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• Andrés Alcócer Boyerman

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lAhore! beios. A

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cor,trabajos...

Este *y yo. o, tros. It{is col*gas y yo. La orquest.a na'

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Segunda de Brahmses

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sionahtc,r* En aquella ocasi6n 6rarn.r" seis, un conjunto d.F_ryrZa *Sd!e14. En total somos ocho. De vez en cuando vienen dc fuera y llegam.rs a die,.. tncluso hemos l.legado a ser doce,lo cual es muy furrte. sc lo asegu ro, muy fuc r,.. A doc..

contrabajos, si ellos quieren.

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--=ffiff1*,:il:i::,l'Hm s6lo sea fisicamente. l,os otros no tienen nada que hacer?De hecho, sin nosorros no se puede ernpezar nada. Puede usted

preguntarlo

a

cualquiera. Cualquier

mrisico le confirmare gustosamente que uns orquesta puede prescindir del director, pero no del contrabai{ Las orquestas han tocado sin directores du, '&nte siglos; en la historia de .la evoluci6n musical, el director es un invenrc, muy reciente. Del siglo XX. Yo tambi6n puedo confirmarle que incluso nosotros, los de la orquesta nacional, sole-

mos tocar sin hacer el menor caso del director. O pas6ndolo por alto' A veces tocamos pasando por alto d director sin oue el se dd cuenta Le dejamos dar pin' ir,l^..n el aire hasta que se cansa' ;ientras nosotros pateamos el suelo .on las botas. No con el DGM,* Pero si casi siempre con el director de una otorresta invitada Son placeres muy searatos qu" a"ri no se deben mencionar' En cualquiei caso, estoes marginal' t"/ Por el otro lado. en cambio, es imPosible concebir una orquesta sin contabajo. Puede ircluso decirse-que la orno quesra --midcftirl6lffi-@hasia qre tiene un baio Hay or"xiste questas sin primer violin, sh instrumenros de viento. s!r: timbales y trompetas' sin nada. Pero no sin bajo. ' Con todo esto quiero llegar a la afirmaci6n de que el conrabajo es, con mu-

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rriredor G.nerl d. Mnsie.

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cho, el instumento m6s impoftante de la orquesta, Aunqueno sea c