Conflicto Armado en Guatemala

Instituto Técnico Marítimo Banaport C.A Tema: CONFLICTO ARMADO INTERNO EN LA HISTORIA RECIENTE DE GUATEMALA ____________

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Instituto Técnico Marítimo Banaport C.A Tema: CONFLICTO ARMADO INTERNO EN LA HISTORIA RECIENTE DE GUATEMALA ____________________________________________________________________

Seminario Docente: Carmen Sherezade González Berrios Dia de Entrega: Sábado 2 de Junio /18 Grupo: # 7 Alumnos Wilder Antonio Gonzalez Ruiz Erick Daniel Reyes Morales Wilson Efrain Perez Ramirez Juan Fernanado Cerén Colindres Amner Fernando Garcia López Gerson Edonias Chavez Merida Cesar Estuardo Cano Solares Henry Diaz Cañas Carlos Alexander Hernandez Lopez Gerardo Valentín Rodriguez Calderon

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ÍNDICE I

Introducción …………………………………….……3

II

Presentación ………………………………………….4

III

………………..………….59-77

VI

Conclusión I ……………………………………….78

VII

Conclusión II ………………………………….......79

VIII Conclusión III ……………………………………..80 IX

Recomendación I ……………………………….....81

X

Recomendación II ………………………………...82

XI

Recomendación III ………………………………..83

XII

Bibliografía I ………………………………………84

XIII Bibliografía II ……………………………………..85 XIV Bibliografía III …………………………………….86

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INTRODUCCIÓN El Conflicto Armado Interno también denominado Guerra en Guatemala, fue la guerra civil interna ocurrida en Guatemala entre 1960 y 1996, que enfrentó el Ejército de Guatemala con civiles subversivos, organizados en una guerrilla. La guerra, que duró 36 años, dejó 250 000 personas muertas o desaparecidas. De acuerdo con un informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH) publicado en 1999, bajo el respaldo de la Organización de Naciones Unidas, precisó que el Ejército de Guatemala cometió un total de 626 masacres contra comunidades de campesinos durante la guerra. La primera etapa de la guerra comenzó después del intento de derrocar al gobierno del presidente Miguel Ydígoras Fuentes. Esta acción la emprendió un grupo de militares jóvenes en el Cuartel General Justo Rufino Barrios. El enfrentamiento culminó de manera oficial con la firma de los Acuerdos de Paz.

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PRESENTACIÓN: A continuación, veremos algunos temas acerca del conflicto armado en Guatemala que se dio en 1960 a causa del Descontento dentro del Ejército y que duro Casi 36 años, un conflicto que inicio con las órdenes del General Justo Rufino Barrios, el 13 de noviembre de 1960. Podremos ver, las memorias históricas del conflicto, saber mas acerca del daño y cambios que genero dicho conflicto en nuestro país. Además veremos los mecanismos que se utilizaron y aun se utilizan para generar los cambios necesarios par que la paz llegara en aquellos días, y que aun se conservan dichos mecanismos uno de ellos fue el ACUERDO DE PAZ el Cual son doce de acuerdos que el Gobierno de Guatemala creo entre 1991 y 1996, para alcanzar la paz y resolver el conflicto de manera pacífica.

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MEMORIA HISTORICA

El peso de la significación que se da a la historia determina la forma en que las

personas entienden el presente y dan sentido a su visión y entendimiento del mundo. En el momento de los hechos

En primer lugar, la represión produjo amenaza vital, tristeza por lo sucedido en una gran mayoría de los casos y muy frecuentemente sufrimiento extremo con hambre, sentimiento de injusticia y problemas de salud El duelo alterado por la muerte de los familiares, el cuestionamiento de su

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dignidad y la impotencia e incertidumbre respecto al futuro, forman un segundo grupo de efectos que indican un cambio global en el sentido de la vida. Aunque sus efectos individuales sean muy graves, probablemente el impacto traumático con severas secuelas en los momentos siguientes a los hechos (problemas graves de salud mental, etc.) no fue tan importante como los efectos anteriores. La mayor parte de los efectos individuales aparece de forma similar en los testimonios de hombres y mujeres. Predomina algo más en los hombres la descripción de efectos asociados a su dignidad como personas y su rol social como hombres, mientras que las mujeres muestran en sus testimonios más afectación personal (problemas de salud, alteración del duelo), y más efectos en su condición de mujeres. Respecto a los hechos, es mayor el porcentaje de hombres que de mujeres que hablan de las masacres, mientras que las mujeres refieren mayor número de asesinatos y hechos de violencia individuales describiendo más pérdidas familiares directas. El impacto traumático en la actualidad

En la actualidad, se ha dado una disminución global de los efectos, pero la mayor parte de las personas ha mostrado todavía consecuencias de la violencia sufrida, que tiene probablemente tanto que ver con las contínuas experiencias de violencia como con la persistencia de sus efectos más severos. Los sobrevivientes describen como efectos individuales más frecuentes en la actualidad, una sensación de tristeza, de injusticia, de duelo alterado, y en menor medida (uno de cada tres que lo manifestaron en el momento de los

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hechos) de problemas traumáticos y pesadillas.

psicosomáticos,

hambre,

soledad,

recuerdos

Sin embargo, otros problemas como la soledad se mantienen o han aumentado con el paso del tiempo. El duelo alterado también aumenta en la actualidad (por cada persona que mostró alteración de duelo en el momento de los hechos, hay dos que lo manifiestan hoy). Los efectos relacionados con los recuerdos traumáticos son más frecuentes actualmente en la descripción de los sobrevivientes, así como el encontrarse muy afectados en el momento del testimonio. A pesar de que ello puede mostrar un impacto importante en un grupo de personas, es también probable que se deban en gran medida a la movilización del recuerdo y al ambiente de violencia política y amenaza en que todavía se dio la recogida de testimonios. La memoria de los pueblos y de las personas se construye a partir del recuerdo de sucesos, esencialmente de aquellos que marcan etapas de sus historias. Sin embargo, el significado de la memoria no siempre refleja los registros históricos de lo que sucedió, ni necesariamente corresponden a la verdad de los hechos. La memoria colectiva puede reflejar interpretaciones, parcializaciones, olvidos o incluso la historización de cosas (hacerlas pasar como Historia) que no ocurrieron provocando significaciones diferentes entre las personas y colectivos. El peso de la significación que se da a la historia determina la forma en que las personas entienden el presente y dan sentido a su visión y entendimiento del mundo. Es por ello que en sociedades marcadas por el conflicto, la forma en que se construye la memoria es fundamental. Al plantearse en el año de 1994 el desarrollo del Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica – REMHI - por parte de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala y la publicación de sus resultados en el Informe Nunca Más (1998), se abrió la discusión sobre el significado de la memoria en el país y las razones para reconstruirla. En concreto, el proyecto se planteaba que para posibilitar el perdón y la reconciliación en un país que en aquel momento, aún se hallaba sufriendo el conflicto armado interno, era necesario hacerlo sobre la base de la verdad y justicia, sabiendo que ocurrió en el pasado.

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La memoria histórica se convierte entonces, en un registro sistemático de historias personales y colectivas que podría permitir reconstruir el pasado y posibilitar el futuro. Sin embargo, ese registro adquiere significaciones distintas en las memorias colectivas que existen en el país y que actúan sobre el comportamiento y pensamiento de los grupos e individuos, tal como afirma Halbwhachs (1968). Las interpretaciones que se dan a los hechos, por tanto, son mediadas por las cargas culturales, ideológicas de los individuos y de los grupos. Y es allí donde descansa la discusión sobre el papel que juega la memoria histórica en una sociedad silenciada por la violencia. Para las víctimas fue la posibilidad de contar sus historias frente a las historias oficiales de los victimarios. Quienes controlan el poder, seleccionan sucesos e interpretan la historia de tal forma que concuerden con su ejercicio del poder y lo legitimen, silenciado las voces de víctimas y de excluidos, relegando al olvido oficial la otra visión. Al plantearse esta iniciativa, así como ocurrió con la Comisión de Esclarecimiento Histórico – CEH -, se escuchó la otra historia, la que cuentan las víctimas y por tanto la recuperación de la memoria no se convierte solo en una experiencia de catarsis sino en un ejercicio de dar significado a los sucesos vividos individualmente o de forma colectiva, comprenderlo, explicar y dar sentido a su mundo. Durante la etapa de recolección de testimonios para el REMHI, los entrevistadores se hallaron ante diferentes significaciones de lo ocurrido durante el conflicto: Por ejemplo, para muchos ancianos de Huehuetenango que se refugiaron en México, era una repetición de sucesos pues a principios del siglo XX, durante los decretos de ladinización emitidos por los gobiernos liberales, se refugiaron en México y retornaron hasta la década de los años 1920. Para otros, en Rabinal por ejemplo, ya los ancestros habían anticipado que sucedería. En ambos casos, la experiencia reflejaba una historia recurrente de opresión de los pueblos indígenas por parte de los ladinos. En Quiché al conflicto se le llama “la gran enfermedad” lo cual le da matices diferentes a las interpretaciones sobre qué sucedió durante esos años, las causas y el rol de los actores que intervinieron.

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Para la otra parte, el rescatar la memoria y buscar la verdad significa un peligro porque se deslegitima su versión de la historia, y permite que se conocieran los horrores que se cometieron durante el conflicto. El uso de la memoria, como ha ocurrido en Guatemala, ha parcializado la historia para oprimir, provocar temor e inhibir a personas y colectivos en sus acciones y en muchas ocasiones para culpabilizar a las víctimas por lo que sufrieron. Los testimonios recogidos por el REMHI, mostraban cómo a muchas de las comunidades se les dijo que ellas eran las responsables de lo que les había pasado por el hecho de haberse organizado. En varios de los casos, las comunidades habían asumido que eso era cierto. La culpabilización de las víctimas se dio en el conflicto y se traslada al imaginario cotidiano: los que sufren violencia, desde una agresión a una mujer hasta el asesinato, son el resultado de “estar metidos en algo” o cuando menos, se lo buscaron. Estas acusaciones buscan revictimizar y evitar la adecuada investigación. La memoria histórica posibilita entonces tener registros confiables que permiten recorrer caminos de justicia y comprender de forma más objetiva el pasado. Sin embargo, la memoria histórica no se reduce a los meros registros históricos sino que se convierte en un proceso social, que en el caso del REMHI es evidente: la etapa de recuperación a partir de entrevistadores comunitarios, la mayoría sin educación formal representó una experiencia única que vinculó a las comunidades con el proyecto. Allí entronca con la memoria colectiva de las comunidades. Un elemento fundamental dentro de esa memoria colectiva es el martirio de Monseñor Juan José Gerardi, dos días después de la presentación del informe el 24 de abril de 1998, como un referente del compromiso con los derechos humanos.

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Memoria histórica y memoria social La memoria es esencial en la vida de las personas y de las colectividades, pues sobre ella construimos nuestra identidad como persona y como comunidad; nos permite periodizar y organizar el tiempo. Se convierte en el motor que acciona la dinámica social o la inhibe. Sobre la base de las experiencias y sus recuerdos se construyen los paradigmas sobre los que se interpreta la realidad y las relaciones al interior de la comunidad y al exterior. Ahora bien, como hemos señalado antes, hay diferencias entre la memoria histórica y la memoria social o colectiva, pues la segunda refiere a los recuerdos e interpretaciones que poseen las comunidades y no necesariamente los datos o hechos se construyen con la sistematicidad de la primera; refiere más a las experiencias vitales y como estas se insertan en las vidas presentes y futuras de las comunidades, en las huellas dejadas en la historia de los pueblos como plantea Ricouer (citado por Jaelin, s.f) y sobre las que se forma la identidad del colectivo. El pasado a través de la memoria colectiva, se hace presente de distintas maneras: conmemoraciones, rituales, monumentos, en la sabiduría popular, en la cotidianidad de las relaciones, etc., permitiendo establecer continuidades en el tiempo para la persona y el grupo. Sin embargo, la presencia de ese pasado en la vidas de las personas será determinado por los significados que se les de a ese pasado. Una revolución victoriosa, un logro social o una experiencia dolorosa reciben significación desde la cual se crean proyectos, esperanzas o temores. En el caso de Guatemala el uso del miedo, del terror, por ejemplo, ha sido un mecanismo para desmovilizar procesos sociales o esfuerzos y luchas en las comunidades. Los recuerdos de incontables experiencias de terror han forjado una memoria del mismo que ha sido empleada como instrumento de control social. De igual forma, la memoria se convierte en el espacio que puede desarrollar la resistencia y la esperanza para los pueblos, y es que en ella, como dirá Vinyes, se encuentra la otra versión de la historia, la de las clases subalternas que no es escuchada por la historia oficial o la tradición hegemónica que selecciona hechos, les da su interpretación y busca que otros se olviden porque se hace incómoda, por ejemplo el recuerdo de las

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violaciones a derechos humanos. En ese sentido, la memoria colectiva es un refugio contra la amnesia de los pueblos, contra el olvido que quienes han violentado la historia pretenden, y permite crear una visión de futuro, dar sentido a lo cotidiano, a la vez que se convierte en la conciencia de una comunidad. La memoria histórica se construye como un registro sistemático de lo que sucedió y esto posibilita la comprensión de los procesos vividos. Permite situar los procesos históricos más allá de sucesos concretos y ayuda a convertir la memoria en discurso, estableciendo coherencias que permitan trascender del grupo hacia los demás colectividades y establecer diálogos entre las diferentes memorias. La búsqueda de rigurosidad de cómo sucedieron las cosas puede evitar las manipulaciones de la memoria, de las cuales han ocurrido muchísimas a lo largo de la historia de la humanidad, y con ello la conciencia puede convertirse en justicia. Ya no sólo es recordar que sucedieron hechos, sino cómo sucedieron, cómo intervinieron los que se vieron implicados. Es allí donde el pasado cobra sentido y la experiencia se activa en el presente y puede construir un compromiso nuevo con el presente (amnésis). Los retos de la memoria histórica en Guatemala La memoria histórica debe ser vista no sólo como un ejercicio de documentar datos sino que ese proceso tiene una función de cara a las comunidades. El recuerdo de la violencia, de los modos en que esta se produjo puede ser documentado para recordar cómo pasó y que esto no se vuelva a repetir. Las dimensiones que adquirió el terror durante el conflicto armado interno, las víctimas de las masacres, de las desapariciones forzadas, de las torturas, de la violencia que se generó solamente pueden ser comprendidas a partir de una reconstrucción que incorpore una visión integral de una sociedad construida a partir de las exclusiones y de la violencia ejercida por el poder, ya sea por parte del Estado o por grupos que han hecho uso del poder. Esto significa contar lo que pasó a pesar de los esfuerzos que se han hecho para que el silencio se mantenga. Es decir que la violencia que se

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manifestó en el enfrentamiento armado, y que se sigue dando en el país, no es algo que se da porque así es el mundo. Galtung (2003) cuando se refiere a las formas de violencias que existen, habla de una violencia simbólica, es decir que se ha hecho parte de la vida diaria y por tanto las personas, en especial las víctimas, la asumen como algo natural y de lo que no pueden escapar. La memoria histórica puede ayudar a liberar de esa percepción y lograr una comprensión más exacta del origen de esas violencias. Muchos guatemaltecos y guatemaltecas poseen un recuerdo doloroso acerca de la historia reciente porque perdieron un familiar, porque fueron víctimas directas; muchas personas siguen teniendo miedo a contar sus historias, entender por qué sucedió y saber quiénes fueron los responsables de la violencia se convierte en el camino para sanar sus heridas y un paso para dignificar su historia y allí se encuentra el primer reto que encuentra este proceso de memoria en Guatemala: que las personas hablen y superen el miedo que les ha obligado a hacer del silencio su refugio. Las experiencias traumáticas son difíciles de asimilar y de incorporar, provocan crisis en la persona y en la colectividad lo que lleva a olvidos o ausencias que les permitan sobrevivir y funcionar; esto sucede tanto en el sujeto o en la colectividad y sanar esas experiencias y asimilarlas es solamente posible a través de la memoria. El terror contrainsurgente provocó miles de víctimas e intentó, para legitimarse, construir una visión de la historia donde se criminalizaba a esas personas: ‘si eso les pasó es porque andaban metidos en algo y por tanto, se merecían lo que les sucedió’. Tanto el REMHI como la CEH encontraron muchos testimonios donde se les había dicho esto. La experiencia de las aldeas modelo en los años ochenta, fue precisamente ese intento por responsabilizar a las víctimas y decirle a los sobrevivientes que debían ver a sus victimarios como los salvadores del país. La memoria se convierte en la posibilidad de decir quiénes son los responsables y por qué lo son. La dignificación de las víctimas se convierte, entonces, en un reto para reconstruir los tejidos de las familias y de las comunidades, superando aquellas significaciones que los que cometieron esas violaciones contra los derechos humanos, han intentado que prevalezcan.

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Los acuerdos de paz firmados en 1996 se vieron como el inicio del proceso de reconciliación de país luego de 36 años de guerra. Sin embargo, la reconciliación no puede ser comprendida como el resultado de la firma de un acuerdo, sino como el resultado de un proceso social y político, basado en profundas transformaciones de la relaciones entre los grupos y de las causas que provocaron el conflicto. En ese sentido, no puede reconciliarse si no conoce qué sucedió y la memoria histórica es un referente indispensable para esas transformaciones. Nadie puede reconciliarse si no sabe qué fue realmente lo que pasó, un aspecto sobre el que insisten víctimas y familiares de víctimas, cuando se habla del tema. Pero la reconciliación no implica necesariamente perdón y olvido, y por tanto borrón y cuenta nueva. En cambio sí implica procesos de memoria que articulen diálogos que lleven a establecer consensos políticos entre las partes para la convivencia futura, sobre la base de la justicia y la palabra de las víctimas. El acuerdo de esclarecimiento histórico no buscó que se responsabilizaran personas individuales de los horrores cometidos, sino indicó que se debía hacer señalamientos institucionales. Evidentemente, es una debilidad que marcó el gran esfuerzo que hizo la Comisión, así como para las iniciativas de procesos judiciales lo que no significa que los imposibilite. De igual forma, las amnistías decretadas o las iniciativas de construir versiones donde se busca absolver a los victimarios, son rechazadas por las víctimas. La reconciliación no se impone. Acá se encuentra el otro gran reto de la memoria histórica: abrir el camino de la justicia, en el que se debe reparar a las víctimas, sancionar a responsables, debatir sobre el tema del perdón y provocar transformaciones profundas como sociedad (justicia transicional). Solamente así es posible pensar en la reconciliación en una sociedad tan profundamente dividida como la guatemalteca. Debe tenerse en cuenta que muchas de las causas que provocaron el conflicto armado permanecen y las posibilidades que se abrían con los Acuerdos de Paz, no fueron asumidas. Estructuras violentas que fueron creadas durante la guerra, mantuvieron cuotas de poder a nivel local y nacional tras la firma de3 los Acuerdos (en algunos casos se vincularon al crimen organizado). Este es uno de los factores, no el único, que explica el

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crecimiento de las violencias en el país en la última década. Al mantenerse intacta esas estructuras, con un peso importante al interior del Estado y de las comunidades, la memoria del terror se convierte en un obstáculo en los procesos de construcción de la memoria histórica. Es allí donde ese proceso de construcción se convierte en uno de los mecanismos que puede ayudar a desmontar esas estructuras violentas y romper los miedos que permanecen en la población y posibilitar la justicia.

Los esfuerzos de reconstruir la memoria histórica en Guatemala no se reducen solamente al REMHI o al informe de la CEH; estos dieron pie a todo un movimiento social desde organizaciones de sociedad civil y comunidades, asumiendo diversas perspectivas sobre la dinámica que debe tener la memoria e función de procesos judiciales a nivel nacional o en instancias internacionales, el resarcimiento, monumentos a las víctimas, salud mental, etc. Esto plantea la necesidad de establecer un diálogo sobre el tema que permita fortalecer las diferentes acciones que se realizan, asumiendo las percepciones que tiene la población. Algunos esfuerzos ya se han concretado, pero aún falta un largo recorrido en un contexto donde el miedo persiste, donde se ha intentado desvirtuar la memoria y donde el Estado ha tratado de manipular la memoria para descargar sus

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responsabilidades frente al conflicto, las víctimas y sobre todo en su tarea de acabar con las estructuras violentas que aún permanecen. La memoria histórica se convierte en un compromiso de desterrar el olvido, de transmitir a los jóvenes y a futuras generaciones lo que sucedió, para evitar que se vuelva a repetir convirtiéndose en la conciencia de nuestra sociedad. La memoria permite contar lo que ocurrió, posibilitar sanar las heridas de un pasado violento, construye nuestra identidad pero sobre todo, puede marcar el rumbo de nuestro futuro. Depende de nosotros como país, asumir la memoria como eso, un proceso de liberación y construcción de un futuro común o bien, que la memoria sea el recuerdo de los violentos que nos mantienen en el temor.

Estrategia del terror La violación de los derechos humanos ha sido utilizada como estrategia de control social en Guatemala. Ya sea en los momentos de mayor violencia indiscriminada o de represión más selectiva, la sociedad entera se ha visto afectada por el miedo. El terror ha constituido no sólo una consecuencia del enfrentamiento armado (el miedo es el efecto más frecuentemente descrito en los testimonios), sino también un objetivo de la política contrainsurgente

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que utilizó distintos medios en los diferentes momentos del conflicto armado.

La represión selectiva sobre líderes Las desapariciones forzadas y los asesinatos y de líderes de organizaciones sociales fueron estrategias utilizadas a lo largo de todo el conflicto, pero predominantes en los años 65-68 y 78-83. La represión selectiva ha tenido como objetivo desarticular los procesos organizativos considerados como amenaza para el Estado. En esos casos, el modo de proceder y la actuación de la policía y cuerpos de seguridad estuvieron destinados a evitar la identificación de los responsables, la ostentación de la violencia y la presencia permanente de mecanismos de control, paralelo a una ausencia total de referentes públicos de protección como instituciones de justicia, medios de comunicación etc. Lo detuvieron dos noches en la cárcel pública, allí fue donde lo interrogaron, hicieron con él lo que todas las autoridades quisieron y después lo mandaron a descansar a su casa, como a eso de la media noche llegaron los agentes de la G-2, tenían una grabadora encendida a todo volumen en la comandancia, luego lo encapucharon para interrogarlo, y al día siguiente en estado agonizante lo sacaron de la cárcel y lo llevaron atado en un vehículo de la G-2, con cuerdas de utilidad general, con destino a Salamá, dejándolo a mi finado padre atado y acribillado a balazos y su rostro totalmente destruido, para que la familia no lo identificáramos, dejándolo en ese lugar llamado el Palmar. Esto fue porque el finado era muy religioso, muy activo, y le gustaba integrar comités de mejoramiento, y él era muy apreciado en la

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comunidad. Caso

2024,

San

Miguel

Chicaj.

Baja

Verapaz,

1982.

Hostigamiento familiar Los asesinatos selectivos de líderes tuvieron a menudo una dimensión de hostigamiento también a sus familias, ya fuera antes o después de los hechos de violencia. En ocasiones los familiares fueron posteriormente objetivo de la estrategia del terror, para evitar que denunciaran los hechos. Entonces después se dieron cuenta los del Ejército y nos llamaron a una reunión a la aldea El Culeque y nos amenazaron, y nos dijeron que si alguien está yendo de aquí a dejar quejas allá con el Apoyo Mutuo, las vamos a dejar colgadas en un palo en la montaña donde las encontremos. Y por eso nosotras dejamos de ir con el grupo y cuando vamos nos sentamos hasta atrás, hasta ahora que ya estamos dando la declaración otra vez. Caso 1509 (Desaparición Forzada), Santa Ana, Petén, 1984. Sin embargo, la familia también fue objeto directo de represión en los casos en que los propios familiares fueron secuestrados o asesinados al no encontrar a la persona a quien buscaban.

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Hostigamiento comunitario El hostigamiento hacia la población civil por parte de las fuerzas militares, tuvo en muchos lugares del país una dimensión comunitaria. Las acusaciones de participación o apoyo a la guerrilla involucraron globalmente a muchas comunidades que fueron tildadas de "guerrilleras". De tal manera que el origen geográfico o el lugar de procedencia se convertía en una acusación, cuando no en una agresión directa. Fuimos huyendo a Santa Clara (1982-90), pero siempre en plan de emergencia y no pudimos regresar a la aldea porque no había vida. Estando en esa comunidad empezamos a sembrar maíz, malanga, caña, siempre estuvimos perseguidos y el Ejército cuando entraba, cortaba todo y quemaba las casas, eso fue en septiembre del 85. En 1987 el Ejército llegó a Amachel y constantemente entraba a la comunidad y siempre estuvimos huyendo a la montaña. Caso 4524, Sta. Clara, Chajul, Quiché, 1985-87. Especialmente en el período 78-83, el hostigamiento a través de incursiones militares, bombardeos o masacres tuvo un carácter masivo en comunidades

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de las áreas consideradas rojas por el Ejército (Ixcán, Verapaces, región Ixil, altiplano central, a finales de los años 70-80). Posteriormente, a partir del año 84 ese hostigamiento comunitario se centró especialmente en las poblaciones refugiadas en las montañas de Alta Verapaz, Cuchumatanes y las selvas de Ixcán y Petén, especialmente en las autodenominadas Comunidades de Población en Resistencia (CPR). 4) Terror ejemplificante En el caso de Guatemala esta estrategia de terror se desarrolló hasta las manifestaciones más extremas del desprecio por la vida, con la realización de torturas públicas, exposición de cadáveres, y con la aparición de cuerpos mutilados y con señales de tortura. Le habían sacado la lengua, tenía vendados con venda ancha o esparadrapo ancho los ojos, y tenía hoyos por donde quiera, en las costillas, como que tenía quebrado un brazo. Lo dejaron irreconocible; sólo porque yo conviví muchos años con él, y yo le sabía de algunas cicatrices y vi que él era. Y también llevaba una foto reciente de cuerpo entero y le dije yo al médico forense que él era mi esposo. Entonces ‘sí’, me dijo, ‘él era su esposo, sí se lo puede llevar’. Caso 3031 (Secuestro en Salamá y Asesinato en Cuilapa), Cuilapa, Santa Rosa, 1981.

5) El miedo para la colaboración

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Parte de la propia estrategia del terror puede incluso afectar a los propios victimarios. En los testimonios recogidos se dan numerosas muestras de cómo el miedo opera como un mecanismo de control interno entre ellos. Y ese oficial nos decía que si no los matábamos nosotros, a todos nos iban a matar. Y así sucedió de que tuvimos que hacerlo, no lo niego que sí tuvimos que hacerlo porque nos tenían amenazados. Caso 1944 (Miembro de las PAC), Chiché, Quiché, 1983. La mayoría de los testimonios describen en los años 80-83 una gran presión militar sobre las comunidades, incluyendo la acción de Comisionados militares y la obligación de formar las PAC. A partir de entonces, la estrategia del miedo pasó a poner su peso en los mecanismos de control interno con la actuación de las PAC. El temor era muy grande en esos días, se tuvo que sacar algunos turnos de patrulla pero con mucho miedo. Al mismo tiempo la guerrilla llegó también después que por favor no se patrullara. Allí sí que uno se hallaba con mucho temor, porque uno llegaba a organizar la patrulla y otro llegaba a impedir, pues para uno era un gran problema. Desde ese momento se empezó a sentir que ya no se iba a poder vivir en ese lugar. Caso 2267, Aldea Nojoyá, Huehuetenango 1980. No hay para donde En el 80 y el 81, cuando la gente se concentró en Cobán, cuando la guerrilla fue sacando a los patronos y todo eso, ya la guerrilla fue contactando a la gente, la gente con la guerrilla, pues la gente se sentía amenazada, o sea nos agarramos juntos con la guerrilla, pensábamos que eran nuestros brazos para resistir, porque la verdad no teníamos quién por nosotros. La misma situación que nosotros mirábamos era sobre la que la guerrilla caminaba y explicaban y peleaban, y a base de esto hizo que nos uniéramos porque la misma lucha llevábamos nosotros y la misma lucha ellos. Después empezó la represión del ejército. Caso Sahakok. El Calvario. Cobán. Alta Verapaz. La polarización social como producto del enfrentamiento armado y el cierre de los espacios sociales para las luchas civiles, hicieron que en determinados

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lugares mucha gente de las comunidades se involucrara en la participación en la guerra, ya fuera de una manera voluntaria o forzados por la situación. Aquí la gente no se unió con la guerrilla, ellos pasaban pero no lograron su objetivo... Se empezó a sentir inseguridad cuando se dio el aviso que era peligroso caminar por las noches. Por estos problemas se decidió en una reunión que 14 compañeros fueran a hablar con el ejército para que no hiciera nada en nuestra comunidad, y los 14 compañeros ya no regresaron... los mataron en la escuela de Paley. Taller, San José Poaquil, Chimaltenango, 23-11-1996, (p.1). El miedo al ejército fue un factor generalizado en numerosas áreas rurales que llevó a la huida o en otros casos al apoyo más o menos directo a la guerrilla, como una forma de tener protección o de involucrarse de manera activa en el conflicto. En algunos testimonios recogidos relativos a los años 80/82, se refiere cómo la guerrilla también presionó a algunas familias o comunidades para que se involucraran de una manera activa en la guerra, o para que no prestaran ningún tipo de ayuda al ejército, a medida que la situación se iba haciendo más crítica. En algunas zonas, el miedo a ser tomado por "oreja" muestra esa constricción comunitaria que obligaba a tomar partido. Algunos por el temor a que nos mataran, verdad, nos obligamos a incluirnos en las reuniones que venían haciendo, porque el que no asistía para ellos dice que eran orejas, éramos traicioneros. Caso 5334, Aldea Pozo de Agua, Baja Verapaz, 1983. Clima de terror En los primeros años de la década de los 80 se generalizó un clima de terror en gran parte del país que se caracterizó por una violencia extrema en contra de las comunidades y movimientos organizados, con una total indefensión por parte de la gente. Una vivencia de amenaza permanente desorganizó completamente la vida cotidiana de muchas familias. Ya fuera a través de las masacres colectivas o de la aparición de cuerpos con señales de tortura, el

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horror tuvo un carácter masivo y de ceremonia pública que sobrepasó cualquier límite a la imaginación. A la ostentación de la violencia que se dio en esa época por parte del Ejército y cuerpos policiales, se sumó la ausencia de las mínimas posibilidades de recurrir a autoridades civiles, judiciales etc., para frenar las acciones en contra de la población, dado que habían sido eliminadas o se encontraban bajo control militar. Clima de terror a. Tensión permanente Toda la gente ya no se fue a dormir y allí nos estuvimos reunidos durante esa noche. En la mañana, todos tristes y desvelados, con miedo estuvo la gente. Caso 2299, Santa Ana Huista, Huehuetenango, 1981. b. Violencia generalizada. Los soldados ya habían empezado a matar, nada de hablar, no estaban preguntando si tenía pecado o no, estaban matando ese día. Caso 6629, Cobán, Alta Verapaz, 1981. c. Carácter público del horror. Lo que hemos visto ha sido terrible, cuerpos quemados, mujeres con palos y enterrados como si fueran animales listos para cocinar carne asada, todos doblados y niños masacrados y bien picados con machetes. Las mujeres también matadas como Cristo. Caso 0839, Cuarto Pueblo, Ixcán, Quiché, 1985. d. Ostentación de la impunidad. Pues la verdad, en ese momento un sentimiento de impotencia ante estos cuerpos, por la contundencia y la gente allí se quedó, nadie dijo nada, porque había vendedores allí en la acera, todo el mundo se quedó paralizado, asustados. Caso 5374 (Secuestro por la G2), Guatemala, 1982.

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Efectos sociales del miedo Pero cuando uno se da cuenta del gran número de personas que hay, que han sido asesinadas, entonces uno comparte ese dolor y sabe que es una obligación moral, un deber también, no sólo para ellos que no tienen voz, sino para toda una sociedad que está atemorizada, porque también dentro de los secuestros se da esa psicología de terror ¿verdad?, como se llevaron a fulano, se van a llevar a las demás personas que tienen amistad con él. Caso 5449. Guatemala, 1979. Efectos sociales del miedo a. Inhibir la comunicación Era muy peligroso y arriesgado pasar el día, era muy peligroso, no se podía hablar ni decir nada, a cada rato se llamaba al orden para no comentar nada. Así oía yo, era muy peligroso como vivía cada una de las personas. Caso 553, Chiquisis, Alta Verapaz, 1982. b. Desvincularse de procesos organizativos Como en ese tiempo se empezaban a ver las muertes, ya había mucho temor en la gente, empezaron a retirarse. Caso 2267, Nojoyá, Huehuetenango, 1980. c. Aislamiento social

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A veces pensaba que me moría, ¿con quién me calmaba yo?, ya no tenía a mi mamá, y mi papá tenía miedo de estar conmigo, porque el único consuelo que me daban era que me iban a llegar a matar a mí y a mis hijos. Caso 5334, Pozo de Agua, Baja Verapaz, 1983. d. Cuestionamiento de valores Metieron miedo, entonces uno se humillaba, uno no podía decir nada. Caso 6259, Nentón, Huehuetenango, 1983. e. Desconfianza comunitaria La gente cambiaron sus ideas del Ejército. Era difícil ya de creer en ellos. Caso 771, Ixcán, Quiché, 1975. Sin embargo, y a pesar de que los efectos sociales de descohesión y desmovilización hayan sido enormes, la arbitrariedad y crueldad de la violencia también generó en mucha gente una mayor conciencia sobre la violencia y la acción del Ejército. Paradójicamente, esa conciencia del terror ha contribuido a desarrollar formas de resistencia. Fue algo muy espantoso para nosotros, porque llegó el Ejército y llevaron a un mudito atado de pies y manos que era de la aldea. A él le preguntaban algo, pero era mudito, no podía contestar, lo agarraron, lo patearon bien y después lo amarraron, lo traían arrastrando, reunieron a toda la gente y lo tiraron en medio de la gente y preguntaron si conocíamos a esa persona. Dijimos que sí, es un mudito. Todos lo querían y lo respetaban porque era una persona indefensa. Eso ocasionó mucho temor y coraje, porque era una persona muy humilde para hacerle eso, había que tenerle más respeto. Caso 2267, Nojoyá, Huehuetenango, 1980. Efectos individuales del miedo Las descripciones de la influencia del terror en la vida cotidiana de la gente, incluyen también las consecuencias individuales producidas por el miedo. Muchas de esas consecuencias no han sido sólo una reacción aguda al clima de violencia. Los efectos del miedo a largo plazo llegan todavía hasta

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nuestros días, debido al mantenimiento, durante años, de formas de amenaza y control militar. Entonces después vivimos el tiempo de la zozobra. Vivimos unos 10 años de zozobra, y créame que para mi fue duro en el estado un poco de decadencia, porque todo era tomado, cualquier vendedor, cualquier gente que venía, uno lo tomaba por sospechoso, entonces no había una tranquilidad para trabajar, tampoco habían deseos de salir a trabajar. Caso 5362 (Intento de secuestro/amenazas) Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, 1979. Efectos individuales del miedo a. Vivencia de una realidad amenazante En una realidad convertida en amenaza, los límites entre lo real y lo imaginario se distorsionan brutalmente. b. Sentimiento de impotencia La estrategia contrainsurgente y la impunidad con que se dieron las acciones, indujeron a la parálisis y a conductas de adaptación al medio hostil. El miedo disminuye la capacidad de controlar su propia vida, y es un factor importante de vulnerabilidad psicológica y social. c. Estado de alerta El estado de alerta ha ayudado a sobrevivir en condiciones extremas, pero conlleva también riesgo de sufrimiento físico y psicológico importante. En el momento de los hechos pueden darse reacciones corporales, pero a mediano plazo la tensión crónica tiene efectos más perjudiciales para la salud. d. Desorganización de la conducta Los efectos del miedo incluyen reacciones incontroladas que pueden ir desde la parálisis de la acción hasta la desorganización extrema de la conducta (ataques de pánico).

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e. Problemas de salud En muchos de los testimonios, el miedo se refiere como susto o enfermedad que tiene consecuencias más allá del momento de amenaza (afectación de distintos órganos, problemas de salud de carácter psicosomático y afectivo, alteración de la inmunidad, dolores y quejas somáticas poco específicas). Especialmente en la cultura maya, el susto se identifica como una enfermedad que se manifiesta después de un hecho violento o en condiciones de vulnerabilidad de la persona, y que es preciso sacar del cuerpo mediante acciones curativas. El miedo como defensa El miedo también puede ser un mecanismo que ayuda a defender la vida. Cuando las situaciones de crisis se fueron haciendo más intensas, la percepción de riesgo vital hizo que muchas personas y comunidades tomaran la decisión de huir, protegerse o apoyarse mutuamente. En esta situación, el miedo es un mecanismo adaptativo que aun produciendo determinados problemas ayuda a la gente a sobrevivir. La decisión de huir: Había miedo de todo, toda la aldea, ninguno dormía en sus casas, llegábamos a ver, sólo en la mañana estábamos en nuestras casas, en la tarde nos íbamos al monte porque pensábamos que a todos iba a pasar eso. Caso 0553, Chiquisis, Alta Verapaz, 1982. Las medidas de precaución: Vamos a trabajar juntos, sólo así unidos no nos pasa nada. Entre varios, así grupito, no nos chingan tan fácil, porque tenemos que vigilarnos todos, íbamos a trabajar juntos y así tal vez, ya no nos va a pasar nada, me dijeron. Caso 7392, Petén, 1982-90. Conductas de solidaridad: Para nosotros fue algo muy lindo y algo muy triste. Algunos familiares y amistades, como que teníamos lepra, nos evitaban en la calle. Y familiares,

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algunos, que se exponían al estado de sitio, el estado marcial, todos estos estados y nos visitaban, aún de noche, exponiendo su vida. Caso 5444, Guatemala, 1979.

Miedo en la actualidad El miedo en la actualidad ha sido relatado de forma espontánea en los testimonios en una proporción considerablemente menor. Sin embargo, la experiencia pasada, los recuerdos traumáticos, así como el mantenimiento de las amenazas en el contexto en que se realizó el trabajo de REMHI, hacen que la gente haya manifestado miedo todavía en un número importante de casos. Aunque hay que considerar el hecho de que las personas que se acercaron a brindar su testimonio han dado un paso considerable para enfrentar el miedo a hablar de lo que pasó. Y así unas se han quedado con miedo, no han querido declarar su testimonio. Caso 1509, Santa Ana, Petén, 1984. En el análisis de los miedos en la actualidad manifestados por los declarantes, encontramos cuatro situaciones distintas, aunque en ocasiones se traslapan: a. En relación con los victimarios:

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Los declarantes manifiestaron un miedo muy grande provocado por la presencia, todavía hoy en las comunidades, de victimarios conocidos por las familias afectadas y que se mantienen en muchas ocasiones en estructuras de poder. Yo tengo un poco pena porque si llegan a saber los que han hecho daños en nuestras comunidades, pues me pueden hacer daños, porque ya dimos cuentas de lo que han hecho. Caso 1376, Río Pajarito, Quiché, 1983. Prefiero que no se diga quién es la declarante, porque el victimario vive todavía. Caso 5042, Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, 1984. b. A las consecuencias negativas de dar su testimonio: A pesar de que muchos declarantes superaron el miedo a hablar, seguían teniendo una percepción de riesgo al dar su testimonio. En algunos casos, los propios declarantes revelaron que muchas personas no quisieron dar su testimonio por el miedo a las consecuencias que eso les pudiera traer. Qué tal si mañana o pasado que estoy dando esta entrevista viene la muerte para mi persona, quiero vivir con mi familia, por eso tengo miedo y tengo pena de dar esta razón de lo sucedido en esos años. Caso 6102, Barillas, Huehuetenango, 1982. c. A la reagudización de conflictos sociales en el postconflicto: El recuerdo traumático de las experiencias vividas genera en muchas personas la demanda y el deseo generalizado de que "la violencia no vuelva otra vez". Ese miedo es muy específico en algunos lugares en donde existen conflictos sociales que recuerdan la grave polarización social o la militarización de la vida cotidiana que se dio en algunos momentos de la guerra. Miedo, como muchos, de que la división en el Ixcán, que lo que pasó en los 80 va a suceder otra vez. Caso 0839, Cuarto Pueblo, Ixcán, Quiché 1986-85. d. Mantenimiento de situaciones de amenaza:

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Por último, el mantenimiento en los últimos años de situaciones de represión selectiva sobre algunos movimientos sociales, o el impacto de hechos que se creían correspondientes a la memoria del pasado aún han estado presentes en las últimas etapas del conflicto armado. En ese sentido, el temor es lo que más perjudica. Yo, en parte, cuando miro que él se atrasa por la hora que sale del trabajo, él por lo regular tiene una hora fija para llegar a la casa y el nerviosismo es mucho, aquella tensión que se vive, y a raíz de eso mi papá se encuentra muy enfermo. La vida que uno lleva da un cambio terrible, y eso trae como consecuencia un montón de cosas, desintegración familiar, orfandad, psicosis nerviosa, porque olvídese, se mantiene uno con una tensión todo el día, usted mira una persona extraña y piensa que ya lo están siguiendo, está uno con el temor de que algo le va a pasar. Caso 0141, Quetzaltenango, 1994. 2. LOS PROCESOS DE DUELO ALTERADOS En todas las culturas existen ritos, normas y formas de expresión del duelo, que provienen de concepciones distintas de la vida y la muerte. En el caso de la cultura maya, no se concibe la muerte como una ausencia de vida, y la relación con los antepasados forma parte de la cotidianidad. Se tuvo que dejar los antepasados, los muertos se alejaron, los lugares sagrados también. Caso 569, Cobán, Alta Verapaz, 1981. En las condiciones de violencia sociopolítica extrema y desplazamiento, el duelo supone también un proceso de enfrentar otras muchas pérdidas, y tiene un sentido comunitario. La gente no sólo ha perdido amigos o familiares, sino que también puede sentir que se ha perdido el respeto por las víctimas y los sobrevivientes. Nosotros mirábamos cómo mataban a la gente, a la gente joven, mujeres jovencitas todavía, cuánta gente se quedó triste, las mujeres por sus esposos, gente que era pobre, que ya no hallaba qué hacer por sus hijos, por eso nos quedamos en tristeza. Caso 2230 (Masacre), Jolomhuitz, Huehuetenango, 1981.

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Además de la pérdida de sus seres queridos, la tristeza tiene un significado más global. Hay también duelo por la ruptura de un proyecto vital, familiar y en muchos casos tuvo una importante dimensión económica y política, la pérdida de estatus, de la tierra y el sentido de identidad ligado a ella. La destrucción del maíz y la naturaleza no fue sólo una pérdida del alimento o una forma de privación, sino también un atentado a la identidad comunitaria. Un año estuvimos muy tristes. Ya no limpiamos nuestra milpa, se murió la milpa entre el monte, nos costó pasar el año, ya no estaba alegre nuestro corazón cuando mataron a mi papá, eso es lo que pasó, costó que viniera de nuevo nuestro ánimo, estaban muy tristes todas las personas, estaban muy tristes nuestros parientes. Una niña se salvó, ahora ya es mujer grande, cuando se recuerda llora. Caso 553 (Masacre), Chiquisis, Alta Verapaz, 1982. La destrucción de bienes materiales produjo un sufrimiento individual y familiar, pero también afectó al sentido comunitario de la vida. En las expresiones de la gente, la tristeza por las cosas materiales tiene incluso cuerpo. (Se queda triste su ropa. Caso 1343, Chicamán, Quiché, 1982). Al atardecer del día sábado ya no mirábamos a nadie, todas las casas estaban tristes porque ya no había personas adentro. Caso 10583 (Asesinato de los padres) Chisec, Alta Verapaz, 1982. Las diferencias culturales pueden hacer que el impacto de la violencia en los procesos de duelo tenga características propias. En la cultura ladina, el proceso de duelo va acompañado en los primeros momentos de la vela, entierro en el cementerio, acompañamiento a la familia; posteriormente se realizan ceremonias y celebración de aniversarios. Aunque también esto se da parcialmente en otras culturas, en la cultura maya tiene especial sentido el modo de morir (por ejemplo, la posición en que queda el cuerpo), el lavado de los cuerpos y los objetos que acompañen al finado, y posteriormente hay una mayor presencia de la relación con los antepasados en ceremonias y celebraciones.

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Algunos datos de informantes clave sugieren que se ha dado en los últimos años un aumento significativo de los suicidios en algunas zonas que sufrieron masacres. Aunque no existen estudios precisos y pueden influir otros factores, un análisis de los libros de Defunciones de la Municipalidad de Rabinal mostró un aumento significativo de las muertes por suicidio que anteriomente a los años 80, como en la mayor parte de las culturas indígenas, eran muy raras (un sólo caso en los diez años anteriores, por más de ocho en tan sólo dos años). Violencia sociopolítica y procesos de duelo alterados Carácter masivo y brutal En los casos de masacres y violencia sociopolítica, es frecuente que estos procesos de duelo se encuentren alterados por el carácter masivo, súbito y brutal de las muertes. La mayor parte de los testimonios recogidos por el proyecto REMHI, demuestra el carácter brutal de las muertes que en algunos momentos fueron masivas, ya fuera en forma de asesinatos individuales, colectivos o masacres. Estuvimos cinco o seis meses sin probar tortilla. Mi papá y mi mamá murieron, sus restos quedaron en la montaña. A los niños los hacían pedazos, los cortaban con machete. A los enfermos, hinchados por el frío, si los encontraban, acababan con ellos. A veces les prendían fuego. Lo siento mucho en mi corazón, ya no tengo a nadie, ya no viven mis padres y siento como que tengo un cuchillo en el corazón. Hemos estado arrastrando a los muertos, teníamos que enterrarlos y nosotros con miedo. Mi mamá murió en Sexalaché y mi papá en otro lado. Todos los cadáveres no quedaron juntos, quedaron ahí regados, perdidos en la montaña. Cuando llegaba la patrulla les partían con machete y unos salían en cuatro pedazos. Pues esperamos que les terminen de matar y después volvemos a buscarlos, los encontramos y medio los enterramos y también hubo gente que murió que no se pudo sepultar. Caso 2052, Chamá, Alta Verapaz, 1982. Las muertes brutales han añadido mayor sufrimiento a la experiencia de los sobrevivientes, con afectación de su estado de salud y persistencia de recuerdos traumáticos por el sufrimiento de su familiar antes de la muerte.

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Fueron amontonados en el patio de la casa, a los 5 ó 6 días el Ejército ordenó que se entierre a los muertos. Nos fuimos, les enterramos, pero no se fueron al cementerio, sólo en un lugar los enterramos, encontramos un hoyo en un barranco, los amontonamos y les echamos fuego. Por realizar esto nos enfermamos, ya no dan ganas de comer. Entre los demás yo ví uno que estaba abierto su tórax, su corazón, su pulmón, todo estaba afuera; otro tiene torcida la cabeza para atrás, su rostro está ante el sol. A los dos o tres meses fueron levantados por sus familias, se pasaron al cementerio pero ya no es bueno, ya sólo como agua y hueso, sólo fueron amontonados en las cajas, se juntaron como cinco cajas, las trasladamos al cementerio, pero nos enfermamos, esto yo mismo lo vi en esos tiempos. Caso 1368, Tierra Caliente, Quiché, 1981. Cuando lo mataron le quitaron los dientes y la nariz se le hinchó mucho, nunca he visto alguien muerto así como le hicieron a mi hijo. Eso no se me olvida porque le sacaron todos los dientes a mi pobre hijo. Caso 2988, Nebaj, Quiché, 1983. Dado el carácter público de muchas masacres, al impacto de la muerte se suma el de ser testigo de las atrocidades. Muchos de los declarantes vieron directamente las consecuencias de las masacres, o incluso convivieron en algunas ocasiones con personas que no murieron en el momento, sino que quedaron malheridas, y compartieron su agonía. Cuando el Ejército regresó salió de esa casa, pasaron a decir con mi tío que es el comisionado militar: "Mirá, usted, vaya a enterrar a esa gente, ya terminamos una familia entera, esos son mala gente, ya los terminamos y ahora vaya a enterrarlos, hay algunos que no se han muerto todavía, aún se menean, espera a que se mueran, que no estén brincando, y los entierra". Cuando llegamos, pero eso si fue tremendo. Yo no lo olvido, aunque dicen algunos que hay que olvidar lo que pasó, no he podido, me recuerdo… fuimos a la cocina y allí estaba la familia entera, mi tía, mi nuera, sus hijas y sus hijos, eran dos patojas hechas pedacitos con machete, estaban vivas todavía. El niño Romualdo todavía vivió unos días. La que no aguantó fue la

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Santa, la que tenía la tripa afuera, esa sólo medio día tardó y se murió. Caso 9014, Masacre, San José Xix, Chajul, Quiché, 1982.

El sin sentido de la muerte

A la falta de sentido producido por las muertes violentas, se suma la mayor parte de las veces un profundo sentimiento de injusticia aún muy presente en la actualidad. Por eso todavía estamos tristes, porque si hubiera sido por enfermedad está bien, en cambio él estaba bueno y sano. Caso 6006, San Mateo Ixtatán, Huehuetenango, 1982. En algunos casos de ajusticiamientos por parte de la guerrilla, ese sentimiento de injusticia va acompañado de la decepción por las acciones de la guerrilla en contra de algunas personas de la comunidad.

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Andrés Miguel Mateo, porque habló después de la muerte de Tomás Felipe, el habló por qué esos hermanos mataron a ese señor, y sólo porque él dijo eso lo fueron a sacar y le dieron muerte. Entonces la gente, como digo hay muchos que yo conozco en otras aldeas que por problemas de terreno, éste mi hermano me quiere quitar mi terreno, quitemos la vida a éste, empezó entonces esta matazón y cuando empezó fue cuando se empezó a decepcionar la gente. Caso 6257, Tzalá, Huehuetenango, 1983. A pesar de que la gente ha tratado de explicar esas muertes sin sentido, ya sea basándose en sus propios conceptos culturales, su experiencia previa, su ideología, cabe señalar el impacto que en el proceso de duelo pueden tener los sentimientos de impotencia o de culpa por no haber podido hacer nada para evitarlo. Por ese sufrimiento y dolor hoy mi corazón no se siente bien, me duele mucho mi hijo, pero ya no puedo hacer nada, no sé dónde estará tirado su cuerpo y su sangre. Pido a Dios que lo cuide, lo ilumine, recoja su alma. ¡Por qué tuvo que ir a comprar maíz ese día, si maíz había otro día!. Caso 2195, Tactic, Alta Verapaz, 1981. La centralidad de la violencia, con la implicación directa de familiares o vecinos en los asesinatos, genera una mayor dificultad de enfrentar el dolor y atribuir sentido a los hechos. Pensamos que Dios tenía que hacer la justicia, pero lo que más duele, jamás le pude ver la cara en la caja, porque su cara estaba desfigurada, lo trataron muy mal. Lo que más me duele es que su propio tío lo haya mandado a matar, como H. C. que fue el más asesino aquí en Salamá. Caso 3077 (Asesinato) Salamá, Baja Verapaz, 1981

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Pero la “Memoria Histórica” tiene connotaciones especiales para un país como Guatemala. En primer lugar somos una sociedad heterogénea, con raíces muy diversas, cosmovisiones y costumbres distintas. Además, se comparte un pasado lleno de heridas, injusticias y silencios, por lo tanto “recordar” puede resultar muy doloroso. Para algunos es necesario para sanar, para otros es una pérdida de tiempo. Es difícil lograr cohesión en una sociedad que no se pone de acuerdo ni siquiera para recordar. He escuchado comentarios como: “si muchos siguen viviendo del conflicto armado, el conflicto sigue vivo”, “¿para qué vivir en el pasado?, volver atrás es retroceder”, o por el contrario: “sin perdón no hay olvido, pero sin justicia no hay perdón”. Cada uno expresado por personas con diferentes historias de vida, distintas experiencias, distintas ideologías y por ende distintos enfoques del problema. Para muchos, pasar la página es lo más práctico y son de la postura de que una sociedad golpeada que se enfoca en su dolor no sale adelante. El problema de esta manera de verlo es que no se toma en cuenta que ningún caminante, por fuerte que sea, podrá llegar muy lejos con sus heridas abiertas. Esta reflexión nos lleva inevitablemente a pensar en las víctimas principales del pasado herido que ha forjado a esta sociedad. Una buena parte de esta Memoria Histórica se centra en el Conflicto Armado Interno, en las atrocidades contra la humanidad que tuvieron lugar en dicho contexto. Ante ello pensar en las víctimas nos da una guía para

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proponernos como sociedad, enfrentar maduramente dicho pasado y reparar las heridas y los cortes que tenemos en nuestro tejido social. El 25 de febrero se estableció como el “Día de la dignidad de las Víctimas del Conflicto Armado Interno”, es la oportunidad que tenemos de ir construyendo esa Memoria, para sanar. Nos convoca a honrar a las y los sobrevivientes, así como dignificar la memoria de aquellas personas que sufrieron las peores consecuencias: las masacradas, ejecutadas, desaparecidas, secuestradas, exiliadas… Se estableció esta fecha ya que el 25 de febrero de 1999 la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) presentó el Informe Memoria del Silencio, en el que se dan a conocer los actos inhumanos que provenientes de todos los bandos se ejercieron contra la población, principalmente por parte del Estado a manos de sus fuerzas armadas, el ejército en particular. Una buena manera de ser partícipes de esta Memoria es informarnos, leer dicho informe y otras fuentes. Hacerlo con ojos críticos pero con corazón empático. Tener empatía hacia las personas más vulnerables nos hace más humanos. Asimismo existe el Informe de la Recuperación de la Memoria Histórica (Informe REMHI), conocido también como el Informe “Guatemala: Nunca Más”, que fue elaborado en el marco del Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica sobre las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas durante el Conflicto, y que, un par de días después de que fue presentado por Monseñor Gerardi, este fue asesinado, sumándose a la larga lista de víctimas. Finalmente, al construir una Memoria Histórica, al compartirla y enfrentarla, al resarcir para sanar, debemos también honrar la vida, la dignidad del que vive, del que lucha por una vida mejor, por una sociedad más justa. Conmemorar este día nos permite también reflexionar sobre el arduo trabajo que falta y que muchas expresiones están ya en marcha, entre ellos los movimientos campesinos, los líderes estudiantiles, el sector académico, los religiosos, los ciudadanos y ciudadanas, para que nos encaminemos como sociedad a ese tan deseado “Guatemala nunca más”.

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para no olvidar la lucha histórica del pueblo A pocos metros del Palacio Nacional de la Cultura en el centro histórico de la Ciudad de Guatemala se encuentra la Casa de la Memoria “Kaji Tulam”, que, bajo el lema “para no olvidar”, recoge los principales momentos históricos vividos por el pueblo de Guatemala, desde la invasión española, la resistencia indígena, el genocidio del Conflicto Armado Interno y el período posterior a los acuerdos de paz.



Mujeres sabias, mujeres asesinadas.

A través de distintos recursos como fotografías, piezas arqueológicas, documentos históricos, esculturas, maniquíes, pintas, entre otros, ubicados en distintas salas que se recorren de manera cronológica, el museo representa cada uno de los momentos históricos e identifica a los principales opresores, así como ilustra la lucha de mujeres y hombres para transformar el país. El guía del museo, Wilver Asencio, comentó en entrevista que se trata de mostrar a las nuevas generaciones y a las y los docentes, la historia del pueblo guatemalteco y la resistencia, con el fin de mantener viva la memoria histórica para comprender el presente y poder construir un mejor futuro.

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Con el Museo Casa de la Memoria, el Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), inicia la construcción de un valioso proceso de recuperación de la memoria histórica que se encuentra ausente en los libros de texto de las escuelas. Es por eso que está dirigido principalmente a estudiantes, docentes y jóvenes. De entrada, las personas visitantes pueden conocer la cosmovisión maya, su forma de vida, de resistencia ente el colonialismo y hasta identificarse con su Nawal (que son las 20 energías que representan cada uno de los días del sagrado calendario Maya). La memoria escondida de las mujeres Como parte esencial de este rescate histórico se destaca la inclusión y participación de las mujeres quienes por años han permanecido invisibles en la historia como protagonistas aunque presentes como víctimas; Mujeres como Adelina Caal “Mamá Maquín”, lideresa indígena asesinada por el Ejército en 1978 durante la masacre de Panzós, en Alta Verapaz, o Francisca Ixcapitá, de quien se cuenta, incitó al pueblo en contra de quienes tenían el poder en ese momento, lo que le valió ser encarcelada, son algunas de las historias que se pueden encontrar en este espacio. Muchas guatemaltecas formaron parte de las comisiones “Guatemala Nunca Más” y “Memorias del silencio”, lideradas por la Iglesia Católica y la ONU, respectivamente para esclarecer los crímenes cometidos por el Estado principalmente durante la guerra; también fueron lideresas que encabezaron las luchas en las montañas a donde se desplazaban con sus familias durante el conflicto armado.

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Por años, sus cuerpos han sido invadidos por los enemigos y han tenido que enfrentar la violencia sexual, desapariciones, asesinatos; las sobrevivientes de estas violencias han plasmado sus testimonios en diversos documentos que fueron rescatados por este Museo. Quien visite la Casa de la Memoria deberá descubrir esta historia oculta, no contada en los libros, de la presencia y participación de las mujeres en este proceso histórico, a través de las puertas y pantallas circulares que se encuentran en cada una de las salas y que se distinguen por un glifo en forma de mariposa, que simboliza la memoria olvidada de las mujeres, contó el guía Wilver Acevedo. Las juventudes: aliadas naturales de la memoria y la lucha A nuestra llegada a la Casa de la Memoria nos encontramos con un grupo de jóvenes y adolescentes que departen en una alegre dinámica; son miembros de Caja Lúdica, una organización de apoyo a jóvenes en situación de riesgo, a quienes CALDH ha involucrado en este proyecto de memoria histórica, como guías del museo para que reproduzcan la historia y convertirlos de esta forma, en personas contadoras del pasado.

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Otra acción que ha emprendido el CALDH, en el rescate de la memoria histórica y la búsqueda de justicia para las víctimas del Conflicto Armado Interno es una participación activa en el juicio contra el ex dictador Efraín Ríos Montt por genocidio contra el pueblo Ixil en 1982; la organización sostiene que sólo habrá paz en Guatemala hasta que sane la herida a través de la justicia para las víctimas. Hace 19 años se presentó el informe “Guatemala: Nunca Más” Proyecto Interdiocesano de la Recuperación de la Memoria Histórica de Guatemala (REMHI). Varios días después de la presentación de este informe Monseñor Juan José Gerardi Conedera a los 75 años de edad fue asesinado por el ejército de Guatemala, el día 26 de abril de 1998. “…el objetivo inicial de este proyecto era dar insumos a la futura Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) cuyo acuerdo básico había sido ya logrado sobre el papel en las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla. El proyecto REMHI quería, en un principio, avanzar en el trabajo que posteriormente tendría que hacer la CEH contribuyendo a hacer su trabajo más eficaz en un país multicultural y plurilingüe.”[1]

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El 24 de abril de 1998 se presentó este informe en cuatro tomos: “Debido a que la mayoría de los testimonios recogidos se refiere a la violencia entre 1979 y 1984, la parte testimonial del informe REMHI ofrece una buena imagen de la dinámica de la violencia contra la población civil en los años ochenta y especialmente en el área rural. Sin embargo, no se pudieron recoger testimonios en número significativo sobre otras épocas, como la violencia de los años 60 en las regiones orientales del país ni de la violencia contra los movimientos sociales y bases guerrilleras en los años 70 en la ciudad. Esos límites trataron de superarse completando la información con otras fuentes y con la investigación histórica (Tomo III). El informe REMHI ha constituido un estudio único, por el tamaño de la muestra y el análisis de fuentes testimoniales directas, sobre las consecuencias de la violencia en la gente, y algunos mecanismos que la hicieron posible, pero también por la dimensión participativa y movilización social que supuso.”[2] El primero titulado ‘Los Impactos de la Violencia’ incorpora sus principales conclusiones sobre las consecuencias individuales y colectivas de las violaciones de derechos humanos cometidas durante el conflicto armado interno; así como las recomendaciones surgidas desde los testimonios y las discusiones del equipo interdiocesano que conformó el REMHI.

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El segundo tomo denominado ‘Los Mecanismos del Terror’ y el tercero ‘El Entorno Histórico’ son la parte sustantiva del informe que permite comprender el cómo y el porqué de lo ocurrido durante el conflicto armado interno. Los testimonios de las víctimas están entrelazadas en estos informes con los resultados de otras fuentes de investigación para dar una explicación más clara de cómo se planificaron y ejecutaron las más graves violaciones de derechos humanos, la política contrainsurgente; así como el contexto histórico de las violaciones. El último tomo es el de las víctimas, el de los nombres y la dignificación, titulado ‘Víctimas del Conflicto’ lista en 482 15 páginas el nombre de las personas que se logró documentar y que es un primer monumento a la dignificación de las víctimas. Luego describe la metodología utilizada y vuelve a establecer las recomendaciones. Conmemoramos el legado de trabajo y memoria de Juan José Gerardi Conedera, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala, ya que un día como hoy, 26 de abril de 1998, hace 19 años fue asesinado, porqué 48 horas antes había presentado el Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica -REMHI- “Guatemala Nunca Más”. En el REMHI relata las violaciones a los derechos humanos durante el Conflicto Armado Interno y se responsabiliza del 94% de las Violaciones a Derechos Humanos al Estado de Guatemala, 3% a la Guerrilla y 4% a otros sin determinar. Con Información de: Movilizando la memoria: a 10 años del REMHI. Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala 2008.

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una casa para continuar su obra A monseñor Juan Gerardi lo asesinaron hace 20 años, apenas 54 horas después de haber presentado el Informe de la Memoria Histórica que rescataba los nombres de todas las víctimas del conflicto armado interno. Su asesinato frustró otros proyectos del obispo, uno de ellos ha sido retomado y fue inaugurado esta semana.

Inauguración Centro de la Memoria Monseñor Juan José Gerardi. FOTO: HUGO ALVARADO - ODHAG El Remhi y el informe “Guatemala: nunca más” El 24 de abril de 1998 se presentó el informe del Proyecto interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica Guatemala: Nunca Más. Un trabajo que representó 3 años de esfuerzos por reconstruir la historia. Los impactos más grandes no se observaron, sino hasta muchos años después. “En su momento, el impacto local no fue lo que nosotros esperábamos porque se truncó la parte final del proyecto”, dice el analista político, ex canciller y amigo de monseñor Gerardi, Edgar Gutiérrez. Tras el asesinato del obispo quedó pendiente una fase de trabajo que buscaba abrir

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espacios para fomentar la reconciliación en las comunidades afectadas por el conflicto. Ese punto lo comparte el sobrino-nieto de Monseñor Gerardi, Axel Romero: “Toda agenda de reconciliación debe partir de un proceso de sistematización histórica y creo que Remhi intentó serlo. Pero luego del asesinato, la ODHA se quedó estancada alrededor de posicionar la figura del mártir y no logró cumplir con la misión propuesta de generar impacto al impulsar una agenda a partir del Remhi”. No se logró el fin último de Juan José Gerardi que era, no sólo cerrar el capítulo de la guerra, sino comenzar a sanar los problemas sociales más profundos del país como la desigualdad y el racismo, con la ayuda de la Iglesia Católica. Sin embargo, el legado del Remhi y de Gerardi sí ha tenido un gran impacto social en Guatemala y en el mundo. De acuerdo con Carlos Beristáin, un médico español e investigador sobre derechos humanos, conocido por su trabajo con las familias de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, el método de trabajo del Remhi se ha repetido en varios países como Perú, Bolivia y África. El modelo de 350 personas recogiendo información en sus comunidades para esclarecer una historia, es considerado exitoso. “Se rompió el silencio. Gerardi abrió una puerta para las víctimas del conflicto que se sentían muy culpables y no podían hablar de lo que les pasó. Es una puerta por donde pasan la reivindicación de los pueblos indígenas, que les cambió la forma de verse a sí mismos y les dio la oportunidad de encontrar a sus familiares, exhumarlos e inhumarlos y de recibir el tratamiento psicosomático que necesitaban”, explica Edgar Gutiérrez. Este nuevo Centro es considerado positivo para las nuevas generaciones y, de ser bien aprovechado, para el sistema educativo.

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Retomar el legado Este 25 de abril la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODAHG) inauguró el Centro de Memoria Monseñor Juan Gerardi, que busca ser un lugar para referencias sobre memoria histórica y derechos humanos. El Centro de Memoria se encuentra dentro del Palacio Arzobispal, en la sede de la ODHAG y estará abierto permanentemente. “Esto se hace con el fin de que las nuevas generaciones conozcan la historia reciente, y puedan acercarse a un lugar en donde puedan conocer qué fue lo que pasó con el objetivo principal de que nunca más se vuelva a repetir un conflicto similar”, explicó Patricia Ogaltes, responsable del componente de memoria histórica, del área de cultura de paz, de la ODHAG.

Se exhibirán más de 5 mil testimonios que se recopilaron de las víctimas sobrevivientes del conflicto. Además, una colección que supera los 4 mil libros, relacionados con derechos humanos y memoria histórica. Además habrá una colección sobre la vida monseñor Gerardi y monseñor Quezada Toruño.

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La creación del Centro se planeó desde la presentación del Remhi, era una deuda pendiente en el proyecto de Gerardi.

Guatemala hoy En el Conflicto Armado Interno participaron muchos sectores y cada uno de ellos tiene su propia memoria de lo que pasó. Esas memorias no siempre coinciden y a veces se oponen. Aún hay muchos que dicen que hay que olvidar el pasado o presionan para que nadie hable sobre ello. Pero los recuerdos retornan y es necesario trabajar el tema para entenderlo e integrarlo en la memoria, en la identidad y en el presente como aprendizaje para el futuro. Para sanar sus duros efectos hay que hablarlos y así encontrar un sentido a lo sucedido. El Conflicto Armado Interno terminó en 1996 con los Acuerdos de Paz después de 36 años. En los años anteriores muchas cosas pasaron en el mundo. La caída del mundo socialista a partir de 1989 hizo que el factor ideológico bajara de tono y la Guerra Fría dejara de ser necesaria. Estados Unidos comenzó a preocuparse por la democratización del continente americano. La economía mundial daba giros novedosos con la globalización. La tecnología comenzaba a cambiar muchas costumbres, la forma de comunicarse, de trabajar, de negociar y hasta de hacer el arte. Nuevas generaciones surgían con otras expectativas y ahora existe una mayor conciencia de los riesgos que surgen con el modelo actual de desarrollo. La paz representa una oportunidad para la sociedad guatemalteca. Los Acuerdos propusieron una serie de medidas que se consideraban necesarias para reconciliar y desarrollar el país. Estas medidas hablaban sobre el papel del Estado, los derechos de los pueblos indígenas, la desmilitarización del país, ampliar la capacidad económica de la población, en especial poner atención al desarrollo agrario, impulsar más la democracia que incluyera a los grupos excluidos y la realización de cambios constitucionales. Muchos de ellos son responsabilidad del Estado, pero la economía iba en otro camino y las propuestas de los acuerdos se han ido relegando.

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En el presente nuevos problemas se han añadido a algunos de aquellos viejos problemas que causaron el conflicto. El Conflicto Armado Interno es un buen ejemplo para sacar lecciones frente a estos nuevos conflictos. Estas lecciones ayudan a buscar nuevas soluciones y a usar otras formas que eviten recurrir a la violencia y al autoritarismo desarrollado en el pasado. Leer el pasado es saber usar la experiencia para entender mejor el presente y proyectar el futuro. (Tomado de: IIARS, “La historia reciente. Un libro de contenidos sobre el Conflicto Armado Interno en Guatemala” F&G Editores, Guatemala, 2015. Págs.: 111, 112 y 113)

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MECANISMOS PARA GENERAR CAMBIOS

a principal luz que proyectan los acontecimientos pasados es el despertar ciudadano, así como la sed de información que ha hecho que los guatemaltecos busquen con ansiedad las respuestas a sus múltiples interrogantes: ¿qué debemos hacer para mejorar Guatemala?, ¿debemos ir a votar?, ¿por quién debemos votar?, etc. Esta sed de conocimiento tiene como contraparte la multiplicidad de analistas y actores que han realizado análisis y propuesto cursos de acción. Sin embargo, lo malo es que, al igual que en la plaza, donde no había unas demandas consensuadas, los analistas y los actores políticos se dividieron en una y mil opiniones, desde las más conservadoras hasta las más radicales, e hicieron que la babel de voces terminara confundiendo a la población. En una de las últimas manifestaciones tuve el gusto de platicar con varios jóvenes inquietos, de quienes recibí un sinfín de preguntas a las que no podía contestar. El desánimo empezaba a vislumbrarse en mis interlocutores. Como estrategia para salir del atolladero empecé a responder con una pregunta: ¿han buscado información sobre la realidad? La respuesta inmediata fue que sí, pero que a estas alturas se sentían saturados de información y confundidos por tantas voces contradictorias. La pregunta sobre el futuro seguía en el aire. ¿Qué debemos hacer para cambiar Guatemala? De nuevo respondí con otra pregunta. ¿Ustedes tenían este nivel de conciencia hace seis meses? La respuesta al unísono fue: «No, hemos aprendido más en estos seis meses que en muchos años pasados». Eso me dio luces para darle un giro a la

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conversación: quizá no hemos alcanzado mucho en estos meses, quizá el único logro tangible de las manifestaciones sea la renuncia de Roxana Baldetti. Ya un en este aspecto los más escépticos dicen que pesó más la embajada que la movilización. Sin embargo, la emergencia de esta conciencia ciudadana seguro será lo más relevante que los historiadores recordarán de estas marchas ciudadanas. Y ese aspecto será la diferencia: será el parteaguas de la historia guatemalteca. La experiencia histórica demuestra que la fe mueve montañas. Y la seguridad de que en un futuro no muy lejano tendremos una nueva Guatemala anima mi optimismo, un optimismo informado que no se basa en quimeras, sino en una conciencia clara de lo que tenemos que reformar, empezando por la Ley Electoraly de Partidos Políticos, y siguiendo con una ruta de cambio que en algún momento debemos trazar. ¿La clave? Entender que la democracia no se agota en el simple acto de ir a votar en ir a una manifestación de vez en cuando, sino en la vigilia constante para alcanzar y preservar lo conquistado. Como bien lo planteó uno de los carteles en la plaza: «El precio de la democracia es su eterna vigilancia». 1. Participación ciudadana Lizandro Acuña, analista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), califica la participación ciudadana como una pieza clave para impulsar reformas en el Estado. “Existe la obligación de contribuir y participar; quienes tenemos esa opción podemos proponer reformas a las leyes para mejorar nuestros sistemas, tanto de seguridad y j usticia, como en lo económico”. Helen Mack, directora de la Fundación Myrna Mack, recordó la participación ciudadana en el paro del 27 de agosto, cuando se exigió la renuncia de Otto Pérez Molina, pero luego los movimientos bajaron su intensidad y “dejamos de ir al parque”. Mack destacó que si bien se logró un objetivo, todavía faltan varios cambios profundos que trasciendan a los gobiernos. “La población debe tomar conciencia

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de eso, y no debe dejar que la apatía nos gane, se requiere no solo de la participación sino de la conciencia y el deber ciudadano”, comentó Mack.

2. Transparencia en lo público y privado

Luis Linares López, analista de la Asociación de Investigación en Estudios Sociales (ASIES), destacó la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas tanto en el sector público, como en el privado. Y es que el tener a disposición del público información de cómo se manejan los recursos del Estado es una motivación para pagar impuestos. “Explicar la forma de cómo se compra, cuánto se gasta, con quién se gasta, exponer sueldos, viáticos y viajes” es vital para que la ciudadanía confíe en las autoridades. Por otro lado, también señala la responsabilidad de particulares para sertransparentes en su actuar, correspondiendo a la transparencia que se exige del ámbito público. Linares ejemplificó que el funcionamiento de la estructura de defraudación aduanera de “La línea” se debe, en parte, a la falta de información sobre el pago de impuestos. “Estas sospechas no existirían si hubiera transparencia

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en el pago de tributos; en otros países esos montos que se pagan si se pueden ver”.

3. Cambiar el modelo económico

Las compras y contrataciones y la contraloría De acuerdo con Renzo Rosal, analista independiente, resulta primordial cambiar el modelo económico para que se garantice el bienestar de la población. La situación de pobreza multidimensional se estima en un 70.3 por ciento, según el informe “Panorama Social de América Latina” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y que entre otros aspectos, destaca que Guatemala se posiciona entre los 14 más violentos del mundo y los siete más violentos de Latinoamérica. Según el informe esta situación refuerza la idea de que la pobreza persiste como un fenómeno estructural característico de la realidad latinoamericana. Los índices del trabajo infantil también prevalecen

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en su mayoría en las áreas rurales del país, con un 57.9%, que tienen población mayoritariamente indígena, una cifra superior a los espacios donde prevalece la población no indígena, donde el indicador llega al 42.1 por ciento. Además, se hace indispensable modificar la matriz de compras y contrataciones del Estado, así como la modificación de la Contraloría General de Cuentas para que en el país pueda existir una verdadera obligación de rendir cuentas.

4. Cultura de legalidad

Si bien el papel de la ciudadanía pasa por demandar reformas del Estado, incluyendo cambios legislativos, también está presente la responsabilidad de adoptar una cultura de legalidad y respetar las normas de convivencia. En agosto pasado, Iván Velásquez, titular de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), expresó: “Lo que ahora se ha iniciado como una cruzada contra la corrupción, no solo debe afectar los sectores criminales, sino que también debe establecer una cultura de legalidad en la sociedad” Acuña considera que “debe existir el compromiso por parte de los buenos ciudadanos guatemaltecos para cumplir y respetar la ley”, ya que eso garantiza la convivencia sana y respetuosa en la sociedad.

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“Hay una falta de cumplimiento de las leyes por parte de las autoridades, pero también vemos mucha debilidad en este sentido entre la ciudadanía; todos los guatemaltecos tenemos una cultura de acatar lo que establecen las normas”,

5. Independencia judicial

De acuerdo con Renzo Rosal, analista independiente, se necesita retomar el principio constitucional de la independencia judicial, pues sin ese principio de nada servirá tener más juzgados o más juzgadores. La Fundación Myrna Mack apuntó que el mecanismo para garantizar que los jueces y magistrados cumplan con los requisitos de idoneidad, capacidad, honradez y reconocida honorabilidad, es fortalecer la Carrera Judicial, ya que de esta manera se evita que influencias de grupos de poder coloquen en los juzgados y altas magistraturas a personas corruptas que les permitan quedar impunes por los delitos que cometen. Mario Polanco, director del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), aseveró que hablar del sector justicia no implica solo el eje del Organismo Judicial, ya que también incluye al Ministerio Público (MP), así como a la Policía Nacional Civil (PNC), “debe fortalecerse al ente investigador que es el MP y al ente ejecutor que es la PNC”. 6. Un pacto fiscal

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Un acuerdo social nacional que logre garantizar los recursos del Estado es fundamental, según Christians Castillo, analista del Ipnusac, quien considera que se debe pensar en un pacto fiscal. Luego de la firma de los Acuerdos de Paz, Guatemala se comprometió a aumentar la carga tributaria por lo menos al 12 por ciento, en comparación con el PIB, pero casi veinte años después, ese indicadorse mantiene en el 10.8 por ciento. Abelardo Medina analista y economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, indicó que si se quisiera hacer una reforma tributaria, antes se debe mejorar la moral tributaria que consiste en la voluntad de los contribuyentes a efectuar sus pagos, misma que actualmente está “lastimada”, pues se tiene la percepción que el dinero no está siendo utilizado de manera correcta. “Si no se cumple eso de usar los recursos eficiente y transparentemente los recursos, créame no hay reforma que haga que mejore la recaudación” 7. Reglas claras en la política

El comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, comparó a los partidos con “franquicias”, es decir, con los instrumentos que se utilizan para la concesión de derechos de explotación de un producto, actividad o nombre

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comercial. En otras palabras, los partidos políticos son una especie de empresas creadas con el fin de lucrar. De momento las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos aún se mantienen estancadas en consulta en la Corte de Constitucionalidad, pero de legar a aprobarse, opinó Rosal, es necesario que regulen los aspectos más importantes, como el origen del financiamiento privado, la campaña anticipada y la limitación de la reelección. El CACIF manifestó su descontento sobre el proyecto de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos por considerar que no logra resolver la crisis tan grave de institucionalidad y de falta de representatividad de los partidos políticos. 8. Servicio Civil y orden en pactos

Respecto a la reforma a la Ley de Servicio Civil, Acuña mencionó que debe existir una carrera para funcionarios públicos, pues está demostrado que año tras año cuando ingresa un nuevo gobierno, se cambia a empleados públicos y se pierde importantes elementos con experiencia. “Vemos que en los cambios arrasan con la gente que se está involucrando en el desarrollo de las políticas públicas”. Una carrera en el servicio civil también ayudaría a regular las mejoras salariales y prestaciones laborales de los trabajadores que actualmente están regidos por los pactos colectivos, pese a que generan problemas en las finanzas del Estado. Este año, el pacto colectivo en el Ministerio de Salud Pública implica un costo deQ1 mil 835 millones para el Estado, mientras el Ministerio de Educación adquirió una carga que supera los Q1 mil millones en este rubro.

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9. Erradicar la discriminación

A criterio de la académica Guillermina Herrera Peña, la discriminación, el racismo y la segregación son factores que afectan en todo sentido al país y le impiden evolucionar hacia una sociedad más justa. “En síntesis, el “racismo” es una pérdida de las posibilidades de interacción positiva y constructiva entre grupos humanos. Es una perversión de las relaciones sociales, una forma degradada y degradante de relacionarse, interactuar y comunicarse. Para combatirlo, hay que luchar contra sus manifestaciones: prejuicios y estereotipos negativos y discriminación”, advirtió la experta. En cuanto a la discriminación económica, la distribución de los recursos del Estado a las diferentes entidades, según Mario Polanco, es también un aspecto que requiere una reforma. “Mientras la ciudad se queda con Q0.25 de cada Q1,hay departamentos que se quedan como por ejemplo Baja Verapaz, que se quedan con Q0.5, Alta Verapaz se queda con un Q0.1 centavo y Huehuetenango igual”, lo que significa que el presupuesto se distribuye de manera arbitraria. 10. Explicar en qué consisten las reformas

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Renzo Rosal, analista independiente, dijo que para entender los cambios que requiere el sistema, es necesario que los miembros del G4 -el Procurador de Derechos Humanos, la Universidad de San Carlos, la Iglesia católica y una representación de iglesias evangélicas, logren explicar a la población en qué consisten las reformas, para que todos entendieran que dilemas se tienen en el país. La Universidad de San Carlos y organizaciones sociales coincidieron en que los cambios en el Ejecutivo, tras la renuncia del expresidente Otto Pérez Molina, no representan las reformas en el sistema político e institucional que exige la ciudadanía y tampoco existen las condiciones para que las mismas puedan aprobarse inmediatamente. Por lo que consideraron que se deben reactivar las manifestaciones pacíficas para impulsar un verdadero cambio en la administración pública. En este caso, Rosal señaló a entidades como las iglesias, que podría apoyar en ese sentido junto a la Universidad de San Carlos

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CONVIVENCIA PACÍFICA ACUERDOS DE PAZ QUE SON ACUERDOS DE PAZ Los Acuerdos de Paz son una docena de acuerdos que fueron suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG-, entre 1991 y 1996, para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generó el Conflicto Armado Interno (García, s.f., p. 1). En palabras más simples, son los acuerdos que pusieron fin a la guerra y decretaron la paz entre el Ejército de Guatemala y la denominada Guerrilla, un conflicto que azotó al país durante más de tres décadas. La firma del acuerdo final y definitivo se llevó a cabo el 29 de diciembre de 1996 en el Palacio Nacional de la Cultura. El enfrentamiento empezó en 1960 y dejó un saldo de 250 000 entre muertos y desaparecidos (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17). Un informe divulgado en 1998 por el sacerdote Juan José Gerardi Conedera determinó que más del 90 por ciento de las masacres que se registraron en la guerra y que dejaron miles de muertos fueron cometidas por el Ejército de Guatemala (El informe REHMI, s.f.) .

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QUE ACUERDOS DE PAZ EXISTEN No Nombre del acuerdo .

Lugar y suscripción

fecha

de

1.

Acuerdo marco sobre democratización para Querétaro (México), 25 de la búsqueda de la paz por medios julio de 1991 políticos (Acuerdo de Querétaro)

2.

Acuerdo global sobre derechos humanos

3.

Acuerdo para el reasentamiento de las Oslo (Noruega), poblaciones desarraigadas por el junio de 1994 enfrentamiento armado

4.

Acuerdo sobre el establecimiento de la Comisión para el esclarecimiento histórico Oslo (Noruega), de las violaciones a los derechos humanos y junio de 1994 los hechos de violencia que han causado sufrimientos a la población guatemalteca

5.

Acuerdo sobre identidad y derechos de los México, D.F. (México), 31 pueblos indígenas de marzo de 1995

6.

Acuerdo sobre aspectos socioeconómicos y México, D.F. (México), 6 de situación agraria mayo de 1996

7.

Acuerdo sobre fortalecimiento del poder México, D.F. (México), 19 civil y función del Ejército en una sociedad de septiembre de 1996 democrática

8.

Acuerdo sobre el definitivo cese al fuego

9.

Acuerdo sobre reformas constitucionales y Estocolmo (Suecia), 7 de régimen electoral diciembre de 1996

México, D.F. (México), 29 de marzo de 1994

Oslo (Noruega), diciembre de 1996

17

de

23

de

4

de

Acuerdo sobre bases para la incorporación Madrid (España), 12 de 10. de la Unidad Revolucionaria Nacional diciembre de 1996 Guatemalteca a la legalidad Acuerdo sobre el cronograma para la Guatemala (Guatemala), 11 implementación, cumplimiento y 29 de diciembre de 1996 verificación de los acuerdos de paz

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12 Acuerdo de paz firme y duradera

Guatemala(Guatemala), 29 de diciembre de 1996

OBJETO DE CADA ACUERDO DE PAZ 1. Acuerdo marco sobre democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos (Querétaro, México. 25 de julio de 1991). El Acuerdo marco sobre democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos o Acuerdo de Querétaro fue el primero de los doce Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generaron el Conflicto Armado Interno (García, s.f., p. 1). Este enfrentamiento duró más de treinta años y dejó un saldo en muertos y desaparecidos que supera las 200 000 personas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17). La importancia del Acuerdo de Querétaro radica en que contiene una declaración de principios democráticos que expresan un tipo de democracia aceptable para el Gobierno y la URNG (Aguilera, 2005, p. 12). Según el Perfil de Gobernabilidad de Guatemala (2005, p. 132), este documento sirvió de marco general o de base para la negociación de los demás Acuerdos de Paz. 2. Acuerdo global sobre derechos humanos (México, D.F., 29 de marzo de 1994).

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El Acuerdo global sobre derechos humanos (AGDH) fue el segundo de los doce Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generaron el Conflicto Armado Interno (García, s.f., p. 1). Este enfrentamiento duró más de treinta años y dejó un saldo en muertos y desaparecidos que supera las 200 000 personas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17). El Acuerdo global sobre derechos humanos se firmó el 29 de marzo de 1994, en México, D.F., y forma parte del Acuerdo de paz firme y duradera (APFD), el cual concluyó el proceso de negociaciones de paz que duró alrededor de una década y fue suscrito el 29 de diciembre de 1996 (García, s.f., p. 1). En el Acuerdo global sobre derechos humanos, el Gobierno y la URNG reconocen la importancia de las instituciones y entidades nacionales dedicadas a la protección y promoción de los derechos humanos, así como la conveniencia de fortalecer y consolidarlas. En consecuencia, acuerdan que el Gobierno debe (“Acuerdo global”, 1997, p. 222-232): 3.

Acuerdo para el reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el enfrentamiento armado (Oslo, Noruega, 17 de junio de 1994).

El Acuerdo para el reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el enfrentamiento armado -también conocido como ARPD- fue el tercero de los doce Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG-, para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generaron el Conflicto Armado Interno(García, s.f., p. 1). Este enfrentamiento duró más de treinta años y dejó un saldo en muertos y desaparecidos que supera las 200 000 personas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17). El Acuerdo para el reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el enfrentamiento armado se firmó el 17 de junio de 1994, en Oslo, la capital de Noruega, y forma parte del Acuerdo de Paz Firme y Duradera -APFD-, el

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cual concluyó el proceso de negociaciones de paz que duró alrededor de una década y fue suscrito el 29 de diciembre de 1996 (García, s.f., p. 1). 4. Acuerdo sobre el Establecimiento de la Comisión Para el Esclarecimiento Histórico de las violaciones de los derechos humanos y los hechos de violencia que han causado sufrimientos a la población guatemalteca (Oslo, Noruega 23, de junio de 1994). Es obligación del gobierno y un derecho de todos velar por nuestra seguridad y tener en cuenta las victimas que desgraciadamente tiene que ser un medio para fomentar una cultura y respeto. 5.

Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas México, D.F. (México), 31 de marzo de 1995

El Acuerdo Sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas -AIDPIfue el quinto de los doce Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), para alcanzar soluciones pacíficas al Conflicto Armado Interno (García, s.f., p. 1). Este enfrentamiento duró más de treinta años y dejó un saldo en muertos y desaparecidos que supera las 250 000 personas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17). El Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas fue firmado el 31 de marzo de 1995, en México, D. F., y forma parte del Acuerdo de Paz Firme y Duradera (APFD), el cual concluyó el proceso de negociaciones de paz que duró alrededor de una década y fue suscrito el 29 de diciembre de 1996 (Procuraduría de los Derechos Humanos, 2001). De acuerdo con Condore (2007, p. 48), el Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas es el acuerdo que ha motivado mas reacciones de rechazo –tanto en la sociedad civil y política, como en las esferas de gobierno–, tal como lo evidencia la negativa de población guatemalteca a aprobar las propuestas de reformas a la Constitución Política de la República de Guatemala durante la Consulta Popular de 1999.

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6. Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situaciones Agrarias (México, D.F. 6 de mayo de 1996). La disponibilidad y la solidaridad de los guatemaltecos son basadas en el desarrollo para un bien común que busca la unidad y justicia para demandas de la población y para lograrlo se necesita el dialogo para llegar a un acuerdo de paz social para una solución de necesidades. Y más que todo dar a conocer los privilegios y beneficios para el desarrollo del país. 7. Acuerdo sobre Fortalecimiento del poder Civil y Función del Ejercito en una Sociedad Democrática (México, D.F. 19 de septiembre de 1996). Es esencial que los ciudadanos del país se sometan a la participación que hace posible el crecimiento económico de todos los sectores y dirigirse a una fuente de inversiones y proveedores públicos con servicios para un bien común para la unidad revolucionaria del país, con sistemas de justicia la cual la conforma el organismo legislativo, ejecutivo y judicial.

8. Acuerdo sobre el Definitivo Case al Fuego (Oslo, Noruega 4 de diciembre de 1996). Con la participación de todos los guatemaltecos y un sistema democrático que asegure la conciliación y la equidad socioeconómica de una nación pluricultural, multiétnica y multilingüe. El desplazamiento y la concentración del ejército de Guatemala ubicando en ciertas posiciones estratégicas fortaleciendo la seguridad. 9. Acuerdo sobre Reformas Constitucionales y régimen Electoral (Estocolmo, Suecia 7 de diciembre de 1996). Es todo aquello que nos ayuda a estar dentro de las reglas de plena convivencia democrática de estricto respeto a los derechos del pueblo. Respetar y promover idiomas de lenguas mayas, y el fortalecimiento la seguridad. 10. Acuerdo sobre bases para la Incorporación de la unidad Revolucionaria Nacional Guatemala a la Legalidad (Madrid, España 12 de diciembre de 1996).

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Este es un acuerdo que se basa en la seguridad y el factor de interés cuando el pueblo tiene un objetivo de compromiso de un sistema democrático sin exclusiones, también se cuentan con servicios a largo plazo y asegurar la igualdad de condiciones culturales, sociales y económicas.

11. Acuerdo sobre el Cronograma para la Implementación, cumplimiento y verificación de los Acuerdos de Paz (Guatemala 29 de diciembre de 1996). Se implementa una agenda de los acuerdos de paz la supervisión de los mismos. Como consiguiente se busca soluciones y desarrollo de los guatemaltecos y un sistema de justicia que resuelva educación, salud y seguridad ciudadana.

12. Acuerdo de Paz Firme y Duradera (Guatemala 29 de diciembre de 1996).Como resultado se logre una política en la cual los problemas se resuelvan con dialogo y no con enfrentamiento y un poco de tolerancia entre los guatemaltecos valorar el esfuerzo se hace a un cese de violencia. El Acuerdo de Paz Firme y Duradera fue el último de los Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG- el 29 de diciembre de 1996 (García, s.f., p. 1), dando fin oficialmente al Conflicto Armado Interno. Este documento integra todos los acuerdos suscritos a partir del Acuerdo marco sobre democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos, para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generó la guerra civil en el país centroamericano (Condore, 2007, p. 40). El enfrentamiento duró 36 años y dejó un saldo en muertos y desaparecidos que supera las 250 000 personas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17).

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Corresponde también al Congreso: Decretar, reformar y derogar las leyes; DECRETO NÚMERO 52-2005 EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA CONSIDERANDO: Que el Estado de Guatemala está organizado para garantizar a sus habitantes el goce pleno de sus derechos y libertades. CONSIDERANDO: Que la Constitución Política de la República de Guatemala establece que el Estado de Guatemala está organizado para proteger a la persona y a la familia, siendo su fin supremo la realización del bien común y su deber, garantizar a sus habitantes la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona. CONSIDERANDO: Que el Acuerdo de Paz Firme y Duradera, suscrito por el Gobierno de la República y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, el 29 de diciembre de 1996, crea las condiciones para desarrollar un conjunto de compromisos contenidos en los Acuerdos de Paz, cuyo cumplimiento debe

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satisfacer las legítimas aspiraciones de los guatemaltecos y, a la vez, unir los esfuerzos de todos y todas en aras de esos ideales comunes. CONSIDERANDO: Que la implementación de la agenda nacional derivada de los Acuerdos de Paz, es un proceso complejo y de largo plazo que requiere la voluntad de cumplir con los compromisos adquiridos y el involucramiento de los Organismos del Estado y de las diversas fuerzas sociales y políticas nacionales, por lo que se hace necesario el proceso de renovación y fortalecimiento de la institucionalidad de la paz en su conjunto, que se basa en la importancia de preservar y desarrollar el espíritu y los contenidos de los Acuerdos de Paz y de dar un renovado impulso al proceso para su cumplimiento, en el marco de la Constitución Política de la República de Guatemala. CONSIDERANDO: Que para cumplir el propósito de ampliación y fortalecimiento de la participación social, la Comisión de Acompañamiento del Cumplimiento de los Acuerdos de Paz, establecida en el Acuerdo sobre el Cronograma para la Implementación, Cumplimiento y Verificación de los Acuerdos de Paz y la CNAP creada por el Acuerdo Gubernativo 86-2004, han realizado un proceso participativo de consulta a los diversos actores sociales involucrados en el proceso de paz, habiendo alcanzado un consenso sobre la importancia y necesidad de plasmar en una ley específica las normas y mecanismos que garanticen la continuidad del proceso mismo y el seguimiento de las acciones desarrolladas para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. POR TANTO: En ejercicio de las atribuciones que le confiere el artículo 171 literal a) de la Constitución Política de la República de Guatemala. DECRETA:

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La siguiente: LEY MARCO DE LOS ACUERDOS DE PAZ CAPÍTULO I OBJETO DE LA LEY ARTICULO 1. Objeto de la ley. La presente Ley tiene por objeto establecer normas y mecanismos que regulen y orienten el proceso de cumplimiento de los Acuerdos de Paz, como parte de los deberes constitucionales del Estado de proteger a la persona y a la familia, de realizar el bien común y de garantizar a sus habitantes la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona, que debe cimentarse sobre un desarrollo participativo, que promueva el bien común y, que responda a las necesidades de la población. ARTICULO 2. Naturaleza. Es una Ley Marco que rige los procesos de elaboración, ejecución, monitoreo, seguimiento y evaluación de las acciones del Estado para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz.

CAPÍTULO DISPOSICIONES GENERALES ARTICULO 3. Naturaleza jurídica.

II

Se reconoce a los Acuerdos de Paz el carácter de compromisos de Estado, cuyo cumplimiento requiere de acciones a desarrollar por las instituciones públicas y por las personas individuales y jurídicas de la sociedad, en el marco de la Constitución Política de la República y de la ley.

ARTICULO 4. Gradualidad del proceso. El proceso para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz es dinámico y gradual, por lo que corresponde al Estado ejecutar e impulsar los cambios

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normativos, institucionales y de políticas públicas, implicados en los Acuerdos de ' Paz, a través de un proceso ordenado e integral que a la vez promueva la más amplia participación de la sociedad.

ARTICULO 5. Desarrollo y complementación. Por su naturaleza de Ley Marco, ésta es susceptible de desarrollo y complementación a través de otras leyes.

CAPÍTULO INSTITUCIONALIDAD DE LA PAZ ARTICULO 6. Creación.

III

Se crea el Consejo Nacional para el Cumplimiento de los Acuerdos de Paz CNAP-. Es la instancia integrada por miembros designados de los tres Organismos del Estado, partidos políticos y la sociedad. El CNAP tendrá autonomía e independencia funcional para dialogar, coordinar, consensuar, impulsar, promover, orientar e incidir en las reformas legales, políticas, programas y proyectos derivados que contribuyan al pleno cumplimiento de los Acuerdos de Paz. ARTICULO 7. Integración del Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz. El Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz se integrará con miembros designados de la siguiente manera: a) El titular de la Secretaría de la Paz, en representación del Gobierno de la República como parte signataria, quien a su vez ejercerá la Secretaría Técnica del CNAP. b) Una persona, por la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, como parte signataria.

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c) Un miembro de la Junta Directiva del Organismo Legislativo. d) Por el Organismo Judicial, un Magistrado de la Corte Suprema de Justicia con voz pero sin voto. e) Una persona por la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia de la República. f) Una persona por el Ministerio de Finanzas. g) Una persona por cada uno de los partidos políticos o coaliciones con representación en el Congreso de la República, con excepción del Partido Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG-, por estar representada en calidad de parte signataria. h) Una persona por los pueblos indígenas, una representante de las mujeres y una por cada uno de los siguientes sectores: sindical, campesino, empresarial, organizaciones de derechos humanos y académico. i)

El Procurador de los Derechos Humanos o su representante, en calidad de observador, con voz pero sin voto.

j) Un observador de la Comunidad Internacional (Director Residente del PNUD) con voz pero sin voto. Los períodos de ejercicio de los designados por los Organismos del Estado se regirán según las normas de cada uno de ellos. El período de los restantes miembros será de dos años y podrán reelegirse por un período más. Además del titular se deberá designar a un suplente.

ARTICULO 8. Funciones del Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz. El Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz desempeñará las siguientes funciones: a) Supervisar y analizar los avances y dificultades en la aplicación y la ejecución de los Acuerdos de Paz, así como promover acciones concretas para el fortalecimiento del proceso en su conjunto.

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b) Opinar sobre los proyectos de ley que el Organismo Ejecutivo elabore en cumplimiento a los Acuerdos de Paz, así como promover acciones concretas para el fortalecimiento del proceso en su conjunto. c) Mantener comunicación y relación de trabajo permanente con el Organismo Ejecutivo, a través de la Secretaría de la Paz, para la aprobación de las políticas públicas y la ejecución de los programas y proyectos prioritarios para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. d) Mantener comunicación periódica con la Junta Directiva del Organismo Legislativo, para contribuir con su opinión respecto a las iniciativas derivadas de los compromisos de los Acuerdos de Paz. e) Mantener comunicación con el Organismo Judicial, para contribuir al objetivo general de fortalecimiento del sistema de justicia, en el marco de impulso y ejecución de los compromisos derivados de los Acuerdos de Paz. f) Mantener comunicación y solicitar informes a los distintos entes que dan seguimiento al cumplimiento de los Acuerdos de Paz, así como a las instancias nacionales, organizaciones no gubernamentales e instituciones internacionales que sistematizan información y realizan estudios o evaluaciones relativos al proceso de paz. g) Mantener comunicación periódica y relación de trabajo con las distintas instancias de la institucionalidad de la paz, para conocer las propuestas de consenso e impulsar conjuntamente el cumplimiento de los compromisos derivados de los Acuerdos de Paz. h) Brindar apoyo a la gestión dirigida a la obtención de fondos para la ejecución de los compromisos contenidos en los Acuerdos de Paz. i) Emitir informes periódicos sobre los avances y dificultades del proceso de cumplimiento de los Acuerdos de Paz y desarrollar un amplio plan de comunicación social para transmitir a la opinión pública dichos resultados.

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j) Crear las comisiones de apoyo, temporales o permanentes, que fueren necesarias para apoyar su trabajo y/o fortalecer el proceso de paz. k) Administrar el presupuesto que el Estado le asigne para su funcionamiento, por conducto de la Secretaría de la Paz, y gestionar fondos complementarios de otras fuentes, tanto nacionales como internacionales. l) Elaborar sus reglamentos y definir sus procedimientos internos. Las decisiones del CNAP se tomarán preferiblemente por consenso; si ello no fuere posible se tomarán con el voto favorable de la mitad más uno de la totalidad de sus miembros.

ARTICULO 9. Presupuesto. El Congreso de la República asignará anualmente en el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación el presupuesto necesario para el funcionamiento del Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz -CNAP-, por conducto de la Secretaría de la Paz.

ARTICULO 10. Coordinación de participación social y consulta. Para fortalecer la participación y consulta de la sociedad civil en el proceso de paz, se definirá el mecanismo respectivo para que la sociedad evalúe periódicamente y en forma conjunta con sus diversos sectores, el avance en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, promoviendo acciones concretas para el fortalecimiento del proceso en su conjunto.

ARTICULO 11. Integración. La Coordinación de participación social y consulta se integrará con sectores de la sociedad civil, tomando en consideración la legitimidad sectorial de los mismos desde la perspectiva étnica, territorial, temática, gremial, política, cultural y de género.

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ARTICULO 12. Funciones. Las funciones principales de la Coordinación de participación social y consulta son evaluar periódicamente el avance en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, promover acciones concretas conjuntas con el Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz para el fortalecimiento del proceso de paz en su conjunto, para lo cual deberá, entre otras: a) Reunirse regularmente, a convocatoria del Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz, dos veces al año, y extraordinariamente, cuando la coordinación lo juzgue necesario. b) Dar seguimiento y analizar la ejecución de las políticas, programas y proyectos derivados de los Acuerdos de Paz.

c) Proponer iniciativas concretas para el abordaje, tratamiento e impulso temático y/o territorial de las agendas pendientes derivadas de los Acuerdos. d) Dar respaldo social al cumplimiento de los Acuerdos de Paz y a las acciones específicas que se requieran para el impulso de los mismos. Las demás funciones operativas se regularán en el reglamento respectivo.

CAPÍTULO IV DISPOSICIONES TRANSITORIAS Y FINALES ARTICULO 13. Integración del Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz. Para la integración del Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz, la Comisión Nacional de los Acuerdos de Paz establecida en el Acuerdo

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Gubernativo 86-2004 efectuará la convocatoria pública respectiva, dentro de los quince días a partir de la vigencia de la presente Ley. En el caso de la sociedad deberá establecerse un procedimiento abierto y democrático, que garantice su más amplia participación. El CNAP se instalará dentro de los noventa días contados a partir de la vigencia de la presente Ley.

ARTICULO 14. Reglamento. El Presidente de la República, dentro de los sesenta días siguientes a la entrada en vigencia de la presente Ley, emitirá el reglamento de la misma, instrumento en el que se incluirán las normas de integración y funcionamiento del CNAP.

ARTICULO 15. Derogatoria. El Acuerdo Gubernativo 86-2004 de la Presidencia de la República quedará derogado en el momento en que se instale el nuevo Consejo Nacional de los Acuerdos de Paz.

ARTICULO 16. Vigencia. El presente Decreto entrará en vigencia ocho días después de su publicación en el Diario Oficial.

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Unidas en Guatemala Los Acuerdos de Paz son una docena de acuerdos que fueron suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG-, entre 1991 y 1996, para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generó el Conflicto Armado Interno (García, s.f., p. 1). En palabras más simples, son los acuerdos que pusieron fin a la guerra y decretaron la paz entre el Ejército de Guatemala y la Guerrilla, un conflicto que azotó al país durante más de tres décadas. La firma del acuerdo final y definitivo se llevó a cabo el 29 de diciembre de 1996 en el Palacio Nacional de la Cultura. El enfrentamiento empezó en 1960 y dejó un saldo de 250 000 entre muertos y desaparecidos (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17). Un informe divulgado en 1998 por el sacerdote Juan José Gerardi Conedera determinó que más del 90 por ciento de las masacres que se registraron en

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la guerra y que dejaron miles de muertos fueron cometidas por el Ejército de Guatemala (El informe REHMI, s.f.). La primera etapa de la guerra comenzó después del intento de derrocar al gobierno del presidente Miguel Ydígoras Fuentes. Esta acción la emprendió un grupo de militares jóvenes en el Cuartel General Justo Rufino Barrios también conocido como Castillo de San Rafael de Matamoros-, el 13 de noviembre de 1960 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). Los oficiales que no quisieron aceptar el indulto ofrecido por el gobierno siguieron luchando, convertidos en guerrilleros; en alianza con miembros del Partido Guatemalteco del Trabajo -PGT- o Partido Comunista y otras facciones que surgieron en esos años (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). Organizaron entonces las Fuerzas Armadas Rebeldes -FAR-, integradas por diversos frentes comandados por Marco Antonio Yon Sosa, Luis Turcios Lima, Alejandro de León Aragón y otros jefes de facción. Las -FAR- se desintegraron por diferencias ideológicas entre los comandantes. Sin embargo, los frentes guerrilleros continuaron la lucha, separadamente, contra el Ejército regular, hasta la década de 1980; en aquel año organizaron la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG- (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). Al principio, la guerrilla actuó en la región oriental -Zacapa, Izabal y Chiquimula-, pero fue abatida por las fuerzas regulares. Entonces, sus contingentes se movieron hacia Petén, el altiplano central y el occidental, y otras regiones del país, incluso la capital, donde comandos urbanos actuaron durante varios años (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). En el lapso de 1980 a 1982, los guerrilleros dominaban un amplio territorio y tenían el apoyo de muchos campesinos. Parecía que iban a vencer al Ejército de Guatemala, pero éste también se reorganizó y cambió de táctica; obtuvo más armamento y recursos humanos. Por consiguiente, en acciones mejor dirigidas, logró recuperar las regiones tomadas por la guerrilla (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). El ataque del Ejército de Guatemala afectó a las poblaciones campesinas de las regiones en que se desarrolló la guerra. Por consiguiente, muchas de ellas tuvieron que emigrar hacia otras regiones del país o a Honduras y México(Diccionario Histórico Biográfico, 2004). Durante el gobierno de Vinicio Cerezo comenzaron las conversaciones entre

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la URNG y el Gobierno de Guatemala para una paz negociada. El 29 de diciembre de 1996, durante el gobierno de Álvaro Arzú, después de muchas reuniones y convenios, y con la intervención de la Organización de las Naciones Unidas -ONU-, se firmaron los Acuerdos de Paz (Diccionario Histórico Biográfico, 2004). Número de masacres De acuerdo con un informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH) publicado en 1999, bajo el respaldo de la Organización de Naciones Unidas, precisó que el Ejército de Guatemala cometió un total de 626 masacres contra comunidades de campesinos durante la guerra. A la guerrilla guatemalteca se le atribuyen 32 (Juicio en contra de exguerrillero guatemalteco entra en su fase final, 2004). En otras palabras, de acuerdo con la misma fuente, entre el 90 y 94 por ciento de las masacres registradas durante el Conflicto Armado Interno fueron cometidas por el Estado de Guatemala (Juicio en contra de exguerrillero guatemalteco entra en su fase final, 2004).

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CONCLUCION I La memoria histórica no se reduce a los meros registros históricos sino que se convierte en un proceso social que se convierte en un proceso social une en el caso de REMHI es evidente la etapa de recuperación a partir de entrevistadores comunitarios la mayoría sin educación formal presenta una experiencia única de vinculo a las comunicaciones con el proyecto. Allí entronca con la memoria colectiva de las comunidades con el proyecto con un elemento fundamental dentro de esa memoria colectiva de las comunicaciones. Un elemento fundamental dentro de esa memoria colectiva es el martirio de Monseñor Juan José Gerardi dos días después de la presentación del informe el 24 de abril de 1998. El uso de la memoria como ha ocurrido en Guatemala ha parcializado la historia para oprimir provocar temor inhibir a personas y colectivos en sus acciones y en muchas ocasiones para culpabilizar a las víctimas por lo que sufrieron. Los testimonios recogidos por el REMHI mostraban como a muchas de las comunidades se les dijo que ella eran las responsables de los que les había pasado por el hecho de haberse organizado en varios de los casos las comunidades habían asumido que eso era cierto.

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CONCLUSION II El Acuerdo de Paz Firme y Duradera, firmado el 29 de Diciembre de 1996, introduce las bases necesarias para un desarrollo en paz y augurar un futuro moderno para el país. El acuerdo contiene 17 puntos, ante todo, declaraciones de voluntad política. La adhesión a los principios orientados a garantizar y proteger la plena observancia y el respeto de los derechos humanos, el compromiso de investigar las violaciones de los derechos humanos ocurridos en el marco del enfrentamiento interno para contribuir a fortalecer el proceso de conciliación nacional y la democratización en el país, el reconocimiento de la identidad y derechos de los pueblos indígenas como base para la construcción de una nación multiétnica, pluricultural y multilingüe. Forma parte del catálogo de objetivos políticos la necesidad de un desarrollo socioeconómicos participativo orientado al bien común. Lograr una situación social más justa se relaciona con la necesidad de un sistema fiscal más equitativo y eficiente. Erradicar la pobreza y el desempleo, mejorar la salud, la educación y capacitación y la seguridad social son consideradas tareas prioritarias del desarrollo. Otro aspecto planteado es la reforma del Estado y del Ejército. Al costado encuentra los enlaces a 14 documentos que forman parte de los Acuerdos de Paz.

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CONCLUSIÓN III El Acuerdo marco sobre democratización para la búsqueda de la paz por medios políticos o Acuerdo de Querétaro fue el primero de los doce Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generaron el Conflicto Armado Interno (García, s.f., p. 1). Este enfrentamiento duró más de treinta años y dejó un saldo en muertos y desaparecidos que supera las 200 000 personas (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17). La importancia del Acuerdo de Querétaro radica en que contiene una declaración de principios democráticos que expresan un tipo de democracia aceptable para el Gobierno y la URNG (Aguilera, 2005, p. 12). Según el Perfil de Gobernabilidad de Guatemala (2005, p. 132), este documento sirvió de marco general o de base para la negociación de los demás Acuerdos de Paz.

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RECOMENDACIÓN I La memoria histórica posibilita entonces tener registros confiables que permiten recorrer caminos de justicia y comprender de forma más objetiva el pasado el rescatar la memoria y buscar la verdad significa un peligro porque se deslegitima su versión de la histórica y permite que se conocieran los horrores que se cometieron durante el conflicto ya que en esta guerra y debate murieron muchas personas inocentes. Los Culpabilizarian de las víctimas se dio en el conflicto y se destacan como guerra y conflictos y así fue que la experiencia reflejara una de las historias recurrentes de opresiones de los pueblos indígenas por parte de los ladinos para las víctimas fue muy imposible contar lo sucedido ya que no Hera posible por las causas que se Vivian y nunca se supo la historia oficial de las víctimas.

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RECOMENDACIÓN II Guatemala vivió un conflicto armado interno, en el cual se manifestaron actos de crueldad, desprecio a la vida y a la dignidad de la población guatemalteca, a través de métodos han causado horror, por lo que el país ha buscado formas de no repetición y una justicia de transición. Después de 36 años de conflicto armado interno que vivió la población guatemalteca, finalmente el 29 de diciembre de 1996 se llevó a cabo en Guatemala la firma de la paz firme y duradera entre la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca (URNG) y el Estado de Guatemala, acontecimiento que puso fin al conflicto.

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RECOMENDACIÓN III La paz no puede mantenerse por la fuerza. Solamente puede alcanzarse por medio del entendimiento. Albert Einstein Acuerdo de Paz Firme y Duradera (Guatemala 29 de diciembre de 1996).Como resultado se logre una política en la cual los problemas se resuelvan con dialogo y no con enfrentamiento y un poco de tolerancia entre los guatemaltecos valorar el esfuerzo se hace a un cese de violencia. El Acuerdo de Paz Firme y Duradera fue el último de los Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG- el 29 de diciembre de 1996 (García, s.f., p. 1), dando fin oficialmente al Conflicto Armado Interno.

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BIBLIOGRAFIA I http://www.memoriavirtualguatemala.org/es/guatemala-hoy http://www.irenees.net/bdf_fiche-analyse-944_es.html http://www.prensalibre.com/opinion/la-memoria-historica http://www.derechoshumanos.net/lesahumanidad/informes/guatemala/i nformeREMHI-Tomo1.htm

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BIBLIOGRAFIA II https://wikiguate.com.gt/acuerdos-de-paz/ https://www.sepaz.gob.gt/images/Descargas/Acuerdos-de-Paz.pdf http://realidadguatemalteca.blogspot.com/2016/07/acuerdos-de-paz.html http://onu.org.gt/2016/04/14/acuerdos-de-paz/

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BIBLIOGRAFIA III https://www Wikiguate.com.gt https:// www.odhag.org.g https://www.realidadguatemalteca.blogspot

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