivo transacción, es decir, la necesidad de efectivo para las operaciones corriente de cambio personales y de negocios; 2) el motivo precaución, es decir, el deseo de seguridad respecto al futuro equivalente en efectivo de cierta parte de los recursos totales, y 3) el motivo especulativo, es decir, el propósito de conseguir ganancias por saber mejor que el mercado lo que el futuro traerá consigo. En otras palabras, las expectativas respecto al futuro de la tasa de interés, tiene sus reacciones sobre la preferencia por la liquidez: quien crea que las tasas futuras estarán por encima de las supuestas por el mercado, tiene motivo para conservar dinero líquido real, mientras el individuo que difiere del mercado en dirección opuesta, tendrá motivo para pedir dinero prestado a corto plazo con el fin de comprar deudas a plazo más largo. En general, la curva de preferencia por la liquidez relaciona la cantidad de dinero con la tasa de interés, que muestra como la tasa de interés desciende a medida que la cantidad de dinero crece. En primer lugar, es probable que según baja la tasa de interés, ceteris paribus, las preferencias por la liquidez debidas al motivo transacción absorban más dinero, porque si la baja de la tasa de interés aumenta el ingreso nacional, el volumen de dinero que conviene conservar para las transacciones crecerá más o menos en proporción al aumento en el ingreso. En segundo lugar, cada baja en la tasa puede aumentar la cantidad en efectivo que ciertos individuos deseen conservar, porque sus puntos de vista respecto a la futura tasa de interés difieren de los del mercado. Es decir, la demanda la incertidumbre respecto al curso futuro de la tasa de interés es la única explicación inteligible de la preferencia por la liquidez por el motivo especulación.

11. Explique por qué la tasa de interés no puede bajar de cierto nivel positivo, aunque la oferta monetaria aumente (estado de liquidez absoluta). El estado de liquidez absoluta se define como la situación en la que la tasa de interés se encuentra cercana a cero. La preferencia por la liquidez tiende a hacerse absoluta, es decir, las personas prefieren conservar todo el dinero antes que invertirlo, por lo que las medidas tendientes a aumentar la masa monetaria no tienen ningún efecto para dinamizar la economía y las autoridades monetarias no pueden hacer nada para llevar la tasa de interés a un nivel adecuado. Si el punto de vista general sobre lo que es un nivel seguro de la tasa de interés real, r, permanece invariable, cada baja de r reduce la tasa de mercado relativamente a la tasa “segura” y por tanto, aumenta los riesgos de la iliquidez y, en segundo lugar, cada baja de r reduce las ganancias corrientes derivadas de dicha forma ilíquida. Por ejemplo, si la tasa de interés en las deudas a largo plazo es de 4%, resulta preferible sacrificar la liquidez a menos que, al hacer una comparación de probabilidades, se tema que la tasa de interés de largo plazo pueda subir más de prisa que en un 4 por ciento anual de sí misma. No obstante, si la tasa de interés es ya tan baja como 2 por ciento, el rendimiento corriente sólo compensará un alza tan pequeña como 0.04 por ciento anual. Éste es tal vez, el principal obstáculo para un descenso de la tasa de interés a un nivel muy bajo. Este nivel deja más campo para el temor que para la esperanza, por lo que la preferencia por la liquidez se vuelve absoluta. (Keynes, 2003: 203) La tasa de interés de corto plazo puede ser fácilmente controlada por la autoridad monetaria, tanto porque no es difícil crear la convicción de que su política no cambiará mucho en el futuro próximo, como porque la posible pérdida es pequeña comparada con el rendimiento corriente. Pero la tasa de largo plazo puede ser más recalcitrante cuando ya ha bajado a un nivel que, basándose en la experiencia pasada y en las expectativas presentes respecto a la futura política monetaria, se considera inseguro por la opinión autorizada. (Keynes, 2003: 204) De este modo, una política monetaria que la opinión pública considere experimental o sujeta fácilmente a modificaciones, puede no lograr su objetivo de reducir considerablemente la tasa de interés de largo plazo, porque la cantidad de dinero demanda por el motivo especulación puede aumentar casi sin límite en respuesta a una reducción de r por debajo de cierta cifra. (Keynes, 2003: 204) 12. ¿Bajo qué condiciones decía Keynes que una política monetaria expansiva era insuficiente para sacar a una recesión y que recomendaba en su lugar?

Cuando hay trampa de liquidez. Es decir, tan pronto como la tasa de interés ha bajado a cierto nivel que la preferencia por la liquidez pueda volverse virtualmente absoluta en el sentido de que casi todo prefieran efectivo a conservar una deuda que da una tasa de interés tan baja, la autoridad monetaria habría perdido el control efectivo sobre la tasa de interés. (Keynes, 2003: 207) En este caso, la política fiscal resultaría más efectiva.