Con Evita Capitana

Barry, Carolina, Evita Capitana. El Partido Peronista Femenino, 1949-1955, Buenos Aires, Eduntref, 2009, 359 pp. María M

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Barry, Carolina, Evita Capitana. El Partido Peronista Femenino, 1949-1955, Buenos Aires, Eduntref, 2009, 359 pp. María Mercedes Prol – UNR - UNER Con el libro Evita Capitana, tesis doctoral de Carolina Barry, salen a luz un conjunto de problemas de análisis que tienen como eje el estudio del Partido Peronista Femenino (PPF), desde su creación en 1949 hasta su disolución en 1955. La autora explora un aspecto bastante desconocido del peronismo hasta el día de hoy. Pero la investigación efectuada por Barry trasciende las fronteras de la estructura partidaria propiamente dicha para considerar una trama política, y en cierto sentido social, más amplia que el eje propuesto. Esta trama refiere a la construcción de liderazgos, en este caso el de Eva Perón, a su impacto dentro del peronismo, a la inserción de las mujeres peronistas en diversos ámbitos de la política nacional y a cómo las mismas interpretaron dicha inclusión. Para ello, la autora recurre una vez más a la literatura clásica sobre partidos políticos. De esta manera, efectúa un recorrido obligado para todo investigador que pretende abordar el objeto antes mencionado. El mismo se asienta sobre la clasificación propuesta por Angelo Panebianco y los tipos de dominación elaborados por Max Weber. En este sentido, Barry sostiene que el PPF fue un partido carismático, una estructura altamente centralizada, una obra de ingeniería finamente elaborada. Esta estructura que cubrió todo el territorio nacional tenía su centro en Eva Perón, que ejerció un control exhaustivo sobre las designaciones en las funciones partidarias, seguía con las delegadas censistas, las subdelegadas, las secretarias y las subsecretarias hasta llegar a las Unidades Básicas Femeninas. Ahora bien, la autora indica que este proceso de penetración territorial ejercido desde un centro comandado casi exclusivamente por Eva y basado en vínculos personales no se montó desde la nada, en algunas provincias estuvo antecedido por la aparición de distintos centros femeninos. Como adelantamos más arriba, la construcción del PPF estuvo precedida por la producción de un liderazgo carismático. La autora se ocupa de reconstruir cómo Evita armó su lugar dentro del peronismo. Su liderazgo se potenció progresivamente en un momento en el que también se estaba afirmando el de su esposo y presidente de la Nación, Juan Perón, y en un contexto de fuertes conflictos internos dentro del Partido Peronista, que había sido creado en enero de 1947 después del frustrado intento por 1

armar el Partido Único de la Revolución Nacional. Y la posición de Eva apareció ligada a otro actor extra partidario que va adquiriendo peso en la constelación peronista: la Confederación General del Trabajo. El PPF nació en 1949 de manera autónoma del resto de los actores del movimiento e hizo tambalear el equilibrio preexistente. Esto obligó a buscar un nuevo equilibrio y surgió así la división en ramas y el reparto en cuotas de las candidaturas a cargos públicos electivos. La rama femenina no sólo fue un factor de desequilibrio sino además Eva hizo suyo, desplazando a los legisladores peronistas, un reclamo desde antaño postergado, que culminó en la sanción del voto femenino, y la ampliación de la participación electoral. La tensión interna dentro del peronismo tuvo su máxima expresión en la coyuntura política que se inició en la segunda mitad del año 1951, y es conocida como el “Renunciamiento”. Barry muestra aspectos en general soslayados en los estudios sobre el funcionamiento de los partidos políticos. Estos aspectos remiten a quiénes fueron las mujeres peronistas encargadas de armar el partido en las provincias, sus nombres, sus profesiones, sus escasos conocimientos sobre el ejercicio de la política y también su osadía. Y cómo éstas penetraron en sitios recónditos del interior del país, en la vida cotidiana de las mujeres que adscribieron al peronismo. De esta manera salta de las altas esferas a las bases. También realiza una descripción pormenorizada de las actividades realizadas en las Unidades Básicas Femeninas. Se observan los instrumentos con los que se forjó la mística de la militancia femenina dentro del peronismo. A ello sigue cómo se desempeñaron las mujeres en el proceso electoral de noviembre de 1951 y luego las legisladoras en el Congreso Nacional una vez que les fue permitido el acceso a la política. Sus prácticas originaron ciertas tensiones. Por un lado, estas defendieron una forma de hacer política que pretendió insertarse en el marco de la negación de la política. Ese ejercicio tuvo sus peculiaridades pero fue tan político como el que realizó la rama masculina. Así como también la tensión que se desprende de su identidad, fueron mujeres “peronistas”, estuvieron encuadradas bajo la tutela de la señora de Perón que, como ya anunciamos, no fue exactamente el clon de Perón, y aunque esta afirmó incesantemente trabajar en pos de su obra y reproducir su ideario, en un punto sus intereses se independizaron de los del líder. La misma operó con un séquito propio que hizo tambalear a más de una figura. Con la muerte de Eva surgió para Perón y las mujeres peronistas un nuevo desafío: qué hacer con el partido luego de la desaparición física de su líder.

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Es necesario destacar que esta investigación se asienta sobre un exhaustivo análisis de fuentes de distinto tipo: diarios de la época, revistas oficialistas, escritos de dirigentes, documentos partidarios, archivos privados de las delegadas y una extensa serie de entrevistas a las mujeres que hicieron el partido. Las entrevistas son un material de relevancia porque le permiten a la autora mostrar los pormenores de la militancia peronista femenina y con su interpretración hace explícito su escaso temor para entrar en el terreno de las subjetividades, del cual más de un historiador pretende huir. Por lo tanto con Evita Capitana el lector descubre un nuevo aspecto del peronismo, antes un tanto borroso o reconstruido parcialmente, y a partir de esta publicación refinadamente estudiado y documentado. Por último, insistimos con la idea originaria de esta reseña, este libro va más allá del objeto PPF y muestra una opción para estudiar los partidos políticos en general, sean estos peronistas o no. E implícitamente permite revisar una tendencia que presentan de forma recurrente las investigaciones sobre partidos políticos. La misma consiste en buscar en la bibliografía clásica sobre organizaciones partidarias los primeros paradigmas para efectuar su abordaje. Rápidamente se descubre que esta literatura no alcanza. Queda claro que esta reconstrucción histórica no está pegada a ningún paradigma, pero en ciertos tramos llama la atención el reconocimiento de la efectiva capacidad del centro, la impecable tarea de montar un partido desde esa posición y la ausencia casi total de conflictos. Se puede reconocer que por una especie de (de) formación profesional tendemos a buscar en la historia de los partidos políticos los conflictos, a resaltar las tensiones, aún en situaciones de liderazgos carismáticos y la forma de resolverlos. Por todo lo que está, lo que permanece implícito y por los interrogantes que se desprenden del mismo, este libro aporta sin dudas nuevos conocimientos sobre uno de los fenómenos políticos más estudiados de la historia argentina y sobre una de las tantas expresiones de la política de masas que no había sido suficientemente abordada hasta este momento.

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