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Curso de Síntesis Tesis 2: “Conocimiento, intencionalidad y verdad” Autor: Yasniel Romero Marrero A través de las divers

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Curso de Síntesis Tesis 2: “Conocimiento, intencionalidad y verdad” Autor: Yasniel Romero Marrero A través de las diversas posiciones epistemológicas se puede definir al conocimiento como el acto de aprehender (representación que hace posible que el objeto de conocimiento sea enunciado por el sujeto) el objeto de conocimiento por parte del sujeto cognoscente. Por otra parte, se define brevemente el acto intencional como el acto del entendimiento dirigido hacia un objeto; en este sentido, cabe también decir que el objeto está en la mente del sujeto cognoscente, pero de manera inmanente, no materialmente; lo que determina al entendimiento es precisamente el acto intencional. En cuanto a la verdad, tradicionalmente se ha entendido como una propiedad del juicio que expresa una adecuación entre el pensamiento y la realidad. Lo que unifica este trabajo es la pregunta sobre el tipo de relación que se dan entre estos tres conceptos. Para eso será necesario comprender con más profundidad cada uno de ellos para finalmente determinar su relación. Conocimiento: Platón divide en dos grandes regiones el ser: el τόπος ὁρατός (realidad sensible) y el τόπος νοητός (realidad inteligible); a las cuales le corresponden dos formas de conocimiento: la δόξα y la ἐπιστήμη. A cada una de estas regiones corresponden, igualmente, determinadas facultades del conocimiento, y distintos grados de certeza; a la primera región corresponden dos: la εiκασία (imaginación) y la πίστις (certeza sensible); a la segunda región corresponden: la διάνοια (conocimiento discursivo) y el νοῦς (entendimiento). La εiκασία tiene por objeto de conocimiento las imágenes, la πίστις a los objetos sensibles, la διάνοια a las hipótesis matemáticas, y el νοῦς a las ideas. 1 Aristóteles en el libro primero de la Metafísica establece un orden en los distintos grados del conocimiento. En un primer nivel se tiene la sensación, luego le sigue la memoria, a ésta le sucede la experiencia, luego sigue el arte y más adelante la ciencia, la cual en grado sumo será la que tiene por objeto las primeras causas o principios. 2Paralelamente, en el libro III de De ánima se establece un orden entre las distintas facultades cognoscitivas, a través de las cuales explica el acto cognoscitivo. En primer lugar, se tiene la aístesis (percepción o sensación), que tiene por objeto a los sensibles. Luego, “la imaginación es algo distinto tanto de la sensación como del pensamiento” (Anima 427b), “la cual será un movimiento producido por la sensación en acto” (Anima, 429a); la imaginación, por tanto, necesita de la sensación, y es una condición para la intelección. La facultad más elevada, el intelecto, “ha de ser capaz de recibir la forma” (429a), inteligiendo las formas en las imágenes, el cual también es capaz de inteligirse a sí mismo.3 De esta manera se ve que los conceptos universales, que son la materia de los juicios universales y necesarios y son los fundamentos de la ciencia, proceden de la experiencia. Santo Tomás afirma que el conocimiento intelectual se origina de algún modo en lo sensitivo. Postula asimismo la potencia de los sentidos interiores los cuales tienen la función de sintetizar las impresiones que llegan de los sentidos internos en una imagen; de esta manera se tiene la aprehensión sensible de las formas sensibles de los objetos particulares. A partir de estas imágenes interviene el entendimiento. Para esto utiliza la distinción aristotélica entre entendimiento agente y entendimiento pasivo. El agente ilumina la forma universal en la imagen y la abstrae, produciendo en el entendimiento pasivo la especie impresa, luego éste reacciona produciendo así la especie expresa o concepto universal, que es la materia del conocimiento.

1

Ver PLATÓN, República, VI 484a-511e Ver ARISTÓTELES, Metafísica, I, 1 980a-983a 3 Ver ARISTÓTELES, Sobre el alma, 424b-432a 2

Kant, para superar el racionalismo dogmático y el empirismo escéptico llega a la conclusión que el conocimiento es el resultado de un proceso de síntesis trascendental (conocimiento del modo de conocer los objetos)4 donde se constituye el objeto de conocimiento; conocimiento que se hace posible a través de los juicios sintéticos a priori, fundamentados a la vez éstos en los principios del entendimiento puro. Este tipo de conocimiento tiene como punto de partida la experiencia, pero no procede totalmente de él. El conocimiento empírico, que ha de ser también universal y necesario, constituye la síntesis entre lo dado (el fenómeno u objeto de una intuición empírica) a través de las intuiciones de los sentidos (cuyas formas puras son el espacio y el tiempo 5) y las formas puras del entendimiento (categorías)6. Intencionalidad: Santo Tomás establece una diferencia importante entre ser natural y ser intencional. El ser natural es el que tiene subsistencia por sí, en cuanto el ser intencional sólo tiene ser en el entendimiento del que conoce (también se le llama forma intencional) 7. Las esencias de las cosas materiales, por tanto, están en el entendimiento del hombre, pero no según su ser real, sino su ser intencional 8. Brentano se propone marcar la diferencia esencial entre los fenómenos psíquicos de los fenómenos físicos. Lo que caracteriza a los fenómenos psíquicos es su intencionalidad, es decir, dichos fenómenos son actos de representación que se dan en la conciencia del sujeto y que se refieren a un objeto. En cuanto los fenómenos físicos no tienen este carácter de intencionalidad, no se refieren a un objeto determinado. Brentano también define al acto psíquico como, siguiendo la tradición escolástica, la inexistencia intencional de un objeto, o sea, el estar (intencionalmente, no realmente) en la mente un objeto. Aunque Husserl asume acepta la definición de Brentano de que los fenómenos psíquicos son aquellos que contienen intencionalmente un objeto, trata de afinar sus ideas eliminando algunos términos y expresiones que conducen a equívocos. Así sustituye el término de fenómenos psíquicos por vivencias intencionales y la expresión “objeto inmanente” (o un objeto presente intencionalmente en la conciencia) por “referencia intencional a un objeto”. De esta manera la intencionalidad es la característica esencial de las vivencias intencionales. 9 Husserl trata de buscar los elementos fundamentalmente estructurales comunes a las vivencias intencionales; y obviamente, estos elementos no constituyen objetos intencionales. En toda vivencia intencional se da una referencia intencional a un objeto, pero este objeto intencional que refiere a un objeto determinado, no puede ser un elemento característico de todas las vivencias intencionales. Por otra parte, los actos intencionales, o las vivencias intencionales presentan distintos modos; pues puede darse bajo la forma de representación de objetos, bajo forma de juicios, de deseos, entre otros. 10 Verdad: La verdad en Platón tiene una doble significación. Por un lado, tenía el sentido primario de la esencia de la ἀλήθεια, el cual era un rasgo fundamental del ente mismo. Por otro lado, si se considera el predominio de la idea del τὸ ἀγαθόν, como ἰδέα τελευταία, éste hace posible toda idea como también la ἰδεῖν (visión, contemplación de la idea); es decir, la idea del τὸ ἀγαθόν hace posible el aparecer, el no ocultamiento del ente, así como el νοῦς (la percepción) de éste; por tanto, la esencia de la verdad 4

I, KANT. Crítica de la razón pura, trad. Pedro Rivas, Barcelona, Taurus, 2005, p.39. Ibid, p. 43 6 Ibid, p. 75 7 Ver S. Th. I, q.56, a. 2, resp. 3. 8 Ver S. Th. I, q.57, a. 1, resp. 2. 9 E, HUSSERL. Investigaciones lógicas, trad. Manuel Morente y José Gaos, Madrid, Alianza, 1982, p.489-498. 10 Ibid. 5

consiste en una ὀρθότης (adecuación recta) entre la ἰδέα y la ἰδεῖν. He aquí la ambigüedad de la determinación de la esencia de la verdad: por un lado, ἀλήθεια y por otro ὀρθότης. (adaequatio)11 Con esto se tiene un cambio del lugar donde se da la verdad; pues considerada como ἀλήθεια, en su sentido primario, la verdad es un rasgo fundamental del ente mismo; pero si se considera como ὀρθότης, el lugar ocurre en el entendimiento. Para Aristóteles la verdad pasa a ser una propiedad de los juicios donde “decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, es lo falso; decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es, es lo verdadero”12 y “lo falso y lo verdadero no está en las cosas sino que yace en el entendimiento ”13. Esta comprensión de la verdad se ajusta a la segunda significación de la verdad en Platón mencionada anteriormente. Para Santo Tomás de Aquino, la verdad tiene lugar en el entendimiento y se define como la adecuación (adaequatio) entre el entendimiento y la cosa. 14 Criterio que se impone en la filosofía moderna, donde basta tomar como ejemplo la afirmación cartesiana :“la verdad o la falsedad no pueden estar en sentido propio en ninguna otra parte sino solamente en la inteligencia”15 para ver que no difiere sustancialmente de la dada por Aristóteles. Esta forma de definir la esencia original de la verdad como adaequatio se rompe con Heidegger al demostrar que la comprensión más originaria de la verdad es aquella que la ha puesto al lado del ser. El lugar originario de la verdad, por tanto, no es el juicio, sino que el modo de la verdad como adaequatio deriva de una comprensión más originaria que se define como un estado de descubierto, como un ser descubridor, en fin, como ἀλήθεια, que permite ver el ente en su estado de descubierto. 16 A su vez, el ser descubridor se fundamenta en un existenciario, en una estructura fundamental del ser ahí: el estado de abierto, que abre y descubre los entes. La definición tradicional de la verdad como concordancia entre intelecto y res se fundamenta y deriva del carácter de la verdad como ἀλήθεια, la cual es inherente a la estructura fundamental del ser-ahí. Como se ha visto, el conocimiento es un acto de representación que se da en la conciencia cognoscente; el conocimiento, por otra parte, ha de presuponer la verdad. El contenido del conocimiento son precisamente los actos intencionales, es decir, el conocimiento se da a través de (y en) los actos intencionales, y estos tienen como parte de su esencia una referencia a un objeto, se dirigen a un objeto, que es precisamente el objeto de conocimiento. La verdad, por tanto, tomado en su sentido clásico como cualidad de un juicio, se fundamenta en la naturaleza de la relación de los actos intencionales y sus objetos correspondientes.

11

Ver PLATÓN, República, VI 484a-511e ARISTÓTELES, Metafísica, IV, 7, 1011 b, 26. 13 Ibid, VI, 4, 1027 b, 25. 14 Ver S. Th. I, q.16, a. 2. 15 R. DESCARTES. Reglas para la dirección del espíritu, trad. J. M. Navarro, Madrid, Gredos, 1984, p.31. 16 Ver M. HEIDEGGER. El ser y el tiempo, trad. José Gaos, México, FCE, 2014, p.240-247. 12